jueves, 25 de abril de 2024

Verdades de Fe (14/24) El actuar humano

Reitero que el propósito de estos veinticuatro capítulos es ofrecer un catálogo de las verdades de nuestra Fe, o sea un elenco de todos los dogmas y las declaraciones doctrinales de la Iglesia Católica, que nos sirva de guía de orientación y nos ayude a discernir entre lo vinculante y lo opinable en las enseñanzas que reciben los fieles de sus Pastores. Hoy examinaremos los siguientes temas: el valor de la actividad humana; la autonomía de la razón práctica; la dignidad de la conciencia moral; la buena acción o buena obra. [En la imagen: "La mano de Dios le entrega el Decálogo a Moisés". Detalle de un manuscrito carolingio iluminado, de alrededor del 840. Conservado en la Biblioteca Británica, Londres, Inglaterra].

Notas: 1) Las proposiciones en letra negrita y entre comillas " " son las palabras textuales de los dogmas (1° y 2° grado) o de las proposiciones próximas a la fe (3° grado). El resto es mi comentario o explicación; 2) las frases en negrita grande evidencian los dogmas de primer grado, las que están en negrita normal los dogmas de segundo grado; 3) en la medida que me ha sido posible, he convertido en positivo las sentencias en negativo, para así mostrar al lector qué es lo que la Iglesia enseña. De lo cual se comprende fácilmente qué es lo que la Iglesia condena.
   
El valor de la actividad humana
   
----------"La actividad humana individual y colectiva o el conjunto ingente de esfuerzos realizados por el hombre a lo largo de los siglos para lograr mejores condiciones de vida, considerado en sí mismo, responde a la voluntad de Dios. Creado el hombre a imagen de Dios, recibió el mandato de gobernar el mundo en justicia y santidad, sometiendo a sí la tierra y cuanto en ella se contiene, y de orientar a Dios la propia persona y el universo entero, reconociendo a Dios como Creador de todo, de modo que con el sometimiento de todas las cosas al hombre sea glorificado el nombre de Dios sobre toda la tierra.
----------Esta enseñanza vale igualmente para los quehaceres más ordinarios. Porque los hombres y mujeres que, mientras procuran el sustento para sí y su familia, realizan su trabajo de forma que resulte provechoso y en servicio de la sociedad, con razón pueden pensar que con su trabajo desarrollan la obra del Creador, sirven al bien de sus hermanos y contribuyen de modo personal a que se cumplan los designios de Dios en la historia" (Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et spes, cit., n.34).
   
La autonomía de la razón práctica
   
----------"La autonomía de la razón práctica implica una participación de la razón práctica en la sabiduría del Creador y Legislador divino, y excluye una libertad creadora de las normas morales, según las contingencias históricas o las diversas sociedades y culturas, porque esto contradiría la enseñanza de la Iglesia sobre la verdad del hombre. La verdadera autonomía moral del hombre no significa en absoluto el rechazo, sino la aceptación de la ley moral, del mandato de Dios. La libertad del hombre y la ley de Dios se encuentran y están llamadas a compenetrarse entre sí, en el sentido de la libre obediencia del hombre a Dios y de la gratuita benevolencia de Dios al hombre" (San Juan Pablo II, Encíclica Veritatis splendor, cit., nn.40-41).
   
La dignidad de la conciencia moral
   
----------Habiéndolo creado, Dios ha inscripto en la conciencia moral del hombre el conocimiento de la ley moral natural, que el hombre recaba por la conciencia de la naturaleza humana. La observancia de los divinos mandamientos, que de por sí reflejan los mandatos de la ley natural, no es facultativa, sino obligatoria para todos. Todos espontáneamente conocen los preceptos primarios y fundamentales de la ley natural.
----------"En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer, y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, advirtiéndole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal: haz esto, evita aquello. Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente.
----------La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla. Es la conciencia la que de modo admirable da a conocer esa ley cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del prójimo. La fidelidad a esta conciencia une a los cristianos con los demás hombres para buscar la verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad. Cuanto mayor es el predominio de la recta conciencia, tanto mayor seguridad tienen las personas y las sociedades para apartarse del ciego capricho y para someterse a las normas objetivas de la moralidad. No rara vez, sin embargo, ocurre que yerra la conciencia por ignorancia invencible, sin que ello suponga la pérdida de su dignidad. Cosa que no puede afirmarse cuando el hombre se despreocupa de buscar la verdad y el bien y la conciencia se va progresivamente entenebreciendo por el hábito del pecado" (Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et spes, cit., n.16).
----------"Al presupuesto de que se debe seguir la propia conciencia se ha añadido indebidamente la afirmación de que el juicio moral es verdadero por el hecho mismo de que proviene de la conciencia. Pero, de este modo, ha desaparecido la necesaria exigencia de verdad en aras de un criterio de sinceridad, de autenticidad, de acuerdo con uno mismo, de tal forma que se ha llegado a una concepción radicalmente subjetivista del juicio moral" (San Juan Pablo II, Encíclica Veritatis splendor, cit., n.32).
----------A fin de que la conciencia esté en la verdad no basta que el sujeto individual exprese sinceramente lo que piensa, sino que es necesario que lo que piensa sea, al menos en las intenciones, adherente a lo real y no fruto de lo que le parece.
----------Es posible equivocarse en las deducciones desde los principios. Por ejemplo, todos saben que cada uno tiene derecho a poseer en privado (y así existe lo mío y lo tuyo), pero el poseer en común (lo nuestro) es un objetivo más alto, deducido de lo anterior. Todos saben que la unión del hombre con la mujer es cosa natural, pero la indisolubilidad del matrimonio es sólo una deducción de eso.
----------Existe por tanto una ética natural, fundada sobre la razón práctica, sobre las virtudes morales o cardinales, sobre la fraternidad humana, es decir, sobre la igualdad humana, o sea sobre la común pertenencia al género humano, sobre el simple conocimiento natural de Dios, sobre la religión natural y sobre el derecho natural.
----------"Que todo ser humano posee una dignidad inalienable es una verdad que responde a la naturaleza humana más allá de cualquier cambio cultural. Por eso el ser humano tiene la misma dignidad inviolable en cualquier época de la historia y nadie puede sentirse autorizado por las circunstancias a negar esta convicción o a no obrar en consecuencia. La inteligencia puede entonces escrutar en la realidad de las cosas, a través de la reflexión, de la experiencia y del diálogo, para reconocer en esa realidad que la trasciende la base de ciertas exigencias morales universales.
----------A los agnósticos, este fundamento podrá parecerles suficiente para otorgar una firme y estable validez universal a los principios éticos básicos y no negociables, que pueda impedir nuevas catástrofes. Para los creyentes, esa naturaleza humana, fuente de principios éticos, ha sido creada por Dios, quien, en definitiva, otorga un fundamento sólido a esos principios" (Francisco, Encíclica Fratelli tutti, del 3 de octubre de 2020, nn.213-214).
   
La buena acción o buena obra
   
----------La acción o la obra buena es aquella cumplida en obsequio o respeto a la ley natural y merecedora de un premio. Cuando es cumplida con facilidad, perfección y alegría, por hábito, se tiene la virtud. Supone la buena voluntad.
----------"El acto humano es moralmente bueno por su objeto y por todas sus circunstancias" (San Pío V, Bula Ex omnibus afflictionibus, del 1° de octubre de 1567, Denz. 1962).
----------El acto humano, en cuanto emanante del libre albedrío, es meritorio tanto en el plano natural como en el plano sobrenatural.
----------"La justicia recibida de Dios se conserva y también se aumenta delante de Dios por medio de las buenas obras, por lo cual las obras mismas no son solamente el fruto y las señales de la justificación ya alcanzada" (Concilio de Trento, Denz. 1574).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios sin debido respeto hacia la Iglesia y las personas, serán eliminados. Se admiten hasta 200 comentarios por artículo.