Cuando nuestro Señor Jesucristo afirma que escucha su palabra cualquiera que es de la verdad, se refiere a quien en el plano natural ama y conoce la verdad (la verdad natural, humana, o de razón). Esa persona está preparada y dispuesta a escuchar la revelación de las verdades divinas y sobrenaturales, que conciernen a los misterios de la fe. Pero está claro que quien es escéptico o sofista en el plano natural o no ama esa verdad que es alcanzable por la razón, no puede estar dispuesto a aceptar la verdad divina y revelada del Evangelio. [En la imagen: fragmento de "Curación del ciego de nacimiento", óleo sobre lienzo, siglo XVII, obra de Orazio De Ferrari, perteneciente a la Collezione D'Arte Della Banca Carige, Génova, Italia].
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
martes, 17 de junio de 2025
"Todo el que es de la verdad escucha mi palabra" dice Jesús (2/3)
Concepción correcta de la verdad y concepciones erróneas
----------La noción de verdad, como bien enseña santo Tomás de Aquino, dice correspondencia o proporción o adecuación recíproca entre intelecto y realidad con eventual mediación de representación conceptual o ideal, de modo que si es lo real lo que se adecua al intelecto, la verdad es una verdad práctica, la idea o proyecto o plan que puede o debe ser actuado o realizado. Y aquí tenemos la idea divina creadora o la idea humana, el proyecto humano en el campo de la moral, de la técnica, del arte o del trabajo.
----------O bien la verdad es adecuación de la mente humana a la realidad mediante una representación conceptual o imaginativa, y aquí tenemos la verdad especulativa sensible o intelectual, experimental o mediada. La verdad en cuanto es la misma realidad se dice verdad ontológica; en cuanto es un juicio de la mente, tenemos la verdad ideal o gnoseológica o lógica. La verdad es acto del espíritu, pero está fundada en la realidad.
----------En realidad en ninguna parte de la Sagrada Escritura se encuentra la noción de verdad que esos antes mencionados diccionarios quisieran atribuirle, concepción que más bien podría ser la cabalista, gnóstica, luterana, cartesiana, fichteana, blondeliana, heideggeriana o bultmanniana.
----------Si la Sagrada Biblia se basara realmente en estos conceptos erróneos de verdad, no nos conduciría en absoluto a la comprensión de la divina Revelación cristiana, sino al materialismo, al subjetivismo, al gnosticismo, al idealismo, al panteísmo, al ateísmo, a la incredulidad y a la impiedad.
----------Además de lo que se acaba de decir, estos diccionarios suponen una sorprendente ignorancia de la filosofía griega, en la cual existen diferentes y contradictorias concepciones de la verdad: no sólo la concepción correcta platónico-aristotélica de la adecuación conceptual del intelecto a la realidad, sino también la empirista, subjetivista, escéptica, materialista, idealista, gnóstica, pragmática.
----------La Biblia conecta la noción de verdad con la noción del espíritu. El Espíritu Santo es el Espíritu de la verdad. Como en Aristóteles, también para la Biblia, el ente, lo real, la cosa, la res, la creatura, no dice todavía la verdad. La verdad se da solo cuando se da la relación entre el espíritu y la realidad. Si la realidad es verdadera, lo es porque concuerda con el pensamiento y la voluntad del espíritu, ya sea el divino, angélico o humano.
----------La verdad para la Biblia es un producto del espíritu, está originada, concebida y comprendida por el espíritu, es inmanente al espíritu, es practicada por el espíritu, es finalizada al espíritu. Los animales, las plantas, las rocas y las piedras, para la Escritura son creaturas ajenas al interés por la verdad, aunque, en cuanto realización de una idea divina, tengan su propia verdad y sean para nosotros fuente y fundamento de verdad.
----------En síntesis, podemos decir que la Biblia distingue cuatro actitudes del espíritu hacia la verdad:
----------1. El conocimiento de la verdad, producido por la experiencia, por la sensación y por la intelección, que producen a su vez la fe y la sabiduría, y por tanto la experiencia, el razonamiento, la ciencia, la doctrina, el dogma, la filosofía y la teología.
----------2. El decir la verdad, que comporta el recto hablar, la virtud de la sinceridad, del diálogo y de la veracidad; que se expresan en el magisterio, en la profecía, en la educación y en la predicación.
----------3. La práctica de la verdad, que implica las virtudes morales y la adquisición de la santidad.
----------4. El amor por la verdad, que comporta la escucha, la lectura, la meditación, el estudio, la investigación, el aprendizaje, la escuela, la contemplación mística y la visión beatífica.
La verdadera enseñanza de la Escritura
----------La Escritura conecta claramente la noción de la verdad con la noción del intelecto: la verdad es objeto del intelecto. Es falsa, por tanto, la tesis de algunos exegetas, según la cual la noción bíblica de verdad sería extraña al intelectualismo griego. Exactamente como para Platón y Aristóteles, también para la Biblia la verdad es el objeto del intelecto y también los sentidos pueden conocer la verdad.
----------El tema de la verdad en la Sagrada Escritura está relacionado con el acto de ver y con la metáfora de la luz. La experiencia de la verdad está conectada con el acto del ver; quien ve está en la verdad. A la inversa, el ciego, para la Escritura, es aquel que se encuentra en el error. Si la luz es el símbolo de la verdad, las tinieblas son el símbolo del error. Esta simbología es particularmente evidente en los textos del apóstol Juan. Él dice que Dios es luz para decir que es la verdad absoluta, subsistente.
----------En cambio, tienen razón los exegetas cuando dicen que la idea bíblica de la verdad está conectada con la de la fidelidad, de la firmeza, de la solidez y de la seguridad. Ella recuerda lo inmutable, lo eterno y lo absoluto, que es lo divino. Esto da ocasión a la fe y a la confianza tanto entre los hombres como hacia Dios.
----------Los exegetas también tienen razón al señalar que la Biblia no solo habla de verdad especulativa, sino también de la verdad moral, por lo cual ella conecta la verdad con la autenticidad, la pureza, la sinceridad, la santidad, la justicia y la misericordia.
----------Es en cambio completamente extraña a la Biblia la artificiosa y antinatural duda cartesiana acerca de que los sentidos no den la verdad, o el dudar que existen cosas fuera de la mente, aunque la Biblia admite ciertamente la falibilidad del conocimiento humano intelectual y sensible y la posibilidad de que el intelecto o el sentido o la imaginación, oscurecidos por las consecuencias del pecado original y por pecados personales, erren bajo el dominio de las pasiones o porque están cegados por el orgullo o por la soberbia o por el odio. Dios, por el contrario, es verdad absoluta que no se equivoca, Dios fiel y confiable, que no miente y no engaña a nadie, sino que todo lo conoce porque ha creado todo.
----------El intelecto y el sentido para la Biblia, pueden conocer las cosas como son; lo falso está dado por el concebir o por el decir o hacer aparecer a las cosas como no son. El intelecto concibe o piensa o entiende las cosas morales, espirituales y divinas; el sentido o la imaginación entienden o sienten las cosas materiales. Sin embargo, ellos son falibles o por fragilidad involuntaria o por malicia voluntaria. En el primer caso son excusados y el sujeto que se equivoca permanece inocente. En el segundo caso el hombre comete el pecado en el cual el error o la falsedad es querido, es intencional.
----------Para la Biblia el hombre deshonesto, por intereses egoístas, quiere hacer aparecer a los demás lo que no es, finge una falsa virtud, dice cosas gratas al mundo y así engaña al prójimo. Y entonces se convierte en un impostor, un mentiroso, un hereje o un hipócrita.
----------Cristo es muy severo con quien manipula la verdad, con quien quiere hacerse el sabelotodo sin serlo, con aquel que es ciego y quiere hacer de guía a los demás. Cristo surge amenazante con indignación y severidad sin misericordia contra estas actitudes mentales y morales, asociadas al vicio de la soberbia, de la impiedad y de otros vicios. Consideremos toda su polémica contra los fariseos, los escribas y los sacerdotes, los cuales, no soportando sus acusaciones y sus duras reprensiones y sin querer arrepentirse en absoluto, le procurarán por venganza y por envidia la muerte en la cruz.
----------Nuestro Señor Jesucristo, por el contrario, es dulcísimo, misericordiosísimo, comprensivo y dispuesto a perdonar e incluso a sobre-beneficiar (véase a propósito las parábolas del buen ladrón o del hijo pródigo) hacia quien, aunque haya pecado gravemente, reconoce sin embargo humildemente, verazmente, objetivamente, sinceramente y honestamente su propio pecado y se arrepiente de él, hacia quien reconoce la verdad de su propia miserable condición y le pide ayuda y piedad, y también hacia quien, aun habiendo cometido objetivamente un pecado gravísimo (su propio asesinato), no se da cuenta de ello.
----------El deber de la verdad entendida como sinceridad, según las enseñanzas de Nuestro Señor es el deber de reconocer las cosas como son con simplicidad y franqueza, y decir sí a lo que es sí y no a lo que es no. Se trata del mismo principio de no-contradicción del cual habla Aristóteles y que le lleva a acusar a Protágoras de protervia (apaideusía) por tener la audacia de negarlo, cavando por sí mismo la fosa bajo sus pies. Los fariseos del Evangelio corresponden a la sofistica de Protágoras.
----------Al respecto, recuérdese que la metafísica no es ajena a la enseñanza de Jesús: la noción de verdad y el concepto que Cristo tiene del ser y de la realidad son perfectamente conformes a la lógica y a la metafísica de Aristóteles y por eso santo Tomás de Aquino las ha utilizado para explicar la Palabra de Dios (véase a este propósito, en este blog, mi artículo: Breve nota sobre la metafísica de Jesús).
----------Por eso santo Tomás oportunamente ha comentado la lógica aristotélica como perfectamente conforme al modo de razonar de Cristo, mientras que Lutero se equivocó gravísimamente al rechazar la metafísica y la lógica aristotélicas, acusándolas de ser sofistas, mientras que él mismo no se dio cuenta de cuán sofista fuera al adulterar las enseñanzas del Evangelio, favoreciendo una moral laxista y pretendiendo salvarse sin mérito, como le reprocharon León X y el Concilio de Trento. Los exegetas católicos que quisieran contraponer la visión bíblica de la verdad a la visión aristotélica son en realidad luteranos bajo el disfraz de católicos.
----------Ciertamente, para Cristo la apertura a la verdad no debe ser ingenuidad o credulidad, para no dejarse engañar por el demonio, por los astutos y por los lobos disfrazados de corderos o por los falsos cristos y falsos profetas. Sino que es necesario saber conjugar la simplicidad con la prudencia, la sensatez, el sentido común, la reflexión, la cautela, la vigilancia, la perspicacia, la agudeza crítica y el discernimiento.
----------Verdad, para la Escritura no es solo acto del espíritu, sino también contenido de conocimiento. La verdad es la Palabra de Dios y del Evangelio, la verdad es la sana doctrina, verdad es el magisterio de la Iglesia, son los mandamientos de Dios, los contenidos y los dogmas de la fe.
----------Desde el punto de vista de los contenidos, la Escritura distingue verdades naturales, humanas o de razón, de verdades reveladas, sobrenaturales, de fe. Cuando Jesús afirma que escucha su palabra cualquiera que es de la verdad, se refiere a quien en el plano natural ama y conoce la verdad. Esa persona está preparada y dispuesta a escuchar la revelación de las verdades divinas y sobrenaturales, que conciernen a los misterios de la fe. Pero está claro que quien es escéptico o sofista en el plano natural o no ama esa verdad que es alcanzable por la razón, no puede estar dispuesto a aceptar la verdad divina y revelada del Evangelio.
----------La verdad, según la Sagrada Escritura, es virtud intelectual, pero presenta también el aspecto de virtud moral, en cuanto el amor y el respeto por la verdad son un preciso deber moral, ni el hombre apegado al pecado puede alcanzar la verdad sobre todo la moral.
----------La verdad entendida como verdadero conocimiento y veracidad implica en la Sagrada Escritura esa obediencia a lo real, vale decir, esa obediencia a Dios, creador de lo real, que nace de la humildad. Por consiguiente, quien es humilde permanece en la verdad. Mientras que el soberbio, en cambio, cae en el error y tiende a la mentira, al engaño, a la prepotencia, a la doblez y a la hipocresía.
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Gnoseología,
Metafísica,
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