El Dios originariamente y atemáticamente experimentado de Rahner no existe, es una imaginación causada por su mentalidad de idealista, que identifica al ser con el ser pensado. Es una creación de su mente, que termina poniendo su propio yo en el lugar de Dios. [En la imagen: fragmento de "La Santísima Trinidad", óleo sobre lienzo del siglo XVII, atribuido a Francisco Caro, conservado en el Museo Nacional del Prado, Madrid].
La verdadera noción del misterio divino
"El conoce lo que está oculto en las tinieblas" (Dn 2,22)
"Todas las tinieblas están reservadas para el impío" (Jb 20,26)
----------El misterio divino es una realidad inmensa, desmesurada, ilimitada, infinita. Ella está ante nuestro intelecto como una luz vivísima, un alimento apetitosísimo, un bien inmenso e incomparable. Existe una analogía entre el placer físico y el espiritual.
----------La oposición paulina entre carne y espíritu no se refiere a esta semejanza natural, que Dios mismo ha querido, como creador del espíritu y del cuerpo, sino que se refiere a la situación actual de nuestra naturaleza caída después del pecado original, por la cual esos dos planos del placer ya no se concilian más sino que están en conflicto entre ellos, por lo cual para gozar de uno es necesario de alguna manera rechazar al otro. Sin embargo, la prospectiva cristiana de la salvación es su reconciliación. No es la platónica de la desaparición del placer físico y de la sola permanencia del placer espiritual, porque, como es sabidp, la perspectiva cristiana prevé la resurrección del cuerpo.
----------Podríamos decir entonces que ponerse en la presencia del misterio divino se podría parangonar a lo que sentimos al entrar en uno de los modernos almacenes alimentarios, donde, como se suele decir, hay todo el bien de Dios. Lo que vemos supera nuestra comprensión y nos damos cuenta de inmediato de este hecho. Algunos alimentos caen bajo nuestra vista, pero sabemos que de muchos otros no sabremos nada. No importa, solo tenemos que comprar los que son de nuestro gusto y sacian nuestra hambre. La diferencia entre el hambre físico y el hambre de saber es que mientras nuestro estómago, cuando está lleno, está saciado y no desea nada más, nuestro espíritu siempre progresa en el conocimiento sin saciarse nunca.
----------El misterio divino, por tanto, es algo que nos supera y no sabemos comprender en su totalidad; pero precisamente por esto, en nuestro indagarlo "con celo, piedad y sobriedad", como enseña el Concilio Vaticano I (Denz. 3016), es fuente perenne e inagotable de luz del conocimiento para nuestro intelecto.
----------Es necesario entonces decir que cuanto más miramos en el misterio con ojos humildes, límpidos y confiados, tanto más aprendemos y progresamos en el saber teológico. Por el contrario, el énfasis exagerado puesto por Rahner en la oscuridad y en la impenetrabilidad del misterio divino termina por desalentar la indagación y el progreso teológicos y generan más bien un fideísmo irracional o un progresismo modernista.
----------En efecto, no es lícito, como cree Rahner siguiendo a Hegel, concebir tal progreso como si los conceptos dogmáticos no fueran fijos y cambiaran de significado en el curso del progreso y por causa del progreso. Sería, éste, un falso progreso y en realidad se trataría de una traición y de una falsificación.
----------El error de Rahner es ver los conceptos nuevos no en continuidad con los precedentes, no como confirmación y desarrollo lineal de los precedentes, sino como ruptura, contraste, negación o desmentida, porque para Rahner, por su expresa declaración, como para Hegel, los conceptos dogmáticos no son fijos sino fluidos y mutables; su significado en el progreso teológico y en las nuevas doctrinas teológicas y eclesiásticas cambia y significa una cosa diferente de la que en precedencia venía significada, una cosa agradable en su propio tiempo, aunque la experiencia trascendental sigue siendo la misma.
----------En el fondo es la tesis que ya fue propia del modernismo, el cual, si bien no hablaba de experiencia trascendental, atemática y originaria, sin embargo hablaba de sentimiento o necesidad religiosa de lo incognocible emergente del inconsciente, que con otras palabras es lo mismo que entiende Rahner, es la convicción de que la existencia de Dios no es algo externo a mí, que yo descubro partiendo de la experiencia de las cosas, sino que es, sobre la base del cogito cartesiano, la expansión infinita y el horizonte último de mi yo trascendental autoconsciente, el horizonte ontológico-lógico último circunscribente del ser, dentro del cual opero la categorización del mundo empírico y de mi propio yo empírico.
----------Es necesario decir en cambio que en el trabajo teológico cuanto más, con procedimiento explicativo, inductivo y deductivo, afinamos los conceptos, aumentan las distinciones, se operan las síntesis, aparecen en el misterio divino nexos y relaciones antes desconocidas, aprendemos nuevos elementos y factores, vemos mejor los principios, las causas y los fines, el porqué de las consecuencias, descubrimos la infinita grandeza, profundidad e inescrutabilidad maravillosas de este infinito misterio y nos sentimos llenos de gratitud por su mostrarse y revelarse a nosotros, pequeñas creaturas, sin embargo por Él creadas y salvadas para poderlo conocer, profundizar, ilustrar, amar y comunicar con la palabra y el ejemplo de vida al prójimo, y hacer de él el objeto de nuestra beatitud.
----------Un misterio totalmente oscuro repugna a nuestra inteligencia. Nos repugna una ley que viene de una voluntad que no nos da ninguna razón o garantía de la rectitud de su querer sino la de imponerse sobre nosotros. El misterio que atrae nuestra inteligencia y nuestro amor es aquel que deja filtrar o traspasar o traslucir o transparentar al menos alguna cosa inteligible y razonable a través del velo o la alusión o la analogía o la alegoría o el símbolo o la metáfora o la imagen. Nace entonces justificado el deseo de ver más allá de lo que aparece inmediatamente y hace de velo o de espejo a lo que está velado o reflejado, aquello que deja traslucir o entrever sin mostrarlo claramente.
----------El verdadero misterio divino no puede ser un mandamiento carente de cualquier nexo con nuestra razón, un precepto puramente arbitrario, voluntarista y contradictorio o en contradicción con la razón, por ejemplo contrario al principio de no contradicción. En efecto, el objeto de la razón no es necesariamente solo lo claro y distinto, como creía Descartes: puede ser también misterioso y oscuro, pero es intolerable que sea contradictorio.
----------Pero si el supuesto misterio de fe o de ciencia no ofende el principio de identidad y se pone en el plano de la posibilidad, nos intriga aún más y aparece aún más interesante, aunque nos quede oscuro, indemostrable e indeterminado. He aquí entonces estimulado el trabajo de la teología, aunque al final concluimos con el silencio y con la mística, como hizo santo Tomás cuando dejó de escribir la Suma Teológica.
----------Por otra parte, si es cierto que Dios es supremo Misterio, no está prohibido, como piensa Rahner, admitir una pluralidad de misterios, que entonces no son más que los dogmas o los artículos de fe. Se trata de un modo de expresión tradicional, que tiene raíces bíblicas, pertenece al lenguaje de la Iglesia, ha surgido desde los tiempos apostólicos y de los Padres de la Iglesia.
----------Los sacramentos, por ejemplo, sumados entre los cuales encontramos el Bautismo y la Eucaristía, y las verdades de fe son misterios distintos entre sí, aunque es cierto que todos convergen hacia el misterio de Cristo y el misterio trinitario. Así Scheeben en el siglo XIX pudo escribir su famoso Los misterios del cristianismo.
----------Karl Rahner habla de una "experiencia originaria de Dios" (véase por ejemplo lo que dice en: Ejercicios Espirituales para el sacerdote, p.12), de nuestra orientación originaria al misterio absoluto, de una experiencia preconceptual y atemática trascendental de Dios. Pero así muestra ignorar una de aquellas que en nosotros son las consecuencias del pecado original, o sea la ignorancia total de todas las cosas, por lo tanto Dios incluido. Tenía razón Aristóteles cuando con verdadero realismo, honestidad y humildad, nos hacía notar que nuestra alma al principio, es como "tablilla en la cual no hay nada escrito".
----------Por lo tanto, la experiencia trascendental de Rahner no existe. Nosotros llegamos a saber que Dios existe, llegamos a descubrir su misterio sólo después de haber contactado, en nuestra infancia, las cosas, haber razonado sobre ellas y haber comprendido que no siendo por sí mismas, deben haber tenido una causa que les ha dado el ser, es decir, alguien que existe por sí mismo y en virtud de sí mismo. Y este es el verdadero Dios.
----------Entonces digamos que el Dios originariamente y atemáticamente experimentado de Rahner no existe, es una imaginación causada por su mentalidad de idealista, que identifica al ser con el ser pensado. Es una creación de su mente, que termina poniendo su propio yo en el lugar de Dios.
----------Pero ¿por qué Rahner se niega a hablar de una multiplicidad de misterios? Siempre a causa de su relativismo conceptual que lo lleva al relativismo dogmático. Lo que cuenta para él es la única experiencia trascendental del misterio absoluto. Los conceptos y los dogmas para él son "pequeños ídolos", que nosotros nos construimos en el espacio y en el tiempo como símbolos y alusiones o señales del ilimitado mar omnipresente de ser revelado originalmente por la experiencia trascendental.
----------Rahner dice rechazar "el Dios de un concepto fijo, el Dios de los sacerdotes (disculpen la dureza)", porque según él "es un Dios que no existe" (Ejercicios Espirituales para el Sacerdote", p.12). En cambio, es precisamente éste el verdadero Dios, concebido en la inmutabilidad del dogma, porque Él mismo es inmutable. Lo que no significa ningún fijismo y ningún conservadurismo teológico, sino que es precisamente la base de cualquier progreso y aumento del saber sobre Dios, ya que sin principios, fundamentos, bases ciertas y firmes no se construye ningún saber. Rahner se pregunta si éste, el Dios del dogma, no se ha convertido en un ídolo. Yo le preguntaría a mi vez si no es más bien un ídolo su Dios.
----------Según Rahner el hablar de Dios no se basa en el hecho de haberlo descubierto como causa primera y creador del mundo, partiendo de la experiencia de las cosas, sino sobre su experiencia trascendental, como traducción en concepto de dicha experiencia. Él no niega la legitimidad de la construcción de sistemas teológicos, pero según él, si queremos expresar en conceptos lo que emerge de la experiencia trascendental, "no hay muchas palabras que decir; lo que nosotros 'afirmamos' de Dios de este modo es algo como la Nada, el Ausente, el Sin Nombre" (Ejercicios Espirituales para el Sacerdote, p.10).
----------Ahora bien, a decir verdad, la Escritura se preocupa en cambio por decirnos cuál es el Nombre de Dios, es decir, cuál es su esencia y su naturaleza. Y precisamente en esto está el valor único de la Biblia entre toda la literatura religiosa de la humanidad. La Escritura, como bien sabemos por el famoso pasaje de Ex 3,14, llama a Dios como "Aquel que es", y por tanto por medio de la categoría del ser.
----------Por lo tanto, es necesario ir despacio y tener cuidado al llamarlo "nada". Es cierto que santo Tomás dice que Dios no es nada de aquello que alcanzamos a concebir con nuestra mente limitada, cuando pensamos en el ser, pero no quiere en absoluto decir que Dios no sea absolutamente nada. Es el ateo el que niega a Dios la categoría del ser, en cuanto precisamente dice que no existe. Si decimos formalmente que Dios es nada o es la nada, es como decir que Dios no es nada, es decir que no existe. Pero también aquí vemos la importancia esencial del concepto cuando se trata de cómo pensar a Dios.
----------Rahner no sabe reconocer la importancia del concepto en el problema del conocimiento y de la verdad. Para él el problema de la verdad se resuelve para todos con su experiencia trascendental, cuyo contenido, sin embargo, por definición es inconceptualizable. Por lo tanto, ninguno de nosotros puede saber en qué piensa Rahner con su experiencia trascendental. Él nos garantiza que todos la poseemos. Debemos creer en su palabra. Podríamos responderle con el famoso dicho escolástico: quod gratuis affirmatur, gratis negatur. Pero al menos si solo fuera eso. El hecho es que cuando Rahner nos la describe, comprendemos inmediatamente que al estar basada en la identidad del pensamiento con el ser, no es más que una reedición del viejo idealismo hegeliano aggiornado con el Dasein de Heidegger.
----------Queda el hecho de que cada uno de nosotros posee el concepto del ser y de la nada. Por lo cual todos comprendemos lo que quiere decir "Dios existe" y "Dios no existe". Ahora bien, para Hegel estas dos proposiciones no dicen todavía si quien las pronuncia cree o no cree en Dios, porque el concepto no expresa adecuadamente el contenido de la experiencia trascendental.
----------Rahner nos garantiza que todos tenemos esta experiencia que consiste en la experiencia del misterio absoluto. Y esto, según él, debe ser suficiente para hacernos conscientes de que todos estamos esencialmente orientados a Dios, incluso los ateos. Pero en este punto uno podría preguntarse por qué la Iglesia se preocupa de decir en campo teológico quién está equivocado y quién tiene razón basándose en los conceptos.
----------Debería La Iglesia estar tranquila, contentándose con el hecho de que todos poseemos la experiencia trascendental sea lo que sea que digamos sobre Dios a favor o en contra. También hay que prestar atención al hecho de que el misterio no es un atributo de Dios en sí mismo.
----------Para ser precisos no deberíamos decir que Dios es el misterio sino expresarnos como Isaías, quien dice que Dios es misterioso. Un Dios "escondido" (Is 45,15), que revela sus secretos solo a los amigos. Dios, por tanto, propiamente hablando, no es misterioso en sí mismo, sino en relación a nosotros. Él se conoce perfectísimamente a sí mismo hasta el fondo. Somos nosotros que en nuestra limitación, aunque hechos para Él, no podemos pretender conocerLe exhaustivamente, por lo que también en el cielo conservará su misteriosidad, vale decir, trascenderá las limitadas capacidades de nuestra inteligencia.
----------Es para los antiguos gnósticos que Dios es lo ignoto, lo incognoscible, lo ininteligible, ághnoston. Mientras que es simultáneamente ghnostón, conocido, pensado. Y esto porque los gnósticos resolvían el ser en lo pensado, como harán luego los hegelianos, por lo cual el ser como tal, en cuanto no pensado, deviene ininteligible. En sustancia, confundían lo inteligible con lo entendido.
----------Así pues, en consecuencia, la predicación cristiana del misterio divino se realiza ciertamente por medio de una iniciación, pero es una predicación pública. Cristo ordena a los apóstoles gritar sobre los tejados lo que han oído en secreto. Sin embargo, también recomienda no dar sus perlas a los cerdos, sino callar si se prevé que el otro no entienda o malinterprete.
----------Por esto se puede hablar de esoterismo cristiano, pero no en el sentido de los cultos misteriosos paganos, que fueron mantenidos ocultos no porque contuvieran verdades sublimes incomprensibles al pueblo, sino porque contenían obscenidades vergonzosas, que eran comunicadas solamente a los corruptos a quienes les gustaban. Así, similarmente, no se debe confundir el misticismo cristiano con el ocultismo. Y la Iglesia no es una sociedad secreta sino una sociedad pública, aunque se tiene todo el derecho y el deber de conservar y proteger esos valores supremos que solo los sabios pueden comprender y apreciar.
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