lunes, 25 de noviembre de 2024

¿Puede el Papa dar permiso para la consagración de obispos en patente pertinaz herejía y en formal estado de cisma?

El hecho probado es que los máximos exponentes del lefebvrismo proclamaban hace quince años, por escrito, y contemporáneamente a diálogos supuestamente tendientes a su reconciliación con la Sede Apostólica, un rechazo total de Benedicto XVI y de su Magisterio. El camino del diálogo, que sin embargo continuaba por entonces, estaba así evidentemente lleno de dificultades. Porque ¿con qué otro término puede cualificarse esta actitud por parte de los lefebvrianos, sino con el de duplicidad? No hace falta decir que, después de más de una década de aquellos reprobables hechos, la doblez de los lefebvrianos se ha venido manifestando con tonos aún más nítidos en la actualidad. [En la imagen: fragmento de "Jesús, los fariseos y los escribas", una miniatura del siglo XV, que pertenece al codice De Predis, conservado en la Biblioteca reale di Torino, Italia].

"Los escribas y fariseos ocupan
la cátedra de Moisés" (Mt 23,2)
   
La situación cismática de los lefebvrianos y sus herejías
   
----------El Código de Derecho Canónico expresa en su canon 751: "Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma"; y el mismo canon expresa que cisma es "el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos". En condición cismática, en diverso grado, se hallan los hermanos cristianos separados de la comunión plena en la Iglesia y con el Papa, como los cristianos ortodoxos orientales, los cristianos luteranos y los cristianos lefebvrianos. Todas estas comunidades cristianas también han caído en diversas herejías, que se han ido incrementando con el paso del tiempo.
----------La situación cismática de los lefebvrianos y su obstinación en patentes herejías es cosa conocida desde hace cinco décadas. De hecho, las diversas comunidades lefebvrianas (que hoy están viviendo separadas entre sí) celebraban días atrás el cincuentenario de la declaración de Lefebvre el 21 de noviembre de 1974: "nos negamos y nos hemos negado siempre a seguir a la Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante, que se manifestó claramente en el Concilio Vaticano II y, después del Concilio, en todas las reformas que de él surgieron [...] nos haremos los sordos ante las novedades destructoras de la Iglesia. [...] A la Misa nueva le corresponde catecismo nuevo, sacerdocio nuevo, seminarios nuevos, universidades nuevas e Iglesia carismática o pentecostal, todo lo cual se opone a la ortodoxia y al magisterio de siempre". 
----------Los lefebvrianos vienen oponiéndose obstinadamente desde hace cinco décadas a las doctrinas del Concilio Vaticano II y a su impulso de reforma de la vida católica, sin separarse "ni un ápice" (como lo volvieron a decir hace un par de días atrás) de aquellas palabras del obispo Lefebvre en 1974: "Esta Reforma, por haber surgido del liberalismo y modernismo, está enteramente envenenada. Sale de la herejía y acaba en la herejía [...] Es, pues, imposible para todo católico consciente y fiel adoptar esta Reforma y someterse a ella de cualquier manera que sea. La única actitud de fidelidad a la Iglesia y a la doctrina católica, en bien de nuestra salvación, es una negativa categórica a aceptar la Reforma".
----------Los Papas del postconcilio, desde san Paulo VI hasta el actual, han reconvenido a los lefebvrianos por su cisma y sus herejías, a la vez que han mostrado hacia ellos una benevolencia y magnanimidad loables. Década y media atrás, en 2009, Benedicto XVI llegó a levantar la excomunión a los cuatro obispos que habían sido consagrados ilícitamente por Lefebvre en 1988. Sin embargo, en aquellos mismos días, el Pontífice de santa memoria les advertía que si no aceptaban las nuevas doctrinas del Concilio Vaticano II, permanecerían alejados de la comunión plena en la Iglesia. Sin embargo, los lefebvrianos han hecho siempre oídos sordos a estos llamamientos y advertencias de los Sucesores de Pedro. Días atrás, en una carta firmada el 21 de noviembre de 2024, el obispo De Galarreta, y los padres Pagliarani y Bouchacourt, han manifestado seguir "semper idem" la misma vía cismática y herética proclamada por Lefebvre cincuenta años atrás.
----------Estando así las cosas, desde hace meses atrás vienen circulando con insistencia versiones y también explícitas afirmaciones de los líderes de las comunidades lefebvrianas, de la intención por parte de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (la más numerosa de las diferentes sectas que componen la misma corriente cismática) de proceder a la consagración de nuevos obispos para asistir a las necesidades de sus fieles; y que para ello solicitarán Letras Apostólicas a la Santa Sede. Y no sólo eso, la FSSPX ya ha decidido que serán cuatro o cinco los nuevos obispos, que sus edades estarán entre los treinta y cinco y cincuenta años, y que su consagración se llevará a cabo probablemente en los próximos dos años.
----------Tal pretensión lefebvriana, vale decir, que el Santo Padre se avenga a permitir semejante sin sentido, emerge a primera consideración. Pero aún así, queriendo plantear seriamente las cosas, podemos expresar la cuestión en estos términos: ¿Puede el Romano Pontífice emitir Letras Apostólicas permitiendo la consagración episcopal de candidatos en formal situación de cisma y notoria o clara sospecha de herejía?
----------Lo irrazonable de la posibilidad así formulada, parece muy simple y a la vista de todo católico con buen sentido común. ¿Qué sentido tiene que una iglesia cristiana no-católica le pida al Papa el permiso para ordenar a un obispo? No tiene ningún sentido, excepto si hubiera alguno oculto (es decir, en el contexto de la hipocresía). ¿O qué sentido puede tener que, por ejemplo, el patriarca de Estambul pida al Papa el permiso para ordenar a un obispo? Ningún sentido. ¿O qué sentido tendría que una comunidad anglicana pida al Papa el permiso para ordenar a un obispo? Ninguno. Alguien, tomándose las cosas un poco en solfa, y dada la absurdidad de la cuestión, podría incluso pronosticar que el papa Francisco, cuyo temperamento está siempre tan inclinado a las bromas, pudiera tal vez tomarse a diversión la solicitud de los lefebvrianos, y ¡darles permiso!, excepto por el hecho de que una consagración episcopal no es algo como para ser tomado a la chacota.
----------Para ser completo en el razonamiento, yo debería decir que tal eventual pedido de Letras Apostólicas de la FSSPX, podría tener un correcto sentido, esto es, el que presupone la conversión de los lefebvrianos de sus errores contra la fe y su retorno a la plena comunión eclesial. Una hipótesis que no se puede descartar si miramos la vida de la Iglesia con mirada de fe, aunque la mirada meramente humana pareciera indicarnos todo lo contrario. De hecho, el padre Pagliarani, el pasado 18 de octubre, en su sermón del funeral de Tissier de Mallerais afirmó del obispo fallecido: "era franco, sincero, sencillo, sin duplicidades... firme, constante, libre, libre para predicar la verdad, para decir la verdad, libre para servir a Nuestro Señor Jesucristo". Pero, ¿servir a qué verdad?, ¿servir a Cristo y renegar de su vicario en la tierra? Todo el sermón de Pagliarani fue una invitación a toda la Hermandad a mantener la fidelidad a una fe humana que implica errores contra la fe divina y católica, y a mantenerse alejados de la Sede Apostólica, "apóstata" al decir de ellos.
   
El obispo Tissier de Mallerais ante Cristo
   
----------El hecho es que recientemente uno de los cuatro obispos ordenados por Lefebvre en 1988, Bernard Tissier de Mallerais, se presentó ante el tribunal de Cristo. ¿Estaba preparado? No lo sabemos. Si nos es posible decir algo al respecto por la forma en que lo conocimos, o por los modos con los cuales él se venía manifestando obstinadamente, "semper idem", desde hace cinco décadas, Tissier ya no creía en la Palabra de Cristo cuando le aseguró a Pedro y a sus sucesores que ellos iban a confirmar en la fe a la Iglesia y la sabrían conducir al cielo. Tissier consideraba que para estar en la eternidad no se necesita una tal fe en la Iglesia, sino que bastaba creer en lo que él llamaba "la Iglesia de siempre" o "la Misa de siempre", la "Roma eterna", sin apartarse un ápice de lo afirmado hace cincuenta años por Lefebvre. A esta actitud, Pagliarani la denominó "sin duplicidades". Tal vez, acerca de lo que significa doblez, conviene recordar ciertos hechos.
----------Como es sabido, hace más de una década atrás, en 2010/2011, se desarrollaban conversaciones entre la Santa Sede y la FSSPX, con el fin de explorar las condiciones teológicas y canónicas de una reconciliación, después de lo que había sido la remisión, en 2009, de las excomuniones por parte del papa Benedicto XVI a los cuatro obispos que habían sido consagrados en 1988 sin autorización de Roma y que, por parte de los lefebvrianos, constituyó el cisma formal en el que aún hoy obstinadamente perseveran. Aquellas conversaciones teológicas y canónicas que se llevaban a cabo a principios de la pasada década eran, como el papa Benedicto hubo de explicar repetidas veces, un benevolente y magnánimo gesto de la Sede Apostólica, que de ese modo iniciaba y no concluía el diálogo, ya que los problemas doctrinales permanecían aún sin resolver. Sin resolver no, claro está, por parte de la Sede Apostólica, cuyo Magisterio es siempre columna y fundamento de verdad, sino que permanecían sin resolver por parte de la secta lefebvriana, que se mantenía en su obstinada postura de rechazo herético a las nuevas doctrinas del Concilio Vaticano II.
----------Viene bien recordar que en aquellos años a menudo se afirmaba que el buen resultado de aquellas conversaciones de Roma con estos hermanos cristianos alejados de la plena comunión en la Iglesia, venía siendo prejuzgado o mal visto por ciertos grupos de católicos, quienes incluso mediante acciones de disturbio, manifestaban su postura de rechazo al retorno de la Hermandad lefebvriana a la plena comunión con Roma. Puede ser que haya habido algo de verdad acerca de estos hechos. Y puede ser también que la protesta no estuviera del todo desmotivada ni carente de sentido, porque, de hecho, los lefebvrianos nunca habían dado señales de aceptación del Concilio Vaticano II y del Magisterio pontificio postconciliar.
----------Además, debemos preguntarnos, si la misma Hermandad cismática, no había ya por sí misma puesto en peligro el éxito del diálogo durante el mismo curso de aquellas conversaciones de hace más de una década atrás. De hecho, en aquellos mismos años habían surgido desde la propia secta lefebvriana críticas muy duras al papa Benedicto XVI y a su directiva de leer el Concilio Vaticano II de acuerdo a una "hermenéutica de la reforma en la continuidad" respecto al Magisterio precedente de la Iglesia.
----------Al hablar de críticas al papa Benedicto por parte de la FSSPX en aquellos años 2010/2011, no me refiero tanto a las reacciones al anuncio de un nuevo encuentro interreligioso en Asís, reacciones que, en cierto modo, eran previsibles, aunque la imagen evocada en la homilía del entonces superior de la Fraternidad, Bernard Fellay, el 9 de enero de 2011 en París, de "diablos en vuelo sobre Asís", seguido por la pregunta retórica "¿Es esta la continuidad?", no era exactamente un ejemplo de lenguaje respetuoso y moderado.
----------A lo que me refiero, pues me parece más grave, es a la publicación a fines de 2010 de un libro de otro de los obispos a quien le había sido remitida la excomunión, precisamente el ya citado obispo Tissier de Mallerais, titulado provocativamente L'étrange Théologie de Benoît XVI. Herméneutique de continuité ou rupture? (edición de Le Sel de la Terre, Avrillé 2010), librito que se presentaba como una crítica completa del Magisterio del papa Benedicto y en particular de su hermenéutica del Concilio Vaticano II.
----------Una nota de los editores (p.7) abre dando ya el tono de la obra: "La teología de Benedicto XVI se aleja de manera impresionante de la teología católica. Es la causa principal de la crisis actual en la Iglesia".
----------El librito de Tissier pretende reconstruir el pensamiento del teólogo Joseph Ratzinger y de Benedicto XVI -entre los dos, insiste el autor, hay realmente continuidad y no ruptura- como fundado en una filosofía personalista y sobre la pretensión de importar en la teología la filosofía moderna, en particular la de lengua alemana, desde el kantismo hasta la noción heideggeriana del ser, tan diferente a la clásica, pasando por la fenomenología. Al hacerlo, según Tissier, Ratzinger/Benedicto XVI se engañaba de cristianizar la filosofía moderna como la Edad Media había cristianizado el pensamiento griego. Por el contrario, a diferencia de este último, la filosofía moderna según Tissier es intrínsecamente anticristiana, y no puede haber en ella nada bueno.
----------Si nos ponemos en este camino, insiste el librito de Tissier, entonces lo que se propone no es una versión cristiana de la filosofía moderna, sino que se reducen las nociones fundamentales de la fe cristiana a una versión diluida y desvirtuada sobre la base de esta misma filosofía. El resultado final, dice Tissier, tiene poco en común con la auténtica fe cristiana, y llega nada menos que a "una negación peor que la de Lutero" (p.73) de la doctrina católica. En efecto, una comparación entre Ratzinger/Benedicto XVI y Lutero lleva a la pregunta: "¿cuál de los dos es cristiano?" (p.75), y la respuesta sugerida por Tissier es que el padre del protestantismo salva al menos una noción de la Redención cristiana, mientras que con el papa Benedicto XVI, interpretando de manera reductiva la Redención sobre la base del subjetivismo y el personalismo de la filosofía moderna, se corre el riesgo de deslizarse fuera del cristianismo.
----------Vale tener presente que Tissier había decidido publicar estas cosas en los mismos meses en que él formaba parte de la delegación de la FSSPX que dialogaba con la Santa Sede en pos de la "reconciliación". No hace falta ser muy inteligente ni muy suspicaz para darse cuenta que en la mente de Tissier (al igual que en la de todos los lefebvrianos) no era la FSSPX la que debía reconciliarse con Roma, sino al revés. Una suposición que no puede habitar en la mente de un auténtico católico, sino en la de un cismático y hereje.
----------Problema por problema, en el librito de marras, los juicios son todos igualmente radicales. Incluso cuando en los textos del Papa es conservado el lenguaje cristiano, el significado, según Tissier, siempre estaría deformado por el personalismo y el subjetivismo, los cuales conducen a un humanitarismo del cual Tissier denuncia las asonancias y las derivaciones masónicas. Leemos: "El derecho conciliar a la libertad religiosa es una falta de fe. Sosteniendo este derecho, Benedicto XVI carece de fe" (p.96). "He aquí [...] un Papa que se desinteresa de la realidad de la Encarnación, que practica la 'epokhé' sobre la materialidad de la Redención y que niega la realeza de Nuestro Señor Jesucristo" (p.97). "Benedicto XVI, en su encíclica 'Spe salvi' [...] ya no entiende la hermosa definición que san Pablo da de la fe" (pp.100-101). 
----------Sigue diciendo Tissier que ya los modernistas se servían de la filosofía moderna. Pero, desde el momento que esta última ha continuado su carrera respecto a la época de la crisis modernista y se ha alejado aún más radicalmente del cristianismo, el del Papa sería "un super-modernismo escéptico. Para concluir, diré que estamos hoy ante un modernismo renovado, perfeccionado" (p.103). No hace falta aquí aclarar que quien a conciencia acusa al Papa de modernista (i.e. hereje) se convierte ipso facto en hereje.
----------La hermenéutica de la reforma en la continuidad de Benedicto XVI referida al Vaticano II se resuelve, siempre según Tissier en su opúsculo, en un intento de enmascarar la dependencia de los textos fundamentales del Concilio, sobre algunos de los cuales por lo demás el teólogo Ratzinger tuvo una influencia directa, de la filosofía moderna. Como tal la hermenéutica propuesta por Benedicto XVI no es un programa sino un "anti-programa", que niega toda la tradición católica. Y "los abogados de este anti-programa desencarnan, de-crucifican y de-coronan a Jesucristo con más brío que Kant y Loisy" (p.104). En definitiva, "la falta de fe que sufre Benedicto XVI se explica [...] con su hermenéutica" (p.106).
----------De este proceso, según Tissier, paga el precio sobre todo la noción de Redención, que una teología infeudada a la filosofía moderna, con su optimismo personalista, ya no es capaz de concebir en su referencia constitutiva a las exigencias de la justicia divina provocada por el pecado de los hombres, sino que solo puede reducir a manifestación de la misericordia, en lo cual Cristo viene más bien a confirmar y a celebrar una grandeza y dignidad de la persona humana fundadas sobre premisas filosóficas modernas, ajenas al cristianismo.
----------Respecto al teólogo Ratzinger, "al final Benedicto XVI no marca ningún arrepentimiento, sigue sin llegar a aceptar el misterio de la Redención" (p.110). Tampoco podría ser un punto de encuentro el Catecismo de la Iglesia Católica de 1992, en el que al contrario se expresa la teología del entonces cardenal Ratzinger, de tal manera que "la justicia divina y sus exigencias son asesinadas por el Catecismo" (p.167).
----------Es necesario tener presente que el texto, un auténtico tour de force, declara desde sus primeras páginas su naturaleza de "panfleto" (p.11) y su pertenencia al "género polémico" (p.11). Ahora bien, como todos los "panfletos", se construye con el método de las citas selectivas. Estas muestran ciertamente que el Magisterio católico reciente, desde el Concilio hasta Benedicto XVI, ha querido tomar bajo examen las preguntas y las instancias planteadas por la cultura y la filosofía modernas. Pero Tissier no comprende que de esto no se deduce en absoluto que el Magisterio haya tomado de filosofías contemporáneas alejadas del cristianismo también las respuestas. Sobre este punto, más allá de su notable vigor polémico, el librito no convence.
----------Al fin de cuentas, este "panfleto" de 2011 no era tan interesante por cuanto afirmaba de Benedicto XVI sino por lo que revelaba de la mentalidad de quien lo había escrito y de quien lo difundía. En efecto, en cuanto al tema de las relaciones entre la FSSPX y la Santa Sede, quizás el librito ayude a comprender que el problema no concierne solo a la liturgia, o sólo a algún extremista presente en la Fraternidad.
----------El hecho probado es que los principales líderes de la FSSPX proclamaban en 2010/2011, por escrito, y contemporáneamente a diálogos supuestamente tendientes a su reconciliación con la Sede Apostólica, un rechazo total de Benedicto XVI y de su Magisterio. El camino del diálogo, que sin embargo continuaba, estaba así evidentemente lleno de dificultades. Porque ¿con qué otro término puede cualificarse esta actitud por parte de Tissier y del resto de los lefebvrianos, sino con el de duplicidad? No hace falta decir que, después de más de una década de estos hechos, la doblez de los miembros de la Hermandad lefebvriana se ha venido manifestando con tonos aún más nítidos. Las pruebas se cuentan por miles. Aquí solo he dado una.
   
Cómo convertir a los hipócritas
   
----------El pecado de hipocresía es muy grave y difícilmente remediable, porque surge de una voluntad decidida, determinada, consciente y obstinada, surge de una precisa elección y concepción de la vida y vuelve ciego al pecador que desgraciadamente cae en ella.
----------El hipócrita está extremadamente seguro de sí, y da la apariencia de vivir tranquilo en esta convicción, se muestra afable con sus cómplices, tiene el favor del mundo. Él está seguro de tener razón y por lo tanto no escucha ninguna advertencia ni ningún reproche. Desprecia al justo que se da cuenta de su hipocresía, le muestra el camino recto, le reprende y le desenmascara y expone sus engaños. Lo ridiculiza o lo ignora como si éste fuera un estúpido o un envidioso al que no hay que tener en cuenta en absoluto. Y teniendo la posibilidad, para poder desembarazarse de él adosándole una mala fama, lo calumnia y le da un puñal en la espalda o, parecido a una serpiente, se acerca suavemente y lo muerde con su veneno.
----------El problema fundamental (y con ello quiero decir el problema de raíz) de la Iglesia de hoy no es el de las herejías y de los cismas, no es el de la inclusividad o del pluralismo, no es el de los escándalos, no es el problema moral, no es el conflicto modernistas-indietristas, no es el de evaluar el comportamiento del Papa, no es el de la relación con la política, el de la sinodalidad, del ecumenismo, del diálogo o de la evangelización, sino que es el problema de la honestidad intelectual y del lenguaje, es el problema de la doblez y de la hipocresía. Es el espíritu de Protágoras, el de los escribas y de los fariseos, que al prolongarse en Lutero, Descartes, Hegel y Nietzsche, llega hasta nosotros en los modernistas y en los indietristas.
----------Esta atmósfera sutilmente envenenada ya está empañando a toda la Iglesia en su conjunto, y está difundida por todas partes como hábito mental ya obvio y normal, sin que nos demos cuenta o queramos darnos cuenta que la hipocresía es el origen y raíz de todos nuestros males.
----------La desgracia de la Iglesia no es el Concilio Vaticano II y no son los exiguos indietristas: la verdadera desgracia es este fascinante espíritu de mentira y de falsedad dictado por la soberbia e inspirado por el demonio, presente desgraciadamente en algunos ambientes intelectuales y dirigenciales de la Iglesia, los cuales creen que para ser eficaces y modernos, abiertos, dialogantes, acogedores, fraternos, misericordiosos e inclusivos, se debe modificar el Evangelio, quitarle aquellas puntas que desagradan al mundo y dejar, con el pretexto de la exégesis moderna y de la inculturación, campo libre para el buenismo, el relativismo moral y el indiferentismo religioso.
----------Para hacer frente a esta situación es necesario considerar la conducta de nuestro Señor Jesucristo y tomar ejemplo de él. Como sabemos, Cristo es muy dulce, tierno, comprensivo y misericordioso, prontamente dispuesto a perdonar a los pobres, los humildes, los pequeños, los frágiles, los que sufren, los poseídos por el demonio, los humillados, los marginados, las prostitutas arrepentidas.
----------Pero con los escribas, los fariseos, sumos sacerdotes y doctores de la ley, es muy severo y amenazador, apostrofándolos con apodos que, si no salieran de su boca, parecerían insultos: "serpientes, raza de víboras, sepulcros blanqueados". Los acusa del pecado de soberbia, de hipocresía, de vanagloria, de respeto humano, de acepción de personas, de ficción, de avaricia, de malversación; los acusa de tener por padre al demonio y de hacer sus obras, les advierte que morirán en sus pecados.
----------Podríamos preguntarnos en qué se funda esta actitud, qué propósito y resultado se propone, cómo juzgarlo, y si podemos considerarlo como ejemplar para nuestra conducta hacia los hipócritas. El hipócrita no es simplemente alguien que quiere salvar las apariencias; esto no es de hecho malo, si no fuera porque el hipócrita finge para adquirir el consenso social. Pero el verdadero pecado del hipócrita es que no le interesa salvar las apariencias en general -lo cual no sería del todo malo- sino solo aquellas apariencias que son de agrado al mundo, prescindiendo de referencias morales saludables.
----------El hipócrita es, por tanto, aquel que quiere servir a dos señores, es decir, por una parte quiere servir a Dios y por la otra tiene temor y reverencia hacia el mundo, se aferra al buen nombre o buena fama y al éxito ante el mundo, incluso a costa de desobedecer la ley de Dios; el mundo le atrae pero sabe que Dios es importante, por eso quisiera gozar tanto de Dios como del mundo.
----------Indudablemente Cristo sabía leer en lo más profundo de los corazones, vale decir, a una profundidad que a nosotros no nos es concedida. Ahora bien, ¿cómo podemos saber si una persona que muestra mucho celo religioso y cumple buenas obras hacia el prójimo, es sincera o, en cambio, es un hipócrita? ¿Cómo sabemos si obra verdaderamente por Dios o para un éxito humano? ¿Cómo sabemos si tiene una fe auténtica o si la suya es una práctica religiosa para tener éxito en un ambiente religioso?
----------¿Cómo sabemos si esa persona se toma verdaderamente en serio las cosas de Dios o lo que le interesa seriamente es su propio yo y el consenso social? ¿Cómo sabemos si está en culpa o es sólo débil en el resistir a las seducciones del mundo? ¿Cómo sabemos si esa persona está involuntariamente engañada por el demonio o, en cambio, tiene por padre al diablo? ¿Cómo sabemos si ella quisiera liberarse de los lazos del mundo o bien si le gusta regodearse en los placeres mundanos? ¿Es la suya una incoherencia involuntaria e inconsciente o está estudiada y es deliberada e intencional?
----------Por ejemplo, un sacerdote o teólogo celantes y activos en su ministerio, en sus buenas obras, en su práctica religiosa, reconocidos y estimados por el ambiente eclesial, pero que luego se burlan de un Siervo de Dios y de sus devotos, se burlan de los que han refutado los errores de Schillebeeckx o de Rahner, ¿se pueden considerar sinceros y lineales en su religiosidad? Son personas que toman verdaderamente en serio los valores sagrados del catolicismo o tienen un pie en dos estribos y son personas para las cuales la fama de católicos solo sirve para afirmarse a sí mismos?
   
¿Jesús ha convertido a algún hipócrita?
   
----------La cosa no aparece clara. Lo que es cierto es que por culpa de los hipócritas ha sido alzado en la cruz. Advertir a los pecadores es siempre un llamado a su conciencia y puede servir para causar en ellos un saludable temor, aunque luego no se arrepientan. Al menos saben que han sido advertidos.
----------Leyendo los Evangelios, no aparece claro que Jesús haya convertido a algún hipócrita. Pero en realidad no lo sabemos. Los Evangelios no nos dicen todo. Es muy posible que haya convertido a muchos. ¿Acaso no ha venido para la salvación de todos? Pidámosle a Él que nos enseñe el arte maravilloso de convertir también a estos nuestros hermanos en peligro de muerte.

19 comentarios:

  1. Gracias padre,
    que la mala hierba de la hipocresía pueda ser erradicada de todos nosotros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y que sea erradicada también en aquellos que condenan con tanta soltura a quienes intentan defender la Tradición, mientras ellos la pisotean con su modernismo, sus abusos litúrgicos y su buenismo...

      Eliminar
    2. Estimado Dino,
      se podría decir que para Jesús el peor vicio con el que debe combatir es la hipocresía, que está en el origen de su propia condena a muerte.
      Sin embargo, no debemos desesperar de este vicio, que hoy por desgracia está extendido, sino recordar que cada uno de nosotros, como dice el Papa, es impulsado por la gracia y siempre posee ese libre albedrío, que le da la posibilidad de abrirse a la llamada divina.

      Eliminar
  2. Hoy el mundo está lleno de HIPÓCRITAS, empezando por los predicadores, algunos sería bueno que no predicaran más, porque la asamblea murmura y dice:"¡De qué púlpito viene la prédica!". Y no solo religiosos, sino políticos, abogados, incluso gente común que toma las enseñanzas del cine-teatro, de la TV, etc.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado José,
      estoy de acuerdo con usted en que hoy la hipocresía está muy extendida. Se trata de los descendientes de aquellos escribas y fariseos, que han llevado a la muerte a Jesús. El problema es que hay demasiado respeto humano. Al mismo tiempo, se está aferrado a los propios vicios, pero no se los quiere mostrar.
      El remedio consiste, en primer lugar, en que nosotros seamos los primeros en dar ejemplo de lealtad y de honestidad.
      En segundo lugar, es necesario hacer volver al prójimo al santo temor de Dios, que sirve para evitar esa excesiva atención al propio yo, que es la raíz de la hipocresía.

      Eliminar
  3. El tono imprecatorio de Cristo hacia los fariseos es verdaderamente terrible.... cuando se escucha ese pasaje del Evangelio es bueno saber que esos reproches están dirigidos a cada uno de nosotros... la Palabra de Dios no consiste en el relato de episodios pasados sino que es viva y actual.... cuando oímos a Cristo llamarnos hipócritas, los huesos nos tiemblan, es como si una espada, una especie de daga, nos atravesara el alma... Es realmente terrible... ¿a dónde ir entonces? ¿cómo escapar? Imposible.... Temblando y con los ojos bajos no podemos hacer otra cosa que acercarnos a Él pidiendo misericordia.... No hay otro camino que recorrer sino el arrepentimiento y la contrición antes de la conversión.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimada Rosa Luisa,
      comparto sus consideraciones. Nos invitan a dar nosotros mismos, los primeros, el ejemplo de claridad y honestidad. Solo en estas condiciones estaremos cualificados para poder reconocer la presencia de la hipocresía en el hermano, un juicio no fácil, porque se trata de ir más allá de las bellas apariencias o de darse cuenta de un comportamiento que está basado en el respeto humano y no en el amor a Dios.

      Eliminar
  4. Agradezco, padre Filemón, su artículo, que comparto en plenitud, tanto su análisis sobre la situación de los lefebvrianos como sus reflexiones sobre la hipocresía. Sobre estas últimas, quisiera mencionar los trabajos del padre Leonardo Castellani, quien escribió páginas magistrales acerca de los fariseos del tiempo de Jesús y los fariseos en la historia de la Iglesia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Gabriel,
      me complace que mi artículo le haya sido de utilidad, y le agradezco su consenso.
      Conozco muy bien y desde hace cuarenta años todas las obras del padre Castellani, y es cierto lo que usted dice. No hay duda que la reflexión sobre la hipocresía farisaica ha sido uno de los puntos centrales en los cuales este sacerdote, buen filósofo y buen teólogo, ha fundamentado su reflexión sobre la vida de Jesús y sobre la vida de la Iglesia a lo largo de los siglos. Sus publicaciones sobre este tema son muy recomendables.

      Eliminar
  5. Totalmente de acuerdo, padre Filemón, con su excelente análisis.
    En cierta ocasión, conversando con un hermano en mi parroquia, hablábamos de la hipocresía y de la mala fe, y él me decía que no podíamos juzgar de ninguna de las dos, sino que ese juicio corresponde a Dios.
    A mi modo traté de explicarle mi parecer: es cierto que la mala o buena fe es algo que sólo Dios ve (aunque podamos tener algunos signos externos), pero me parece que una cosa muy distinta es la hipocresía, pues la doblez de pensamientos que se ven reflejados en acciones externas está a la vista de todos.
    Quisiera saber su opinión al respecto.

    Sergio Villaflores (Valencia, España)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Sergio,
      le agradezco su consenso acerca de lo que he publicado. Me alienta a seguir adelante en este mi trabajo.
      Por cuanto respecta a sus consideraciones sobre la hipocresía y sobre la mala fe, estoy substancialmente de acuerdo con lo que usted dice.
      Por cuanto respecta a la buena fe o mala fe de una persona, se trata de un ámbito reservado sólo a Dios. La buena o mala fe es conocida por el sujeto y por Dios. Sólo existe otra persona que puede conocer ese ámbito, y es el sacerdote en el confesionario, en el caso que el propio sujeto le abra su corazón con sinceridad en el sacramento de la penitencia.
      Sin embargo, y como usted dice, no faltan casos excepcionales en los que nuestros prójimos pueden proporcionarnos señales que nos otorgan hasta cierto punto certeza de estar ellos en buena o mala fe. Sin embargo, es un ámbito muy delicado en el que debemos movernos con suma delicadeza y caridad en nuestros juicios.
      Por cuanto respecta a la hipocresía, por el contrario, es un ámbito abierto a nuestro conocimiento. Naturalmente nosotros, pobres creaturas humanas, no vamos a tener el mismo discernimiento que tuvo Nuestro Señor durante su vida pública para conocer con toda certeza lo que habita en las mentes de nuestros prójimos, pero la hipocresía no es un ámbito del todo inaccesible a nuestro conocimiento.
      Tal como usted dice, cuando los pensamientos e intenciones de nuestro prójimo se manifiestan en la actuación externa, con hechos patentemente discordantes entre sí, en tales casos salta a la evidencia la hipocresía.
      Si llegamos a advertir en nuestras relaciones tales situaciones, será ocasión de perseverar con empeño en la oración por nuestro prójimo, pidiendo su conversión, pues la hipocresía farisaica es uno de los vicios más poderosos y del cual es sumamente difícil librarse si se convierte en hábito.
      A la vez, tengamos siempre cuidado y prestemos atención, mediante un cotidiano examen de conciencia, de vernos también nosotros totalmente libres, con la gracia de Dios, de este pecado.

      Eliminar
  6. Vergonzoso panfleto bergogliano, haciéndose cómplice de todas las herejías impulsadas por el conciliábulo V2 y los papas del posconcilio. Lefebvre es el salvador de la Tradición, y su obra persistirá a lo largo de los tiempos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anónimo: ¿panfleto bergogliano? ¿herejías del conciliábulo Vaticano II y de los papas del postconcilio?... Bueno... está bien. Usted no es católico... y es comprensible... Pues bien, dialoguemos... ¿Qué es lo que entiende usted por Tradición?... ¿Y qué piensa usted que ha hecho mons. Lefebvre por la Tradición?... No hay problemas en dialogar... los problemas existen sólo cuando se insulta o se ofende sin argumentar... Usted en qué quiere mantenerse? ¿en los insultos y las ofensas? ¿o quiere aportar algún argumento?...

      Eliminar
    2. Anónimo: no puedo evitar indicarle que su comentarios está totalmente fuera de lugar. Lo que usted llama "conciliábulo" ha sido el XXI Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica, convocado y celebrado en toda regla desde 1962 a 1965 bajo la asistencia del Espíritu Santo, y cuyos documentos han sido promulgados por el papa San Pablo VI, y por lo tanto gozan de su infalible autoridad en lo que hace a la fe y a la moral cristiana. Si usted no reconoce esto, entonces quiere decir que su concepto de Tradición está trastornado. La Sagrada Tradición es la transmisión viviente de la Fe cristiana desde los Apóstoles hasta sus sucesores los Obispos, teniendo por cabeza a Pedro, hoy Papa Francisco. Si usted no reconoce esta Sagrada Tradición, no es católico, y le respeto como cristiano y como persona humana, pero digamos las cosas con franqueza y verdad: usted no es católico.

      Eliminar
    3. Estimado Anónimo,
      no me siento en absoluto responsable de las acusaciones que usted me hace, cualificando mi artículo como "panfleto bergogliano". Al parecer, usted me acusa de papolatría. Para probar mi rechazo a esta su acusación, le invito a repasar en mis publicaciones las repetidas ocasiones en que no he vacilado en manifestar mi disenso y crítica hacia el Romano Pontífice. Pero advierto una clara diferencia con respecto a las críticas que usted hace públicas, y que me permiten advertir que usted no es católico.
      Le hago presente que nosotros, los católicos, sabemos muy bien que el Papa, Vicario de Cristo, puede ser criticado en todo aquello que se refiere a lo gubernativo-pastoral-disciplinar, porque en ese ámbito, aunque goza de una precisa gracia de estado para cumplir correctamente su deber, sin embargo no es impecable, y puede equivocarse y pecar.
      Pero los católicos sabemos bien que no podemos en absoluto disentir con el Papa cuando él nos enseña la Palabra de Cristo, la doctrina de la Fe y la moral cristiana. En esto nos diferenciamos de los cismáticos y herejes, como es el caso de los lefebvrianos, de los cuales trato en el presente artículo, porque ellos tienen la pretensión de conocer mejor que el Papa la Palabra de Cristo, e incluso llegan a cualificar al Papa de modernista, i.e., de hereje, con lo cual no hacen más que, en el fondo, cualificar de mentiroso a Jesucristo, Quien nos ha garantizado que su Vicario en la tierra nos confirmaría en la fe, indefectiblemente.

      Eliminar
    4. Estimada Rosa Luisa,
      agradezco su intervención, que comparto plenamente.
      Lamentablemente, en este foro, no son infrecuentes los comentarios que tan sólo se dedican a insultos, ofensas, o afirmaciones sin fundamento. Lanzar palabras al aire, sentenciar o afirmar sin dar fundamentos, es moneda corriente aquí como en muchos otros ámbitos de la actualidad. Y eso que Paolo, el administrador del blog, sirviendo de zaranda previa, me libra de conocer muchos de los comentarios que llegan, precisamente porque sólo se trata de insultos hacia mí o hacia mis artículos, sin argumentar nada.

      Eliminar
  7. Estimado Padre, valoro su esfuerzo, y comparto sus criterios. He leído otros artículos suyos sobre el tema, y estoy también de acuerdo con usted en que aquí está en juego la "psicología de la burbuja", como a veces usted de ha expresado, o algo así. Sólo que yo creía que lo de la burbuja era algo que afectaba más bien al común de los fieles lefebvrianos, y no a sus sacerdotes y dirigentes, pero parece que no es así. Se han creado una burbuja del pasado, y desde hace 60 años viven como si estuvieran los los cincuenta. Además, creo que el pedido a Roma del permiso para consagraciones episcopales está indicando también un fundamentalismo legalista. Ellos creen ser "católicos" aunque son cismáticos (más o menos como los orientales creen ser "ortodoxos", aunque también son cismáticos y no comulgan con la fe católica plena), y por eso los lefebvrianos "cumplen" con el derecho canónico, pidiendo al Papa el permiso: si no se los da, no importa, ellos han "cumplido" con la legalidad, y no importa, porque el Papa es modernista, y ellos son el resto fiel de la verdadera Iglesia. O sea que lo de la "burbuja" también vale para los jefes lefebrianos.
    Salvo que yo me equivoque, y el permiso a Roma sólo se trate de una "maniobra de marketing", para evitar el desbande de fieles, cuando vuelvan las excomuniones...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Diego: oremos por estos hermanos nuestros, quienes con buena intención seguramente, o al menos muchos de ellos, entienden seguir a Cristo de ese modo. Oremos para que descubran y acepten la realidad humana de la Iglesia, y no se escandalicen de ella, sino que, por el contrario, pongan sus dones al servicio de todos.

      Eliminar
  8. Sea cierta o no sea cierta la intención de los lefebvrianos en pedirle permiso al Papa Francisco para consagrar un obispo, me parece algo absurdo de sólo pensarlo... Los lefebvrianos no han dejado de decir barbaridades de los Papas, del Concilio V2, del Sínodo, etc., etc. Han venido insultando la fe católica acusando de modernismo a los Papas del posconcilio, ¡¡¡y hay Santos entre ellos!!! Y ahora... ¿le quieren pedir "permiso" al Papa para tener más obispos?... Es una total locura... A menos que... se hayan vuelto católicos... ¿Pero dónde está esa noticia? ¿Se han convertido a la fe católica? Ahora aceptan los documentos del Concilio?... A mí no me consta.

    ResponderEliminar

Comentarios sin debido respeto hacia la Iglesia y las personas, serán eliminados. Se admiten hasta 200 comentarios por artículo.