¿Defender a María o instrumentalizarla contra el Papa? El último comunicado de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X vuelve a confundir devoción con ruptura, caricaturizando la Nota Mater Populi fidelis como si fuera una negación doctrinal. En realidad, lo que se revela en los cismáticos lefebvrianos no es amor a la Virgen, sino oposición al Magisterio. Cuando la prudencia pastoral se presenta como traición, y la piedad mariana se convierte en eslogan contra Roma, lo que aparece es el viejo pasadismo disfrazado de fidelidad. [En la imagen: fragmento de “Roma, San Pedro y Castel St Angelo”, óleo sobre lienzo, de alrededor de 1850, obra de David Roberts, conservado en Temple Newsam, Leeds, West Yorkshire, Inglaterra].
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
viernes, 14 de noviembre de 2025
Breve nota sobre la retórica proselitista de la cismática FSSPX
“El que no escucha a la Iglesia, sea para ti
como un pagano y un publicano” (Mt 18,17)
----------La Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX) ha reaccionado con un comunicado oficial publicado en Menzingen este 11 de noviembre, frente a la Nota doctrinal del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Mater Populi fidelis, del 4 de noviembre de 2025. El texto de la hermandad lefebvriana refleja, una vez más, el modo habitual en que esta comunidad —formalmente cismática desde hace décadas y sospechosa de varias herejías, como ha sido señalado en distintos documentos y advertencias de la Santa Sede— responde a los documentos del Magisterio reciente de la Iglesia.
----------Desde el inicio del comunicado se advierte un lenguaje acusatorio y polarizante. Dicen los líderes de la FSSPX: «Con sus engañosas advertencias, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe oscurece la colaboración única de Nuestra Señora en la obra de la salvación. Destrona a la Virgen María y ofende a la Sabiduría Divina». En suma, el Dicasterio es acusado de “oscurecer”, “destronar” y “ofender” a la Virgen. Los lefebvrianos se presentan como defensores exclusivos de la Tradición, pero en realidad se sitúan fuera de la comunión eclesial, juzgando al Magisterio ordinario como si fuera un adversario modernista.
----------El comunicado incurre además en la confusión —por lo demás recurrente en los panfletos de la FSSPX— entre lo doctrinal y lo pastoral. Afirma que la Nota “niega” la cooperación de María en la Redención, cuando en realidad el DDF no niega nada, sino que advierte sobre el uso imprudente de ciertos títulos que pueden oscurecer la mediación única de Cristo. La prudencia pastoral del Santo Padre es interpretada como negación doctrinal, lo cual constituye una distorsión, además de ser una expresión sospechosa de herejía, al ser dirigida al Papa, cuya misión de Maestro de la Fe comporta la asistencia divina, y alcanza carácter infalible cuando confirma en su magisterio ordinario la enseñanza de la Iglesia.
----------Paradójicamente, el mismo comunicado de los lefebvrianos viene a confirmar la necesidad de la advertencia papal. Ellos dicen: «Se atenúa casi hasta la negación su papel universal y necesario en la dispensación de las gracias». Se afirma sin matices que María tendría un papel “universal y necesario” en la dispensación de las gracias, lo cual contradice la doctrina católica. La necesidad absoluta corresponde solo a Cristo; la cooperación de María es real, pero siempre participada y subordinada.
----------La Iglesia reconoce y enseña la cooperación singular de María en la obra de la salvación: ella es invocada como Abogada, Auxiliadora, Socorro y Mediadora (Lumen gentium, n.62), y su participación culmina en la Asunción proclamada por Pío XII en la constitución apostólica Munificentissimus Deus de 1950. Sin embargo, esta cooperación se entiende siempre en dependencia y subordinación a nuestro Señor Jesucristo, único Mediador universal y necesario. Como recuerda la Nota Mater Populi fidelis, María no concede gracias por sí misma ni con necesidad absoluta, sino que participa de modo singular en la dispensación querida por Dios, en orden a la única mediación de su Hijo. De este modo, la devoción mariana se mantiene en la verdad: exaltando la cooperación de la Madre, sin oscurecer la centralidad del Redentor.
----------En esta confusión doctrinal del comunicado, que fácilmente podría inducir a errores entre los fieles respecto de la verdadera función mediadora de María, se advierte la prudencia de la decisión papal: por el momento no se debe usar el título de Corredentora, precisamente porque la teología aún debe esclarecer mejor la naturaleza de su colaboración en la obra redentora del único Mediador y Redentor.
----------En este sentido, a mi entender el papa León está invitando a los teólogos a un mayor empeño para precisar qué tipo de “necesidad” corresponde a la cooperación mariana: ¿una necesidad de orden ontológico, como si sin María la Redención no pudiera existir en absoluto? ¿O más bien una necesidad de orden histórico, en cuanto que Dios quiso libremente asociarla al acontecimiento redentor de su Hijo? Solo un discernimiento teológico más fino puede evitar que la devoción se convierta en exageración doctrinal y que la piedad mariana se instrumentalice contra la mediación única de Cristo.
----------A mi manera de ver y de reflexionar acerca de esta cuestión dogmática, en este punto concreto la teología sistemática, todavía no ha explicitado suficientemente el significado y el sentido de la noción de “corredención”, ya sea en general como, por ende, en cuanto “corredención mariana”, tal como he bosquejado en los varios artículos que llevo publicados sobre este tema. Es cierto que el término “corredención” ha sido usado con frecuencia por algunos pontífices, por varios teólogos y por diversos publicistas; sin embargo, el recto concepto de corredención todavía no ha sido explicitado con la claridad necesaria. Con todo, debe subrayarse que no se trata de una mera afirmación piadosa o devocional: la doctrina sobre la corredención pertenece al Magisterio ordinario en grado próximo a la fe (II o III), y por ello exige un asentimiento religioso de la inteligencia y de la voluntad, aunque aún no haya sido definida como dogma de primer grado.
----------La incoherencia de la FSSPX se hace aún más evidente en su modo de tratar la cuestión de la infalibilidad pontificia. Los lefebvrianos afirman aceptar únicamente el Magisterio de primer grado —las definiciones solemnes y extraordinarias, la última de las cuales fue la de la Asunción en 1950—, y con ello pretenden excusarse de seguir al Magisterio ordinario de segundo y tercer grado, en abierta contradicción con lo establecido por el Concilio Vaticano I, al que ellos dicen respetar. Sin embargo, y aquí el argumento ad hominem, aunque niegan la infalibilidad ordinaria, actúan como si fuera infalible una doctrina como la de la Corredención Mariana, que jamás ha sido definida en primer grado. Esta contradicción revela que su postura no es un amor a la verdad, sino un recurso sectario para justificar su rechazo al Magisterio del Papa.
----------Llegados a este punto, una pregunta fundamental se impone: ¿está en condiciones de comprender una Nota doctrinal como esta del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Mater Populi fidelis, una comunidad que ha pretendido clausurar el desarrollo del Magisterio en el año 1958, con la muerte de Pío XII? La Fraternidad desconoce el valor dogmático de las doctrinas nuevas desarrolladas por el Concilio Vaticano II y por los Papas del postconcilio. El papa Benedicto XVI les advirtió con claridad que, si no aceptaban esas doctrinas en continuidad con el depósito inmutable de la fe —la hermenéutica de la continuidad que él defendía—, permanecerían en su condición de cisma. Y de hecho, la FSSPX sigue en tal condición.
----------Por consiguiente, al negar los lefebvrianos tantos desarrollos doctrinales recientes, ¿cómo podrían comprender el Magisterio actual? Llegan incluso a desconocer lo enseñado ya por el Concilio Vaticano I acerca de la infalibilidad del Magisterio ordinario del Papa, doctrina reafirmada y explicitada por san Juan Pablo II en 1998 en la carta Ad tuendam fidem. En su lógica doctrinal interna —sospechosa de herejía— resulta comprensible que estos cismáticos rechacen todo lo que proviene de la Sede Apostólica.
----------Otro aspecto decisivo que debemos tener presente es que la FSSPX rechaza prácticamente como demoníaco el ecumenismo, al que la Iglesia reconoce como parte esencial de la evangelización, según el Concilio Vaticano II y los pontífices recientes. No sorprende, entonces, que rechacen también esta última Nota doctrinal del papa León, cuyo objetivo pastoral incluye la labor ecuménica. La actitud separatista de la Fraternidad se confirma así en cada reacción: incapaz de acoger el desarrollo doctrinal, incapaz de reconocer el valor pastoral del Magisterio, incapaz de vivir la comunión eclesial.
----------Este rechazo sistemático de los lefebvrianos al Magisterio vivo de la Iglesia, y particularmente a las doctrinas sobre el ecumenismo, el diálogo interreligioso, la libertad religiosa, el sacerdocio común de los laicos, la igual dignidad entre varón y mujer (que comenzó a esclarecerse -la verdad sea dicha- ya en tiempos de Pío XII), la colegialidad episcopal, la separación Iglesia y Estado, la sinodalidad, las explicitaciones habidas en la doctrina de los sacramentos y en particular de la Misa, etc., no se explica solo por la distancia doctrinal: también debe entenderse en el marco de las disputas internas de la propia Fraternidad, donde las facciones compiten por mostrarse más radicales en su oposición a Roma. En suma, rechazan todo aquello que constituye el Magisterio vivo de la Iglesia en las últimas seis décadas.
----------En efecto, conviene contextualizar esta última reacción contra el Romano Pontífice, en las múltiples divisiones de la FSSPX y de las sectas que se han desgajado de ella. Los secuaces de Lefebvre rivalizan en el presente por ver quién se muestra más opuesto a Roma, y cada comunicado se convierte en un gesto de autoafirmación frente a otras facciones cismáticas. Así, la devoción mariana es instrumentalizada no solo contra el Papa, sino también como bandera de rivalidad sectaria, en una carrera por radicalizar la ruptura. Lo que se presenta como fidelidad a la Virgen es, en realidad, propaganda de división.
----------La invitación a “reparar públicamente” el supuesto “escándalo” del Papa y del DDF es un nuevo gesto de ruptura, coherente con la actitud separatista que la FSSPX mantiene desde hace décadas. Se coloca como juez del Magisterio y convoca actos litúrgicos en oposición a la autoridad legítima, transformando la liturgia en instrumento de protesta sectaria, como ya advirtió el papa Francisco en su Carta a los Obispos de 2021.
----------Por último, el comunicado recurre a la remanida retórica emocional típica del proselitismo lefebvriano: «Finalmente, escandaliza a todos los cristianos, íntimamente heridos por este grave ataque a las grandezas de su Madre». Expresiones como “heridos íntimamente” o “grave ataque a las grandezas de su Madre” constituyen la típica estrategia proselitista de los lefebvrianos, que buscan movilizar sentimientos contra el Papa más que ofrecer argumentos teológicos. Martín Lutero no hubiera podido hacerlo con más astucia retórica.
----------Estos errores doctrinales y pastorales de los líderes lefebvrianos en su comunicado oficial, lo cual se une al desconocimiento de todas las doctrinas nuevas desarrolladas en las seis décadas posteriores al Vaticano II —doctrinas nuevas entendidas como auténticos desarrollos dogmáticos a partir de la reflexión teológica, pero que los lefebvrianos descalifican como “modernistas”—, resultan lógicos si se considera además su carencia de una formación filosófica y teológica formal. En la comunidad lefebvriana, que se sepa, el único con grado universitario en carrera eclesiástica ha sido el propio obispo Lefebvre. Ningún presbítero ordenado en la FSSPX, que se sepa, cuenta con licencia en teología, ni siquiera la tenían ni la tienen los cuatro obispos consagrados por Lefebvre (dos ya fallecidos), cuando incluso el poseer grado universitario es requisito para ser candidato al episcopado. Todo el clero de la FSSPX ha recibido únicamente una formación seminarística y práctica, pero no universitaria. ¿Qué se puede esperar, entonces, en cuanto a seriedad teológica de estos clérigos?
----------No cuesta imaginar el ánimo del cardenal Ratzinger al tener que encabezar y moderar aquellos llamados “diálogos teológicos” con representantes lefebvrianos que carecían de la formación mínima para discutir seriamente sobre dogma y teología. El contraste era tan desproporcionado que la escena rozaba lo tragicómico: un Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, uno de los más grandes teólogos del siglo XX, acompañado de un equipo de teólogos altamente competente, frente a clérigos sin grados académicos, que pretendían discutir como si estuvieran en pie de igualdad con los peritos de la Santa Sede. Se comprende, entonces, cómo contemporáneamente a estos “diálogos” el obispo Tissier de Mallerais —ya fallecido— podía, sin rubor, escribir libros plagados de herejías y actitudes cismáticas escandalosas, mientras se presentaba como interlocutor autorizado. La ironía es que quienes rechazan el Magisterio ordinario se arrogan una autoridad doctrinal que ni siquiera su formación les permite sostener: pretenden ser jueces de la teología sin haber pasado por la escuela de la teología.
----------En síntesis: el comunicado lefebvriano caricaturiza la Nota doctrinal del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, exagera el papel de María hasta hacerlo “necesario” en la dispensación de las gracias y confirma la ruptura con la comunión eclesial. Se trata de una instrumentalización de la devoción mariana contra el Magisterio, más retórica que teología. La verdadera Tradición no se grita contra el Papa: se vive en comunión con él, como lo han hecho siempre los santos y doctores de la Iglesia.
----------En definitiva, lo que recuerda la Nota doctrinal Mater Populi fidelis, del papa León a través de su DDF, es que la verdadera grandeza de María Santísima no se mide por títulos discutidos o por exageraciones polémicas, sino por su humilde y libre cooperación en el designio de Dios, siempre subordinada al único Mediador y Redentor, Jesucristo. La prudencia del papa León al evitar por el momento el título de Corredentora no es una negación, sino una protección de la fe: preserva la centralidad de Cristo y garantiza que la mariología se desarrolle en fidelidad al depósito revelado. Así, lejos de ser un obstáculo, esta advertencia magisterial es una invitación a vivir la devoción mariana en comunión con la Iglesia, en continuidad con la Tradición y en apertura al diálogo ecuménico que forma parte de la misión evangelizadora.
Fr Filemón de la Trinidad
Mendoza, 13 de noviembre de 2025

Concuerdo en todo. Pero creo que hay una crítica de fondo que ha faltado. ¿Por qué se ocupa la SSPX de rechazar públicamente la Nota del DDF, si hace cincuenta años que viene rechazando todo lo que sale de Roma? ¿Quieren mantener una apariencia de "católicos", de pertenencia a la Iglesia, cuando todos sabemos que hace rato que no son católicos?
ResponderEliminarComparto plenamente su observación: resulta llamativo que la FSSPX se ocupe de rechazar públicamente una Nota doctrinal, cuando lleva medio siglo rechazando sistemáticamente todo lo que proviene de Roma. Es evidente que buscan mantener una fachada de “catolicidad”, como si todavía estuvieran en el seno de la Iglesia, cuando en realidad su praxis los coloca fuera de la comunión.
EliminarAhora bien, conviene matizar: Roma, en sus documentos y en su praxis, no suele tratar a la FSSPX en el ámbito del ecumenismo, como si se tratara de una comunidad separada al estilo de las Iglesias orientales o de las comunidades protestantes. Más bien se la sigue considerando dentro del marco de la Iglesia católica, aunque en situación irregular y cismática. Esa actitud de la Santa Sede explica por qué los lefebvrianos insisten en presentarse como “católicos”: porque, de hecho, Roma no los ha colocado oficialmente en el terreno del diálogo ecuménico.
En definitiva, su rechazo público a la Nota del DDF es un gesto de autoafirmación sectaria, pero también una manera de reforzar esa apariencia de pertenencia a la Iglesia. Y ahí está la paradoja: se comportan como cismáticos, pero buscan la visibilidad de católicos.
Estimado Anónimo,
Eliminarsi bien coincido con usted en que la FSSPX lleva décadas rechazando todo lo que proviene de Roma, y que este nuevo comunicado no añade nada sustancial a esa actitud, sin embargo no es nada fácil comprender sus actitudes, para nosotros, que tratamos de vivir un catolicismo esencial, es decir, en fidelidad al Santo Padre.
De todos modos, a mi parecer, entiendo que tal vez exista un motivo por el cual insisten en pronunciarse públicamente: necesitan mantener una visibilidad y una identidad frente a sus propios seguidores.
Creo que si guardaran silencio, su discurso perdería fuerza y sus fieles podrían percibir que se resignan a la irrelevancia. Por eso cada Nota doctrinal, cada gesto del Papa o del DDF, se convierte para ellos en ocasión de reafirmar su oposición y de presentarse como “guardianes de la verdadera fe”. No lo hacen tanto para dialogar con Roma —a la que ya han rechazado sistemáticamente—, sino para alimentar su propia narrativa interna y sostener la cohesión de su grupo.
En ese sentido, más que un gesto de fidelidad a la Iglesia, sus comunicados son propaganda sectaria: buscan convencer a los suyos de que todavía tienen un papel que jugar, aunque sea en ruptura con la comunión eclesial.
En otras palabras: no hablan para Roma, hablan para sí mismos: su comunión es con la ruptura.
Estimado Dino,
Eliminarestoy plenamente de acuerdo con su análisis: la paradoja de la FSSPX es que actúan como cismáticos, pero buscan la visibilidad de católicos, y Roma, al no tratarlos en el ámbito del ecumenismo, les deja ese espacio ambiguo.
Quisiera añadir, sin embargo, que esa insistencia en pronunciarse públicamente no responde solo a cómo los considera la Santa Sede, sino también a una necesidad interna: mantener cohesionados a sus fieles y darles la impresión de que todavía tienen un papel en la Iglesia. Cada comunicado es menos diálogo con Roma que propaganda para los suyos.
De ahí que, aunque su praxis los sitúe fuera de la comunión, ellos sigan buscando la fachada de catolicidad: porque necesitan esa visibilidad para sostener su propia narrativa.
Es una injuria gratuita la suya. En muchas oportunidades la FSPX se ha pronunciado celebrando o agradeciendo medidas o declaraciones de Roma, señaladamente durante el pontificado de Benedicto XVI. Si ahora reaccionan es por el honor de Nuestra Señora la Corredentora del género humano.
EliminarEstimado Anónimo,
Eliminarno se trata de injuriar, y mi artículo no contiene injurias ni contra la FSSPX ni contra los lefebvrianos. En caso de que usted piense lo contrario, indíqueme cuál ha sido mi error en lo expresado o en qué he mentido en mis consideraciones. De lo que mi artículo trata es de analizar con rigor teológico y pastoral lo que la FSSPX ha publicado en su comunicado oficial.
Es cierto que en ocasiones los lefebvrianos han celebrado medidas de Roma, especialmente durante el pontificado de Benedicto XVI, que se ha mostrado magnánimo y benevolente hacia la FSSPX, pero esas expresiones puntuales no cambian el hecho de que su actitud constante ha sido de rechazo sistemático al Magisterio ordinario y al Concilio Vaticano II. Vale decir, una respuesta negativa al pedido que les hizo el Vicario de Cristo para abandonar su condición cismática: aceptar las enseñanzas indefectibles del Magisterio, que los lefebvrianos siguen empeñados en rechazar.
En cuanto al título de Corredentora, la Nota del DDF no niega la cooperación singular de María en la obra de Cristo, sino que advierte sobre la inconveniencia pastoral de ese término en la catequesis y en la predicación. Defender el “honor” de la Virgen no puede hacerse a costa de oscurecer la centralidad del único Redentor. La verdadera grandeza de María está en su humilde subordinación al Hijo, no en títulos que, usados sin precisión, terminan por confundir a los fieles.
Por eso, más que un gesto de amor a la Virgen, el comunicado de la FSSPX es un acto de propaganda contra Roma. Y ahí está la contradicción: pretenden defender a María, pero lo hacen enfrentándose al Magisterio que custodia la fe de la Iglesia.
Si amaran de veras a María Santísima la escucharían: “Hagan todo lo que él les diga”, y escucharían al Papa, vicario de su Hijo en la tierra. Quien desoye al Papa, desoye también a la Madre que nos manda obedecer al Hijo.