domingo, 4 de mayo de 2025

Concepciones erróneas del infierno: Rahner (4/4)

Karl Rahner afirma que no existen pronunciamientos del Magisterio acerca de la existencia de condenados; pero su aserción es falsa, puesto que, como demostramos abundantemente, la interpretación que de la Escritura y de la Tradición hace la Iglesia, debe llevarnos a afirmar con certeza no sólo la posibilidad de la existencia de condenados, sino también su existencia efectiva. [En la imagen: "Los adivinos", ilustración para el XX Canto del Infierno, de la Divina Comedia de Dante Alighieri, miniatura de Priamo della Quercia, siglo XV].

----------Como hemos dicho, se puede y se debe ciertamente trabajar y rezar por la salvación de todos y de cada uno; de hecho, no podemos razonablemente esperar por nosotros si no esperamos por la salvación de los demás. Sin embargo, nosotros no podemos constreñir a todos a nuestras mismas elecciones escatológicas, y tampoco Dios lo hace, dejando a todos libres de hacer la propia elección, incluso la elección contra Él, aún cuando naturalmente tampoco Él puede evitar las consecuencias.
----------En cambio, podemos y debemos responder de nuestra elección. Podemos por tanto ser felices incluso si no todos se salvan. Cada uno tiene su responsabilidad: radica aquí la dignidad y la característica de cada individual persona, que no sea la marioneta de un régimen totalitario. No somos tampoco los engranajes de una máquina movidos deterministamente e inexorablemente por su motor. La naturaleza de la conducta humana no es un "proceso apriórico de autotrascendencia hacia Dios". Está quien elige por Él y quien elige contra Él. Y siempre se trata de conducta humana.
----------Por tanto, también nosotros, como Dios, debemos respetar las elecciones de los otros, en su diversidad y contrariedad. La visión de Dios debe podernos bastar para consolarnos también de la eventual condenación de personas queridas. Esto no quiere decir preocuparnos sólo por nuestra felicidad desinteresándonos de la suerte de los otros; al contrario, como Cristo, debemos estar dispuestos a dar nuestra misma vida por la salvación de los otros. Pero el hecho es que ellos pueden rechazar por orgullo tal salvación, y entonces no nos queda, como hace Dios mismo, sino tomar en cuenta su elección con sus justas e inevitables consecuencias penales -el infierno- que ella implica. Santo Tomás recuerda que es justo que los malvados sean castigados con el infierno.
----------Se espera ese bien que no podemos estar físicamente seguros de que sucederá, y este bien es precisamente nuestra salvación, querida ciertamente por Dios, pero que depende también de nosotros, que somos cambiantes en nuestra voluntad. En efecto, nuestra salvación no es un acontecimiento futuro cierto como el prever que si sumamos 5 y 7 el resultado es 12. Un hecho de este género no lo esperamos: sabemos simplemente que sucederá. La esperanza en cambio concierne al futuro de nuestro libre albedrío, el cual, como he dicho, es mutable, no sólo en las elecciones cotidianas, sino también en relación a nuestro destino último. Sin embargo, si nos comportamos bien ahora, tenemos la certeza moral de podernos salvar.
----------Así también los acontecimientos escatológicos anunciados por el Señor, como por ejemplo su Parusía o la resurrección de los muertos o la salvación del "resto" de Israel, no son objeto de esperanza, sino simplemente de previsión fundada sobre la fe en Cristo. No así nuestra salvación de cada yo individual -en esto Lutero se equivocaba-; sin embargo la conciencia de que estamos cumpliendo nuestro deber, la continua petición a Dios de darnos la perseverancia final y la certeza absoluta de que Dios quiere salvarnos, debe poder ser suficiente para darnos confianza en nuestro futuro y una suficiente certeza moral de que nos salvaremos.
----------He mencionado arriba el "resto" de Israel. Es cierto que el apóstol san Pablo dice "todo Israel será salvado" (Rm 11,26); pero ésta es una expresión enfática y afectuosa, que no puede desmentir el dato vétero-testamentario ya existente del "resto de Israel". Por otra parte, Paolo no ahorra expresiones durísimas frente a aquellos Israelitas que rechazan a Cristo. Se puede pensar en una conversión general de Israel en el momento de la Parusía, como por lo demás dice explícitamente el mismo Pablo.
   
La cuestión del infierno
   
----------La condenación, según Rahner, no es un dato de hecho, sino una simple posibilidad: "El dogma del infierno afirma: La vida del hombre está amenazada por  Ia posibilidad real de un fracaso eterno; posibilidad que reside en que el hombre puede disponer libremente de sí mismo y puede también rechazar libremente a Dios. Esta posibilidad del hombre Ia testifica Jesús directamente cuando amonesta que se tenga cuidado con las consecuencias del arbitrario y obstinado encerrarse en si mismo (que se libren de las faltas contra el amor, norma del juicio), con imágenes acostumbradas en su tiempo. [...]  No existe ninguna revelación ni afirmación del magisterio eclesiástico con respecto a la realización práctica de esta posibilidad en el hombre; nada sobre si se realizará de hecho o en qué circunstancias" (véase, de Rahner, el Diccionario Teológico, Editorial Herder, Barcelona 1966, voz: Infierno, columnas 341 y 243).
----------Téngase en cuenta que en este pasaje Rahner dice que el dogma del infierno afirma que "la vida del hombre está amenazada por  Ia posibilidad real de un fracaso eterno; posibilidad que reside en que el hombre puede disponer libremente de sí mismo y puede también rechazar libremente a Dios". Éste es uno de los rarísimos casos en los cuales Rahner admite la posibilidad de elegir por o contra Dios. Pero permanece como una mera posibilidad abstracta porque, como Rahner repite muchísimas veces, el hombre y cada hombre, según él, está constituido por la orientación sobrenatural hacia Dios. Por otra parte, él también admite la posibilidad de aceptar o de rechazar la gracia, pero incluso quien la rechaza está de todos modos en gracia.
----------"En virtud de la antropología y escatología cristianas, en una interpretación seria y cauta de la sagrada Escritura y de sus afirmaciones escatológicas, no estamos obligados a afirmar que sabemos con seguridad que para determinadas personas la historia de la salvación como historia de la perdición termina efectivamente en la condenación absoluta" (Curso Fundamental sobre la Fe, Editorial Herder, Barcelona 1998, p.500).
----------"La doctrina bíblica de las penas del infierno (redactada en el género literario de los 'discursos de amenaza') es interpretada hoy en el sentido de que ella afirmaría, sí, una real posibilidad de tales penas, pero que no diría nada acerca del dato de hecho de si tal perdición definitiva se verificará nunca realmente en la historia concreta" (Nuevos Ensayos, vol.V, op.cit., p.199).
----------Hemos ya visto cómo la aserción de que no existan pronunciamientos del Magisterio acerca de la existencia de condenados es falsa, de modo que se debe decir que, como siempre ha sucedido en la Tradición, la -para usar las palabras de Rahner- "interpretación seria y prudente" de la Escritura debe llevarnos a afirmar con certeza no sólo la posibilidad de la existencia de condenados, sino también su existencia efectiva. Es necesario distinguir cuidadosamente, como hemos visto, en las intervenciones de Cristo sobre el tema, sus palabras de advertencia o de exhortación o de amenaza de las previsiones de hechos que sucederán.
----------Pero en otro lugar Rahner excluye sin más la posibilidad misma de la existencia de condenados, también prescindiendo del recurso a la "esperanza": "Con la historia de la salvación y de la revelación en Jesucristo y después de Jesucristo [...] se puede decir excluida y superada la posibilidad de un último rechazo en la existencialidad sobrenatural de la historia por parte de la libertad de la humanidad" (Dios y Revelación, Ediciones Paulinas, 1981, p.429).
----------Rahner presenta la esperanza de que todos se salven en las vestes paulinas de la "esperanza contra toda esperanza", no obstante la existencia de tantos horrores y crímenes morales, que por el contrario nos inducirían a convencernos de la existencia de condenados. Pero esta persuasión, siempre según Rahner, reflejaría una "sabiduría del mundo" que es necesario rechazar:
----------"La esperanza universal no es un cómodo analgésico a la miseria de nuestro tiempo, más bien, considerada desde el punto de vista del hombre, es una exigencia inaudita a él impuesta; ella es una forma moderna de la locura de la cruz, de la esperanza contra toda esperanza, una locura que es la sabiduría de Dios contra la sabiduría del mundo" (Nuevos Ensayos, vol. X, op.cit., pp. 412-413).
----------Aquí Rahner cita a despropósito el dicho paulino, que no se refiere a una esperanza de que todos se salven, sino en general a la potencia de la esperanza teologal, la cual obtiene de Dios bienes que humanamente sería imposible esperar. Pero entre estos bienes no existe la salvación de todos. Por otra parte, no es "sabiduría del mundo" afirmar que no todos se salvan, sino doctrina de fe; sabiduría del mundo es en cambio afirmar, sin base bíblica, que todos se salvan.
----------Rahner confunde la indudable obligación de condicionar la propia salvación a la laboriosidad por la salvación de los otros, con su convicción de que se esté obligados a esperar en la salvación de todos: "¿Hoy quien tuviera el coraje de confiar en el propio futuro absoluto, en la propia perfección definitiva, si no reconociera la obligación feliz de esperar también por todos los otros?" (Ibid., p.414). Este "coraje" es un verdadero coraje, porque está basado en la doctrina de la Iglesia, la cual precisamente nos enseña que no todos se salvan.
----------Un argumento absolutamente nulo a favor de la salvación de todos es el hecho de que la humanidad es "una" y por tanto debe ser salvada toda. Aquí Rahner cae en una sorprendente confusión entre la unidad de esencia y la unidad colectiva: ciertamente que la humanidad es una en cuanto esencia humana universal; pero esto no implica necesariamente una unidad colectiva en la unión con Cristo. Parece que aquí nos encontramos frente a una especie de origenismo:
----------"La humanidad es una y es salvada en cuanto una por el hecho de que el Logos eterno en Jesús se encarna en esta unidad; por lo que él debe comunicar su salvación definitiva (que conviene necesariamente a Él como Logos de Dios), dado que la unidad de la historia humana resultaría disuelta, si la salvación, que uno de sus miembros posee necesariamente, no tuviera ninguna importancia para la posibilidad de la salvación de la humanidad una" (Nuevos Ensayos, vol. VI, op.cit., p.325).
----------Hago la observación de que el Verbo se ha encarnado solamente en una individual humanidad, no en la humanidad entera, no obstante cada hombre sea llamado a participar del misterio de la Encarnación; pero no todos, como dice el Concilio de Trento, se vuelven disponibles, por su culpa, a vivir en Cristo.

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