El Dios de Hegel no es Dios sin el mundo. El espíritu no puede prescindir de la materia. Es el Dios de Spinoza y de Schelling, síntesis de pensamiento y de extensión, el Deus sive Natura. Para Hegel la Idea se hace naturaleza y la naturaleza se trasciende en la Idea. El hombre se hace Dios y Dios se hace hombre. El espíritu se hace materia y la materia se hace espíritu. [En la imagen: Georg Friedrich Wilhelm Hegel].
El ateísmo marxista deriva del idealismo hegeliano
----------Por lo tanto entonces, para el idealista, si Dios existe, no será otra cosa que una idea, un Dios-pensado-por-el-yo. Entonces se entiende cómo, en este punto, aparecerá un Marx para deducir que el hombre no tiene necesidad de estar fundado sobre un Dios trascendente. El hombre se basta a sí mismo; no depende de un ente superior, una causa primera que lo haya creado y de la cual dependa en el ser.
----------Además de eso, Marx confunde la libertad con la independencia, por lo cual para él un Dios trascendente sería un padre-patrón opresor, que impide al hombre ser libre. De hecho, Marx no concibe una libertad finita, causada y dependiente de Dios. La libertad o es absoluta o no existe. El hombre que admite un Dios se hace esclavo de este fantasma hecho con sus propias manos, así como acepta ser esclavo del patrón y del cura.
----------Es también interesante que Marx, planteándose la cuestión del origen del hombre, él que incluso está dotado de sentido histórico y del devenir, no se da cuenta de la contingencia de la existencia humana, es decir, del hecho de que el hombre existe pero podría no existir, y de hecho los individuos comienzan a existir y cesan de existir (cf. G.M.-M. Cottier, L’athéisme du jeune Marx et ses origines hégéliennes, Vrin, Paris 1959, pp. 351-353). El caso es que Marx parte de la idea, completamente infundada, de que el hombre, el Gattungswesen, sea el ente necesario por excelencia, que existe por esencia, atribuyendo una vez más de modo irrazonable a la humanidad un carácter exclusivamente propio de la divinidad.
----------Es curiosa esta identificación de la esencia y de la existencia en el hombre, cuando luego Marx afirma que el hombre alienado en el sistema capitalista está privado de su esencia y la realización del comunismo consiste en el hecho de que el hombre recobra la posesión de su esencia. Probablemente la explicación de esta contradicción la encontramos en la concepción dialéctica del Absoluto propia de Hegel: el Absoluto por necesidad se niega a sí mismo y vuelve a sí mismo. Marx, está claro, ha puesto al hombre en lugar del Absoluto hegeliano, pero el mecanismo dialéctico es el mismo.
----------Si el hombre, para Marx, es el ente supremo cuya existencia coincide con la esencia, no por eso el ente supremo, para Marx, es eterno, simple, acto puro, inmutable e impasible como el Dios trascendente del teísmo, sino que, como el hombre, es histórico, evolutivo, conflictual, mudable y deviniente.
----------Y por lo demás, ya el Absoluto hegeliano coincide con el Devenir y con la Historia. Digamos que es un eterno devenir. Y la ley de este devenir, para Hegel y para Marx naturalmente es la dialéctica. De aquí la conocidísima expresión para expresar el sistema marxiano de "materialismo histórico-dialéctico". Obviamente, el elemento material viene a acentuar el devenir temporal del Absoluto marxiano.
----------Hay luego algunos que se han preguntado, convencidos de estar haciendo una pregunta muy aguda: ¿quién causa a la causa primera? Ellos creen que de todos modos el ente, cualquier ente, es causado, por lo cual también un ente primero deberá ser causado. Desde la óptica realista se demuestra que existe un ente no causado, por lo cual es absurdo entonces preguntarse quién lo causa.
----------En cuanto a la óptica idealista, la respuesta es simple. El idealista acepta el principio de la causa sui, por lo cual le es muy fácil responder: yo soy el principio de mí mismo. Yo no soy causado por nadie, porque existo en virtud de mi pensarme: cogito, ergo sum. No pienso porque soy, sino que soy porque pienso.
----------Ahora bien, debemos advertir que si yo concibo a Dios de este modo, ya soy ateo sin haberme dado cuenta. Para poder darme cuenta, basta que reflexione sobre este punto: ¿que Dios es un Dios que es la explicitación de mi yo? Si Dios es esto, entonces quiere decir que Dios soy yo. Pero entonces, ¿qué necesidad hay de un duplicado que está en el cielo y que sería mi creador? Y sin embargo, ¡el verdadero Dios sería precisamente éste! Pero si este Dios es inútil, porque yo ya me basto a mí mismo, he aquí entonces eliminado el Dios trascendente, otro distinto a mí y por encima de mí, el verdadero Dios altísimo, ser supremo, causa primera, ya que en realidad yo soy una simple creatura. ¡Y he aquí el ateísmo!
----------Una cuestión importante hoy es la afrontada por Jacques Maritain en La significación del ateísmo contemporáneo (conferencia brindada en el Instituto Católico de París, 1949, Morcelliana, Brescia 1954), de saber discernir el verdadero ateísmo del ateísmo aparente, y viceversa, saber desenmascarar ciertas formas de teísmo aparente que en realidad esconden el ateísmo. Yo, por ejemplo, me he visto acusado de creer en un Dios "pagano" o "precristiano" porque he afirmado que Dios castiga a los malvados.
----------Es muy clara la concepción que tienen de Dios estos mis acusadores: se trata del Dios del buenismo y del misericordismo, vale decir, ese Dios que hace sólo y siempre misericordia y no castiga nunca a nadie. Pues bien, sí, con respecto a este falso Dios, que contradice un tercio de lo que la Sagrada Biblia dice de Dios, yo soy un ateo, pero tan sólo porque los verdaderos ateos son mis acusadores.
----------Es luego imaginable el daño que hacen los pseudo-teístas: el daño es el de suscitar en los honestos una reacción de rechazo indignado, que los lleva a negar a Dios, pero sólo, como observa justamente Maritain, porque se les ha presentado un falso concepto de Dios, fideísta, irracional, idealista, panteísta o lo que fuere, de tal modo que su reacción es del todo sana, porque es hecha en nombre del verdadero Dios, aunque quizás ellos no se den cuenta de ello y se declaren ateos.
----------Son aquellos que, como se ha dicho, "creen no creer", pero son más creyentes que aquellos que tienen siempre en la boca la palabra "Dios", pronunciada incluso desde el púlpito o desde una cátedra de teología, o más frecuentemente hoy desde un blog en internet o desde un canal de Youtube con medio millón o un millón de suscriptores, pero que confunden a Dios con un ídolo de su mente.
----------Una forma antiquísima de ateísmo aparente y aún hoy difundida en Asia es el budismo, cuyo ideal es el alcance del famoso -aunque a menudo malinterpretado- "nirvana", que comporta la negación no de Dios, como algunos creen, sino de lo vano y de lo múltiple, que es un ideal para alcanzar el cual es necesario hacer el "vacío" (sunyata), que no es, también aquí contra una interpretación difundida, una supresión de las pasiones, sino un vaciamiento o "kénosis" de las propias impurezas y concupiscencias, así como vaciamos un precioso cáliz de un líquido despreciable para llenarlo con un muy apreciado licor.
----------Así la mente del asceta o del monje budista se convierte en el "buddha", es decir, el "iluminado" por una Luz inefable, que él mismo no es capaz de describir y de la cual no habla -he aquí la sospecha de ateísmo-. El nirvana no es la Luz que ilumina, sino el reflejo beatificante de esa Luz en el monje contemplativo. Su teísmo, por tanto, no se deduce del hecho de que el monje hable de Dios, sino de lo que dice de su propia experiencia, de la cual se deduce que, si es tan beatificante, es señal de que ha tenido un contacto con Dios, así como si alguien se quema una mano, es señal de que ha tocado el fuego.
----------El Dios de Lutero es un Dios para el yo, vale decir, el Dios-conmigo, que no es, en la visión de Lutero, el Dios puro espíritu trascendente y abstracto y lejano del Antiguo Testamento, sino el Dios cercano, concreto y encarnado, inmanente, del Nuevo Testamento, entendido como Dios que no puede ser Dios sino en el hombre, hecho hombre y para el hombre. Ahora bien, es fácil pasar de un Dios que por esencia beneficia al hombre a un Dios funcional al hombre. Ya no el hombre siervo de Dios, sino Dios siervo del hombre. Pero entonces, ¿quién es el que cuenta? ¿Es Dios? ¡No! ¡Es el hombre!
----------De aquí saldrá el Dios de Hegel, que no es Dios sin el mundo. El espíritu no puede prescindir de la materia. Es el Dios de Spinoza y de Schelling, síntesis de pensamiento y de extensión, el Deus sive Natura. Para Hegel la Idea se hace naturaleza y la naturaleza se trasciende en la Idea. El hombre se hace Dios y Dios se hace hombre. El espíritu se hace materia y la materia se hace espíritu.
----------Para Hegel el absoluto, el ser existente por esencia, es Dios, es el Espíritu. Para Marx, es la materia, es el hombre colectivo, el Gattungswesen, el ser del género, se entiende, del género humano. Tanto para Hegel como para Marx, el espíritu es dialéctico, deviene en la historia y procede por oposiciones. Aclaro que digo: "ser del género humano", porque la traducción hecha por algunos con "ser genérico" no tiene sentido. Marx se refiere simplemente a la humanidad, que para él tiene un ser por cuenta propia, es el ser subsistente, que por tanto toma el lugar del Dios ipsum Esse de santo Tomás de Aquino. Marx, en la escuela de Hegel, entendía de metafísica. El problema es que la aplica mal.
----------Tanto para Hegel como para Marx, el espíritu, que es el yo cartesiano-luterano, es un espíritu dialéctico, que existe por sí, se pone a sí mismo fuera de sí y contra sí como materia, se aliena a sí mismo, pierde su propia esencia y, en virtud de la negación de la negación de sí, retorna a sí, recupera la coincidencia de esencia y de ser, de pensamiento y de ser, después de haberse contradicho y enajenado de sí en lo otro distinto de sí.
----------Así se verifica en Hegel la reconciliación del espíritu consigo mismo, del espíritu fuera de sí y enajenado de sí, sin embargo sin suprimir la oposición del espíritu consigo mismo en el interior de sí mismo (como en Fichte), porque esta inquietud es la esencia y la vida del espíritu. La quietud es compañera de la inquietud. Lo simple es la síntesis de lo contradictorio. El absoluto no es sin lo relativo. Lo infinito no es sin lo finito. El bien no es sin el mal. La vida no es sin la muerte. Lo eterno es el eterno devenir.
----------Así el inicio produce el fin, pero el fin retorna al inicio, de modo que como al inicio uno es todo, al final todo es uno. El espíritu deviene materia y la materia deviene espíritu. Un falso concepto de Dios produce fácilmente el ateísmo y esconde el ateísmo. Por ende, el ateísmo de Feuerbach, retomado luego por Marx, es el desvelamiento del ateísmo implícito en el teísmo hegeliano.
----------El yo, pensándose a sí mismo, se pone o postula a sí mismo no sólo como pensado, sino como ser, dado que el pensamiento coincide con el ser: ésta es la interpretación fichtiana praxista del cogito cartesiano, interpretación que luego permanecerá tanto en Hegel como en Marx, aunque Hegel se contentará con el pensar especulativo, mientras que Marx asumirá el praxismo fichtiano y afirmará que el espíritu, que para él como para Feuerbach es el espíritu humano, se produce materialmente a sí mismo por medio del trabajo. Por consiguiente, el hombre se naturaliza y la naturaleza se humaniza.
----------Marx, sin embargo, en la línea de Feuerbach, recupera el realismo gnoseológico contra el idealismo hegeliano. En Marx, la ciencia no es ciencia de la idea absoluta, no es teología, no es metafísica, no es ciencia del espíritu, sino ciencia empírica de la realidad material externa, natural, objetiva, técnica, económica, política, social e histórica; saber no puesto por la conciencia, sino independiente de la conciencia, porque no es la realidad la que depende de la conciencia, sino que es la conciencia la que depende de la realidad.
----------Este realismo de Marx estaría bien, si no fuera porque esta dependencia de la conciencia de la realidad la entiende materialísticamente, es decir, como si el espíritu dependiera de la materia o fuese una excrecencia ("superestructura") de la materia. Recordemos además que para Marx la verdad no depende de la razón especulativa, sino de la praxis. En evidente polémica con Hegel, en la famosa Tesis XI sobre Feuerbach, él dice que lo que cuenta no es contemplar el mundo, sino transformarlo.
----------El realismo marxista no tiene ninguna aspiración especulativa, sino que es sólo funcional a la afirmación política del mismo marxismo en la configuración concreta del partido comunista. El saber marxista está dominado por una voluntad de poder, según la orientación dada al saber por Descartes. No está excluido, ciertamente, en Marx, el concepto tomista de la verdad como adaequatio intellectus et rei, pero podemos imaginar cómo, ateniéndonos a aquellas premisas praxistas dialécticas, el marxista no se detenga, llegado el caso, en alterar los datos objetivos para justificar lo injustificable y negar la evidencia, si esto puede servir para engañar a los ingenuos y favorecer la causa del marxismo, como de hecho sucede dondequiera que el marxismo es propagado y puesto en práctica, sobre todo en su forma leninista. La ética marxista llega así a justificar la mentira, si esta puede servir a la afirmación o al éxito del partido comunista.
----------En Marx la razón se adapta a la realidad, pero también la realidad, llegado el caso, debe adaptarse a la razón. Marx no identifica, como Hegel, lo real con lo racional, colocándose sólo en el plano del pensamiento; los distingue, pero por medio de la acción quiere, llegado el caso, que lo real sea racional.
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