No hace falta aclarar con demasiados argumentos, que estas mis observaciones críticas hacia Rahner, tienen a sus espaldas un poderoso y autorizadísimo patrimonio de doctrina, de modo especial a partir de Pío XII hasta el Papa actual, pasando por el Concilio Vaticano II. En particular, en el patrimonio doctrinal del papa Benedicto XVI y del Vaticano II, pero también en el del papa Francisco, con su poderosa condena al gnosticismo y al idealismo, es posible relevar la presencia de una decisiva refutación de estas gravísimas afirmaciones antropológicas de Rahner, las cuales comprometen desde sus propios fundamentos la posibilidad misma de una ordenada y justa convivencia humana y civil. La puesta en práctica de las ideas de Rahner haría precipitar a la humanidad en la más espantosa barbarie. [En la imagen: detalle de "El hijo pródigo", óleo sobre lienzo de 1922, obra de Giorgio De Chirico, conservada y expuesta en la Galería de Arte Moderno de Milán, Italia].
----------Rahner confunde el ser ontológico del hombre con su ser moral. Es verdad que el hombre con su voluntad puede decidir definitivamente su propio destino y adherir para siempre a un determinado absoluto o a un determinado bien; pero esto no quiere decir que la naturaleza humana pueda estar determinada por la voluntad humana; no está en el querer del hombre decidir acerca de la naturaleza y de las funciones de su espíritu, sobre cómo funciona el intelecto y la voluntad, y sobre cuáles son los respectivos principios, objetos, fines y leyes de dichas potencias. Todo esto es establecido por el Creador; deber y posibilidad del hombre es respetar las normas que el Creador ha puesto en estos valores.
----------Por lo tanto, para Rahner la naturaleza humana no está ordenada y organizada originariamente por Dios, de modo que el hombre esté autorizado y obligado a ordenarla y organizarla ulteriormente, aunque sea de modo creativo, fundándose en el ordenamiento divino; sino que el hombre aparece como un divino demiurgo, plasmador a su placer y voluntad de la naturaleza, de modo que en la práctica viene a usurpar lo que pertenece solamente a Dios. De nuevo tenemos aquí el tema panteísta del hombre que pretende tener una divina omnipotencia. Surge por otra parte en este punto, y en su peor versión, también el tema del dualismo materia-espíritu, que de hecho Rahner, en otros lugares de sus obras, como hemos visto, pretende haber superado con su monismo confusionario y materialista falsamente atribuido a la Biblia.
----------Y no se trata en Rahner, claro está, del dualismo paulino carne-espíritu, que refleja el contraste de la razón con las pasiones, contraste consecuente al pecado original, o sea, no se trata de un contraste de tendencias ínsito en el mismo sujeto humano, sino que estamos frente a un verdadero antagonismo entre dos sujetos (la persona-espíritu y la "naturaleza"-materia), donde la persona desarrolla el rol del principio del bien y de la libertad, mientras que la naturaleza es principio del mal y de la esclavitud.
----------La "persona", entonces, para Rahner, tiene la tarea de poner orden en el caos de la "naturaleza" y de liberarse de su esclavitud. No se trata, por tanto, del dualismo paulino, que responde a la situación de la naturaleza humana decaída, sino del antiguo dualismo gnóstico-platónico-indio, que ya hemos tenido ocasión de considerar, y que nada tiene que ver ni con una sana antropología ni con la Sagrada Escritura.
----------Rahner define la esencia humana mediante la categoría de su libre actuar, de modo que la esencia del hombre no aparece predeterminada respecto al actuar de la persona, sino que parece efecto de la misma libre acción de la persona; el hombre no decide de sí solamente en el sentido moral de elegir el propio fin último o los propios actos, sino también en el sentido ontológico de determinar los caracteres de su misma naturaleza, de por sí, como hemos visto, indeterminada, indefinible e ilimitada, o sea sin términos netos y precisos.
----------Recuérdese ese pasaje citado líneas arriba en que Rahner dice: "Donde hay una persona, allí hay una libertad, un único centro personal de actividad. Frente a él toda otra realidad (naturaleza, naturalezas) no puede ser, en esta persona y para esta persona, más que material e instrumento, que recibe órdenes y manifiesta este único centro personal y libre" (Ensayos de cristología, op.cit., p.23).
----------"El hombre es el ser completamente confiado y sujeto a la propia libertad, y ésta 'crea' al hombre en la dimensión de lo definitivo. Por consiguiente, el inicio querido por Dios para la historia de la libertad (nosotros decimos la esencia del hombre) no es una entidad fijada de una vez por todas, no es una entidad esencialmente intangible. Es, en cambio, la posibilidad de libertad, de disposición, de configuración libre y sin instancias intermedias de una situación definitiva" (Nuevos ensayos, vol. III, op.cit., p.317).
----------En otro lugar, Rahner expresa las mismas ideas: "Si es verdad que el hombre tiene una naturaleza que debe tener en cuenta en las acciones, es cierto que también él es el ser que a través de la cultura y la civilización [...] forma y configura activamente esta su naturaleza y no puede simplemente presuponerla como una entidad categorialmente fijada en absoluto" (Ibid., p.322).
----------Se trata, como hemos ya visto, de un concepto idealista del hombre -el hombre creador de sí mismo- que encontramos en Fichte, en Hegel y en Gentile; pero que, en clave materialista, se rencuentra también en otros, como Marx y Nietzsche. Dice al respecto Rahner: "El acto libre del hombre, no puede ser entendido como un epifenómeno extrínseco, sustentado, pero sólo desde lo externo, por una esencia sustancial e inmutable, mientras deviene en cambio la determinación más profunda y más verdadera de tal esencia [...]. El hombre comienza como esencia radicalmente abierta y no definida, y cuando su esencia es completada, esto ha sucedido a través de su libre acción" (Nuevos ensayos, vol.III, op.cit., pp.317-318).
----------Análogamente Rahner afirma en otros lugares: "La libre decisión tiende esencialmente también a determinar toda la esencia que deriva del centro de la persona, para disponer delante de Dios del sujeto agente como realidad total" (Ensayos de antropología sobrenatural, op.cit., p.305). Y de nuevo: "El hombre es el ser que no se limita sólo a hacer algo 'por otro' [o sea a obrar sobre la naturaleza externa o sobre los otros], a 'soportarse' a sí mismo, sino que se hace en cambio por sí. Ahora bien, así como esto va directamente a tocar su esencia, él está en grado de obrar también esta 'auto-manipulación', si se admite que la moral es un actuar conforme a la esencia" (Nuevos ensayos, vol. III, op.cit., p.343). Pero actuar conformemente a la esencia ¡no quiere decir producir la esencia! ¡Es exactamente lo opuesto!
----------También al hablar de "apertura" -palabra hoy tan de moda- es necesario ser cautos: la naturaleza humana, en cuanto espiritual, tiene, sí, una apertura al absoluto y al fin de cuentas a Dios. Pero la naturaleza humana -y estamos siempre como al principio- no se resuelve en esta apertura. No se debe sentir temor de decir que la naturaleza humana como tal no está "abierta", sino cerrada y definida en sus límites y términos esenciales, que ella, por sí, no llega a superar y por tanto no debe superar con sus fuerzas: lo que no le impide, con la gracia divina, sobrepasarlos para vivir una vida divina superior a la naturaleza, precisamente porque, en el ámbito de sus facultades espirituales (no como esencia), ella está efectivamente abierta a lo trascendente (como dice la tradición del pensamiento cristiano: mens capax Dei).
----------Respecto a ello es necesario hacer la observación de que el acto libre, ciertamente, no es un "epifenómeno" de la naturaleza humana, porque el hombre es esencialmente libre y por tanto el acto libre brota necesariamente de la naturaleza de la persona; sin embargo, es cierto que el acto libre es externo a la naturaleza humana, en cuanto es de ella una actuación precisamente libre y no necesaria.
----------Rahner confunde la facultad del libre querer con el acto libre. La facultad existe necesariamente en el hombre, porque es un accidente propio de su esencia. Pero el acto libre puede también no ejercerse y no por esto el sujeto que no lo emite carece de la naturaleza humana. Un embrión, un demente, un agonizante, alguien que duerme, los cuales no pueden emitir actos libres, no por eso no poseen la esencia del hombre. Yo mismo puedo voluntariamente suspender el ejercicio del querer; pero no por ello pierdo la facultad del libre querer.
----------El acto libre no tiene el propósito de "completar" o "determinar" una esencia de por sí indeterminada y "abierta", sino que tiene el propósito de actuar las inclinaciones y las potencialidades propias de la naturaleza humana ya constituida en referencia a sus finalidades y a las normas de la ley moral, que son orientaciones inteligibles objetivas, determinadas y universales, establecidas por la razón práctica, aún si indudablemente, en lo interno de su horizonte, es permitido al individuo y a la sociedad establecer ulteriores determinaciones prácticas, como por ejemplo los preceptos privados o la ley positiva del Estado o de la Iglesia.
----------Rahner encuentra un "dualismo entre persona y naturaleza", porque, como hemos visto, no ve la naturaleza humana como unión substancial de alma y cuerpo, sino como parte material autónoma, regulada por propios determinismos, que hacen resistencia a la voluntad de la "persona", vista por tanto como puro espíritu: "Una parte esencial entre persona y naturaleza, del contraste entre la esencia previa a la decisión libre y a la tendencia del sujeto a disponer totalmente de la subsistencia de la propia realidad, deriva de la materialidad del ser humano, de la distinción real entre materia y forma, que impide a la forma manifestarse totalmente en el 'otro' elemento, cual es la materia [...]. En realidad, toda la naturaleza, que precede a la libertad, ofrece resistencia a la libre y total disposición de la persona sobre sí misma" (Ibid., p.308).
----------El antes mencionado contraste, descripto por otra parte en términos inexactos (la tendencia natural del sujeto no es la de "disponer de la subsistencia", sino del actuar del sujeto), no depende de la distinción entre materia y forma (por el contrario, materia y forma están hechas para constituir una sola esencia y una sola sustancia), sino que depende de la condición presente de la naturaleza decaída, por lo cual la voluntad encuentra un obstáculo en la rebelión de las fuerzas físicas y de las pasiones, y su tarea por tanto es la de un esfuerzo continuo de someterlas a su mando; pero Rahner olvida que el cuerpo está de por sí hecho, por originaria voluntad del Creador, para someterse al espíritu, por lo cual la prospectiva escatológica del actuar humano es precisamente tal pleno dominio del espíritu sobre el cuerpo.
----------Notemos que aquí, al tratar este importante tema, Rahner, que hace profesión de ser enemigo del dualismo platónico, hasta el punto de llegar a negar la distinción real entre alma y cuerpo, aparece sin embargo claramente influenciado por el dualismo platónico. Por consiguiente, es necesario señalar la grave falta de equilibrio de Rahner al tratar de la delicada cuestión de la relación alma-cuerpo.
----------Ad 3m. Respecto al tercer punto (de los tres indicados en la primera parte de este artículo), es necesario recordar que la naturaleza humana, como resulta de la antropología filosófica y de la revelación cristiana, no es para nada una cosa indeterminada o una mera materia arbitrariamente plasmable a propia voluntad y placer. El hombre no es el ser en general, sino que es un muy determinado ente (animal racional), llamado por Dios, según la visión cristiana, a la filiación divina, por lo cual sus actos libres, a fin de que puedan conducirlo a la felicidad, no pueden regularse sobre sí mismos, sino sobre aquellas leyes que descienden de los mismos términos y orientaciones de la naturaleza humana y de su vocación a la vida cristiana.
----------A propósito de la naturaleza humana, Rahner expresa puntos de vista relativistas y evolucionistas: "También el concepto metafísico más refinado de naturaleza humana, como cualquier otro, sigue siendo 'histórico'. Vale decir, existe y está expresado sólo en una síntesis, ya precedentemente realizada y nunca totalmente disoluble" (Ensayos de antropología sobrenatural, op.cit., p.50).
----------Se pregunta también Rahner en otro lugar: "¿Existe a decir verdad esta inalterable 'esencia del hombre', tomando la cual como parámetro, algo como una determinada manipulación genética se pueda valorar en base a la intrínseca conformidad o contrariedad a su naturaleza? ¿Con todas las nociones que hoy tenemos acerca de ilimitada mutabilidad del hombre, bajo el aspecto biológico, psicológico, cultural y social, tenemos nosotros el coraje de remitirnos a la 'naturaleza' del hombre? La perplejidad se agudiza ulteriormente, cuando sabemos que él es realmente el ser que no sólo se encuentra co-envuelto en un devenir histórico-cultural, sino que cambia y se debe cambiar a sí mismo, obligado como está a tomar consciencia de sí, alcanzando y plasmando así su verdadera naturaleza" (Nuevos ensayos, vol.III, op.cit., pp. 345-346).
----------"Si esa 'esencia' de veras existe, si ella resulta experimentada o experimentable -de manera atemática o temática- con una aproximación a la idea que el hombre se hace de sí, ¿dónde encontraremos acaso esta esencia, sino en una determinada figura histórica, sin tener luego la posibilidad de hacer una distinción clara y neta entre la esencia 'tomada en si misma', y su configuración concreta, pero variable?" (Ibid., p.346).
----------Hago aquí la observación de que si no pudiéramos hacer tal distinción, no podríamos tener un concepto universal del hombre y por tanto no podríamos ni siquiera definirlo. Pero es precisamente lo que Rahner sostiene. Pero entonces, cuando él habla del hombre, ¿de qué habla? De hecho, como hemos visto, lo define. Lástima que lo defina de modo equivocado.
----------Dicho sea de paso, a propósito de estas observaciones: considero que no hace falta aclarar con muchos argumentos, que estas mis observaciones tienen a sus espaldas un poderoso y autorizadísimo patrimonio de doctrina, de modo especial a partir de Pío XII hasta el Papa actual, pasando por el Concilio Vaticano II. En particular, en el patrimonio doctrinal del papa Benedicto XVI y del Vaticano II, pero también en el del papa Francisco, con su poderosa condena al gnosticismo y al idealismo, es posible relevar la presencia de una decisiva refutación de estas gravísimas afirmaciones antropológicas de Rahner, las cuales comprometen desde sus fundamentos la posibilidad misma de una ordenada y justa convivencia humana y civil. La puesta en práctica de las ideas de Rahner haría precipitar a la humanidad en la más espantosa barbarie.
----------Rahner plantea las exigencias de la "cultura" y de la "civilización" para sostener el derecho de la persona a completar y modificar a propio arbitrio y placer la naturaleza del hombre: "Es verdad que el hombre tiene una naturaleza a la cual debe tener en cuenta en sus acciones, es verdad también que él ser que a través de la cultura y la civilización [...] forma y configura activamente esta naturaleza y no puede simplemente presuponerla como una entidad categorialmente fijada en absoluto" (Nuevos ensayos, vol. III, op.cit., p.322).
----------Observamos que es cierto que la cultura y la civilización enriquecen de modo precioso la existencia y la vida del hombre, llevándolas a un ulterior perfeccionamiento, que no está dado por las simples condiciones naturales de partida. Pero la verdadera cultura y la verdadera civilización no tienen en absoluto la tarea de limitarse a "tener en cuenta" a una naturaleza humana preexistente como si fuera un simple material pasivo o que opone resistencia y que se tenga derecho a completar o transformar a placer.
----------Por el contrario, la verdadera cultura y la verdadera civilización presuponen un conocimiento lo más preciso y objetivo posible de la naturaleza humana, de sus principios, de sus inclinaciones, de sus leyes y de sus fines y, en el ámbito indicado por estos datos y en lo interno de los límites permitidos por ellos, estudiar el realizarlos, desarrollarlos en sus virtualidades, estimular su creatividad, satisfacer sus necesidades, respetar sus derechos, corrigiendo malas inclinaciones, colmando lagunas y reforzando los puntos débiles.
----------Pensar y actuar de otra manera no sería afirmación sino negación de libertad; no sería ni cultura ni civilización, sino barbarie, delito y monstruosidad, destinados a la tragedia, como aquellas de los regímenes de Hitler y de Stalin, que precisamente dieron libre curso a doctrinas morales tan permisivas y perversas.
----------Lamentablemente una doctrina moral tan irracionalmente libertaria y permisiva se ha difundido también en ciertos ambientes de la teología moral católica: es cuanto ha denunciado Juan Pablo II en su encíclica Veritaris splendor, en la cual la ética rahneriana viene precisamente condenada, aunque sin hacer el nombre del autor; pero para quien lo conoce, no es difícil reconocerlo en la descripción detallada hecha por el Papa, allí donde él habla de una cierta "opción fundamental" atemática, preconceptual y "trascendental", único criterio de la moral, opuesta a las elecciones "categoriales"-conceptuales, que serían los individuales actos, los cuales tendrían sólo un valor relativo, accidental y no determinante, en el cualificar la conducta moral del sujeto.
Conclusiones
----------Como conclusión del tema que hemos desarrollado en este artículo, podríamos preguntarnos si la distinción rahneriana entre naturaleza y persona es adecuada para interpretar el dogma cristológico y el dogma trinitario. La respuesta es claramente negativa, dados los errores que la concepción rahneriana contiene. En efecto, si la persona no es una esencia subsistente sino que se resuelve en la autoconsciencia y en la libertad, que son actos de la naturaleza, ¿cómo se distinguirá de la naturaleza? ¿Cómo se hará para decir que en Cristo existe una única persona y dos naturalezas? Si la naturaleza se identifica con la persona, entonces encontraremos dos personas o bien una sola naturaleza. Y así también en el misterio trinitario se tendrán tres naturalezas o una sola persona. Y si la naturaleza o esencia -según el canon existencialista- es una abstracción (un posible) o una materia informe, y lo único real o "existencial" es la persona, ¿dónde irán a terminar las dos naturalezas de Cristo y la única naturaleza divina en el misterio trinitario? Evidentemente estos dogmas vienen devastados, con grave perjuicio para la ortodoxia de la fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios sin debido respeto hacia la Iglesia y las personas, serán eliminados. Se admiten hasta 200 comentarios por artículo.