Contra los errores de Von Balthasar, debemos hacer la observación de que la Cruz no ha sido "cargada" del pecado, sino de las consecuencias penales terrenas (no infernales) del pecado, precisamente para eliminar el pecado. Y lo que remueve el pecado no puede ser pecado, así como lo que remueve la inmundicia no puede ser la misma inmundicia, sino que será el detergente, y de modo similar lo que fortifica no puede ser la debilidad, sino que será la fuerza, lo que cura no será la enfermedad sino que será la medicina. No es la Cruz en cuanto Cruz la que salva, sino en cuanto Cruz de un Dios omnipotente y misericordioso. [En la imagen: fragmento de una ilustración medieval del infierno, en el manuscrito Hortus deliciarum, de 1180, obra de Herrada de Landsberg].
Cristo en el infierno
----------Observa el padre Ignacio Andereggen en la ya mencionada conferencia: "Este será entonces el lugar también para discutir la tesis de Karl Barth según el cual Jesucristo, el elegido desde la eternidad, es también ese único que está en el puesto de todos los réprobos, a fin de que todos los réprobos puedan por medio de él devenir elegidos. Con referencia a cuanto dice Von Balthasar en Teodramática, vol. 4, pp.263ss., debemos preguntarnos si el concepto de la 'sustitución' también es suficiente, o bien si este concepto, aplicado a Cristo, no tenga en si un aspecto -trinitario precisamente- que lo coloca por encima de una concepción puramente física o jurídica, con lo que también se dice que el portador del pecado del mundo no sufre simplemente 'el infierno' en nuestro lugar, sino más bien algo inaudito y singular, no suficientemente captado por el concepto del simple intercambio de los puestos" (nota en la página 14 del texto original de Andereggen).
----------Estamos de vuelta como al inicio: asistimos, por cuanto parece, a una equívoca tentativa de concebir la satisfacción vicaria de Cristo, no como una verdadera sustitución en la cual Cristo inocente es netamente distinto ("separado de los pecadores", como dice la Carta a los Hebreos) del hombre pecador, sino como un pecador como todos, el cual no sólo "sufre el infierno", sino incluso algo más. Pero ya la idea de que Cristo haya sufrido la pena del infierno es inadmisible, ya que ella está reservada sólo a los condenados.
----------Andereggen explica ulteriormente la posición de Von Balthasar acerca de este tema, posicion que lamentablemente confirma nuestra interpretación:
----------"Balthasar dice que en el Hijo está todo el no del mundo a Dios. Él lo experimenta, soporta la plena negatividad de este no, padece interiormente su contradictoriedad mortal, disolviéndole la dureza en el dolor. Él experimenta la contradicción en su persona" (p.16 del texto original de Adereggen).
----------Al hablar de la relación de Cristo con el Padre, Balthasar es por lo menos equívoco, por no decir contradictorio: por una parte la obediencia, por la otra la rebelión. Dice Balthasar:
----------"No tendría ningún sentido atribuir al Crucificado aunque sólo sea algún resentimiento en su relación con el Padre. Y sin embargo el sufrimiento prolongado total (Durchleiden) de aquello que le esperaba en cambio al pecador, la separación de Dios, acaso la perfecta y definitiva separación: esto es sin más posible como experiencia del Hijo de Dios" (citado por Andereggen, p.16 del texto original de su conferencia).
----------"Por tanto -observa Andereggen-, el Hijo de Dios se ha separado para siempre, eternamente, de Dios. ¿Y qué es, por tanto, el infierno? Aquello que sufre el Hijo: la separación de Dios. ¿Y quiénes son los pecadores? Son aquellos que han descargado en el Hijo las consecuencias de sus pecados". Andereggen hace notar que no es el Padre el que sacrifica al Hijo, sino que son los pecadores, precisamente porque es el pecado que tiene el poder de redimir. "Pero ellos se mantienen firmes en sus pecados. Por eso Dios salva a todos, porque los ama también cuando son pecadores. Todos estos están en Dios, frente a Dios. Y hacen fracasar a Dios: aquello que dice más adelante von Balthasar. Cristo de algún modo es el más estúpido de todos los hombres. Es esto lo que sirve al pecador para ponerse orgullosamente frente a Dios" (p.16 de la conferencia).
----------Interpretando a Von Balthasar, Andereggen hace referencia a que los pecadores "hacen fracasar a Dios". Tenemos aquí el mito, que hoy atrae a algunos, del Dios "débil" y "derrotado", hasta llegar a la "muerte de Dios". Un Dios "omnipotente" no agrada porque se lo imagina un "padre-patrón". Por tanto, Dios Padre salva no porque es omnipotente, sino precisamente en cuanto en Cristo, Dios se rebela a Dios y el Padre lo pone en la cruz. La pasión y la muerte no conciernen a la humanidad de Cristo, sino precisamente a su divinidad.
----------Por eso, dice Andereggen, en Balthasar se va más allá de Hegel y se arriba a Nietzsche. El cristiano, el salvado, deviene el Übermensch. Santo en el momento en el cual blasfema. Por lo demás, ¿acaso es que Nietzsche mismo no firmaba "El Crucificado"?
La oposición entre el Hijo y el Padre
----------La cruz opone el Padre al Hijo, pero el Espíritu los reconcilia. Es evidente el esquema de la dialéctica hegeliana introducido en la Trinidad, como hace el mismo Hegel.
----------"Por la cruz, por el abandono de la cruz, se hace manifiesta toda la distancia del Hijo con el Padre: el Espíritu que los une a ambos, el 'nosotros', aparece en la pérdida de la unidad incluso como pura distancia (Hans Urs von Balthasar, Teodramática, vol. 4, L'Azione, p.297; página 18 del texto original de Andereggen).
----------'Desde el momento que el Hijo, que carga en absoluto el pecado y la alienación de Dios, parece haber perdido al Padre en su donación y perdición [Nótese la insoportable contradicción entre estos dos supuestos actos de Cristo], las cosas están como si esta revelación de la Trinidad económica solamente vuelva plena la seriedad radicada en la Trinidad inmanente' (Hans Urs von Balthasar, Teodramática, vol. 4, L'Azione, p.298. La mencionada contradicción sería intrínseca a la Trinidad como tal, esto es, la Trinidad inmanente). Esta es, como se sabe, la razón por la cual Hegel incorpora el proceso del mundo en lo interno de la historia de Dios. Y aquí aparece Hegel (pp. 18-19 de la conferencia). En la redención, según Von Balthasar:
----------'El drama entre el hombre y Dios alcanza su paroxismo dado que la perversa libertad finita arroja toda su culpa sobre Dios como sobre el único imputado y chivo expiatorio, y Dios se deja totalmente culpar no sólo en la humanidad de Cristo sino en su misma misión trinitaria [La Trinidad misma parece de algún modo destruida por el pecado. La metáfora de la "ofensa a Dios" alcanza aquí un énfasis intolerable], donde, en el misterio del oscurecimiento y de la alienación [No es aceptable hablar de "alienación y oscurecimiento" en la relación entre el Padre y el Hijo] entre Dios y el Hijo portador del pecado [Nótese la equivocidad de esta expresión: parece que el Hijo mismo sea pecador], aparece la omnipotente impotencia del amor de Dios: lo que se "experimenta" es lo contrario de lo que realmente sucede' " (Hans Urs von Balthasar, Teodramática, vol. 4, L'Azione, p.312. Todos los comentarios entre corchetes son míos).
----------"Se puede por tanto sostener igualmente bien que el abandono de Dios en Jesús es lo contrario del infierno, y que es exactamente el infierno (Lutero, Calvino), incluso su extrema intensidad (Quenstedt)" (Hans Urs von Balthasar, Teodramatica, vol. 4, L’Azione, p. 313. Cfr. Id., Teodramatica, vol. 5, L’ultimo atto: L’ultimo atto come dramma trinitario, Einsiedeln, 1983; trad. it. Milano, 1985, p. 165; página 19 del texto de la conferencia).
----------"Y en el sentido de que este pecado colocado ante Dios se concentra definitivamente en el Hijo crucificado, tiene lugar también en la cruz el juicio definitivo de Dios sobre este pecado que el Hijo encarna (cfr. 2 Cor 5,21): 'El único gran juicio, que ha tenido lugar de una vez por todas, y que el Hijo redime con su dolor'. Pero si la humanidad -cristianos, paganos, judíos- recita aquí una farsa mentirosa, este 'juicio de la mentira' estará sin embargo 'al servicio del gran proceso entre el Padre y el Hijo, donde el amor debe vencer en el dolor sobre el pecado del mundo': 'Ahora el príncipe de este mundo es echado fuera' (Jn 12,31), 'ahora que el mencionado príncipe se dispone a vencer, en el momento de la perfecta evidencia humana', ahora que el reino del príncipe de este mundo es definitivamente erigido, ahora que la derrota del Señor 'se hace tan evidente que a todos ellos, incluso a los creyentes, tendrá que ser indiscutible': precisamente ahora 'todo se invierte'. Esta inversión no es un consejo de decisión de Dios de naturaleza extrínseca; él se hace posible con la inclusión del abandono de Dios en la relación de amor trinitaria. El Hijo 'toma distancia sobre sí mismo y crea cercanía': cercanía entre Dios y hombre en virtud de la unión entre el Padre y el Hijo que se mantiene en toda la oscuridad y el abandono. La 'separación' vivida llevando la culpa del mundo 'no era un alejamiento del Padre, ya que (el Hijo) se orientaba continuamente en dirección al Padre, para permanecer exactamente en medio de su misión'. El Espíritu Santo, que 'encarna de nuevo la unidad', 'es el garante de la unidad del amor que persiste incluso en la separación', él 'toma ahora firmemente de las manos del Hijo el sacrificio de su ser Dios para reponerlo a salvo en el seno y en la conciencia del Padre celestial', y definitivamente en la entrega del espíritu de la misión por medio del Hijo moribundo, en el 'último acto de su amor'. El Espíritu mantiene subsistente durante la pasión la diastasis intradivina entre el Padre y el Hijo en su forma económica, de tal manera que 'lo que nos aparece como precisamente el signo de la división entre el Padre y el Hijo es precisamente el signo de la unión más alta... La separación perceptible para nosotros es la más alta demostración de la unidad definitiva'".
----------"'Si toda la vida de Jesús era, desde la encarnación en adelante, redentora (en el sentido particular de los Padres griegos), lo es en medida eminente esta "hora", en la que todo llega al cumplimiento. En ella el mundo pecaminoso y alienado por Dios viene asumido en la relación infinita [En cambio, se debe decir que el Verbo asume, sí, una naturaleza humana, pero una naturaleza humana inocente: no asume el pecado], ahora económica, entre el Padre y el Hijo, y en la ejecución de la misión del Hijo, en la espiración (en la cruz) del Espíritu de la misión de nuevo al Padre. Este Espíritu que acompaña, co-experimentael y de alguna manera recibe en sí toda la misión del Hijo, se convierte en el Espíritu espirado en la humanidad liberada, en la Iglesia de Cristo, liberada en la pasión. Es el Espíritu común del Padre (que sacrifica al Hijo) y del Hijo (sacrificado y glorificado). El Espíritu trinitario, pero que ha atravesado toda la economía, y que por lo tanto posee en sí mismo, igualmente en unidad, el camino hacia la cruz como el camino por la cruz hacia la resurrección' (Hans Urs Von Balthasar, Teodramática, op.cit., p.357)" (páginas 20-21 del texto de la conferencia).
----------Si Cristo asume el pecado para liberarnos del pecado, entonces esto querrá decir que es pecando que somos liberados del pecado. Si Cristo para liberarnos ha padecido las penas del infierno, entonces esto querrá decir que en el infierno existe la salvación. Por eso Andereggen concluye:
----------"Es necesario entrar en el infierno. Los únicos que no entran en el infierno son los verdaderos pecadores porque éstos mantienen firme la distancia de Dios, es decir, son conscientes de sus pecados, se despliegan en el mundo, son ellos quienes mandan. Nosotros, en cambio, somos los estúpidos [Somos considerados estúpidos por aquellos que mantienen la distancia de Dios, los cuales se consideran justos], a imitación de Cristo que toma sobre sí el pecado con las consecuencias del pecado. En cambio, los pecadores son pecadores pero no toman sobre sí -voluntariamente- las consecuencias del pecado. Por lo tanto, como dice Von Speyr, en Cristo se separa el pecado del pecador. Y el pecado arde en el infierno. Pero este infierno está en Dios" (página 21 del texto origina de la conferencia del padre Andereggen).
----------Los pecadores que pecan con franqueza son aquellos que se salvan; mientras que aquellos que en cambio buscan imitar a Cristo expiando los propios pecados, son los hipócritas, diría Lutero, que precisamente haciendo así ponen en riesgo la propia salvación.
----------Se mantiene sin embargo que para Von Balthasar todos al final se salvan, precisamente en cuanto todos son pecadores. Se salva quien pretende imitar a Cristo y se salva quien reconoce no imitarlo. Pecan los unos y los otros, sin importar sus obras. Todos, en efecto, son objeto de la divina misericordia, no obstante, de hecho digamos mejor, precisamente por su pecado. Cristo no ha venido para los justos (o sea para los hipócritas que se consideran justos) sino para los pecadores. Por lo demás, Cristo mismo se ha hecho pecado, ama y frecuenta a los pecadores. Dice Von Balthasar:
----------"La cruz de Cristo, que ha sido cargada de los no pecadores de los hombres, puede por consecuencia, así parece, ser colocada en el límite más extremo del infierno, de hecho más allá de él, en todas partes se verifique un abandono de Dios, abandono accesible únicamente al Hijo" (Hans Urs Von Balthasar, Teodramática, vol.5, p.165.
----------Como dice también Von Balthasar en L'ultimo atto come dramma trinitario, pp. 228-229: "Pero no es posible que el Hijo, que en la cruz experimenta el amor del Padre en forma de ira, no obtenga también una mirada sobre el fruto de su dolor. Durante el tiempo de su vida sobre la tierra el Padre no había abierto al Hijo su propia 'tiniebla', en el sentido que ella tenía en sí la tiniebla del pecado en la figura de la ira sino que 'la había mantenido en propio poder'. Pero cuando 'el Hijo en el Sábado Santo atraviesa el infierno, entonces él lo hace como aquel a quien el Padre revela su secreto que ya no conserva más para sí, y también como aquél que toma conocimiento de lo que (sobre el fundamento de la ira de Dios contra el pecado y de su amor por los hombres) está excluido de la luz'. 'La visión de conjunto... el Señor la recibe en el Sábado Santo en su marcha a través del infierno, con ocasión de la cual el Padre le muestra el pecado que ha sido vencido'. Es un cruce en puro 'silencio' (ya que la Palabra encarnada está muerta) y también en pura 'obediencia', ya que 'no solo el Padre está oculto y desaparecido como en la cruz, sino que el Hijo ahora está obligado a ir a través de lo que es contrario al Padre', dentro de la esencia pura del pecado separado del mundo, dentro de la realidad condenada por Dios, donde Dios no puede ser encontrado. 'Es el término extremo que el Padre y el Hijo se esperan, en el amor, el uno del otro'. Aquí 'el Padre hace experimentar al Hijo la cosa más íntima que posee: su oscuridad, que por lo demás siempre estaba oculta bajo la luz, como algo de lo cual no se habla, como su propio extremo secreto personal'. (Se trata aquí naturalmente no del Hijo eterno, sino del encarnado, que ahora está muerto). 'Dios le muestra su secreto; pero mientras le muestra este secreto, no le muestra a él mismo. A menudo también entre hombres nace la cercanía e intimidad máxima no cuando hablan o están en relación entre ellos, sino cuando son mutuamente extraños y distantes'. El Hijo muerto 'asume, por tanto, el misterio de las tinieblas en la forma que el Padre le ofrece: en el alejamiento del mismo Padre'. La tiniebla que se abre es, al mismo tiempo, ambas cosas: el misterio radical (la luz radical de la libertad) del Padre y el pecado de los hombres por él permitido que se alza contra este secreto". [Entre comillas las citas de Von Speyr].
----------"'Dos respuestas dio Dios al pecado: el infierno y el Hijo. El infierno como consecuencia necesaria del pecado, el Hijo como la libre disposición a expiar el pecado. Ahora uno y otro se encuentran'. Este encuentro es dos cosas: 'Un misterio de comunión entre el Padre y el Hijo. Pero también un misterio de las tinieblas, ya que el Hijo, en los infiernos, vive y atraviesa la alienación del pecado. Sin embargo, la oscuridad del pecado queda cercada por la oscuridad del amor'. 'En el Sábado Santo, al final de la misión, antes de que Dios vuelva a dirigirse hacia el mundo, él se vuelve en lo lejano del Hijo, para hacerle partícipe de su misterio secreto': no ya de la ira, sino del amor. Si en un primer momento nosotros llegamos a concebir la muerte como modus della vita (eterna), el dolor como modus de la alegría, la división como modus de la unión, así desde ahora nos podemos representar en definitiva la divergencia como un modus de la eterna convergencia entre el Padre y el Hijo en el Espíritu, en el cual lo que se hace visible concluyendo cómo se encuentran los modos económicos de las relaciones de las personas divinas ocultos en los modos inmanentes, sin añadir a ellos elementos extraños. Lo extraño es en último análisis el pecado, que en lo interno de estas relaciones -que son fuego- viene quemado. El fuego de Dios arde siempre 'nuestra presencia no es una aportación al fuego; no cambia nada. Es fuego del amor y fuego del dolor. Como fuego del amor es un signo esencial de lo que... cada persona divina es para el otro en Dios. Como fuego del dolor es el signo esencial del Dios trinitario, que no tolera nada y quema todo lo que no es puro. Y el Hijo se da por amor al Padre para ser quemado por este fuego divino como aquel que lleva todo pecado y toda impureza. En el grito del abandono en la cruz él se deja y hace arder por el fuego del Padre, porque en este momento está reunido en él todo lo que le impide participar en la quema activa del fuego'. El misterio del Viernes y del Sábado Santo es a tal punto un misterio de la soledad del amor entre el Padre y el Hijo en el Espíritu, que el resultado de este evento, el reencuentro, la resurrección, como 'un misterio de vida eterna', no puede ocurrir de la misma manera que 'solo en la completa soledad'" [Entre comillas las citas de Von Speyr].
----------En el fondo en el infierno -comenta Andereggen- esta la Cruz de Cristo65, "en un fin sin fin" del escalation del odio (cfr. Hans Urs von Balthasar, Teodramática, vol. 4, L'Azione, p.315. Páginas 22-23 de la conferencia del padre Andereggen).
----------Hago la observación, en cambio, que la Cruz no ha sido "cargada" del pecado, sino de las consecuencias penales terrenas (no infernales) del pecado, precisamente para eliminarlo. Y lo que remueve el pecado no puede ser pecado, así como lo que remueve la inmundicia no puede ser la misma inmundicia, sino que será el detergente, y de modo similar lo que fortifica no puede ser la debilidad, sino que será la fuerza, lo que cura no será la enfermedad sino que será la medicina. No es la Cruz en cuanto Cruz la que salva, sino en cuanto Cruz de un Dios omnipotente y misericordioso.
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