viernes, 2 de mayo de 2025

Concepciones erróneas del infierno: Rahner (2/4)

Concluiremos hoy con la exposición de las premisas que nos muestran algunos presupuestos teoréticos rahnerianos, los cuales nos dan las razones de fondo que explican de algún modo su negación de la existencia de los condenados, con lo cual podremos pasar luego a la exposición de su pensamiento sobre el infierno. [En la imagen: fragmento -mitad inferior- de "Infierno", óleo sobre tabla, obra de Peeter Huys, 1570, conservado y expuesto en el Museo Nacional del Prado, Madrid, España].

El pecado
   
----------La noción rahneriana del pecado es confusa y contradictoria. Rahner trata de la noción del pecado en numerosas ocasiones, pero sin una precisa coherencia. A veces el pecado aparece como una cosa inevitable; a veces como cosa natural; a veces habla del pecado como de una cosa que se destruye de por sí; a veces en cambio como algo irrelevante, privado de importancia, dado que la gracia y la misericordia de Dios lo han derrotado. En definitiva, es ésta segunda visión la que prevalece, con lo que se explica el optimismo que conduce a Rahner a sostener la salvación universal.
----------También en este teólogo alemán, como en Balthasar, está presente el influjo hegeliano, que conduce a dramatizar la misma esencia de Dios. Sin embargo en Rahner la parte del pecado en la historia sagrada no es tan impresionante como en Von Balthasar. En algún lugar Rahner parece aludir a una responsabilidad divina en el origen del mal, pero no llega, como Von Balthasar, a ver la presencia del pecado en la misma obra redentora y en el mismo misterio trinitario. Rahner niega puramente y simplemente la existencia del infierno. Mientras que Von Balthasar, como hemos visto, parece poner al infierno sorprendentemente también en Dios, por lo cual luego vendría a ser dialécticamente anulado.
----------El hombre no es salvado con la liberación de una perdición consecuente al pecado original, sino simplemente de una vida terrena insensata, frágil, pecaminosa y frustrada.
----------Al respecto del pecado original, vale aclarar antes de seguir adelante, que, concibiendo la gracia como un apriori antropológico, Rahner se encuentra claramente en dificultades para explicar la naturaleza de la culpa originaria. Sin embargo, esto no le impide imaginar la corrupción de la naturaleza también de una manera exagerada (relativismo conceptual y desprecio por el libre albedrío).
----------En Rahner falta la doctrina católica del pecado original como transmisión por vía de generación de la culpa, y por tanto de la pena, que dan inicio en la pareja edénica, sino que, según él, el relato del pecado original es simplemente la explicación "etiológica", producida algunos siglos antes de Cristo, de la situación de sufrimiento y de pecado propia de la vida presente, retrodatada en un lejanísimo tiempo mítico, del cual nadie ha podido ofrecernos un "reportaje".
----------Para Rahner el relato del pecado original es una simple imagen mitológica del mal existente en el mundo. El hombre rahneriano, por tanto, no es concebido en el pecado, sino en gracia, como la Santísima Virgen María. De hecho la gracia, como hemos visto, es un "apriori", es estructural a la naturaleza ("existencial sobrenatural"); la naturaleza no está nunca sin la gracia.
----------Ciertamente, existe en la vida el problema del pecado y cuando Rahner habla del pecado dice también muchas cosas correctas e importantes, mostrando sensibilidad e indignación por la corrupción moral, por situaciones históricas injustas, con prudencia pastoral, tensión espiritual y rigor moral. Pero es en los fundamentos que él está gravemente carente, y está de hecho en contraste con la doctrina católica del pecado, de sus orígenes y de sus remedios.
----------Aunque Rahner hable mucho de la Redención obrada por nuestro Señor Jesucristo, sin embargo, similarmente a Schillebeeckx, no la ve como sacrificio expiatorio, no pone en luz la satisfacción vicaria de Cristo ni la función reparadora de la cruz, sino que se detiene con tono trágico en la interpretación protestante y hegeliana, las cuales como ya hemos visto en Von Balthasar, acentúan de modo exagerado e irreverente un supuesto contraste entre Padre e Hijo en el momento de la cruz.
----------Al contrario de Schillebeeckx que, ligado a una visión naturalista, deja de lado con horror el momento de la muerte de Cristo del plan y de la obra de la salvación, en Rahner, influenciado por la dialéctica hegeliana, el momento de la muerte como "autoalienación de Dios" salta de tal manera al primer plano para aparecer casi como fin en sí mismo y, por tanto, no como condición para una subsecuente resurrección, sino unido a la misma resurrección en una especie de "coincidentia oppositorum" que recuerda a Nicolás de Cusa. Viene a la mente el lema masónico "Kein Leben ohne Tode, kein Tode ohne Leben". No la vida que suprime la muerte, sino muerte y vida que se suprimen entre sí.
----------Para Rahner, "el hombre en el estado actual está tan corrompido, que no puede distinguir el aspecto pecaminoso del mundo del estado de pura creación que a él subyace" (Nuevos Ensayos, vol. II, op.cit., p.536).
----------"El hombre se experimenta como el sujeto que nunca sabe con exactitud cómo ha entendido y manipulado por su propia libertad las ojetivaciones condicionadas por la culpa en el espacio de su libertad, que nunca sabe con exactitud si las ha convertido en aparición de su propia decisión originaria culpable o en sufrimiento crucificador para la superación de la culpa" (Curso Fundamental, op.cit., p.166).
----------En suma, el hombre -así podríamos concluir- no sabe nunca con exactitud si tiene o no tiene pecado; por eso debe siempre creer que está en gracia y estar perdonado por Dios.
----------En otras ocasiones Rahner llega a decir, haciéndose eco de Lutero, que el hombre en cualquier caso peca siempre en todo aquello que hace:
----------"Según la doctrina del cristianismo [...], hasta la acción más ideal y moral de la libertad de un hombre entra trágicamente en lo concreto de su aparición, la cual -por estar co-determinada por la culpa- es también la aparición de lo contrario de la decisión moral" (ibid., p.139).
----------Más allá de esto, él parece insinuar, rozando la blasfemia, que Dios mismo esté en el origen del pecado: "Dios es siempre responsable de haber permitido que en el mundo se introdujera el pecado libre, porque hubiera podido evitarlo aún dejando subsistir la libertad" (Nuevos Ensayos, vol. III, op.cit., p.295).
----------Pero he aquí, por así decir, el giro de la escena: en definitiva, el problema del pecado no es un gran problema, ya que el pecado se anula por sí sólo:
----------"El no de la libertad frente a Dios, [...] puesto que está llevado por un sí trascendentalmente necesario a Dios en la trascendencia [...] el no [...] es siempre lo fracasado, lo que no ha llegado a feliz término, lo que ha quedado atascado, lo que se niega a sí mismo y se suprime a sí mismo. [...] También la posibilidad trascendental del no de la libertad vive de dicho sí necesario; [...] Pero esto no implica una imposibilidad real [...] pues al mismo tiempo este 'no' vive de un sí dicho a Dios" (Curso Fundamental, op.cit., p.131).
----------Por ejemplo, según Rahner, también el ateo se salva; en efecto, él es un "cristiano anónimo", el cual, si bien temáticamente y explícitamente niega a Dios, sin embargo, en su preconsciente "trascendental y atemático", sostenido por la gracia, implícitamente lo afirma.
----------Más allá de percibirse en estas expresiones rahnerianas un barniz de tipo freudiano (el "preconsciente", ya conocido por los modernistas), parecería que aquí nos encontramos más profundamente frente a algo como la dialéctica hegeliana, en la cual lo negativo se niega a sí mismo para reconstituir lo positivo. Excepto que, sin embargo, en Hegel también lo positivo se niega a sí mismo para constituir lo negativo. Y este mecanismo según Hegel es necesario a fin de que no se detenga la rueda del devenir.
----------Rahner, en cambio, no obstante su morbosa exaltación de la muerte como momento supremo y definitivo de la libertad, no llega a este punto, y muestra aquí anteponer el ser al devenir y, como he dicho, recuerda ante todo (aunque quiera tomar de ello las distancias) la escatología monista origenista de la reconciliación universal que implica la ausencia de toda oposición a Dios y, por tanto, la ausencia del infierno. Sin embargo, no estamos tan seguros que, como en Hegel, no cese toda oposición en Dios.
----------Entonces aquí paradojalmente se podría decir que es más cristiano Hegel que Rahner, dado que el primero no elimina la oposición a Dios, aún cuando su inmanentismo que recuerda la filosofía de Böhme lo lleva -si bien habla de "reconciliación"- a plantear la oposición a Dios en lo interno de Dios mismo, en lugar de, como en la concepción bíblica, fuera de Dios (precisamente el infierno). El Dios de Hegel tiene el infierno en sí mismo, con el pretexto de que Satanás es creado por Dios.
----------Recordemos, de paso, que la "reconciliación" hegeliana es dialéctica, por lo cual para plantearse tiene siempre necesidad de su antítesis. Es verdad que también en la concepción católica el infierno como oposición a Dios permanece para siempre, pero él no es interno a la vida eterna de Dios y de los bienaventurados. Por otra parte, la oposición del infierno a Dios representa la actuación de la justicia divina y por tanto no es incompatible con una armonía de fondo de todo lo creado. Todo lo creado está sometido a la misma providencia, la cual toma cuidado tanto del paraíso del cielo como del infierno, como dice Jesus del Padre, el cual hace llover tanto sobre buenos como sobre malos. En el cristianismo dialéctico hegeliano, Cristo es "sí" y "no". En cambio, como dice Pablo, en el verdadero Cristo existe sólo el "sí".
----------Sin embargo, de nuevo, la instancia hegeliana de una relación entre Dios y su opuesto es en sí válida, no obstante él la resuelva mal. Tenemos entonces aquí la cuestión de cómo concebir hoy el infierno, rechazando el Dios blando y bonachón de los buenistas, privado de la severidad de la justicia, pero también abandonando una ya insoportable visión dualista Dios-infierno, que he llamado "terribilista" y que conduce a un Schillebeeckx a ver como absurda la coexistencia de cielo e infierno.
----------En efecto, una cierta concepción del pasado, como volveremos a ver, exageraba la separación del infierno respecto a Dios, subrayando demasiado la gravedad de la pena y olvidando, como ya observaba santo Tomás de Aquino, que la providencia y la misericordia de Dios llegan en cierto modo también al infierno. No se trata por tanto de negar la existencia del infierno, sino de concebirlo en una luz más evangélica, según la inspiración del Concilio Vaticano II, el cual, como sabemos, pone en mayor destaque la providencia y la misericordia de Dios en su relación con el mundo y el universo y, en consecuencia, en su relación con el infierno.
----------Aunque Pablo nos dice que no hay relación entre Cristo y Beliar, esto se refiere a la oposición entre la voluntad de Cristo que quiere salvar al hombre y la voluntad de Beliar que quiere perderlo. Pero al mismo tiempo no se debe olvidar que Cristo en cuanto Dios es el creador de Satanás, por lo cual lo mantiene en existencia y lo tiene sometido a su providencia para el castigo de los impíos y para probar la paciencia de los santos.
----------Después de estas premisas, que nos muestran algunos presupuestos teoréticos rahnerianos, los cuales nos dan las razones de fondo que explican de algún modo su negación de la existencia de los condenados, podemos pasar a la exposición de su pensamiento sobre el infierno. Pero antes de ello será bueno recordar brevemente la doctrina católica sobre la virtud de la esperanza teologal, porque la negación rahneriana se configura exactamente como esperanza de que todos se salvan. Entonces nos preguntamos: el concepto católico de esperanza ¿autoriza a esperar en tal sentido?

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