Quien cree en el giro que indica y produce el Concilio Vaticano II y en la reforma litúrgica que de él se deriva (y para el fiel católico no puede existir alternativa), no puede admitir en modo alguno, estructuralmente y sine die, que se pueda celebrar con el rito preconciliar, sin participar en la responsabilidad de construir algo así como reservas indígenas del anti-concilio que puedan vanagloriarse de protección papal. [En la imagen: fragmento de "La Misa de San Benito", óleo sobre lienzo del siglo XVII, obra de Fray Juan Andrés Rizi, conservada y expuesta en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, España].
¿Obispos privados de autoridad por el Rescripto?
----------Desde que tras el Rescripto del pasado 20 de febrero se han producido reacciones verdaderamente poco justificables, salvo para una lógica de enceguecimiento por alineamiento adverso contra el actual Papa, quisiera brevemente refutar una de las posturas que han surgido del debate y que se apoya en una suerte de aparente olvido acerca del perfil real de la cuestión que está en juego.
----------Quiero aquí mencionar el comentario de un publicista italiano, observador atento de la actuar realidad eclesial, Giovanni Marcotullio, quien resumió su posición respecto al documento del cual estamos tratando, de la siguiente manera: "se debe observar que la actual tendencia lleva a reproducir (igual y contrario) el error ya lamentable en Summorum pontificum, y es la pérdida de autoridad de los Obispos".
----------Subrayo este juicio de Marcotullio, porque me parece sereno y capaz de expresar, con clásica brevitas, una salvedad que ha surgido desde diversos frentes, pero que, sin embargo, en mi opinión, resulta del todo infundada, precisamente porque, invirtiendo un argumento originariamente fundado (el de la desautorización o privación de la autoridad) lo desnaturaliza y lo aplica más allá de su posible justificación.
----------La cuestión decisiva que se planteaba desde hace década y media, concretamente a partir de julio de 2007, era que los Obispos habían sido privados de su potestad sobre la liturgia, ya que Summorum pontificum efectivamente había instituído un paralelismo ritual junto a un paralelismo de competencias. Si sobre la forma ordinaria eran competentes los Obispos y el hoy llamado Dicasterio del Culto, para la forma extraordinaria resultaba competente la Comisión Ecclesia Dei, la cual privaba de autoridad tanto a los Obispos como al Dicasterio del Culto. De hecho, tanto los Obispos como el citado Dicasterio eran pasados por alto en el juicio sobre el ejercicio de lo que hasta 2021 se llamaba la "forma extraordinaria" del rito romano. Este hecho, sin embargo, incidía obviamente también en la potestad de los Obispos y del Dicasterio del Culto sobre la que entonces se llamaba "forma ordinaria", ya que limitaba estructuralmente su eficacia. En definitiva, existía siempre "otra mesa" donde alguien podía jugar contando con la cobertura romana.
----------Lo que sucede hoy no puede ser leído de ningún modo como un "error igual y contrario", como en cambio dice Marcotullio, porque ya no existe ese "paralelismo ritual", instituido por Summorum pontificum (o al menos, para decir las cosas menos apodícticamente y más moderadamente, surgido de facto después de Summorum pontificum, por su incorrecta aplicación) y superado en la actualidad por Traditionis custodes, que permitiría hoy decir a los obispos el "haber perdido la autoridad en la forma extraordinaria". En último caso, y al fin de cuentas, hoy tal categoría no existe. La paradoja es que los Obispos nunca han tenido, después de 2007, una autoridad sobre la que se llamaba "forma extraordinaria": la autoridad les había sido quitada por la Comisión Ecclesia Dei. Hoy, sin embargo, no pueden tenerla, no porque estén privados de autoridad, sino porque ya no existe ninguna "forma extraordinaria" del rito romano, sino una sola forma ritual, que corresponde al único ordo que existe en la Iglesia tras el Concilio Vaticano II y el único que hoy tiene posibilidades de responder a las instancias litúrgicas del Concilio. Cualquier excepción a esto puede ser concedida, por razones de discernimiento o de prudencia, directamente o indirectamente, por la Sede Apostólica.
----------Si este nuevo equilibrio, determinado por Traditionis Custodes en 2021, encuentra oposición en algunos Obispos, es solo porque los Obispos continúan pensando con una lógica de "doble forma vigente". Quizás esto se deba también al hecho, subjetivamente no secundario, de que para llegar a ser Obispos, al menos hasta 2013, es de suponer que muchos de ellos han debido dar prueba específica de una particular sensibilidad hacia el vetus ordo: pero es igualmente cierto que los Obispos deberían estar convencidos de que trabajan por la unidad de la Iglesia mediante el único rito vigente. Si luego encuentran condiciones particulares (no en sus corazones, sino en sus territorios), entonces pueden acudir a la Santa Sede. Ciertamente están privados de la tentación de poder (o de tener que) proteger a toda costa cualquier posible resistencia al Concilio Vaticano II: no forma parte de su carisma comprometerse pastoralmente en batallas de retaguardia.
----------Quisiera señalar una última curiosidad. Una de las objeciones capciosas a la última medida de disciplina litúrgica del papa Francisco es la siguiente: tanta retórica sobre la diferencia, sobre la participación y sobre la pluralidad de las culturas, pero luego en liturgia sólo gestos de duro centralismo. Más o menos en esta misma línea, aparecieron días atrás carteles y planfletos en los alrededores de Ciudad del Vaticano, difundidos por el extremo pasadismo cismático, pidiéndole al papa Francisco, entre otras cosas, "que se abra paternalmente a la comprensión de esas periferias litúrgicas que ya no se sienten acogidas en la Iglesia, porque encuentran en la liturgia tradicional la expresión plena y completa de toda la fe católica".
----------Dejando de lado, en cuanto se trata de una evidente falacia, la obstinada recurrencia ideológica de tales declaraciones, que persisten en llamar "liturgia tradicional" sólo al rito que hoy ya no está vigente, negando su carácter "tradicional" al único rito actualmente vigente, creo que sería útil para todos leer las cosas de un modo más fino. El vetus ordo no admitía ninguna diferencia ritual, mientras que es el novus ordo el que tiene en lo interno de sí una pluralidad posible, de realización o de adaptación. Poner en paralelo el rito de san Pío V y el misal congoleño es históricamente y teológicamente una absurdidad. Cuando el Papa dice que "la lex orandi es una sola" mantiene abierto el camino de la pluralidad. Son aquellos Obispos o sacerdotes o laicos que quisieran mantener siempre el pie en dos zapatos para no renunciar a la hipótesis de que la Iglesia católica sea verdadera sólo si permanece (al menos en el altar) visiblemente tridentina. Mantener el pie en dos zapatos, litúrgicamente, no es para obispos: en esto el Rescripto es adamantino.
----------Por otra parte, y para referirme a la realidad completa, tal como efectivamente son hoy las cosas: los laicos de los panfletos de estos días en Roma, no son de los que vayan a poner su pie en dos zapatos, sino que lo ponen en uno, y está muy claro, en el vetus ordo. En los panfletos no existe ni siquiera la mínima alusión al respeto que ellos puedan tener (que no tienen) ni por la Misa del novus ordo, ni por el Concilio Vaticano II, ni por el magisterio de los papas del postconcilio hasta el del papa Francisco.
Traditionis custodes: entre principios, excepciones y descuidos
----------La lógica de la carta apostólica del 2007 Summorum pontificum había sido la de elevar tanto la que entonces se llamaba "forma ordinaria" como la que se llamaba "forma extraordinaria" del rito romano a un nivel universal. Este modo de disposición "general" hipotetizaba resolver la cuestión del llamado "conflicto ritual" convirtiendo en contemporáneamente vigentes, en el mismo espacio-tiempo, dos lógicas rituales profundamente diferentes. La confusión suscitada por esa disposición, que se basaba en una argumentación sistemática sin fundamento racional, ni histórico, sino sólo emotivo, había producido una gran confusión.
----------En cambio, la lógica de la carta apostólica Traditionis custodes acaba de restituir su coherencia al desarrollo orgánico de la liturgia, que no puede soportar ni sistemáticamente ni pastoralmente la coexistencia de dos ritos que, desde un punto de vista jurídico y también desde un punto de vista teológico sistemático, parecen entre sí contradictorios. La contradicción vendría del hecho de que el nuevo rito ha sido elaborado para superar precisamente los límites y las distorsiones del viejo rito. Por eso, restablecer una "única lex orandi vigente" ha sido ante todo la repristinación del buen sentido común y un acto de elemental claridad.
----------Es evidente que, después de catorce años (desde 2007 hasta 2021) de desarrollo descontrolado de la "doble lex orandi" (si no explícita en los propios términos de Summorum pontificum, al menos desgraciadamente producida de hecho tras el motu proprio), ahora en cambio, la actual implementción de Traditionis custodes tiene que lidiar con un panorama complicado de usos, abusos, pertenencias, apegos. Desde el inicio era claro que en lugar de un régimen "generalista" de doble lex orandi, habría existido una única forma vigente, con la posibilidad de conceder, a individuales sujetos o a determinados lugares, la excepción a la regla, para custodiar algunas diferencias y circunstancias que merecían una excepción a la regla. Esto es razonable.
----------Doy un ejemplo conocido. El decreto con el que se concede a la Fraternidad de San Pedro el derecho a utilizar la "lex orandi" que estaba vigente antes de la reforma litúrgica impulsada por el Concilio Vaticano II, y no sólo para el misal, sino para la entera experiencia litúrgica, constituye un pasaje que muestra los límites intrínsecos de la solución proporcionada por Traditionis custodes. Esto está indicando que los principios sustentados por Traditionis custodes no logran ser coherentemente aplicados en la práctica por las directivas mismas de esta carta pastoral; es decir, el hecho de que existan excepciones, indica los límites de lo decidido por el papa Francisco. Pero quiero ser claro en afirmar que el valor del motu proprio Traditionis custodes queda fuera de toda duda. Sin embargo, su aplicación puede degenerar en el momento en el cual se permite, a una entera fraternidad, el celebrar integralmente como si el Concilio Vaticano II no hubiera tenido lugar. Ciertamente, hemos superado la crisis que había hecho posible, incluso para cada parroquia, tener, en su interior, un "grupo de resistencia" a la Misa novus ordo, al Concilio Vaticano II y al magisterio pontificio postconciliar. Ahora la existencia de estos grupos pasadistas ya no es posible. Ya no escucharemos a los cardenales decir barbaridades como la de: "el Papa quiere que en cada parroquia se celebre también con el Misal del '62".
----------Pero con esta solución introducida por Traditionis custodes, que es radicalmente diferente y ciertamente mejor a vieja solución de Summorum pontificum, la cual se reveló nociva, hablar de "comunión eclesial" para la comunidad, en la cual todo acto ritual es exactamente idéntico al realizado en aquellas otras "fraternidades" que han perdido la comunión con Roma, asume un efecto del todo paradojal. Cuando cambia la regla común, las excepciones son posibles, pero solo si están limitadas y temporalmente definidas.
----------Recurriendo a una comparación para poder explicarme más fácil en lo que acabo de decir: si el Director de Tránsito de un Estado, decide que todos conduzcan por la derecha, serán posibles algunas excepciones para la conducción por la izquierda, siempre que la excepción sea delimitada personalmente y espacialmente. Si circular por la izquierda se convierte en una prerrogativa subjetiva, que puede extenderse a piacere en cualquier lugar, esto se convierte en otro modo de amenazar a la comunión del tránsito.
----------Quien cree en el giro del Concilio Vaticano II y en la reforma litúrgica que de él se deriva (y para el fiel católico no puede existir alternativa), no puede admitir en modo alguno, estructuralmente y sine die, que se pueda celebrar con el rito preconciliar, sin participar en la responsabilidad de construir algo así como "reservas indígenas del anti-concilio" que puedan vanagloriarse de protección papal. Esto es ciertamente diferente de un diseño general de impugnación de la Reforma litúrgica del Vaticano II, como algunos pudieron deducir de la aplicación intemperante de Summorum pontificum, que ha sido justamente bloqueado por el Papa actual. Pero incluso esta solución diferente, la de Traditionis custodes, plantea inevitablemente una cuestión sistemática, antes que pastoral. Si toda una fraternidad de sacerdotes, religiosos y laicos (por ejemplo la Fraternidad de San Pedro) puede hacer de modo diferente a todos los demás hermanos católicos, y puede hacerlo sin límites que no sean personales ni espaciales, ¿qué tipo de comunión es la que viene aquí custodiada? En un nivel sistemático, antes que litúrgico, podría decirse que la excepción se convierte no solo en una regla paralela, sino en una iglesia paralela. Que se pueda justificar teológicamente, me parece difícil. Y que sea un problema no sólo de disciplina, sino de doctrina, creo que es difícil de impugnar.
----------Señalo ahora un detalle particular, singularmente disonante: en el Decreto, por un evidente olvido, se ha dejado una de las expresiones más desafortunadas del texto de Summorum pontificum, que establecía, como criterio general, que todo sacerdote estuviera habilitado para celebrar la "misa sin pueblo" indiferentemente en una forma o en la otra. Esta lógica hace de la relación con los diversos "libros litúrgicos" una prerrogativa incuestionable del sujeto clerical. Exactamente lo contrario de lo que dice Traditionis custodes, cuando afirma que los únicos libros vigentes son los derivados del Concilio Vaticano II.
----------Ahora bien en el citado Decreto, limitadamente a aquellos que pertenecen a la Fraternidad de San Pedro, se prevé que puedan celebrar sólo en las iglesias y en los oratorios privados, mientras que en otros lugares deben obtener el consentimiento del Ordinario del lugar, excepto para la celebración de la "misa privada". Por tanto, al menos por cuanto respecta a la misa privada de los miembros de la Fraternidad de San Pedro, cada Obispo pierde la posibilidad de orientar y disciplinar la liturgia en su diócesis.
----------Esta lógica feudal del "privilegio" concedido a algunos sujetos, grupos, asociaciones o fraternidades, puede ser un sistema útil para gestionar las fases de pasaje o transición. No para instituir mundos paralelos. Ya no estamos en la época en que el Papa podía conceder a toda una nación el "privilegio de una dispensa de algunas obligaciones del ayuno cuaresmal". Con la liturgia, hoy, no se bromea. Ha sido el Concilio Vaticano II el que ha hecho un "lenguaje común" del que no se puede abusar. Pensar que, dado que se es miembro de una determinada "fraternidad", uno se pueda atribuir orgullosamente el derecho, garantizado por un privilegio papal, de poder celebrar la "misa privada en el rito preconciliar" no importa donde, sin que nadie pueda plantear la mínima objeción, esto es, de hecho, un retroceso general a una forma eclesial que sólo puede ser compatible con el pre-concilio, y que un Papa "hijo del Concilio" no puede permitir de ninguna manera.
----------Por consiguiente, si la excepción sólo puede permitirse provisoriamente, esta "libertad de misa privada" en lugares no controlables debe ser necesariamente prohibida. El descuido del citado Decreto amerita una inmediata corrección a posteriori, dado que no ha sido corregido antes por los órganos competentes. La corrección es necesaria por los motivos teológicos y sistemáticos, eclesiales y espirituales que han sido bien expresados por Traditionis custodes y por la Carta a los Obispos que la ha acompañado. Para que nadie pueda decir, como algunos dicen, que las de Traditionis custodes son "palabras al viento".
----------A título informativo para los que tengan interés, adjunto aquí el texto original del Decreto:
----------Sanctus Pater Franciscus, omnibus et singulis sodalibus Instituti vitae consecratae “Fraternitas Sancti Petri” nuncupati, die 18 iulii 1988 erecti et a Sancta Sede pontificii iuris declarati, facultatem concedit celebrandi sacrificium Missae, sacramentorum necnon alios sacros ritus, sicut et persolvendi Officium divinum, iuxta editiones typicas librorum liturgicorum, scilicet Missalis, Ritualis, Pontificalis et Breviarii, anno 1962 vigentium.
----------Qua facultate uti poterunt in ecclesiis vel oratoriis propriis, alibi vero nonnisi de consensu Ordinarii loci, excepta Missae privatae celebratione.
----------Quibus rite servatis, Sanctus Pater etiam suadet ut sedulo cogitetur, quantum fieri potest, de statutis in litteris apostolicis motu proprio datis Traditionis Custodes.
----------Datum Romae, Sancti Petri, die XI mensis Februarii, in memoria Beatae Mariae Virginis de Lourdes, anno MMXXII, Pontificatus Nostri nono.
Muy loable el esfuerzo, pero no se preocupen.
ResponderEliminarFrancisco muere en estos días y se acabará el peronismo en el gobierno de la Iglesia.
Estimado Anónimo,
Eliminarlamento su rastrera esperanza, y lo compadezco por su necedad, probablemente no del todo culpable, quien sabe víctima de qué influencias usted ha sido llevado a tales bajezas.
Por lo visto, su "fe" a usted no le alcanza más que para ver al Papa y a la Iglesia a la manera del Estado argentino, en el que cambiarían las cosas sólo por una elección que cambie al presidente...
Sería bueno que usted revisara su alma, particularmente en estas dos semanas que son más que propicias para hacerlo.
Lo mismo que pretender ustedes pero en dirección contraria.
EliminarUstedes creen que Benedicto metió la pata y Francisco lo arregló.
Yo creo que Francisco metió la pata y espero que el que lo suceda lo arregle.
Estimado Anónimo,
Eliminar(suponiendo que usted sea el mismo Anónimo anterior),
le ruego revise su alma, y revise también, si es de su interés, los términos de mis artículos, pues en teología no nos movemos por pertenencia a partidos (como parece moverse usted), o por pretensiones de esto o de aquello, sino que en teología se trata de estar "super partes", por sobre los partidos, y buscar la verdad, cuando se trata de cuestiones teóricas (dogmáticas o sistemáticas), o de buscar los fundamentos de justicia y prudencia, cuando se trata de cuestiones prácticas (pastorales o disciplinares).
Por la estrechez mental que revelan inevitablemente sus comentarios, a usted no le es posible ubicarse al nivel abstractivo mínimo, que requiere un debate sereno y razonado de una cuestión teológica. Lamento que este blog, entonces, no le sirva para al menos que usted pudiera introducirse en lo elemental de la temática tratada.
Y tampoco este foro es para que usted desfogue frenéticos resentimientos y odios personales. No se sorprenda, pues, si en futuras ocasiones, ni siquiera sean tenidos en cuenta sus escupitajos.
Revise su alma.
Al anonimo que cree que Francisco metió la pata y que espera que el que lo suceda lo arregle: esperá sentado. La Iglesia no retrocede, avanza.
EliminarChe, anónimo antiperonista, cantado entonces que sos ganso y tradi. Mezcla explosiva. Avisame cuando andás cerca, así me cruzo a la vereda de enfrente.
EliminarLa Iglesia no retrocede, avanza.
EliminarEso es un slogan político sin fundamento alguno en la Revelación. Debería avanzar ciertamente hacia el encuentro con Cristo.
Que la Iglesia avanza y no retrocede, podrá ser un slogan político en su país o en su ciudad, no lo sé, pero yo lo dije en cuanto dogma de la Iglesia, no por razones políticas. Soy un simple laico católico, afecto a las viejas tradiciones, pero no lefebvriano. Estoy bastante instruído en el Evangelio y en la doctrina del Catecismo, para afirmar con plena conciencia lo que he afirmado.
EliminarMuy bien, entonces diga su fundamento en la Revelación para tal afirmación.
EliminarBueno, tampoco te bandees. Somos tradicionalistas, pero no lefebvrianos. ¿Y las parábolas del Reino? ¿Y el Espíritu que lleva a la verdad plena? ¿Y el mandato de Jesús a predicar a todo el mundo? ¿Y el camino de Emaús? ¿Y la misma vida de Jesús y su progreso humano? ¿Y san Pablo y sus enseñanzas? ¿Y el libro de los Hechos? ¿Y el progreso dogmático y pastoral a través de los Concilios Ecuménicos?
Eliminar¿Y la Iglesia siempre en reforma, en contínua conversión? ¿Y la misma vida del cristiano?...
Hay que frenar un poco, hermano. Te van a tomar por lefebvriano.
El progreso de la Iglesia está por todos lados en el NT y en el magisterio.
En todo caso, ¿vos que decís? ¿Que la Iglesia retrocede?
Ante tantas evidencias y obviedades, deberías ser vos, che, quien probara que la Iglesia no progresa en verdad y en virtud, hacia la Iglesia celestial.
¿Te animás a probar que esto no es así?
Por supuesto, faltaría más. Si me pusiera a buscar y a copiar todo lo que en los Evangelios Jesús dice referido a la idea del progreso de su Iglesia, no tendría espacio. Es una evidencia. Y ni hablar de las citas del Magisterio!
EliminarDecir que está por todos lados y no decir ninguna cita es lo mismo que no decir nada. Bastarían algunas citas de la Revelación que fundamente ese "dogma", que no sé cuándo fue proclamado.
EliminarYo no dije que la Iglesia retroceda, sino que debe ir hacia Cristo.
Podemos leer en Mt 13, 52: "les dijo: “Así todo escriba que ha llegado a ser discípulo del reino de los cielos, es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro lo nuevo y lo viejo.”
¿No le bastan las parábolas del reino?
EliminarBuscar citas precisas para todo parece ser de protestantes, o más bien de evangélico fundamentalista. A los católicos nos basta que el Magisterio de la Iglesia nos explique la revelación, pero tengo miedo que si le cito Lumen gentium 8, le impulse a usted a darme alguna otra respuesta de tipo lefebvriano...
¿Y que significa dogma "proclamado"?
¿Y a qué viene la muy conocida cita de Mt 13,52?
¿Y si usted niega que la Iglesia progrese, y tampoco afirma que la Iglesia retrocede, qué es lo que niega y qué es lo que afirma? Sea claro.
Dijiste: Que la Iglesia avanza y no retrocede, podrá ser un slogan político en su país o en su ciudad, no lo sé, pero yo lo dije en cuanto dogma de la Iglesia.
EliminarSi es un dogma te pregunté cuál es su fundamento en la Revelación y cuándo fue proclamado.
Y lo pregunté porque el Catecismo de la Iglesia Católica dice:
Los dogmas de la fe
88 El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o también cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo necesario.
Bueno, ahora cambia el viento...
EliminarMirá, como mi profesión es la escribanía, no me distraigo con las redacciones, las reviso bien, y ahora me cambiás de tema.
Si bien por una parte me tranquilizo cuando me citás el Catecismo actual (con lo cual me alegra esta señal de que parece que no sos lefebvriano), por otro lado, como escribano, no se me pasa por alto que me cambiás de tema y no contestás a mis preguntas.
No importa, se ve que te diste cuenta que las citas sobran en la Biblia y en el Magisterio, para estar seguros de la verdad dogmática de que la Iglesia avanza, crece, progresa, siempre, hasta el encuentro con Cristo.
Por eso, porque ese era el primer tema, te preguntaba qué es lo que pensabas vos: si la Iglesia para vos no avanza, ¿entonces retrocede? Pero no contestaste.
Tampoco contestás a las demás preguntas. Pero no importa.
Ahora das un volantazo y cambiás de dirección, y me preguntás por lo de este "dogma" (precisamente por eso te preguntaba qué significado tenía para vos lo de que el dogma es "proclamado").
Bueno, te respondo recordándote lo que vos sabrás ya por haber leído seguramente "Ad tuendam fidem" de Juan Pablo II. El n.88 del Catecismo habla de los dogmas definidos, pero eso no quiere decir que no haya dogmas no definidos. Son dogmas no definidos los que, o bien caen de su peso y no necesitan definirse, o bien son dogmas definibles y, por lo tanto, aunque no estén solemnemente definidos, de todos modos son doctrinas definitivas. Repito: todo esto implica Ad tuendam fidem (leer la nota adjunta de la CDF).
Al fin de cuentas, yo dije "dogma" como podría hacer dicho "es de fe", porque sería una pelotudez para un católico don dos dedos de frente pensar otra cosa distinta, el Reino de Dios, la Iglesia, avanza, crece, progresa, hasta su consumación cuando Cristo vuelva. Hermanito: ¿cuál es el otro modo que vos podrías entender las cosas? No hay otro. Y si existe, decilo. Sí, si, no, no.
El tema es siempre el mismo: saber de dónde sale eso de "la Iglesia no retrocede, avanza". Y eso lo dijiste respecto a la reforma litúrgica. Todo está ahí.
EliminarMe pareció un slogan. Vos dijiste que era un dogma. Entonces pregunté lo lógico referido a cualquier dogma: cuál es el fundamento en la revelación y cuándo fue definido. Y expliqué por cuál motivo preguntaba eso (CIC Nº 88).
Sobre tu pregunta ¿qué el dogma es proclamado?:
Proclamar: Decir una cosa en voz alta y públicamente, en especial si se hace de forma solemne.
O sea, cuándo fue propuesto por la Iglesia para ser creído.
El Nº 88 del Catecismo habla de los dogmas, que por su naturaleza de dogmas deben ser propuestos para ser creídos.
A lo que se refiere Ad tuendam fidem es a los dogmas y otras doctrinas que no fueron definidas pero que deben ser tenidas por definitivas. Esas enseñanzas que deben ser tenidas por definitivas deben ser enseñadas como tales. En la nota doctrinal ilustrativa da algunos ejemplos.
En todos los casos estas doctrinas definidas o no deben ser claramente enseñadas.
Por ello, aunque no hay obligación alguna de responder, quisiera saber dónde fue definido como dogma de fe o enseñado para ser tenido como definitivo que "la Iglesia no retrocede, avanza".
Sobre si retrocede no me preguntaste vos, sino el paseador de perros. Y puse la cita de "nova et vetera".
Yo jamás dije que la Iglesia retroceda y jamás pensé en un dogma sobre eso. Avanzar y retroceder no son conceptos teológicos.
Ahora desde otro punto de vista se pueden usar. Por ejemplo, con respecto a Traditionis custodes parecería que retrocedió al status anterior a Summorum pontificum. Incluso en algunos aspectos al de Ecclesia Dei adflicta. Ciertamente son cuestiones litúrgicas y disciplinares.
Vamos a la historia. Hace más de 500 años Pío V aceptó ritos con anterioridad a 200 años y abolió los que no tenían esa antigüedad. Con eso quedó abolido el entonces muy difundido y muy innovador breviario de la Santa Cruz, también llamado coloquialmente de Quiñonez.
¿Retrocedió? ¿Avanzó? Qué sé yo. Tomó esa medida.
En la misma reforma litúrgica de Pablo VI podés encontrar varios argumentos respecto a volver a la iglesia primitiva o de los tiempos apostólicos.
Es más, toda reforma es un reconducir. Y ¿eso qué significa? ¿Qué antes estaba avanzando? Y entonces ¿por cuál motivo la reforma? O será que retrocedió y/o se estancó y por eso la reforma. Y si es así, ¿siempre avanza? ¿O cuando retrocedía y/o estaba estancada no era Iglesia?
Claro que la Iglesia debe ir hacia Cristo. No siempre lo hace del mejor modo y en esos casos vienen las reformas, purificaciones, renovaciones, o como las quieras llamar.
Estudiá todas las "luchas" cristológicas con idas y vueltas que ni te digo. Y decime paso a paso cuándo avanzó y cuándo retrocedió.
Si mirás a Teresa de Jesús lo que ella pide en su reforma del Carmelo es volver al espíritu ermitaño de la Orden. Y Entre los tiempos de los ermitaños y la reforma teresiana, ¿habían avanzado, retrocedido o qué?
Bueno. Hasta aquí llegó mi amor.
EliminarGracias por tu generosa respuesta, pero comprendo que estamos muy distantes.
Y si te soy franco, me asusta tu actitud.
Mirá hermanito, la Iglesia avanza, no tengas dudas. Ni te lo preguntés siquiera, sería tentación, sería duda de fe. Porque estamos hablando de la Iglesia, es decir, del Reino de Dios (no sólo la Iglesia terrenal, es importante que no te lo olvidés). ¿No te parece?
Con todo respeto, me parece que tenés que revisar tu concepto de doctrina católica y, sobre todo, de vida católica. ¿Importan algo para la vida del cristiano las cuestiones litúrgicas que vos desenpolvás?
Me sorprenden los ejemplos que das de cambios litúrgicos, menudencias, cosas como las que vos citás, como si fuera una cuestión de vida y muerte. ¿Importan realmente? ¿En serio te preocupa todo eso? ¿Tiene alguna importancia todo eso? A mi no me interesa nada de eso, por ser menudencias, accidentes, cáscara, que capaz que te está haciendo perder de vista lo importante. No sé.
Y le pido a Dios que nunca me interese "colar el mosquito"...
👍🏻
EliminarInteresante ha sido el extenso diálogo mantenido entre Mauro P.H., que es un conocido amigo de este blog, el enigmático "Paseador de perros" que nos honra otra vez con su presencia, y el anónimo del puntito.
EliminarSi me permiten agregar un pequeño bocadillo a la controversia, considero que debería partirse de algunas certezas.
Que la Iglesia avanza y no retrocede es una obviedad implícita en nuestra fe cristiana, con tal que se entienda, como se ha dicho en esta polémica, a la Iglesia entera, no solamente a la Iglesia peregrina en esta tierra, la cual progresa, por cierto, pero su progreso se nos oculta en el claroscuro del campo del trigo y del lolio, que no siempre puede ser separado, aunque efectivamente lo será, en la ciega, donde se verá claro el avance que la Iglesia ha tenido en la historia.
Téngase en cuenta también, para comprenderlo, la ayuda que nos aporta san Agustín de Hipona, en De Civitate Dei: ambas ciudades progresan, la Ciudad de Dios y la del demonio, la historia de la gracia y la historia del pecado o, como suele decirlo también la teología con indudable fundamento en la divina Revelación, el "mysterium salutis" y el "mysterium iniquitatis". Ambos son misterios (razonables, pero no demostrables) que están en indudable progreso histórico hasta su consumación en el Paraíso del Cielo, cuando se complete el número de los bienaventurados elegidos, y de los réprobos del infierno.
Un adagio escolástico establece que la vida está en el movimiento: vita in motu. Me divierte pensar que para los tradicionalistas la vida estaría más bien en el motu proprio: vita in motu proprio (Traditionis Custodes). Lo extraordinario es que los superiores de la Fraternidad de San Pedro hayan tenido tan fácil acceso al Papa Francisco, mientras que otras personas importantes como el superior general de la FSSPX haya visto rechazada su apelación. Creo que todavía existe mucho fundamentalismo en el Vaticano, escondido bajo los solideos, y debemos superar este clericalismo en el que el Papa Francisco se baña a su pesar. Desafortunadamente, las "reservas indígenas" de las que habla el autor de este artículo, podría estar ubicadas en la Curia romana.
ResponderEliminarParacelsomol,
Eliminarrealmente hay que tener los ojos vendados para no ver que el actual Papa siempre se ha bañado (y no en contra de su voluntad) en el clericalismo que pretende despreciar de palabra. Por otra parte, el pontífice felizmente reinante ha nutrido agradablemente esta confusión de gobierno y de doctrina sólo en virtud del poder clerical que se le ha conferido.
Somos demasiado buenos como católicos.
Estimado Paracelsomol,
Eliminarhasta donde me esposible comprender su comentario, debería puntualizarle lo siguiente:
1) Ya he señalado que, en mi opinión, el permiso concedido a la Fraternidad San Pedro implica una contradicción en los fundamentos teológicos y jurídicos de la carta pastoral Traditionis Custodes. En cierto modo, como lo he expresado, es un retorno al feudalismo. Pero respeto la decisión prudencial del Papa: sólo él conoce la situación integralmente, y él sabe mejor que nosotros cuáles son los motivos de su decisión, la cual, sin embargo, me parece contradictoria. Creo, sin embargo, que tal tipo de decisiones, en cuanto excepciones, son temporarias, transitorias, y de un plazo que quizas ya puede estar de hecho marcado. Considero que debe estar en la Sede Apostólica (más allá de este Papa) la voluntad de eliminar progresivamente este tipo de excepciones, si quiere implementarse plenamente el Concilio Vaticano II.
2) No conozco a qué se refiere usted respecto a que "otras personas importantes como el superior general de la FSSPX haya visto rechazada su apelación". Tal supuesta "apelación" de los lefebvrianos al Papa no me parece creíble que haya existido. De haber existido, tal hecho me parecería ridículo: hace cinco décadas que los lefebvrianos piensan, dicen y hacen lo que se les antoja, sintiéndose absolutamente libres e independientes de aquello que Roma permite o prohibe a los fieles católicos, y precisamente por eso los lefebvrianos no son católicos, sino cismáticos.
3) Respecto a su última afirmación, estoy de acuerdo con usted, en el caso que usted haya querido decir que el papa Francisco no sólo tiene atadas sus manos por los modernistas que ocupan importantes puestos en la Curia Romana, sino también (aunque en menor grado y medida) por fuerzas pasadistas, esas mismas fuerzas que antes, desde la desaparecida comisión Ecclesia Dei, tenían el poder de manipular la aplicación de Summorum pontificum, en tiempos del papa Benedicto XVI, y que eran, precisamente las que promovían las "reservas indígenas del anti-Concilio" de las que hablo en mi artículo.
Estimado Don Benja,
Eliminarel Papa de ninguna manera "ha nutrido agradablemente esta confusión de gobierno y de doctrina", como usted dice (quiero creer que usted lo dice sin saber lo que dice).
Es cierto que el Papa puede estar confundido y por ende producir confusión en su acción pastoral y de gobierno (¡Dios nos libre de ello todo lo posible!), pero el Papa no puede estar confundido en la doctrina y no puede conscientemente nutrir esa confusión doctrinal.
El Papa (cualquier Papa en la historia de la Iglesia, del pasado, del presente o del futuro), podrá tener todas las limitaciones y pecados en cuanto hombre, hijo también del Adán pecador, podrá pecar contra todas las virtudes, y vivir los vicios más abyectos (como desgraciadamente ha ocurrido en la historia del Sumo Pontificado), pero jamás puede pecar contra la virtud de la Fe: no puede equivocarse en el creer la Palabra de Cristo, ni puede equivocarse en el enseñar la Palabra de Cristo. Suponer lo contrario, significaría estar expresando la blasfemia de decir que Jesús nos ha mentido al asegurarnos que Pedro y sus sucesores habrían de confirmar siempre a la Iglesia en su fe, y que las puertas del infierno no prevalecerían contra la Fe de Pedro.
El problema es el racionalismo, ya sea conservador o progresista. Increíble ver a notables cristianos ferozmente adversos ponerse de acuerdo sobre lo que realmente los guía e impide, entre otras cosas, un renovado diálogo.
ResponderEliminarEstimado Anónimo,
Eliminarpuedo estar de acuerdo con usted en que tanto el conservadorismo como el progresismo pueden estar afectados de racionalismo. Pero haciendo la salvedad de que ese racionalismo sería una enfermedad, y no la propia naturaleza del conservadorismo o del progresismo, que son dos actitudes o tendencias que son necesarias en la Iglesia, la cual vive de la conservación de un depósito de la fe, que debe progresar en su explicitación y en su vivencia.
El problema es, por consiguiente, la extremización que se puede producir tanto en el fiel conservador como en el fiel progresista, por obra del racionalismo, del relativismo o del subjetivismo, que llevan a las ideologías, tanto ideologías pasadistas como ideologías modernistas, dos formas de gnosticismo, esa deformación del cristianismo que ha sido firmemente condenada por el papa Francisco en años recientes.
Creo que es importante decir que es el mismo Misal de San Pío V el que afirma su validez irrevocable y perpetua, bajo pena de excomunión.
ResponderEliminarEl motu proprio TC ignora este aspecto.
Además, el privilegio reservado a la Fraternidad de San Pedro debería haberse extendido a todos los institutos Ecclesia Dei, incluidos los Franciscanos de la Inmaculada.
Estimada Dulcinea mendocina,
Eliminarquiero creer que usted es lo mínimamente razonable como para advertir la contradicción en la que ha caído. Me explico:
Un Papa (cualquier Papa en la historia de la Iglesia) tiene el poder carismático de definir para siempre una verdad de Fe y declarar a una determinada formulación dogmática como verdadera e irrevocable explicitación de la divina revelación. Sin embargo, ningún Papa (ningún Papa en la historia de la Iglesia) puede declarar definitiva o irrevocable ninguna decisión suya en el campo pastoral o disciplinario o litúrgico.
Lo que le acabo de decir es indiscutible.
Por consiguiente, usted podrá comprender fácilmente, que si el papa san Pío V hubiera tenido el poder de afirmar, como usted dice, que "el Misal de San Pío V tiene validez irrevocable y perpetua, bajo pena de excomunión", entonces también el papa san Paulo VI hubiera tenido el poder de declarar que el Misal por él promulgado en 1969 "tiene validez irrevocable y perpetua, bajo pena de excomunión".
Pero el caso es que ni Pío V ni Paulo VI, ni Benedicto, ni Francisco, ni ningún Papa tienen tal poder en el campo pastoral o disciplinar (también disciplinar litúrgico) o de gobierno. Tanto el Misal de Pío V como el de Paulo VI son abrogables (en cuanto lex orandi eclesiástica). De hecho, y en tal sentido, el Misal de san Pío V ha sido abrogado, y el Misal de san Paulo VI, podría en el futuro ser abrogado (en ambos casos en cuanto lex orandi eclesiástica, no por supuesto en cuanto lex orandi divina).
Respecto al privilegio reservado a la Fraternidad de San Pedro, ha sido una medida pastoral o de gobierno del papa Francisco, sobre la cual podemos teóricamente disentir (aunque respetar y obedecer, por supuesto). Por tanto, ya sabe usted, por lo que he expresado en mi artículo, lo que pienso acerca de esa decisión del papa Francisco.
Estimado padre Filemón,
ResponderEliminarsin caer en ataques personales o en irónicas recriminaciones (que no tienen sentido y ciertamente no se ajustan a la gravedad del momento, ni al estilo respetuoso con el que usted siempre enfoca sus artículos, y hasta sus comentarios en el foro, a veces respondiendo a comentaristas que no actúan con el mismo respeto con que usted los trata), sólo quisiera señalar que su artículo es muy aceptable, pero a mi entender le falta un elemento fundamental: el coraje de decir que la causa de toda esta confusión se encuentra en un Papa que ya se ha vuelto claramente inadecuado, sobre todo en razón de un comportamiento esquizofrénico. Es comprensible que el enamorarse de un pontífice "verdadero hijo del Concilio Vaticano II" le haga callar por amor paternal y serenidad de espíritu. Sin embargo, esta actitud creo que no honra el razonamiento teológico del cual usted ha hablado repetidamente e invitado a todos. De esta manera termina en la misma actitud de los tan aborrecidos tradicionalistas. El dicho es muy cierto: similes cum similibus facillime congregantur.
¡Tenga usted la mejor de las Semanas Santas! (en esta circunstancia todos lo necesitamos).
Estimado M. Argerami,
Eliminarme complace su consenso acerca del estilo con el que trato de escuchar con respeto los comentarios de todos aquellos que en este foro tiene en cuenta las minímas normas de educación y de respeto en el trato para con los demás.
Sin embargo, no comparto su aseveración de que "la causa de toda esta confusión se encuentra en un Papa que ya se ha vuelto claramente inadecuado, sobre todo en razón de un comportamiento esquizofrénico".
Si usted ha venido leyendo con frecuencia mis artículos, entonces será muy consciente de que no soy papólatra, sino que estoy siempre atento a cuando el Papa Francisco actúa como Maestro de nuestra Fe (que es la mayoría de las veces) y cuando puede dejarse llevar por sus salidas espontáneas, sus externalizaciones, o sus improvisaciones casuales, en las que puede hablar simplemente el hombre (y son la extrema minoría de las veces).
También sabrá usted que mi actitud es siempre dar testimonio de mi consenso o de mi disenso, si caben, en todo aquello que se refiera al gobierno de la Iglesia, o a las directivas pastorales del Papa, ámbito de lo contingente y falible.
Pueden ciertas actitudes humanas del Papa, no siempre virtuosas, contribuir a la actual "confusión", como usted la llama, pero el Papa no es ni la única causa, ni la causa más importante que lleva a esta situación, sino que los dos factores que son causas primordiales de la actual situación son los que producen la actual confrontación entre el extremo modernismo y el extremo pasadismo, dos factores que no son sino dos modos de realizarse hoy frente a la Iglesia el furioso ataque de los elementos anti-cristianos de siempre: el mundo, el demonio y la carne.
En segundo lugar, no se equivoque: no sólo el papa Francisco es "hijo del Concilio Vaticano II", sino que todos los fieles de la actualidad somos hijos del Concilio de nuestro tiempo, y debemos tratar de ser verdaderos hijos del Concilio Vaticano II, conocerlo cada vez más plenamente, para implementarlo cada vez más plenamente, porque precisamente en las doctrinas del Concilio Vaticano II, auténticamente interpretadas (no como lo hacen el modernismo y el pasadismo), en esas doctrinas está precisamente el remedio para la actual crisis de la Iglesia.
Tenga también usted la mejor de las Semanas Santas.
Hermano Filemón de la Trinidad:
ResponderEliminarMe permito indicar un dato concreto, que parece pequeño, pero en realidad no es así. Rezar el antiguo Breviario es un punto de especial preocupación por la dimensión “privada” de este permiso concedido a la Fraternidad de San Pedro. Hay numerosos temas de desprecio por el pueblo judío incrustados en los textos de 1962 para la Semana Santa. En una época de creciente antisemitismo, proporcionar un manto de legitimidad para tales actitudes en la liturgia no me parece que sea una actitud inofensiva. Esta es una de las razones (quizás no la menos importante, entre muchas otras) por las que el sentido común parece indicar que esta clase de permisos a grupos o fraternidades particulares es algo que debe ser transitorio y que debería eliminarse en un futuro no tan lejano. Porque de lo contrario, esoy de acuerdo con el autor: se estaría creando "reservas indígenes del anti-Concilio".
Querido Berengario,
Eliminarcomparto tu convicción de que tales clases de excepciones, como la concedida a la Fraternidad San Pedro, deberían ser transitorias, suponiendo que hayan sido motivadas por razones pastoralmente válidas, y quiero creer que sea así en el ánimo del papa Francisco. Pero que, en definitiva, este tipo de excepciones feudalistas deberían con el tiempo ir desapareciendo, porque a mi entender son causa de tensión y arriesgan mayores lesiones a la unidad del tejido eclesial.
Respecto al otro tema que mencionas, el referente a las menciones de los judíos en textos litúrgicos, efectivamente, es un tema que, si mal no recuerdo, hemos conversado alguna vez. Pero ahora me gustaría que me refrescaras la memoria acerca de esos que tú llamas "numerosos temas de desprecio por el pueblo judío incrustados en los textos de 1962 para la Semana Santa", y en el Breviario antiguo.
Puedo yo quizás también contar con algunos viejos apuntes míos redactados sobre el tema.
Si lo que me puedes aportar fuera demasiado extenso para el espacio de este foro, pásamelo por email, por favor.
Estimado padre Filemón, como seguramente sabrá, las asociaciones e institutos llamados "Ecclesia Dei" tienen estatutos aprobados por la Santa Sede que prevén el uso exclusivo de la liturgia antigua. Parecería extraño que el Romano Pontífice no respete los pactos, de lo contrario, ¿quién confiaría ya en adelante en la Iglesia? ¿O me equivoco? Pacta sunt servanda.
ResponderEliminarEstimado Silvio,
Eliminarel principio "pacta sunt servanda" es válido mientras los pactos estén en pie.
Cuando se modifican los pactos, se deben observar los nuevos pactos.
Y la novedad de la carta apostólica Traditionis custodes modifica y supera los acuerdos o pactos anteriores.
Nadie tiene una relación privada (habría que decir "privadista" si se me permitiera el neologismo) con las formas rituales. Es precisamente esa mentalidad distorsionada la que alimenta los equívocos. Los ritos no son privilegios que el Papa puede conceder a alguien. Eso no es cristianismo, sino feudalismo.
Sin embargo, los pactos o acuerdos son (al menos) bilaterales, y por tanto su modificación requiere el consentimiento de todas las partes que los han estipulado...
EliminarA menos que se crea que cualquier pacto puede ser modificado unilateralmente, pero entonces, en este punto, hay que sacar todas las consecuencias...
Estimado Fabián,
Eliminarpero, ¿cómo se hace para aplicar la teoría contractual a la tradición litúrgica? Parece que se debe estar profundamente distraídos para pretender hacerlo. Una cosa es afirmar una idea, y otra cosa distinta es encontrar los argumentos adecuados. Aquí me parece que estamos en alta mar.
Estimado Padre, no estoy de acuerdo, porque detrás de esos pactos hay decisiones difíciles de sufrimiento y de fidelidad, que una organización seria debe garantizar para no perder totalmente su credibilidad.
ResponderEliminarEstimado Silvio,
Eliminarcomprendo lo que me quiere decir.
Sin embargo, usted debe comprender que las decisiones difíciles no pueden ser ambiguas.
La Iglesia nos hace hoy comprender (al igual que ayer y siempre), en su Magisterio y en sus directivas disciplinares litúrgicas, que los dos ritos a los que aquí estamos haciendo referencia (el llamado vetus ordo y el llamado novus ordo) no son más que el mismo rito romano, pero uno en una forma superada (ya no vigente) y el otro en una forma actual (hoy en vigor).
Por consiguiente, los equívocos que permiten todavía usar el rito que ya no está vigente, que usa un lenguaje y una imaginería que incluso pueden resultar escandalosamente inapropiados para una expresión de la fe que sea comprensible al hombre de hoy, exigen una solución diferente.
Por eso invocar los "pactos" me parece que, en definitiva, es esconder la cabeza en la arena.
Estimado padre Filemón,
Eliminartengo una idea diferente de la Iglesia. Mi Iglesia está abierta a la diversidad, incluso litúrgica, y a las peculiaridades; y en mi opinión esta es la verdadera Iglesia conciliar, con una visión horizontal más que jerárquica y granítica.
Además, cada organización cuida mucho su propia Tradición y cultura, al contrario de la Iglesia, que a pesar de sus 2000 años de historia, parece estar tirando todo a la basura ¿o no?
Estimado Silvio,
Eliminarrazone usted con mayor serenidad, por favor.
¿Por qué motivo usted se deja llevar por el pensamiento de que es solamente usted quien custodia la tradición? Y algo aún más importante: ¿por qué motivo vamos a tener cada uno de nosotros, simples fieles cristianos, la arrogante pretensión de que somos precisamente cada uno de nosotros los que custodiamos la tradición mejor que lo que la custodia precisamente Pedro, que hoy se llama Francisco, que es precisamente aquel a quien el Espíritu del Señor ha constituído supremo custodio de la tradición, "vice" de Jesucristo en la tierra, su vicario, y visible principio de unidad para todos los cristianos?...
¡Y esas exageraciones en su comentario!
¿Nunca ha leído usted con qué cuidado introducen las "distinciones" los buenos teólogos, antiguos, medioevales, escolásticos y modernos? ¿Ha oído alguna vez distinguir entre tradición viva y tradición muerta, entre tradición sana y tradición enferma? ¿Oyó hablar alguna vez de la distinción entre Tradición y tradiciones? ¿Cómo es posible ser tan ingenuo como para pensar que para ser católicos tengamos que mantener ritos humanos que, por ejemplo, maldicen al enemigo o no significan ya nada para los hombres de nuestro tiempo, o se les han vuelto ininteligibles, o no responden a las condiciones del mundo actual, sino que responden a una condición de cristiandad que ya ha desaparecido?
Quiero creer que usted no advierte ni es plenamente consciente de la monstruosidad que implican algunas de sus expresiones. Bastaría con que usted advirtiera la monstruosidad de tanta ingenuidad combinada con tanta presunción, para darse cuenta de que jamás puede decir lo que está diciendo.