domingo, 23 de noviembre de 2025

Jacques Maritain y su reflexión sobre la persona (3/3)

¿Qué significa que la Iglesia no sea un colectivo de individuos, sino una persona viva, con alma creada y alma increada? ¿Cómo se entrelazan en Cristo la conciencia humana y la supraconciencia divina, sin que una anule a la otra? ¿Puede la verdad ser amada sin amar al hombre, o la caridad sin fidelidad a la verdad? Entre la inmolación dialéctica de Hegel, el absurdo sartriano y el experimentalismo de Dewey, ¿dónde se juega la dignidad de la persona? Maritain, hasta su último escrito, recuerda que la persona —humana, moral, mística— solo se comprende plenamente a la luz de Dios y de la historia de la salvación. [En la imagen: Jacques Maritain, fragmento de acuarela sobre papel, 2020, obra de P.F., colección privada].

La religiosidad de la persona [1960-1973]
   
----------En los análisis de las aspiraciones humanas y de la dialéctica del primer acto de libertad, Maritain había subrayado la religiosidad de la persona, porque la conciencia humana como norma normada postula una intrínseca relación con Dios Legislador y porque solo en Dios la persona se realiza en su plenitud exhaustiva. El hombre, en gracia de Dios, encuentra en la contemplación del Absoluto el cumplimiento de su vida.
----------En los últimos años de su vida lleva su análisis hasta explorar las dimensiones de la persona en Cristo, que hace de mediación entre la humanidad y la divinidad, y en la Iglesia, que continúa en la historia la acción salvífica de Cristo. También en esta investigación, en los límites del análisis filosófico, declara querer hacer obra de filósofo y no invadir el campo de la teología.
----------En el volumen De la gracia y de la humanidad de Jesús (De la grace et de l’humanité de Jésus, Desclée de Brouwer, Paris 1967, XII, pp.1037-1176; cf. también La pensée de saint Paul, Éd. de la Maison Française, New York 1941 pp. 252, VII, pp.427-615), Maritain subraya en la unidad de la persona de Cristo la realidad de las dos naturalezas, divina y humana, por lo cual el Verbo creció verdaderamente, como cualquier otro hombre, en estatura, sabiduría y gracia, en cuanto si no era purus homo, era sin embargo verus homo. Profundizando el análisis antropológico precisa que en Jesús la gracia habitual se encontraba en los dos estados diferentes de comprehensor, en cuanto Jesús es Dios, y al mismo tiempo de viator, en cuanto Jesús es hombre. «Cristo era al mismo tiempo comprehensor y viator. Si no se admite en el alma de Cristo una diferencia de nivel: un cielo del alma, pero supraconsciente para el estado de comprehensor, y un aquí abajo del alma, el aquí abajo de la conciencia y de las operaciones conscientes y deliberadas para el estado de viator, se está inevitablemente conducido a hacer daño al uno o al otro de estos estados» (XII, p.1091).
----------Para esta antropología cristológica Maritain recupera la noción de inconsciente supraconsciente y precisa: «Es necesario que Jesús tuviese una supraconciencia de sí absolutamente inefable y absolutamente incomunicable, y por debajo de esta supraconciencia, una conciencia de sí del mismo tipo que la de cualquier hombre» (XII, p.1116).
----------En el volumen La Iglesia de Cristo, su persona y su personal (De l’Eglise du Christ. La personne de l’église et son personnel, Desclée de Brouwer, Paris 1970, XIII, pp.9-411), Maritain, sobre la base de la Lumen Gentium y de numerosos remisiones a las obras de Journet, reflexiona sobre la naturaleza de la persona de la Iglesia, que constituye la unidad del Cuerpo místico de Cristo, y pasa a consideraciones que conciernen también a la filosofía de la historia.
----------La Iglesia es una realidad misteriosa, que se puede conocer verdaderamente solo con la fe, «visible en su estructura, en su predicación, en su culto, y por la extraordinaria fecundidad con la cual no cesa de generar santos, es invisible en lo que es la cosa principal en ella y en su realidad más profunda, su santidad» (XII, p.901).
----------Sigue diciendo Maritain: «El alma increada de la Iglesia es el Espíritu Santo, el alma creada es la caridad». (XII, 903). A la Iglesia invisible pertenecen, aun sin saberlo, también los no creyentes y los ateos, que en las profundidades de su conciencia no rechazan la secreta influencia de la gracia de Dios. «La Iglesia forma con Cristo una sola persona, pero ella tiene al mismo tiempo una personalidad propia, una personalidad creada, distinta de la de Cristo» (XII, p.908).
----------En este sentido es esposa de Cristo: «verdaderamente carne de la Carne de Cristo y verdaderamente distinta de Él» (XII, p.908). Este es el misterio de la Iglesia, Reino de Dios comenzado en este mundo; Iglesia santa y penitente aquí abajo, pero que hace uno con la Iglesia del Cielo. Iglesia cuyos miembros pecan, en cuanto la traicionan, por lo cual la Iglesia no está sin pecadores, pero está sin pecado. Iglesia pueblo de Dios, pueblo mesiánico, fermento vital para la salvación del mundo.
----------Maritain encuentra esta doctrina, según la cual la Iglesia no es un colectivo, un conjunto de individuos, sino una persona, en san Pablo, que «nos enseña que la Iglesia es una persona; no una multitud dotada, en sentido del todo analógico, de una personalidad moral, sino verdaderamente una persona; y este es su privilegio esencialmente sobrenatural y absolutamente único» (XIII, p.25).
----------Sobre esta firme base teológica, fidelísima al Magisterio, Maritain afirma: «La Iglesia, considerada en su unidad y en su universalidad, tiene una personalidad que trasciende la de sus miembros» (XIII, p.41); y precisa: «como decía con gusto san Agustín, la Iglesia, en cuanto concierne conjuntamente a su alma invisible y a su cuerpo visible, tiene una personalidad distinta de la de los miembros que la componen, y precisamente en cuanto Iglesia ella es una persona» (XIII, p.35).
----------Pasando a consideraciones de filosofía de la historia (On the Philsophy of History, Scribner’s Sons, New York 1957, Pour une philosohpie de l’histoire, Seuil, Paris 1959; X, pp.603-761), Maritain distingue la persona de la Iglesia de su personal. «La persona en sí, como entidad metafísica, es invisible en la Iglesia, como en cada uno de nosotros. En la Iglesia, como en cada uno de nosotros, ella es visible a los ojos por medio de su cuerpo, al intelecto por medio de los signos que de ella emanan y que la manifiestan» (XIII, p.233).
----------De esta manera, la Iglesia tomada materialmente es visible en la multitud de los fieles; tomada formalmente es visible de manera confusa, por ejemplo en el Papa, que «puede ser un gran pecador, pero que (condición presupuesta por su carisma: “confirma a tus hermanos”) no perderá nunca la fe» (XIII, p.234); finalmente, es visible distintamente en los Santos, en la Virgen, Madre de la Iglesia, en el orden sacramental, en la palabra de Dios enseñada por el Magisterio.
----------Finalmente, Maritain constata que a menudo se hace la confusión entre la persona de la Iglesia y su personal, por lo cual muchas Historias de la Iglesia en realidad son una historia que concierne a su personal.
   
El campesino del Garona
   
----------Maritain, desde su refugio de Toulouse, sigue el debate cultural, político, eclesial y, con un último escrito, El campesino de la Garona Le paysan de la Garonne, Desclée de Brouwer, Paris 1966, XII, pp.663-1035), confirma su filosofía de la persona en torno a la cual ha trabajado toda la vida, recordando que el fundamento de esta filosofía se radica en la verdad tal como el hombre la puede conocer y el Evangelio nos la ha revelado.
----------Premisa: «si no se ama la verdad, no se ama al hombre» y «Cristo dijo a Pilato que había venido al mundo para dar testimonio de la verdad» (XII, p.780). Maritain examina diversos textos de los Evangelios referentes a la Verdad y de ellos extrae tres conclusiones:  
----------a) el Evangelio «enseña al filósofo el respeto de la inteligencia y de los conceptos y de los otros instrumentos que ella se forja para aprehender las cosas» (XII, p.787);  
----------b) «la perfecta caridad hacia el prójimo y una fidelidad perfecta a la verdad no son incompatibles, sino que se postulan la una a la otra» (XII, p.788);  
----------c) la eficacia de un comportamiento no depende del resultado inmediato sino del testimonio de la verdad.
----------La razón humana es capaz de elaborar una doctrina fundada sobre la verdad, una doctrina que no es obra de un solo hombre, que procede en los siglos lentamente, crece continuamente, sufre errores pero se renueva incesantemente. No se debe confundir la filosofía, que es estudio del ser, con la ideosofía, que es una elaboración de ideas abstractas desligadas de la realidad. La historia de la filosofía desde Descartes en adelante ha vuelto el pensamiento hacia sí mismo, en lugar de hacia la realidad. «Biblia y Evangelio excluyen radicalmente toda suerte de idealismo en el sentido filosófico de la palabra» (XII, p.799).
----------«La revelación judeo-cristiana es el testimonio más fuerte, el más insolentemente seguro de sí mismo, dado a la realidad en sí del ser —del ser de las cosas y del Ser subsistente por sí mismo—, hablo del ser que reina en la gloria de la existencia en una total independencia del espíritu que lo conoce» (XII, p.800).
----------Finalmente, es necesario recordar todavía que Maritain considera la noción de persona también en la historia de la filosofía en el último curso que dicta en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, publicado luego bajo el título La filosofía moral (La philosophie morale. Examen historique et critique des grands systèmes, N.R.F. Gallimard 1960, XI, pp.233-1040), en el cual hace un análisis de los grandes sistemas de la filosofía moral, analizando el valor de la persona en cada uno de ellos.
----------A propósito de Hegel habla de una «inmolación dialéctica de la persona» (XI, p.495), porque el individuo no es más que provisionalidad y apariencia, en cuanto solamente el Absoluto es sujeto. «Kant, afirmando la dignidad absoluta de la persona como fin en sí, la había divinizado, transportándola a un mundo inteligible en el cual desaparecían la singularidad empírica y las diferencias conectadas con el espacio y el tiempo. Hegel procede a la operación inversa, relativiza completamente la persona individual, que no es más que una ola que pasa en el océano de la historia» (XI, pp.501-502).
----------El hombre encuentra su personalidad aniquilándose en la comunidad y encuentra su autonomía aniquilándose en el Absoluto. «La libertad de elección es solamente un momento ilusorio» (XI, p.492), lo que aparece como una elección no es más que un evento; «la suprema conciencia de la libertad reside en el amor fati, en la reconciliación con el destino» (XI, p.535); «la autonomía se consume en la muerte, en la aceptación de la muerte sin mañana» (XI, p.541).
----------Kierkegaard restaura la moralidad de la conciencia, la hace responsable hacia Dios, pero encierra al hombre en una singularidad subjetiva, sin auténticas relaciones que no sean intersubjetivas de individuo a individuo, hasta el absoluto de la fe más allá de toda racionalidad kantiana o hegeliana.
----------Al contrario, Sartre, «este cartesiano que se revuelve contra el racionalismo de sus padres» (XI, p.883), formula una visión del mundo y del destino humano sin Dios, que lo lleva a aniquilar el ser y hacer de la libertad un absurdo. El existir es mal, los otros son el infierno, la mala fe es el modo mismo de existencia de la conciencia. «El hombre del existencialismo sartriano está así más radicalmente viciado, más podrido que el hombre del jansenismo; porque el pecado original se ha convertido en el hecho mismo de haber nacido, de participar en el estar-ahí de las cosas» (XI, p.897).
----------Para Dewey son posibles juicios de valor, pero estos no dependen de una filosofía moral, «sino de los otros hombres que están hic et nunc comprometidos en la acción y que se dictan su norma de conducta» (XI, p.943) Hay por tanto una identificación del valor moral con el valor social sobre la base de una teoría puramente experimental, porque solo la experiencia puede demostrar que ciertas acciones son buenas. El bien se resuelve en lo útil y la moral de Dewey en realidad da origen solamente a un orden pre-moral, aunque su meliorismo ético intente fundar una norma que obligue a la conciencia, superando la moral de la situación de Sartre.
----------Maritain, en sus escritos de filosofía y de historia de la filosofía, reflexiona sobre la persona, en su naturaleza y en su valor, tanto como persona física en cada individuo, como persona moral en cada pueblo y como persona mística en el pueblo de Dios.
----------La persona humana es una realidad ontológica, que la filosofía puede analizar críticamente a nivel de metodología racional, aunque en lo que concierne al fin último de la vida y a la realidad del mal, que acecha y atormenta a cada hombre, la filosofía, para constituirse como ciencia, debe tener en cuenta los datos proporcionados por la teología, tratándolos filosóficamente, así como la física se sirve de la matemática y la biología utiliza las informaciones de la química (De la philosophie chrétienne, Desclée de Brouwer, Paris 1933; V, pp.225-316; Science et sagesse, Labergerie, Paris 1935; VI, pp.11-250; Dieu et la permission du mal, Desclée de Brouwer Paris 1963, XII, pp.9-123).
----------Pero más allá de la sabiduría filosófica, como Maritain ha indicado en su obra fundamental Los grados del saber (Distinguer pour unir: ou les degrés du savoir, Desclée de Brouwer, Paris 1932; IV, pp.257-1111), la sabiduría teológica y la sabiduría mística abren a la mente humana, en la búsqueda de la identidad de la persona, nuevos horizontes y nuevas perspectivas.
   
Fr Filemón de la Trinidad
La Plata, 11 de octubre de 2025 

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