Ofrecer sacrificios puede ser ciertamente doloroso, aunque no siempre necesariamente. Así, la ofrenda del sacrificio eucarístico, la Misa, puede ser más bien cosa sublime y consoladora para el espíritu, alto goce estético, y sin embargo recordemos que la asistencia a la Misa o la celebración de la Misa sería fariseísmo, si no fueran unidas con la sincera ofrenda de nuestra cruz cotidiana. [En la imagen: fragmento de "Alamos mendocinos", óleo con espátula sobre lienzo, obra de 2018 de Adriana Isabel Lettieri, colección privada].
La muerte de Cristo según Rahner
----------Karl Rahner juzga insuficiente la doctrina de la satisfacción vicaria porque según él no explicaría suficientemente por qué nosotros estamos salvos precisamente gracias a la muerte de Cristo, cuando Él, si hubiera querido, habría podido usar otros medios. Evidentemente a Rahner se le escapa la motivación que Cristo mismo en el Evangelio da del propio sacrificio: "No hay amor más grande que el de aquel que da la vida por sus amigos". Es evidente por qué Cristo ha querido salvarnos precisamente con su muerte: porque ha querido darnos un supremo testimonio de amor.
----------Pero Rahner siente la necesidad de inventar una absurda concepción de la muerte como fuente de vida, una idea gnóstica ya presente en Hegel y en la tradición cabalística. Así, al tratar el significado de la muerte de Cristo, Rahner confunde la pasión con la muerte y atribuye a la muerte lo que está relacionado con la pasión, pasión dictada por el inmenso amor de Cristo por nosotros. Así Rahner llega a sostener que Cristo nos ha salvado "transformando la muerte en la venida de Dios" (Sobre la teología de la muerte, Morcelliana, Brescia 1972, p.65), como si la muerte diera origen a la vida.
----------La muerte para Rahner no es un hecho, sino un acto humano. Concibe la muerte como si fuera un acto voluntario. Por consiguiente, él hace coincidir la muerte con el querer morir. Ahora bien, el querer morir, de por sí, puede ser virtud o vicio. No es necesariamente cosa buena. En cambio, Rahner define la muerte así:
----------"La muerte es la acción única, dominante de toda la vida, en la cual el hombre en cuanto ser libre dispone de sí mismo en su totalidad y de tal manera que esta disposición es (o bien debe ser) la aceptación del hecho que en sentido absoluto se dispone de él, en la impotencia radical, que en la muerte se sufre" (Cristología. Perspectiva sistemática y exegética, Morcelliana, Brescia 1974, pp. 71-72). En esta "aceptación" el moribundo "da el asentimiento a una realidad como al fundamento de su existencia, el asentimiento a una muerte, en la cual se concilia la dialéctica de acción y pasión impotente en el acto de morir" (Ibid., p.72). ¿Qué es este "fundamento de la propia existencia"? Parece ser Dios.
----------Ahora bien, hago la siguiente observación: que en punto de muerte el hombre decida definitivamente de su propio destino eterno, es verdad. Pero Rahner confunde este extremo acto del libre albedrío, que se abre o a la bienaventuranza o a la condenación, con el hecho del alma que deja el cuerpo en el sepulcro y continúa subsistiendo sola, puesto que la muerte no es otra cosa que este hecho, que ocurre de todos modos, sea que el hombre lo quiera o no lo quiera.
----------¿Qué tiene que ver el libre albedrío con este hecho físico degenerativo inexorable de por sí independiente del libre albedrío? Este hecho depende de la corruptibilidad de la naturaleza humana y no es un acto o efecto del libre albedrío. Tal vez es de suponer que Rahner no piense en el suicidio.
----------La muerte ciertamente está conectada con el libre albedrío, pero no es un acto del libre albedrío: es simplemente un dato o hecho físico de corrupción del sujeto humano. Además, ¿quién debería disponer del moribundo "en la impotencia radical"? ¿Entonces es él quien decide de sí mismo o algún otro?
----------El hecho es que aquí Rahner hace una gran confusión. Él tiene un concepto falso de la muerte, ya presente en Heidegger, su declarado maestro, quien habla de la muerte como propósito de la libertad, la
----------"libertad para la muerte. Todos los caracteres del ser-para-la-muerte que derivan del contenido integral de la posibilidad del Ser-ahí (Dasein) más propia y extrema, concurren en la tarea de desvelar, interpretar y mantener firme la anticipación, en ellos fundada, de esta posibilidad como aquello que hace posible esta misma posibilidad" (Ser y tiempo, Ediciones Longanesi&C., Milán 1986, p.323). "El ser-para-la-muerte es la posibilidad de la existencia auténtica" (ibid., p.319).
----------Similarmente Rahner afirma que la muerte es "cumplimiento personal de sí" (ibid., p.31), como "activo llevarse-a-cumplimiento" (ibid., p.30), como "total tomarse en-posesión de la persona", como "haberse-realizado-a sí mismo y plenitud de la realidad personal actuada libremente" (ibid.), "culmen del proceso en el cual se recibe y se opera la salvación, si pensamos que la muerte, en cuanto acto del hombre, es el acontecimiento que recoge en el único cumplimiento todo el acto de la vida y en la muerte se realiza pragmáticamente la asimilación a la muerte del Señor" (ibid. pp. 64-65).
----------Hago la observación de que no es la muerte como tal lo que asimila a Cristo. Si Cristo ha querido morir, esto no quiere decir que la muerte sea amable y constructiva o redentora como tal. Es el demonio, no Cristo, el que ama la muerte. De por sí la muerte es castigo del pecado y no es otra cosa que desintegración y disolución y de hecho es castigo del pecado, pero lo que da valor a la muerte es el querer morir con Cristo, en Cristo y por Cristo, que es acto de justicia y caridad, que es lo único que obtiene vida de la muerte. Ahora bien, Rahner aplica a Cristo esta concepción suya de la muerte de marca heideggeriano-hegeliana. En efecto, Rahner dice que
----------"la voluntad salvífica de Dios pone la vida de Jesús que encuentra su cumplimiento en la muerte y así se actúa y se manifiesta como irrevocable. Así la muerte de Jesús es 'causa' de la voluntad salvífica de Dios, en cuanto que la voluntad salvífica de Dios se traduce en ella de manera real e irreversible. En otros términos, la muerte de Jesús, que compendia y lleva a cumplimiento la vida, posee una causalidad de naturaleza cuasi-sacramental, simbólico-real, en la cual la realidad designada, aquí la voluntad salvífica de Dios, pone el signo y a través de ello se actúa a sí misma" (Curso fundamental sobre la fe, op.cit., p.333).
----------En pocas palabras, Rahner sostiene que la voluntad salvífica de Dios hace brotar en Cristo la vida desde la muerte, como si la muerte tuviera el poder de causar la vida. Pero esto es absurdo. Cristo nos salva con el amor, no con la muerte. Si ha querido morir, lo ha querido porque nos ama, no por el gusto de morir, como si bastara morir para producir vida y salvación.
----------En realidad, la muerte como tal no produce nada; ni siquiera Dios puede hacerla productiva de la vida. Las cosas en la obra salvífica de Cristo son muy diferentes: no es la muerte como tal que produce vida y salvación. Estas son producidas por Dios, aunque sea por medio de la muerte. La salvación, en cambio, ha venido del libre y generoso darse total de Jesús a la muerte en oblación de suave olor y como satisfacción al Padre por la remisión de los pecados.
----------El acto por el cual alcanzamos la salvación no es el simple hecho material del morir, aunque sea la muerte de Cristo, del alma que se separa del cuerpo, sino que es el acto de amor y de satisfacción al Padre con el cual Cristo se une a nosotros y nosotros nos unimos a su pasión redentora.
----------El hecho de morir es común a todos los hombres, tanto justos como réprobos, e incluso lo tenemos en común con los animales. No basta con el simple morir para morir con Cristo e ir al paraíso del cielo. El acto de nuestro redimirnos y conseguir la salvación es un acto de la voluntad, un acto de justicia hacia el Padre, un acto de amor por él y por el prójimo, no es el simple hecho bruto de morir, que le ocurre también a los animales.
----------En realidad Cristo no transforma en absoluto la muerte -cosa que no tiene sentido- porque la esencia de la muerte es lo que es, es inmutable y la muerte no produce la vida, sino que es exactamente su negación o su supresión, sino que más bien es la vida la que produce la vida. No es la muerte de Cristo como tal lo que produce la vida, sino que es la voluntad de Cristo que por amor a nosotros muere como hombre, como Dios nos da la vida. Cristo transforma el significado moral de la muerte como castigo, a medio de satisfacción, expiación, reparación, redención, liberación, salvación.
----------Pero la muerte en sí misma es lo que es. Es la simple separación del alma del cuerpo. Eran los nazis quienes tenían la mística de la muerte. La muerte no es algo que pueda ser "transformado", porque no es un compuesto de materia y forma. Puede en cambio ser utilizada y finalizada o dirigida. Pero entonces es necesario que sea Dios mismo quien dé un propósito a la muerte, así como solo Dios puede obtener el ser del no-ser.
----------Pero de la muerte como tal y de por sí no sale más que la muerte. La muerte por sí no produce nada. Si una muerte da la vida no es porque es la muerte, sino porque es la muerte de Cristo Señor de la vida, que como vida anula la muerte. Es sólo Él, en cuanto Dios, que puede hacer que la vida surja de la muerte, simplemente porque sustituye la muerte con la vida.
----------Tomando ocasión de la muerte, la muerte en Cristo es instrumento de la vida, no es autora de la vida. Más bienes el demonio el que nos promete la vida suprimiendo la vida. Cristo, en cambio, no nos pide la muerte, sino una vida fiel hasta la muerte, para poder darnos la vida.
----------En el Curso fundamental sobre la fe (ibid.). Rahner pone en luz justamente que la iniciativa de la obra de reconciliación del hombre con Dios corresponde a Dios, aunque puede parecer por el lenguaje bíblico que el sacrificio religioso aplaque la ira divina y obtenga un Dios propicio al hombre, por lo cual da la impresión de que el hombre pueda inducir a Dios a cambiar su voluntad, cuando en realidad ha sido el Padre quien tomó la iniciativa enviando a su Hijo al mundo, el cual Hijo con su sacrificio ha satisfecho por nosotros al Padre liberándonos de nuestras culpas y obteniéndonos la remisión de los pecados.
----------Aquí Rahner no habla del valor transformador de la muerte, sino que hace un discurso contradictorio, ya que por una parte -dice el- "Dios da al mundo la posibilidad de satisfacer", pero por la otra parte rechaza "la idea de la víctima expiatoria" (ibid.). Ahora bien, ¿qué otra cosa hace la ofrenda sacrificial de la víctima expiatoria, que, en la Misa, es el mismo Cristo, sino dar satisfacción al Padre?
Mysterium Crucis
"Muriendo destruyó la muerte" (del Prefacio de la Misa)
"Vexilla Regis prodeunt, fulget Crucis mysterium" (Himno)
----------El misterio de la cruz es un misterio de sabiduría, de amor, de justicia, de misericordia, de salvación y de gloria. Misterio de sabiduría, porque denota una inteligencia providencial que ha sabido convertir en bien lo que era consecuencia del mal y proyectar para el hombre un destino mejor que el previsto antes del pecado, utilizando las consecuencias del pecado. Misterio de amor, porque Cristo se sacrifica por nosotros por amor. Misterio de justicia, porque es reparación de la ofensa hecha por nosotros al Padre y satisfacción a su dignidad. Misterio de misericordia, porque es expresión de la misericordia del Padre hacia nosotros. Misterio de gloria porque per crucem ad lucem, porque por medio de la cruz merecemos y obtenemos la gloria de hijos de Dios herederos de la vida eterna.
----------La cosa misteriosa en el dogma de la Redención, cosa que testimonia la omnipotencia y la infinita bondad de Dios, del Dios de la vida y de la alegría, es el hecho de que aquí el sufrimiento, aceptado por amor, por obediencia, como satisfacción, descuento y expiación del pecado, hecho propio por Cristo, libera del sufrimiento, del pecado y de la esclavitud de Satanás, conduciendo al hombre redimido por Cristo y renacido en el bautismo, a una gloria de eterna felicidad en la visión celestial e inmediata de la Santísima Trinidad junto con todos los santos en el paraíso, en los nuevos cielos y en la nueva tierra de la gloriosa resurrección.
----------El sufrimiento repugna a la naturaleza, que espontáneamente huye o evita el sufrimiento y, si ocurre el sufrimiento, entonces el hombre se esfuerza por aliviarlo o eliminarlo en sí mismo y en los demás, incluso en los animales o en las plantas. Esto es un preciso deber moral relativo al cuidado que debemos tener para el bienestar físico y para la salud, que son preciosos dones de Dios que nos mantienen vivos y eficientes en nuestras actividades, aunque por supuesto hay que evitar los placeres obscenos y las excesivas molicies, ellos también dañinos para la salud o incluso moralmente reprobables.
----------De aquí se motiva el noble arte de la medicina y no hay más que alabar el progreso hoy en curso en el campo farmacológico concerniente a los sedantes, a los analgésicos y los anestésicos. No hay que tener tanto odio al sufrimiento hasta llegar a ser holgazanes o hasta el punto de caer en el pecado, para evitarlo, como ocurre en la eutanasia o recurrir al aborto o negarse a defender la patria con las armas.
----------Las virtudes de la templanza, de la fortaleza, de la paciencia, de la penitencia y de la religión, y en general la vida ascética nos enseñan que el sufrimiento no siempre es para huir, no siempre es un mal, sino que también puede ser amado y buscado con debida moderación.
----------El pecado es siempre un mal absoluto del que hay que huir siempre y en cualquier caso, pero el sufrimiento puede, en unión con Cristo, convertirse, si lo queremos, en un bien redentor, fuente de gracia y prenda de vida eterna. Existe, por tanto, en el culto cristiano la adoración de la cruz de Cristo. Gran perfección cristiana es la de hablar con san Francisco de Asís, de "hermana muerte", no por una forma morbosa de necrofilia, sino con los sentimientos con los cuales Cristo ha afrontado la muerte. Él ha querido morir no en odio a la vida, sino precisamente para procurarnos la vida. Ha sudado sangre ante la muerte; sin embargo ha sido consolado por los ángeles y por el Padre, que ha aceptado su sacrificio.
----------Ciertamente el sacrificio no es amor del sufrimiento por sí mismo, lo que sería masoquismo, sino amor del sufrimiento en cuanto abrazado o por motivos ascéticos o penitenciales o expiatorios o para reparar o pagar las culpas o para satisfacer por nuestros pecados.
----------Ofrecer sacrificios puede ser doloroso, aunque no siempre necesariamente. Así, la ofrenda del sacrificio eucarístico, la Misa, puede ser más bien cosa sublime y consoladora para el espíritu, alto goce estético, y sin embargo recordemos que la asistencia a la Misa o la celebración de la Misa sería fariseísmo, si no fueran unidas con la sincera ofrenda de nuestra cruz cotidiana.
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