En Rusia, a la revolución destructiva de 1917 (no carente del todo sin embargo de aspectos positivos), setenta años después sucedió la revolución constructiva de los años 1980s., abandonando el ateísmo de Estado e introduciendo el derecho a la libertad religiosa, que por ello mismo legalizaba la pluralidad de las formaciones religiosas existentes en Rusia, incluida la Iglesia católica. Se puede decir que Rusia ¡ha puesto aquí en práctica las enseñanzas del Concilio Vaticano II!, o sea, que los ortodoxos rusos aceptaron el Concilio mejor que los lefebvrianos. [En la imagen: fragmento de "Santa Rusia", pintura de Mikhail Nesterov, obra realizada entre 1901 y 1906, conservada y expuesta actualmente en la Galeria Tretiakov de Moscú].
Una revolución constructiva
----------Las revoluciones políticas son enérgicas acciones colectivas bien organizadas que, mediante el uso de la fuerza, cambian un régimen político desde la raíz, instaurando uno nuevo considerado mejor. Sin embargo, hay que decir que el uso de la fuerza es a menudo responsable de acciones criminales y destructivas, que no hacen avanzar sino retroceder el curso de la historia, por lo cual incluso las mejores revoluciones no están exentas de manchas, así como se puede encontrar algún aspecto positivo incluso en las revoluciones más destructivas.
----------La Revolución rusa o bolchevique de 1917 fue una revolución del segundo tipo, vale decir, destructiva. El pueblo ruso, bajo la guía de Lenin, puso fin mediante una insurrección armada a un régimen zarista que había tolerado una práctica cristiana infiel al precepto evangélico de la liberación de los pobres de la opresión de los ricos, evadiendo, bajo el pretexto de la recompensa ultraterrena, el deber de luchar por la justicia social y promover una justa distribución de los bienes económicos.
----------Fue así como Rusia se convirtió airadamente al marxismo, instaurando el régimen soviético y persiguiendo ferozmente a quienes se habían mantenido fieles al zarismo y a la Iglesia cristiano ortodoxa. El régimen estalinista alcanzó notables éxitos tanto en Rusia como en los países satélites con la instauración de una cierta justicia social, y presentándose ante los pueblos oprimidos por el capitalismo occidental como reivindicador de sus derechos mediante la promoción de la lucha contra la religión y la insurrección contra los gobernantes acusados de ser siervos de los ricos.
----------Sin embargo, el impío proyecto de instituir un Estado ateo que promoviera con la violencia una justicia social sin la justicia religiosa, e incluso realizando terribles persecuciones contra la Iglesia y contra numerosísimos enemigos internos, se reveló fracasado tras algunas décadas de dictadura, al no haber logrado realizar las grandiosas reformas económicas prometidas y, además, por haber causado una grave crisis económica que sólo un retorno a la propiedad privada habría de poder resolver.
----------Fue así como, a finales de los años 80 del siglo pasado, surgió en Rusia un movimiento político valiente y emprendedor, encabezado por Gorbachov, fiel a la tradición ortodoxa y memorioso del zarismo, es decir, del cesaropapismo bizantino, movimiento que, sin recurrir a la violencia y consciente del fracaso del régimen soviético, logró persuadir al gobierno de disolver la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas guiada por el Partido Comunista, para reemplazarla por un Estado Federativo, y persuadir al mismo Partido Comunista de renunciar, mediante una reforma de la Constitución y hasta de la concepción misma del Estado, a proponerse como estructura constitutiva del Estado, considerándose a sí mismo como un simple partido político al mismo nivel que otros legítimamente constituidos, según el modelo de configuración pluralista del régimen político basado en la democracia, es decir, en el gobierno de base popular mediante representaciones partidarias elegidas por el pueblo. Así que hoy el partido comunista en Rusia aún existe, pero no posee entre los demás partidos ninguna posición privilegiada, la cual está ocupada ahora, si acaso, por la profesión de fe cristiano ortodoxa, considerada como factor esencial del ser ruso.
----------Esta reforma del Estado trajo consigo la introducción del derecho a la libertad religiosa, por el cual venía abolido el ateísmo de Estado, sustituido por el derecho a la libertad religiosa, que por ello mismo legalizaba la pluralidad de las formaciones religiosas existentes en Rusia, incluida la Iglesia católica, tanto que hoy en Moscú reside un Arzobispo católico, monseñor Paolo Pezzi. Se puede decir que Rusia ¡ha puesto aquí en práctica las enseñanzas del Concilio Vaticano II! Los ortodoxos rusos aceptaron el Concilio mejor que los lefebvrianos.
----------No sé, estimados amigos lectores, si nos damos cuenta de la enormidad de este acontecimiento histórico, que implica a todo un pueblo que, democráticamente y pacíficamente, mediante simples disposiciones legislativas aprobadas democráticamente, reencontrando su propia tradición cristiana, ha sido movido por un impulso moral de tal vigor y alcance, como para conducirlo a modificar radicalmente la constitución del Estado, haciéndola pasar del ateísmo al teísmo, del despotismo a la democracia, de la tiranía a la libertad, del totalitarismo al respeto de la dignidad humana.
----------¿Cómo llamar este acto gigantesco sino una revolución? ¿No es acaso una metánoia en el sentido paulino? Y entonces, ¿cómo no ver en este impresionante acontecimiento histórico una de las más bellas y características cualidades de la espiritualidad rusa: la capacidad de arrepentirse, y por tanto el arrepentimiento de todo un pueblo, durante setenta años engañado y frustrado por una "doctrina intrínsecamente perversa", si queremos usar las severas palabras de Pío XI en 1937, mientras Stalin perpetraba sus matanzas?
La Primera Roma y la Tercera Roma
----------La actual guerra en Ucrania representa el contraste o la competición sangrienta y violenta entre un Occidente y un Oriente que quieren prevalecer el uno sobre el otro por el dominio del mundo. Ciertamente, el derecho al dominio del mundo, que luego es un servicio, corresponde a la Roma católica, que es la sede de Pedro, que Cristo ha establecido como piedra fundamental y basal de aquella Iglesia a la cual Cristo ha dado el encargo de evangelizar y salvar a todos los pueblos.
----------Sin embargo, como todos sabemos, a partir de 1054, con una toma de posición cada vez más clara y decidida, con arrogancia y presunción, la cristiandad cismática oriental greco-rusa ha pretendido primero con Constantinopla y ahora con Moscú, ser ella la verdadera heredera del mandato hecho por Cristo a los apóstoles de ser luz del mundo y sal de la tierra, en lugar de la Roma católica, que según ellos está superada y es infiel.
----------El "Papa de Roma" (tal la expresión como llaman ellos al Vicario de Cristo), a los ojos de estos hermanos separados, como bien sabemos, ha prestado servicio a toda la Europa cristiana solo hasta 1054, dando entonces prueba decepcionante de haber agotado su autoridad con la introducción herética del Filioque en el Credo y, por tanto, de no ser ya fiable como guía jurisdiccional de la Iglesia.
----------Los orientales cismáticos desde entonces se han considerado liberados de la tiranía apóstata papal, de la cual serían, en cambio -según su juicio- todavía esclavos los católicos romanos. En cuanto a los anglicanos y a los luteranos, los orientales están de acuerdo con nosotros los católicos en condenar sus herejías, por lo cual los ortodoxos están notoriamente más cercanos a nosotros los católicos que los protestantes, una parte de los cuales ha corrompido progresivamente aquellas verdades cristianas que habían conservado, hasta llegar a la impiedad del panteísmo y del ateísmo alemán del siglo XIX.
----------Ahora bien, lo extremadamente sorprendente es cómo haya podido luego, en 1917, el pueblo ruso -tan tradicionalmente celoso de su supuesta supremacía cristiana de la santa Rusia sobre nosotros los católicos occidentales- abrazar, con una sangrienta revolución, una concepción de la realidad, del hombre, de la moral y de la sociedad que es lo más opuesto que se pueda imaginar a una visión no digo católica, no digo cristiana, sino ni siquiera humana de la existencia y de la vida. Pero claramente la cosa no podía durar.
----------Ciertamente, no faltan algunas explicaciones del inmenso trastorno histórico. La espiritualidad ortodoxa ha sufrido siempre por un exagerado desprecio por el mundo, por una carencia endémica en el aspecto de la apertura y de la acción sociales colectivas de promoción de la justicia temporal y del bien común político, por un exceso, intimista e individualista, en la acentuación del aspecto personal de la vida cristiana. La huida evangélica del mundo se ha convertido a menudo en evasión de la realidad y de las propias responsabilidades sociales. Y eso, sobre todo, después de la separación de Roma.
----------Se sumó posteriormente, a comienzos del siglo XX, el escandalosísimo influjo sobre la Corte imperial ejercido por el falso monje Gregorio Rasputín, seguidor de una secta pseudomística basada en el placer sexual -la secta de los llamados chlisty-, influjo que quitó al zar la credibilidad suficiente como para hacer posibles las necesarias reformas económicas y sociales.
----------Pero he aquí que, después de setenta años de régimen soviético con todos los horrores cometidos, el pueblo ruso, al darse cuenta del inmenso error cometido, a partir de finales de los años ’80 del siglo pasado (al respecto, véase el interesante y ricamente documentado relato de los hechos en el libro de Giovanni Codevilla, De Lenin a Putin. Política y religión, Jaca Book, Milán 2024, pp.327-359), no sin el influjo de la gracia y la intercesión de la Virgen de Fátima, emprendió una nueva revolución, esta vez pacífica y sin violencia, por medio de un rapidísimo sucederse de reformas legislativas liberalizadoras, que en brevísimo tiempo ha llevado a Rusia a redescubrir su verdadera identidad nacional que le ha sido donada por Dios al ser cristiana.
----------Sin embargo, ¡lamentablemente!, el cristianismo que ha resurgido en la actual Rusia no es aquel que conduce a la unión con la primera Roma, sino aquel arrogante e imperialista cristianismo de la Tercera Roma, para el cual el ruso o es ortodoxo o no es ruso. De allí la confusión de la religión con el amor a la patria, como si la religión ortodoxa fuese un ingrediente esencial del ser ruso.
----------Así se explican las recientes desalentadoras palabras del ministro Lavrov, quien, a pesar de que pocos días antes el Patriarca Cirilo había deseado, con un gesto consolador, valiente y casi conmovedor, que las negociaciones de paz se llevasen a cabo en Roma junto al Papa, afirmó que no era digno que la Rusia ortodoxa tratase sus intereses en la sede central de la Iglesia católica.
----------Esto revela que actualmente en las cúpulas de la Iglesia ortodoxa moscovita existen dos tendencias opuestas: una, con sincero deseo de paz, orientada hacia la comunión con Roma, o sea, la línea de Cirilo, y otra, aún anclada en el cisma de 1054, reflejo del imperialismo ruso bajo pretexto religioso, una tendencia claramente decidida a continuar con la violencia y las matanzas el intento de imponer a Ucrania su dominio como en los tiempos de la Unión Soviética.
Los personajes clave del alma rusa
----------El alma rusa puede ilustrarse más que mediante definiciones conceptuales, presentando personajes significativos, como una serie de iconos. He aquí, entonces, ante todo, a san Vladimiro, Príncipe de Kiev y rey de los Rusos, bautizador de su pueblo en el siglo IX. Él es el padre en la fe de todos los Rusos, tanto de aquellos originarios de Ucrania como de los que posteriormente se expandieron al nordeste en la actual Rusia y que posteriormente habrían de fundar el ducado de Moscú en el siglo XIII, en dependencia de Constantinopla, cuando la separación de Roma ya había tenido lugar dos siglos antes.
----------Sin embargo, el Patriarcado de Moscú en los siglos siguientes se volvió más importante que el de Kiev y comenzó a dominarlo, no siempre con moderación, cosa que está en los orígenes primarios de lo que hoy es el conflicto entre Kiev y Moscú dentro del mismo mundo ortodoxo y también por los celos que Moscú comenzó a tener hacia Ucrania, la cual en el siglo XVII se abrió a la penetración de la Iglesia católica. Vladimiro es un Santo al cual invocar para obtener la paz entre Rusos y Ucranianos.
----------Es necesario tener en cuenta también que, en las raíces griegas de la espiritualidad rusa, no está Aristóteles, sino Platón. Aristóteles caracteriza a Occidente. La categoría metafísica fundamental, en Rusia, por lo tanto, no es la de la analogía del ser, sino la de la participación.
----------Tanto para Platón como para Aristóteles Dios es el ente supremo y el sumo bien, pero mientras en Aristóteles existe la posibilidad de un Dios creador por la clara distinción del ser del no-ser, en Platón Dios aparece más bien como un emanador, de modo que al final la oposición entre ser y no-ser, que para Platón es el devenir, se encuentra también en Dios.
----------En cambio Aristóteles, explicando el devenir con el pasaje de la potencia al acto, tiene la posibilidad, que fue luego explicitada por santo Tomás de Aquino, de concebir a Dios como acto puro, puro espíritu que trasciende y se distingue de la materia y del devenir.
----------De ello se sigue que, mientras Aristóteles logra distinguir adecuadamente y unir en unidad sustancial materia y espíritu mediante los conceptos de materia y forma, por lo cual mientras el cuerpo está compuesto de materia y forma, el espíritu es pura forma, el platonismo en el campo antropológico oscila entre el dualismo y el monismo de alma y cuerpo. Mientras Aristóteles asegura la unidad de la persona humana entendiendo el alma como forma sustancial del cuerpo, Platón se encuentra entre dos alternativas entrambas extremas: o afirmar el alma abandonando el cuerpo o afirmar el cuerpo cayendo en el sensualismo y en el materialismo.
----------En el ámbito de la antropología, de Aristóteles deriva santo Tomás, mientras que de Platón deriva Orígenes, ciertamente, gran maestro, éste, de vida cristiana y monástica, pero infectado por el dualismo-monismo platónico del principio del uno-todo de origen parmenídeo, germen de idealismo y panteísmo. Y de hecho es significativa en Orígenes su teoría de la apocatástasis, que querría ignorar el mal, en conjunción con su fobia al sexo, siguiendo las huellas del dualismo platónico.
----------Son los dos riesgos opuestos de la espiritualidad rusa. La primera elección conduce a la espiritualidad origenista, aislacionista, atonita y a la mística palamita, hesicasta y eremítica; la segunda conduce a la revolución, a la violencia, a la libido, al comunismo, al nihilismo, al ateísmo, a Rasputín, a Lenin y a Stalin.
Obviamente, los bolcheviques de Lenin, Gran Maestro de Revoluciones, eran mayoritariamente judíos, desde Zinóviev hasta Kámenev y Kirov, y seguían las enseñanzas de Carlitos Marx, obviamente un judío asquenazí alemán. Si queremos ser precisos...
ResponderEliminarEstimado Vicente,
Eliminares bastante conocido que en las fuerzas que lideraron la revolución rusa una parte considerable estaba constituida por judíos. Se sabe que el marxismo es una especie de mesianismo secularizado. Hay quien vincula la perspectiva escatológica marxista con el profeta Isaías. Sin duda aquí no se puede ignorar el ateísmo, que falsifica profundamente esta instancia de justicia y de liberación. Y en este sentido el marxismo fue duramente condenado por Pío XI en la famosa encíclica Divini Redemptoris de 1937. El judío es un pueblo especial, por lo que cuando el judío es bueno entonces es santo, pero cuando es malo es diablo. Se recuerda, por tanto, la palabra de Nuestro Señor, hijo de Israel: "La salvación viene de los judíos". Por eso tenga cuidado de evitar el antisemitismo, que es una bestia fea.
Estimado padre, en cambio a mí me gusta sobre todo recordar de nuestro Señor Jesucristo, las durísimas acusaciones a los Fariseos SEPULCROS BLANQUEADOS Y LOS CAMBISTAS EXPULSADOS DEL TEMPLO!😉
EliminarEstimado Vicente,
Eliminartodos sabemos que el Señor ha tenido esas duras palabras contra los mercaderes del templo. Pero hoy, en una situación tan compleja, como la que vivimos, hay que tener cuidado de no ser apresurados en nuestros juicios sobre la base de información de segunda mano y sin esa delicadeza que, al reconocer los defectos, sabe reconocer también los lados buenos.
Después de ver los efectos de las revoluciones creo que son todas nefastas.
ResponderEliminarLa realidad tiene que cambiar día a día con esfuerzo.
Los atajos revolucionarios, ya sean a la francesa o a la rusa, han causado daños inmensos.
Todo debe ser juzgado por los frutos que produce.....
Estimado León,
Eliminarcomprendo su repugnancia hacia las revoluciones. Todos sabemos cómo en cada una de ellas se producen excesos y crueldades. Sin embargo, es bueno evaluar caso por caso. El mismo san Paulo VI en la encíclica Populorun Progressio de 1967 admite como lícita la revolución, aunque pone su licitud solo en casos muy especiales. Un motivo válido para la licitud de la insurrección armada ya existía en la moral católica para derribar un régimen tiránico, un tema que encontramos también en el Magnificat. Podríamos decir que los mismos eventos que llevarán a la parusía de Cristo, serán acontecimientos revolucionarios. En cualquier caso, está claro que el progreso social y la justicia política deben realizarse normalmente mediante el uso del régimen democrático y la práctica de las reformas.
Estimado Padre, gracias por la respuesta.
EliminarLeón: con todo respeto, me parece que hay cierta confusión sobre el término revolución, otra cosa es insurrección, revuelta, insurgencia, disturbio, o simple cambio no sangriento de un régimen con otro y la Revolución ( única y con la R mayúscula).
EliminarEstimado Dino,
Eliminarme permito intervenir en el debate que usted tiene con León.
El concepto de revolución que debemos tener en cuenta, nosotros como católicos, es mejor tomarlo de san Paulo VI que de Plinio Correa de Oliveira.
En efecto, aparte del respeto que como católicos debemos tener hacia la doctrina social de la Iglesia, mientras que san Paulo VI considera la revolución en sus reales dimensiones, tanto positivas como negativas, el brasileño De Oliveira (a quien siguen por ejemplo el italiano Roberto de Mattei, o el argentino Javier Olivera Ravasi) transforma la revolución en una especie de espantajo o cuco o fantasma que parece ubicar por fuera de la historia, por lo cual, más allá de la supuesta buena intención de De Oliveira de querer favorecer la paz y la justicia (que yo no tengo por qué motivo negar), acaba por ignorar la posibilidad de que una revolución tenga aspectos positivos. En efecto, para De Oliveira, la revolución es de por sí negativa, no tiene aspectos positivos.
Como ya he dicho, hay que examinar caso por caso, de lo contrario se termina demonizando un fenómeno histórico recurrente con el resultado de procurar precisamente aquellas reacciones de signo contrario, que se quisieran evitar.
Un extremismo no puede ser remediado con un extremismo de signo opuesto (un ejemplo cabal lo tenemos hoy entre el extremismo modernista al que se le opone el extremismo de signo opuesto: el pasadismo lefebvriano). Para remediar un extremismo hace falta una sana oposición de equilibrio que sepa encontrar en el enemigo los lados positivos, como nos enseña el mismo Evangelio cuando nos habla del amor al enemigo.