jueves, 24 de octubre de 2024

Los errores de Karl Rahner: alma y cuerpo (1/2)

Con el advenimiento del Concilio Vaticano II, la atmósfera cambió. El Magisterio aflojó su vigilancia y surgió el bien conocido clima de desenfrenada libertad en campo teológico. En este punto Rahner, sintiéndose seguro, se sacó la máscara de tomista y salió al descubierto con las bien conocidas declaraciones según las cuales su maestro era Heidegger, añadiendo sus advertencias de que si la teología católica quería ser "moderna", tendría el deber de asumir los principios del idealismo post-cartesiano. [En la imagen: fragmento de la página de un Libro de las Horas holandés de alrededor de 1440, conservado en la British Library; en una ilustración en que aparecen almas desnudas ascendiendo al Paraíso en una manta].

La cuestión de la distinción entre alma y cuerpo.
   
----------Acerca del delicado problema de la distinción entre alma y cuerpo, Rahner cae en graves confusiones sin poder por lo demás alcanzar evitar el dualismo del cual él quisiera huir. Preocupado como está, aunque de manera no equilibrada, por la unidad del sujeto humano, terminó por no distinguir adecuadamente los dos componentes del ser humano. Agrupa una detrás de otra, en varias de sus obras, una serie de afirmaciones infundadas, con la pretensión de avalarlas con la autoridad de la Sagrada Escritura.
----------Nos limitaremos aquí a presentar, a modo de ejemplo, un muestrario de semejantes afirmaciones. En primer lugar, Rahner se cura en salud afirmando que: "si tenemos presentes los datos de la teología bíblica, [...] debemos convenir que no estamos frente a la concepción de un sujeto espiritual inmaterial, que en cuanto 'alma', supera la muerte biológica del cuerpo y 'continúa en el obrar', sino más bien frente a una concepción que considera al hombre golpeado de modo radical por la muerte" (Dios y revelación, op. cit., p.351).
----------Según él, por tanto, la Biblia no admitiría la inmortalidad del alma. Hacemos la observación de que si esto fuera verdad, la Biblia, sobre este importantísimo tema, sería contraria a la sana razón, que en cambio demuestra lo contrario ya desde los tiempos de Platón. En realidad, la tesis rahneriana es contraria a una sana exégesis bíblica desde hace dos mil años a esta parte, y sobre todo es contraria al dogma de la inmortalidad del alma definido por el Concilio Lateranense V de 1513.
----------Pero la Biblia, dice Rahner, enseña distinto: "Desde el punto de vista de la teología bíblica, se puede sin más ser de la opinión que toda la antropología del Nuevo Testamento es todavía teología bíblica veterotestamentaria, en la cual existe sólo el hombre corpóreo unitario, que naturalmente, en cuanto interlocutor de Dios, es también lo que llamamos espíritu, pero lo es en modo tal que en el Antiguo Testamento propiamente no se distingue nunca entre cuerpo y alma en nuestro sentido filosófico platónico, escolástico" (Teología de la experiencia del espíritu, op. cit., p.511).
----------En el pasaje anterior, Rahner no tiene el coraje de decir: "dogmático", pero es evidente que está implicado también ello. Dado que, al fin de cuentas, ¿qué es lo que comenta y funda la psicología escolástica católica desde hace cinco siglos a esta parte, sino el dogma de la inmortalidad del alma? En cuanto a Platón, ciertamente su concepción dualista no corresponde exactamente a la concepción bíblica, pero tiene también una parte de verdad, aunque no sea otra que el saber qué es la espiritualidad del alma.
----------Por lo tanto, en la Biblia, según Rahner, el hombre no está compuesto de alma y cuerpo como co-principios reales y sustanciales de esa única sustancia o ese único sujeto que es la persona humana. Se trataría sólo de una distinción de actitudes o de aspectos del único "hombre corpóreo unitario".
----------También esta tesis de Rahner es contraria a la sana filosofía y, si fuera verdadera, pondría la razón contra la fe o viceversa, dado que, como es sabido, también la distinción entre alma y cuerpo ha sido definida por el Concilio Lateranense IV en 1215. Rahner parte del presupuesto erróneo que no se puede dar subsistencia del espíritu humano separadamente del cuerpo, y por eso él rechaza la doctrina del alma separada, o sea del alma que continúa en el subsistir también después de la muerte del cuerpo. Este rechazo él cree poderlo sacar de la misma Biblia cuando, en cambio, en la interpretación de la Iglesia, enseña exactamente lo contrario.
----------Pero lo que luego asegura Rahner definitivamente es la referencia a la "filosofía contemporánea", como la entiende él, o sea el modernismo contemporáneo, que para él tiene la última palabra, incluso frente a la doctrina de fe de la Iglesia. Dice Rahner: "La filosofía contemporánea conoce la vida espiritual del hombre solo como al mismo tiempo material; ella no se la imagina ni puede entenderla de otra manera. El acto más espiritual concretamente posee también un momento material. En el plano abstracto se lo puede también pensar como del todo espiritual, pero en tal caso se ha hecho precisamente una abstracción" (ibid. p.566).
----------Se ve que en Rahner falta una verdadera doctrina del espíritu, porque no entiende que la característica del espíritu es precisamente la de poder subsistir por sí por cuenta propia, también sin estar unido a un cuerpo (alma separada, ángel, Dios). Y pretende atribuir a la Biblia su ignorancia, junto desgraciadamente con muchos modernistas de clara fama como él. A la inversa, se debe decir con toda franqueza y pleno conocimiento de causa que la subsistencia autónoma del espíritu está demostrada irrefutablemente por la filosofía y confirmada infaliblemente por la fe (los invisibilia, de los cuales se hace profesión de fe en el Credo). El Magisterio de la Iglesia en estas últimas décadas ha recordado muchas veces esta verdad.
----------Esto no quita que en la unión con el cuerpo, el espíritu no actúa sino concertadamente con el cuerpo. Pero lo que se le escapa a Rahner es que el espíritu puede actuar por sí independientemente del cuerpo y también sin el cuerpo. A este respecto, recordemos que ya Aristóteles decía que el intelecto "no tiene órgano", en el sentido de órgano físico, porque el medio formal con el cual el intelecto entiende y se expresa -el concepto y el juicio- son actos inmateriales. Ciertamente el intelecto se sirve del cerebro, el cual sin embargo no es causa eficiente, sino sólo condición material, aunque normal, del ejercicio del pensamiento. La causa es el intelecto.
----------Es obvio que para concebir la pura espiritualidad es necesario hacer una operación abstractiva, como por lo demás para pensar cualquier cosa, pero esto no significa en absoluto, como parece querer insinuar Rahner, que el espíritu puro sea un ente de razón, un ente puramente abstracto, un puro pensable.
----------De tal modo los ángeles, para Rahner, en cuanto puros espíritus sin materia, no son substancias o personas realmente existentes, sino simples "posibles". Como se deduce de la voz Angeles por él tratada en la enciclopedia teológica Sacramentum mundi, Rahner concibe curiosamente los ángeles como seres "cósmicos", en una vinculación esencial, aunque no mejor definida, con el mundo, siempre porque Rahner no llega a concebir un espíritu sino en unión con la materia. Por eso para él el verdadero Dios es sólo el Dios encarnado. El Dios antes de la encarnación es, como lo es también para Hegel, sólo un "Dios abstracto". También para Rahner, como asimismo para Hegel, Dios no es Dios sin el mundo.
----------Al contrario de como lo piensa Rahner, como ente puramente abstracto, el espíritu puro es nobilísima y consistentísima realidad, bien que más elevada y potente que la realidad material. El ser persona -dice el Aquinate-, o sea el espíritu, que no implica necesariamente un cuerpo, es el ente más noble de todo lo real. Esta doctrina de la espiritualidad de la persona independientemente de la corporeidad, en sus grados humano, angélico y divino, está magistralmente ilustrada en la monumental obra Metafísica de la substancia. Participación y analogía del ente, del Siervo de Dios padre Tomas Tyn (primera edición del Estudio Dominicano, Bologna, 1991; segunda edición a cargo de la casa editorial Fede & Cultura, Verona, 2009).
----------Llegados a este punto de nuestra reflexión, se debe hacer la observación a esta tesis de Rahner que la presencia de la corporeidad es indudablemente necesaria para la naturaleza humana completa y para el normal ejercicio de sus funciones, y por eso el dogma de la resurrección de la carne viene al encuentro de tal exigencia del hombre. Sin embargo, la divina Revelación enseña que, también separadamente del cuerpo, el espíritu humano no sólo subsiste en sí y por sí, sino que puede estar en actividad, y de hecho en una actividad tan alta -la visión beatífica- que constituye la misma suprema beatitud del hombre. Además, es necesario tener presente la actividad de intercesión desarrollada por los santos.
----------Según Rahner "no se debe ver en la materia y en el espíritu dos entidades simplemente dispares y contrastantes entre sí, sino que se debe pensar la materia como en el fondo 'espiritual' y orientada al espíritu (consciencia) e incluso (por cuanto en manera esencialmente graduada) como momento constitutivo intrínseco de la espiritualidad creatural, las cuales afirmaciones la fe cristiana, lejos de prohibirlas, impone hacerlas" (Nuevos ensayos, op. cit., vol. IX, p.79). ¿Qué responder a esto?
----------Se debe responder que para evitar la separación no se debe caer en la confusión. Materia y espíritu, en el hombre, son realidades diferentes o dispares, pero no necesariamente contrastantes, a no ser en el momento de la muerte, en el cual el conjunto de los elementos químicos componentes del cuerpo devienen ya no informables y gobernables por el alma, la cual, ya no capaz de forma al cuerpo, se separa de él. Durante la vida, ciertamente, materia y espíritu forman una única sustancia o un único sujeto (la persona) con un único ser; pero esto no elimina la diversidad esencial entre los dos componentes.
----------Pero Rahner se cuida bien de citar pasajes de la Escritura o pronunciamientos del Magisterio que respalden esta su tesis de la "espiritualidad" de la materia, porque ellos no existen y más bien -debidamente interpretados- hablan en sentido totalmente contrario. Rahner, por tanto, pretende presentar como de fe lo que la Iglesia condena como herejía. En efecto, para Rahner: "la distinción entre alma y cuerpo no equivale a afirmar la posibilidad que entre aquello que llamamos cuerpo y aquello que llamamos alma exista una diástasis existencial concreta [...], una distinción metafísica y metaexistencial, en el sentido que no encuentra ya concretamente un simple cuerpo y una simple alma [...]. Ni podemos nunca separar concretamente las dos cosas" (Teología de la experiencia del Espíritu, op. cit., p.512). Un simple cuerpo sin alma es el cadáver. O bien el hombre vivo puede considerarse un cuerpo; pero ciertamente un cuerpo animado.
----------Respondemos diciendo que en el individuo viviente no se da efectivamente una distinción existencial y concreta entre alma y cuerpo (ésta más bien era la concepción de Descartes, que es muy distinta de la verdadera y católica), porque juntos forman un único ente, una única substancia, una única persona con una única naturaleza y un único acto de ser; se da sin embargo una distinción real, incompleta y modal, pero esencial, en cuanto el alma es forma sustancial del cuerpo, y el alma por tanto no es sustancia completa; lo es en cambio el cuerpo en cuanto informado por el alma. Tengamos en cuenta que el acto de ser de la forma (alma) actúa el ser de la materia (cuerpo). Único es el ser del alma y del cuerpo, pero distinta es la esencia. Rahner, en cuanto existencialista, reduce la esencia al ser. De aquí la confusión.
----------La materia prima del cuerpo ciertamente no puede subsistir por sí sin estar informada por su forma; y por eso la materia prima no es sustancia distinta del alma. Substancia completa es sólo el individuo subsistente, formado de alma y cuerpo, en el cual el individuo, entonces, el alma es forma substancial del individuo mismo. Por consiguiente, se puede encontrar un alma separada o puede existir una simple alma separada del cuerpo (el alma de los difuntos), pero no se puede encontrar un simple cuerpo vivo que no esté informado por el alma para formar un único individuo, que es la persona humana viviente.
----------Un simple cuerpo humano por sí solo, sin alma, un cuerpo muerto, es un cadáver, que, como tal, no se puede llamar propiamente ni siquiera cuerpo humano, sino que es un cúmulo de elementos químicos en vía de recíproca separación, según los dinamismos propios de las leyes químicas. Entre cuerpo y alma, en el individuo viviente, no hay distinción existencial, completa y concreta como entre dos sustancias, sino una distinción real incompleta y modal, como entre una esencia incompleta -el alma espiritual- y otra esencia incompleta -la materia prima del cuerpo humano. Esencia completa (y sustancia completa), subsistente o apta para subsistir con el propio acto de ser, es sólo el compuesto de cuerpo y alma.
----------Debemos entonces hacer una importante observación, diciendo que, mientras el sentido capta el cuerpo y sus accidentes físicos (fenómenos), sólo el intelecto capta la persona como substancia (noumeno), así como la existencia del alma y sus manifestaciones en la realidad del cuerpo (lenguaje, gestos, expresiones y colorido del rostro, etc.). Por eso, si nos detenemos en la pura experiencia física, con método crasamente positivista, es evidente que del alma no sabemos nada; sino que debemos también estar atentos a no dejarnos seducir por una mentalidad fenomenista, docetista e idealista, que ve en el cuerpo una mera apariencia subjetiva y resuelve al hombre en la pura autoconciencia y autotrascendencia.
----------Es necesario prestar atención a no resolver el yo o la persona en sus accidentes o en sus solas manifestaciones: esto nos impediría captar del sujeto su identidad y permanencia en el tiempo y en el espacio. Esta incapacidad de captar la identidad ontológica de la persona individual superando sus fenómenos y sus accidentes depende de un método demasiado ligado al sentido y de un escaso ejercicio del intelecto, porque precisamente sólo el intelecto capta la esencia de la naturaleza y de la persona humana como substancia espiritual. El intelecto sabe captar en cierto modo también la identidad inteligible de la persona singular mediante la experiencia sensible (Einfühlung fenomenológica).
----------En cuanto a las facultades del alma, Rahner no sólo no distingue el alma y la persona misma de sus facultades, sino que confunde también el intelecto con la voluntad, olvidando el hecho de que mientras el intelecto interioriza lo real, el querer se relaciona existencialmente con lo real; pero en un idealista que reduce el ser al pensamiento no hay que maravillarse de tal confusión: "la esencia última del conocimiento es sólo el claror luminoso del amor [...] El amor no es algo que pueda introducirse sólo posteriormente a su conocimiento o pueda según los casos producirse o no, sino que como momento intrínseco del conocimiento es no menos condición que fundamento de éste" (Oyente de la Palabra, op. cit., p.142).
----------Aún en su juventud, al final de los años Treinta, Rahner había intentado interpretar la gnoseología tomista en sentido kantiano (cf. Espíritu en el mundo, Herder, Barcelona 1963), como había intentado hacer ya en los años Veinte su cofrade Joseph Maréchal. Pero de ello salió una operación tan evidentemente torpe, que tanto los kantianos como los verdaderos tomistas se guardaron bien de aceptarla. Sin embargo, el cálculo que Rahner hizo en aquellos años le fue de algún modo útil, en cuanto entonces la Iglesia vigilaba atentamente a que en sus institutos académicos se siguiera a Tomás, de modo que Rahner hizo la figura de ser tomista, de hecho un tomista avanzado (de él nació el así llamado "tomismo trascendental"), aunque hubiera intentado difundir el kantismo bajo vestes tomistas. Esta operación fue ya denunciada por el padre Cornelio Fabro en su famoso libro La svolta antropologica di Karl Rahner, Ruscoli, Milano 1974 (en español tenemos por ejemplo, la versión editada por CIAFIC, El viraje antropológico de Karl Rahner, Buenos Aires 1981), y por otros autores.
----------Con el advenimiento del Concilio Vaticano II, la atmósfera cambió. El Magisterio aflojó su vigilancia y surgió el bien conocido clima de desenfrenada libertad en campo teológico. En este punto Rahner, sintiéndose seguro, se sacó la máscara de tomista y salió al descubierto con las bien conocidas declaraciones según las cuales su maestro era Heidegger, añadiendo sus advertencias -que ya hemos visto- que si la teología católica quería ser "moderna", tendría el deber de asumir los principios del idealismo postcartesiano.
----------A título de ejemplo, veamos un ensayo de la mencionada mezcolanza de tomismo y kantismo contenido en Espíritu en el mundo: "La actualidad apriórica del espíritu deviene consciente como forma de lo sensiblemente dado, del phantasma. El origen de la sensibilidad a partir del espíritu, por el que la sensibilidad se transforma ella misma en origen receptivo del espíritu, se manifiesta el fundamento de la posibilidad y de la necesidad de la síntesis de la forma apriórica del espíritu con el material aposteriórico de la sensibilidad, en cuanto éste es tan sólo formal determinación limitativa de una apriórica 'tenencia de mundo' operada por el espíritu mismo, de una intuición pura de espacio y de tiempo" (traducción al español de la segunda edición alemana de Geist im Welt. Zur Metaphysik der endlichen Erkenntnis, edición de la Kösel-Verlag, de Munich 1957, edición original Innsbruck-Leipzig, 1939, en la edición en español: Espíritu en el mundo, Metafísica del conocimiento finito según Santo Tomás de Aquino, Herder, Barcelona 1963, p.278).
----------Se debe señalar en Rahner:
----------1. El espíritu no pasa de la potencia al acto, sino que está en acto a priori.
----------2. El "origen de la sensibilidad del espíritu", teoría típicamente idealista, que no reconoce la autonomía de la sensibilidad respecto al espíritu.
----------3. La identidad de la "forma a priori del espíritu" con la "forma de lo sensible": confusión típica de Kant entre la forma pensada (a priori) y la forma real (del dato sensible).
----------4. La "posesión a priori del mundo producido por el espíritu": por tanto conocimiento del mundo no a posteriori, recabado de los sentidos, sino a priori, como en Descartes y en Kant.
----------5. Finalmente existe un tema materialista: "la sensibilidad es el origen receptivo del espíritu". Recordemos que, en cambio, el espíritu no tiene origen desde la sensibilidad, sino que es creado inmediatamente por Dios.

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