domingo, 25 de mayo de 2025

¿Qué sucede en la Sagrada Comunión?

¿Qué quiso decir Jesús con sus palabras transmitidas en el capítulo 6 del Evangelio según san Juan? "El que come mi carne..." Está claro que en la Sagrada Comunión, Cristo sigue siendo Cristo y nosotros seguimos muy distintos de Cristo como la creatura es distinta del Creador. Por mucho que se pueda hablar de transformarnos en Cristo no nos convertimos en Cristo, de otra manera caeríamos en un panteísmo cristológico como el de Meister Eckhart. [En la imagen: fragmento de "La Primera Comunión de Carmen Magariños", óleo sobre lienzo, 1896, Joaquín Sorolla y Bastida, perteneciente a la Fundación Masaveu].

----------El pasado 12 de mayo se ha celebrado en algunas comunidades católicas, particularmente en Italia, la memoria litúrgica de la beata Imelda Lambertini, Virgen Dominicana, que vivió en el siglo XIV en la ciudad de Bologna. La ocasión me ha parecido propicia para publicar esta pequeña meditación sobre la Santa Comunión, inspirada por el recuerdo de aquel milagroso acontecimiento por motivo del cual la joven Imelda murió en un éxtasis de amor en el acto de recibir la Hostia Santa.
   
Nuestro espíritu, similarmente al cuerpo, tiene necesidad de un alimento
   
----------Comencemos por decir que nuestro cuerpo tiene necesidad de alimentarse, si quiere permanecer en vida. De manera analógica o metafórica nosotros hablamos de nutrición espiritual. A ese respecto, hablamos de hambre de conocimiento, de sed de saber. Decimos que hemos digerido ese determinado concepto, que hemos asimilado esa determinada noción. Decimos que hemos devorado un cierto libro. Decimos que masticamos algunas nociones. Decimos que bebemos algo que nos es narrado.
----------Sin embargo, existe una diferencia entre la alimentación del cuerpo y la del espíritu. La alimentación del cuerpo sirve para mantener eficiente y sano al cuerpo, después de haberlo hecho crecer en el período del desarrollo. Una alimentación excesiva priva al cuerpo de su belleza y armonía naturales, provocando la obesidad, que pone en dificultades la salud y la funcionalidad del cuerpo.
----------La actividad nutritiva cumple una obra de discernimiento y de selección en relación con sus propias necesidades, aceptando los materiales nutritivos, que se integran con el organismo del sujeto, y expulsando los materiales inútiles o nocivos. Cuando con la vejez las fuerzas declinan y se da un menor gasto de energías, la cantidad de alimento disminuye gradualmente y se requieren precauciones respecto a la calidad, hasta que la actividad alimentaria cesa con la muerte del sujeto.
----------El espíritu, en cambio, es una sustancia inmortal. No tiene necesidad, por tanto, de ser mantenido en vida con una alimentación. Ella le es necesaria, pero solo para el buen funcionamiento de su actividad. El espíritu necesita aprender y por consiguiente, en este sentido, necesita nutrirse, para poder conducirse sabiamente en los casos de la vida, para corregirse de los errores y satisfacer la tendencia y el deseo de mejorar su conducta, de producir artefactos y de aumentar sus conocimientos.
----------A diferencia del cuerpo, cuyo vivir comporta un dinamismo preciso y fijo establecido por su naturaleza, de tipo repetitivo, el espíritu, una vez asumido su alimento, lo conecta con el precedente nutrimento almacenado y conservado en la memoria, lo reelabora, lo analiza, hace un trabajo crítico similar a la obra de discernimiento de la actividad nutritiva física, lo explicita y desarrolla las potencialidades y virtualidades, extrae consecuencias, recaba efectos, de modo tal que su vida no permanece siempre al mismo nivel y no mantiene siempre la misma estructuración como la física, sino que se enriquece y completa indefinidamente a causa de esta producción interior, que se resume en la actividad de la reflexión, de la meditación y del razonamiento.
----------¿Qué sucede en la alimentación física? Que la comida se transforma en la sustancia del sujeto. Este, del alimento toma lo que necesita para reponer, mientras pueda, sus fuerzas. La cantidad de la comida tiene una medida fija y una determinada cualidad. En algún momento de la vejez, la actividad nutritiva se debilitará y el cuerpo será incapaz de asimilar cualquier alimento, de modo que la actividad nutritiva cesa y el sujeto muere.
----------No sucede así en la nutrición del espíritu. Por ella el espíritu se hace capaz de asumir un alimento de mejor calidad, por lo que se vuelve cada vez más inteligente, sabio, virtuoso, robusto, vivaz, activo, emprendedor, poderoso, rico en sustancia y abierto a una vida inmortal.
   
Comer físico y comer espiritual
   
----------Nuestro Señor Jesucristo ofrece un alimento para el espíritu que asegura no sólo una vida natural, como podría ser el alimentarse de la filosofía de Platón o de la filosofía de Aristóteles, sino que ofrece un alimento que, como dice Él, "desciende del cielo", don del Padre, y este alimento es Él mismo o más precisamente, como Jesús dice y repite por seis veces en el capítulo 6 de san Juan, su carne.
----------Es fácil de suponer y comprender el estupor y el desconcierto producido entre los circunstantes: "¿cómo puede éste alimentarnos con su carne?". Está claro que ellos entienden un comer físico. Jesús entonces explica que lo que dice debe ser entendido espiritualmente: "las palabras que os digo son espíritu y vida". Tiene luego palabras enfáticas sobre la carne: "la carne no sirve para nada". Estas palabras no hay que tomarlas al pie de la letra, de lo contrario resultaría que Jesús se contradice, ya que acaba de decir que el comer su carne procura la vida eterna. Jesús entiende referirse a la carne asumida por sí sola, independientemente del espíritu, como si ella bastara para hacer feliz al hombre.
----------En la Última Cena, Jesús aclarará lo que había querido decir en aquel episodio posterior a la multiplicación de los panes. Ordena comer el pan consagrado, indicándolo como su cuerpo y por tanto su carne. Existe un comer físico. Pero, ¿cuál es el objeto de este comer? Los accidentes del pan, las especies eucarísticas, no la sustancia del pan, porque ella, como dice el Concilio de Trento, se ha convertido en la sustancia del cuerpo de Cristo. Quien comulga en la Eucaristía come, ciertamente, físicamente, pero no come pan y no come físicamente ni siquiera el cuerpo de Cristo. Y sin embargo, come el cuerpo de Cristo.
----------¿Qué significa todo esto que estoy diciendo? Nos preguntamos: quien comulga eucarísticamente, ¿cómo y en qué sentido come el cuerpo de Cristo? Come la sustancia y no los accidentes, que están en el cuerpo glorioso en el cielo. ¿Con qué boca? ¿Con qué fauces? ¿Con qué dientes? ¿Por qué medio? ¿Con cuál órgano? Con la boca y con los dientes de la mente y del corazón; con nuestro espíritu, similarmente a cuando decimos que leyendo a Platón y Aristóteles, nos nutrimos de ellos.
----------Excepto que aquí existe también una diferencia abismal, y es la siguiente: que mientras para Platón y Aristóteles nosotros no hacemos más que hacer nuestros sus conceptos, mientras la vida de Platón y la de Aristóteles permanece distinta de la nuestra, en el caso de la Santa Comunión Jesús, en su realidad ontológica mediada por la gracia, es nuestra verdadera comida y verdadera bebida de vida eterna, que hace a su carne carne de nuestra carne, haciéndonos así vivos de vida eterna.
----------De este modo, como dice san Agustín de Hipona, el alimento eucarístico no es como el alimento terreno que se convierte en nuestro cuerpo, sino que somos nosotros los que, asumiendo el cuerpo eucarístico de Cristo, nos convertimos en ese mismo Alimento del cual nos hemos alimentado.
----------Está claro que Cristo sigue siendo Cristo y nosotros seguimos muy distintos de Cristo como la creatura es distinta del Creador. Por mucho que se pueda hablar de transformarnos en Cristo no nos convertimos en Cristo, de otra manera caeríamos en un panteísmo cristológico como el de Meister Eckhart.
----------Con la Santa Comunión nosotros recibimos en nuestra alma una vida divina, que se agrega a la inmortalidad natural de nuestra alma en cuanto espiritual y le confiere una vida divina que la hace inmortal de la misma inmortalidad de Dios. Aquellos que mueren alimentados de esta comida divina, poseen una fuerza divina que les permitirá recibir de Cristo en el día del Juicio universal esa vida que hará resucitar el cuerpo de la muerte para una vida eterna celestial y gloriosa en la Casa del Padre.

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