En tiempos pasados, en la Iglesia, se era demasiado proclive a rastrear, en ciertas acciones y ciertas prácticas, los caracteres de la brujería o del satanismo; y bien se sabe cómo desgraciadamente ha habido muchos excesos en el castigo de los culpables o de los presuntos tales. Actualmente, a la inversa, se puede advertir un excesivo escepticismo, incluso en ambientes que deberían estar cualificados -como los eclesiásticos- en el determinar y en el rastrear los caracteres propios (eventualmente implícitos o indirectos) de las acciones satánicas o atinentes a la brujería. Es necesario retomar el examen de esta cuestión con mayor atención. Ciertamente es necesario no repetir los errores del pasado. Pero también la excesiva incredulidad de nuestros días termina siempre haciendo el juego de nuestro adversario. [En la imagen: fragmento, parte media, de "Tentación de San Antonio", panel central, óleo sobre tabla, obra de Hieronymus Bosch o Jeroen van Aken, entre 1495 y 1515, conservada y expuesta en el Museu Nacional de Arte Antiga, Lisboa, Portugal].
Las condiciones favorables para la intervención del tentador
----------Propósito principal de la acción de Satanás hacia nosotros en este mundo es instigarnos al pecado. Pero él no interviene en todas las situaciones que inducen al pecado, sino, por lo general, sólo en aquellas que de alguna manera requieren su intervención. Si un hombre es esclavo de sus pasiones y de su espíritu corrupto, o si se deja fácilmente influir por los demás para hacer el mal, esto es todo trabajo ahorrado a Satanás: en tales casos él -en línea de principio- no tiene necesidad de intervenir, dado que el individuo en cuestión se mete en problemas por sí solo. Satanás se limita a mirar complacido.
----------El demonio, en cambio, comienza a preocuparse cuando ve un sujeto que empieza a dominar las pasiones, a practicar las virtudes y a defenderse del mundo y de las insidias de los pecadores; cuando ve, en suma, a un individuo que, superado ese estadio de la vida cristiana que san Pablo llama "infantil" o "carnal", comienza a devenir un hombre "maduro" y deseoso de abrirse a la vida del Espíritu y a la moción de sus dones, en particular al don de la sabiduría, que es el más alto de los dones santificadores del Espíritu.
----------Solamente el demonio es capaz de oponerse a la acción del Espíritu Santo; por lo cual Satanás interviene cuando ve un alma que comienza a superar el simple modo humano de actuar propio de las virtudes -y a entrar bajo el régimen de los dones del Espíritu o -como dicen los autores espirituales- en la vía "unitiva" o "mística", que corresponde a la perfección o madurez de la vida cristiana.
----------Por consiguiente, podemos estar más que seguros que quien entra en esta edad de la vida espiritual debe esperar como nunca los ataques del demonio.
----------La primera cosa que debe hacer aquella persona que quiere ponerse a la total disposición de las mociones del Espíritu Santo es la de vigilar atentamente a todo cuanto pasa en su mente acerca del tema de la santidad y la perfección espiritual. En efecto, el primer medio que frecuentemente emplea el demonio para engañar a las almas espirituales es el de sugerirles a esta clase de personas falsas doctrinas acerca de la naturaleza y de las exigencias de la vida espiritual y de la perfección cristiana.
----------Como esta clase de almas, a causa de su gradual progreso, se vuelven difícilmente influenciables por parte de las tentaciones carnales o mundanas, entonces el demonio escoge en cambio las sutiles, insidiosas y peligrosísimas tentaciones espirituales. Él sabe que el alma desea la perfección y la santidad: es entonces que él intentará presentarle, bajo la apariencia de verdad, falsas doctrinas místicas o espirituales; doctrinas que parecen de santidad, pero que en realidad conducen a la perdición. Es aquí donde Satanás, como dice san Pablo Apóstol, "se disfraza de ángel de luz" (2 Cor 11,14).
----------Este, entonces, es el momento, para el hombre espiritual, de volverse verdaderamente "astuto como la serpiente". El riesgo de cometer un grave tropezón, después de tanto trabajo ascético y tanta práctica de la virtud, es siempre muy serio para cualquier hombre espiritual, aunque hubiera llegado también a un alto grado de vida mística y de unión con Dios.
A qué pecados empuja sobre todo el tentador
----------Después de lo dicho, no será difícil imaginar cuáles son los pecados en los cuales es más fácil ver la tentación del demonio: son eminentemente los pecados espirituales y sobre todo aquellos que implican un mayor grado de energía espiritual (inteligencia y voluntad): por lo tanto, aquellos donde mayor es el daño (son los más graves) y aquellos donde la malicia es más perversa (son los más culpables). Ellos están ligados, en nosotros, a las "materias" más graves, así como a la plena advertencia y al deliberado consentimiento.
----------El pecado más característico del demonio es la rebelión contra Dios. He aquí por qué los sistemas ideológicos y sociales fundados en el ateísmo consciente, explícito y voluntario, pueden tranquilamente y con seguridad ser calificados como "satánicos". Esto, evidentemente, no significa que debamos considerar a aquellos que se adhieren a estas ideologías como endemoniados o -peor aún- como si fueran verdaderos y propios demonios (como los suelen presentar las series de TV). Porque en efecto, si bien para el demonio ya no hay esperanza de salvación, en cambio para esas personas ideologizadas, mientras vivan, la salvación es siempre alcanzable. Es necesario, por tanto, actuar y orar para tal fin, con viva esperanza, acogiendo lo que Dios permitirá sobre ellos, sin pretender entrar en lo más íntimo de su corazón.
----------Aquellos que conscientemente y deliberadamente se adhieren a dichos sistemas ideológicos pueden en cierto modo ser llamados "hijos del demonio", para usar una expresión de Cristo mismo hacia los Judíos que no querían creer en Él. Pero deben ser considerados con espíritu de compasión, como almas victimas de Satanás, como almas que en todo caso deben ser arrancadas a su dominio y a su tiranía. Son almas a liberar de aquella que es la peor de las esclavitudes: servir a Satanás en el pecado.
----------Pecado satánico es en general la rebelión contra todo lo que es sagrado, absoluto, trascendente y divino: como la impugnación de la verdad en ámbito metafísico, moral, religioso; como la incredulidad, la blasfemia, la herejía, la falsificación de la Palabra de Dios, de las obras del Espíritu y de la vida mística; como la hipocresía en su forma más grave, es decir, el fingir ser santos; como la insipiencia o necedad, que se opone directamente al más precioso de los siete dones del Espíritu (la Sabiduría); como la soberbia, con todo lo que ella comporta de arrogancia, desobediencia, violencia, etc.; como la mentira, el fraude, el engaño. De cuanto acabo de decir, nos queda absolutamente claro que en todos los sistemas filosóficos, religiosos y teológicos que más se oponen a la razón y a la fe se tiene siempre la influencia del demonio.
----------La misma idea, hoy muy difundida incluso en ambientes cristianos, según la cual el demonio no existe o es solamente una figura metafórica, es ciertamente el fruto de un astuto engaño del mismo demonio.
----------La falsificación del verdadero concepto de Dios es uno de los resultados más típicos de la instigación satánica. En ciertos sistemas teológicos, aparentemente "cristianos" y "católicos", se sigue hablando del Dios cristiano; pero en realidad, si analizamos atentamente los atributos dados a este supuesto "Dios", no son aquellos propios del verdadero Dios, tal como es presentado por la Iglesia católica; son en cambio atributos formulados por impía mezcolanza de finito e infinito, de creado e increado, de natural y sobrenatural, es decir los atributos de un simple ídolo o de aquel que Jesús define el "Príncipe de este mundo".
----------Pecado satánico es ciertamente la indiferencia religiosa, la total ausencia de manifestaciones de culto, que encontramos desgraciadamente en muchos de nuestros contemporáneos. Pecado satánico es esa forma presuntuosa de racionalismo que hace considerar como "superstición" cualquier forma de manifestación religiosa, incluso la más pura y la más sincera.
----------El pecado del ateísmo o de quien rechaza cualquier forma de religión esconde en realidad una relación de subordinación a Satanás, por la cual él es adorado -aunque sea inconscientemente- como Dios. En efecto, ninguno de nosotros puede vivir sin ordenar la propia vida a algún absoluto. Quien afirma rechazar cualquier dios o cualquier absoluto, en realidad no hace más que sustituir al verdadero Dios por falsos dioses, lo reconozca o no lo reconozca, lo quiera o no lo quiera.
----------Detrás del racionalismo moderno que parece aún dominar hoy, que cree que puede regular la conducta humana solamente sobre la ciencia y sobre sus evidencias experimentales, existe una implícita sumisión a Satanás. En efecto, ¿qué es la absolutización de la razón humana, propia del racionalismo absoluto, sino una rebelión contra el misterio de Dios y, por tanto, implícitamente, un servicio prestado al príncipe de los ángeles rebeldes? El hombre no tiene una tercera posibilidad: quien no se somete a Dios se somete al yugo de Satanás, aunque le guste creerse un hombre iluminado por la ciencia y libre de toda forma de superstición. El Iluminismo del siglo XVIII, racionalista y anticristiano, precursor de la masonería, aunque incapaz de ignorar la existencia de Satanás como "superstición medieval", es en realidad una forma larvada de satanismo, muy adecuada para engañar al hombre de hoy, racionalista y secularizado.
----------Es entonces evidente que Satanás inspira todas las formas explícitas de satanismo, incluso hoy muy difundidas y peligrosas: culto a Satanás, profanación de la Sacratísima Eucaristía, pacto con el diablo, brujería (maleficios, "trabajos", mal de ojo, etc.). El espiritismo es a menudo una implícita forma de culto satánico. Y Satanás interviene, aunque los participantes de las sesiones rara vez lo reconocen como tal.
----------En el pasado se era demasiado proclive a rastrear, en ciertas acciones y ciertas prácticas, los caracteres de la brujería o del satanismo; y se sabe cómo desgraciadamente ha habido muchos excesos en el castigo de los culpables o presuntos tales. Hoy en cambio se encuentra un excesivo escepticismo, incluso en ambientes que deberían estar cualificados -como los eclesiásticos- en el determinar y en el rastrear los caracteres propios (eventualmente implícitos o indirectos) de las acciones satánicas o atinentes a la brujería. Es necesario retomar el examen de esta cuestión con mayor atención. Ciertamente es necesario no repetir los errores del pasado. Pero también la excesiva incredulidad de nuestros días termina siempre haciendo el juego de nuestro adversario.
----------Satanás no instiga a pecar solamente contra Dios, sino también contra el hombre, que es creado -por su alma espiritual- a la imagen de Dios. Él sugiere ofender al hombre sobre todo en esta su "impronta" divina, su "huella" divina, que constituye también su dignidad. El modo mismo de tal acción ofensiva es típicamente espiritual: vale decir, se trata de actos que conllevan más directamente el intelecto y la voluntad: por lo tanto el engaño, el fraude, la detracción, la denigración, la calumnia, el desprecio, sobre todo con la intención de impedir o de obstaculizar la apertura de los demás hacia Dios y su camino hacia la salvación eterna; así también el odio, la soberbia, la envidia o los celos, son siempre dirigidos con el fin de apagar en los otros el amor hacia Dios y de conducirles a la rebelión y a la perdición.
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