En definitiva a Rahner le importa poco si existe o no existe libertad a nivel categorial, o si se sabe o no se sabe con certeza si se es de hecho bueno o malo, o si la norma es ésta o es aquella, ya que según Rahner el sujeto humano sabe que es perfectamente libre, correcto y justo a nivel trascendental. A nosotros, por el contrario, nos importa, ya sea porque no creemos en el "trascendental" rahneriano, o ya sea porque es falso lo que Rahner dice respecto a lo categorial, el cual, en cambio, es el único plano en el cual vive la libertad ("libertas est in ratione constituta" dice santo Tomás de Aquino). [En la imagen: fragmento de la representación de un Ángel con las virtudes de la temperancia y la humildad contra un Demonio con los pecados de ira y odio, en un fresco de 1717, ubicado en la Iglesia de San Nicolás, Cukovets, Bulgaria].
No sirve de nada el recurso a una supuesta "experiencia trascendental"
----------Sigamos con los textos rahnerianos en torno al libre albedrío: "La libertad, por su naturaleza, no es adecuadamente racionalizable [...]. No es simple ejecución de lo que es racionalmente legitimado, más bien pone de manera creativa las metas que no pueden ser legitimadas por una racionalidad simplemente funcional, porque ésta puede poner sólo modelos hipotéticos de acción [...]. La racionalidad, en efecto mira y atiende en primer lugar a la eficiencia de los medios y no a la constitución creativa de los propósitos y de su justificación" (Teología de la experiencia del Espíritu, op.cit., p.109).
----------Es necesario, en cambio, recordar este dicho del Aquinate: Libertas est in ratione constituta. ¡Qué lejos que estamos de la sabiduría de santo Tomás! ¿Por qué la razón práctica debería establecer sólo los medios y no los fines? Rahner se olvida que es precisamente la razón práctica la que establece las normas fundamentales de la ética natural, después que la razón especulativa ha demostrado la existencia de Dios y que Él es el fin último natural de la vida humana, fin del cual, como de creador del hombre, también por medio de la razón práctica se recaba el conocimiento de las normas del actuar.
----------Pero indudablemente, si Rahner ha preferido para un semejante argumento detenerse más sobre textos de Kant y de Heidegger que en los de santo Tomás de Aquino, se comprende que no se haya ido más allá de la razón "funcional"; sin embargo, que no se nos venga a decir que la razón humana no va más allá de aquello que pueden proyectar un ingeniero o un banco o una empresa farmacéutica, con todos los méritos que tienen estas indispensables profesiones humanas. Recordemos que para Kant y Heidegger la razón práctica no es capaz de relacionarse con Dios, por lo cual, para ellos, Dios no puede aparecer como supremo bien de la razón y, por consecuencia como legislador de la razón.
----------Pero la incerteza acerca de la existencia de la libertad en el plano categorial y por tanto acerca del valor de las decisiones morales categoriales, aumenta en Rahner, porque él no llega a distinguir qué es lo que en nuestro actuar depende del querer, o sea de la voluntad, y qué es lo que en cambio depende de mecanismos o determinismos físicos o psicológicos. Parece resentirse de la concepción kantiana según la cual la libertad existe en el plano del noumeno y no en el del fenómeno.
----------La cuestión de la libertad -habíamos visto- no concierne para Rahner a la "psicología empírica", sino sólo a la experiencia trascendental. Ahora bien, parece que también el libre albedrío, que evidentemente se expresa en los hechos externos, sea invadido por esta visión determinista. La concepción rahneriana de la libertad parece por tanto cubrir, como ya hemos visto anteriormente, dos términos infinitamente distantes: libertad divina autocreadora a nivel del espíritu, determinismo del mundo animal a nivel del cuerpo. Por una parte Fichte, por la otra Freud. Veamos los pasajes que documentan cuanto digo.
----------"No sabemos con absoluta seguridad si, en el caso de esta singular acción, no estamos co-determinados por causas que a nosotros nos son desconocidas, que hacen de tal acción una acción no libre sin poder ser para nosotros descubiertas mediante la reflexión concomitante o subsecuente. Durante los momentos de vigilia de nuestra vida debemos querernos como sujetos libres, presuponernos como sujetos responsables, pero cuando estos momentos se verifican, no tenemos precisamente ninguna certeza pura y simple de que ellos hayan surgido de nuestra libre subjetividad y no de aquellas dimensiones de nuestro ser, que nos son impuestas como nuestro destino impuesto por los otros" (El mal, op. cit., pp. 228-229).
----------Objeto diciendo que para saber si un acto nuestro ha sido voluntario, o sea libre, sobre todo a los fines de nuestra vida moral, no hay ninguna necesidad de conocer los principios fisiológicos e inconscientes, cosa ésta evidentemente imposible o dificilísima. Es normalmente suficiente recordar cómo han ido las cosas: todos nosotros hacemos espontáneamente la experiencia de lo voluntario o de lo querido, también sí, sobre todo en los actos donde existe un factor psicoemotivo, como en el campo de las pasiones, indudablemente no es siempre fácil establecer el grado de responsabilidad y la medida con la cual la fuerza de la pasión ha disminuido a la de nuestra voluntad contraria. Pero todos nosotros, ya desde la edad de la razón, sabemos distinguir, al menos en línea de principio, en modo más o menos perfecto, aquello que hemos querido hacer libremente de aquello que hemos hecho o por fuerza o bajo el impulso de una pasión o incluso de manera inconsciente. Claro que, sin embargo, sin duda aquí juega también la diversidad de las conciencias, porque todos sabemos que existen por ejemplo las conciencias escrupulosas y existen también las conciencias laxas.
----------Rahner, en cambio, considera que "esta historia, hecha de necesidad y de libertad no se deja en el fondo desentrañar" (El mal, op. cit., p.229). Y en otro texto dice: "No existe ninguna objetivación de la cual se pueda decir con matemática seguridad si, en su concretez, haya surgido únicamente de la libertad y no en cambio de la naturalidad. Siendo un elemento creatural mediado, en su objetivación esta libertad deviene invariablemente ambigua en el verdadero sentido de la palabra, transformándose así en un misterio que debe entregarse a Dios como tal" (Nuevos ensayos, vol. I, op. cit., p.325).
----------"En el hombre no existe ninguna clara distinción entre aquello que él es por su libertad y aquello que es por determinación debida a la forma proveniente desde afuera" (Ensayos de espiritualidad, op. cit., pp. 324-325).
----------De tal modo "el estado fáctico de la libertad es inaccesible en sí mismo a una reflexión absoluta. a un examen de conciencia que quisiera entenderse como un enunciado definitivo absolutamente seguro. El hombre nunca sabe con seguridad absoluta si lo objetivamente culpable de su acción, que él quizá puede constatar de manera inequívoca, es la objetivación de la auténtica y originaria decisión de la libertad en el no contra Dios, [...] pero puede de todo punto ser un sí a Dios" (Curso fundamental sobre la fe, op. cit., p.133).
----------Y en otro de sus textos expresa Rahner: "Una justificación absoluta y perfectamente refleja del valor moral concreto de una determinada decisión no es posible, y por tanto es inútil esforzarse por buscarla. Es una virtud cristiana la que nos ayuda a conservar la necesidad delante de la duda que proyecta una sombra sobre el valor moral de toda decisión" (Nuevos ensayos, vol. 2, op. cit., p.528).
----------"La actitud cristiana frente a Dios prohíbe pretender saber con claridad y reflejamente, cómo uno se encuentra realmente ante Él; ello permite sólo soportar la incerteza de la reflexión sobre la propia íntima situación, y en ese movimiento irreflexivo de la razón práctica [...] y en la esperanza hacia ese futuro, que es la misericordia de Dios" (Nuevos ensayos, vol. V, op. cit., p.198).
----------Ahora bien, llegados a este punto de nuestra reflexión, hago la observación de que si todo esto es cierto, nos podríamos preguntar entonces si es verdaderamente posible la práctica del sacramento de la Penitencia -tema que fue también objeto de fuerte interés del joven Rahner. A esto se lo deduce fácilmente de la lectura de las siguientes palabras de Rahner: "Hubo un tiempo en que nos sentíamos culpables de actos singulares y determinados, que podían ser indicados sin dificultad, y nos acusábamos de ellos; hoy el hombre, aunque no se trate de delitos enormes, llega con facilidad (y muy a menudo a primera vista en absoluto nada equivocado) a minimizar los singulares acontecimientos de su vida, porque tiene la impresión de que lo mejor sea el considerarlos debilidades inevitables de un hombre mediocre, sin hacer tanto revuelo e incomodar por ello un complicado aparato de la Iglesia" (El mal, op. cit., pp. 236-237).
----------Observamos que un signo de la delicadeza y madurez de la conciencia es el aprender a alcanzar la certeza o al menos la probabilidad -una certeza absoluta es rarísima- de los propios estados de conciencia, de los propios juicios y de las propias valoraciones interiores en el campo moral, también si es verdad que esto no es siempre posible, por lo cual es cierto que es necesario saber aceptar serenamente también la duda, que en tal caso no nos hace responsables de cuanto hemos hecho.
----------La equivocación de Rahner es la de generalizar un estado accidental de incerteza y declarar imposible la certeza, porque si así fuera, no seríamos responsables de nada, no existirían méritos de ningún género, no tendrían sentido las exhortaciones, las leyes, las prohibiciones, los consejos, los premios y los castigos, y en definitiva colapsaría toda la vida moral. Este derrotismo moral de Rahner va evidentemente en paralelo con su desprecio por el libre albedrío, ya que es su existencia la que hace posible la vida moral.
----------Es verdad que el hombre mediocre, sobre todo si es presuntuoso, minimiza sus pecados veniales cotidianos, considerándolos, como escuchamos hoy tanto nosotros los sacerdotes en el confesionario, "pecados normales" o incluso negando que sean pecados. Por supuesto que no se trata aquí de "hacer alboroto o escándalo" en el cuidarnos de las enfermedades del espíritu, sino que se trata de poner en práctica la exhortación de la Escritura, que no nos dice "sed mediocres", sino "sed santos".
----------El sacramento de la Penitencia está ciertamente de por sí hecho para quitar los pecados mortales; pero toda la historia de la santidad católica y muchas recomendaciones también recientes del Magisterio de la Iglesia (no hablamos aquí de los deberes de las personas consagradas) alaban y recomiendan la confesión frecuente, también para solos los pecados veniales, aunque de por sí estos pecados pueden ser eliminados también sin el sacramento. En cuanto al sacerdote celante y deseoso de promover la propia santidad y la de otros, no teme poner en obra el "complicado" (¡pero luego no demasiado!) "aparato de la Iglesia" para poder él junto con muchos otros caminar sobre el camino de la santidad.
----------Acaso también se podría decir que en definitiva a Rahner le importa poco si existe o no existe libertad a nivel categorial, o si se sabe o no se sabe con certeza si se es de hecho bueno o malo, o si la norma es ésta o es aquella, ya que se sabe ser perfectamente libre, correcto y justo a nivel trascendental. A nosotros, en cambio, nos importa, sea porque no creemos en el "trascendental" rahneriano y sea porque es falso aquello que dice respecto a lo categorial, el cual, en cambio, es el único plano en el cual vive la libertad (libertas est in ratione constituta).
----------El hecho es que la acción voluntaria no se basa sobre la inexistente "experiencia trascendental", sino sobre la experiencia del ejercicio de la razón práctica y precisamente del juicio práctico, que se supone prudencial, para tener un acto moralmente bueno. Ahora bien, indudablemente el juicio práctico, en cuanto juicio, supone la síntesis de dos conceptos -el sujeto y el predicado-: "Está bien hacer esto", "¡haz esto!". Ahora bien, para que el acto sea bueno, se supone que el juicio sea adecuado al verdadero bien, o en todo caso a la norma moral; es necesario que sea una aplicación de la norma al caso en cuestión.
----------Está en mí obedecer o no obedecer a la norma. He aquí la función del libre albedrío. Mi razón capta la ley en su universalidad y -se supone- la ve buena, por lo cual mi voluntad elige ponerla en práctica.
----------¿Qué quiere decir "elige"? Que mi querer, de por sí orientado al bien universal, es capaz de dominar los propios actos concebidos como internos a ese universal. Si, por ejemplo, sé que debo ir a la farmacia y poseo en mi mente este juicio práctico que conlleva el concepto de farmacia, la esencia universal "farmacia", estoy en grado de colocar en lo interno de ese universal un particular, el concepto de esa determinada farmacia y por tanto de cumplir libremente el acto categorial de ir a la farmacia, aplicando al caso particular mi deber o norma moral universal: debo ir a la farmacia.
----------Ante un ejemplo así tan simple deberían caer todas las dudas de Rahner acerca de la objetividad del conocimiento conceptual, acerca de la posibilidad de estar ciertos de la norma moral, de estar ciertos de poseer el libre albedrío, de estar ciertos de aplicar bien la norma, de estar ciertos de haber actuado libremente y de haber cumplido una buena acción. Sé que se me puede responder que existen casos en la vida mucho más delicados y difíciles que el de ir a comprar un fármaco a la farmacia.
----------Sin embargo, todo lo que yo le pido a Rahner -y no pienso estar pidiendo demasiado- es que no sea tan escéptico en línea de principio, porque es una cosa del todo irracional, que, si fuera tomada a la letra, haría caer al sujeto en una depresión psíquica irreparable o lo conduciría a una total irresponsabilidad.
----------Es que el recurso a una fantasmal "experiencia trascendental", cuando estoy incierto en todas las cosas mencionadas, no me sirve para nada porque sería como iluminar una cosa oscura con una cosa todavía más obscura, sería una droga que me aliena de la realidad, mientras que en cambio la realidad con la cual me las tengo que ver todos los días y que se relaciona con mi eterno destino, es precisamente ese libre albedrío, al cual por el contrario Rahner trata con falta de respeto.
----------Indudablemente puede existir incerteza acerca de la norma. Debemos ver, entonces, qué es lo que dice Rahner acerca de tal propósito. Pero lo dejaremos para una próxima publicación.
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