El profesor Peter Kwasniewski ha realizado recientemente un periplo de conferencias por España. En esta primera entrega presentamos el panorama completo de las tres conferencias iniciales del compositor y publicista norteamericano. Definiré los ejes de su propuesta litúrgica y ofreceré un análisis crítico que intenta desentrañar los matices estéticos, teológicos y polémicos de su nostalgia subversiva. [En la imagen: el Papa León XIV celebrando la Santa Misa el 11 de mayo de 2025, en las Grutas Vaticanas].
“La Eucaristía es el sacramento de la unidad,
porque hace de muchos un solo cuerpo”
San Agustín, Sermón 227
Introducción
----------¿Qué puede revelarnos una modalidad litúrgica del Rito Romano que, sin ser por cierto la más antigua en el devenir cultural de la Iglesia, de todos modos remonta sus orígenes a siglos atrás? ¿Por qué las resonancias de aquellas tradiciones siguen inflamando el debate en la Iglesia contemporánea?
----------Para dar inicio a esta reflexión, tengamos ante todo presente una línea de tiempo normativa. Recordemos que el 7 de julio de 2007, Benedicto XVI promulgó la Carta apostólica Summorum pontificum, reconociendo de forma extraordinaria el Misal de 1962 y abriendo el camino para su uso más amplio junto al Novus Ordo Missae. Catorce años después, el 16 de julio de 2021, el papa Francisco firma la Carta apostólica Traditionis Custodes, restringiendo de modo significativo el uso del rito anterior al Concilio Vaticano II y devolviendo a los Obispos mayores facultades para aprobarlo o suspenderlo.
----------Esta dialéctica entre apertura y restricción en tan corto lapso de tiempo, apenas década y media, marca el telón de fondo ineludible para apreciar la gira de conferencias en tierras de España del profesor Peter Kwasniewski y las dudas, preguntas y tensiones que sus argumentos en torno a la defensa de lo que él repetidamente llama la “liturgia tradicional” suscitan hoy en la Iglesia.
----------Para el lector que todavía no haya oído hablar de él, se debe decir que Kwasniewski es un compositor musical y además publicista en temas de liturgia, filosofía y pedagogía, de nacionalidad estadounidense, formado en el Wyoming Catholic College. Se ha convertido en una de las voces más influyentes a favor de la recuperación del rito romano preconciliar. Autor de obras como The Undressed Liturgy y Resurgent in the Midst of Crisis, Kwasniewski combina erudición patrística con un énfasis vivo en la belleza como vía de contemplación, y su influencia se extiende en seminarios, congresos y publicaciones especializadas.
----------El profesor Kwasniewski ha realizado recientemente una gira por España, ofreciendo un ciclo de cinco conferencias acerca de "la liturgia tradicional" (según él se expresa), ponencias impartidas en seis ciudades españolas entre los días 18 al 25 de julio. La primera se desarrolló en Sevilla el 17 de julio y se tituló "Por qué es mejor no entenderlo todo inmediatamente. La sabiduría de la liturgia tradicional". La segunda fue el 19 julio en la ciudad de Córdoba, titulada "La genialidad del rito más antiguo del cristianismo". La tercera se ofreció en Toledo el 21 julio, titulándose "Cómo Nuestra Señora nos enseña el significado de la misa". La cuarta fue en Madrid, el 22 julio, titulada "Por qué es bello el rito tradicional, y por qué necesitamos esta belleza". La quinta se desarrolló en Segovia, el 23 julio, titulada "Por qué la misa tradicional es majestuosa y cortesana". Finalmente, el 25 de julio Kwasniewski repitió la conferencia primera en Oviedo. Por cierto, ya sus títulos generan dudas y preguntas, que por ahora postergaremos. En el desarrollo de este artículo, al referirme a pasajes de estas conferencias, los citaré por: número de conferencia y número de página.
----------Establezco ante todo la premisa de que afirmar que el tema de dichas ponencias ha sido “la liturgia de la Iglesia en el rito romano tradicional” implica referirse al Misal de 1962 y al Ritual de los Sacramentos anterior al Concilio Vaticano II. Con ello, en la presentación de los organizadores, y en las expresiones del conferencista, se está desconociendo carácter “tradicional” al Novus Ordo Missae y al nuevo Ritual de los Sacramentos. Tal postura, indudablemente, no es conforme al Magisterio ni a la doctrina católica.
----------Dicho esto, aclaro que he leído y releído con suma atención el texto completo de las cinco conferencias, procurando ser en esta reflexión lo más objetivo posible respecto a ellas, evitando toda clase de prejuicios acerca del conferencista. Me referiré exclusivamente al texto de estas cinco conferencias, sin tener en cuenta lo que ya conozco de los libros, artículos, ensayos y conferencias anteriores de Kwasniewski. Vale decir que para este artículo he releído con extremo cuidado los textos íntegros de las cinco conferencias originales, y me ceñiré exclusivamente al contenido de esas ponencias, sin traer a colación mi familiaridad previa con sus libros o intervenciones. Al lector interesado en participar en el foro de comentarios o formular alguna objeción, le pido que, como mínimo presupuesto, lea no solo este artículo sino también el texto íntegro de las cinco conferencias, disponible en el enlace que ofrezco al inicio (que espero se conserve online).
----------Dado ese presupuesto de lectura previa, aclaro que no haré un análisis detallado de cada conferencia -tarea demasiado extensa para este formato-, aunque resumiré brevemente cada una. Sin embargo, quedo a completa disposición de los lectores para responder en el foro de comentarios a cualquier duda u objeción o pregunta concreta referida a los temas planteados en las cinco ponencias.----------Ahora bien, al iniciar nuestra tarea, adelanto que la intención de este ensayo es el informar y demostrar que, tras indagar analíticamente y sistemáticamente las cinco conferencias de la gira española, he detectado al menos cinco carencias o puntos problemáticos en el discurso de Kwasniewski. Por eso, tras una resumida exposición de las cinco conferencias, este artículo expondrá en cinco apartados esos puntos problemáticos detectados, y concluirá ofreciendo claves para interpretar con fidelidad al Magisterio tanto sus aportaciones como sus omisiones. Con ello, pretendo ayudar al lector interesado a realizar una recepción prudente y con inteligente discernimiento de los conceptos que son ofrecidos en estos discursos de Kwasniewski.
Primera conferencia
----------Comencemos por una síntesis de la intervención de Kwasniewski en Sevilla (17 de julio) y Oviedo (25 de julio), titulada “Por qué es mejor no entenderlo todo inmediatamente. La sabiduría de la liturgia tradicional”. A primera vista, parecería inevitable advertir que, desde el mismo título, brota un matiz gnóstico: la invitación a posponer la comprensión plena sugeriría un conocimiento reservado a iniciados, como si la liturgia tradicional guardara secretos inaccesibles al creyente común y simple.
----------Sin embargo, explícitamente, el conferencista expresa estar lejos de un dualismo gnóstico estricto, y se inscribe en la pedagogía agustiniana del misterio: propone la "oscuridad necesaria" como motor de asombro y crecimiento espiritual. Citando a san Agustín de Hipona y a Joseph Shaw, muestra cómo los ritos antiguos, en su densidad simbólica, no ocultan un saber reservado, sino que procuran un equilibrio entre lo claro y lo oscuro para alimentar el deseo de comprender lo divino. Pero, ¿esas expresiones dicen lo que dicen? La dinámica velada de la conferencia termina contraponiendo la “oscuridad necesaria” a la claridad inmediata, presentando el rito antiguo casi como un santuario esotérico.
----------La ponencia recorre la génesis de la reforma litúrgica -desde la constitución Sacrosanctum Concilium (1963) hasta la promulgación del nuevo Ordo Missae en 1969 y su edición definitiva en 1970- y contrapone ese proceso a la continuidad del Misal de 1962. Kwasniewski invoca no sólo a Martin Mosebach o a Roberto Spataro, sino también a John Henry Newman y a Matthias Scheeben, para ilustrar cómo el “vetus ordo” construye una pedagogía del asombro a través del latín, el silencio, la profusión de gestos y el ad orientem.
----------A lo largo de toda la ponencia, se reprocha la reducción de la participación activa al mero comprender inmediato de oraciones y gestos externos (vale decir, la participatio externa). Se culpa a esa “accesibilidad” de la pérdida de asombro y de la caída en la banalidad sacramental, mientras el conferenciante enaltece la austeridad del latín, las pausas prolongadas y el ad orientem como lenguaje sacramental superior a cualquier homilía o despliegue catequético. Kwasniewski advierte que esa accesibilidad puramente intelectual empobrece la participatio interna, el acto de adoración interior que brota del silencio y de los signos no verbales. El conferenciante señala que, sin la tensión entre lo explícito y lo velado, se diluye la experiencia sacramental y se pierde la fuerza formativa de la liturgia.
----------La belleza sensorial (a este propósito se citan el incienso, el canto gregoriano, los ornamentos históricos) se eleva a criterio litúrgico supremo, a tal punto que toda otra forma de catequesis o servicio pastoral parece quedar relegada a un segundo plano. El aroma del misterio dependería, según esta visión, de una estética intocable, capaz de alcanzar el corazón sin mediación intelectual.
----------Finalmente, la exaltación sin atenuantes del Misal de 1962 (dejado de lado tras el Concilio Vaticano II) desemboca en un hiperliturgismo que llega al exclusivismo: el discurso sugiere relegar otros ministerios y definir la identidad espiritual de la comunidad únicamente en torno al abrogado Misal. Al insistir en “recuperar el vetus ordo cueste lo que cueste”, la conferencia toca de lleno el territorio de la desobediencia litúrgica frente a la disciplina establecida por Traditionis Custodes y las normas diocesanas.
----------Ahora bien, vengamos en consecuencia a hacer algunas observaciones críticas. Ante todo, el acento gnóstico que subyace en el título y el contenido desafía la convicción católica de que la Revelación es un don universal, no un conocimiento esotérico reservado a iniciados. La liturgia, según el Concilio Vaticano II, debe comunicar el misterio accesible a todos, no custodiarlo como un secreto bajo llave.
----------Al postular un exclusivismo litúrgico que sitúa al rito de 1962 como única vía válida para el encuentro con lo sagrado, se contraviene la legitimidad plena del Novus Ordo Missae, avalada incluso por Summorum pontificum y el Código de Derecho Canónico (c. 846 §1). Esa actitud crea dos escalones de fidelidad, cuando, en cambio, ya en 2007, vigente la plena libertad para celebrar con el Misal de 1962, la Sede Apostólica sostenía no la exclusividad sino la complementariedad de sus expresiones litúrgicas.
----------Además, el esteticismo desbordado que no deja de manifestar el compositor Kwasniewski, esteticismo litúrgico que eleva la experiencia sensorial a criterio supremo, corre el riesgo de soslayar la dimensión formativa de la liturgia. Sin la catequesis y la implicación moral que el Novus Ordo procura, la belleza se vuelve mero entretenimiento espiritual, carente del sustento doctrinal que edifica al creyente.
----------El hiperliturgismo, al convertir la estricta observancia de ritos antiguos en fin último, vulnera el principio de que la liturgia es “fuente y cumbre” de la vida eclesial, pero no su totalidad. Relegar a un segundo plano toda otra actividad pastoral impide discernir el misterio como fuerza que impulsa también la caridad y el servicio.
----------La exhortación a “recuperar el vetus ordo cueste lo que cueste” toca de lleno la disciplina vigente a raíz de Traditionis Custodes y de las normativas diocesanas. Invocar la desobediencia litúrgica frente a las restricciones establecidas por la Sede Apostólica no constituye un acto de fidelidad, sino una fractura en la comunión eclesial. La celebración del rito extraordinario exige siempre el consentimiento del ordinario del lugar, tal como lo recuerdan los pronunciamientos del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
----------La exaltación de la desobediencia velada frente a la normativa eclesial no es un acto de fe, sino una fisura en la comunión. Cuando se insta a reclamar el rito extraordinario sin atender a la autoridad diocesana, se erosiona la unidad de la Iglesia local y se dinamita la comunión jerárquica establecida por el Magisterio.
----------Para mantener viva la tradición (propósito por el cual dice laborar Kwasniewski), pero sin caer en el reducto esotérico ni en la simplificación estetiticista y utilitarista del rito, es absolutamente necesario afirmar la complementariedad entre las distintas inculturadas formas litúrgicas del único Rito Romano en su unidad de lex orandi ecclesiae, tal como lo establece la Sede Apostólica y es de su competencia establecer; para así promover una participación activa de todo el Pueblo de Dios en el culto, que integre misterio y entendimiento. Solo así la liturgia será misterio compartido, camino formativo y don cantado por una Iglesia universal.
Segunda conferencia
----------La segunda conferencia de Kwasniewski en España, titulada “La genialidad del rito más antiguo del cristianismo” (19 de julio, Córdoba), tras reivindicar la continuidad bimilenaria del rito latino -no de la mera edición de 1962- parte de la naturaleza sacrificial de la Misa para reivindicar, negando que se trate de un banquete anticipo del banquete celestial, su exclusivo carácter de actualización del sacrificio de Cristo ofrecido al Padre, en el que el pueblo participa uniendo su culto al del Sacerdote celebrante.
----------A partir de esa premisa, el ponente destaca siete rasgos fundamentales del rito romano antiguo: 1. Iconostasio sonoro: la barrera auditiva que crean el latín, el canto gregoriano y el silencio intensifica el aura de misterio y remite al fiel al pie de la Cruz. 2. Orientación ad orientem: ministros y fieles miran juntos hacia el este, señalando la espera del retorno glorioso de Cristo y atenuando el protagonismo humano. 3. Espesor ritual: la simultaneidad de ceremonias, lecturas y gestos superpuestos subraya el carácter teocéntrico de la liturgia, inabarcable de un golpe de vista. 4. Fijeza textual: un calendario, un leccionario y un canon casi invariables promueven la familiaridad y una profundización gradual. 5. Calendario litúrgico rico: ciclos extensos (Navidad, Septuagésima, Semana Santa) y fiestas de santos enlazan la vida cristiana con el ritmo del tiempo sagrado. 6. Reverencia eucarística: genuflexiones, ministerios ordenados exclusivos y comunión de rodillas y en la lengua recuerdan la pequeñez del fiel ante el Pan de vida. 7. Atmósfera cortesana: un ceremonial regio que evoca la soberanía de Cristo Rey, presentando la liturgia como plegaria y ofrenda ante la corte divina.
----------Concluye Kwasniewski diciendo que estas “genialidades” no son meros arcaísmos, sino respuestas a necesidades humanas universales y un puente de arraigo y asombro para las nuevas generaciones.
----------Pero hagamos ahora algunas observaciones críticas. El énfasis en la dimensión sacrificial exclusiva del Misal de 1962 si bien no implica en sí mismo un saber oculto o esotérico, sino que se inscribe en la doctrina difundida abiertamente por el Concilio de Trento y los Padres de la Iglesia, destinada a toda la comunidad de fieles, no a una élite iniciada, sin embargo, al rechazar tan de plano el otro aspecto de la Misa, como banquete anticipo del banquete celestial, que es una realidad más comprensibles para el pueblo fiel, en el discurso de Kwasniewski el planteamiento sacrificial exclusivista es presentado como un misterio reservado, que de hecho contiene un cierto matiz gnóstico, pues en sus vuelos retóricos y en su llamada a volver al viejo Misal, aunque no se lo entienda todo, situando así al rito antiguo en el ámbito de un saber esotérico, contraviniendo la visión católica de la Revelación como un don destinado a todos los fieles.
----------Al elevar el rito de 1962 a la condición de única vía capaz de vehicular el misterio auténtico, se incurre en un exclusivismo litúrgico que desconoce la plenitud de legitimidad del Novus Ordo Missae, según el Código de Derecho Canónico (c. 846 § 1), y de acuerdo también con el viejo motu proprio Summorum pontificum, al que Kwasniewski propone retornar. Sin embargo, el conferencista reclama una aplicación más extensa de ese motu proprio, sin desconocer -al menos por sus expresiones- el lugar central que la forma ordinaria ocupa en la lex orandi de la Iglesia. Pero como está claro, el músico norteamericano no se conforma de hecho ni siquiera con lo que el papa Benedicto XVI establecía en 2007, sino que, en realidad de verdad y desvelada toda hipocresía, Kwasniewski no quiere saber nada con el Novus Ordo Missae de 1969.
----------Por otra parte, se advierte también en esta segunda conferencia la apelación casi exclusiva a la estética litúrgica y a los símbolos, incluso a símbolos complejos y de culturas ajenas -iconostasio sonoro, atmósfera cortesana-, actitud que corre el riesgo de supeditar la catequesis y la participación activa a una experiencia sensorial que puede resultar inaccesible para quienes carecen de formación previa.
----------De consecuencias morales más graves es el hiperliturgismo que queda manifiesto en el espesor ritual y el ceremonial regio que impone una carga organizativa y pastoral notablemente exigente, difícil o de hecho imposible de sostener en comunidades con recursos limitados, y no sólo en parroquias rurales o en zonas de misiones, sino también en parroquias de grandes centros urbanos. Es cierto que, en el discurso, si bien el “espesor ritual” y la “atmósfera cortesana” muestran la riqueza ceremonial del Misal de 1962, se reconocen grados de solemnidad -bajo, medio y alto- que en principio permitirían adaptar la forma extraordinaria a los recursos y necesidades pastorales de cada comunidad, evitando así una carga pastoral irrealizable. Sin embargo, el abrumador llamado de Kwasniewski a la solemnidad "cortesana" de la vieja modalidad, luce de hecho indispensable en su criterio para una celebración de la Misa en pleno sentido.
----------Si bien Kwasniewski critica la liberalización estética posconciliar, no desconoce, en principio, que el Vaticano II promovió la inculturación y la renovación homilética; y su advertencia va dirigida a los abusos que, según él, difuminaron la belleza sacramental y la dimensión contemplativa fundamentales en toda celebración litúrgica. Sin embargo, tras este planteamiento de principio, luego no se advierte que el conferencista mantenga la distinción entre "uso" y "abuso", y la crítica ya no es a los abusos, sino al nuevo uso instaurado por el Concilio. Por lo tanto, de hecho, la omisión de todo diálogo con los frutos de la reforma conciliar -inculturación, renovación de la homilía, música vernácula- revela no sólo miopía o ceguera, sino una fe escasamente iluminada, que conduce a una desobediencia no sólo velada sino explícita a la autoridad del Magisterio y a la normativa de Traditionis Custodes, que busca integrar la historia viva de la Iglesia sin convertir el pasado en reducto.
----------No se trata de conservar una modalidad del rito romano que los Padres del Concilio y los Papas del postconcilio, inspirados por el Espíritu Santo y advertidos por los signos de los tiempos, decidieron legítimamente reformar. ¿Cómo podría coexistir la vieja modalidad del rito romano con la actual modalidad que ha nacido para remediar las carencias pastorales de la modalidad anterior? De lo que se trata es que la riqueza y los valores del rito antiguo sin caer en el reducto esotérico ni en la rigidez excluyente, puedan llegar a inspirar la celebración con el Novus Ordo Missae, actual y única lex orandi ecclesiae, fomentando una participación activa que equilibre misterio y entendimiento, arraigo y apertura pastoral.
Tercera conferencia
----------La tercera conferencia de Kwasniewski en España, “Cómo Nuestra Señora nos enseña el significado de la Misa” (21 de julio, Toledo) recorre tres hitos marianos -Anunciación, Calvario y Bodas de Caná- para extraer de cada uno las disposiciones interiores y externas que dan plenitud a la celebración eucarística. El ponente subraya que la liturgia nace del soplo del Espíritu Santo y demanda de nosotros un “fiat” semejante al de María: acoger, custodiar y vivir cada palabra y gesto según la Palabra divina.
----------Así, siempre según Kwasniewski, en la Anunciación, la receptividad virginal -“hágase en mí según tu palabra”- exige la sumisión rigurosa a la forma y al contenido de la Misa, sin improvisaciones ni adaptaciones caprichosas. En el Calvario, el silencio y la contemplación de María y Juan al pie de la Cruz enseñan la reverencia eucarística, modelo de nuestra actitud interior durante la Consagración. Y en las Bodas de Caná: la atención al detalle y la obediencia -“haced todo lo que Él os diga”- nos invita a orquestar cada gesto litúrgico con delicadeza, a la vez que atendemos las necesidades concretas de la asamblea.
----------En el cierre de esta tercera conferencia, se reivindica la estabilidad y la inflexibilidad de los ritos tradicionales como fuente de raíz espiritual profunda, contraponiéndolas a las “modernizaciones” posconciliares, que, según el conferencista, carecen de la misma mística y solidez teológica.
----------Hagamos ahora algunas observaciones críticas. El énfasis en la inflexibilidad ritual, el rechazo de toda opción litúrgica y la apelación al rito antiguo como única vía válida remiten a un espíritu de clausura, exclusivismo e hiperliturgismo que choca con la encarnación dinámica propia de la tradición católica.
----------Las analogías marianas en la Anunciación, el Calvario y las Bodas de Caná, al presentar la liturgia como un Logos que sólo un corazón inmaculado puede custodiar, introducen un matiz excesivamente hermético que puede sugerir una experiencia de iniciados, en tensión con la universalidad de la Revelación.
----------La idealización de las eras de catedrales, monasterios y santos del Medioevo crea un pasadismo que desliga la Misa de los desafíos actuales y de los frutos de la reforma conciliar. La insistencia en “pedir refuerzos a la época de los grandes santos y eruditos académicos, a la época de las catedrales y monasterios, a la época de la piedad y la penitencia, a la época del esplendor y la belleza” proyecta la liturgia hacia un ideal histórico irreal. Al convertir la celebración eucarística en un museo del pasado, se corre el riesgo de desconectarla de las necesidades de la asamblea y de la misión evangelizadora hoy.
----------La omisión de todo reconocimiento de las riquezas dogmáticas y pastorales del Concilio Vaticano II y la crítica sin matices al aggiornamento implican una desobediencia velada a la autoridad eclesial y a Traditionis Custodes, al anteponer la forma histórica del rito a la comunión diocesana.
----------El tono autoritario y jerárquico del discurso (ciertamente muy alejado de la humildad y ternura maternal de María, a cuyo ejemplo se ha recurrido al inicio), corre el riesgo de convertir la estética sensorial en fin en sí misma, desplazando el servicio humilde y la participación formativa del Pueblo de Dios.
Padre: Me permito objetar su interpretación cuando usted afirma que el título “Por qué es mejor no entenderlo todo inmediatamente” brota de un matiz gnóstico y sugiere un saber reservado a iniciados. Al presentar la “oscuridad necesaria” como vestigio de elitismo, usted soslaya la profunda tradición agustiniana que entiende el misterio como vía pedagógica: posponer la claridad no encierra secretos ocultos sino que instaura un espacio de asombro, capaz de reavivar la fe y conducir al creyente desde lo sensible hacia la verdad divina.
ResponderEliminarEstimado Carlos,
Eliminarle agradezco su apunte. Como indiqué al inicio de esta serie, pedí a todos los lectores reservar sus observaciones hasta leerla completa —última parte publicada hoy—, pues las conclusiones matizan lo que aquí señala. Le invito a releer todo el conjunto y, si lo desea, replantear luego su comentario a la luz del texto íntegro.
Del mismo modo, su lectura de la “profusión de gestos” y del silencio como santuario esotérico olvida que esos elementos responden a una lógica catequética bien articulada, cuyo fin no es excluir sino invitar. La alternancia entre claridad y veladura allí descrita no segmenta a los fieles, sino que alimenta un deseo genuino de profundizar. Reducir esta dinámica a un hiperliturgismo gnóstico empobrece la riqueza de un rito que, más que custodiar un saber arcano, preludia una participación viva y progresiva en el misterio.
ResponderEliminarEstimado Carlos,
Eliminarle agradezco nuevamente su aporte. Como señalé al inicio de esta serie —y cuya última parte se publica hoy—, pedí reservar los comentarios hasta leerla entera, pues en la conclusión abordo matices que tocan lo que expone aquí. Le invito a considerar el conjunto completo y, si lo ve oportuno, volver luego a plantear su observación.