¿Quién o qué, a decir verdad, puede impedir que Dios haga más santo a un hindú o a un musulmán o a un animista del Amazonas, que no a un cristiano? ¿Cómo no podría ir al cielo un pigmeo o un aborigen australiano o un tibetano no evangelizados, siempre que estén en buena fe, y cómo podría evitar el infierno un ilustre teólogo en pecado mortal de la Universidad Gregoriana o del Angelicum o de la Universidad de Salamanca? [En la imagen: fragmento de "Apocalipsis", de la Biblia de Bologna, MS 2705, folio 476].
Se puede expresar una misma cosa en muchas lenguas,
pero no es posible que una misma cosa sea verdadera y falsa al mismo tiempo
----------El reciente discurso del Papa a los jóvenes en Singapur ha suscitado reacciones tanto favorables como contrarias. Ya he puesto de relieve el valor del discurso del Santo Padre, aclarando equívocos y respondiendo a las acusaciones de relativismo, indiferentismo y reticencia.
----------Hoy quisiera aquí poner de relieve un aspecto del diálogo interreligioso y del valor de la diversidad de las religiones, que no ha sido tocado por el Santo Padre, pero que considero que es bueno poner en luz, con el fin de tranquilizar a los católicos que han permanecido turbados por las palabras del Papa.
----------Hago presente que podemos confrontar comparativamente entre sí las religiones bajo una doble luz: o en la luz de la diversidad o en la luz de la verdad. Se trata de dos puntos de vista o criterios de juicio que se implican mutuamente y que, por lo tanto, deben ser utilizados juntos para expresar una evaluación adecuada. Pero no es necesario usar ambos criterios en todas las circunstancias. Podemos usar uno sin el otro. El Papa en Singapur ha utilizado el criterio de la diversidad y ha callado acerca de la cuestión de la verdad. De aquí el turbamiento, el escándalo, las acusaciones. Pero callar algo no es negarlo.
----------El principio de la diversidad y el de la verdad no se excluyen mutuamente, sino que más bien se reclaman entre sí. En efecto, cada cosa tiene su identidad y es diferente de toda otra. Lo que quiere decir que es imposible que una misma cosa sea y no sea al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. No puedo, por consiguiente, afirmar y negar simultáneamente lo mismo. Si lo hago así, entonces mi juicio no tiene sentido. Este es el principio de no-contradicción, que se refiere a cualquier cosa pensable.
----------Pero la operación del pensamiento no se detiene aquí. El pensamiento no solo tiene necesidad de coherencia, sino también de verdad, la cual surge del contacto o adecuación del pensamiento con la realidad, con las cosas que existen en torno a nosotros. Es necesario entonces aplicar un ulterior principio, que es el principio de adecuación, o sea el principio de verdad, para el cual el juicio no es sólo no contradictorio sino también adecuado o conforme a lo real.
----------Es necesario precisar a este respecto que cuando se habla de verdad se pueden entender dos cosas: o la adecuación del intelecto a la cosa, o una cosa verdadera. Está claro que si se trata de adecuación, la verdad es una sola, porque la adecuación es esa y solo esa; o existe adecuación y entonces se dirá lo verdadero, o no existe adecuación y entonces se dirá lo falso.
----------Por el contrario, cuando se trata de una cosa verdadera -por ejemplo que Jesús es Dios o que la Virgen María es Madre de Dios-, así como muchas son las cosas, muchas son las verdades que las reflejan. En este sentido la verdad de fe como adecuación a lo creíble -por ejemplo, la divinidad de Cristo- es una, mientras que muchas son las verdades de fe como artículos de fe.
----------El principio de verdad nos lleva a distinguir lo verdadero de lo falso. Un juicio verdadero, por consiguiente, no es solo no contradictorio, sino adecuado a la realidad, refleja o representa fielmente las cosas como son. Ahora bien, la diversidad se refiere a la realidad, remite a las cosas. Existen en las religiones doctrinas diferentes, precisamente en nombre del principio de verdad, porque reflejan cosas diferentes.
----------Pero es imposible, en base al principio de no-contradicción, que dos doctrinas que se contradicen sean entrambas verdaderas. Es necesario por tanto distinguir las doctrinas diferentes de las contradictorias. Dos doctrinas diferentes se refieren a cosas diferentes. Si estas cosas existen, son entrambas verdaderas.
----------Ahora bien, que una misma verdad religiosa pueda ser expresada en una pluralidad de lenguas o idiomas, y también en diferentes modalidades de pensamiento o de conducta o también en variedad de espiritualidad, de géneros literarios, de imágenes, mitos, símbolos, ritos, modos de orar, costumbres, leyes, costumbres, tradiciones, obras de arte, todo ello no crea dificultades. Es lo que ha querido decir el Papa cuando ha hablado de una multiplicidad de caminos hacia Dios.
----------El Papa ha tratado del valor de la diversidad en el sentido que acabo de decir, y se ha referido a la religión natural, preparación a la religión cristiana, que, como él ama decir, nos hace a todos hermanos, porque, como diría santo Tomás de Aquino, está basada en la razón natural, principio de la igualdad humana, que define la naturaleza humana como tal, valor universal presente por tanto idénticamente, aunque en infinitos modos diferentes, en todo ser humano, cualquiera que sea su religión.
----------El Papa ha querido detenerse, por una precisa opción pastoral adecuada a la circunstancia, a tratar del aspecto del diálogo y de la relación interreligiosa que toca a la legítima diversidad no tanto entre las religiones como tales, sino más bien entre los concretos e individuales fieles de las diferentes religiones, y, por tanto, a la integración, a la complementariedad y al enriquecimiento recíprocos.
----------Es claro que el hecho de que el cristianismo, la religión cristiana, sea superior a las otras religiones, no autoriza al fiel cristiano a asumir un arrogante tono de superioridad de sabelotodo o un tono impositivo frente al no-cristiano, porque eso no pondría su alma (la del no-cristiano) en una actitud de escucha, sino que no haría otra cosa más que humillarlo e irritarlo, por lo cual, si él con toda probabilidad está convencido de la superioridad de su religión, quedaría ofendido y, como observa ingeniosamente el Papa, el resultado sería un litigio. Y entonces, ¿dónde iría a terminar la evangelización? Vuelva el lector a leer con serenidad, atención y sin prejuicios el discurso del Papa, y comprobará que es esto lo que el Papa expresa.
----------Es cierto que nosotros, los cristianos, debemos mostrar que nuestra religión es la más sublime de todas, pero tratándose de una materia delicadísima, no debemos decirlo con tono propagandístico y gratuito, como si hiciéramos la publicidad de un dentífrico, sino que debemos hacerlo con gran prudencia, sin presiones y sin prisas, con una buena preparación catequística, cautelosa gradualidad, ánimo humilde, con un persuasivo testimonio, apreciando los valores de la religión del interlocutor, y mostrando signos efectivos a él comprensibles de dicha superioridad y no afirmarla sic et simpliciter sin adjuntar pruebas, de modo que el otro quede persuadido, sin que arriesguemos dar la desagradabilísima impresión de que queremos prevalecer sobre él con nuestras ideas. Debemos, en cambio, hacerle entender que lo que le decimos no es de nuestra invención, sino que es un tesoro estupendo que nosotros antes hemos recibido inmerecidamente de Dios.
----------Por lo tanto, no son las religiones las que están todas a la par; sino que somos nosotros los hombres, cristianos y no-cristianos, los que estamos todos a la par, todos igualmente pecadores, todos igualmente redimidos por la sangre de Cristo, todos llamados a la salvación. Al respecto, recordemos las palabras del Apocalipsis: "Ellos cantaban un canto nuevo, diciendo: 'Tú eres digno de tomar el libro y de romper los sellos, porque has sido inmolado, y por medio de tu Sangre, has rescatado para Dios a hombres de todas las familias, lenguas, pueblos y naciones" (Ap 5,9) y " Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano" (Ap 7,9).
----------Contrariamente a cuanto creen la masonería o el liberalismo, las religiones no están todas a la par, no son todas iguales, considerando el hecho de que solo la religión cristiana es de fundación divina y por tanto solo en ella existe la plenitud de la verdad, mientras que las demás, de simple fundación humana o a lo máximo profética, participan más bien en diversos grados y modos de la obra salvífica de Cristo y convergen hacia Cristo, pero en medio de lagunas y de errores, de los cuales deben ser purificadas, aunque Dios en su misericordia, se contenta con ese poco que cada uno puede ofrecer o hacer, siempre y cuando sea en buena fe y en buena voluntad.
----------¿Quién o qué, por lo demás, puede impedir que Dios haga más santo a un hindú o a un musulmán o a un animista del Amazonas, que no a un cristiano? ¿Cómo no podría ir al cielo un pigmeo o un indígena de la Amazonía no evangelizados pero en buena fe y evitar el infierno un ilustre teólogo en pecado mortal de la Universidad Gregoriana o del Angelicum o de la Universidad de Salamanca?
----------Es necesario notar también que el cristiano no es el cristianismo. El cristianismo no tiene que aprender de ninguna religión. Pero el cristiano deficiente o lacunoso o tibio, puede aprender de un hindú o de un budista convencidos que han profundizado los valores de su religión e, iluminados por Dios, se han corregido también de los errores presentes en su religión. De tal modo, no será sólo el cristiano el que pueda iluminar y corregir al no-cristiano, sino que también el cristiano podrá ser corregido e instruido por el no-cristiano.
----------Por cuanto respecta al concepto de religión, el Concilio Vaticano II con la declaración Nostra aetate, asumiendo los datos recientes de la historia de las religiones (por cierto, hoy en día se comercializan muy bien provistas Enciclopedias de las religiones de decenas de miles de páginas), que han ampliado enormemente en estos últimos siglos nuestros conocimientos en esta riquísima y misteriosa materia, donde ciertamente abundan la idolatría y las supersticiones, pero también los testimonios de las más ilustres sabidurías de la humanidad, ha hecho que el Magisterio de la Iglesia abandonara la distinción neta y esquemática entre verdadera y falsa religión, que se remonta a san Agustín de Hipona, distinción que, con el continuo aumento en los siglos de la ciencia de las religiones, se ha revelado en un cierto momento demasiado simplista, sin que esto signifique obviamente la renuncia a distinguir lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo.
----------Solo que hoy este trabajo de discernimiento parece mucho más complejo y difícil de lo que en otros tiempos se sospechaba. Hoy comprendemos mucho mejor que antes que la religión no se puede reducir a una simple tesis o proposición, de la cual se puede decir falsa o verdadera, sino que es necesario formar una colección recopilada de juicios en la materia para cada una de las tesis de una determinada religión. Cada religión, en efecto, comporta un complejo patrimonio doctrinal, donde salvo en el caso de la religión cristiana, hay que hacer un trabajo de selección y cribado para separar el trigo de la paja.
----------Por eso el actual Magisterio prefiere, en lugar del simplismo "religión verdadera y religión falsa", distinguir la religión cristiana, que contiene la plenitud de todas las verdades salvíficas, de las otras religiones, que en diversos grados y de diversos modos participan de esa plenitud.
----------Otra importante observación que debemos hacer se refiere al concepto de fe religiosa, el creer como acto de la virtud de religión. Es absolutamente claro que solo en el cristianismo se actúa o realiza el creer o acto de fe como fe divina, en cuanto virtud teologal y sobrenatural, dado que solo en el cristianismo existe una doctrina teológica divinamente revelada por medio del Hijo de Dios.
----------Sin embargo, es necesario precisar que el acto de fe, en cuanto acto humano, fe humana, es esencial a toda religión, en cuanto de todos modos implica un creer o en el profeta o en Dios. Cambian los contenidos. Y aquí se plantea el problema de lo verdadero y de lo falso.
----------Hoy, mal interpretando el sentido de la pluralidad de las religiones, se ha difundido la costumbre de hablar de "fes" religiosas, como si se tratara de la multiplicidad de las opiniones políticas presentes en el poder legislativo de un Estado: signo deplorable de concepción relativista-masónica de la fe religiosa.
----------Pero para el creyente en general, cualquiera que sea la religión a la cual pertenezca, las cosas no son así: él no pretende en absoluto opinar, sino que pretende saber, pretende conocer una verdad universal salvífica y obligatoria para todos. Quien no piensa como él, no solo es de una idea diferente, sino que simplemente se equivoca y pone en peligro su salvación.
----------El creyente no entiende en absoluto como opinión su creer, su fe, aun cuando luego sea necesario verificar en las religiones no-cristianas si y cuánto estas convicciones están fundadas. Él está convencido, por el contrario, de poseer un saber absolutamente verdadero, cierto, universal y obligatorio para todos, porque el contenido de una fe religiosa concierne a la salvación de toda la humanidad y, por tanto, normas, ritos, leyes y obligaciones divinas indiscutibles, son vinculantes para todos.
----------Entonces, es necesario decir que el deber del hombre de fe no es el deber de respetar las ideas contrarias a las suyas, propias del fiel que pertenece a otra religión. El fiel de esa religión no dice lo mismo en otra lengua, sino que simplemente se equivoca. Por lo tanto, una cosa es el pluralismo lingüístico, y otra cosa bien distinta es el pluralismo doctrinal.
----------Surge entonces el problema de saber quién tiene razón. Si la proposición Jesús es Dios es verdadera, entonces no puede ser a la vez verdadera la proposición Jesús no es Dios. Y decir que Jesús es Dios y Jesús no es Dios no son diferentes lenguas o maneras de decir la misma cosa. No. Para nosotros los cristianos, la primera posición es la correcta y conduce a la salvación; la otra lleva a la perdición. Y esto vale no solo para nosotros los cristianos, sino también para los fieles de otras religiones.
----------Lo que he intentado expresar es que resulta necesario que todas estas cosas, en el diálogo interreligioso, salgan a la luz expresadas con claridad, aunque manteniendo siempre todo respeto por el fiel de otra religión, para no navegar en un equívoco que le bloquea el acceso a la salvación.
----------En la Iglesia de nuestro tiempo ya no hablamos de religión verdadera o religión falsa (téngalo en cuenta quien corre el riesgo de caer en el indietrismo), pero no es lo mismo pluralismo lingüístico y pluralismo doctrinal (téngalo en cuenta quien arriesga caer en el modernismo).
Mucho me temo que una deficiente formación filosófica y teológica en estas últimas décadas, ha llevado a muchos sacerdotes y obispos (y he dicho "muchos", y creo que es la realidad) a no comprender esta mirada más profunda que el Magisterio tiene sobre las realidades de las otras religiones. Lo que quiero decir es que por un lado están los Obispos y sacerdotes que creyendo de buena fe (no creo que haya tantos en mala fe) que Nostra aetate no permita distinguir lo verdadero de lo falso en las demás religiones, impulsan un falso diálogo interreligioso, que renuncia a la evangelización. Y en el otro polo, están los otros sacerdotes y obispos que siguen pensando según el esquema fundamentalista de "verdadera religión-falsa religión", anterior al Concilio Vaticano II y al Magisterio pontificio postconciliar, y juzgan explícitamente o implícitamente de hereje al Papa Francisco. Modernistas y pasadistas son enemigos del Papa, los primeros tergiversando la enseñanza de la Iglesia (y de Papa), los segundos considerando herejía lo enseñado hoy por la Iglesia (y por el Papa). Probablemente a estos segundos (quizás laureados en filosofía y teología en la Gregoriana o en el Angelicum o en Salamanca), les resulta una piedra de escándalo que hoy, un Vicario de Cristo argentino, sin mayores conocimientos de teología, excesivamente verborrágico, imprudente a veces en su hablar, a veces confuso en sus expresiones, sin embargo, por especial carisma del Espíritu Santo, sea predicador del verdadero diálogo interreligioso impulsado por el Vaticano II.
ResponderEliminarSergio Villaflores (Valencia, España)
Estimado Sergio,
Eliminares cierto que los modernistas interpretan la declaración Nostra Aetate en sentido relativista, pero, a mi juicio, se trata de un documento dogmático de gran importancia (aunque también con directrices pastorales), porque, por primera vez, el magisterio de la Iglesia enseña que el Dios de los cristianos es el mismo que el Dios de los judíos y de los musulmanes. El Papa actual ha ampliado el discurso a los hindúes y a los budistas.
Lo que ya había definido la Iglesia es lo que enseñaba el Concilio Vaticano I, que la razón humana puede demostrar la existencia de Dios.
Por cuanto respecta a la relación entre el Dios de Moisés y el Dios de Jesús, la Iglesia siempre ha sabido que es el mismísimo Dios, pero quizás el Concilio Vaticano II lo afirma con una fuerza que nunca antes había tenido la Iglesia.
Lo que probablemente impedía a la Iglesia, antes del Concilio Vaticano II, expresarse con tanta claridad, era un cierto antisemitismo, que en realidad nunca fue oficializado por la Iglesia y sin embargo siempre lo ha tolerado entre los cristianos.
Antisemitismo es un concepto moderno.
EliminarAntijudaísmo sí estuvo presente en la vida de la Iglesia. Alentado por el Evangelio de San Juan y por la doctrina católica.
El judaísmo niega la Encarnación. Y la Iglesia fue fundada por el Verbo Encarnado.
El antijudaísmo no es perseguir a cada judío. Los papas han recibido los judíos en Roma cuando fueron expulsados de España. Pero la Iglesia combatió el judaísmo como negación de la Encarnación.
Estimado,
Eliminarle agradezco por precisar este dato. Comprendo lo que usted quiere decir.
Hablando de los Judíos, supongo que usted se refiera a los enemigos de Cristo, a quienes San Juan llama Judíos.
En cuanto al antisemitismo, entendido como hostilidad hacia los hebreos, diría que, como esta hostilidad existe desde hace milenios -pensemos por ejemplo en lo ocurrido en referencia a la esclavitud egipcia-, así creo que se pueda decir que el antisemitismo no es solo un concepto moderno, sino que ha existido desde entonces.
Realmente Filemón usted es un modernista peculiar, con una gnoseología ortodoxa. Pero modernista al fin.
EliminarEstimado,
Eliminarme gustaría que usted me explicara por qué motivo usted me considera un modernista. Si usted hubiera seguido mis escritos, se habría dado cuenta de que yo combato el modernismo desde hace cuarenta años.
Me temo que usted no tiene un concepto correcto de modernismo y lo confunde con el progresismo. Yo soy un progresista, como por ejemplo lo ha sido Maritain y lo es el mismo Sumo Pontífice. Pero en esto no hay nada de malo, más bien se trata de un deber, porque la Iglesia camina en la historia, progresa en la sabiduría y en la santidad y en particular hoy tiene la tarea de poner en práctica ese progreso que el Concilio Vaticano II ha estimulado en la Iglesia.
El modernismo no es la pura y simple atención a los valores modernos, sino que es la idolatría de todo lo que es moderno, tanto de lo bueno como de lo malo. El modernismo no es el saber captar críticamente a la luz del Evangelio lo bueno que hay en la modernidad, sino que es la pretensión impía de juzgar el Evangelio en base a la sumisión a los errores modernos.
"En la Iglesia de nuestro tiempo ya no hablamos de religión verdadera o religión falsa (téngalo en cuenta quien corre el riesgo de caer en el indietrismo), pero no es lo mismo pluralismo lingüístico y pluralismo doctrinal (téngalo en cuenta quien arriesga caer en el modernismo)."
ResponderEliminarEstimado Padre, ¿podría usted explicarme con algo más de detalle esta, su conclusión final?
Estimado Enzo,
Eliminaren el diálogo interreligioso siempre hay que tener presente la cuestión de la verdad. Pero el Concilio Vaticano II pone de relieve que una doctrina religiosa está constituida por una multiplicidad de verdades y que la religión cristiana abarca en sí misma todas las verdades de la salvación.
En cuanto a las otras religiones, el Concilio no dice que son falsas, como si se tratara de una sola proposición, de la cual decimos que es o verdadera o falsa, sino que dice que esas otras religiones no contienen todas las verdades salvíficas, y habla de la necesidad de que los fieles de estas religiones se instruyan para corregir sus errores y aprender las verdades faltantes.
Aún así, con todo esto, si ellos en buena fe, por ignorancia invencible, no poseen en plenitud el patrimonio de las verdades, la misericordia de Dios va a su encuentro admitiéndolos igualmente en el reino de Dios.
Por cuanto respecta al indietrismo, es fácil entender que si un católico, pese a lo que enseña hoy el Magisterio, se obstina en hablar en los términos preconciliares de "religión verdadera y religión falsa", no está en plena comunión con la enseñanza de la Iglesia, y por lo tanto puede caer en mayores riesgos de negar otras verdades de la doctrina católica, tal como hacen los cismáticos lefebvrianos.
Por cuanto respecta al modernismo, es fácil comprender que para ellos (los modernistas más extremos, porque hay graduaciones en el modernismo) es admisible tanto un pluralismo lingüístico como un pluralismo doctrinal, negando, por lo tanto la misión evangelizadora de la Iglesia, y rechazando las directrices del verdadero ecumenismo y diálogo interreligioso enseñado por el Concilio.
Estimado Padre, ciertamente yo también he comprendido la prudencia utilizada por el Papa Francisco, digamos así, en su discurso en Singapur. El Santo Padre también enseñó a esos jóvenes a no decir, de manera infantil, entre ellos y con razón, que "mi religión es mejor que la tuya". Pero su discurso terminó en ese punto, a medio aire. Es demasiado poco para un Papa. Después, en otros ámbitos, incluso formales y no improvisadamente, habló de las diversidades de las religiones como un don de Dios; dijo y escribió que es Dios quien lo ha querido así. Pero de Nuestro Señor, que vino en persona para decirnos todo e indicarnos el Camino (es decir Él mismo), en esos momentos no habla. Me parece siempre demasiado poco. ¿Existe el pecado de demasiada prudencia? Disculpe la pregunta.
ResponderEliminarEstimado Alejandro,
Eliminaryo creo que si bien la prudencia del Papa no es demasiada, sin embargo es la correcta.
Pensemos en las condiciones de los cristianos, que viven como pequeñas minorías en países islámicos, quizás de orientación dictatorial. Además, tenemos noticias continuas de cristianos martirizados por musulmanes.
Yo creo que en estas condiciones el Papa teme que, al usar una mayor claridad respecto a Cristo, pueda suscitar reacciones violentas contra los cristianos.
Una cosa que podemos hacer nosotros, cuando tenemos la oportunidad de frecuentar musulmanes, es la de sondear el terreno para ver si se puede decir una buena palabra.
Hablemos francamente: no podemos tachar de herejía, de ningún modo y en ninguna circunstancia, lo que ha dicho el Papa B. Es desacierto, es grosería, conforma una inaceptable falta de valentía, es buscar el aplauso del mundo, es grasada, es falta de prudencia, es incomodidad con la verdad, es ignorancia religiosa, es ceguera, es sincretismo, es irenismo, pero herejía, no, de ninguna manera.
ResponderEliminarEstimado,
Eliminarme complazco del hecho de que usted reconoce que el Santo Padre no es hereje, tomando las distancias de aquellos que desgraciadamente le hacen esta acusación carente de sentido para un católico, y que es causa a su vez de herejía en quien la propala.
Sin embargo, no me siento compartir las críticas en el tono tan exagerado que usted ha expresado, aunque sabemos que es un ser humano con sus fragilidades.
Lo que es importante hacer, en cambio, es reconocer sus buenas cualidades y sus principales iniciativas de gran valor, que ciertamente tienen un carácter histórico y dejarán una huella positiva en la Iglesia del futuro.
Finalmente, no puedo menos que hacerle la aclaración que he pedido personalmente al administrador del blog que me permita esta vez responderle, pese a que su mensaje iba a ser eliminado, al igual que se hace habitualmente con sus intervenciones.
"Hoy muchos, en efecto, son de la idea de que las religiones deberían respetarse y, en el diálogo entre ellos, hacerse una fuerza común de paz. En este modo de pensar, la mayoría de las veces se presupone que las distintas religiones sean una variante de una única y misma realidad, que ‘religión’ sea un género común que asume formas diferentes según las diferentes culturas, pero que expresa una misma realidad .La cuestión de la verdad, que al comienzo movió a los cristianos más que a todos los demás, es aquí puesta entre paréntesis. Se presupone que la auténtica verdad sobre Dios, en último término, es inalcanzable y que, como mucho, lo que es inefable sólo puede hacerse presente con una variedad de símbolos. Esta renuncia a la verdad parece realista y útil para la paz entre las religiones del mundo. Y, sin embargo, es letal para la fe. En efecto, la fe pierde su carácter vinculante y su seriedad si todo se reduce a símbolos intercambiables en el fondo, capaces de remitirse sólo de lejos al inaccesible misterio de lo divino.
ResponderEliminar[...] Para nosotros los cristianos, Jesucristo es el Logos de Dios, la luz que nos ayuda a distinguir entre la naturaleza de las religiones y su distorsión. En nuestro tiempo se hace cada vez más fuerte la voz de los que quieren convencernos de que la religión como tal está superada. Solo la razón crítica debería orientar el actuar del hombre.
[...] También hoy, en un modo profundamente mutuo, sigue siendo razonable el deber de comunicar a los otros el Evangelio de Jesucristo. Todavía hay un segundo modo, más simple, para justificar hoy esta tarea. La alegría exige ser comunicada. El amor exige ser comunicado. La verdad exige ser comunicada. Quien ha recibido una gran alegría, no puede guardársela solo para sí mismo, debe transmitirla. Lo mismo vale para el don del amor, para el don del reconocimiento de la verdad que se manifiesta. [...] No anunciamos a Jesucristo para que nuestra comunidad tenga el máximo de miembros posibles, y mucho menos por el poder. Hablamos de Él porque sentimos el deber de transmitir la alegría que nos ha sido donada."
Benedetto XVI, Mensaje a la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma, 21 de Octubre de 2014.
Estimado Daniel,
Eliminarestas palabras de Benedicto XVI parecen aplicables a lo que dijo el papa Francisco a los jóvenes en Singapur.
En realidad, mientras el papa Francisco se ha referido a ese pluralismo legítimo del que he hablado muchas veces, el papa Ratzinger (aunque hablando ya no como Papa en el cargo, sino como Papa emérito) condena en sus palabras el pluralismo relativista, propio de la masonería.
Padre: yo hasta que el mismo Papa diga que Dios es católico (porque la Revelación es Una) y que hay también graves errores en las otras religiones que ponen en riesgo de condenación y que existe el sagrado deber de la evangelización para hacer proselitismo no me contento con defensores que le ponen en la boca excusas que él mismo no parece tener. Porque lo que el Papa dice, si no es herético, está al menos en fuerte olor de herejía. Si usted es un clerigo sano y de buena fe debería impulsarlo a aclarar y rectificar porque todas las cosas buenas que usted escribe por ejemplo él nunca soñaría en decirlas o aclararlas. Por eso es el Papa quien crea confusión, no nosotros que creemos que este individuo es intencionalmente confusionario.
ResponderEliminarEstimado Gabriel,
Eliminares verdad que yo a menudo digo cosas de las cuales el Papa no habla, pero el Papa no habla de ellas no porque él sea contrario a ellas, ya que se trata de cosas de fe, por lo cual yo no puedo ni siquiera sospechar que no habla de ellas porque no cree en ellas, sino porque considera que las considera ya conocidas.
Yo hablo de esas que él no habla para presentárselas con filial respeto, en la esperanza de que pueda tenerlas en cuenta en sus enseñanzas.
Sin embargo, estos silencios del Papa no son motivos suficientes para esta crítica suya sin apelación, de la cual no se deriva nada bueno y por lo tanto de su crítica se tiene la clara impresión de que no procede de un alma serena y en comunión con el Papa, sino de un ánimo faccioso, partidista.
Por eso le invito, pues, a dar ante todo un ejemplo de comunión eclesial y luego, en estas condiciones, podrá tener el derecho de realizar una crítica constructiva hacia el Papa.
Estimado Padre: se presume que sea contrario a las cosas contrarias a la fe si en otras ocasiones hubiera hablado correcto, pero desgraciadamente, visto que también en otras ocasiones el Papa ha dado lugar a peligrosas confusiones y a un sincretismo acatólico y a discursos muy ambiguos, estoy inducido a pensar que él cree exactamente lo que dice sin quitar o añadir una palabra más: por ejemplo, el infierno vacío, y vuelve con la no necesidad de convertir en cristianos a los pueblos que no son cristianos, absoluciones sumarias, voluntad no permisiva sino activa de Dios en crear otras religiones (por lo tanto Dios no sería católico sino que todas las religiones llevarían a su manera a este indistinto Dios, la católica como las otras) ya que en nombre de la fraternidad humana universal universal esto de un Dios más alto y no católico es un valor superior (no divisivo) frente también al primer mandamiento y al dogma trinitario (trinidad despreciada haciéndola intercambiable en su bendición no trinitaria). Si esto me hace estar sereno, le diría que no. Pero no por partidismo o por facciosidad, sino por objetividad. Un ejemplo de comunión se puede tener si rectifica los errores o no da lugar a presunciones de tales. No si continua en ellos. Siempre que por esta razón en el futuro sea considerado válidamente como Papa. Porque en tales condiciones se tiene el sensor de que ni siquiera es católico. Por lo tanto un no católico no podría ser Papa.
EliminarQuizás mi Dios es todavía católico y el suyo (y el de Bergoglio) no? Si así es mi Dios no bendice las parejas sodomíticas y no tolera los otros dioses/diosas, pero el suyo lo e, precisamente porque por evidencia (y como él mismo sostiene) que no es un dios católico sino que es otro.
Estimado Gabriel,
Eliminarusted aquí enumera toda una serie de cosas expresadas por el Papa, sobre las cuales se manifiestan equívocos desde hace muchos años, y acerca de las cuales en mis escritos ya he dado las debidas aclaraciones y me he permitido también alguna legítima crítica hacia el Romano Pontífice.
Ahora bien, el hecho de que usted vuelva a hacer la lista de estas críticas, me hace suponer tres cosas: o que usted no ha leído mis escritos o que no los ha entendido o que no quiere entenderlos.
En el primer caso, le invito a leerlos. En el segundo caso, si no entiende, me hace las preguntas, que le explicaré las cuestiones con más detalle. En el tercer caso, pida perdón al Señor por su arrogancia.
Padre Filemón:
EliminarHe leído sus últimos artículos referidos a los discursos del Papa en su reciente viaje apostólico, y encontré palabras y justificaciones de usted, pero no justificaciones de Francisco con las palabras y los conceptos de Francisco (de hecho cuando él alguna vez ha tratado de justificarse, empeoró muchas veces las cosas) por lo tanto he expresado mi pesar porque esta puede no ser su posición exacta sino simplemente la del escritor, el cual es solamente usted. Supongo que también lo es para los otros casos.
Ahora bien, le pregunto: ¿es posible que sus explicaciones no reflejen las creencias de Francisco o este pensamiento es necesariamente arrogancia? Otro punto: en principio, una posición podría subjetivicamente ser percibida como arrogante pero al mismo tiempo ser objetivamente más verdadera que la que parece no serlo? Otro punto: ¿es arrogancia presionarlo para que aclare el caso o pedirle a usted, que forma parte del clero, que lo haga?
Porque si no me equivoco a unos dúbia él no respondió y también el cardenal Schneider analizando lo que se ha dicho últimamente ha encontrado una negligencia hacia el primer mandamiento y una traición hacia el núcleo del Evangelio. Estúpido también Schneider porque no ha entendido nada de su escrito o del pensamiento de Bergoglio... ¿o es arrogante?
En mi opinión es solo una actitud no tan contestataria o "protestante" (quitando a este adjetivo cualquier connotación religiosa) sino que debe entenderse como una actitud simplemente adherente a la realidad de los hechos sin querer edulcorar para querer por principio (de buena fe o no, conscientemente o no) salvar la idea básica que quien manda tiene razón.
Estimado Gabriel,
Eliminarusted me hace graves acusaciones genéricas de presentar como verdadero católico al Papa, que en realidad a su juicio, si le he entendido bien, para usted sería hereje. Ahora bien, usted no entra en absoluto en el fondo de la cuestión con algún ejemplo. Por el contrario, tenga en cuenta el hecho de que yo, una y otra vez, tomo en consideración algunas proposiciones del Santo Padre y hago una razonada exégesis contextualizada, destinada sobre todo a exonerarlo de la acusación de herejía, aunque admito que en varias ocasiones no se ha expresado con claridad, de tal manera que algunos han se han equivocado y confundido.
padre, debería ser el Santo Padre quien aclarara los malentendidos cuando, por ejemplo, cierta prensa interpreta mal. Si lo hiciera, barrería toda insinuación, incluidas las interpretaciones libres de determinados teólogos ultra-modernistas. Su permitir que cualquiera interprete a su manera sin corregir solo crea más confusión y millones de charlatanerías.
ResponderEliminarEstimada Estefanía,
Eliminarciertamente, sus observaciones son compartibles, aunque quizás usted dramatice un poco demasiado.
Sin embargo, lo esencial que hay que hacer y beneficioso para nuestras almas es acoger cuanto hay en la predicación del Papa en cuanto Vicario de Cristo y Maestro de la Fe, yendo directamente a la fuente. Esto es lo más útil para nuestro camino espiritual.