El misterio de la transustanciación nos dice que, cuando hacemos la Comunión Eucarística sacramental, ciertamente comemos físicamente las especies del pan, pero no comemos pan: comemos la carne de Cristo; no bebemos vino, sino la sangre de Cristo. Hay, por tanto, un comer y un beber espirituales (la Comunión Eucarística espiritual) que van más allá del comer y beber físicos, y que representan, producen y aumentan, si estamos bien dispuestos, nuestra incorporación a Cristo, nuestro ser Iglesia y pertenecer a la Iglesia, nuestro estar en Cristo y con Cristo, partícipes de su misma vida divina, de modo que podamos decir con san Pablo: "ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí". [En la imagen: fragmento de "Iglesia de Cayma", óleo sobre lienzo, 2009, obra de Arturo De Riglos, representando un conocido templo en Cayma, Arequipa, Perú].
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
jueves, 3 de julio de 2025
miércoles, 2 de julio de 2025
Mirada cristiana a las prospectivas de pandemia y guerra mundial
Frente a las previsiones más o menos ciertas de catástrofes humanas y naturales para los próximos años o décadas, incluso con el peligro latente de una guerra nuclear planetaria que conduciría prácticamente a la extinción de la vida humana en la tierra, ¿cuál debe ser la mirada que brota de nuestra fe cristiana? ¿Hemos aprendido o no de lo sucedido en la reciente pandemia del Covid-19? ¿Acaso volveremos a repetir los mismos errores de hace un lustro atrás? [En la imagen: fragmento de "Pasarse de la raya", óleo sobre lienzo, obra de Alfred Bastien, conservado y expuesto por el Canadian War Museum, Ottawa, Canadá].
martes, 1 de julio de 2025
La lucha contra el tentador (5/7)
La gracia de Jesús crucificado nos da una fuerza sobrenatural, precisamente porque las fuerzas hostiles contra las cuales es necesario combatir y de las cuales debemos salvarnos son de por sí superiores a nuestras capacidades naturales de defensa y de ataque. Y tales fuerzas hostiles son precisamente las del demonio. [En la imagen: fragmento de "Las tentaciones de San Antonio Abad", óleo sobre tabla de madera, 1515, obra de Joachim Patinier y Quentin Metsys, conservada en el Museo Nacional del Prado, Madrid, España].