El don de la profecía, el don de los milagros, el don de la sabiduría, el don de la videncia y de la audición, el don de fundación, son otros carismas extraordinarios que el Espíritu Santo distribuye en la Iglesia. [En la imagen: fragmento de "Pentecostés", óleo sobre lienzo, 1597-1600, obra de Doménikos Theotokópoulos el Greco, conservado y expuesto en el Museo Nacional del Prado, Madrid, España].
Dones de resurrección
"El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido,
un ser nuevo se ha hecho presente" (2 Cor 5,17)
Don de la profecía. San Juan Bosco
"Previó y anunció la resurrección del Mesías" (Hch 2,31)
----------Lo que denominamos la "profecía" consiste en el conocimiento de un futuro libre, obra de Dios o del hombre, que deberá suceder. La profecía puede tener dos tipos de objetos: puede referirse a una acción que será cumplida por alguien en el futuro, es decir, algún evento futuro dependiente del libre albedrío. O bien puede tratarse de una acción que deberá ser cumplida en el futuro.
----------Dado que tales acontecimientos dependen del libre albedrío y obviamente el saber humano no puede predecir los acontecimientos que dependen del libre albedrío, se debe deducir que el profeta goza de un don divino extraordinario. Las profecías pueden servir para varios propósitos: indicar una meta en el camino de la fe; alimentar la esperanza en un bien divino futuro; infundir saludable temor a los castigos divinos; proporcionar una prueba de credibilidad del testimonio del profeta.
----------Ahora bien, tal prueba se tiene al verificarse en los hechos la profecía, pero cuando ésta es apenas anunciada y aún no se ha verificado, ¿cómo es posible creerle a aquel que la anuncia? Hoy por hoy no hay personajes creíbles que se presenten, fuera de los exegetas y de los predicadores del Apocalipsis, como anunciadores de futuros hechos o intervenciones divinas atinentes a la salvación de la humanidad, si excluimos a los videntes de Medjugorje, los cuales desde hace muchos años anuncian la próxima realización de diez "secretos", concernientes a la suerte próxima de la humanidad delante de Dios, secretos que les serían revelados por la Virgen. Pero un examen del contenido de estos supuestos secretos, tal como los presenta el padre Livio Fanzaga (véase su libro Apóstoles de María, Ediciones SugarCo, Milán 2023), nos induce a creer que se trata de una falsa profecía, como he demostrado en un par de artículos precedentes.
----------Además, hay que tener presente que para que el supuesto profeta sea confiable ante el público, debe dar pruebas de una vida santa, como vemos por ejemplo en los profetas bíblicos Isaías o Jeremías o Eliseo o en aquellos cristianos, como santa Bernadette Soubirous en Lourdes o los Pastorcitos de Fátima, o san Vicente Ferrer o san Pio da Pietrelcina o san Juan Bosco.
----------Ahora bien, al menos por cuanto sé, la conducta de los videntes de Medjugorje, sin ser gravemente reprensible, es discutida, y no parece demostrar aquella alta virtud que se requeriría en ellos para que nosotros seamos razonablemente llevados a creer lo que dicen.
----------¿Por qué motivo, en efecto, deberíamos creer de inmediato y sin hacer preguntas, a la verdad de lo que los videntes afirman que nos dicen de parte de la Santísima Virgen? ¿Deberíamos creer en ellos y en su palabra así como creemos inmediatamente al transeúnte al que le preguntamos en la vía pública y nos indica dónde está la calle Arístides Villanueva? Pero ¿acaso no nos piden demasiado?
----------Un grave error que comete el padre Fanzaga en su libro es, por tanto, evitar tocar este tema decisivo y no se da cuenta de que, como consecuencia, pierde credibilidad lo que nos dice sobre los "diez secretos", aparte de su contenido, que ya he dicho no ser creíble en sí mismo.
----------San Juan Bosco, en cambio, santo de altísimas virtudes, se distinguió de manera muy probada, fiable y convincente en el don de profecía en muchas ocasiones, como cuando por ejemplo a los nueve años tuvo la visión de la gran misión que le esperaba como educador de la juventud o cuando exhortó al Rey Vittorio Emanuele a no firmar las leyes Siccardi contra la Iglesia, amenazándolo que de lo contrario habría de tener lutos en su familia, cosa que se verificó porque el Rey no tuvo en cuenta la profecía.
Don de los milagros. San Vicente Ferrer
"Muchos milagros se produjeron
por obra de los apóstoles" (Hch 5,12)
----------Los milagros, como dice el Concilio Vaticano I, de 1870, son "obras divinas (facta divina), las cuales, dado que muestran luminosamente la omnipotencia y la infinita ciencia divinas, son signos certísimos de la revelación divina, proporcionados a la inteligencia de todos" (Denz. 3009). En efecto, en el milagro sucede algo que solo se puede explicar con la sabiduría y el poder del creador, porque surge alguna cosa de la nada.
----------Si por ejemplo uno es ciego o cojo o mudo o sordo o paralítico o está muerto, quiere decir que le falta una cierta porción de materia orgánica o incluso le falta la vivificación por parte del alma. Ahora bien, es evidente que solo Dios puede restituir estas cosas al beneficiado por medio del milagro.
----------Hay que señalar que aquel Concilio de 1870 enseña que el hecho milagroso es "proporcionado a la inteligencia de cualquiera". Esto significa que para juzgar si un hecho empírico, como debe ser el milagro, es o no efectivamente un milagro, no se necesitan títulos especiales de estudio o títulos académicos, un grado especial de cultura o un grado especial de inteligencia o competencia.
----------En particular no es necesario, como creen algunos, la posesión de la fe cristiana, sino que es necesario y suficiente el recto uso de la razón, que aplica el principio de causalidad, según el cual, dado un cierto hecho experimentable, es posible establecer la causa proporcionada. Ahora bien, allí donde la experiencia observa que se está ante una aportación de materia o ante una animación de un cadáver, es evidente que se está ante los efectos de un acto creativo, es decir, ante la acción de Dios mismo.
----------¿Cuál es el propósito del milagro de los Santos? ¿Por qué el taumaturgo hace milagros? Para hacer creíble su predicación evangélica y empujar a las almas a la conversión. De este don ya de por sí extraordinario fue dotado de manera extraordinaria san Vicente Ferrer, probablemente el mayor taumaturgo en toda la historia de la Iglesia. Sus milagros fueron numerosísimos y muchos fueron estrepitosos. Una pequeña parte fue rigurosamente verificada y catalogada por la comisión eclesiástica de investigación para la Causa de canonización, que enumeró 863. Los milagros más llamativos fueron la resurrección de muertos.
----------Citamos aquí un caso sacado del libro de Elena Crociani, San Vicente Ferrer (Ediciones San Sisto Vecchio, Roma 1975, p.91). Un día el Santo se encontró con un cortejo que llevaba al suplicio a un hombre, que gritaba su inocencia. Vicente, sobrenaturalmente iluminado, comprendió que ese hombre era realmente inocente. Al mismo tiempo, pasaba por allí un funeral, que llevaba a un difunto a su sepultura. Vicente lo resucitó y le preguntó al resucitado si el condenado era culpable. Él lo negó. Ante esta prueba tan prodigiosa el condenado fue dejado libre. Semejante género de milagros fueron numerosísimos en la vida de Vicente.
Don de la sabiduría. Santo Tomás de Aquino
"¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada?" (Mc 6,2)
----------Sabemos que el don de la sabiduría es uno de los siete dones del Espíritu Santo, que son concedidos a todos los bautizados junto con la gracia santificante y la de las tres virtudes teologales. Sin embargo, este don es concedido por Dios en diversa medida. Resplandece eminentemente, por ejemplo, en los Santos Padres y Doctores de la Iglesia. Pero entre todos ellos, por expresa declaración que los Papas vienen haciendo desde hace ocho siglos, brilla en la teología y filosofía de santo Tomás de Aquino.
----------Nadie sube más alto, nadie va más profundo, nadie abarca más, nadie se mueve con tanta facilidad y seguridad en las zonas más difíciles, oscuras, sublimes y profundas del espíritu. Nunca se nota en los textos del Aquinate ningún esfuerzo o contorsión en la expresión, sino siempre una perfecta desenvoltura, como si aquellas cosas que nosotros llegamos a entrever con fatiga, después de largos trabajos, él las tuviera bajo los ojos como yo tengo bajo los ojos el computer en el cual estoy escribiendo.
----------Nadie más que santo Tomás sabe hacer ver, ordenar, persuadir, iluminar, ilustrar, fundar, demostrar. Su producción abarca todas las disciplinas filosóficas y teológicas y es asombroso y prodigioso cómo ha logrado producir tanto y de tan alta calidad en el corto espacio de 49 años, si se piensa también en la disponibilidad de medios e instrumentos de trabajo de los tiempos de Tomás, inmensamente inferior a la que disponemos hoy.
----------En Tomás resplandece fulgidísimo el carisma dominico del contemplata aliis tradere. El Dominico, según la expresión de santa Catalina, recibe de Dios el don de poder asumir el oficio del Verbo, el oficio de Jesús Maestro, encargado por el Padre para revelar el misterio de Dios, que conduce a los hombres a la salvación y con ello indicar el camino de la salvación y cómo llegar a ser hijos de Dios.
----------En el Dominico y en Tomás de modo evidentísimo y excelso opera el Espíritu de sabiduría, por el cual el maestro, movido por el Espíritu Santo, mueve y enciende el corazón del discípulo iluminado por el mismo Espíritu para acoger y practicar la Palabra de Dios penetrándola y gustándola en la luz y en la caridad del Espíritu Santo.
----------El Guercino en un retablo de altar custodiado en el convento de Bologna, muestra a Tomás escuchando a un ángel que le está sugiriendo lo que debe escribir. Si la sabiduría cristiana es la más alta entre las sabidurías de la humanidad, la sabiduría de santo Tomás es la más alta entre aquellas de todos los demás sabios cristianos.
Don de la videncia y audición. Santa Bernadette Soubirous
"Sus jóvenes verán visiones" (Jl 3,1)
----------Hay que destacar aquí sobre todo las apariciones marianas y los mensajes de la Santísima Virgen. Se trata de las llamadas "revelaciones privadas". En ellas, la Virgen se aparece solamente al vidente, obviamente no en sí misma como ella está en el cielo, sino que seguramente en una imagen creada por Dios para la ocasión o bien formada por los ángeles o bien en una imagen impresa por Dios en el ojo del vidente. Por otra parte, el sonido de las palabras de la Virgen no es un sonido físico natural, audible por el común oído, sino que es un sonido producido o directamente por Dios o por el ángel, de modo tal que reproduce el normal sonido físico, pero ordenado a la transmisión del mensaje de la Virgen.
----------En tal ocasión, el vidente recibe de la Santísima Virgen María ciertos mensajes que él deberá transmitir luego a los fieles para fortalecer, corregir y mejorar su vida. Y entonces, la Virgen obtiene del cielo la posibilidad de producción de signos prodigiosos, que sirven para hacer creíble el testimonio del vidente.
----------El contenido de los mensajes no es tanto una enseñanza o aclaración de orden doctrinal, sino más bien una exhortación de carácter práctico y moral para una mejor observancia de la ética cristiana, para la corrección y para la reforma de las costumbres de pastores y fieles, para un mayor compromiso en la evangelización, con expresiones de dolor y de deploración o lamento por hechos escandalosos o por pecados que se cometen, con la advertencia o la amenaza de inminentes castigos divinos; y con una renovada promesa de intercesión y de asistencia, y de premios celestiales para aquellos que escuchan el mensaje y se convierten.
----------Sin embargo, es necesario prestar atención y tener cuidado, de que el demonio, con el permiso divino, pueda entrometerse para falsificar, engañar, despistar o incitar a la vanagloria o al exhibicionismo. Puede suceder también que el vidente tome, sin darse cuenta, por palabras de la Virgen cosas que pertenecen en realidad a su bagaje de nociones o imaginaciones personales, incluso erróneas.
Don de fundación. Santo Domingo de Guzmán
"Ut sapiens architectus fundamentum posui" (1 Cor 3,10)
----------El Espíritu Santo ilumina la mente de tal manera para hacerle concebir un proyecto de edificación de una comunidad de fieles dedicados bajo la guía de una Regla de perfección aprobada por la Iglesia en la búsqueda de un fin determinado o para la ejecución de una determinada tarea útil al progreso de la Iglesia o a la subvención de sus necesidades o a su expansión misionera.
----------Dios también da la voluntad, la prudencia, el valor, la paciencia, la perseverancia y la tenacidad para afrontar y resolver todas las dificultades, obtener los apoyos necesarios, eliminar o derribar todos los obstáculos y dificultades, elegir a los colaboradores correctos, encontrar todos los caminos y todos los medios, atraer el consenso de las autoridades y escuchar humildemente sus directivas, consejos, correcciones y exhortaciones.
----------El carisma es tanto más grande cuanto más importante y útil para la Iglesia es el fin o la tarea que propone. En el caso de Domingo, el fin que se prefija es el de colaborar con la tarea del Obispo en la predicación del Evangelio, según el voto que había sido expresado por el Concilio Lateranense IV, que tuvo lugar en 1215, pocos años antes de la fundación de la Orden en 1221. La Orden fundada por santo Domingo es tan estructural en la Iglesia, que está destinada a perdurar y operar tanto como la Iglesia deberá durar en este mundo.
----------El carisma de Domingo de Guzmán está bien resumido en las palabras del Himno que los frailes cantan cada día: "Lumen Ecclesiae, Doctor veritatis, aquam sapientiae propinasti gratis, praedicator gratiae, nos junge beatis": luz que ilumina a la Iglesia porque Domingo fue el primero en dejarse iluminar por la luz con la que la Iglesia ilumina al mundo, luz que es la misma luz de Cristo.
----------El don divino recibido por Domingo de Guzmán es el don del doctorado, o sea el don de enseñar (docere) gratuitamente, es decir sin pedir compensación, la doctrina de Cristo y de la Iglesia: aquam sapientiae propinasti gratis. En efecto, ¿qué compensación puede exigir alguien que enseña una doctrina que no es conquista del hombre sino don de Dios? Un profesor de historia y geografía puede exigir una remuneración. Pero el que enseña la Palabra de Dios, que es un tesoro inestimable, ¿qué compensación puede pedir? Esto no significa que el obrero del Evangelio no tenga derecho a su alimento (Mt 10,10).
----------Bien describe el carisma de Domingo santa Catalina da Siena, en "El Diálogo": "Para más propio su objetivo tomó la luz de la ciencia para extirpar los errores que en aquel tiempo se levantaban. Él tomó el oficio del Verbo unigénito mi Hijo. Directamente en el mundo parecía un apóstol. Con tanta verdad y luz sembraba mi palabra, levantando las tinieblas y dando la luz. Él fue una luz que yo puse en el mundo por medio de María puesto en el cuerpo místico de la santa Iglesia como extirpador de las herejías".
----------Domingo sentía fuerte el deseo de contemplar a Dios junto con el de guiar las almas hacia Él. Por eso, en la espiritualidad dominicana se da un amplísimo espacio a diferentes opciones personales, todas ellas dentro del horizonte jurídico de la Orden y en la realización del mismo ideal.
----------Se va desde las formas de vida mística más elevada, como puede ocurrir en las monjas dominicas, por ejemplo en santa Inés de Montepulciano, pasando por las vocaciones a la pastoralidad, como por ejemplo un san Pío V, al compromiso más arduo de la enseñanza teológica, como un santo Tomás de Aquino, hasta las formas más comprometidas de la predicación, como un san Vicente Ferrer o a las formas más absorbentes de compromiso social, como por ejemplo un san Martín de Porres.
----------El papa Gregorio IX, sorprendido, usó estas palabras respecto de Domingo: "inexplicabile gaudium concipiens de zelo animarum". El Dominico, como todo cristiano, no se limita a las palabras, sino que pasa a la práctica de la caridad, pasa a las buenas obras. ¿Qué es el obrar dominico? ¿Cuál es la caridad dominicana?¿Cómo trabaja el Dominico para la salvación de las almas? ¿Cuál es su manera de amar al prójimo? ¿Qué males en el prójimo se preocupa por curar al Dominico?
----------El trabajo al cual se dedica el Dominico, trabajo para el cual se prepara con el estudio, la oración, el culto divino, la penitencia, las observancias regulares, la vida común y la práctica de los consejos evangélicos, nos lo dice santo Tomás. El trabajo dominico es dedicarse a: la salvación de las almas, conduciéndolas desde las tinieblas del error hasta la luz de la verdad. Esta, precisa Tomás, es la más grande de las obras de misericordia.
----------Está bien claro que el Dominico es un Religioso al mismo tiempo sensible y atento a los problemas sociales, así como a las necesidades físicas del prójimo, sobre todo de los enfermos y de los pobres, comenzando por sus hermanos y familiares. Sin embargo, deja a otros Institutos o a los laicos más capaces que él el cuidado específico y especializado de estos problemas particulares.
----------¿Cuál es el testimonio del Dominico? ¿Cuál es el martirio dominicano? Es el martirio de la verdad, es decir, la aceptación de la muerte misma para adherirse a la doctrina de Cristo y de la Iglesia.
----------¿Cuáles son las obras del Dominico? ¿Qué hace por el bien del prójimo? Mostrar la belleza y amabilidad de la verdad sobre todo acerca de Dios y desvelar la mentira, la hipocresía, los sofismas, el error y el engaño, celebrar la Santa Misa y confesar, enseñar las vías de Dios, mostrar lo falso bajo la apariencia de lo verdadero, persuadir a los infieles y a los no-creyentes con signos de credibilidad a ponerse al seguimiento de Cristo, conciliar las facciones opuestas destacando razones y errores en ambas, persuadir herejes y cismáticos a reconciliarse con la Iglesia, corregir a los desviados, amonestar a los pecadores, aconsejar a los que dudan, consolar a los afligidos, juzgar con justicia e imparcialidad entre facciones opuestas, asegurar la justicia a los criminales, poner en evidencia los valores comunes y lo que crea la unidad, estimular a cumplir el propio deber, promover el progreso del conocimiento, suscitar el interés por las cosas del espíritu, enseñar la honestidad, la prudencia, la exactitud, la coherencia, la eficacia, la franqueza y la sinceridad del pensar y del hablar, enseñar las normas y el arte del razonar, de la comunicación y del diálogo, la manera correcta de expresar aquello que se piensa, la amabilidad de la conversación y la moderación en la discusión y en la controversia, enseñar de qué hay que callar y de qué hay que hablar, enseñar cómo se deben dar pruebas de lo que afirmamos, el método para la adhesión de nuestro pensamiento a la realidad, la adquisición de la verdad y del saber, la humildad en reconocer los propios errores, la escucha del otro, el análisis crítico de una doctrina, la interpretación de los discursos de los demás y de los textos literarios, el modo de poner en práctica la verdad que hemos aprendido.
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