viernes, 13 de junio de 2025

La lucha contra el tentador (3/)

Para poder vencer al demonio, son necesarias fundamentalmente dos cosas: en primer lugar, identificar sus trampas y sus engaños o insidias; en segundo lugar, disponer de la fuerza necesaria para poder repeler los ataques y refutar sus falsos razonamientos. Pues bien, examinemos estos dos medios para conseguir la ansiada victoria. [En la imagen: fragmento, parte superior, de "Tentación de San Antonio", panel central, óleo sobre tabla, obra de Hieronymus Bosch o Jeroen van Aken, entre 1495 y 1515, conservada y expuesta en el Museu Nacional de Arte Antiga, Lisboa, Portugal].

Prospectivas históricas de la lucha contra el tentador
   
----------El poder de Satanás hoy es indudablemente grande. La influencia satánica ha alcanzado un nivel tal que ciertamente pone en peligro la supervivencia misma de la humanidad sobre la faz del planeta: eventualidad, esta, nunca antes verificada en la memoria del hombre.
----------La injusticia social, la opresión, la ofensa a la dignidad del hombre han alcanzado en nuestro siglo formas de una gravedad y una vastedad nunca vistas. A la más espantosa miseria, hasta el exterminio de inmensas multitudes de pobres y explotados, hacen de contrapeso el egoísmo inhumano y los derroches insensatos de los ambientes minoritarios de bienestar y riqueza.
----------También algunos ambientes de la Iglesia están contaminados y paralizados por una forma de neo-modernismo que, con hábiles y poderosos expedientes, ha logrado no solo neutralizar la reforma impulsada por el Concilio Vaticano II, sino incluso instrumentalizarla para sus propios fines, de manera de obtener efectos opuestos a los que la reforma conciliar se proponía. En oposición a este neo-modernismo, ha surgido la falsa solución de un pasadismo que niega al Concilio en cuanto obra del Espíritu Santo.
----------Con todo esto, aún así, debemos y podemos creer, por varios signos, en el advenimiento de una nueva era de expansión de la Iglesia y de paz y justicia en el mundo. Para nosotros, cristianos, no hay duda que el poder de Satanás deberá ser derrocado. Es necesario actuar con esta esperanza, que debemos considerar como certeza. El Espíritu Santo ha comenzado a moverse con el reciente Concilio, suscitando varios movimientos carismáticos. El poder de Satanás es muy fuerte, pero puede ser vencido.
----------Una próxima era de paz y de triunfo de la Iglesia no sería necesariamente aquella beatitud definitiva y escatológica, consecuente al fin del mundo y al juicio universal (no estoy hablando aquí del milenarismo, condenado por la Iglesia, a la manera como hablaban Lacunza o Castellani, por ejemplo). Se trataría de una fase del mundo de aquí abajo, donde, por lo tanto, el poder de Satanás no debe considerarse totalmente derrotado, sino solo algo atenuado. Vale decir, la Iglesia sería más genuina y menos asediada, y sería el alma de una nueva civilización cristiana, como ya ocurrió en el Medioevo, aunque en una forma exterior profundamente diferente (distinto a lo que el pasadismo sueña), porque integraría en la vida cristiana todas las conquistas científicas y tecnológicas y todos los valores culturales y espirituales adquiridos desde el final de la Edad Media hasta nuestros días. Así podríamos hablar del nuevo "ideal histórico concreto" de Maritain.
----------Ya el papa san Juan XXIII habló de un "nuevo Pentecostés" que pudiera implementar verdaderamente y plenamente las indicaciones del Concilio Vaticano II y dar libre curso a una nueva, inmensa y maravillosa floración de dones carismáticos y de grandiosas iniciativas de caridad y de justicia. De este modo, la Iglesia, volviéndose mucho más creíble a los ojos del mundo, experimentaría una fase de inmensa expansión, incrementando notablemente entre los pueblos su prestigio moral y, por lo tanto, su autoridad para actuar como mediadora de paz en caso de controversias o conflictos sociales o internacionales.
----------El comunismo en China podría ser vencido (como fue vencido en la ex Unión Soviética), y el cristianismo podría experimentar, incluso en esos territorios hoy dominados por China, una inmensa difusión, encarnando su mensaje universal en las formas culturales propias de los pueblos que habitan esas tierras.
----------Las antiguas órdenes religiosas, como los Benedictinos, los Agustinos, los Carmelitas, los Dominicos, los Franciscanos, los Jesuitas, etc., aplicando correctamente las directrices conciliares, podrían conocer también una nueva y maravillosa floración de santidad, de impulso misionero, de nuevas y numerosas vocaciones, de iniciativas grandiosas en favor de los pobres, de los que sufren, de los jóvenes, de los marginados, de los ancianos, en definitiva, todos aquellos que más necesitan de ayuda y de asistencia.
----------La milenaria contraposición política y militar entre el Occidente y el Oriente (actualmente vigente de manera dramática en la guerra en Ucrania) podría llegar a ser eliminada, dando así inicio a un único gobierno político internacional, formado por la colaboración recíproca de Estados Unidos, Europa, Rusia y China. Y los demás pueblos, mucho menos sujetos a formas de subordinación o explotación por parte de estas grandes potencias, podrían aumentar en cierta medida su bienestar, su independencia y su capacidad de contribuir, también en su favor, a la evolución de la política internacional.
----------El sistema democrático y la justicia en el ámbito económico y social podrían experimentar una afirmación más amplia, limitando en cierta medida los sistemas dictatoriales y las situaciones de injusticia y explotación.
----------No se trataría -lo repito para que no haya ninguna duda- de la era escatológica de la resurrección gloriosa de cielos nuevos y tierra nueva, sino de un anticipo significativo e importante (lejos también, repito, de cualquier sueño milenarista). Durante este período, Satanás sería de algún modo "encadenado" (Ap 20,2). Sin embargo, dicho período feliz podría llegar a su término, como también llegó a su término la cristiandad medieval con el advenimiento del humanismo antropocéntrico del siglo XV, que fue una recuperación del paganismo, ciertamente inspirada por Satanás, y que ha conducido en nuestros tiempos a los errores opuestos del idealismo liberal y el materialismo marxista, del Nazismo y el Comunismo, y a las guerras mundiales.
----------La nueva era terminaría con un retorno de Satanás, que podría ser el último: aquel del que habla el capítulo 20 del Apocalipsis. Satanás será nuevamente "liberado por un poco de tiempo" (v. 3) "para seducir a las naciones en los cuatro puntos de la tierra" (v. 7). Pero un "fuego descenderá del cielo y lo devorará" (v. 9), a él y a sus secuaces. Será el fuego del Espíritu Santo. Satanás y los suyos serán entonces "arrojados al lago de fuego y azufre", para ser "atormentados día y noche por los siglos de los siglos" (v. 10). Con estas palabras, la Escritura pretende afirmar que Satanás será derrotado totalmente y definitivamente, sin posibilidad alguna de volver a atormentar o tentar a los Santos. Solo entonces comenzará la era escatológica.
----------¿Cómo se llegaría a una eventual inminente victoria sobre Satanás? No es fácil saberlo. Todo depende del comportamiento de la humanidad. Si los hombres se convierten, la transición ocurrirá de manera serena y casi indolora; de lo contrario, Dios la obtendrá enviando grandes castigos, que afligirán a los rebeldes y a los impíos, y servirán a los buenos para salvar, con su entrega y sufrimiento, un grandísimo número de almas. Un posible castigo podría ser la llegada de una tercera guerra mundial, de la cual la actual guerra en Ucrania podría ser su pórtico detonante, o una mayor expansión del comunismo (como se observa en algunos países) y del fascismo (como se observa en otros, como el nuestro) y la consiguiente injusticia social a nivel internacional, o un nuevo avance del neo-modernismo dentro de la Iglesia.
----------Dado que ambas posibilidades providenciales de la vía hacia la victoria sobre Satanás son factibles, es necesario prepararse tanto para la una como para la otra: para la primera, acentuando valientemente el testimonio misionero; para la segunda, fortaleciéndose en la penitencia y en la paciencia.
   
Los medios para la victoria
   
----------Para vencer al demonio, son necesarias fundamentalmente dos cosas: en primer lugar, identificar sus trampas y sus engaños o insidias; en segundo lugar, disponer de la fuerza necesaria para poder repeler los ataques y refutar sus falsos razonamientos.
----------Debemos tener presente que el demonio, cuando nos tienta, suele adaptarse a nuestra naturaleza humana racional y, por ello, nos presenta razonamientos que parecen verdaderos, pero que en realidad son falsos. Parecen proponer el bien, pero en cambio inducen al pecado.
----------Por lo tanto, es necesario ejercitarse lo más posible en el buen razonamiento. Por esta razón, para quienes pueden hacerlo, es muy recomendable el estudio de la lógica. El demonio sabe elaborar razonamientos aparentemente perfectos, pero en realidad son sumamente insidiosos y peligrosos. Es preciso aprender a desenmascararlos. Quien se sienta poco hábil en este campo puede pedir ayuda al Espíritu Santo.
----------Por este motivo, incluso un niño o una persona sencilla y para nada erudita, puede vencer los astutos sofismas del demonio pidiendo luz y sabiduría al Espíritu Santo. Yo conocí a una joven sencilla pero muy devota, que percibía las herejías de Lutero mucho mejor que ciertos teólogos muy preparados pero poco santos. Esto que narro quiere enseñarnos que para vencer los razonamientos de Satanás, la cultura es útil, sí, pero lo más importante es la santidad y la confianza en la asistencia del Espíritu Santo. Con la cultura se puede ganar una batalla, pero con la ayuda del Espíritu Santo se gana la guerra.
----------El don de la sabiduría es decisivo e infalible para ayudarnos a reconocer las sugerencias y la presencia del demonio, y descubrir en ellas el veneno que contienen.
----------Este don de la sabiduría supone el alma en estado de gracia, y es aquella sabiduría que san Pablo llama "palabra de la cruz" (1 Cor 1,18). Es una luz sobrenatural e invencible que es otorgada a quienes viven unidos a Jesús crucificado. Con esta luz, la verdad no es el resultado de nuestro pobre razonamiento, sino más bien una visión o intuición que nos es concedida directamente por el Espíritu de Jesús, que es el Espíritu Santo. El esfuerzo requerido para alcanzar esta luz no es tanto un esfuerzo de nuestra razón, sino más bien la aceptación serena de la cruz: una vida penitente y mortificada. Ciertamente, es necesario mantener el intelecto despierto y vigilante. Sin embargo, el fruto de esta sabiduría no proviene tanto de la atención psicológica, sino más bien de nuestra actitud de fe y humildad. Para obtener esta sabiduría es indispensable la caridad. Por ello, se la llama la "ciencia de los santos". Con ella se desenmascaran los engaños del demonio.
----------Pero no basta con ver dónde está el engaño o insidia: también es necesaria la fortaleza de voluntad y la resistencia para no ceder, en la práctica, a los atractivos y seducciones con los cuales el demonio puede revestir y hacer más atrayentes sus engaños. Está claro, por otra parte, que si llegamos a reconocer la insidia y, sin embargo, pecamos, el pecado es más grave, porque se comete con plena advertencia.
----------En la lucha contra Satanás se requiere ciertamente perspicacia de inteligencia, pero sobre todo fuerza de voluntad. Esta última debe, ante todo, sostener el vigor y la firmeza del pensamiento, y luego aferrarse al verdadero bien, rechazando los halagos o las amenazas del demonio. Satanás no solo sugiere razonamientos capciosos, sino, sobre todo, la duda de fe, buscando poner en mala luz la autoridad divina, menospreciar los signos de credibilidad o recurrir a algún falso razonamiento.
----------Está claro que, ante las dudas de fe, no se puede oponer un acto de la razón; más bien, con la fuerza de la voluntad, es necesario hacer que el intelecto adhiera con mayor firmeza a la proposición de fe que el demonio intenta hacernos negar o poner en duda. Dado que la fe es un don de Dios, en estos momentos de prueba la oración es más necesaria que nunca. Además, cuando estamos sometidos a la tentación del demonio, puede ser útil ordenarle que se marche, como nos enseña el mismo Jesús cuando dice: "¡Aléjate, Satanás!".
----------Ante las tentaciones del demonio, es necesario ser muy decididos y muy fuertes, dispuestos a luchar, incluso por largo tiempo, y sin temor. Es necesario hacer todo el esfuerzo posible para oponer al falso bien que se nos presenta los verdaderos bienes que nos ofrece la fe, especialmente aquellos cuya eficacia ya hemos experimentado personalmente. Estos varían de persona a persona, por lo que cada uno debe aprender a recordar cuáles son los que, en su caso, resultan más eficaces.
----------Para algunas personas, podrá ser tal vez una determinada frase de la Escritura; para otros, otra frase distinta. Algunos hallarán consuelo en un Santo específico; otros, en otro Santo distinto, y así sucesivamente. Medios sumamente eficaces en todo caso son el pensamiento de Jesús crucificado y de la Santísima Virgen. En ocasiones, también se puede encontrar consuelo en el pensamiento de alguna persona santa viviente, que nos sirva de ejemplo y que conozcamos personalmente.
----------Es una buena norma mantener siempre ocupada la mente con contenidos de fe o relacionados con la virtud. Está claro que para ello también se requiere fuerza de voluntad, porque si nuestra mente no está disciplinada, tiende a vaciarse, a estancarse o a caer en ensoñaciones.
----------Estas son las situaciones que el demonio prefiere para intervenir, pues encuentra la mente en cierto modo desguarnecida e incapaz de resistir su insidia. No es necesario comprometerse en pensamientos particularmente sutiles o elevados, que podrían fatigar inútilmente la mente: basta con detenerse en una frase, o incluso en una sola palabra, siempre que esté llena de sabiduría, como lo son las palabras de la Escritura. Es la Palabra de Dios la que vence las palabras engañosas del demonio.

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