sábado, 26 de octubre de 2024

La castidad: ¿virtud personal o virtud de pareja?

Es necesario decir a clarísimas letras que la doctrina de la unión escatológica entre varón y mujer no tiene nada que ver con una hipócrita cobertura pseudomistica de las propias inconfesadas necesidades libidinosas, sino que se trata de doctrina de fe que san Juan Pablo II ha puesto en luz al comentar el capítulo dos del Génesis. [En la imagen: detalle de la Pala di Ognissanti, óleo sobre tabla, 1513, obra de Ludovico Brea, conservado y expuesto en el Museo della chiesa di Santa Maria di Castello, Génova, Italia].

"Hay un tiempo para abrazarse
y un tiempo para separarse" (Qo 3,5)
   
Los motivos para la consagración a una vida virginal o celibataria
   
----------Hoy está difundida una concepción de la vida cristiana según la cual, con el pretexto de que ella está basada en el amor y la libertad, que el cristiano es una persona alegre y misericordiosa, inclusiva y comprensiva, que cada uno tiene su propio camino de felicidad, que Dios da gracia a todos y nos toma como somos, se rechazan principios morales absolutos y universales, se rechaza el concebir la moral como obediencia a una ley, como ejercicio fatigoso del deber, y se huye del modo que sea del sufrimiento, del esfuerzo, de la fatiga y de la renuncia. No hay preocupación por evitar el pecado porque se piensa que Dios perdona a todos. No se está dispuestos a evitar el pecado, si eso implica sufrimiento. De aquí, por ejemplo, la cada vez más extendida legalización de la eutanasia. Se piensa, entonces, que el mal no es el pecar, sino el sufrir.
----------Huir del mal para los buenistas y los hedonistas no es huir del pecado, sino huir del sufrimiento. No se deben cumplir acciones que cuesten o que impliquen sufrimiento, sino solo acciones que nos gusten. O bien suele darse el caso frecuente de que se hacen grandes sacrificios para disfrutar de bienes vanos y efímeros. Conceptos como expiación, satisfacción, reparación, sacrificio, no tienen sentido para los buenistas. No se debe hacer sufrir a nadie. Por tanto, si existe un pecado, éste es el irrogar una pena, es el castigar a alguien. El mal es creer que sea posible querer y hacer el mal. A la inversa, todos son buenos: solo que tienen concepciones diferentes del bien y del mal. Hay que dejar libre a cada uno de seguir su propia moral.
----------Considero que estas ideas son inaceptables, por absolutamente falsas, y por eso, a pesar del laxismo de moda de estos falsos cristianos, comparto desde los años '70 el ideal de vida en celibato, pobreza y obediencia, con quienes hacemos esta elección dando confianza a las palabras de nuestro Señor Jesucristo, cuando promete a quien ha dejado todo por Él recibir ya en la vida presente el céntuplo de lo que por amor suyo se ha dejado, junto con tribulaciones, y en premio la vida eterna más allá de la vida presente.
----------Sucede precisamente así. Se recibe de Dios incluso más de cuanto se esperaba, más de cuanto se imaginaba y se deseaba; y ocurre que cuando ya ni siquiera se piensa en lo que se ha dejado atrás, y se vive sin dificultad en ese estado de abstinencia que nos hace plenamente capaces de dominar los impulsos gracias a largos ejercicios ascéticos, y se está muy contento de ello, he aquí que Cristo mismo, por su iniciativa, nos dona ese céntuplo prometido, dándonos prueba concreta de la verdad y fiabilidad de sus promesas.
----------Así, no son pocos los que no sienten nunca la concupiscencia a la manera de Lutero o de Rasputin, como si fuera algo irresistible, que por tanto hay que satisfacer porque de todos modos ella nos vence. Por eso, un consagrado debe guardarse bien de justificar el rechazo de Lutero del voto de castidad con el pretexto de las necesidades físicas. Por el contrario, siguen siendo prácticamente unánimes las voces que se alzan por parte de quienes siempre han aceptado y puesto en práctica la concepción católica de la castidad y siguen todavía hoy muy contentos de permanecer fieles a lo que se ha prometido.
----------Tampoco son escasos en la actualidad quienes para lograr este modo de vida han venido frecuentando el pensamiento de Jacques Maritain y han llegado al conocimiento de sus maravillosos, casi milagrosos, sesenta años de unión matrimonial virginal con Raissa, unión riquísima de frutos espirituales, verdadera bendición para la Iglesia, haciendo así el descubrimiento del hecho de que el ser hombre no es el ser singular, solo, sino el ser pareja. Como dice el mismo san Pablo Apóstol, no esté el hombre sin la mujer. De hecho, el individuo no es plenamente ser humano sin la unión con el sexo opuesto, ya sea virginal o ya sea sexual.
----------Por eso Dios dice "no es bueno que el hombre esté solo". Y por eso, en consecuencia, la castidad no es virtud personal, sino virtud de pareja. No se trata solo de personal autocontrol, sino de realizar el amor. Dios dice: "serán una sola carne". El amor requiere el estar en dos.
----------Es necesario, por consiguiente, comprender también que la pareja, para ser plenamente conforme al plan de Dios, no puede situarse simplemente en el plano humano y profano, sino que debe ser pareja consagrada, ya se trate de pareja conyugal o de pareja religioso-religiosa.
----------El matrimonio entre Jacques y Raissa Maritain ha constituido una pareja profética, de hecho un caso rarísimo de pareja matrimonial virgen, sobre el modelo de María y José. Santo Tomás de Aquino habla de ese matrimonio santísimo en la Summa Theologiae, III, a.2. A la luz de estos datos, y teniendo presente el programa de reformas impulsadas por el Concilio Vaticano II, iniciadas hace seis décadas, precisamente en el contexto de ese espectáculo inquietante y deprimente que fue la llamada "contestación" de 1968, no hemos sido tampoco escasos los que providencialmente hemos podido comprender que el remedio a la crisis intelectual y religiosa en la sociedad moderna es la pareja hombre-mujer según el modelo del matrimonio entre Jacques y Raissa Maritain, aunque la pareja pueda ser evidentemente no necesariamente virgen, dado que en los Maritain se trataba de carisma rarísimo, sino que es suficiente la pareja ordinariamente casada.
----------Son y serán ciertamente dichosos los se animen a soñar con este ideal y se lancen a la obra de realizarlo en sus vidas con la ayuda de la gracia. Pero habrá también otros que adviertan no poder realizarlo, precisamente porque se dan cuenta que el Señor no les concede tal gracia, pero, por otra parte, habiendo comprendido claramente el valor de la vida sacerdotal o de la vida religiosa, de acuerdo a los módulos de celibato, pobreza y obediencia, se sientan entonces llamados a esta vida y la abracen con el mejor empeño y confianza en Dios.
----------Otro punto importante es que, estudiando con atención la vida de los Santos, en particular de los Padres y de los Doctores de la Iglesia, si se siente verdadero y ardiente amor por la sabiduría, llega uno a darse cuenta de la importancia de la vida de castidad para la adquisición de la sabiduría y para obtener la forma más alta de la libertad espiritual y de la unión con Dios. De tal modo, resulta lógico y natural llegar a comprender que el logro de la experiencia mística supone una vida ascética.
----------Sin embargo, puede parecer que el mantener, de todos modos, como ejemplo el matrimonio virginal de Jacques Maritain con su esposa Raïssa Oumançoff, fuera algo aparentemente incongruente para alguien que ha renunciado al matrimonio para ser ordenado sacerdote, o hacerse fraile, monje o religioso o religiosa. Sin embargo, puedo garantizar que Dios habrá a su modo de dar satisfacción a este nobilísimo deseo, que Él mismo -de esto no debe albergarse ninguna duda- ha puesto en nuestros corazones.
----------Para quien se plantee estos ideales, se hace necesario entonces poner en las manos de Dios este deseo de poder realizar como Maritain una pareja consagrada, con la certeza que Dios, cuando y como hubiera Él de quererlo, llegará a dar el céntuplo de lo que por su amor se haya dejado. Y mientras tanto, habrá que poner todo el empeño y todo el celo posible en la práctica de las observancias de la vida sacerdotal, con un perfil fuertemente intelectual, si de la búsqueda de la sabiduría se trata nuestra particular vocación.
----------Consejo más que utilísimo es estudiar en profundidad a santo Tomás de Aquino, y convertirse, en la medida de nuestras posibilidades, en apasionadísimos discípulos suyos. Aseguro que, quien así lo haga, se dará cuenta de dos cosas (presentes en el artículo de la Summa ya citado): 1. la primera, que el Aquinate concibe la esencia de la unión conyugal independientemente de la perspectiva procreativa, que puede incluso no existir, como una unión espiritual indisoluble entre hombre y mujer; 2. y la segunda cosa, que esta unión está destinada a reaparecer en la futura resurrección de los muertos, cuando evidentemente el aumento numérico de la especie humana habrá cesado, pero no habrá cesado el amor.
   
El nuevo concepto wojtyliano de la castidad
   
----------Desde el año 1979 hasta el año 1983, el papa san Juan Pablo II estuvo llevando adelante sobre este tema una serie de Catequesis en las Audiencias generales de los días miércoles. En estas audiencias el Santo Pontífice presentaba un nuevo concepto de castidad que hacía referencia a la desnudez edénica e implicaba la superación de la vieja concepción de la mujer, dominante desde hacía milenios, que constituía la base de sustentación para la concepción de la castidad vigente hasta su tiempo.
----------Esta concepción antifeminista no carece de vínculos con los mismos Proverbios bíblicos y con los Padres de la Iglesia, los cuales no llegaban a darse cuenta de que estas cosas son ajenas al verdadero contenido de la divina Revelación. Se trataba de creencias vinculadas a la mentalidad antifeminista de aquel entonces, pero que lamentablemente fueron interpretadas como si fueran Palabra de Dios. Así, por ejemplo, se creía que la sujeción de la mujer al hombre era algo natural y no se advertía que, por el contrario, era una consecuencia del pecado original. Por eso el prejuicio antifeminista ha sido durísimo de derribar y sigue presente incluso en ciertos ambientes actuales que incluso se consideran progresistas.
----------Se trataba de una visión totalmente negativa de la mujer, excepto que se tratara de la madre prolífica y económicamente rentable, la mujer rebajada al mismo trato dispensado a un menor que debe ser controlado y mantenido a raya, un sujeto calificado como sensual, impulsivo, emocional, lenguaraz, voluble, tentador, poco inteligente, poco y nada confiable, seductor, en definitiva un sujeto peligroso a todos los efectos para quien quiere emprender la vida ascética y alcanzar la experiencia mística, un sujeto que debe ser mantenido alejado y tratado con frialdad y dureza, sin otorgarle ninguna confianza.
----------Existía, sí, un culto altísimo de la Santísima Virgen María, pero era un culto mariano en el que se olvidaba que ella es mujer, e incluso hasta llegaban a anularse los signos de su feminidad, así como se quita de la imagen de un Santo lo que puede parecer y ser impuro e inapropiado.
----------A la inversa, san Juan Pablo II asume con franqueza la nueva visión de la mujer, la verdaderamente bíblica, extraída del Génesis, del Apocalipsis y de las enseñanzas de Cristo, visión ya introducida por Pío XII como compañera del hombre, de igual dignidad personal e igualdad de naturaleza, igualdad querida por Dios a fin de que entre los dos exista una reciprocidad en todos los planos de la existencia y de la sociabilidad.
----------Por cuanto respecta a santo Tomás de Aquino, él hace comprender también la distinción entre la fruición de ciertos bienes en la vida futura y la abstinencia de ellos en la vida mortal. La fruición concierne a la actuación de los valores protológicos que culminan en los escatológicos.
----------Debe tenerse bien presente que la abstinencia es una práctica de emergencia, necesaria, sí, pero provisional y temporal, justificada por las condiciones de miseria de la actual naturaleza decaída, en la cual, dada la rebelión de la carne al espíritu y la tendencia del espíritu a despreciar la carne, el espíritu puede alcanzar el máximo de sus fuerzas, de su libertad y de la unión con Dios sólo mediante la práctica de una moderada abstinencia que no dañe o comprometa la satisfacción de las legítimas necesidades vitales esenciales, sino que garantice su honesta y necesaria satisfacción.
----------En la verdadera ascesis cristiana, no son permitidos ni admisibles ningún orgulloso e hipócrita rigorismo, ninguna violencia o crueldad contra los instintos y las pasiones, porque instintos y pasiones son de por sí buenos y creados por Dios y por lo tanto no deben ser aplastados con el pretexto de dominarlos, porque, como demuestran Freud y la experiencia de siempre, ellos luego se vengan y el sujeto, humillado en su orgullo, en lugar de elevarse al nivel del espíritu cae en el lodo de la carne y en los lazos del diablo.
----------Pero la reproducción de la especie humana no es evidentemente una de esas necesidades vitales para el individuo. De ahí la posible utilidad de la renuncia al matrimonio como práctica ascética para una mejor unión con Dios. Se puede vivir sin generar, pero no ciertamente sin comer o sin dormir, ni sin calefacción, ni sin relaciones sociales. Precisamente, el error de Lutero fue creer que no se puede evitar tener relaciones sexuales, de modo similar a como tampoco se puede evitar comer y dormir.
----------He aquí, por tanto, la práctica ascética de los ayunos, de las mortificaciones, de las vigilias, de la pobreza, las penitencias, la soledad, el silencio, la abstinencia sexual, todas prácticas buenas y útiles, aunque dolorosas, en la presente condición de naturaleza decaída, pero no todas correspondientes al plan escatológico de Dios. Aquellas excluidas de este plan, como la separación entre hombre y mujer, vale decir, la llamada "clausura", estarán evidentemente ausentes en la resurrección.
----------En efecto, algunas prácticas como la reproducción de la especie, la alimentación y el descanso están claramente vinculadas a la vida presente. Otras prácticas, como el dominio sobre la naturaleza, la tecnología, la sociabilidad, la comunicación lingüística, la unión del varón y de la mujer, tienen un valor absoluto; son propiedades del plano escatológico y por tanto las encontraremos en la futura resurrección.
----------Ahora bien, vale tener presente que la instancia escatológica aplicada al sexo es una antigua instancia de la mística rusa. De ahí que el Santo Pontífice eslavo, papa Wojtyla, conocedor de la mística rusa, nos ha ofrecido esta visión escatológica purificada de toda basura luterana o cabalística. Por lo tanto, es necesario decir a clarísimas letras que la doctrina de la unión escatológica no tiene nada que ver con una hipócrita cobertura pseudo-mistica de las propias inconfesadas necesidades libidinosas, sino que se trata de doctrina de fe que san Juan Pablo II ha puesto en luz al comentar el segundo capítulo del Génesis.
----------Por tanto, la lectura que se debe hacer de esta doctrina, que abre a un horizonte escatológico hasta ahora ignorado la visión tradicional de la castidad limitada a la consideración de la vida presente solamente, no debe ser una lectura psicoanalítica freudiana, sino una lectura genuinamente teológica.
----------Esta doctrina no nace de la libido, sino que es una deducción exquisitamente y rigurosamente teológica. No es un truco para justificar los deseos secretos de la concupiscencia, haciéndola aparecer como sublime amor, sino que al contrario nace de un alma de creyente y de Santo perfectamente casto, y por sobre todo de Maestro universal de la fe, como no podía ser otra el alma de san Juan Pablo II. Para algunos, de mente piadosa pero de visión estrecha, estas ideas han parecido demenciales o escandalosas. Podemos, en cambio, fiarnos de ellas, ya que nos vienen del Vicario de Cristo: son inequívoca doctrina de la Iglesia.
----------Para arrojar luz sobre estas cosas sorprendentes y casi increíbles, vale decir, para ofrecer un horizonte de comprensión adecuado en el que situarlas y para darles una plausibilidad, es necesario que nos remitamos a lo que enseña san Pablo, cuando dice que la vida presente es un pasaje del hombre viejo al hombre nuevo, del hombre animal al hombre espiritual, es decir, del estado de naturaleza decaída al de naturaleza redimida y de ésta al de la futura naturaleza resucitada, la "criatura nueva", que nace con el bautismo, por el cual renacemos como hijos de Dios, a imagen del Hijo, movidos por el Espíritu Santo.
----------Según san Pablo Apóstol, la vida ascética es una sistemática mortificación del hombre viejo hasta que haya cesado de morir totalmente en el momento de la muerte física. Las prácticas ascéticas, por otra parte, deben seguir adelante hasta que el hombre viejo no esté completamente muerto. Este es el sentido de la promesa que nosotros religiosos hacemos en el momento solemne de la emisión de los votos, de conservar la práctica de la castidad usque ad mortem, hasta que el hombre viejo no esté completamente muerto.
----------La vida futura de la resurrección será la plenitud de una vida resucitada que puede y debe comenzar desde aquí abajo, aunque sea en medio de las miserias de la vida presente y de las prácticas ascéticas a ellas anexas. Se trata de lo que san Pablo Apóstol llama "primicias o caparra del Espíritu". Es el céntuplo prometido por Cristo para aquellos que se hacen eunucos por el reino de Dios, se quitan un ojo o se cortan una mano o un pie para no terminar en la gehena, venden todo para comprar la perla preciosa, dejan todo para seguir a Cristo.

5 comentarios:

  1. Estimado padre Filemón:

    Teniendo en cuenta lo que usted llama el nuevo concepto wojtyliano de la castidad, ¿deberíamos entonces hablar de una castidad preconciliar y una castidad postconciliar, como manifestación de una de las reformas de la Iglesia promovidas por el Concilio Vaticano II?

    Nadia Márquez

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    1. Estimada Nadia,
      está claro que la definición de castidad se mantiene siempre tal como ella es. La podemos definir así: dominio racional del instinto sexual.
      Sin embargo, san Juan Pablo II nos ha dado una concepción de la castidad más serena, más bíblica, más referida al estado edénico y al estado escatológico, una visión que desde el punto de vista filosófico utiliza más a Aristóteles y a santo Tomás de Aquino, que a Platón y a san Agustín de Hipona. ¿Qué quiero decir? Me refiero al hecho de que mientras Platón opone severamente el espíritu al sexo, tanto que parece que para liberar el espíritu haya que renunciar al sexo, santo Tomás, que comprende más la enseñanza de Cristo, sin negar el tradicional ascetismo, muestra más bien cómo la voluntad de Dios es unir el espíritu al sexo, porque Dios ha creado al uno y al otro.

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  2. Querido padre Filemón,
    quisiera preguntarle sobre la incidencia que podría tener esta nueva concepción de la vida virginal y celibataria en el problema del descenso actual en las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa.
    Desde los años '70 - '80, cuando usted comenzó a reflexionar sobre estas cosas, guiado por las catequesis de san Juan Pablo II, en todas estas décadas, ¿ha logrado quizás ver un vínculo entre el descenso de las vocaciones a la vida consagrada a Dios, fuera del matrimonio, y la permanencia de un concepto erróneo de la vida celibataria?

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    1. Estimado padre Serafín,
      pienso que la caída de las vocaciones se debe al hecho de que se ha pasado de un exceso a otro. Antes del Concilio se exageraba en el sentido del pudor, en el temor a pecar, junto con la facilidad al escrúpulo y una cierta desestima de la sexualidad y de la mujer, sin tener en cuenta que al fin de cuentas en la resurrección habrá una perfecta reconciliación del espíritu con el sexo.
      El Concilio ha remediado esta situación proponiendo una visual escatológica de la sexualidad, poniendo en luz la dignidad de la mujer y del matrimonio. Sin embargo, como he denunciado muchas veces, también este mensaje del Concilio ha sido falseado por moralistas de tendencia modernista, es decir, laxistas, como fue por ejemplo Häring.
      Esta influencia negativa ha penetrado en los ambientes religiosos y se ha extendido entre los jóvenes. Estando así las cosas no es difícil entender el porqué de la disminución de las vocaciones.
      Lo que me parece constatar, más que la presencia de un concepto erróneo del celibato, es el puro y simple rechazo del celibato.
      ¿Qué es lo que usted entiende por "concepto erróneo de celibato"?

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    2. Para decirlo de manera muy breve: entiendo por concepto equivocado del celibato la ausencia completa de la mujer en la vida sacerdotal.

      Cuando en realidad, si se entiende que el hombre es pareja ("no está bien que el hombre esté solo"), por lo cual la vida de un hombre debe ser completada con la presencia de la mujer, y viceversa, aunque, naturalmente, tratándose de vida celibataria, esta vida conjunta entre hombre-mujer será vida en abstinencia sexual.

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