¿Puede una exhortación pastoral ser “no doctrinal”, o es esa la gran reducción de nuestro tiempo? ¿Por qué Roberto de Mattei insiste en ver rupturas donde Dilexi te muestra continuidad? ¿Es la opción por los pobres una ideología moderna o el corazón mismo de la tradición católica? ¿Qué nos dice la genealogía de la caridad sobre la identidad de la Iglesia? ¿No será que la verdadera fidelidad consiste en reconocer la continuidad viva de la doctrina, más que en forzar oposiciones? [En la imagen: fragmento de "El caso desesperado", óleo sobre lienzo, 1871, obra de Antonio Rotta, conservado en el Walters Art Museum, Baltimore, Maryland, USA].
“Si un hermano o una hermana están desnudos
y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice:
‘Id en paz, calentaos y saciaos’,
pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?
Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta”
Carta de Santiago 2,15‑17
----------En las reflexiones que siguen quisiera detenerme en el comentario del profesor Roberto de Mattei a Dilexi te, la primera exhortación apostólica del papa León, que ha sido firmada el pasado 4 de octubre. El historiador italiano ha publicado sus comentarios en modalidad de podcast el pasado 13 de octubre. Mi método de trabajo será sencillo: dejar hablar al Autor en sus propias palabras y confrontar sus afirmaciones con el texto mismo de la exhortación y con la tradición viva de la Iglesia y su Magisterio.
----------De Mattei comienza su discurso con una afirmación que merece ser examinada con cuidado: “Mientras que una encíclica es un documento doctrinal, una exhortación apostólica es un documento pastoral que no define principios, sino que exhorta a un determinado comportamiento.”
----------La frase parece inocua, pero encierra una clave hermenéutica problemática. De Mattei sugiere que lo pastoral carece de densidad doctrinal, como si se tratara de un género menor, sin fuerza magisterial. Esta reducción recuerda a la lectura lefebvriana del Concilio Vaticano II: “fue solo pastoral, por tanto no obliga”. Sin embargo, la tradición de la Iglesia enseña lo contrario. El mismo Vaticano II, definido como “pastoral” por el papa san Juan XXIII, recibió con el papa san Paulo VI una marcada impronta dogmática, y fue recibido como parte del Magisterio auténtico, y sus enseñanzas requieren —como recuerda la constitución Lumen gentium en su n.25— el religioso obsequio de la voluntad y del entendimiento.
----------En Dilexi te encontramos precisamente esa conjunción de lo pastoral y lo doctrinal. El Papa no se limita a dar consejos circunstanciales, sino que reitera principios ya constantes: la inseparabilidad entre fe y caridad, la opción preferencial por los pobres, la denuncia de estructuras de pecado. Estos no son meros “comportamientos recomendados”, sino expresiones de la doctrina social de la Iglesia, confirmadas desde Rerum novarum hasta Evangelii gaudium. Lo pastoral, en este caso, consiste en orientar a la Iglesia sobre cómo vivir hoy esa doctrina: revisar prioridades, discernir ministerios, encarnar la caridad en la vida concreta.
----------De Mattei, al reducir lo pastoral a lo “no doctrinal”, no hace justicia a la naturaleza del Magisterio ordinario. La contingencia está en el “cómo”, no en el “qué”. Y Dilexi te muestra con claridad que, aunque no sea una encíclica, sí es un acto magisterial auténtico, que combina doctrina y exhortación.
----------Este primer equívoco de De Mattei —reducir lo pastoral a lo no doctrinal— prepara el terreno para un segundo movimiento igualmente problemático: la contraposición entre pontífices.
----------Escribe De Mattei: “El papa Francisco parecía estar empeñado en cierto activismo político y social, en tanto que León XIV invoca un empeño moral y caritativo. Francisco atribuía una misión predominante a los movimientos como artífices de justicia social, mientras que León habla de los movimientos en un sentido genérico y subordinado, y encuadrados dentro de la justicia y la caridad, en torno a las cuales se ha desarrollado el debate sobre la cuestión social de un siglo para acá, se diría que concede un papel más importante a la caridad.”
----------Aquí se advierte un recurso retórico ya conocido en el publicista italiano: la contraposición forzada. Se trata de presentar a Francisco como un político activista y a León XIV como un espiritualista caritativo, como si ambos se movieran en planos irreconciliables. Sin embargo, el propio texto de Dilexi te desmiente esa lectura. El papa León cita a Francisco de manera reiterada y abundante, no como un recurso marginal, sino como parte de la arquitectura doctrinal de la exhortación. Y un Papa no cita con tanta amplitud a su predecesor si quiere marcar ruptura, sino cuando quiere mostrar continuidad.
----------La oposición que plantea De Mattei es, además, falsa en su contenido. Francisco nunca redujo la caridad a mera acción política; al contrario, en Evangelii gaudium y Fratelli tutti insistió en que la caridad es el alma de la justicia social, y que la política es “una de las formas más altas de la caridad”, retomando expresiones de san Paulo VI y de Benedicto XVI. León XIV, en Dilexi te, no se aparta de esa línea, sino que la profundiza desde un acento agustiniano: la caridad no se reduce a filantropía, sino que hunde sus raíces en la vida teologal y se despliega en obras concretas de justicia y misericordia.
----------En realidad, lo que encontramos al comparar este texto de León con los documentos de su predecesor, no es ruptura, sino diversidad de estilo. Francisco, con un tono más profético y denunciante, subrayó las estructuras de pecado que generan exclusión. León XIV, con un tono más sistemático, remite a la tradición patrística y a san Agustín para mostrar que la caridad es el principio que integra justicia y misericordia. Ambos convergen en la misma doctrina: la fe exige transformar la sociedad desde la caridad.
----------La contraposición presentada por el profesor De Mattei entre Francisco y León XIV, como hemos visto, se sostiene en una caricatura. Y esa misma lógica reductiva aparece también en otro punto clave de su podcast: la interpretación de la opción preferencial por los pobres.
----------Escribe De Mattei: “Para el papa León la pobreza no es una categoría social, y mucho menos revolucionaria, sino la condición humana de aquellos miembros de la sociedad que son débiles y frágiles, y quizás hasta marginados o perseguidos.”
----------La observación parece matizada, pero introduce un elemento extraño: ese “quizás” que De Mattei desliza no se encuentra en el texto de Dilexi te. Es una adición interpretativa que atenúa la fuerza con que el Papa describe la condición de los pobres. En el n.9 de la exhortación, León XIV habla con claridad de la multiplicidad de rostros de la pobreza: material, social, cultural, espiritual. No se trata de una categoría sociológica reducida a la lucha de clases, ni de un simple dato económico, sino de una condición humana de fragilidad en la que la Iglesia reconoce el rostro sufriente de Cristo.
----------Aquí se juega un punto decisivo. La opción preferencial por los pobres no es un añadido ideológico ni un programa político, sino un criterio cristológico y eclesial. En el rostro herido de los pobres se reconoce al Cristo inocente, y por eso la Iglesia encuentra en ellos un lugar teológico. Esta amplitud evita tanto la reducción marxista (pobreza = clase revolucionaria) como la reducción liberal (pobreza = mera carencia de recursos).
----------De Mattei, al introducir un “quizás” que relativiza el verdadero diagnóstico la condición de los pobres en la actualidad, minimiza la radicalidad de la enseñanza papal. El papa León en cambio, se inscribe en la misma línea de Evangelii gaudium y Fratelli tutti, donde Francisco recordaba que “tocar la carne sufriente de Cristo en los pobres” es parte esencial de la misión de la Iglesia. La continuidad es evidente: la opción por los pobres no es un tema “bergogliano”, sino parte del núcleo de la fe católica.
----------La opción por los pobres, como hemos visto, es presentada por el papa León en continuidad con Francisco y con la tradición viva de la Iglesia. Pero Dilexi te no se limita a formular principios: dedica también un amplio espacio a mostrar cómo esa opción ha sido encarnada históricamente en la vida eclesial. Y es aquí donde la lectura de De Mattei vuelve a ser reductiva, porque apenas se detiene en esta genealogía de la caridad.
----------El Papa recuerda, con abundancia de ejemplos, cómo la Iglesia ha vivido la opción por los pobres a lo largo de los siglos: desde los trinitarios y mercedarios que redimían cautivos, hasta san Juan de Dios y san Camilo de Lelis en el servicio a los enfermos; desde las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl hasta los salesianos de Don Bosco y los misioneros de Scalabrini y Cabrini en la atención a los migrantes.
----------De Mattei, sin embargo, prefiere insistir en una supuesta diferencia de acento entre Francisco y León, y deja en la penumbra esta genealogía de caridad eclesial. Pero es precisamente aquí donde Dilexi te muestra con mayor claridad que la opción por los pobres no es una invención reciente ni una agenda ideológica, sino parte constitutiva de la catolicidad histórica. León XIV no introduce un “tema bergogliano”, sino que se coloca en continuidad con una tradición multisecular que ha visto en los pobres el rostro de Cristo y ha generado instituciones, congregaciones y obras concretas de misericordia.
----------La estrategia pedagógica del Santo Padre en su primera exhortación apostólica es evidente: al multiplicar ejemplos históricos, muestra que la doctrina social de la Iglesia no es teoría abstracta, sino praxis viva que atraviesa los siglos. Y al recordar la limosna y las obras de misericordia, León devuelve a la Iglesia gestos sencillos y concretos que alimentan la pietas y combaten el egoísmo social.
----------En este punto, la lectura de De Mattei vuelve a ser reductiva: al minimizar la tradición histórica, pierde de vista que Dilexi te no solo reitera principios, sino que los inserta en una memoria viva de la Iglesia. Y esa memoria es, en sí misma, un argumento contra toda acusación de novedad ideológica.
----------El repaso de los pasajes de Roberto de Mattei muestra un patrón constante: la reducción. Reducir lo pastoral a lo “no doctrinal”; reducir a Francisco a un supuesto “activismo político” y a León a una espiritualidad intimista; reducir la opción por los pobres a una categoría sociológica debilitada; reducir la tradición histórica de la caridad a un apéndice marginal. Pero la realidad de Dilexi te es otra: un documento magisterial auténtico, que combina doctrina y exhortación, continuidad y novedad, memoria histórica y discernimiento presente.
----------Por consiguiente, el papa León no se distancia del papa Francisco, sino que lo cita abundantemente para mostrar continuidad precisamente. No opone caridad y justicia, sino que las integra en la raíz teologal de la fe. No presenta la opción por los pobres como ideología, sino como criterio cristológico y eclesial. Y no inventa una agenda, sino que recuerda la genealogía viva de la Iglesia, que desde los trinitarios hasta los salesianos ha encarnado la caridad en obras concretas.
----------La lectura que hace de esta exhortación el profesor De Mattei, al insistir en rupturas y contraposiciones, ignora la lógica católica de la hermenéutica de la continuidad, que Benedicto XVI propuso para el Vaticano II y que aquí se aplica con toda claridad. Dilexi te no es un documento menor ni un consejo opcional: es un acto del Magisterio ordinario que pide a la Iglesia vivir hoy la inseparabilidad de fe y caridad, la opción preferencial por los pobres y la denuncia de las estructuras de pecado.
----------En tiempos de polarización eclesial como el tiempo presente, la exhortación de León XIV recuerda que la verdadera fidelidad no consiste en forzar oposiciones, sino en reconocer la continuidad viva de la doctrina en clave pastoral. Y esa continuidad, lejos de ser un lastre, es la garantía de que la Iglesia sigue anunciando el Evangelio con la misma voz de siempre, encarnada en los desafíos de cada época.
Fr Filemón de la Trinidad
La Plata, 18 de octubre de 2025
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