lunes, 26 de mayo de 2025

De si es admisible en algún punto el idealismo (1/3)

Es bien conocida y comprobada la gran difusión que en la actualidad existe de presupuestos filosóficos idealistas, nacidos en Descartes y desarrollados en el idealismo alemán hasta Hegel, incluso en ámbito católico, como por ejemplo en Karl Rahner y los rahnerianos, y también a nivel del pueblo, porque el rahnerismo se ha popularizado en versiones accesibles a los fieles no versados en filosofía. Y esto ha venido ocurriendo a pesar de la constante enseñanza de los Papas del postconcilio hasta el papa Francisco, quien, como sabemos, ha renovado con firmeza la condena del idealismo. Por tal razón, es bueno preguntarnos acerca de aquello por lo que el idealismo atrae aún hoy a las consciencias cristianas, pese a sus desastrosos frutos ya en el siglo pasado, habiendo sufrido las dos guerras mundiales surgidas a consecuencia de tales filosofías. En otras palabras, nos preguntamos: ¿es admisible algún aspecto del idealismo? ¿Existe un punto de contacto entre idealismo y cristianismo? [En la imagen: fragmento de la pintura del Papa Francisco, óleo sobre lienzo obra de Raúl Berzosa].

"Conocerán la verdad" (Jn 8,32)
   
La concepción cristiana del conocimiento
   
----------El concepto de verdad (en griego: alétheia, y en hebreo: emet) es fundamental en el cristianismo. Y todo el mundo sabe que el concepto de verdad está ligado al de conocimiento (en griego: gnosis, y en hebreo: daat, iadá). El verdadero conocimiento es el conocimiento de la verdad. Y por eso también el conocer o el saber es una noción fundamental del cristianismo. Pero, ¿cuál es el objeto principal del conocer, aquel objeto al cual aspira el cristianismo? Es Dios. ¿Y cuál es la facultad humana que hace de sujeto al acto del conocer? El intelecto (en griego: nus, en hebreo: biná).
----------Por desgracia, hoy en día se ha difundido en campo católico un gravísimo error proveniente de la exégesis luterana, el cual, con el pretexto de la "mentalidad semítica", sostiene que el concepto bíblico de conocimiento no sería un simple acto del intelecto, un simple ver, sino que sería un acto práctico, confundiendo así intelecto y voluntad, pensamiento y acción, saber y hacer, lo cual en realidad es cosa ajenísima a la Biblia, porque llevaría al panteísmo.
----------Si en el hebreo bíblico la palabra "conocer" significa en ciertos casos la experiencia sexual, esto no quiere decir en absoluto confundir el conocer con el hacer, sino que es un simple modo de decir, como resulta evidente, que si uno tiene una relación sexual con otro, ello presupone que lo ha conocido.
----------Así por ejemplo, con las palabras "no conozco hombre", Nuestra Señora ha entendido simplemente decir que no tiene intención de tener relaciones sexuales. Pero ¿por qué se expresa de ese modo? Porque es evidente que mediante el contacto sexual se conoce al otro sexo, pero se trata simplemente de un modo de decir, que no implica ninguna confusión entre conocimiento y acción. De hecho, María conocía muy bien a san José sin por ello tener con él intimidad sexual.
----------Lo que sí más bien se puede decir, o mejor, es necesario decir, es que sobre todo en la teología del apóstol san Juan existe una relación íntima entre el conocer y el amar, de tal manera que el amor favorece el conocimiento y no existe pleno conocimiento sin el amor. Por eso la fe viva no es el simple saber, sino que es la fe operante en la caridad. Pero esto no significa en absoluto que no haya distinción entre fe y caridad, porque todavía queda la posibilidad de saber y no poner en práctica el saber. La práctica tampoco es productora de verdad. Cristo no dice que la libertad nos convertirá en veraces, sino que la verdad nos hará libres. Y por lo demás, san Juan es claro al prospectar la beatitud como un acto del ver.
----------El conocimiento en el sentido cristiano del concepto tiene pues un contenido suyo propio, revelado por Dios mismo en Cristo, que supera cuanto la simple razón puede conocer sobre el mundo, sobre el hombre, sobre la moral y sobre Dios. Estas verdades reveladas son el contenido de la fe teologal.
----------Siendo así las cosas, se entiende que la Iglesia se sienta necesitada de garantizar que, al definir la naturaleza de la fe, se utilice un concepto correcto de conocimiento, inspirado en el realismo tomista. Por eso, el papa Pío XII en la encíclica Humani generis condena en tres lugares del texto el uso del concepto idealista del conocimiento. Ahora bien, el papa Pacelli no define qué es lo que entiende por "idealismo", pero esto es bien sabido por los historiadores de la filosofía, y en este artículo lo recordaremos al lector a fin de explicar por qué motivo Pío XII condena el idealismo como contrario a la fe cristiana.
   
El fenomenismo del cual habla la Pascendi es el idealismo
   
----------Mientras tanto podemos decir que una definición con relativa condena del idealismo ya existe desde hace ciento veinte años en la encíclica Pascendi de san Pío X, donde el papa Sarto condena el "fenomenismo". Así lo describe el Papa: "La razón humana, encerrada rigurosamente en el círculo de los fenómenos, es decir, de las cosas que aparecen, y tales ni más ni menos como aparecen, no posee facultad ni derecho de franquear los límites de aquéllas. Por lo tanto, es incapaz de elevarse hasta Dios, ni aun para conocer su existencia, de algún modo, por medio de las criaturas" (n.4).
----------¿Qué quiere decir el papa san Pío X con la palabra "fenómeno"? Evidentemente el fenómeno es lo que aparece a la conciencia, de modo que nosotros conocemos solo lo que aparece en la conciencia, conocemos solo nuestras ideas, nuestros conceptos, nuestros pensamientos. De un más allá de la conciencia no sabemos nada e incluso no hay nada que saber, porque el ser es solo lo sabido, el saber tiene por objeto solo aquello de lo cual somos conscientes o, como explica más adelante el Papa, aquello que emerge del "subconsciente" (n.8), que sería la raíz del yo, "oculta e incomprensible".
----------El fenómeno es lo que aparece, lo que se revela, lo que se muestra, lo no-oculto. Ahora bien, el aparecer no es un absoluto como el ser, sino que es siempre aparecer de algo a alguien. El aparecer es relativo a alguien a quien algo aparece. Si no existe alguien, no existe tampoco el aparecer. El aparecer no es simple apariencia, que puede ser engañosa. La apariencia engaña, dice el proverbio. Puede ser el aparecer de la verdad, de la realidad, del ser. Pero el ser puede parecer diferente de como es. Puede engañar.
----------Es cierto que el aparecer del cual habla el idealista no es el aparecer al yo empírico o individual, sino al yo universal, es decir, al hombre como tal. Pero también cuando todos, como piensa Kant, pensamos del mismo modo, cuando todos concordamos entre nosotros en una misma tesis, aunque todos tuvieran ante sí un simple aparecer subjetivo sin poder tener un conocimiento puramente objetivo, sino que nos atenemos al nuestro, ¿qué pasaría con la verdad del conocer? A todos les parece que sea el sol el que se mueve, cuando en realidad es la tierra la que se mueve en torno al sol. Un aparecer a todos no hace aún necesariamente la verdad.
----------¿Cómo podríamos decir que nos hemos adecuado a lo real, y no que le estamos haciendo decir a lo real aquello que queremos nosotros? ¿Somos acaso nosotros los creadores de la realidad con nuestras ideas, o bien son nuestras ideas las que tienen la tarea de reflejar la realidad? ¿El objeto inmediato del saber es la idea y en base a esto demostramos la existencia de lo real externo, o bien es lo real externo desde lo cual obtenemos la idea? El conflicto entre realismo e idealismo está todo aquí.
----------Sin embargo, ¿qué queremos decir con la palabra idea? ¿Nos estamos refiriendo al ideal platónico existente en sí independiente de nosotros y trascendente a nosotros, o bien se trata de una representación de nuestra mente inmanente a nosotros y producida por nosotros?
----------Está aquí la importantísima distinción entre el idealismo platónico y el cartesiano. El primero, acogido por san Agustín, nos da la verdad junto con el realismo aristotélico-tomista y es conforme al concepto bíblico del conocimiento. El segundo, que encuentra su pleno desarrollo en el idealismo alemán hasta Gentile y Bontadini, es precisamente ese fenomenismo modernista que es condenado por la Pascendi.
----------En efecto, siempre se da el hecho de que el idealista resuelve el ser en el aparecer al sujeto. Ciertamente, si el ser aparece, se lo puede captar tal como es, y se tiene la verdad: y también el hecho de que nosotros tenemos un cierto modo de captar lo real no nos impide conocer la verdad, sino más bien es precisamente el medio para conocer. Pero si según Kant nosotros damos forma al objeto del conocer, ¿dónde va a terminar la objetividad del conocimiento? ¿Cómo podemos decir que captamos la cosa, el ente o lo real tal como es sin interferencias de parte nuestra?
----------Para el idealista, véase por ejemplo Husserl, el ser es ser para la conciencia. Entonces la regla de la verdad ya no es un real externo, una res extra animam, como dice santo Tomás, sino lo que está en mi conciencia o en mi subconsciente o preconsciente, en mi Vorverständnis, para decirlo con Heidegger o en mi Vorgriff, para decirlo con Rahner.
----------En este inconsciente-preconsciente, del cual tienen origen nuestros conceptos y nuestras ideas, continúa explicando el papa san Pío X, yace un "sentimiento o necesidad de lo divino". Pero no se trata de un divino trascendente, perteneciente a una realidad externa, descubierto por nosotros más allá de los límites de la conciencia partiendo de la experiencia de las cosas. Se trata en cambio de un sentimiento o necesidad divina que yace en el subconsciente y es inmanente a la conciencia, siendo una experiencia o sentimiento del cual extraemos nuestros conceptos teológicos.
----------De este modo el idealista admite que Dios se revela en nosotros, pero este Dios no es un Dios trascendente a nuestro yo, sino inmanente en nuestro subconsciente, de modo que la revelación divina para el idealista, como explica el Pío X en el n.9, es la aparición del Dios inmanente experimentado por la conciencia, antes de la conceptualización, por el sentimiento preconsciente de lo divino.
----------La conceptualización teológica, por lo tanto, no es recabada del descubrimiento de un Dios creador, causa de las cosas y de mí mismo, sino que es un Dios del cual yo tengo un sentimiento originario o experiencia directa subconsciente, en cuanto yo tengo conciencia de mi yo pensante, antes de que ese sentimiento emerja a la conciencia y venga expresado en los cambiantes, inadecuados y antropomórficos conceptos teológicos.
----------Para definir el idealismo en una breve fórmula, podemos decir que es la metafísica que identifica al ser con el ser pensado, de modo que el objeto del conocimiento no es el ser sino el ser pensado. Pero como el ser es también lo material, el idealismo se convierte en materialismo, para el cual el pensamiento es materia. Recordemos la famosa inversión operada por Marx en su confrontación con Hegel.
----------Para el idealismo, el pensamiento es relativo al ser, pero también el ser es relativo al pensamiento. Existe una reciprocidad a la par entre los dos, por la cual uno no puede ser sin el otro. El idealismo no admite un ser absoluto independiente del pensamiento, sino que el ser es para el pensamiento (Husserl). El idealismo es delineado por Hegel en la famosa fórmula "lo que es racional es real y lo que es real es racional".
----------En cambio el realismo con santo Tomás distingue el intellectus de la res y los pone en armonía entre ellos con la famosa fórmula que expresa la esencia de la verdad: "adaequatio intellectus et rei". Tomás precisa, sin embargo, que si la res puede ser adecuada al intelecto, es decir a la idea, esto sucede solo para el intelecto práctico humano o divino. Pero siempre queda que tomando pensamiento (intelecto) y realidad en sentido absoluto, el pensamiento está ordenado al ser y no necesariamente a la inversa.
----------En el idealismo todo es pensamiento, también el devenir, la materia, la naturaleza, la vida, el actuar, el hacer, la historia, Dios. Pero al mismo tiempo todo es ser, también el ente de razón, el lógico, el racional, el no-ser. La nada por consiguiente no existe. O es el mismo ser. El mal en cuanto ente de razón no existe. O hay que decir, con Hegel que es ser y por tanto bien.
----------El papa Francisco delinea en una breve fórmula de la exhortación apostólica Evangelii gaudium, la esencia del idealismo en oposición al realismo, cuando dice que mientras en el idealismo se da el primado de la idea sobre la realidad, en el realismo existe el primado de la realidad sobre la idea.
----------Aparentemente el idealismo reduce todo el ser a espíritu, y parece una alta forma de espiritualismo, pero su misma identificación del ser con el ser de conciencia, puede implicar una inversión de tipo materialista, ya que el ser no es solo el ser espiritual, sino también el material, por lo cual viene la consecuencia de que para el idealismo el pensamiento coincide también con el ser material.
----------Así se explica cómo Locke haya podido creer en la posibilidad de una materia pensante. Y también se explica cómo Berkeley haya podido negar la existencia del ser material, reduciendo el ser al ser percibido. Pero también de Berkeley se deriva el materialismo, revirtiendo su axioma: si el ser material es el ser percibido, entonces el percibir es un hecho material.
----------El ser no pensado, para el idealista no existe, porque, dice él, en el momento en el cual se lo piensa se vuelve pensado. Sí, se convierte en pensado como pensamiento interno a la mente, pero el idealista no se da cuenta de que él piensa lo no-pensado. Por lo cual confunde el acto del pensar, por el cual lo pensado está en el pensante, con el objeto, que está fuera del pensamiento, es decir, el ser. Si lo no-pensado en la conciencia es pensado, en sí mismo está fuera y permanece no pensado. Entra en la mente y es representado en cuanto pensado, pero permanece fuera en cuanto ser no-pensado.
----------Por tanto el ser no se resuelve en lo pensado. Antes de conocer el ser es pensable, no es pensado. El idealista reduce, por tanto, el conocimiento a la conciencia. En realidad es ésta la que tiene por objeto el ser pensado. En cambio, el conocimiento tiene por objeto el ente en sí mismo externo al alma.
----------La conciencia no podría tener como objeto lo pensado o ente de razón o la idea, si antes el sujeto no hubiera contactado con lo real externo material mediante los sentidos. De hecho, lo que la conciencia tiene en su interior es la representación o concepto o idea de la realidad material externa. Por eso Aristóteles dice que no es la piedra la que está en el alma, sino la imagen de la piedra.
----------El idealismo es un pensar dividido en dos que se destruye a sí mismo, se frustra por sí mismo; se plantea y se elimina a la vez, porque por una parte también el idealista en el momento en cual piensa, no puede dejar de ejercer el realismo, es decir dirigir el pensamiento a lo real externo, salvo luego para usar esta inclinación natural del pensamiento para frustrarla cerrando el pensamiento dentro de sí mismo con su idealismo: una prisión en la cual el idealista se pone a sí mismo y de la cual ya no logra salir, un pensar que lo separa y aísla de la realidad del mundo, de los hombres, de Dios y de sí mismo, un encerrarse en una torre de marfil que ignora sus propias fragilidades y desde la cual se considera en el deber y en el poder de juzgarlo todo y a todos, y de igualar el saber divino. Tiene razón entonces el papa san Pío X en su famosa encíclica Pascendi Dominici Gregis cuando acusa a los modernistas, es decir, a los idealistas, de soberbia.

2 comentarios:

  1. Estimado Padre: en su escrito usted afirma: "A todos les parece que sea el sol el que se mueve, cuando en realidad es la tierra la que se mueve en torno al sol. Un aparecer a todos no hace aún necesariamente la verdad."
    Me parece que usted afirma el movimiento del globo terrestre como si fuera una certeza indefectible. Observo, por otra parte, que esta es, hoy en día, una creencia casi dogmática y casi universalmente compartida en el llamado ámbito científico y adoptada por no pocos para desacreditar el pasado de la Iglesia, la fe, la religión e incluso las Escrituras.
    Le pregunto si su opinión es personal, tal vez apoyada por los estudios teológicos, o si esta convicción ha sido definida con certeza dogmática también por la Iglesia (de lo que no tengo noticia).
    Le pregunto esto desde que, a pesar de que yo también estaba convencido, recientemente he tenido la oportunidad de leer varios textos escritos por autores (contemporáneos y no) expertos en astronomía que me han dado y me dan no poco para reflexionar al respecto (uno de ellos es el texto medieval del Sacrobosco, traducido y comentado).
    ¿Es realmente posible saber con absoluta certeza cuál de los dos sistemas es "el sistema correcto"? O no se trata más bien de dos hipótesis que quizás podrían declararse como posibles y, eventualmente, comparables?
    Agradeciéndole de todo corazón por cualquier respuesta, le saludo cordialmente.

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    1. Estimado Nicolás,
      es cierto que la teoría según la cual la tierra gira alrededor del sol se opone a la teoría según la cual el sol gira alrededor de la tierra. Sin embargo, aquí no es el caso de preguntarse cuál es la correcta, porque tenemos la posibilidad de elegir dos puntos de vista diferentes, ambos legítimos.
      El punto de vista según el cual es el sol que gira, nos conviene porque nos permite medir el tiempo. Se trata de una verdad relativa a nosotros.
      En cambio, el punto de vista según el cual es el sol que está quieto tiene su propia verdad objetiva, independiente de nosotros, considerando el sistema solar como un todo en sí mismo separable del conjunto del universo.
      Nadie nos impide hipotetizar la tierra detenida, como centro del universo, y ver todo el universo moverse en torno a la tierra, como se hacía en la antigüedad. Hoy, cuando hemos descubierto la pluralidad de los sistemas galácticos del universo nos hemos dado cuenta que cada galaxia tiene su propio centro. La pregunta que nos planteamos entonces es cuál es el centro del universo. Para admitir un centro sería necesario concebir el universo como si fuera una esfera. Pero esto crea el problema de los límites del universo. En este punto yo creo que debemos seguir las investigaciones de los científicos.
      Por cuanto respecta al Magisterio de la Iglesia, esta materia cosmológica está totalmente a cargo de la autoridad de los científicos. Sin embargo, desde un punto de vista filosófico y teológico, una cosa es segura y es que el universo es finito, en cuanto es causado, es decir en cuanto es creado, porque si lo considerásemos como infinito, caeríamos en el panteísmo.

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