domingo, 20 de septiembre de 2020

El concepto modernista de la Fe según la encíclica "Pascendi" del papa san Pío X y el actual concepto modernista de la Fe (1/3)

Anunciada la próxima carta encíclica Fratelli tutti que firmará el papa Francisco el 3 de octubre, en la memoria de San Francisco de Asís, repasé estos días mis apuntes sobre sus dos primeras encíclicas, particularmente la primera de ellas, Lumen fidei, del 29 de junio de 2013.

----------Aquella, su temprana encíclica sobre la Fe, en gran medida escrita sobre la base de los textos preparados por su predecesor, Benedicto XVI, representaba hace siete años una poderosa y más que oportuna invitación a reconocer el valor de verdad en la virtud de la Fe y, por lo tanto, una implícita condena de aquellas concepciones de la fe que la deforman, difuminan y licuan, quitándole su aspecto intelectual o doctrinal que, al contrario de lo que esas nuevas concepciones enseñan, es una de sus características constitutivas, sin que por ello se dejen de tener en cuenta sus aspectos voluntaristas, relacionales, afectivos y de orientación a la práctica, que precisamente hacen que la virtud teologal de la Fe sea efectivamente eficaz en orden a alcanzar la salvación. Este reclamo al valor intelectual de la Fe, hecho por el Papa hace siete años, permanece hoy más que nunca vigente, y esto me invita a reflexionar sobre este tema, con unas breves líneas en mi nota de hoy, que espero continuar en los próximos días.
----------Ante todo, invito a los lectores a volver a leer aquella primera encíclica del papa Francisco, pues su actualidad es innegable, ya que nos ofrece recursos provenientes del supremo Magisterio de la Iglesia para poner en evidencia y refutar un falso concepto de Fe que lamentablemente se ha venido arraigando desde hace ya muchos años en vastos ambientes católicos, y que más allá de ciertos aspectos válidos, constituye un grave peligro en el camino de la salvación, dado que la Fe es ese saber (ese conocimiento, conjunto de verdades) sobre Dios y sobre su Divina Voluntad, revelado por Nuestro Señor Jesucristo, que nos es absolutamente necesario, pues precisamente nos hace conocer el camino de la salvación.
----------Es conveniente enmarcar esta reflexión nuestra sobre la Fe en el contexto de ese retorno del modernismo que ha sido señalado y denunciado desde hace décadas por tantos atentos observadores de la vida de la Iglesia y de las cuestiones doctrinales, observadores fieles al Magisterio de la Iglesia. Al respecto, en el neo-modernismo (reconocido y combatido también en los tiempos del venerable papa Pío XII) y que se ha extendido hasta el actual neo-modernismo de perfil sobre todo rahneriano, no podía faltar, aunque con algunas variaciones, el retorno del concepto modernista de la Fe, que ya había sido condenado por la famosa encíclica Pascendi Dominici Gregis, del papa san Pío X [1903-1914], contra las doctrinas modernistas.
----------En la Pascendi (que invito a mis estimados lectores a releer y tener siempre en cuenta), la Fe según el sentido que le daban los modernistas, era descripta por san Pío X como "sentimiento" subjetivo de lo divino, que, por lo tanto, no podía sino variar de individuo a individuo. Además, se la describe como sentimiento que, emergiendo del "subconsciente" entendido como raíz o fondo del espíritu humano, precede a la conciencia y por lo tanto a la conceptualidad. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta conceptualidad no es excluida en el modo modernista de entender la Fe, sino que es considerada sólo como un "pensamiento" que se esfuerza por representar de algún modo conceptualmente -y esto sería el "dogma"- el contenido a-temático del sentimiento originario de lo divino. Ahora bien, nosotros sabemos que, a partir de una filosofía realista del conocimiento (y una gnoseología realista), es sólo en el concepto que la mente humana capta lo verdadero. Por consiguiente, vemos cómo la negación o falsificación del concepto lleva necesariamente consigo la negación o falsificación del valor de verdad de la fe.
----------Como bien señalaba el papa Sarto en 1907, esta concepción modernista de la Fe presupone una gnoseología según la cual el intelecto, sumergido y cubierto en y por los sentidos y la emotividad, no sería capaz de ir más allá de los "fenómenos", por lo cual la conceptualización estaría limitada a la representación de estos fenómenos, conceptualización que sería, además, cambiante, como cambiantes son los fenómenos.
----------Por consiguiente, en esta concepción modernista de la Fe se dan dos graves errores, que después también venimos a encontrar en el modernismo actual: 1°) el primer error es la confusión entre el aspecto intelectual y el aspecto afectivo de la Fe y, por tanto, la falta de distinción entre Fe y Caridad; y 2°) el segundo error es la confusión entre Fe y visión beatífica, a causa de una concepción de la Fe como contacto inmediato con Dios, inmediatez que, sin embargo, es posible sólo en la visión beatífica.
----------Al respecto, en estos dos errores del modernismo de los tiempos de san Pío X, que comparte también el modernismo actual, se pone de manifiesto la omisión del hecho de que en la Fe la voluntad juega o interviene en el causar el acto de fe y no en el mismo acto de la Fe, que por el contrario es un acto del saber, es decir, del intelecto, acto de percepción de la verdad, aunque ciertamente no se trata de un saber demostrativo, aún cuando es cierto que la fe salvífica desemboca en las obras de la caridad, la así llamada fe "viva" o "informada" por la caridad. Por lo demás, san Pablo recuerda que la fe es un conocimiento mediado precisamente por el concepto dogmático, es un conocimiento "enigmático", como él dice, mientras que sólo en el cielo veremos a Dios "cara a cara". "Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido" (1 Cor 13,12).
----------En cuanto al primer error, la reducción de la Fe a Caridad (tal cual confunde el modernismo las dos virtudes) difumina la mirada de la Fe y no permite distinguir en la Fe lo que es verdadero de lo que es falso, es decir, no permite distinguir lo que es el dogma de lo que es la herejía. Al mismo tiempo, el modernismo falsifica la misma virtud de la Caridad, la cual es verdadera solamente si está apoyada y fundada sobre la verdad de Fe. Si, por lo tanto, se presenta la Fe con las notas de la Caridad (por ejemplo, como praxis, como amor, como "encuentro", etc.), entonces ya no se entiende la advertencia del apóstol Santiago (Sant 2,14-19) que nos dice que la fe no basta sin las obras: porque si la misma fe (según los modernistas) es ya "obra", ¿qué más se necesita? Y, por lo tanto, aquí llegamos precisamente al concepto luterano de la sola fides.
----------En cuanto al segundo error modernista, la confusión de la Fe con la visión beatífica, tiene en su raíz la visión de la Fe como experiencia directa de Dios, que es una visión enteramente falsa, porque da la ilusión de poder establecer ya ahora, en el presente, una relación directa con Dios, por la cual nosotros podemos superar, rechazar o invalidar la mediación eclesial, como le sucedió a Lutero. Pero sobre este tema me detendré con más detalles, Dios mediante, en una próxima nota.

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