martes, 30 de septiembre de 2025

Del panteísta Hegel al ateo Marx a través de Feuerbach (3/8)

El panteísmo hegeliano, aunque está en los antípodas del ateísmo, tiene ya en sí mismo los gérmenes del ateísmo, como lo demuestra la historia agitada que de Hegel a través de Feuerbach llega a Marx. En efecto el panteísmo no es más que aquella metafísica cuya gnoseología es el idealismo, cuyo principio es que el pensamiento se identifica con el ser. Aquí solo existe Dios, identidad de pensamiento y ser, idéntico al mundo. [En la imagen: detalle de "Retrato de Karl Marx", óleo sobre lienzo, obra de Pavel Petrovich Benkov, ca. 1910, conservado y expuesto en el Museo Nacional de Bellas Artes de la República de Tatarstán, Kazan].

El ateísmo marxista
   
----------El ateísmo marxista nace de una falsa manera de concebir la miseria y la esclavitud del hombre, una incomprendida compasión por el hombre oprimido y abatido por la clase dominante, un modo de pensar que conduce a actuar de una manera injusta y contraproducente para la elevación y liberación del hombre. 
----------Para Marx concebir un hombre sujeto a un Dios significa humillar al hombre y no reconocerle su dignidad. Significa aprobar la esclavitud e impedir la libertad del hombre. La religión para él es el modo con el cual los patrones explotan y mantienen subyugados a los trabajadores engañándolos con vanas esperanzas ultraterrenas. Por lo tanto, el ateísmo es el camino de la liberación del hombre.
----------La religión, según él, prohíbe rebelarse contra la injusticia sufrida con la falsa promesa de una recompensa celestial. Pero para Marx no existe nadie más allá; o la felicidad está en esta tierra o no existe felicidad para el hombre. Los comunistas de hoy deben contentarse con preparar con sus luchas obreras la sociedad comunista de mañana. Este es el discurso de Marx. 
----------Marx en efecto supone al hombre como si fuera Dios, es decir como "ser supremo", tema ateísta ya feuerbachiano, pero arraigado implícitamente en Hegel, quien admite de hecho a Dios, pero como vértice y plenitud del hombre. El hombre construye entonces su propia felicidad con sus propias fuerzas en una prospectiva puramente terrena. Sin embargo, como es sabido, incluso cuando los comunistas llegan al gobierno del Estado nunca proclaman que el comunismo está realizado, bien conscientes de la persistencia de las miserias humanas, sino que hablan solo de "socialismo", que es un comunismo iniciado pero no completado.
----------Esto ha llevado a algunos marxistas a precisar que el comunismo no debe ser concebido como un objetivo histórico concreto, un ideal practicable, sino sólo como utopía, un ideal al que se puede aproximar sólo asintóticamente, porque la realidad es dialéctica, por lo cual de hecho el conflicto entre hombre y hombre es ineliminable. Si la dialéctica debiera dejar de existir, lo real desaparecería. La descripción que hace Marx de la futura sociedad comunista libre, feliz y pacífica, semejante a lo que dice el profeta Isaías sobre la era escatológica, es sólo un mito indicativo, similar al ideal kantiano de la razón.
----------La sujeción a la explotación económica por parte de los poderosos conduciría, según Marx, como es sabido, al pueblo oprimido, bajo la sugestión de los sacerdotes, a buscar consuelo y esperanza en un más allá y en un Consolador divino omnipotente y misericordioso, fruto en realidad de la imaginación, dotado de aquellas cualidades y aquellos poderes de los cuales el pueblo se ha alienado para transferirlos a esa realidad trascendente imaginaria, mientras que la tarea del pueblo es la de recurrir a esas sus propias energías para derrocar el poder dominante y obtener la liberación.
----------A decir verdad, lo que hay de imaginario, visionario o descabellado que se quiera decir, no es el Dios del teísta, aún presente en Hegel aunque inmanentizado e historizado, sino la misma concepción del hombre, que Marx toma de Feuerbach, como ente cuya esencia coincide con su existencia —cualidad que en verdad pertenece sólo a Dios—, según el esquema dialéctico hegeliano de la alienación-pérdida de la esencia, negación de la negación de la esencia en la condición de miseria y desamparo, recuperación o retorno de la esencia a la existencia y por lo tanto autoliberación del hombre.
----------En esta concepción el error es imaginar un ente absoluto y divino —el hombre— que se pierde a sí mismo, se aliena de sí mismo, permanece siendo él mismo en el estado de perdición o degradación o alienación, niega la negación de sí a sí mismo en su opuesto ("lucha de clases"), y de este modo retorna a sí ("comunismo") desde su propia negación o alienación ("revolución").
----------El error es el de imaginar que el hombre alienado y oprimido, en vez de obtener libertad y dignidad de un Dios justo y misericordioso, se haga justicia por sí mismo y se libere por sí mismo de las cadenas de la esclavitud y de la opresión que hacen su vida miserable. En particular, ¿cómo puede una clase obrera, pobre y explotada, carente de cultura económica, derrocar con una simple revolución a un régimen encabezado por hombres hábiles en la organización de la economía y de la industria, poseedores de un poder político aplastante, e instaurar de golpe una dictadura que castigue y expropie a los ricos, sustituyendo en el gobierno de la economía nacional a gente preparada, capaz y sagaz? ¿Qué es lo que esto podría lograr?
----------Pues bien, la famosa Revolución rusa de 1917, al destruir la clase nobiliaria y burguesa de la época y al poner a la cabeza del Estado a hombres visionarios, inexpertos en economía y administración pública, impreparados y exaltados, ¿qué es lo que en realidad ha obtenido?
----------Es necesario tener presente que Marx no conoce la virtud de la paciencia en el oprimido, virtud que confunde con debilidad, y el arte de persuadir al adversario para que desista de la violencia, arte que Marx considera perfectamente inútil, convencido de que la violencia sufrida se elimina sólo con una violencia activa y contraria. El opresor no puede ser persuadido, sino sólo forzado o eliminado.
----------Además, Marx no se ha dado cuenta del beneficio que aporta a la sociedad y a la misma clase obrera una iniciativa económica o industrial privada abierta a lo social. No ha comprendido que el rico no es necesariamente un egoísta, sino que puede ser también generoso y altruista. No ha comprendido que es necesario saber ganarse la benevolencia de los ricos mereciendo su confianza. Él pretende tratar las relaciones sociales sin ningún tacto, elasticidad, sentido de las circunstancias ni discernimiento. Olvida que la voluntad de los hombres varía de persona a persona y puede cambiar con el tiempo en bien o en mal en cada uno de nosotros.
----------Si se enfrentan todos los miembros de una determinada clase social indiscriminadamente con dureza implacable como se enfrentaría a un ejército enemigo en ataque, o a una nube de langostas, o a un huracán en llegada, es lógico que reaccionen con irritación y violencia, mientras que un enfoque hacia ellos calculado y respetuoso, aunque franco y severo, puede obtener mucho, como demuestran en la historia de la Iglesia todos los Santos que se han dedicado empeñosamente a las obras sociales. La coerción debe valer solamente en casos extremos, no como método sistemático de comportamiento.
----------Pero Marx no se da cuenta ni siquiera del absurdo de creer que el hombre alienado, mísero, débil y oprimido pueda por sí solo vencer a quien lo oprime y liberarse a sí mismo sin una ayuda divina que le dé la fuerza para llevar a cabo semejante obra de autoliberación. Sólo un Dios podría liberarse por sí mismo. Pero este es precisamente el punto: que Marx concibe al hombre como si fuese Dios, tomando esto de Hegel.
----------En cuanto a Hegel, en efecto existe ya en él la identificación del hombre con Dios, pero se debe admitir la corrección del concepto hegeliano de Dios como Espíritu y Saber absoluto. Por ello y en tal sentido se debe decir que el hegelianismo es todavía un teísmo, pero es un teísmo esencialmente conectado con el ser humano, es un Dios hecho Historia. De allí toma Feuerbach para decir que el Dios de Hegel no es otra cosa que la alienación de las propiedades del hombre. Y Marx añadirá: es el Dios que la clase dominante quiere hacer creer a la clase trabajadora para mantenerla tranquila y sometida prometiéndole el premio celeste.
----------El idealismo hegeliano comporta entonces la divinización del yo; mientras que el materialismo marxista comporta la divinización de la sociedad. Para Hegel el bien común es el bien del Yo divino. Marx, en su realismo, tiene la percepción del bien común, pero niega la trascendencia de la persona sobre el bien común. Para Hegel lo social se resuelve en el Yo absoluto; para Marx el yo humano se resuelve en lo social. Pero en ambos pensadores, al final, lo social se identifica con el sujeto absoluto, que para Hegel es la autoconciencia cartesiana mientras que para Marx es la autoconciencia del hombre.
----------En Hegel los otros son funcionales al Yo absoluto y dependen de Mi; Yo decido también por los otros; ellos no están fuera de Mí, sino que son simples contenidos de mi conciencia. En Marx el individuo se resuelve en la relación social. La conciencia del individuo es la conciencia de clase. El individuo que no se regula por esta conciencia cae en el individualismo y se causa daño a sí mismo y a la clase (en el límite debe ser eliminado, y esta es la razón de las purgas stalinistas). No sólo el individuo debe servir al bien común, sino que aquello que él tiene como propio (propiedad privada) perjudica al bien común y debe ser suprimido. La propiedad de los medios de producción no puede ser del individuo, sino sólo de la colectividad o del Estado.
----------El individuo no sólo no puede vivir sin la relación social, sino que no existe sino como producto de la sociedad. Para Hegel el yo goza de libertad absoluta y divina. Para Marx la elección personal del individuo es individualismo, que aísla al individuo y hace que cause daño a la comunidad.
----------No es la relación social la que es propiedad del individuo, sino que para Marx es el individuo el que es una propiedad accidental y pasajera de la comunidad. El individuo no es una sustancia y lo social un accidente, sino al contrario, la sustancia es la comunidad; los individuos son accidentes. Por esto, mientras en Hegel la persona humana es divinizada, en Marx, por ell contrario, la persona como sustancia singular es negada. Marx no toma en consideración el bien de la persona como tal; y esto es comprensible, puesto que el bien de la persona es Dios y Marx niega la existencia de Dios.
----------Hegel admite que Dios es el bien de la persona, pero sólo porque diviniza a la persona. Para Marx, como ya para Feuerbach, sólo la comunidad es inmortal; los individuos sobreviven sólo en el recuerdo y su felicidad consiste en preparar la futura sociedad comunista.
----------Para Hegel, el Absoluto es lo Universal que se identifica con lo concreto. Es el Espíritu que se hace Historia. Esto vale también para Marx, sólo que Marx sustituye al Hombre entendido como Gattungswesen, la Humanidad, el género humano, al Espíritu Absoluto hegeliano, que aún resuena con el Dios cristiano. Se sabe cuánta desconfianza nutre Marx hacia la persona singular, que para él es egoísta por esencia. De ahí viene su condena a la propiedad privada, que él confunde con la simple posesión privada de hecho de los bienes, sin tener en cuenta que mientras tal posesión puede ser injusta, o sea, mientras yo puedo retener para mí bienes que no me corresponden, la propiedad privada es un derecho, que posee también quien en el momento no puede disfrutarla, o sea, está privado de la legítima posesión de los bienes que le corresponden, y le corresponden por derecho porque son eventualmente fruto de su trabajo.
----------Además, Marx, que sin embargo quería profesar el realismo y la concreción, parece no entender que, como dicen los Escolásticos, actiones sunt suppositorum, o sea, es la persona singular concreta la que actúa y no una clase o incluso la humanidad en abstracto, como si fuera una idea platónica. Puede haber, claro está, una acción común, una acción o gestión o propiedad colectiva; pero esto significa sólo que los muchos individuos juntos, uno por uno, cada uno con su propia responsabilidad personal, realizan la misma acción.
----------Sólo el individuo, como nota santo Tomás de Aquino (véase el comentario de Jacques Maritain: Persona y propiedad, en Estructura política y libertad, Morcelliana, Brescia 1968, pp.145-161), puede ejercer concretamente la potestas procurandi et dispensandi, que es precisamente lo que legitima la propiedad privada en su esencial función social y de legítima satisfacción de las necesidades y de los intereses personales. El poseer privadamente es sólo la condición que hace posible, legítimo y obligatorio administrar para el propio y el ajeno bien los bienes de los cuales se dispone y que se gestionan o administran.
----------Hipostasiar un ente colectivo como la clase social o la humanidad entera como si fuera un sujeto concreto agente significa dar cuerpo a una esencia abstracta, aunque con fundamento real en los componentes individuales del conjunto. Ocurre entonces que Marx, para encontrar eficacia real a este actuar abstracto, se ingenia el recurso de atribuirlo al grupo dirigente del partido o al Estado socialista, los cuales se convierten así en la aparición fenoménica del Gattungswesen, de la humanidad, del género humano, del Universal concreto, único representante del pueblo y de la clase trabajadora.
----------Marx no niega, sin embargo, con Feuerbach, el valor del amor y de la relación interpersonal; él mismo tuvo amistades fuertes, por ejemplo con Engels, y formó una familia; no obstante Marx exige que el amor tenga sólo el objetivo de operar por el bien común o por el bien del partido comunista. Los hijos no pertenecen a los padres, sino a la comunidad o al Estado. También el amor entre varón y mujer debe tener una esencial finalidad política de fortalecimiento del partido comunista.
----------El panteísmo hegeliano, aunque está en los antípodas del ateísmo, tiene ya en sí mismo los gérmenes del ateísmo, como lo demuestra la historia agitada que de Hegel a través de Feuerbach llega a Marx. En efecto el panteísmo no es más que aquella metafísica cuya gnoseología es el idealismo, cuyo principio es que el pensamiento se identifica con el ser. Aquí solo existe Dios, identidad de pensamiento y ser, idéntico al mundo.
----------De lo cual comprendemos que en el panteísmo el mundo como ente no puede ser distinto y estar fuera de ese Dios que lo piensa. Sin embargo, dado que el ser es el ser pensado, por fuerza el mundo deberá identificarse con Dios en cuanto pensamiento de Dios y pensado por Dios. Pero entonces resulta que el mundo es Dios. Y entonces el juego está hecho. Pero si el mundo es Dios, ¿qué necesidad hay de plantear una causa externa del mundo? Ninguna. Por lo tanto Dios no existe.
   
El ateísmo conduce al nihilismo
   
----------Otro principio del ateísmo es el concepto de “causa de sí mismo” (causa sui), que encontramos en Descartes y Spinoza. Pero ya santo Tomás nota que es un absurdo, porque aquí el efecto debería ser, por un lado, antes que sí mismo como causa, si es verdad que la causa precede al efecto, y por otro, después que sí mismo como efecto, si es verdad que el efecto debe seguir a la causa.
----------Pero ¿qué es lo que se propone el ateo con tal principio engañoso? El ateo querría aparentar que razona sin saber razonar, querría salvar al mismo tiempo cabra y col: por una parte sostener que el mundo no es causado por Dios, sino que es causa de sí mismo. Pero por otra querría siempre reconocer la relación causa-efecto. Sin embargo, el resultado de esta nefanda operación no es otra cosa que la divinización del mundo para excluir a Dios mediante este horripilante compromiso.
----------Distinto, aunque parezca similar, es el principio de la autoconciencia descubierto por Platón. Este caracteriza la actividad propia del espíritu a diferencia de aquella material. Comporta el retorno total del espíritu sobre sí mismo, de modo que el fin del movimiento coincide en cierto modo con el inicio. Aquí el saber y el querer pueden influir sobre sí mismos: sé saber y quiero querer. Pero está claro que aquí el principio de causalidad queda a salvo, porque el subsistir del espíritu se presupone a sus actos, que son su efecto.
----------Consideremos además que el ateísmo es favorecido por aquella estrechez de mente, esa mente “carnal”, diría san Pablo, que no logra abstraer lo universal de lo concreto, no logra elevarse a un conocimiento metafísico que supera el saber físico, es decir, el horizonte de las realidades materiales, no logra desprenderse del apego por las cosas terrenas. Ahora bien, Dios es purísimo espíritu, del todo exento de materialidad. De aquí la negación de la existencia de Dios o, en el mejor de los casos —como ocurre en la idolatría—, un Dios material, sensible, imaginable, finito, corpóreo, temporal, pasivo, pasible, pasional y mudable.
----------Además, el ateo sofoca en sí los más nobles sentimientos del alma humana, como la aspiración a superar el límite y a la inmortalidad, la necesidad de grandeza moral, el deseo de lo infinito, de lo eterno, de lo absoluto, que son todos valores altísimos que Dios ha puesto en el corazón del hombre. En cambio, por desgracia, el ateo, en vez de tender al ideal en toda su elevación, confiando en el auxilio de la gracia divina, rebaja el ideal para poder alcanzarlo con sus míseras fuerzas. Vale decir, en lugar de elevar la mirada al cielo para emprender el vuelo como el águila, cacarea en el gallinero como las gallinas.
----------El ateo no sabe resistir a las pasiones y a los atractivos de este mundo y, no preocupándose por desenmascarar los engaños del demonio, queda miserablemente víctima de ellos, por lo cual sus aspiraciones se agotan en la banalidad de la cotidianidad, en los discursos y en los asuntos mundanos del mundo presente, en los placeres efímeros de la vida mortal o, como mucho, en aquello que puede alcanzarse mediante las simples fuerzas humanas de la naturaleza caída.
----------Una forma extrema y espantosa de ateísmo es el nihilismo, el disgusto por la existencia, que considera indiferente el existir o el no existir, que Dios exista o que no exista, el vivir o el morir, el bien o el mal, a causa de una identificación del ser con la nada. El padre Tomás Tyn nota agudamente que el hegelianismo, más allá de todo su panlogismo y optimismo inflado, puede tener un desenlace nihilista. El nihilismo leopardiano, según el cual el ser proviene de la nada y vuelve a la nada, puede derivarse del panteísmo hegeliano.
----------Se equivoca, en cambio, Severino al acusar al cristianismo de nihilismo por el hecho de admitir la creación desde la nada y el devenir. Una cosa es que la nada por sí misma produzca el ser. Eso puede, en todo caso, asimilarse a la tesis hegeliana de lo negativo que produce lo positivo. Y otra cosa es que el ser absoluto, Dios, sea el creador del ser del ente contingente. Allí tenemos una violación del principio de causalidad, que exige que el ser produzca el ser; aquí tenemos la afirmación incondicionada del ser como ser divino. En cuanto al devenir, éste no comporta ningún nihilismo, siempre que se entienda no hegelianamente como contradicción entre ser y no-ser, sino aristotélicamente como pasaje de la potencia al acto.
----------Las consecuencias morales del ateísmo son preocupantes y devastadoras. Por fortuna, muchos ateos no las ponen en práctica, de lo contrario se volverían promotores de su propia destrucción y de la disolución de la convivencia civil. Lo dice bien el padre Divo Barsotti cuando hace observar que, siendo Dios el creador de la vida, el ateo, si fuera coherente, debería suicidarse. Si en efecto Dios es el principio de la vida humana personal y social, ¿cómo la negación de Dios no debería de por sí comportar la negación de la una y de la otra?

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