domingo, 29 de diciembre de 2024

Los errores de Karl Rahner: la Iglesia (2/3)

Para Rahner, el mundo está ya iluminado por Dios, de hecho ya lo experimenta trascendentalmente, es ya Iglesia santa y fiel; sólo que no lo sabe y no sabe expresar lo que experimenta; radica en la Iglesia visible hacerlo consciente de esto y ayudarlo para encontrar la palabra que exprese esa experiencia. [En la imagen: fragmento de "Ruinas del claustro en invierno", óleo sobre lienzo, obra de Carl Georg Adolph Hasenpflug].

Rahner no llega a entender cuál es la verdadera relación entre Iglesia y mundo
   
----------Nos podríamos preguntar: pero si el mundo es ya "santo", es ya "sagrado", ¿qué necesidad existe de salvar al mundo? ¿Qué necesidad hay de la Iglesia como comunidad que salva al mundo? ¿Qué necesidad hay de la Iglesia como anunciadora de una Palabra de salvación? Rahner respondería así: pero "salvar" al mundo no consiste en el donarle, aunque sea por medio de la Iglesia, una gracia que ya antes no poseía a-temáticamente; no quiere decir anunciar una verdad, aunque sea por medio de la Iglesia, que el mundo no posea ya pre-conceptualmente. Sino que significa sólo llevar al mundo a la consciencia explícita y temática de esa gracia, de esa santidad y de esa fe que ya posee.
----------Esta concepción rahneriana de la actividad evangelizadora y sacramental de la Iglesia, está bien ilustrada por Arellano, en la ya citada relación, allí donde se dice que para Rahner "La predicación y los sacramentos de la Iglesia, serían, pues, el complemento categorial de una salvación ya dada, en forma anónima, en el interior del que vive su religiosidad en cualquier tradición religiosa o del ateo que sigue su conciencia con autenticidad. Reduce, así, la función de la Iglesia a mera explicitación de lo ya dado, perdiendo su carácter de mediación causal de la gracia. La predicación de la Iglesia y sus sacramentos quedan así desdibujados" (p.184).
----------Seguidamente, Arellano documenta estas sus afirmaciones con las siguientes palabras de Rahner: "La consecución de nuevos cristianos eclesiales no es tanto ni ante todo la salvación de los que, en caso contrario, estarían perdidos, sino la consecución de testigos que como signo para todos pongan de manifesto la gracia de Dios que actúa en todas partes del mundo […]. La Iglesia ha de luchar por la justicia y la libertad, por la dignidad humana, incluso cuando más bien se perjudica a sí misma, cuando una alianza con los poderes dominantes, aunque fuese oculta a primera vista más le favorecía" (pp. 184-195). Arellano concluye notando cómo estas ideas han conducido a la "teología de la liberación".
----------Por cuanto respecta luego a la relación sagrado-profano, Rahner observaría que para conferir dignidad a lo profano no hay necesidad de sacralizarlo. La dignidad de lo profano, diría Rahner, está en el mediar lo sagrado, como el mundo media a Dios y como lo humano media lo divino. Lo profano, como dice su etimología (pro-phanum), es el espacio que está ante lo sagrado, el templo y desde el cual se contempla el templo, como la Piazza del Duomo de Milán está delante del Duomo o la Plaza Moreno está delante de la Catedral de La Plata. Como desde la plaza se accede al templo, así lo profano es vía a lo sagrado, y como la plaza no es fin en sí misma, sino que es adorno del templo, así lo sagrado consagra lo profano, sin que por esto deban ser confundidos entre sí y en sus roles.
----------Rahner, de tal manera, no entiende cuál sea la verdadera relación entre Iglesia y mundo. El punto discriminante es la cuestión de la salvación, porque según la fe, la Iglesia es la comunidad que salva, mientras que el mundo es la humanidad que tiene necesidad de ser salvada. En cambio en el pensamiento de Karl Rahner, parece que las relaciones se invierten, pues el mundo está ya salvado gracias a la experiencia trascendental sobrenatural, mientras que la Iglesia no es más que la expresión externa e histórica, falible y mutable, como lo es todo el plano de la categorialidad y de la empiria, de la fundamental, decisiva y apriórica experiencia salvífica atemática asegurada por la experiencia trascendental.
----------De este modo, la labor misionera de la Iglesia no consiste, según Rahner, en el dar la gracia al mundo, que todavía no la posee, sino en el hacer que el mundo sea consciente de estar ya en gracia: la evangelización es la "proclamación de la gracia ya dada al mundo" (Nuevos ensayos, vol.I, op.cit., p.667). Por tanto, el misionero, según Rahner, ve en el pagano a "alguien que todavía no conoce su verdadera identidad, alguien que todavía no se ha dado cuenta claramente de lo que se está probablemente ya realizando en lo profundo de su propia existencia [...]. Como cristiano, ¿puedo yo en efecto presumir rápidamente que alguna otra persona esté privada de la gracia de Dios?" (ibid., p.669).
----------Considero que ciertamente no todos nosotros tenemos el discernimiento de una santa Catalina de Siena que sentía en ciertas personas el "hedor del pecado mortal". Sin embargo, el cristiano, el misionero, y sobre todo el sacerdote, deben recordarse a sí mismos que son médicos de las almas. Obviamente, deben jugar no "rápidamente", sino con la máxima prudencia. Pero deberán saber distinguir bien ¡los sanos de los enfermos! Para no hacer como aquel cirujano que amputó la pierna sana en lugar de la enferma.
----------La predicación del Evangelio, según Rahner, no anuncia una verdad que en el fondo el mundo no conozca ya en la experiencia trascendental, porque ésta es apriórica y originaria, mientras que la experiencia sensible, aposteriórica, ocurre posteriormente en el tiempo: "La palabra predicada, en el fondo, llega a un ser que ontológicamente y existencialmente, se encuentra ya en el ámbito de la realidad anunciada por el mensaje, incluso si no la acepta de manera existencial. El hombre puede escuchar el mensaje de la fe cristiana solamente porque la 'Iglesia', mediadora de la gracia, forma ya parte de su existencia. El mensaje, por tanto, aunque absolutamente necesario, solamente despierta la toma de consciencia del ser cristiano, ya sustancialmente formado en nosotros por la acción que habíamos recibido. Por eso, la predicación no presenta a los hombres un contenido nuevo, desconocido y extraño a la esfera de los conceptos y de los símbolos humanos" (Ensayos sobre los sacramentos, op.cit., pp. 287-288).
----------Por consiguiente, para Rahner, el mundo está ya iluminado por Dios, de hecho ya lo experimenta trascendentalmente, es ya Iglesia santa y fiel; sólo que no lo sabe y no sabe expresar lo que experimenta; radica en la Iglesia visible hacerlo consciente de esto y ayudarlo para encontrar la palabra que exprese esa experiencia.
----------Pero, de acuerdo con la visión eclesiológica rahneriana, si el mundo es ya santo, la Iglesia entonces es pecadora. Por eso dice Rahner: "El cristiano tiene la obligación de fe de reconocer la congregación de Jesucristo en esta Iglesia concreta de la pequeñez, de la amenaza histórica, de la claudicación histórica, de la falsa evolución histórica de la Iglesia de Dios" (Curso fundamental, op.cit., p.449). Entonces, ¿es la Iglesia la que santifica al mundo, o es el mundo el que santifica a la Iglesia?
----------Hago la observación que la distinción entre sagrado (Iglesia) y profano (mundo) no significa que Dios sea encontrado sólo en lo sagrado; sino que se encuentra principalmente en lo sagrado, sin por ello excluir una vía profana hacia Dios o una presencia de Dios en lo profano o, como ha subrayado el Concilio, una santidad profana y laical. Autores que en gran medida han promovido la auténtica santidad de lo profano, siendo así precursores del Vaticano II, han sido Maritain y Congar. Rahner ha promovido una profanación de lo sagrado y una sacralización de lo profano. Dios puede y debe estar presente en la razón, en la ciencia, en la filosofía, en la economía, en la política, en el arte, en todas las actividades humanas; pero debería ser claro para el cristiano que Dios está más presente en las virtudes cristianas, en la oración, en el culto divino, en la Sagrada Escritura, en los sacramentos, en la Eucaristía, en los sagrados ministros, en la comunidad eclesial.
----------Por otra parte, la línea divisoria entre lo sagrado y lo profano no es ciertamente el pecado mortal, casi como si lo profano se constituyera en el momento cuando, con un supuesto "pecado mortal", se separe de lo sacro. Una cosa es la distinción, otra cosa es la separación. Sagrado y profano, Iglesia y mundo, son distintos, pero no deben existir separados. Ciertamente, es el pecado el que separa. La justicia, por el contrario, reconoce la distinción, reconoce el primado de lo sagrado, reconoce que a lo sagrado se llega partiendo de lo profano, reconoce que lo sagrado debe santificar y purificar lo profano.
----------Pero el pecado está también en lo interno tanto de lo sagrado como de lo profano. Existen pecados contra la Iglesia y pecados contra el Estado, pecados contra Dios y pecados contra el hombre, pecados contra la fe y pecados contra la razón, y así sucesivamente. Confundir sagrado y profano es incluso panteísmo o, si queremos, secularismo, que son las dos caras de la misma moneda.
----------Por cuanto respecta a la fundación de la Iglesia, Rahner retoma viejas teorías modernistas (cf. encíclica Pascendi, n.22), que minimizan la acción de Cristo desde el punto de vista jurídico, institucional, sacramental y disciplinar, y admiten en Jesús sólo un vago rol inspirador, siempre en obediencia al esquema trascendental-categorial, que aconseja reducir al mínimo o relativizar lo conceptual exaltando lo trascendental, reconducido por el elemento de la libertad, de la creatividad, de la espontaneidad, de la experiencia, de la mística y de la inspiración interior, subjetiva e inefable del Espíritu Santo.
----------Se llega, por ejemplo, a esta declaración en su libro Ciencia y fe cristiana, p.486: "Podemos concebir la autoridad presente en la Iglesia como derivada sin más de Jesús (del prepascual y del resucitado), sin por otro lado tener que remitirnos claramente a una delegación verbal y jurídica, y a la fundación de una transmisión jurídica de tal delegación". ¿Y la misión confiada a Pedro? ¿Y la confiada a los Apóstoles?
----------De esta manera, aparece en los textos de Rahner un Jesús un tanto desvanecido o diluído, que no sabía exactamente qué cosa quería y cómo habría de terminar su empresa, que planteaba un proyecto para luego abandonarlo, un Jesús que no quería fundar una Iglesia, inspirador de un movimiento espontáneo, pero no de una institución infalible que debiera durar para siempre, un Jesús que esperaba poder persuadir y tener éxito, pero que luego se dio cuenta que para ser fiel a su misión debía afrontar la muerte -y éste es el lado heroico que le viene reconocido-, un Jesús, al cual no se le pasaba en absoluto por la cabeza el presentarse como Dios, sino que solamente quería ser un profeta de rescate social, cercano a los pobres y a los marginados, frecuentador de pecadores y prostitutas, amante de los banquetes y del buen vino. Los milagros han sido inventados por sus discípulos para hacerle propaganda. Las profecías se las han puesto en su boca, después de sucedidos los hechos, pero siempre por motivos propagandísticos.
----------Un ensayo de esta impostación: "El 'fundador' posee en su consciencia humana una imagen meditada y clara de la estructura de tal sociedad y tiene la voluntad de realizarla; en tal caso no se puede demostrar históricamente que el Jesús histórico haya querido y fundado de este modo la Iglesia [...]. La Iglesia deriva de Jesús: en este sentido está fundada por él, incluso si él, en su consciencia genuinamente humana, acaso no se ha hecho ninguna idea clara y precisa del cómo y en cuál estructura social habría de continuar existiendo la comunidad de aquellos que creen" (Nuevos ensayos, vol.V, op.cit., p.547).
----------Jesús, tal como parece resultar de la declaración de Rahner antes indicada, al fundar la Iglesia no se ha basado en ningún plan preciso que hubiera sido precedentemente organizado, sino que ha partido un poco a la aventura, vale decir, ha proporcionado los input, los cuales, recibidos y aceptados por los Apóstoles y por los discípulos, les han dado a ellos ocasión y posibilidad de determinar mejor y con precisión roles, oficios, puestos, medios, leyes y finalidades. En tal sentido la Iglesia deriva de Jesús
----------Sin embargo, según expresa Rahner, más allá de las fórmulas verbales o de los actos concretos que Jesús pudo haber cumplido durante su vida pública, debemos hacer nuestra su experiencia trascendental, que por lo demás, siendo apriórica, está ya presente en nosotros, y en su límite también independientemente de las fórmulas, de los ritos y de las instituciones jurídicas que la Iglesia visible e histórica nos trasmite, que son todas ellas cosas siempre en evolución y relativas a lugares y tiempos.
----------Rahner admite, en línea de principio, la existencia en la Iglesia de un derecho divino, pero sostiene que eso que se ha revelado como de derecho divino no proviene tanto de las palabras del Señor, como ante todo de aquello que de un posterior debate intraeclesial, aunque sea siempre de una materia considerada como dato revelado, se ha afirmado como "conveniente": "Una decisión selectiva, histórica y constitutiva de un derecho, que se afirma como perfectamente compatible, legítima e irreversible en a Iglesia primitiva por un acto de auténtica revelación, puede a razón vista venir diseñada como 'juris divini'. En otros términos: es por lo menos pensable [...] que un 'jus divinum' haya nacido en la Iglesia primitiva por el sólo hecho que se afirma en ella una decisión esencialmente conveniente, [...] la cual obra como una elección entre una serie de posibilidades que le son ofrecidas [...] de plasmar la constitución y su derecho" (Ensayos sobre la Iglesia, op.cit., pp. 435-436).

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