La gracia de Jesús crucificado nos da una fuerza sobrenatural, precisamente porque las fuerzas hostiles contra las cuales es necesario combatir y de las cuales debemos salvarnos son de por sí superiores a nuestras capacidades naturales de defensa y de ataque. Y tales fuerzas hostiles son precisamente las del demonio. [En la imagen: fragmento de "Las tentaciones de San Antonio Abad", óleo sobre tabla de madera, 1515, obra de Joachim Patinier y Quentin Metsys, conservada en el Museo Nacional del Prado, Madrid, España].