La grave cuestión en juego, tanto en la época de Giordano Bruno, como también en la actualidad, es cómo conciliar la exigencia de la objetividad de la verdad con la subjetividad de la persona. El Medioevo, para custodiar la objetividad ofende a la subjetividad. Hoy, para respetar la subjetividad, se ofende a la objetividad. Aún no hemos encontrado el camino correcto. No se deben cometer apresuramientos al juzgar al hereje, sino que es necesario comenzar por ser hermano, médico y padre con caridad, mansedumbre, doctrina, paciencia, persuasión y constancia. [En la imagen: fragmento de "Giordano Bruno en Campo de' Fiori", acuarela sobre papel, s/a, 2025, representando el monumento a Giordano Bruno, creado por Ettore Ferrari, en la plaza Campo de' Fiori en Roma, Italia, para conmemorar al filósofo italiano Giordano Bruno, que fue quemado allí en 1600].
"Lo que Dios ha unido, el hombre no lo separe", Mt 19,6
"Que vuestro discurso sea sí, sí, no, no", Mt 5,37
¿Por qué el Papa fue tan severo?
----------El pensamiento de Giordano Bruno [1548-1600], con su característico panteísmo prometeico, es todavía hoy sumamente actual para aquellos filósofos y teólogos, hoy numerosos e influyentes, los cuales, con la intención de exaltar la dignidad humana, van tan lejos y se elevan tan alto, que ya no aparece la diferencia entre la naturaleza humana y la naturaleza divina, pero el resultado de tal operación no es tanto el de creer ser Dios, que es cosa tan insensata, que ellos mismos se dan cuenta, sino más bien el de creerse dispensados de la obediencia a la ley divina y de considerarse libres de regularse por sí mismos. Sin embargo, no les desagrada imaginar un Dios conforme al espíritu del mundo, adecuado a sus deseos, que satisface sus deseos carnales y sus ambiciones corrompidas por el pecado original.
----------Hoy en día, los pensadores de este tipo tienen éxito incluso en ambientes católicos, pero lamentablemente son muy pocos los que saben descubrir y refutar sus insidias. Por el contrario, en la época en la que vivió Bruno había pastores, bien preparados en doctrina, dotados de fuerte perspicacia crítica y enérgicos en tomar medidas, quienes advertían con mayor preocupación la gravedad de los peligros espirituales e intervenían con una severidad que hoy nos parece incluso exagerada.
----------Por eso nos preguntamos qué daño la Iglesia temía de la obra de Bruno para llegar ella, madre de misericordia, a una medida tan grave como para suprimir la vida de un pensador culto y fecundísimo, cuyas obras, por más contaminadas que estuvieran por el error,  podían por lo menos ofrecer estímulos de discusión o llamamientos a la profundización y clarificación de los más arduos interrogantes, que conciernen a los ideales que atraen la mente y la voluntad del hombre, el sentido último de nuestra vida, la meta última de nuestro obrar, las raíces primarias de nuestra existencia y del mundo, el gobierno y la animación del universo, las fuerzas que agitan los movimientos de la naturaleza, los legados dejados por los sabios de la humanidad desde la antigüedad, el camino para adquirir poder sobre la naturaleza y sobre los hombres.
----------A fin de que logremos entender las consideraciones que indujeron en el 1600 al Papa a irrogar la pena de muerte para Bruno, es necesario que tratemos de ponernos desde el punto de vista de la Iglesia medieval, que tenía muy clara la percepción del daño objetivo hecho a las almas por la herejía, así como hoy conocemos muy claro el daño que hace un virus como el del covid.
----------Los medievales por tanto razonaban entonces de este modo: para bloquear la difusión de la herejía, es necesario detener el principio que la produce, es decir, es necesario que el hereje obstinado que la difunde, atendiendo a que no escucha razón y no se arrepiente, sea obligado por la fuerza a cesar su acción maligna, de manera que ya no tenga forma de llevarla adelante. ¿Y qué mejor manera de conseguirlo que la pena de muerte? Esta argumentación es aún sostenida casi dos siglos después de la muerte de Bruno por el dominico Vincenzo Pani, Comisario del Santo Oficio, en su libro Del castigo de los herejes y del Tribunal de la Santa Inquisición, obra que fue publicada en el año 1789.
----------Por supuesto, sabemos muy bien cómo la Iglesia ha cambiado hoy su conducta hacia los herejes. Pero desgraciadamente se ha pasado de un exceso a otro. La herejía hoy parece ser simplemente una manera diferente de ser cristiano. Ya no nos damos cuenta de la peligrosidad de la herejía. Incluso algunos pastores ni siquiera se dan cuenta de que tal determinado teólogo es un hereje.
----------Los pastores, para no ser demasiado severos se han vuelto demasiado indulgentes, para no ser rígidos, se han vuelto laxistas, para no ser intransigentes, se han convertido en oportunistas, para no ser demasiado celantes se han vuelto negligentes, para no ser agresivos se han vuelto temerosos.
----------La grave cuestión en juego es cómo conciliar la exigencia de la objetividad de la verdad con la subjetividad de la persona. El Medioevo, para custodiar la objetividad ofende a la subjetividad. Hoy, para respetar la subjetividad, se ofende a la objetividad. Aún no hemos encontrado el camino correcto. No se deben cometer apresuramientos al juzgar al hereje, sino que es necesario comenzar por ser hermano, médico y padre con caridad, mansedumbre, doctrina, paciencia, persuasión y constancia.
¿Qué fue lo que le sucedió a Giordano Bruno?
----------En este ámbito es conveniente dirigir nuestra mirada a los Dominicos, religiosos que históricamente han estado habituados y habilitados, por la misma formación que han recibido, a utilizar el pensamiento pagano y no-cristiano para practicar un diálogo con los hombres de cada tiempo y también por supuesto de nuestro tiempo, con el fin de conducirlos a Cristo. Pero el problema es que para llevar a cabo esta misión se requiere del Dominico en especial (y en general de cualquier teólogo, aunque no sea Dominico), en esta actividad difícil y arriesgada, una especial capacidad de discernimiento para saber encontrar la verdad bajo la apariencia del error y el error bajo la apariencia de la verdad, para saber qué es lo que se puede asumir y qué es lo que se debe rechazar de ese pensamiento, para no contaminar la doctrina católica y para saber a la vez presentarla y difundirla de modo persuasivo utilizando aquellas verdades y nociones naturales y precristianas, filosóficas o de sentido común, que el interlocutor ya posee.
----------En efecto, una sana filosofía y una sana razón conducen a la religión, a la fe, a la teología, a las buenas costumbres y a entrar en la Iglesia, mientras que una falsa filosofía, una razón gnóstica, soberbia y capciosa, y un ánimo deshonesto y desleal están hechos para bloquear y estropear todo e incluso para suscitar contra esos valores el odio y el desprecio. Es lo que desgraciadamente le sucedió a Bruno.
----------Ciertamente, hoy nos preguntamos: de acuerdo, era un hereje peligroso; pero ¿era realmente necesario enviarlo a la hoguera? También hoy existen en la Iglesia filósofos y teólogos sobre el tipo de Bruno, admirados y seguidos, y ocupan cátedras académicas, pero ciertamente hoy nosotros católicos en estos casos nos limitamos, cuando lo hacemos o sabemos hacerlo, a una obra de denuncia, de esclarecimiento, de desenmascaramiento, refutación y de corrección, asumiendo los elementos positivos e intentando un diálogo con sus seguidores, aunque tal diálogo sea a menudo imposible a causa de su vanidad, arrogancia y presunción.
----------El cardenal Bellarmino había extraído de las obras de Bruno ocho proposiciones, de las cuales Bruno, si quería evitar la pena capital, habría debido abjurar. Desgraciadamente hemos perdido la lista. Nos ha quedado la primera proposición, en la que Bruno rechazaba la doctrina de la transustanciación.
----------Sabemos que Bruno había preparado un memorial en su defensa para el papa Clemente VIII, pero por desgracia también se ha perdido. Incluso las actas del proceso judicial, que duró siete años, se han perdido porque Napoleón insensatamente hizo destruirlas.
----------Es una cosa tristísima no poder disponer de esos valiosísimos documentos, porque habríamos podido comparar las posiciones, las acusaciones y los pasos del Tribunal con los movimientos de Bruno y los argumentos aducidos por él, cuya historia interior y exterior no puede no suscitar en el ánimo de todo buen católico o estudioso honesto un movimiento de compasión mezclado con indignación.
----------Es necesario decir además que Bruno no quería ser juzgado en base a los dogmas de la fe con el pretexto de que él había querido hacer solo filosofía. Pero olvidaba que al fin de cuentas él era un sacerdote apóstata y que su filosofía, propugnando el panteísmo, con ello mismo caía en un gnosticismo impío que pretendía conocer a Dios mejor que nuestro Señor Jesucristo.
----------Por lo demás había que considerar las consecuencias prácticas de las ideas de Bruno: la concepción panteísta que eleva al hombre al nivel de Dios claramente concibe una moral que no está basada en la voluntad de Dios, sino en la voluntad del hombre. Y la puesta en práctica de tales ideas lo tenemos siempre ante los ojos considerando los pecados y las injusticias que nosotros siempre cometemos.
----------Bruno fue castigado con la muerte tal como se castiga a un asesino o a un terrorista. De hecho, el hereje ¿qué es sino un asesino de las almas? Queda, sin embargo, el hecho de la dura severidad de aquellos tiempos, que hoy la Iglesia ya no acepta. Sin embargo, demasiado preocupada hoy de excusar y de minimizar, la Iglesia no parece haber alcanzado una posición de verdadero equilibrio sobre esta gravísima cuestión, siendo hoy notoriamente difundida en las autoridades la práctica de una indulgencia y una tolerancia que ya muchos espíritus liberales juzgan excesiva y dañina. Nosotros, los Dominicos, estamos particularmente involucrados en este problema. ¿Cómo conducirnos? Este artículo pretende contribuir a la solución de este problema estrechamente relacionado con el de la paz en la Iglesia y la salvación de las almas.
----------A decir verdad, Bruno, si hubiera querido, habría podido asumir un estilo farisaico continuando a recitar el papel del católico y a administrar los sacramentos, como hacen hoy los modernistas y los rahnerianos, sin íntima y seria convicción de fe, sino haciendo de sacerdote como se hace de farmacéutico o de abogado, por simple conveniencia humana o por mero interés económico o por motivos de prestigio social. Al menos así Bruno hubiera podido evitar la intervención de la Inquisición.
----------Hoy como entonces el fariseísmo prospera, aunque por motivos diferentes: mientras que ayer el fariseísmo era incentivado por la necesidad de sustraerse a la vigilancia de una perspicaz y despiadada Inquisición, hoy tenemos más bien la Inquisición modernista, que genera un farisaísmo al revés, por el cual un tímido y secreto deseo de honestidad se esconde detrás de ideas y comportamientos heterodoxos abiertamente manifestados o incluso exhibidos como bandera.
----------Bruno, por su parte, era incapaz de fingir recitando dos gruiones: ese panteísmo que tenía en el alma, lo manifestaba abiertamente, convencido de llevar a cabo una misión histórica, por lo cual pretendía publicitarlo al máximo, como deber de conciencia y verdad absoluta, incluso aunque le hubiera costado la vida, como habría de suceder. Si se puede hablar de ficción en Bruno, fue la impostura de querer dar a entender que era enviado por los dioses para iluminar a la humanidad.
----------Hoy, como es sabido, la situación se ha invertido: ayer los frailes Dominicos sobresalían en toda la Iglesia por su inquebrantable fidelidad al Papa, por su eximia preparación teológica y ortodoxia doctrinal, pero eran demasiado severos, intolerantes y a veces incluso crueles con respecto a los herejes.
----------Hoy los Dominicos se han convertido en mansos y dialogantes, lo cual está bien, pero también se han vuelto escépticos y oportunistas. De feroces perros de guardia se han convertido en suaves e inofensivos perritos de salón, convencidos de ser la punta avanzada del progresismo eclesial. Y lo que pasa con los Dominicos también puede aplicarse de modo similar a los teólogos católicos en general.
¿Por qué Bruno se hizo Dominico?
----------Para comprender el significado de los propósitos, de la personalidad y de la obra de Bruno hay que entender por qué se había hecho dominico hasta llegar al sacerdocio. Se notan en él algunas características de la espiritualidad dominicana: el radicalismo de la inteligencia especulativa, que experimenta gusto por afrontar y resolver los problemas filosóficos, la exigencia de rigor científico, la necesidad de certeza intelectual y de profundizar las cuestiones, la sed de aprender de la doctrina de los sabios, la sensibilidad a los grandes problemas del espíritu, la pasión por la discusión, la fuerza en el sostener las propias ideas, el gusto del razonar y del indagar, el gusto en la actividad del persuadir, del demostrar y del convencer,  la capacidad crítica para desvelar y refutar los errores, la capacidad didáctica y expositiva.
----------Sin embargo, estas actitudes en la vida dominicana exigen ser templadas y moderadas por una dirección espiritual opuesta, que tiene el objetivo de impedir que estas actitudes sean infectadas por la soberbia, conforme a la advertencia de san Pablo: "scientia inflat, caritas vero aedificat" (1 Cor 8,1).
----------Tal temperamento proviene de una humilde y honesta sumisión del propio pensamiento a la realidad, de la disponibilidad a reconocer los propios errores, de la escucha de los otros y de la voluntad divina, de una ardiente caridad, de la pureza de las costumbres y del ejercicio de todas las virtudes, como se insinúa en el himno a santo Domingo de Guzmán que los frailes Dominicos cantan todas las noches en el oficio litúrgico, antes del descanso nocturno: "O lumen Ecclesiae, doctor veritatis, rosa patientiae, ebur castitatis, aquam sapientiae propinasti gratis, praedicator gratiae, nos junge beatis!".
----------Giordano Bruno, quien era bien consciente de sus excepcionales capacidades intelectuales y oratorias, entró en el gran convento de San Domenico Maggiore de Nápoles para dar satisfacción a estas grandes aspiraciones, pero al mismo tiempo se encontraba infectado por una excesiva autoestima, por un secreto y fuerte deseo de sobresalir y de autoafirmación, y por un gran deseo de crearse una fama e influir en los demás con doctrinas inauditas y apareciendo como un genio extraordinario.
----------Fue así que en la rica biblioteca del convento, que custodiaba también muchas obras de autores paganos, judíos y musulmanes, se ahogó, independientemente de la obediencia a sus formadores, en la peligrosa lectura de obras no cristianas e incluso anticristianas, como por ejemplo las obras atribuidas a Hermes Trismegisto, tratados de magia y en general los autores griegos y romanos.
----------Recibió de hecho la normal formación escolástica improntada por el pensamiento aristotélico-tomista, pero infectado por la soberbia y por el gnosticismo pagano, juzgó groseramente como puerilidad los dogmas que se le explicaban, como por ejemplo el de la Santísima Trinidad.
----------El caso de Bruno es el caso emblemático de pérdida de la fe. Entre nosotros hay quien no quiere creer, y éste es el incrédulo, reprendido por Cristo. Y hay quien en cierto punto, engañado por el diablo, como Adán y Eva, o falsifica la fe, y este es el hereje; o abandona el seguimiento de Cristo, y este es el apóstata, creyéndolo un impostor y convencido de haber encontrado la verdad mejor que Cristo.
----------Ya no acepta a Dios y quiere ser dios por sí mismo. No tiene necesidad de Dios porque se basta a sí mismo. Son los impíos, los soberbios, los ateos, los materialistas, los agnósticos, los gnósticos, los panteístas, los satanistas, los nihilistas, los idólatras, los politeístas.
----------Ahora bien, podríamos preguntarnos qué pasa con los judíos, los musulmanes, los hinduistas. Pero una cosa es la de quien, habiendo creído, abandona o falsifica la fe y otra cosa bien distinta es la de quien no quiere o no sabe creer en Cristo, o no entiende por qué debería creer en Cristo o, sin tener culpa, malinterpreta la identidad de Cristo. Hay quien sirve a Cristo sin saberlo.
----------Tengamos presente que el filósofo italiano Giovanni Gentile dice que Bruno abandonó al viejo Dios trascendente medieval de la fe para abrazar al "nuevo Dios" inmanente del Renacimiento y de la "edad moderna" de la razón. Y no se pregunta si rechazar la fe es razonable o más bien una estupidez. ¿No se pregunta si por casualidad este nuevo Dios no es el "dios de este mundo", es decir el diablo, del cual habla san Pablo, que presenta un falso Cristo o ciega la mente para que no vea el rostro de Cristo?
----------El hecho es que en los tiempos de Giordano Bruno no sucedía como sucede hoy, que por negligencia y falta de perspicacia de los Obispos muchas herejías circulan tranquilamente entre los católicos, mientras aquellos pocos que se dan cuenta de ellas son tachados como reaccionarios preconciliares. En aquella época los superiores eran doctos, vigilantes y fieles al Magisterio.
----------En la época de Bruno, a causa de la fuerte vigilancia de las autoridades y la general buena formación de los fieles, sobre todo los Dominicos, el ambiente eclesial no era en absoluto susceptible de dejarse engañar por impostores, sino que reaccionaba a ellos de manera dura, incluso demasiado severa y polémica. Eso es lo que le pasó al joven Giordano. Habiendo suscitado una oposición durísima, él pensó en refugiarse en el Convento de Santa Maria supra Minerva en Roma.
----------Fue así que en Roma aconteció un hecho gravísimo, que nos recuerda cómo las discusiones sobre la herejía en aquel entonces ponían en riesgo la vida misma de las personas: un cofrade dominico llegado desde Nápoles probablemente con la intención o el encargo de poner en guardia a los frailes de Roma o de exhortarlos a tomar medidas, fue encontrado muerto en el Tíber.
----------¿Acaso Bruno estuvo implicado en este hecho? Él negó cualquier acusación sobre el trágico hecho. Pero es posible, con las ideas que tenía, que haya mentido o que en realidad haya favorecido el crimen. Esto nos dice cuál era el clima de entonces; al extremismo de entonces corresponde hoy un extremismo de signo opuesto como el de hoy, cuando los herejes se forman sus seguidores sin que nadie les moleste, e incluso son aplaudidos y reverenciados por sus discípulos como campeones de la fe.
----------Debemos decir entonces que fueron las mencionadas cualidades de humildad y honestidad del dominico las que desgraciadamente le faltaron a Bruno, quien cambió la mirada y el mirar hacia arriba con la autoexaltación, la elevación sin medida de su propio yo. Confundió la sublimación y ennoblecimiento del pensamiento con la soberbia, el exhibicionismo, el narcisismo.
----------Confundió la voluntad de potenciarse con la de dominar, el deseo de distinguirse con el querer primar y sobresalir, el progresar, el trascender y superarse a sí mismo con el atentar a la trascendencia divina, la autoconciencia con la autorreferencialidad, la afirmación de sí mismo con la arrogancia, la impiedad y la prepotencia, la demostración con la manipulación, el saber presumir con la presunción y la ostentación, el coraje con la temeridad, la sabiduría con la pedanteria, la certeza con la arrogancia, la habilidad dialéctica con la sofistica y el arte de engañar a los demás.
----------Bruno, movido por estas intenciones malsanas y malentendiendo de manera tan grave el espíritu dominico, no podía en un cierto punto no ponerse en choque con su propia Orden y encontrar oposiciones de ella. En aquellos tiempos los Dominicos, educados en el pensamiento de santo Tomás y rigurosamente fieles al magisterio de la Iglesia, estaban en posesión de una agudeza crítica y un discernimiento mayores que lo que sucede hoy, cuando engañados por un concepto equivocado del pluralismo, por un malentendido respeto por las ideas de los otros o de la diversidad, no se da cuenta de quien siembra el error y se deja fácilmente seducir, entusiasmar o confundir por hábiles sofistas que dan la apariencia de la genialidad especulativa o de la originalidad innovadora. Los pocos que se dan cuenta del engaño, suscitan la ira de los seguidores, son considerados obsoletos y envidiosos y son ignorados, despreciados y marginados.
----------Muy interesante, para entender a Bruno, es la confrontación comparativa con Lutero. Ambos sufren el clima renacentista del yo que siente inmanente en sí mismo a Dios y siente por tanto en sí la fuerza y la voluntad de subir a las alturas y de hacerse manifestación e instrumento de esta infinita potencia que está convencida de estar presente y activa en él. Para Lutero esta fuerza es Cristo, por lo que sigue siendo cristiana; para Bruno, influenciado por la gnosis panteísta pagana, es el Uno-Todo, el Universo, por lo cual abandona la fe cristiana. Lutero asciende a Cristo más allá del Papa; Bruno asciende al Uno más allá de Cristo. Lutero exalta la fe contra la razón; Bruno exalta la razón contra la fe.
----------¿Por qué la rebelión contra la Iglesia? Lutero nunca entendió el sacramento de la penitencia, como en él confluyen la misericordia y la justicia divinas. De aquí la Iglesia sin el Papa, el sentimiento en el puesto de la razón, la emoción en el puesto de la voluntad, la fe sin las obras, la Escritura sin la Tradición, la gracia sin la naturaleza, la mística sin la virtud, la salvación sin los méritos.
----------Ambos se rebelaron contra la Iglesia. Lutero encontró inmediatamente el ambiente dispuesto para recibirlo. Bruno sufrió hostilidad y se refugió en los países protestantes. Pero incluso allí el éxito solo le vendría con el romanticismo y el idealismo alemán. Creo que se puede incluir también a Bruno -naturalmente con las debidas reservas- en la historia de los teólogos dominicos por los motivos que he dicho anteriormente. Podría haberse convertido en un gran santo dominico. La madera la tenía, pero si no hubiera sido que no supo evitar esos riesgos de los cuales hablé.
Meister Eckhart y Giordano Bruno, dos dominicos
----------Otra consideración importante para entender a Bruno es confrontarlo comparativamente con Meister Eckhart. Por un lado existe entre ellos dos un profundo punto de contacto espiritual, siempre relacionado con su elección dominicana, pero por otro lado, desde el punto de vista doctrinal y moral, hay un abismo.
----------Ambos están animados por el radicalismo intelectual, que es muy típico del Dominico, cuya mente, incluso si no se poseen títulos académicos, aunque sea la mente de un hermano cooperador o de un laico dominico o de una monja claustral dominicana, se mueve espontáneamente en el horizonte de la metafísica y en el pensamiento de lo absoluto, de lo eterno y de lo infinito, como el pez en el agua.
----------Ambos están involucrados en el tema del panteísmo. El panteísmo de Bruno es real, querido, consciente, soberbio, intencional y por tanto ciertamente culpable; mientras que el de Eckhart es un panteísmo oratorio, retórico o de lenguaje o como expresión lingüística. Se trata de una manera exageradamente enfática de hablar del vértice místico de la vida cristiana, que genera frases que tal como suenan, fuera de contexto, son de carácter panteísta, y como tales han sido censuradas por la Iglesia; pero que no reflejan la intención de Eckhart, hombre de fe y de vida santa. Eckhart fue sacerdote fervoroso, enamoradísimo de Cristo, celoso guía de almas, perfecto observante de la regla dominicana, diligente ejecutor de varios oficios y encargos en la Orden, muy amante de la oración y de las prácticas ascéticas.
----------Muy diferentes fueron las costumbres morales de Bruno, ciertamente no laudables. Él no solo abandonó la Orden, sino la misma fe cristiana, para promover un humanismo engreído y transgresor, impío, supersticioso y ruinoso. Su peregrinar por la Europa protestante después de la huida de la Italia católica fue una sucesión de enfrentamientos, peleas, rencillas y polémicas.
----------Se ve que en Eckhart el panteísmo no es más que un accidente de camino, mientras que en Bruno el panteísmo deriva de una tradición pagana anterior, es el alma de todo su sistema, que lo lleva a ser encarnizado e impío enemigo del cristianismo, hacia el cual tiene tonos burlones y de gran desprecio.

 
Hablar de iglesia medieval suena un poco antihistórico para los contornos de la historia. Clemente VIII no habría podido comportarse de otra manera , como recordaba Rita Pomponio en un ensayo de hace más de 20 años.
ResponderEliminarVer: http://www.ritapomponio.it/clemente-viii-il-papa-che-brucio-giordano-bruno/
Si Giordano Bruno fue quemado en una hoguera , en una hoguera ideológica también fue arrojado al fuego Aldobrandini.
Estimado Fernando,
Eliminarhe hablado de Iglesia medieval a propósito de Clemente VIII no evidentemente como categoría historiográfica, ya que cuando estuve en la escuela secundaria me enseñaron que la Edad Media se cierra con el descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón en el siglo XV.
Me refería a un determinado clima eclesial que va más allá de esa fecha y se prolonga hasta la Revolución Francesa y que consiste en considerar justa la pena de muerte para los herejes.
Es necesario que nosotros hagamos un esfuerzo de comprensión de los motivos que entonces inducían a la Iglesia a recurrir a una medida tan extrema, medida que hoy, después del progreso espiritual y jurídico ocurrido desde entonces hasta hoy, parece absolutamente inadmisible.
Hay que tener en cuenta que entonces el pueblo mismo sentía horror por la conducta de los herejes obstinados y peligrosos, tanto es así que a veces era la misma autoridad religiosa o civil que debía intervenir con energía para proteger al hereje.
Por otra parte el proceso canónico por herejía permanece en el Derecho Canónico actual, naturalmente animado por un gran sentido de humanidad y espíritu evangélico. Pero nunca se oye hablar de ningún Obispo que someta a juicio a algún hereje notorio y peligroso. Y así también las excomuniones son rarísimas.
¿Qué podemos decir acerca de ello? ¿No se podría decir que aquí se trata de negligencia o de oportunismo similar al del pastor del que habla la parábola, el cual huye delante del lobo? ¿Se puede decir que estos Obispos realmente cuidan del rebaño?
También hay que hacer otra consideración, como usted verá en los próximos episodios de mi artículo, y es que el período en que vivió Bruno se caracterizó en los Pastores, en los teólogos y en los Papas por una alta preparación teológica ampliamente difundida y, por tanto, particularmente capaz de distinguir en la fe la verdad del error.
Si he entendido bien la referencia a Clemente VIII en relación con el libro de Pomponio, que por lo demás no he leído, tengo la impresión de que la Autora no trata del Papa de la manera correcta.
Estimado padre Filemón, dos puntos de su artículo sobre Giordano Bruno, la referencia al hecho de que no aceptó el fariseísmo de permanecer en la Iglesia simulando la ortodoxia, y el "nuevo Dios inmanente" sobre el cual comenzó a difundir sus ideas, me parecieron similares a lo que manifiesta Pierre Teilhard de Chardin, en una carta a un fraile dominico apóstata (carta difundida en 1968 por Henri Rambaud), claro que si es similar a Bruno la idea de Teilhard de ese nuevo Dios "inmanente", la actitud del jesuita fue la del fariseo: permanecer en la Iglesia, como manifiesta en aquella carta.
ResponderEliminarPara Teilhard, la necesaria reforma del cristianismo es «mucho más profunda que la del siglo XVI» y se refiere ante todo a la fe, no solo a las estructuras. Por consiguiente, «no veo mejor medio para promover lo que anticipo si no trabajar la reforma desde dentro»: permanecer en el "phylum" vivo de la Iglesia para orientar su evolución, más que ponernos al margen o fuera de ella.
El "Dios nuevo" emergente: Junto al Dios tradicional "del Alto" (trascendente), Teilhard vislumbra un "Dios del Adelante" que emerge a lo largo de la línea del ultra-humano. Propone pensar a Dios no en términos de cosmos estático, sino de cosmogénesis: un Dios que se deja alcanzar a través de la realización del Universo, que Él ilumina y mueve desde dentro. La intención es sintetizar "el Alto" y "el Adelante" en un "Dentro", es decir en una nueva cristología capaz de integrar trascendencia y proceso evolutivo.
Estimado padre Serafín,
Eliminarle agradezco mucho su intervención muy esclarecedora y que me confirma en mi juicio sobre Teilhard de Chardin.
Muy interesante la comparación que usted hace del jesuita con Bruno. Teilhard ha adoptado el método modernista de destruir la Iglesia desde dentro, con una operación indolora, en la esperanza de que los creyentes no lo advirtieran, pero no ha tenido en cuenta al Espíritu Santo, que por medio de los Pastores protege a los fieles del error.
Como he dicho en mi artículo, Bruno no adoptó esta actitud excepto en algunas ocasiones, por lo cual en él hay una cierta oscilación. El engaño de Bruno se ejercita sobre el plano del espíritu en la solicitud de los ánimos que tienden a exaltarse a sí mismos para concebir a Dios como el vértice de su autotrascendencia.
Por desgracia, algo así también se encuentra en Karl Rahner. Por lo tanto se puede decir que Bruno y Teilhard de Chardin son muy similares en asumir la concepción antropocéntrica renacentista desarrollada en el idealismo alemán, que conducirá a la concepción del superhombre de Nietzsche.
El mismo Lutero que indudablemente admitía la trascendencia de Dios se mueve sin embargo por un concepto del Cristo-en-mí, que se presta a un enfoque immanentista muy cercano al panteísmo de Bruno y de Hegel, mientras que Teilhard de Chardin se sitúa en la línea del evolucionismo materialista, que sin embargo culmina en el Cristo cósmico que como tal pierde su trascendencia respecto al mundo.
Aquí le paso los pasajes de esa carta que he mencionado:
Eliminar"Ayer le envié estos tres pequeños ensayos para explicarle mi posición actual (El Corazón de la Materia; es una memoria efectivamente enviada a Roma sin resultado, naturalmente... por lo que no hay que hacerse ilusiones).
En esencia, considero, como usted, que la Iglesia (en cuanto realidad viviente después de cierto tiempo) llega a un período de avance o de reforma necesaria. Al final de dos milenios, esto es inevitable. La humanidad está entrando en una crisis: ¿cómo podría no entrar el cristianismo? Pero, precisamente, considero que la reforma en cuestión (mucho más profunda que la del siglo XVI) no es una simple cuestión de instituciones y costumbres, sino de fe. En cualquier caso, nuestra imagen de Dios se ha dividido, por así decirlo: junto al Dios tradicional y trascendente "de lo Alto", una especie de Dios "de lo Adelante" emerge para nosotros, desde hace un siglo, en dirección a algo ultra-humano. En mi opinión, se trata aquí para el hombre de repensar a Dios no en términos de Cosmos estático, sino de Cosmogénesis: un Dios que no se adora ni se espera, sino que se alcanza mediante la realización de un Universo que Él ilumina y hace irreversible desde dentro. Sí, "lo Alto" y "lo Adelante" se sintetizan en un "Dentro".
Pues bien, este gesto fundamental de la admiración de una nueva Fe por la Tierra (Fe en lo Alto combinada con lo Adelante), yo creo -e imagino que usted comparte mi opinión- que solo el cristianismo puede llevarlo, por la sorprendente realidad de su Cristo Resucitado: No una entidad abstracta, sino un Dios que tiene características misteriosamente adaptables y vivientes. Estoy convencido de que una nueva cristología, extendida y adaptada a nuestra visión del Universo nuevo (que une la Religión y la Ciencia) es necesaria.
EliminarEsto dice de sí mismo algo de lo que es necesario en la vida y que no avanza con nuestros lentos pasos cansados... Y, sobre todo, no veo otro medio para promover una nueva reforma sino a través de una nueva imagen de Dios. Aquí está mi idea: hacer una misión de phylum cuyo desarrollo es necesario. No se trata de una reforma de instituciones, sino de una reforma de mentalidad; de una reforma de la fe, no de un apoyo a la fe. Esto es lo que veo. Por eso he intentado llevar a Roma (sin resultado) lo que creo que es una semilla de una nueva visión de la vida y del pensamiento cristiano. Esto es lo que llamo una Encíclica. Esto es lo que llamo confianza en una época de realización. Sacamos cada día un lado. Todo lo que sube converge.
Muy cordialmente suyo.
Teilhard de Chardin"
Estimado padre Serafín,
Eliminaresta carta es interesantísima y manifiesta el trasfondo materialista y gnóstico del proyecto de Teilhard que recuerda mucho al pensamiento de Bruno.
La frase más significativa, que lo dice todo, es la "reforma de la fe", una idea típicamente modernista, que niega la inmutabilidad de la verdad. La fe no puede ser reformada, porque es la Palabra de Dios que no pasa y es el criterio absoluto de toda reforma moral del cristianismo.
¿Qué es lo que podemos hacer? El Papa Benedicto comparó la cristología de Teilhard con la de San Pablo, donde el Apóstol presenta a Cristo como recapitulador de toda la creación. Este es un punto de encuentro entre Teilhard y San Pablo, lo que nos hace muy feliz.
Digo esto porque hoy, que en la Iglesia hay un ambiente muy favorable para Teilhard, creo que se necesita mucha prudencia a la hora de distinguir entre el trigo y la paja. Creo, por tanto, que es de agradecer el esfuerzo que Teilhard hizo para acreditar la fe ante los científicos y llevar la ciencia a la fe, pero hay que encontrar el camino correcto manteniendo el teísmo y sin caer en el panteísmo, manteniendo el primado del espíritu sin caer en el materialismo, apreciando la evolución sin negar la inmutabilidad del dogma.
Estoy convencida de que los padres dominicanos son potencialmente los pitbulls de la fe católica... ¡otra que cachorros humanizados de salón!... a menudo para defender la verdadera fe de las agresiones heréticas hay que ser feroces guerreros, ya no a través de las hogueras de la Inquisición, obvio, sino firmeza severa en la caridad y en esto consiste la característica principal del carisma dominico...
ResponderEliminarP.S. Al menos Giordano Bruno no era un hipócrita...
Y añado: un colega mío de la universidad, fallecido hace poco, fue un gran estudioso de Giordano Bruno... Hace años estudié y leí sus escritos y los de sus opositores... pero, a pesar de la excelente metodología utilizada por estos estudiosos no estaba todavía convencida de sus afirmaciones y leer a Giordano Bruno me daba una cierta ansiedad.... De hecho, abandoné esas lecturas y ahora, con el tiempo, creo que eran peligrosas.... De hecho con este artículo, padre, usted confirma mis sospechas y el retrato que hace del filósofo en cuestión es por demás convincente...
ResponderEliminarEstimada Rosa Luisa,
Eliminarestoy de acuerdo en que un deber especial de los frailes dominicos es ser valientes en el anuncio y la defensa de las verdades de fe, incluso a costa de la vida, Pero hablando de cachorritos yo quise desaprobar precisamente una cierta tendencia hoy difundida a evadir el combate y evitar aquellos sufrimientos que nacen justamente del amor por la verdad, permaneciendo indiferentes a los que son engañados por las herejías y sin sentir un justo desdén por aquellos que las difunden, todo ello con el pretexto de la mansedumbre y del diálogo, diálogo que se resuelve en una cháchara oportunista para evitar problemas y no ponerse contra los poderosos.
Por cuanto respecta a la cuestión de la hipocresía de Bruno, trato de ello en mi artículo más adelante. En esencia yo sostengo que Bruno no fue hipócrita en cuanto manifestó abiertamente sus ideas contra el cristianismo. Sin embargo, desde otro punto de vista, lo considero hipócrita en cuanto pretende ser un modelo de filósofo, mientras que oculta esta vanagloria detrás de una sustancial rebeldía frente a la trascendencia de Dios, casi para querer sustituirse a Dios.
Si hubiera habido todavía una Inquisición en los recientes tiempos del modernismo y de la nouvelle theologie...
ResponderEliminarMuchos herejes se habrían arrepentido o habrían estado en silencio antes que difundir su humo de Satanás...
Estimado Pedro Pablo,
Eliminarhoy un ingeniero o un arquitecto, que proyecten obras que no se mantienen en pie, son severamente castigados. Lo mismo ocurre con la adulteración de alimentos. Por el contrario, en el campo teológico sucede a menudo que muchos, incluso académicos, cuentan mentiras o herejías, que ponen en serio peligro a las almas, y tienen campo libre sin que nadie intervenga.
¿Qué decir sobre ello? Siempre tenemos los medios para defendernos y tenemos la posibilidad y el deber de hacer nuestra parte en la difusión y defensa de la fe.