miércoles, 18 de junio de 2025

"Todo el que es de la verdad escucha mi palabra" dice Jesús (3/3)

La prospectiva final de la vida humana que nuestro Señor Jesucristo nos propone en el Evangelio de san Juan es la del conocimiento de la verdad, conocer al Padre y a aquel a quien Él ha enviado. Claramente es la visión beata de Dios en el cielo. [En la imagen: fragmento de una pintura mural del busto de Cristo en la catacumba de Commodilla, Roma, de finales del siglo IV].

La gnoseología bíblica es realista, no idealista
   
----------La concepción bíblica del conocimiento es francamente realista. Objeto del saber es la realidad, no la propia idea. La concepción bíblica del conocimiento no niega un ideal de perfección, sino sólo porque aquí el ideal es suprema realidad. La idea es sólo un medio del saber, aunque es útil conocerla por sí misma para verificar el estado de la propia relación interior con Dios y con el prójimo.
----------La concepción bíblica de la verdad no es subjetivista, referida al yo, sino que es objetivista, mira al objeto, a lo que está ante nosotros (ob-jectum), al tú. Antes de mirar dentro de mí, debo mirar afuera. En efecto, no encuentro nada en mi conciencia que no haya recibido de la realidad externa material y espiritual, hasta Dios mismo, cuyo concepto recibo "per ea quae facta sunt" (Rm 1,20).
----------La verdad en la Escritura implica una distinción entre pensamiento y ser, que encontramos en la creación del hombre, cuya mente es creada a imagen y semejanza de Dios, supremo ente. La verdad del hombre está dada por su conformarse a Dios. Esta dualidad armoniosa entre pensamiento y ser no es en absoluto dualismo, no es contraposición inconciliable de pensamiento y ser, no es extrañeza del ser como deliran los idealistas, sino que es trascendencia del ser sobre el pensamiento y pensamiento ordenado al ser, que impide ese panteísmo o monismo en el cual cae en cambio el idealismo, porque el pensar es atribuible a la creatura, mientras que el ser se atribuye a Dios creador, sólo en el cual pensar y ser coinciden, porque Él es el mismo Ser subsistente.
----------Según la Biblia, la verdad del saber para nosotros, creaturas, está fundada sobre la verdad del ser, es decir sobre la verdad de la realidad o de las cosas, que no me corresponde a mí establecer, sino a Dios que las ha creado. Yo la encuentro ya hecha. No tengo más que conocerla tal como es, interrogarme sobre quién la ha hecho o creado, descubrir la realidad de Dios y adorarlo en el culto divino obedeciendo a sus mandamientos, porque también descubro que yo no me he hecho a mí mismo, no soy causa ni creador de mí mismo, sino que me encuentro preexistente al saber que tengo de mí mismo. Si es verdadero que pensando me doy cuenta de existir, por lo cual deduzco mi existir de mi conciencia de pensar, sin embargo, mi existencia precede a mi pensar y yo podría también existir sin pensar.
----------La verdad de mi yo me es dada por el hecho que descubro que existo y reflexiono sobre lo que soy. También aquí yo encuentro una realidad -mi yo- que no es el producto de mi pensamiento, sino que es creada por Dios. De ahí mi deber de conocer y actuar la voluntad de Dios sobre mí.
----------La Biblia distingue el pensamiento humano del divino, la verdad humana de la divina, la verdad natural de la sobrenatural, la verdad de razón de la revelada o de fe. El pensamiento divino pone con su voluntad el ser de la cosa en su totalidad creándolo desde la nada. El pensamiento humano puede poner el ser actuando intenciones y proyectos solo en un campo limitado de la realidad, sujeto a su poder, o sea, en el obrar artístico y en el actuar moral, pero siempre presuponiendo la materia sobre la cual opera y que la voluntad dirige.
----------Ciertamente existe todo un campo de realidad que puedo informar, ordenar, estructurar, organizar y finalizar con mi pensamiento y mi voluntad, con mis ideas, con mis proyectos, con mi inventiva. Pero su ser está siempre presupuesto a mi pensar esa realidad y a mi transformarla. Lo que puedo hacer es cambiar la forma o disposición accidental o contingente, en el obrar moral y artístico, de una realidad sustancial que encuentro ya hecha ante mí y existente antes de mí e independientemente de mí.
----------El hecho es que para la Sagrada Biblia, el encerrarse en sus propias ideas de conveniencia, como hacen los fariseos, quiere decir negarse a aprender y escuchar y por lo tanto negarse a obedecer y a convertirse; lo cual es signo de soberbia y significa cerrarse a la salvación.
----------A diferencia de los idealistas, a la Biblia no le viene en mente en absoluto pensar o hacer creer que el objeto del pensamiento sea el mismo pensamiento y no la realidad de las cosas externas, hasta Dios mismo, o que el pensamiento sea intrascendible o que no haya nada más allá del pensamiento o de no pensado o que el pensamiento no dependa del ser o no presuponga el ser o identificar al ser con el pensar o con el ser pensado. Sólo el pensamiento divino sabe todo, comprende todo, conoce todo, porque es el creador de todo.
----------El pensamiento humano, para la Biblia, no pone el ser de las cosas, sino que encuentra lo real ya existente y constituido como supuesto a su pensarlo, que por tanto tiene la tarea de reconocerlo, de interrogarse sobre su fundamento, su razón de ser, su porqué último, hasta descubrir la existencia de Dios.
----------Sólo para el pensamiento divino el pensamiento está supuesto al ser, prima sobre el ser, es norma y regla del ser, porque Dios es el creador del ser. Para el pensamiento humano es lo inverso: es el ser que es presupuesto al pensamiento, está dado al pensamiento, trasciende el pensamiento, es regla y norma del pensamiento, hace de criterio de juicio para el pensamiento. El pensamiento humano pone su pensamiento, pero no pone el ser, como el divino. Lo encuentra ya existente; solo tiene que reconocerlo y si se trata de un precepto moral, tiene que actuarlo, ponerlo en práctica. Si se trata de un fin, tiene que alcanzarlo.
----------Es ajena a la Biblia la concepción del conocimiento según la cual nosotros no podemos superar los fenómenos, no podemos conocer las cosas tal como son, sino solo como aparecen, o concepción según la cual cada uno ve las cosas no como son sino como le parecen a él.
----------La Biblia no ignora ciertamente la existencia de la apariencia, pero afirma resolutivamente la posibilidad de superarla para saber cómo las cosas realmente son. La Biblia no tiene nada que ver con el subjetivismo y sostiene decididamente la objetividad o sea la verdad del conocimiento.
----------Si por concepción griega del conocimiento queremos decir el escepticismo o la sofística griega, entonces podemos decir ciertamente que la Biblia no tiene nada que ver con esta concepción griega. Pero hacer un haz de todas las concepciones griegas de la verdad sin ninguna distinción para luego afirmar que la concepción bíblica se opone a la griega es una enorme falsedad además de ser signo de una burda ignorancia de la filosofía griega.
   
El Jesús joanneo
   
----------Juan, entre todos los Evangelistas, es aquel que más ha notado la insistencia y la importancia dada por Jesús al tema de la verdad y del conocimiento, sin por ello ignorar en absoluto la importancia del amor, que también salta al primer plano en el Evangelio y en las Cartas. El fundamento unitario de esta temática se encuentra en la misma definición que Juan da de la naturaleza divina: Dios es luz y amor.
----------Por eso, Dios mismo para san Juan es la verdad subsistente. Jesús promete el conocimiento de la verdad que vuelve libres. El conocimiento produce el amor, pero el amor a su vez está finalizado en el conocimiento. Este segundo hecho es típico del Jesús joanneo. Es lo que hace decir a san Gregorio Magno: ipse amor notitia est, sin por ello confundir en absoluto intelecto y voluntad, ser y actuar, verdadero y bueno.
----------Por eso, cuando Cristo dice "Yo soy la verdad", es como si dijera: Yo soy Dios. A esto alude, pero de manera equivocada la Enciclopedia: "Frecuentemente en la teología de san Juan se da a la aletheia una interpretación errónea, en sentido griego o gnóstico, como si ella significara la realidad divina que se manifiesta y se comunica al hombre". No es así. Para Juan Cristo es la verdad subsistente, es Dios entendido como verdad subsistente. El sentido griego y el gnosticismo no tienen nada que ver, no entran para nada. Se ve que estos exegetas no saben lo que es el gnosticismo (interesante y autorizada es la descripción que hace el papa Francisco en la Exhortación apostólica Gaudete et exsultate del 2018, nn. 36-46).
----------¿Es mejor el ver o es mejor el amar? Santo Tomás nota que aquí abajo es mejor el amar, mientras que allá arriba es mejor el ver: dice san Juan que "Lo veremos tal como Él es" (1 Jn 3,2). Tenemos aquí un claro desmentido de la gnoseología kantiana: si fuera cierto que no podemos conocer la esencia de la cosa tal como es en sí misma, Juan estaría equivocado, sería un pobre iluso.
----------La esencia de la beatitud, nota Tomás siguiendo a Juan, está en el ver, en un acto del intelecto. San Buenaventura, siempre basándose en la doctrina joannea del amor, dice que la plenitud de la beatitud se refiere al bien más que a la verdad y por lo tanto depende de la voluntad, de un acto de amor. No se trata solo de ver, sino de poseer. No se trata solo de una unión con Dios intencional, sino real, intelecto y voluntad. Tomás no niega esto, pero insiste en dar el primado al intelecto, porque es éste y no la voluntad lo que hace beato; el amor y la unión son consecuencia y no esencia de la beatitud.
----------Tenemos aquí dos diferentes acentuaciones, recíprocamente complementarias, de la esencia de la beatitud, que fundan las dos corrientes fundamentales de la espiritualidad cristiana, la intelectualista, bajo el signo del verum, que encuentra su paradigma en los Dominicos y la voluntarista, bajo el signo del bonum, que encuentra su paradigma en los Franciscanos o, como se expresa san Buenaventura, respectivamente en el espíritu querúbico de los Dominicos y en el espíritu seráfico de los Franciscanos (cf. Etienne Gilson, La philosophie de Saint Bonaventure, Vrin. París 1953, p.73). Si queremos hacer un parangón con la filosofía griega, podríamos decir que mientras el intelectualismo se remite a Aristóteles, el voluntarismo se remite a Platón. El intelectualismo dominicano tiene su desviación en Eckhart; el voluntarismo franciscano, en Ockham.
----------Por otra parte, si nosotros en el paraíso del cielo, como creen los "ortodoxos" orientales, vemos solo las energías divinas y no la esencia divina, "cara a cara", ¿cómo podrían valer las palabras clarísimas de Juan? Probablemente estos cristianos, lamentablemente cismáticos, confunden la posesión de la gracia, energía divina, con el acto intelectual del ver, que tiene por objeto la esencia de la cosa vista.
----------El problema es que, según ellos, solo Dios puede ver a Dios, por lo que la doctrina de la visión inmediata de la esencia divina implicaría panteísmo. Pero deberían entender que el hecho de que nuestro intelecto pueda ver el Ser infinito no supone en absoluto que nuestro intelecto pueda superar su finitud, ya que ésta se refiere a la naturaleza del intelecto, no a su objeto. El objeto del conocimiento no cambia al sujeto cognoscente, sino que lo deja tal como es y no exige que el cognoscente esté en el mismo nivel de lo conocido, de lo contrario el intelecto debería conocerse sólo a sí mismo.
----------Es entonces evidente en Juan el nexo entre el Logos y la verdad. Cristo, Logos del Padre, es la verdad del Padre, Imagen del Padre, pensamiento del Padre, así como el concepto es la imagen de la realidad. Como el pensamiento procede del ser, así el Hijo procede del Padre. El Logos es el concepto del Padre. Y como en el concepto tenemos la verdad del ser, así en el Logos tenemos la verdad del Padre.
----------Cuando Juan en el Prólogo (Jn 1,3 y 10) dice que el Padre ha hecho el mundo "por medio del Logos", está claro que aquí la expresión "por medio" (diá) no hace referencia a un ente inferior al agente que lo usa, así como yo digo de cortar una madera por medio de una sierra, sino que el medio, es decir el Logos, tiene la misma dignidad del Padre que lo usa, así como el concepto por medio del cual yo conozco o hago algo goza de la misma dignidad de mi mente que lo produce y lo usa. El Logos es la verdad ideada por el Padre sobre el modelo de la cual crear el mundo, es el pensamiento productor del ser, que los idealistas quisieran atribuir al hombre, mientras que solo vale para Dios.
----------Además, cuando san Juan Apóstol en el Prólogo de su Evangelio dice que mientras la Ley nos fue dada por Moisés y la verdad nos ha venido por Cristo, ¿qué es lo que quiere decir? ¿Que antes no se conocía la verdad? ¡Para nada! Aquí por "Verdad" claramente san Juan entiende la verdad hecha persona, Cristo Verdad, la Persona del Logos encarnado.
----------Juan quiere decir que mientras en el Antiguo Testamento tenemos el conocimiento de la voluntad de Dios hacia nosotros, en el Nuevo Testamento tenemos la posibilidad de conocer y ver a Dios mismo, al Autor mismo de la Ley. Por lo tanto, ya con Moisés conocemos la verdad divina, pero es claro que la plenitud de este conocimiento nos es dada por la posibilidad, que se nos permite por Cristo, de ver y encontrar en el amor al mismo Autor de esa ley moral, inserta en nuestra naturaleza y escrita en nuestra conciencia, como dice san Pablo, cuya actuación constituye nuestra felicidad. Es este conocimiento lo que hace cantar al Salmista: "Lámpara para mis pasos es tu palabra" (Sal 119,105). La ley de Dios para el Salmista es luz del camino y alegría de sus ojos, por lo tanto verdad, pero solo práctica.
----------Ya en el Antiguo Testamento está expresado, como en Platón y Aristóteles y en la sabiduría india, el aprecio y la necesidad de la verdad especulativa, el deseo de ver a Dios, pero solo Cristo lo satisface.
----------Es claro cómo san Juan Evangelista supone una gnoseología realista. En cambio, en ámbito idealista donde todo es pensamiento, desaparecería la distinción entre el Padre y el Hijo. En efecto, para distinguir al Hijo del Padre, Hegel no tiene otro medio que concebir al Hijo como negación del Padre, rompiendo la identidad de Dios, que se convierte en identidad de ser y no-ser.
----------Es claro, para la Escritura, que no basta con conocer la verdad si no se la pone en práctica. Para san Juan caminar en la verdad es virtud moral y santidad, mientras que a la inversa hacer la verdad conduce a la verdad. Se da, pues, un juego estupendo, una trama maravillosa y una colaboración recíproca entre intelecto y voluntad, el uno y la otra en el ejercicio de la propia función, sin confusiones ni contraposiciones.
----------En san Juan el verdadero amor es el amor de la verdad y la adquisición de la verdad fruto del amor. La práctica del amor hace llegar a la verdad y el verdadero amor es la práctica de la verdad: "Quien ama es engendrado por Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor" (1 Jn 4,7-8).
----------En Juan Jesús llama al Espíritu Santo Espíritu de la verdad, que nos conduce a la plenitud de la verdad y nos hace comprender lo que Cristo nos ha enseñado. San Pablo precisa que no es posible saber y decir que Jesucristo es el Señor, sino en el Espíritu Santo.
----------La prospectiva final de la vida humana que nuestro Señor Jesucristo nos propone en el Evangelio de Juan es la del conocimiento de la verdad, conocer al Padre y a aquel a quien Él ha enviado. Claramente es la visión beatífica de Dios en el paraíso del cielo.
----------En este sentido, algunos han hablado de una perspectiva gnóstica. En realidad, el gnosticismo no tiene nada que ver con esto, porque implica la consecución mediante la autotrascendencia de un conocimiento supremo de Dios por encima de los contenidos de los misterios revelados, igual al mismo divino, algo totalmente ajeno desde la perspectiva del Cristo joanneo, quien, sin confundir en absoluto la finitud del saber humano con la infinidad del saber divino, nos promete el pleno conocimiento de las verdades reveladas por él, conocidas ahora en la fe, y vistas directamente en el cielo en la visión beatífica.

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