viernes, 12 de septiembre de 2025

Actualidad de Giordano Bruno (2/5)

La partida del idealismo (que es la de Giordano Bruno) se juega en el plano de la voluntad, lo cual es bastante simple: los idealistas conocen la voluntad del prójimo, de los ángeles y de Dios, pero al final, apegados como están a su propia voluntad, acaban sometiéndose a aquel que primero se rebeló contra Dios e hizo caer al hombre en el pecado: Satanás. ¿Por qué Eva ha pasado de escuchar a Dios a escuchar a Satanás? Este es el misterio del pecado. Incluso al idealista monista y panteísta, que cree ser Dios y que solo exista Dios, y por ende cree existir solo él, en realidad no le basta hablar consigo mismo, sino que necesita un interlocutor con quien medirse o confrontarse. Y entonces, si este interlocutor no es Dios, ¿quién otro puede ser sino el demonio? La tragedia de Bruno, dominico infiel a su vocación y a su ministerio recibidos de Dios, y el riesgo grave de cualquier idealista, es desobedecer a Dios para dejarse inspirar y guiar por su yo. En tal sentido, san Pablo nos advierte contra las "doctrinas diabólicas" (1 Tm 4,1). [En la imagen: "Hermes Trismegisto", acuarela, s/a, 2021].

Realismo, idealismo, gnosticismo
   
----------La actualidad de Bruno se encuadra en ese filón de pensamiento elitista y esotérico desde orígenes antiquísimos en Occidente y aún más en Oriente, que se hace promotor de la grandeza del hombre con el enfatizar sus poderes espirituales más allá de cualquier límite razonable, de modo que le resulte desagradable o intolerable la sujeción a alguien que le prescriba lo que debe pensar y lo que debe hacer.
----------A través de un proceso de autosugestión, el individuo se imagina ser la auto-conciencia absoluta, centro del universo, alma del mundo, una gota en el océano del ser, identificado con el puro pensamiento, una chispa del fuego divino, un rayo del sol de los espíritus, circundado por el horizonte omnipenetrante del infinito, débil y frágil aparición del absoluto, naufragado en el mar de lo inefable, temporalización de lo eterno, el mundo como voluntad y representación. Es el clima del idealismo desde Parmenides a Plotino hasta Gentile y Severino.
----------El gnóstico aparece al hombre ordinario como una mente superior y excelsa, un maestro de sabiduría, un iniciador a los secretos más profundos y a las verdades más sublimes. Su pensamiento totalmente y fijamente abstracto aparece obviamente incomprensible y abstruso para las masas populares y para los simples.
----------Los ambiciosos, por su parte, para aparentar también ellos iniciados en los caminos anagógicos, se jactan de ser discípulos de los panteístas y le hacen elogios. La gente común apenas puede distinguir al gnóstico del verdadero sabio. Se limita a observar que de lo que dice el uno y el otro no entiende nada.
----------O bien, como hacen los positivistas, quienes afirman que el discurso metafísico no tiene ningún sentido. Los positivistas son incapaces de realizar la abstracción metafísica, vale decir, de abstraer del ente particular para concebir el ente universal, de formarse el concepto del ser, aunque saben muy bien qué es el ser, ya que a él hacen referencia en el uso del verbo ser en su hablar cotidiano.
----------Sin embargo, para distinguir ser y concepto del ser, monismo de analogismo, teísmo de panteísmo y de ateísmo, ciencia de gnosticismo, es necesario prestar atención a cómo concebimos el ser y a la diferencia entre nuestro concepto del ser con el ser mismo. El ser es lo real, es el objeto del intelecto; el concepto del ser es el medio mental con el cual el intelecto concibe y representa y comprende al ser.
----------El ser es ciertamente para nosotros inteligible, vale decir, nosotros todo lo concebimos en la luz del ser y como dotado de ser, pero en sí mismo el ser supera infinitamente nuestra finita capacidad de entender, por lo cual en este sentido nos parece misterioso.
----------Otra cosa es nuestro concepto del ser, por el cual hablamos de ser finito y ser infinito, ser humano y ser divino, ser real y ser ideal. Este concepto puede estar equivocado, no correspondiente a la realidad del ser. De ahí los errores en metafísica. De aquí, por ejemplo, el monismo o el panteísmo. Son los errores más graves porque hacen derrumbar las bases mismas del pensamiento y por tanto de la moral.
----------Con el concepto del ser tenemos la más amplia de nuestras categorías o de nuestros predicados, categorías con las que podemos concebir todo y cada cosa, incluso lo que supera nuestra inteligencia, siempre que sea una realidad. De este modo, Dios y el mundo, en cuanto por nosotros pensados y concebidos, vienen a ser incluidos juntos dentro del círculo del ser, aparecen como un predicado inferior y más restringido del concepto y del predicado del ser. Aparecen como algo menos y por debajo del puro ser, del ser como ser, aparecen como partes del ser entero o de la totalidad del ser.
----------Si nuestro concepto del ser incluye a Dios y las cosas, no quiere decir que el ser supere al ser divino o incluya en sí el ser divino, porque no existe ser superior al ser divino. En otras palabras, esto no quiere decir que el ser sea algo más amplio que Dios.
----------Cuando pensamos en la totalidad del ser, debemos estar atentos a no confundir la totalidad como categoría con la totalidad real del ser. En el primer caso pensamos a Dios junto con la creación como si fueran un único ser. En el segundo caso la totalidad del ser es solo Dios.
----------Aunque de hecho el ser o ente creado sea externo a Dios, no se da ser que no esté contenido virtualmente en Dios idéntico a Dios, dado que Dios es absolutamente simple. Por consiguiente, en el ser divino lo finito y lo infinito, lo contingente y lo necesario, lo temporal y lo eterno, lo uno y lo múltiple, el espíritu y la materia, coinciden y son idénticos con el ser divino.
----------El ser creado, en cuanto creado, es ciertamente externo al ser divino increado; pero debemos tener presente que el ser creado, antes de ser creado, en cuanto ser finito, está ya en Dios, en el ser divino idéntico a Dios. Aquí está el aspecto de verdad del panteísmo.
----------Es necesario por otra parte considerar que Dios, causa creadora del ser de los entes, para poder causar su ser de la nada, en cuanto causa, debe de algún modo precontener el efecto, es decir los mismos entes que crea. En efecto, causar es un donar. Nadie puede dar a otros lo que no tiene.
----------Ahora bien, si Dios da a los entes por Él proyectados su ser, entonces quiere decir que no solo los piensa, los idea y los proyecta, sino que precontiene el ser de ellos, idéntico a su ser, pero al mismo tiempo superándolo infinitamente con su ser infinito.
----------En efecto el ser divino no puede ser un compuesto, una "síntesis", como creía Hegel, de ser divino y ser mundano, sino que es el ser uno y total, completo, infinito y absoluto, el ipsum Esse per se subsistens. Esta identidad en Dios del ser finito con el ser infinito es el aspecto de verdad del panteísmo.
----------Notamos que la pregunta sobre qué cosa hay en Dios y en el ser divino emerge en la filosofía moderna, precisamente con Bruno y luego con Spinoza, Böhme, Schelling y Hegel. Ella ha seguido a aquella sobre lo que hay en el hombre, que es la gran pregunta del Humanismo, de Marsilio Ficino, de Pico de la Mirándola, del Renacimiento y de Lutero, en la línea de san Agustín, de Platón y de Sócrates.
----------Nace entonces un entrelazamiento entre la cuestión de Dios en el hombre y la cuestión del hombre en Dios, el cual es un tema bellísimo, pero que debe ser tratado con suma prudencia. El defecto del panteísmo es el de basarse, para la ocasión, sobre un concepto monístico, unívoco, parmenídeo de ser, más que en un concepto bíblico, analógico y participativo.
----------Conectado con este tema está aquel, tratado por santo Tomás y Eckhart, de la relación del saber divino con el saber creatural. Nosotros vemos las cosas y desde allí comprendemos cómo las ve Dios. En cambio Dios, a diferencia de nosotros, parte de su autoconciencia, de modo que Él ve originariamente las cosas en Sí mismo, en cuanto por Él ideadas, antes de crearlas, es decir, antes de ponerlas fuera de Sí y verlas fuera de Sí mismo, en cuanto creadas. Defecto del panteísta es el de querer situarse desde el punto de vista de Dios excluyendo que Dios vea las cosas creadas fuera de Sí mismo.
----------Sin embargo es verdad que las esencias de las cosas, en cuanto ideadas por Dios, son eternas como Dios. Esta es la parte de verdad de la metafísica de Severino. Parménides ha confundido ser finito y ser infinito, pensamiento y ser, y por eso es el fundador del idealismo y del panteísmo.
----------Observemos por otra parte que los entes son diversos y diferentes los unos de los otros, aunque es cierto que existen algunos entes iguales e idénticos entre sí. Mi ser es diferente del tuyo. Sin embargo, tú y yo existimos, tenemos el ser.
----------Además, planteándonos la cuestión del origen común de los entes, todos poseedores del ser, y preguntándonos cómo hacen para existir, si no son el ser, descubrimos la existencia de un ente supremo, que llamamos Dios, diversísimo de los entes. Y sin embargo, tanto de Él como de ellos predicamos el ser, ciertamente no del mismo modo y en la misma medida, sino de modos diversos y analógicos, según distintos grados de perfección o de participación. De esto resulta que mientras la creatura tiene el ser, Dios es el ser, pero no el ser como ser, sino el ser subsistente. La criatura tiene el ser por participación; Dios es el ser por esencia.
----------Esto quiere decir que el ser no es solo uno como creía Parménides, sino que es uno y múltiple, existen también los muchos, aunque existe sólo un ente uno y único, Dios, por encima de todos los entes a unificar en torno a Sí bajo Sí a todos los entes. Cada uno de ellos, ciertamente, es uno en número y también ontológicamente, pero no indivisible, mientras que el Uno divino es absolutamente simple e indivisible.
----------Uno de los indudables grandes méritos del tomismo es el de describir los caracteres del ser como acto del poder-ser, acto de la esencia, acto que en Dios es pura forma, privado de potencia. El ente es lo que existe o puede existir. Solo lo contradictorio no puede existir. El ente es aquello que tiene una esencia en acto de ser. El ser es acto del ente y de la esencia.
----------Además, lo valioso del tomismo es decirnos cómo formamos el concepto del ser y del ente, y cuáles son sus propiedades. Nosotros formamos el concepto del ente partiendo de la experiencia de los entes sensibles; formamos el concepto del ser intuyendo y afirmando el ser en la copula del juicio.
----------A la inversa, el monista parmenídeo, para quien el ser es uno solo, malentiende como el discípulo de Severino las exigencias del principio de no-contradicción, sosteniendo que el ser no puede no ser, e ignorando por tanto el ser contingente. Él corre el riesgo de confundir, como por ejemplo un Bontadini o un Rahner, a Parménides con Aristóteles, a santo Tomás con Hegel, a Giordano Bruno con san Agustín.
----------Sin embargo, la persona creyente simple, del pueblo, posee una sabiduría, don de Dios, mucho mayor que la de los gnósticos. Se trata de aquellos pequeños, acerca de los cuales Cristo se regocija al constatar que el Padre celestial les ha revelado a ellos, es decir, a los humildes, aunque indoctos, los misterios del Reino y los ha ocultado a los sabios y a los inteligentes, es decir, a los gnósticos y a los soberbios.
----------Notamos, además, que el gnosticismo en la historia de la humanidad a menudo ha tenido salidas o desembocaduras de tipo sensista, materialista, hedonista y laxista, porque el falso espiritualismo y la falsa mística fructifican fácilmente en los vicios carnales. Aunque la expresión inmediata del gnosticismo tiene el aspecto de la más abstracta y elevada teoresis, esto no quita que de la actitud gnóstica puedan derivarse los mencionados inconvenientes, por lo que si no es difícil por una parte encontrar en la actitud didáctica del gnóstico los tonos típicos del presuntuoso, como la altanería y la arrogancia, por otra parte no son raros la mezquindad y la licencia en las costumbres morales.
----------Debemos señalar que la posición sana del intelecto frente a la realidad, el modo correcto y riguroso de pensar y razonar, la auténtica perspicacia crítica, la verdadera genialidad especulativa, la posición intelectual que conduce a la verdad y evita el error es el realismo, expresión de humildad, docilidad, lealtad, prudencia, coraje, simplicidad y honestidad, así como principio e incentivo a las verdaderas virtudes y a la misma santidad. Ningún Santo proclamado por la Iglesia ha sido un idealista, un gnóstico o un panteísta, sino que los Santos, cuando no han sido explícitos seguidores de santo Tomás, al menos han sido fieles al realismo bíblico tradicional en la Iglesia (el caso de Rosmini fue aclarado en su momento por la Congregación para la Doctrina de la Fe con ocasión de su beatificación. En vano los modernistas quisieron acaparar a Newman, hoy próximo Doctor de la Iglesia. A nadie le ha venido en mente beatificar a Rahner).
----------De la misma palabra "realismo" se intuye qué es el realismo con todas sus notas características: es la atención a la realidad, el respeto de la realidad, la escucha de la realidad, la aceptación y el reconocimiento de la realidad de las cosas tal como ellas son, tal como están ante nosotros, aunque quisiéramos que fueran diferentes de como ellas son. Realismo es, por tanto, corregir nuestra visión o consideración de lo real, si nos damos cuenta o se nos hace notar que no es así como creíamos.
----------Realismo es claridad, honestidad en el pensar y en el reflexionar, objetividad en el juzgar, corrección y coherencia en el razonar, no discutir ante la evidencia, no dudar de lo indudable, simplicidad, cautela y prudencia en el evaluar, sutileza en el distinguir, sabiduría en el unir, rigor y fundamento en el deducir y demostrar, saber ir a lo esencial, no querer demostrar lo que es evidente, no tomar o dar por cierto lo que no lo es.
----------Realismo es saber distinguir la apariencia o la semblanza de la realidad, lo que me parece a mí de lo que está en sí fuera de mí, el yo del otro distinto a mí, lo idéntico de lo diferente, lo uno de lo múltiple, lo sustancial o esencial de lo accidental, el fenómeno sensible de la cosa en sí inteligible, lo ideal de lo real, el ser del no-ser, el pensamiento del ser, lo racional de lo supra-racional, lo imaginable de lo inteligible, lo opinable y lo creíble de lo sabible, lo subjetivo de lo objetivo, lo divino de lo humano, lo misterioso o lo místico de lo comprensible.
----------Realismo es distinguir lo inmanente de lo trascendente, aquello que está en nosotros de lo que está fuera de nosotros, aquello de lo cual somos conscientes de aquello de lo cual no somos conscientes, las cosas de nuestros conceptos de las cosas, el ser del ser pensado, las cosas de nuestro pensar las cosas, los conceptos de las cosas producidas por nosotros y las cosas creadas por Dios.
----------Realismo es la adecuación de nuestro pensamiento, de nuestros conceptos, de nuestras ideas, de nuestros juicios a la verdad de las cosas tal como son en sí mismas. El realismo se traduce en el lenguaje y en la comunicación con los demás en la virtud de la sinceridad, es decir, en el decir la verdad, en el decir cómo son las cosas en sí mismas y en el evitar la mentira y el engaño y no hacer decir a lo real lo que lo real no es.
----------El realista distingue el pensamiento del ser del pensamiento del ser pensado. El ser es independiente de él y antes de él, mientras que el ser pensado es producto de su pensamiento, representación del ser. Antes de pensar el ser, el ser para nosotros no es pensado y no por eso no existe.
----------El ser existe incluso si no es pensado por nosotros. El ser no depende de nuestro pensarlo, sino del pensamiento divino. Una cosa es pensar el ser y otra cosa es el pensar el pensar. Solo por el pensamiento divino, ideador y creador del ser, el ser es por sí pensado, el ser coincide con el ser pensado.
----------Interesante es el sofisma del idealista, por el cual él niega que existan cosas en las cuales no pensamos. El idealista dice, en efecto, que si las pensamos, las cosas se vuelven pensadas, en ese caso las cosas son pensadas. Concluye de ello que las cosas son las cosas pensadas. Pero no se da cuenta del hecho de que si yo pienso en estas cosas por mí no pensadas, el objeto de mi pensamiento son precisamente las cosas por mí no pensadas, que existen independientemente de mi pensarlas.
----------Su idealismo le hace confundir las cosas no pensadas en sí mismas con las cosas no pensadas en cuanto por él pensadas. Las cosas no pensadas existen por cuenta propia y en sí mismas también si no las pienso. Una cosa es el acto de mi pensarlas y otra cosa distinta son las cosas no pensadas en sí mismas, en las cuales pienso. Es la habitual confusión idealista del pensamiento con el ser.
----------El idealista, en su arrogancia de querer incluir todo el ser en su pequeña mente, no se da cuenta de que la existencia de las cosas por él pensadas no depende de su pensarlas; ellas existen aunque no las piense. No le corresponde a él proveer a la existencia de las cosas, sino que hay Alguien distinto que se ocupa de ellas más inteligente y poderoso que él.
----------Tengamos presente que tanto el realista como el idealista admiten la posibilidad de la certeza y de la verdad. El uno y el otro admiten la existencia del pensamiento, admiten la existencia del ser, del espíritu, de la conciencia, del absoluto, de lo universal, de lo infinito, de lo eterno.
----------La diferencia está en el hecho bien conocido que mientras el realista distingue el pensamiento del ser, el idealista los identifica. Pero ambos huyen de dudar de sí mismos, del escepticismo, del agnosticismo y del indiferentismo. Aprecian las afirmaciones categóricas y absolutas.
----------Ambos rechazan la tesis de aquellos que dicen que de todo se puede dudar, que la certeza no existe, que todo puede ser continuamente puesto en discusión. Rechazan la posición de aquellos que dicen que a ellos no les interesa que Dios exista o no exista, que no quieren pronunciarse sobre este tema, que para ellos el problema si Dios existe no tiene sentido, o que no saben decidirse si creer o no creer.
----------Sin embargo, existe un vínculo entre Parmenides y Protágoras, por lo cual el idealista, no obstante su arrogancia, en el fondo no está lejos del escéptico. En efecto, creer que mis ideas como tales coincidan con el ser, ¿qué es sino el principio protagóreo de que verum est quod videtur? Es cierto que Parménides dice que lo verdadero es lo que es, pero si esto es, es mi idea, ¿dónde va a terminar la objetividad de la verdad? Es cierto que Protágoras está comprometido con la contradicción, mientras que Parménides opta por la identidad. Pero ¿no es contradictorio creer que mi pensamiento es a la vez humano y divino?
----------En cuanto a una definición del idealismo, ésta ya está implícita en el mismo término: la absolutización de la idea o al menos, como enseña el papa Francisco, el primado de la idea sobre la realidad, que él contrapone al realismo, definido como primado de la realidad sobre la idea.
----------¿Por qué esta jerarquía? Porque la idea es funcional a la realidad; la representa en la mente y es medio para conocer la realidad. La realidad podría existir sin la idea, pero la idea no puede existir sin la realidad. Si alguien objeta que en Dios la idea prima sobre la realidad creada por Dios a Él externa, esto vale para la idea divina, pero no para el concepto o para la idea como tal, aplicable también a las ideas humanas. De otro modo atribuiríamos al hombre la idea divina, que es precisamente el error del idealismo.
----------El idealista considera al realista como un minus habens, una persona ingenua, subdesarrollada, inmadura, carente de agudeza crítica, agudeza que habría sido fundada por Descartes, perfeccionada por Kant y llevada a su cumbre insuperable por Hegel. En efecto, según el idealista, el realista considera las cosas que ve a su alrededor como independientes de él y creadas por Dios, mientras que el pobrecito no sabe que en realidad, las cosas son el producto de su yo trascendental, no es un Dios trascendente al yo que produce las cosas, sino que es el mismo yo profundo del idealista, no en cuanto yo empírico, sino en cuanto yo trascendental o absoluto.
----------Esta presunción del idealista de que conoce la "realidad" frente al realista engañado por la imaginación, es evidente en Fichte (cf. Luigi Pareyson, Fichte, Ediciones de "Filosofía", Turín 1950, pp.181-189). La misma arrogancia, aunque atenuada, en Hegel, para quien el realista, que "va derecho a los objetos" y "reproduce el contenido de las sensaciones e intuiciones", es un "ingenuo", engañado de poder "adquirir conciencia de lo que son verdaderamente los objetos", enredado en la "vieja metafísica" (cf. Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio, Ediciones Laterza, Bari 1963, p.36). Para Hegel el realismo corresponde a la "representación" (Vorstellung). El idealismo se eleva al nivel del pensamiento (denken). El filósofo demuestra la necesidad racional de lo que el creyente simplemente cree.
----------El idealista no repudia de modo absoluto el realismo, que le sirve para sus asuntos e intereses cotidianos, sino que lo utiliza en la medida en que le conviene. Considera, sin embargo, que en el momento en cual se quiere hacer filosofía, corresponder a la propia dignidad y reconocer la verdad más allá de las apariencias, el hombre debe volverse idealista, es decir tomar conciencia de su propia divinidad, dejar de lado el yo empírico, para elevarse al puro pensamiento y al puro ser, que es él mismo, o sea al propio yo absoluto.
----------En cuanto al término "idealismo", que remite a la palabra "idea", podríamos decir que el idealismo ha hecho su tiempo, porque los ídolos de hoy ya no son la idea, ya no es el concepto, ya no es el espíritu, sino que son el yo, la subjetividad, el hombre, lo concreto, la ciencia, el pensamiento, la experiencia, la historia, la conciencia y la autoconciencia.
----------Ciertamente, Hegel como maestro de doblez no es ignorado y el doctor del ser para los idealistas sigue siendo siempre Descartes, pero detrás del velo del misericordismo y del buenismo que es la aplicación moral del idealismo, hay un gran deseo de salirse con la suya sea como sea, aunque continuando satisfaciendo nuestros deseos, que no son en absoluto aquellos de tener piedad por los que sufren o de levantar al pobre de su miseria, sino que en realidad son la voluntad de poder, de dominio y de opresión.
----------En este sentido Bruno con su panteísmo activo, materialista y parmenídeo es el gran maestro de hoy y sus continuadores son Heidegger y Nietzsche. Severino domina entre los intelectuales, los pseudoteólogos, los masones, los modernistas y los gnósticos.
----------Podríamos preguntarnos: si el idealista reduce todo lo real a su yo, y no ve nada más allá de su yo, podríamos decir de su nariz, ¿como enfoca sus relaciones interpersonales con el prójimo, con los ángeles y con Dios, dado que él está muy bien, más allá de sus charlatanerías, de no tener nada que ver con sus simples conceptos, sino con realidades independientes de él? Él sabe, en el fondo, que no juega su juego sobre el solo plano de las ideas, donde considera la alteridad como puesta por su propio yo, a la manera de Fichte.
----------La partida del idealismo se juega en el plano de la voluntad y la cosa es bastante simple: los idealistas conocen la voluntad del prójimo, de los ángeles y de Dios, pero al fin de cuentas, apegados como están a su propia voluntad, acaban sometiéndose a aquel que primero se rebeló contra Dios e hizo caer al hombre en el pecado: Satanás. ¿Por qué Eva ha pasado de la escucha de Dios a la escucha de Satanás? Este es el misterio del pecado.
----------Incluso al idealista monista y panteísta, que cree ser Dios y que solo exista Dios, y por lo tanto cree existir solo él, en realidad no le basta hablar consigo mismo, sino que necesita un interlocutor con quien medirse o confrontarse. Y entonces, si este interlocutor no es Dios, ¿quién puede ser sino el demonio?
----------La tragedia de Bruno, dominico infiel a su vocación y a su ministerio recibidos de Dios, y el riesgo grave de cualquier idealista, es desobedecer a Dios para dejarse inspirar y guiar por su yo. En tal sentido, san Pablo nos advierte contra las "doctrinas diabólicas" (1 Tm 4,1).

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