Karl Rahner es reacio a admitir que las posibilidades del hombre tengan un límite, y por eso a Rahner le repugna "definir" la naturaleza humana, ya que sabe bien que nuestro definir es frecuentemente un delimitar. Dice Rahner: "La trascendencia del hombre excluye como falsa una definición y una delimitación que ponga término a sus posibilidades". Pero entonces, si las posibilidades del hombre son infinitas, ¿qué cosa entonces impide al hombre devenir Dios? Era el viejo sueño de Adán engañado por la serpiente. [En la imagen: detalle de Autorretato, de Vincent van Gogh, óleo sobre tela de 1889, en el Musée d'Orsay, París].
¿Se puede definir, según Rahner, la naturaleza humana?
----------Ahora bien, dicho lo anterior, por cuanto respecta luego al concepto rahneriano de la "trascendencia", en el definir al hombre, él la entiende no en sentido estático ("lo que está más allá") sino en sentido agustiniano, o sea dinámico (transcende et teipsum), como actividad con la cual el espíritu humano se supera, va más allá de sí mismo: se trata de la "autotrascendencia" hacia Dios.
----------Tal concepto de por sí es válido: excepto que Rahner lo entiende en un sentido inmanentista y no como un juicio inductivo que pasa del efecto a la causa, con el consiguiente movimiento de la voluntad hacia Dios, sino como movimiento ("trascendental") global originario del espíritu que sucede contemporáneamente o incluso antes ("a priori") respecto a la percepción de las cosas finitas ("categoriales", esta relación entre "trascendental" y "categorial", es fundamental en el pensamiento rahneriano); por lo cual estas no sirven, como en las pruebas clásicas "a posteriori" de la existencia de Dios, como punto de partida para esa elevación del espíritu que conduce a la afirmación de Dios, sino al contrario, es ésta "trascendencia" originaria y apriórica la que funda la inteligibilidad de las cosas de la experiencia o, como los llama Rahner, de los objetos "categoriales".
----------En efecto, dice Rahner que el hombre, "en cuanto pone la posibilidad de un horizonte de preguntas meramente finito, esta posibilidad está rebasada ya de nuevo y el hombre se muestra como el ser de un horizonte infinito". Es éste el famoso Vorgriff rahneriano, que podríamos traducir por "precomprensión", inspirado en la gnoseología heideggeriana, como comprensión preconceptual y atemática del ser, ser que en Rahner deviene el ser divino presente en la autoconsciencia. Sobre este Vorgriff, véase el conocido libro del padre Cornelio Fabro, El giro antropológico de Karl Rahner.
----------Dice Rahner: "El hombre es entendido como el ente dotado de necesidad trascendental [Tenemos aquí la típica extensión existencialista-heideggeriana del existente humano al existente como tal. Se debe decir, en cambio, que el hombre no es un trascendental, sino un categorial; trascendental es sólo el ente en cuanto ente], el cual en cada acción categorial del conocimiento y de la libertad está siempre más allá de sí mismo y del objeto categorial [...] proyectado hacia ese misterio inabarcable, que en cuanto tal sustenta el acto y el objeto y es llamado Dios" (Curso Fundamental sobre la Fe, op.cit., p.250).
----------Se ve entonces cómo para Rahner la existencia de Dios no es conocida por inducción, pasando del efecto a la causa, sino por una especie como de simultaneidad entre el conocimiento del mundo y el conocimiento de Dios o, como resulta de otros pasajes de las obras de Rahner, Dios es conocido antes que el mundo, por lo cual el mundo es deducido de Dios. Por eso, según Rahner, "la absoluta vastedad e ilimitación de la trascendencia del espíritu humano" es la "condición que hace posible el conocimiento objetivo del ente finito y la autonomía del hombre" (Oyente de la Palabra, op. cit., p.93).
----------El horizonte de la trascendencia, de tal modo, no es sólo meta del movimiento del espíritu, sino que de algún modo define el mismo espíritu humano. Dice en otro lugar Rahner: "El sujeto hombre se experimenta y se define como ese ser que es 'quodammodo omnia' [Una expresión que santo Tomás retoma de Aristóteles en referencia al poder cognoscitivo del alma, sólo que Tomás la entiende en sentido intencional-representativo, mientras que el idealista Rahner la entiende en sentido lógico-ontológico], no un objeto particular de naturaleza cosal entre muchos otros, más bien ese existente incomprensible, en el cual toda la realidad llega a sí misma, tal que él puede ser entendido de manera adecuada sólo cuando se experimenta y se comprende como la realidad en general" (Nuevos ensayos, op.cit., vol. V, pp. 175-176).
----------El hombre "se trasciende infinitamente", y el "horizonte de su trascenderse", es de cualquier modo todo, "en el cual toda la realidad llega a sí misma", es la "realidad en general": toda una serie de afirmaciones a despropósito, que exageran la grandeza del hombre hasta el punto que no se lo distingue casi ya de Dios. En efecto, ¿qué cosa Dios viene a tener más que el hombre definido de este modo?
----------Ninguna sorpresa, entonces, si la antropología coincide con la filosofía metafísica: "La antropología metafísica, si bien comprendida, no es por tanto una ciencia sectorial particular junto a otras, sino la filosofía, que se ocupa del ser en general, aunque esa filosofía como antropología considera la realidad en su conjunto desde un punto de partida particular, es decir, del sujeto finito y abierto al infinito" (Ibid.).
----------El hombre, según Rahner, no es un ente particular entre los otros ("categorial"), sino que es simplemente el ser, aunque es considerado "desde un punto de partida particular". Pero esta precisación no es suficiente para garantizar la finitud y determinación de la esencia del hombre. No se trata simplemente de un punto de vista particular, sino del objeto mismo de tal punto de vista -el hombre-, que es un objeto particular entre los otros, colocado en un género y en una especie y no un "trascendental". También Dios es estudiado desde un punto de vista particular, pero esto no basta para poner límites en Dios.
----------El hombre indudablemente, aunque ente categorial entre los otros entes, tiene o puede tener una relación con el ente trascendental que le abre el camino hacia Dios. Pero la relación efectiva con el trascendental no debe ser puesta en la definición del hombre. En ella, como han hecho correctamente Aristóteles y santo Tomás de Aquino, debe ser puesta sólo la potencia o posibilidad (facultad) de relacionarse al trascendental, dando espacio al libre albedrío y por tanto sin confundir la potencia con el acto. Solamente Dios, ni siquiera el ángel, es por esencia intelección apriórica en acto.
----------Sin embargo, la naturaleza humana, siempre según Rahner, parece poderse determinar no sólo mediante esta "precomprensión" del ser y de Dios, sino también mediante una "decisión". Al respecto, dice: "El objetivo presente de nuestra decisión de aceptación o de rechazo, como acto de la existencia, es el misterio que seamos nosotros, y esta es nuestra naturaleza" (Ensayos de cristología, op.cit., p.99). Por tanto, nuestra naturaleza no es alguna cosa presupuesta a nuestra decisión, y por tanto independiente de ella; sino que es el "objetivo de nuestra decisión": de tal modo la naturaleza humana no es ya el efecto de la decisión del Creador, sino de nuestra decisión. Nosotros decidimos quiénes somos. El hombre de tal modo se vuelve independiente de Dios y totalmente remitido a su decisión con la cual funda la propia esencia. El hombre se sustituye a Dios, y el Dios trascendente creador del hombre deviene inútil. Por consiguiente, fácilmente se intuyen las consecuencias catastróficas de una concepción de tal género en el campo de la moral.
----------El tema del nosotros decidimos quienes somos, es un tema típicamente idealista, que se encuentra en Fichte y llega a Gentile. Pero está presente también en Marx, el cual afirma que el hombre se pone a sí mismo mediante el trabajo. Es el tema del hombre "causa de sí mismo". Él así no tiene necesidad de una causa externa que lo cause, es decir, de Dios. De aquí el ateísmo, aún cuando el idealismo continúa hablando de "Dios". También el cardenal Ratzinger, en el libro ya citado, hace la misma consideración: "En una palabra, creo que el núcleo del problema de la síntesis de Rahner está en su intelección de la libertad. [...] en el planteamiento básico, ha asumido grandes dosis del concepto de libertad de la filosofía idealista, un concepto de libertad que, en realidad, sólo se adapta al Espíritu absoluto - Dios- pero no al hombre" (p.201).
----------Ahora bien, los rahnerianos de nuestros días, que a menudo son hombres de Iglesia, retenidos ya sea por su conciencia o por bien razones de conveniencia, gracias a Dios generalmente se cuidan bien de sacar las extremas consecuencias en el campo moral de la concepción teórica rahneriana, pero esto no quita el nexo lógico en sí mismo que he señalado. ¡Dios no quiera que un día las locuras rahnerianas sean puestas en práctica! y esperemos, en cambio, que se difunda la clara conciencia de lo que se deriva en la práctica de las premisas teóricas, y estas últimas sean eliminadas o corregidas.
----------¿Se puede definir, según Rahner, la naturaleza humana? Si ella viene concebida, como hemos visto, como "ilimitada", no parece que pueda propiamente definirse. Y de hecho, para Rahner, es precisamente así: "la naturaleza humana es la referencia pobre, interrogante, de suyo vacía, al misterio permanente, llamado Dios [...]. Esta naturaleza indefinible, cuyo límite -la "definición"- es la referencia ilimitada al misterio infinito de la plenitud, cuando es asumida por Dios como su propia realidad, llega al lugar hacia el que está siempre en camino en virtud de su esencia" (Curso Fundamental, op.cit., p.259).
----------Cuatro observaciones:
----------1. El error, ya visto, de definir la naturaleza humana como tendencia hacia Dios, con la consecuencia inevitable, aunque por Rahner negada, que quien no tiende hacia Dios, no es un hombre.
----------2. La naturaleza humana es "indefinible": pero sólo Dios es indefinible. De nuevo la tendencia panteísta de Rahner. No es el hombre como tal (su esencia) que es indefinible, sino que es el bien divino que es el objeto de su suprema aspiración.
----------3. La naturaleza humana "asumida en la realidad de Dios": ¿se trata acaso del misterio de la Encarnación? Si es así, como parece, tal misterio es expresado mal, porque la naturaleza humana de Cristo no pertenece a la realidad de Dios, sino que ha sido precisamente asumida por la persona del Verbo manteniéndose distinta de la naturaleza divina del Verbo. De nuevo la tendencia panteísta.
----------4. Si, como parece, aquí entra en juego la Encarnación, es necesario decir que es equivocado concebir este misterio sobrenatural como aquello hacia lo cual la naturaleza humana "tiende siempre en virtud de su esencia", porque esto es confundir lo natural con lo sobrenatural poniendo a éste como fin de aquél.
----------Rahner se manifiesta constantemente reacio a admitir que las posibilidades del hombre puedan tener un límite, y por eso le repugna "definir" la naturaleza humana, ya que sabe bien que nuestro definir es frecuentemente un delimitar. Me explico. Definir, en el sentido más amplio, es un determinar. Ahora bien, también lo infinito teológico está determinado. Por eso la Iglesia habla de "definiciones dogmáticas" y bien que imperfectamente es posible definir la esencia de Dios. Dice Rahner: "La trascendencia del hombre [...] excluye como falsa una definición y una delimitación que ponga término a sus posibilidades" (Ensayos de Cristología, op. cit., p.102). Considero que si las posibilidades del hombre son infinitas, ¿qué cosa entonces impide al hombre devenir Dios? Era el viejo sueño de Adán engañado por la serpiente.
----------Rahner confunde las posibilidades ontológicas del hombre con las intencionales, víctima del error idealista que confunde el ser con el pensamiento. Es necesario decir entonces que las posibilidades intencionales pueden decirse en línea de principio infinitas, en cuanto ellas -inteligencia y voluntad- tienen por objeto el absoluto divino, por lo cual el progreso en el conocimiento y en la voluntad no tienen nunca término; pero las posibilidades psicofísicas y ontológicas del hombre, en referencia a su esencia, son limitadas ya sea desde el punto de vista de la naturaleza humana específica, o bien sea desde el punto de vista del individuo. A ellas luego vienen agregados ulteriores límites debidos a las consecuencias del pecado.
----------Estos límites son evidentes desde el punto de vista físico; pero esto condiciona también al espíritu humano, el cual también, en su esencia y en sus posibilidades efectivas, está limitado, aunque su ejercicio, como se ha dicho, pueda estar sujeto a un progreso continuo. El espíritu humano puede en línea de principio progresar indefinidamente, pero para cada etapa efectiva de este camino existe siempre un límite. Propiamente hablando, una cosa es lo indefinido y otra cosa es lo infinito. Lo primero está ligado a la potencia y conlleva un devenir; lo segundo es puro acto. Sólo lo primero por tanto conviene al poder del espíritu humano.
----------Existen por otra parte límites del espíritu humano que, prescindiendo de todo progreso, permanecen absolutamente infranqueables para la entera especie humana, considerada en sus fuerzas naturales. Ellos son debidos al hecho de que la razón humana debe servirse de los sentidos y que la esencia misma del espíritu humano, como el de toda creatura, comprendido también el ángel, no coincide con su ser (lo cual es propio exclusivamente de Dios), por lo cual el espíritu tiene un ser limitado por su esencia.
----------De aquí se deriva el hecho de que la razón humana no está en grado de alcanzar con sus solas fuerzas un conocimiento que vaya más allá de aquel conocimiento que la propia razón humana pueda recabar de los sentidos, aunque pueda llegar al conocimiento de Dios como causa primera; pero tal conocimiento capta a Dios sólo por la mediación de lo creado y no en su íntima y propia esencia: cosa posible sólo si la razón acoge en la fe la divina Revelación. Ciertamente, aquí la gnoseología tomista se asemeja a la gnoseología kantiana, con la diferencia de que mientras para Kant la razón especulativa no puede demostrar inductivamente la existencia de lo suprasensible, para Tomás de Aquino la razón puede captar de este modo lo suprasensible, aunque de un modo que no puede abandonar el uso de los sentidos.
----------En la visión rahneriana parece en cambio que la razón humana pueda llegar a la visión del Dios trinitario no acogiendo una revelación que viene desde lo externo, sino por un simple desarrollo de sus intrínsecas posibilidades ("a priori"). En otros lugares Rahner dice sin medios términos que "definir" la naturaleza humana "es imposible" (Ensayos de cristología, op.cit., p.98). Dice Rahner: "Se podría definir aproximadamente así: como la indefinibilidad retornante y reflexionante sobre sí misma". Pero esta definición se adapta propiamente sólo a la naturaleza divina. Y entonces, nos encontramos de vuelta con el panteísmo.
----------Debemos hacer la observación de que el hombre ciertamente es capaz de volver sobre sí mismo con la autoconsciencia; pero ésta es sólo un acto del hombre y no lo define como tal. Y más allá de esto tal auto-consciencia es acto de una naturaleza definible por género y especie (animal racional) y no de una esencia racionalmente indefinible que, como se ha dicho, es sólo la naturaleza divina.
----------Dios puede ser propiamente definido en sí mismo sólo gracias a la divina Revelación. La razón puede definir a Dios como ser subsistente causa creadora del mundo. Pero ésta no es la esencia propia de Dios; es su esencia en relación al mundo, tal como se la ve desde nuestro punt de vista, no desde el punto de vista de Dios. Cristo, en cambio, que hablaba desde este punto de vista, ha podido revelarnos la esencia propia de Dios, un dato que nosotros aceptamos en la fe. Gracias a Cristo, por tanto, el hombre, sin por esto ser Dios, puede ponerse desde el punto de vista de Dios y por tanto conocer a Dios como Él se conoce a sí mismo.
----------Es sorprendente en tal circunstancia esta ceguera de Rahner frente a los límites del hombre, límites como ser corpóreo, como espíritu y como creatura. Salvo para, luego, como se ha dicho, en otras circunstancias, limitar y degradar la dignidad humana con una concepción relativista del conocimiento y a la vez con una concepción materialista del espíritu humano (evolucionismo teilhardiano).
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