El Papa que se necesita

Es cierto que en su sentido originario las expresiones "derecha" e "izquierda" conciernen al ámbito de la política partidaria, y no a la religión. Sin embargo, para tratar de hacernos eco de expresiones que son hoy habituales no sólo en el ámbito de los medios de comunicación sino en el lenguaje común, tratemos de dar a esas palabras un sentido que sea admisible para la vida de la Iglesia y, particularmente, en la actual circunstancia del inicio del pontificado de León XIV. [En la imagen: fragmento de "San Pietro Vaticano", una acuarela de María Ferrón].

Hay que girar ligeramente a la derecha para mantener el rumbo

   

----------Es sorprendente cuán de actualidad sean las recomendaciones hechas por Dios a Moisés y a Josué de guiar al pueblo sin inclinarse ni a derecha ni a izquierda. Y esto vale para cada nauta o timonel, que desde la más remota antigüedad, en el hemisferio norte, sabe bien que para llegar a la meta es necesario mantener el ojo en la estrella polar (o en la cruz del sur, en nuestro hemisferio), porque las corrientes marinas o incluso los descuidos o la inatención de la guía tienden a desviar y arrastrar el barco fuera de la ruta correcta. El desvío a la derecha o a la izquierda puede hacer que la nave choque contra las rocas.

----------Asimismo, el riesgo o la tentación de todo Sucesor de Pedro, dada la fragilidad de su naturaleza humana, así como las seducciones y las amenazas que vienen del mundo, son los de apartarse o a la derecha o a la izquierda de la dirección correcta. En lugar de ser la Iglesia la que guía al mundo por el camino de Cristo, Pedro sufre siempre la tentación de dejarse guiar por el mundo, quizás con la intención de servirlo y hacer su bien, pero en realidad con el riesgo de que el mundo infecte a la Iglesia con sus vanidades y sus ilusiones.

----------Queda siempre, sin embargo, para Pedro la obligación y la posibilidad de discernir en el mundo lo bueno, que debe ser asumido, y lo malo, que debe ser rechazado. Porque el mundo, en efecto, aunque en sí mismo es bueno y creado por Dios, es pecador y no tiene en sí mismo el criterio de su propia bondad ni los medios para su propia salvación, sino que encuentra en la Iglesia el criterio para saber si el camino que está recorriendo es correcto o no, y para tener las fuerzas para alcanzar la meta que la Iglesia le propone.

----------Defecto de la Iglesia del pasado (que hoy repiten en general los católicos pasadistas y fundamentalistas) ha sido el de haber tenido hacia el mundo una actitud demasiado desconfiada, recelosa, impositiva, arrogante, altanera y de fácil condena, sobrevalorando y sobredimensionando su misión de salvadora del mundo, como si el mundo solo tuviera que aprender de la Iglesia, y nada tuviera que enseñar a la Iglesia. En particular existía en el pasado una antipatía general por la modernidad y una clausura o cerrazón exageradísimos hacia el mundo protestante, el cual, a la inversa, experimentaba una gran agitación y vivacidad, y estaba originando una teología tumultuosa e inquieta, que a causa de un concepto irracional de Dios, se habría luego de convertir incluso en ateísmo (como ha explicado bien el padre Cornelio Fabro en su monumental y muy documentada Introducción al ateísmo moderno, Editora del Verbo Encarnado, Segni 2013), mientras que por otra parte progresaban los estudios bíblicos y una profundización del valor y de la dignidad de la conciencia. La Iglesia del pasado fue demasiado de derecha. El Concilio Vaticano II ha cambiado el rumbo a la izquierda.

----------El Concilio Vaticano II ha hecho a la Iglesia más optimista con respecto a los valores del mundo, más comprensiva hacia los hermanos separados, más misericordiosa, más atenta al valor de la conciencia personal, más atenta al devenir histórico, más humilde y más dispuesta a aprender del mundo, y por lo tanto de Dios mismo, creador del mundo, sin por ello renunciar a su misión de salvadora del mundo.

----------Una tentación a la cual eventualmente puede estar sujeto Pedro es la de temer que la Iglesia se haya quedado retrasada con respecto a los progresos que en diversos ámbito hace el mundo, o temer que la Iglesia se aísle del mundo, si no contenta o satisface al mundo. Sin embargo, nuestro Señor Jesucristo le recuerda que también Él, por haber sido fiel al Padre, fue abandonado por los suyos. Cuando aceptamos ser marginados por amor a Cristo, piensa Él en glorificarnos y hacernos luz y salvación del mundo.

----------Sé muy bien, sin embargo, que ese ir a la derecha o a la izquierda en la Biblia nada tiene que ver con el significado que esos dos términos tienen en la cultura moderna a partir del siglo XIX, cuando se tomó ocasión para dar esos nombres debido a una simple distinción de asientos parlamentarios.

----------Comprendo, por tanto, perfectamente que estas dos categorías tienen hoy un contenido político y parecen no adecuarse a designar la línea de un determinado pontificado. A este respecto encontramos más bien las categorías de conservador, tradicionalista, progresista o moderado. Sin embargo, incluso las categorías que he adoptado en este artículo no están privadas de significado.

   

Ser de derecha y ser de izquierda

   

----------Precisemos entonces ahora lo que entendemos hoy por "ser de derecha" o "ser de izquierda". Por lo pronto hay que tener presente que izquierda y derecha no son simples desviaciones o alejamientos de la ruta que procede hacia adelante. Esto corresponde al famoso in medio stat virtus, a la elección moderada y equilibrada, pero no excluye un moderado moverse a la derecha o a la izquierda.

----------Lo que entiendo decir es que tanto "ser de derecha" como "ser de izquierda" son valores, pero solo valores parciales, que piden ser completados por el opuesto valor. ¡Cuidado con tomar la parte como si fuera el todo! Pues así nacen las ideologías y las dictaduras de derecha o de izquierda.

----------Dicho de otra manera: los valores izquierda y derecha están hechos para completarse y corregirse recíprocamente. La recíproca oposición no debe ser nunca absoluta, como si fuera la lucha del bien contra el mal o la batalla apocalíptica (Ap 20) de los justos contra los malvados (una vez más cito como ejemplo de ello a los fundamentalistas de cualquier signo). De la confrontación comparativa de ambos valores debe surgir una dialéctica o diálogo, no una exclusión o una condena recíprocas. 

----------Uno se puede mover hacia la propia parte para corregir los defectos de la parte opuesta, pero no se debe exagerar en este desplazamiento, de lo contrario se acentúan los propios defectos y se olvidan las virtudes de la parte opuesta. Por consiguiente, si se va demasiado lejos en una dirección, hacia una parte, es necesario virar hacia la parte opuesta. A un Papa que ha ido demasiado a izquierda, es necesario elegir uno que, sin ser de derecha, se detenga en ir a la izquierda y se mueva ligeramente a la derecha.

----------A un Papa demasiado pastor es necesario hacer suceder un Papa doctor, a un Papa demasiado innovador, un Papa conservador, a un Papa demasiado amplio, un Papa severo, a un Papa demasiado sobre lo social, un Papa piadoso y religioso, a un Papa entre la gente, un Papa alter Christus, a un Papa que va hacia el mundo, un Papa que llama al mundo a sí.

----------Se trata, como es sabido, de dos opuestas visiones o concepciones de la vida política, las cuales tienden a extenderse o ampliarse en un sentido moral, cultural y espiritual y adquirir un aspecto de absolutez, aunque en realidad son entrambas las dos mitades del todo, con la pretensión de absorber en sí el todo y, por tanto, ver a la otra no como la otra mitad, sino como el enemigo que hay que derribar.

----------Estarían hechas para complementarse mutuamente, pero a causa de la absolutización fundamentalista de la propia posición y de la ceguera respecto al valor de la otra posición, son dos enemigos irreconciliables, que terminan así por causar una laceración interna a la sociedad y a la Iglesia.

----------La izquierda acentúa la promoción de la justicia económica y social y la laboriosidad en beneficio de los pobres, la atención a los últimos y a los marginados, el respeto de los frágiles, el valor de la fraternidad universal, de la democracia y de la voluntad popular, el aspecto subjetivo de la conducta moral, la perspectiva del bienestar terreno y las ventajas de la ecología, la importancia de la historia, la exigencia del progreso y de la renovación, la sinodalidad, subraya la grandeza de la misericordia y la condena de la guerra, contra el fundamentalismo, el egoísmo de los ricos, el pasadismo, las rigideces, el legalismo, el dogmatismo, el clericalismo y el fariseísmo. La izquierda incluye a los progresistas, verdaderos y auténticos seguidores del Concilio Vaticano II, pero también incluye a los modernistas, falsificadores del Concilio.

----------Se debe prestar atención y entender correctamente la categoría del progreso que entra en la del "ser de izquierda". Es ciertamente deseable que el papa León XIV sea más avanzado que el Papa difunto. Está claro que en la vida hay que seguir adelante y no volver hacia atrás. Sin embargo, es necesario recordar siempre que uno de los deberes del Papa es también el de conservar el depósito revelado y el de recuperar y reproponer ciertos valores de este depósito que hubieran sido olvidados.

----------Para decir lo mismo con otras palabras: la búsqueda de lo nuevo y mejor debe conjugarse con la fidelidad a los valores perennes emergentes del pasado, con su custodia y su defensa y, si es necesario, con la recuperación de lo antiguo caído en olvido. Es necesario reparar lo que se ha estropeado, recuperar lo que se ha perdido, volver a dar vida a valores vitales descuidados o silenciados, poner orden allí donde haya sido creado el desorden, repristinar lo que todavía es bueno.

----------En cambio, es necio querer volver a poner en auge lo que está superado o ya no sirve o se ha mostrado equivocado o dañino. Cito al vuelo dos ejemplos. ¿Para qué conservar el comunismo, que tantos problemas ha causado a la humanidad, como bien sabemos? Rusia en 1989 lo ha entendido, mientras que China todavía no ha aprendido la lección. ¿Para qué seguir profesando ese idealismo alemán que ha producido el amargo fruto del nazismo y el fascismo, con las guerras mundiales del siglo pasado?

----------No está mal, al respecto, hablar de restauración. De hecho, los restauradores de obras antiguas prestan un excelente servicio a la cultura. En la historia siempre sucede que ciertos valores son olvidados. Uno de los deberes del buen pastor es rencontrarlos y reproponerlos.

----------La derecha insiste en los valores de la tradición, en la necesidad de conservar los valores absolutos, en la escala de valores, en la importancia de la sana doctrina, de la obediencia a la ley, en los deberes militares, en la inmutabilidad de los dogmas, en la refutación de las herejías y del modernismo, insiste sobre el amor a la patria, sobre el respeto de la jerarquía eclesiástica, sobre el primado del cristianismo, sobre la existencia de los castigos divinos, sobre la importancia del sacrificio, de la ascética y de la disciplina moral, de lo sagrado, de lo trascendente, de la liturgia, de la religión y de la espiritualidad. La derecha incluye a los tradicionalistas moderados, que aceptan el Concilio Vaticano II, pero también incluye a los pasadistas, que rechazan el Concilio.

----------Izquierda y derecha no son ideales absolutos en el sentido que cuanto más se realizan, tanto mejor sea, no: son simples ingredientes de la vida social y eclesial, que tienen un límite que no debe ser traspasado, de modo que no deben pretender sustituir a la corriente opuesta o considerarla enemiga. Lo diferente, como nos ha recordado muchas veces el papa Francisco, no es el enemigo, sino el hermano. No debe ser excluido, sino acogido. Con él es necedario construir un puente y no un muro.

   

Después de haber soltado el freno, ahora es necesario apretarlo

   

----------Con el papa Francisco, como y aún más que para los precedentes Papas progresistas del Concilio y del postconcilio, hemos tenido un Papa de izquierda, naturalmente dentro de los límites correctos y no relativista o secularista o comunista, como algunos calumniosamente lo acusan de ser.

----------Pero con Francisco, que ha sido verdadero Papa de la misericordia y de la fraternidad universal, por culpa de ignorantes o astutos alborotadores,  la misericordia ha corrido el riesgo de decaer en el misericordismo, en el buenismo y en el perdonismo y, por consiguiente, cuando las cosas han sido llevadas al límite, se ha arriesgado caer en la excesiva tolerancia, en la connivencia y en la complicidad con el pecado, donde ya no se ve la malicia, sino solo la debilidad, pero el caso es que así el pecador no se corrige y se apoltrona en su miseria con todo su daño según el antiguo adagio "el médico piadoso agrava la llaga".

----------En ciertos casos no basta el tratamiento farmacológico y se hace necesaria la intervención quirúrgica; no basta el volumen medio de la voz, sino que, como dice el profeta, hay que gritar a todo pulmón, no basta la dulzura, sino que es necesaria la firmeza. El misericordismo termina por producir lo contrario de sus intenciones; termina por dar espacio precisamente a esos prepotentes que oprimen tranquilamente a los pobres en la convicción de que Dios es misericordioso y les perdona. Ellos creen que Dios no cierra un ojo, sino los dos.

----------El hecho es que Francisco ha viajado demasiado hacia la izquierda. Por consiguiente, ahora se necesita un Papa, el cual, sin renegar en absoluto de las excelentes aportaciones de Francisco al progreso de la Iglesia, recupere o repristine algunos valores de derecha, pero sin correr el riesgo de caer en el pasadismo preconciliar. Debería mirar a los Papas del Concilio y del postconcilio, sobre todo a los Santos.

----------En cambio, si hubiera sido elegido un Papa con los defectos de Francisco, está claro que los actuales problemas suscitados por el laxismo y por el buenismo no solo no se resolverían, sino que se agravarían, salvo siempre, el poder del Espíritu Santo de corregir él mismo la ruta del Papa, a fin de que se realice lo que Cristo ha querido en nombre del Padre para la salvación del hombre.