viernes, 1 de agosto de 2025

¿Heidegger ha superado a Hegel? (1/3)

A muchísimos, hoy, también cristianos, sobre todo luteranos, la metafísica no solo no les interesa, sino que incluso les repugna y, contra el magisterio de la Iglesia católica que recomienda la metafísica tomista, consideran que la metafísica es contraria a la fe o que es inútil, engañosa o dañina para la interpretación de la Biblia o para saber quién es Dios. Permanecí en silencio al escucharlo también de un sacerdote católico y profesor de seminario. Para estos cristianos, Dios no es Aquel que Es, sino Aquel que está conmigo. [En la imagen: fragmento de "Una niña en la playa", acuarela sobre papel, obra de Joaquín Puertas, Sevilla, abril de 2025].

"Yo soy el que soy" (Ex 3,14)
   
La cuestión del ser
   
----------Aún hoy, como en tiempos del presocrático Parménides y en los tiempos de los antiguos Veda indios, existe el interés por el ser. La Biblia hace decir a Dios: "Yo Soy". Y nuestro Señor Jesucristo dice: "Si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados". Por eso, el papa san Paulo VI ha recomendado la doctrina de santo Tomás de Aquino presentándola como una metafísica del ser.
----------Un primer vago presentimiento del ser se halla en lo Indeterminado de Anaximandro, que Heidegger ha hecho bien en señalar. Pero los primeros pensadores occidentales que han sentido explícitamente la cuestión del ser fueron Heráclito y Parménides. Para Heráclito nada es, nada permanece, sino que todo deviene, todo cambia. Todo es tiempo e historia. Ser y no-ser coinciden.
----------En cambio, para Parménides el ser existe y es uno solo, por lo cual todo es uno. El ser no puede no ser. El pensamiento es idéntico al ser. Lo múltiple, lo contingente, el tiempo y el devenir son solo apariencia o aparecer. La nada no existe y, por consiguiente, es imposible una creación a partir de la nada. Por lo tanto, todo es eterno, todo es ahora y todo es necesario.
----------Parménides, al querer concebir el ser, no se ha dado cuenta de la grandeza de su intuición, por lo cual él ha formado, sin advertirlo, el concepto del ipsum Esse, aunque en clave monístico-panteísta, y a causa de esta ignorancia ha confundido el ser en cuanto ser con el ser divino. Aristóteles, que no llegó a concebir a Dios como puro acto de ser, como ser subsistente, vio en el ser parmenídeo solamente la supresión de todas las diferencias, y la confusión del uno con los muchos, y lo juzgó un necio.
----------Fueron Platón y Aristóteles quienes se plantearon la cuestión del ente (on), no del ser (einai). Ambos filósofos griegos veían el ente no a la luz del ser, sino de la esencia o sustancia (usía, to ti en einai). A ellos el ser no les interesaba por sí mismo, sino que querían saber cuál es el ser del ente, en el sentido de la esencia del ente (ti to on?). En resumen, a Platón y Aristóteles les interesaba la esencia. Aristóteles distingue lo posible (dýnaton) de lo potencial (dýnamis), el primero perteneciente al orden del pensamiento o de lo pensable, lo no-contradictorio; el segundo pertenece al orden de la realidad.
----------En el siglo XIII, santo Tomás descubre el valor del ser (esse) como acto del ente a la luz de Ex 3,14 (véase É. Gilson, Introduction à la philosophie chrétienne, Vrin, París 1960), de modo que él descubre el ser subsistente más allá de la esencia subsistente, es decir, de la sustancia, el ente aristotélico. Nace así la metafísica del ser más allá de la metafísica aristotélica del ente o de la sustancia.
----------Pero he aquí que el beato Duns Scoto retorna a la metafísica del ente con el agravante de que esta vez el ente tiene un significado "único y simplicísimo" y por tanto unívoco, a diferencia del significado múltiple del ente aristotélico y tomista. Por lo cual, si Duns Scoto no cae en el parmenidismo, es porque añade al ser predicados genéricos y específicos, como la distinción entre lo finito y lo infinito.
----------También el filósofo jesuita Francisco Suárez continúa ignorando el ser como actus essendi, que para él es el simple existir, por lo cual el ente permanece unívoco convirtiéndose en la esencia real, actualización de la esencia posible; mientras que Wolff, en el siglo XVIII, piensa poder ampliar el objeto de la metafísica concibiéndolo, en la línea de Leibniz, como la esencia posible (para Suárez y Wolff, véase Étienne Gilson, L’être et l’essence, Vrin 1981). Pero de este modo no hará sino preparar el idealismo kantiano de la metafísica, que sustituye el ente real extramental por la razón refleja (Prolegómenos a cualquier futura metafísica que quiera presentarse como ciencia, Editores Carabba, Lanciano 1924).
----------En nuestra cultura contemporánea, como también desde la antigüedad, a muchos la cuestión del ser parece no interesar. Desde los inicios del filosofar en Grecia y en la India encontramos sabios que meditan sobre el ser (einai en griego y sat en sánscrito). Pero otros sienten repugnancia por la certeza objetiva y, por motivos de conveniencia o para complacer a un cierto público, o por beneficio personal, o por aparecer como genios, sienten placer en el dudar y hacer dudar de lo indubitable, salvo luego para refutarse a sí mismos dando por verdadero que no existe la verdad, y proponiendo o imponiendo así falsas certezas o fantásticos espejismos que se resuelven en el vacío o en la tragedia.
----------Una característica de la modernidad es ciertamente la pérdida del sentido del ser, que es también el sentido de la realidad. Todo se resuelve en la historia, en lo finito, en la apariencia, en la evolución, en lo efímero, en la opinión, en lo subjetivo. La violencia sustituye a la persuasión y la mentira sustituye a la verdad. La doblez sustituye a la honestidad. De aquí han surgido las visiones utópicas, delirantes e impías del idealismo alemán, del evolucionismo, del ateísmo, del panteísmo, de la masonería, del nazismo y del comunismo.
----------A muchísimos, hoy, incluso cristianos, sobre todo luteranos, la metafísica no solo no les interesa, sino que incluso les repugna y, contra el magisterio de la Iglesia católica que recomienda la metafísica tomista, consideran que la metafísica es contraria a la fe o que es inútil, engañosa o dañina para la interpretación de la Biblia o para saber quién es Dios. Para ellos, Dios no es Aquel que Es, sino Aquel que está conmigo.
----------Otros consideran que la metafísica sea una forma primitiva, ingenua y superada de razonar, que estaría reemplazada hoy por la filosofía moderna basada en la ciencia experimental y en la autoconciencia del yo pensante. Así, muchos actualmente creen que el saber se base en la conciencia de que yo soy, pero para ellos yo soy no porque soy creado por Dios, sino porque pienso.
----------Por lo tanto, si todavía existe el interés por el ser, no se trata del ser en sí creado por Dios, sino del ser tal como lo pienso yo o como aparece ante mí. El ser no existe por sí y en sí independiente, antes, fuera y por encima del yo o del pensamiento, sino solo en cuanto querido, puesto por el pensamiento y en el pensamiento, producido por el pensamiento, es decir, por el yo, por mí.
----------Ahora bien, no hay duda de que la cuestión del ser es sumamente misteriosa. De hecho, por un lado, todos sabemos espontáneamente e intuitivamente qué es el ser, dado que desde niños usamos el verbo ser en todos nuestros discursos, por lo cual, si usamos esta palabra y con ella nos comunicamos con los demás expresando nuestro pensamiento, evidentemente sabemos qué es lo que significa. Y lo interesante es que nadie nos ha explicado el significado de esta palabra, sino que, desde la infancia, la hemos aprendido o entendido por nosotros mismos al escucharla pronunciada por otros.
----------Se observa, por lo tanto, en la historia del espíritu humano esta doble actitud opuesta frente al ser: algunos pocos hacen girar su vida en torno a la pregunta sobre el ser; otros, que son la grandísima mayoría, parecen ignorar completamente la cuestión e incluso ridiculizar a quienes se interesan por el ser.
----------Es una experiencia de todos los días el que todos están convencidos de conocer la realidad y de conocer la verdad. El contraste está en la cuestión del ser. Muchos se atribuyen el título de filósofo o son considerados sabios o filósofos por el simple hecho de plantear cuestiones de fondo, pero francamente poquísimos son los verdaderos filósofos que afrontan el problema del ser y lo resuelven.
----------Muchos son los que se regodean en la duda y no llegan nunca a ninguna conclusión, no obstante las largas discusiones e investigaciones. Muchos, fijos en sus opiniones, no aceptan ser contradichos. Poquísimos saben qué es verdaderamente la realidad. Pocos muestran un amor sincero y coherente por la verdad. Los verdaderos sabios son a menudo ignorados o ridiculizados, o son motivo de escándalo o de perturbación para la masa de ignorantes. Algunos, que no saben, son hábiles en hacer parecer que saben: son los sofistas. Otros creen poseer una ciencia omnicomprensiva: son los gnósticos. Para otros, toda la realidad y Dios mismo están encerrados en sus ideas: son los idealistas.
----------Muchos son los escépticos, que dudan de todo excepto de sí mismos. Gran campeón del escepticismo en Grecia fue Protágoras, refutado por Aristóteles. En la edad moderna tenemos a Descartes, que nos plantea este discurso: yo no sé si fuera de mí hay cosas, no sé si el ser existe o no existe, por lo cual mi única certeza es la de dudar. Yo estoy cierto de tener ideas, pero no sé si fuera de mí hay algo que corresponda a ellas. No sé si más allá de mi pensamiento hay un ser. No sé si mi ser existe fuera de mi pensarlo. Mi pensar es el dudar. Por lo tanto, a pesar del famoso cogito ergo sum, en realidad Descartes, que pasa por ser el fundador de la certeza, no está seguro ni de pensar ni de existir.
----------¿Cómo encuentra, entonces, Descartes la certeza? Se dice a sí mismo: aunque dude de todo y no sepa si existo o no existo, decido que existo. ¿De qué manera? No encuentro el ser, las cosas o mi ser en sí mismos fuera de mí, independientes de mí y antes que yo, como si fueran presupuestos a mi pensarlos, o puestos por alguien más, sino que, al pensarlos, quiero y decido yo que el ser, las cosas y mi ser sean.
----------Fichte sacará esta conclusión: yo soy el efecto de mi pensarme y de mi quererme. Por esto, el ser soy yo y yo soy el ser. El engaño de Descartes consiste en haber querido refundar, contra Aristóteles, la metafísica no sobre el ser, sino sobre el yo, que no es otra cosa que un yo dudo y un dar por cierto lo que no lo es.
----------Descartes de este modo da inicio a una falsa metafísica que terminará por suscitar desprecio hacia él, como ocurrirá con Hume hasta Carnap y Bertrand Russell en el siglo pasado: la palabra "ser" aparecerá vacía de sentido. Hegel retorna sí al ser, pero lo malinterpreta confundiéndolo con un ser vacío, por lo que para él ser y nada son la misma cosa, con la pretensión además de interpretar el devenir de esta manera absurda.
----------Para Leopardi, todo viene de la nada y retorna a la nada. Para los nihilistas rusos, el ser no existe, porque el ser es nada. El ser es la revolución radical que luego será concebida por Marx como revolución social. Para Nietzsche, el ser es voluntad de poder que domina sobre los débiles, se expande irresistiblemente y busca el "espacio vital" (Lebensraum), como dirá después Hitler. Para Gentile, filósofo del fascismo, el ser es acto práctico del pensamiento en acto que se establece a sí mismo como acto.
----------El ser, como dirá Heidegger, es el hombre mismo, la existencia, el estar-ahí del ser (Dasein), abierto al ser, caído y arrojado al mundo, que en la situación emotiva y existencial pre-comprende y experimenta atemáticamente el ser del ente, la presencia del presente, el desvelamiento de lo oculto, el aparecer de lo sagrado; se quiere y proyecta extáticamente a sí mismo en la culpa, en la charlatanería, en la angustia, en la libertad, en la preocupación, como ser-para-la-muerte, en la ausencia del dios y en la superación de la metafísica y de la onto-teología, como pastor y casa del ser y de la nada.
----------Heidegger, por lo tanto, confunde la metafísica con la antropología. No acepta la definición del hombre como ente categorial, animal racional, sustancia compuesta de espíritu y cuerpo, creado a imagen y semejanza de Dios, sino que para él el hombre es simplemente el ente abierto al ser, pastor del ser, casa del ser y "lugarteniente de la nada", una definición que parecería más profunda, pero que en realidad es una pura y trágica ilusión, porque por un lado hincha al ser humano de manera desproporcionada negando los límites de su naturaleza, pero por otro lado lo degrada en la bajeza de lo material, ya que es claro que cuando dice "ente", se entiende también el ente material.
----------Así ocurre que en el ámbito de la moral el hombre establece su propio ser y modela libremente su propia naturaleza al margen de la obediencia a una ley natural establecida por Dios, mientras que en el ámbito social tenemos un doble resultado opuesto: si colocamos al hombre en relación con el ser, emerge el superhombre nietzscheano. Si degradamos al hombre a la mera individualidad empírica, obtenemos el servilismo como ingrediente del Estado totalitario. Se entiende entonces cómo Heidegger, en su discurso inaugural como Rector de la Universidad de Friburgo en 1933, haya pronunciado elogios desmesurados a Hitler y al nazismo, y nunca se haya arrepentido de haber sido nazi, hasta el punto de haber conservado la credencial del partido hasta 1945.
   
¿Es posible formar un concepto del ser?
   
----------También existe el problema de si es posible hacernos un concepto del ser. El beato Rosmini hablaba tranquilamente de la "idea del ser", que luego identificaba con el "ser ideal", reduciendo el ser real a las cosas materiales. Pero ¿ser y ser ideal o idea del ser son realmente lo mismo? ¿Y el espíritu no es también realidad?
----------El ente y el ser se esconden bajo la noción de cosa. El niño aprende fácilmente la noción del ser, de la cosa y del existir, y usa los vocablos correspondientes. En cambio, todavía no sabe usar el término "ente", aunque posea inconscientemente su noción.
----------¿Cómo concebir el ser? De una esencia o de una cosa o una sustancia podemos hacernos un concepto o una representación por género y diferencia específica. Podemos decir entonces que el ente es lo que tiene el ser, aunque aquí no tenemos una esencia o una naturaleza, sino un sujeto que tiene una esencia. Pero del ser, que sobrepasa todos los géneros, ¿cómo hacemos para dar una definición?
----------Sin embargo, en nuestra relación personal con Dios, dirigiendo a Él nuestro pensamiento y la mirada de nuestro intelecto, hablándoLe y escuchando su Palabra, sabemos bien que nos encontramos ante un Tú que es el mismo ser subsistente, purísimo Espíritu. Pero ¿qué es lo que se presenta aquí ante nuestra mirada? ¿Qué es lo que vemos? Decimos al Señor como el Salmista: Tú Eres, en tu reino de luz infinita.
----------Es difícil decir qué es lo que nuestra mente concibe en ese momento, cuál es el objeto que tenemos delante; no es nada material ni imaginable, sino algo puramente inteligible. Percibimos que sobrepasa la capacidad de nuestra comprensión. Pero al mismo tiempo es una luz para nuestro intelecto. Podemos concebirlo y llamarlo con varios nombres, sugeridos por la Biblia o por la razón. Estamos ciertos de estar ante Dios. El hecho es que esto es posible y real, y es lo que nos permite tener nuestra relación salvífica con Dios.
----------Pocos o poquísimos se preguntan: ¿qué es el ser? Y se preguntan, entonces: cuando pienso el ser, ¿qué es lo que pienso? Cuando digo "es", ¿en qué pienso? ¿Qué entiendo? ¿Qué significa esta pequeña palabra "es" que pongo en todos mis juicios? ¿Tiene un significado inteligible por sí misma o, como pensaban Aristóteles y Kant, es la simple conjunción del sujeto con el predicado? ¿Es la simple afirmación o negación de algo? ¿Es solo efecto de un acto del espíritu? ¿O es algo real? Este predicado verbal, a primera vista, no parece agregar nada a la cosa, y por lo tanto parece que, por sí solo, no es algo real.
----------Heidegger habla muchísimo del ser, pero nunca nos dice si y cómo podemos hacernos un concepto del ser. Él, al hablar del ser, evidentemente tiene su propio concepto del ser. Pero cuando trata sobre el conocimiento del ser y de cómo llegamos a él, se limita a hablar de experiencia o pre-comprensión (Vorverständnis), o pensamiento del ser, o apertura al ser, o memoria del ser, o escucha del ser, a diferencia de los tomistas, que se detienen largamente en indagar y explicar cómo y por qué vía y con qué resultados nosotros llegamos a formar y expresar el concepto del ente y del ser.
----------El ser, como dice Heidegger, "está cercanísimo y lejanísimo". El ser es simplicísimo y complejísimo, el ser es clarísimo y misteriosísimo, el ser es descriptible e indescriptible, el ser es efable e inefable, el ser es nombrable e innombrable, el ser es comprensible e incomprensible.
----------El ser debe ser algo. Kant hablaba de "objeto trascendental". Ya que, si fuese nada, ¿qué pensaría? Si no tengo un objeto para mi pensamiento, entonces no pienso. Ciertamente puedo pensar y concebir la nada; pero entonces debo pensarla como si fuese ser. Y estamos entonces de nuevo en el mismo punto.
----------La cosa en sí kantiana no es el ente. Por cómo Kant habla de ella, se entiende que es la cosa sensible. Para él, la razón, la ley moral y el espíritu se conocen inmediatamente, originariamente, a priori, por simple reflexión, como para Descartes en el "Yo pienso". Dios no es el ente supremo y causa primera como ente personal, sino que es una simple idea de la Razón.
----------Pensadores modernos que han abordado sistemáticamente la cuestión del ser han sido Descartes, Fichte, Schelling, Hegel, Gentile, Husserl, Bontadini, Heidegger, Severino y los tomistas, siguiendo a santo Tomás, para quien Dios es el acto puro de ser.

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