miércoles, 4 de junio de 2025

La mirada de Fe al Misterio de la Iglesia

En estas primeras semanas de inicio del ministerio petrino del papa León se han podido observar, como era previsible, tres tipos de miradas hacia las palabras y gestos del nuevo Romano Pontífice. Me refiero a miradas católicas o que pretenden ser católicas, o sea, brotadas de lo interno de la Iglesia (que no del mundo). De modo general, la mirada simple del católico normal, que recibe las palabras y los gestos del Papa con sus presupuestos de fe, y lo ve del mismo modo que veía a Francisco y a los anteriores Papas, todos ellos Sucesores de Pedro, y con los mismos atributos de Pedro. Y están las otras dos miradas... [En la imagen: fragmento de "Iglesia de Andauaylillas", acuarela sobre papel, obra de Wilfredo Castelo Luza, 2007, representando el templo colonial conocido como "la Sixtina de America", que se encuentra al sur de la ciudad del Cusco, Perú].

La mirada de fe al Misterio de la Iglesia
   
----------La muerte del papa Francisco y la llegada del papa León al solio pontificio, nos mueven espontáneamente a reflexionar sobre el Misterio de la Iglesia, sobre todo si no queremos caer nosotros también en la mediocridad y superficialidad de ciertas voces que vienen escuchándose durante estas semanas, que parecen reducir la vida de la Iglesia a los límites de cualquiera de las asociaciones exclusivamente humanas, frecuentemente atravesadas por mezquindades, intereses egoístas y afanes partidistas o sectoriales, que vienen a ser las consecuencias, en lo personal y en lo social, del pecado original y de los pecados personales.
----------Además de la mirada general de los católicos normales hacia los acontecimientos de la Iglesia, hacia la misma Iglesia y, en concreto, hacia las palabras y los gestos del nuevo Romano Pontífice, católicos que reciben las palabras y los gestos del Papa desde sus presupuestos de fe, y lo ven del mismo modo que veían a Francisco y a los anteriores Papas, todos ellos Sucesores de Pedro, y con los mismos atributos de Pedro, no podían faltar, como era previsible, las otras dos miradas, las de las dos minorías extremistas, los modernistas y los pasadistas, minúsculos grupos agentes y siempre activos e influyentes desgraciadamente en la masa general de católicos normales, queriéndolos atraer hacia sus propios molinos.
----------Claro que la acción deletérea de ambas minorías se percibe de modo diferente. Es menos perceptible la acción de los modernistas, más camuflados, más astutos, por lo general no haciéndose notar en las redes telemáticas, porque en cierto modo no las necesitan para su acción, la cual se desarrolla en las cátedras de los institutos docentes de la Iglesia, en las parroquias y, lamentablemente, hasta en muchas sedes episcopales. En cambio, la acción de los pasadistas (o "indietristas" como los llamaba el papa Francisco) es muy ruidosa en las redes, porque es prácticamente (como les reprochaba días atrás el obispo Viganò) el único ámbito (la realidad virtual) en el que de algún modo los pasadistas se visibilizan.
----------Indudablemente se revela una profunda ignorancia doctrinal, y hasta quizás carencia de fe, en algunos publicistas sedicentes católicos de estos días, al menos si tenemos en cuenta el contenido objetivo y el sentido preciso de sus declaraciones. Como dije, las voces que más se han escuchado estas semanas son las de los pasadistas, quienes, por el simple hecho de que el Papa actual no parezca continuar con algunos de los usos y costumbres de su predecesor (cosa absolutamente normal), o porque celebró alguna Misa en lengua latina, o por haber elegido diferentes ornamentos litúrgicos, se han inflamado en éxtasis y han empezado a soñar sueños de imposibles restauraciones de un pasado ya acabado, y se sienten con derecho a reclamar vaya a saber qué cambios doctrinales y pastorales al nuevo Romano Pontífice. 
----------Un conocido publicista, profundamente afectado por algunos de los errores lefebvrianos, expresó días atrás con esa típica altanería de quien pretende enseñar la Palabra de Cristo mejor que su Vicario, o indicar el modo de gobernar la Iglesia mejor que el Sucesor de Pedro: "Si León XIV quiere restablecer la unidad interna de la Iglesia, no queda otra solución que abrogar, corregir o desechar la exhortación Amoris laetitia..., el Documento sobre la Fraternidad Humana suscrito en Abu Dabi..., la carta Traditionis custodes... y la declaración Fiducia supplicans..., que tantas divisiones han suscitado entre los católicos".
----------Naturalmente, nadie niega que los documentos citados contienen directrices de tipo pastoral-gubernativo-disciplinario, que muy bien pueden ser confirmadas o corregidas por el Papa actual, pero también es cierto que estos textos contienen enseñanzas doctrinales en perfecta continuidad con el magisterio precedente. Y la Iglesia goza de inerrancia en el ámbito doctrinal, más aún, goza de la asistencia del Espíritu Santo para profundizar, explicar y explicitar siempre cada vez mejor la inmutable Palabra de Cristo. Claro que este tipo de voces, como la citada, es refractaria a toda novedad o aggionamento doctrinal.
----------Otro conocido publicista del minúsculo pero ruidoso mundillo pasadista, ilusionado vaya a saber en qué sentido con el papa León, llegó a escribir: "Ahora, por primera vez en doce años, no tengo que seguir y consultar las noticias del Vaticano. Al menos por un tiempo, tal vez con suerte durante décadas, puedo quedarme días y días sin preocuparme de que la nueva declaración papal aparentemente deshaga la Fe". Pues bien, estimado amigo, déjame decirte que si vives con ese temor de que un Papa pueda deshacer la Fe, en realidad no entiendo cómo te llamas "católico". Acaso todavía nadie te ha hecho saber que es imposible que un Papa "deshaga la Fe", porque precisamente el Papa tiene por oficio confirmarte en la Fe. Si piensas que un Papa puede deshacer tu Fe católica, entonces estás tratando de mentiroso a nuestro Señor Jesucristo.
----------Elevando la puntería por encima de estos errores o cegueras ideológicas o superficialidades, quisiera que en esta nota, y en otras que iré publicando ni bien llegue la ocasión, hagamos un esfuerzo por reflexionar sobre el Misterio de la Iglesia, para intentar comprender algo aunque sea de él, con una mirada de fe, como no puede ser de otro modo, pues esta mirada es lo único que nos permitirá asumir como católicos auténticamente tales lo que vaya aconteciendo de aquí en más en la vida de la Iglesia.
   
La mirada de la filosofía
   
----------Debe quedarnos muy claro que la mirada más elevada sobre el Misterio de la Iglesia es la del teólogo, o sea la de aquel que busca la intelección de la Fe (en la medida en que al intelecto humano le es posible) en el ámbito de la Eclesiología, munido de los instrumentos que le dan las ciencias auxiliares de la teología y las otras ramas de la teología sistemática. El teólogo se vale así de la exégesis y hermenéutica de la Sagrada Escritura, del estudio de los Santos Padres y particularmente de la Historia del Dogma y de la doctrina de la Iglesia, tratando de entender el Misterio de la Iglesia a la luz de los demás Misterios de la Fe, estudiados en las otras ramas de la teología dogmática: el tratado de la Divina Revelación, el de Dios Uno y Trino, el de Cristo Verbo Encarnado y Redentor, el de los Sacramentos, el de la Escatología; naturalmente, en todo ello, presuponiendo y utilizando una recta metafísica, sin la cual es imposible hacer teología.
----------Pero además de esta mirada del teólogo, el Misterio de la Iglesia puede ser abordado también por los legos en teología; por ejemplo por los simples fieles, a partir de sus conocimientos catequéticos pero con voluntad y esfuerzo de profundizarlos, siempre en la humildad de recibir filialmente y dócilmente la enseñanza del Magisterio en la materia. Pero también el Misterio de la Iglesia puede ser abordado desde la simple filosofía. Y me gustaría detenerme un momento en este punto, porque me parece muy útil y conveniente como primer punto de partida para este camino de reflexión que hoy les propongo.
----------Cuando hablo aquí de la mirada de la filosofía pienso particularmente en un libro que me hizo mucho bien en mi juventud, y al que pienso recurrir con frecuencia en estas notas. Me refiero a De l'Eglise du Christ La personne de l'Eglise et son personnel, obra de madurez de Jacques Maritain (ediciones Desclee de Brouwer, Paris-Bruges 1970; aunque de aquí en más lo citaré según mi vieja versión española: Sobre el Misterio de la Iglesia de Cristo. La persona de la Iglesia y su personal, Ediciones El Vigía, Mendoza 1975).
----------Una mirada puramente filosófica puede ayudar a quien se propone intentar (con respeto, humildad, y temor de Dios) una intelección más profunda del Misterio de la Iglesia. El lector puede objetar: ¿no se ha dicho que es necesario abordar el Misterio de la Iglesia desde una mirada de fe? ¿Acaso la fe no es ajena a la filosofía? El propio Maritain aborda estas preguntas en el prefacio de la obra citada: "¿Con qué derecho un laico que carece de autoridad para tratar estas materias (no es teólogo) se atreve a escribir estas páginas sobre la Iglesia de Cristo, que es un misterio de fe?".  Maritain responde a las preguntas planteadas, diciendo que, al fin de cuentas, la única autoridad de la que uno puede valerse para hablar a los demás es la de la verdad; y que nada impide en un momento histórico profundamente perturbado como es el que vivimos actualmente, sin duda "le es lícito a un viejo filósofo cristiano, que ha reflexionado sobre el misterio de la Iglesia durante sesenta años, llevar sobre este momento histórico el testimonio de su fe y de su meditación".
----------Pero el propio Maritain da luego una mejor y más profunda respuesta, y es que la filosofía no sólo tiene que proporcionar a la teología una metafísica, sino que también tiene por función "entrar en el terreno propio de la sacra doctrina para hacer allí mismo un esfuerzo de razón y proponer eventualmente a los doctores competentes nuevas visiones", y hacerlo de un modo más libre que el modo propio del teólogo. Permítame el lector transcribir literalmente algunos pasajes con que Maritain justifica su tarea como filósofo abordando un Misterio de Fe, como es el de la Iglesia:
----------"El filósofo deja al conocimiento propio del teólogo la gran labor interpretativa y constructiva en cuestión. Se beneficia de los frutos de este conocimiento. Pero en su propia manera de pensar, la mente con sus exigencias y el ser con sus secretos se enfrentan solos; la razón del filósofo cristiano está sola, para reflexionar sobre ellas, ante las elevadas realidades que le presenta el teólogo. Por eso he dicho que en la labor de investigación es más libre que este último, a quien propone puntos de vista que corresponde a la teología juzgar en última instancia. Añadamos, [...], que un enfoque filosófico exige considerar el misterio de la Iglesia como un objeto que se presenta ante la mente y que se intenta describir.
----------Para intentar plasmar así el retrato de un misterio, era necesario ser un viejo filósofo resistiendo con dificultad a la atracción de los riesgos (de los bellos riesgos). Al menos este filósofo no se hacía demasiadas ilusiones sobre sí mismo. A decir verdad, este libro ha sido escrito por un ignorante para ignorantes como él, pero que, como él, anhelan comprender lo máximo posible, comprender un poco. La tarea en cuestión no tiene nada que ver con la apologética. Presupone la fe católica y se dirige sobre todo a los católicos, a nuestros no separados hermanos que recitan el Credo cada domingo y dicen: "Yo creo en la Iglesia una, santa, católica y apostólica". [...] Tampoco tiene nada que ver con un tratado de eclesiología. Es un tipo de meditación que se desarrolla libremente por sí misma a medida que las preguntas surgen en la mente..." (op.cit., p.7).
   
Los datos revelados concernientes a la Iglesia
   
----------Aunque hemos dicho que abordaremos el Misterio de la Iglesia con la mentalidad de un filósofo (y no de un teólogo), no olvidemos que lo haremos desde los presupuestos de un filósofo cristiano (sobre el tema de la filosofía cristiana, recomiendo el opúsculo de 1933 de Jacques Maritain: Ensayo sobre la Filosofía Cristiana, y también el pequeño librito de mons. Octavio N. Derisi, mi profesor de metafísica, Concepto de Filosofía cristiana, Club de Lectores, Buenos Aires 1979). Y hay que decirlo aún mejor: abordaremos el Misterio de la Iglesia desde la mente de un filósofo católico, en cuyo intelecto habita no simplemente la fe cristiana a secas, sino la enseñada por el Magisterio de la Iglesia católica. De ahí que conviene ante todo recordar con claridad algunos textos que son transmitidos al cristiano, concernientes a la Iglesia, o sea, lo que ha sido revelado con palabras humanas por la Palabra de Dios (cf. J.Maritain, Sobre el Misterio de la Iglesia de Cristo. La persona de la Iglesia y su personal, Ediciones El Vigía, Mendoza 1975, pp. 9-11).
----------Veamos ahora ante todo un apretado elenco de textos neotestamentarios, que son los escogidos por Maritain en la obra citada (para un resumen de las enseñanzas dogmáticas del Magisterio acerca de la Iglesia, véase en este blog: Las verdades de la Fe).
----------Mt 28,18-20: "Acercándose, Jesús [resucitado] les dijo: Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo". Lo que aquí sustancialmente se enseña es que los apóstoles son enviados a todo el mundo, y Cristo estará con la Iglesia en cada instante hasta el final de los tiempos.
----------Mt 16,15-18: "Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy? Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Jesús le dijo: Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella". Se enseña aquí el primado de Pedro, y la seguridad de que la Iglesia de Cristo es invencible al mal.
----------Jn 21,15-17: "Después de comer, Jesús [resucitado] dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? El le respondió: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis corderos. Le volvió a decir por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? El le respondió: Sí, Señor, saber que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. Le preguntó por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas". Primacía de Pedro. Es por razón del amor de caridad que esta primacía se confiere, como toda autoridad en la Iglesia.
----------Mt 12,28: "Pero si expulso a los demonios con el poder del Espíritu de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes". El reino de Dios ya ha comenzado aquí en la tierra, en Cristo y en la Iglesia. Nosotros decimos: "Venga a nosotros tu reino", en orden a que él venga en el mundo transfigurado.
----------Respecto a esta verdad revelada, véase del Concilio Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, capítulo 1: "Cristo, en cumplimiento de la voluntad del Padre, inauguró en la tierra el reino de los cielos, nos reveló su misterio y con su obediencia realizó la redención. La Iglesia o reino de Cristo, presente actualmente en misterio, por el poder de Dios crece visiblemente en el mundo" (n.3). "Ahora bien, este reino brilla ante los hombres en la palabra, en las obras y en la presencia de Cristo [...] Los milagros de Jesús, a su vez, confirman que el reino ya llegó a la tierra: 'Si expulso los demonios por el dedo de Dios, sin duda que el reino de Dios ha llegado a vosotros' (Lc 11,20; cf. Mt 12,28). [...] Por esto la Iglesia, enriquecida con los dones de su Fundador y observando fielmente sus preceptos de caridad, humildad y abnegación, recibe la misión de anunciar el reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos los pueblos" (n.5).
----------Ef 1,17 y 1,22-23: "Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. [...] El puso todas las cosas bajo los pies de Cristo y lo constituyó, así exaltado por encima de todo, Cabeza de la Iglesia ["Kai edôken kephalên huper panta tê ekklêsia." La Vulgata traduce: "Et ipsum dedit caput supra omnem Ecciesiam", Cabeza sobre toda la Iglesia] que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas".
----------El cardenal Journet traduce: "...l'Église, qui est son Corps, l'achèvement de Celui qui s'achève de toutes manières en toutes choses". Y agrega: "En sorte que saint Jean Chrysostome peut écrire que le plérôme (c'est-à-dire l'achèvement, la plénitude) de la Tête est le Corps, et le plérôme du Corps, la Tête". (L'Eglise du Verbe Incarné, Paris, Desclée De Brouwer, 1951, t. II, p. 53). Esta diferencia de traducción se debe a que se le da a la última palabra, plérouménou, el sentido de participio pasivo o de participio medio. Cf. A. Feuillet (Le Christe Sagesse de Dieu, pp. 277-292), quien opta por la voz pasiva y traduce: "l'Eglise est la plénitude, la totalité des richesses de Celui qui est rempli de toutes manières [le Christ, rempli par Dieu]".
----------Ef 4,15-16: "Profesemos la verdad en el amor, y crezcamos plenamente, unidos a Cristo. El es la Cabeza, y de él, todo el Cuerpo recibe unidad y cohesión, gracias a los ligamentos que lo vivifican y a la acción armoniosa de todos los miembros. Así el Cuerpo crece y se edifica en el amor".
----------Col 1,17-18: "El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él. El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia". La Iglesia es el Cuerpo místico de Cristo (cf. Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, cap. I, n.7).
----------Ef 5,29-30: "Nadie menosprecia a su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida. Así hace Cristo por la Iglesia, por nosotros, que somos los miembros de su Cuerpo. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán una sola carne [Gn 2,24]. Este es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia". La Iglesia es la Esposa de Cristo (cf. Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, cap. I, n.7: "Cristo, en verdad, ama a la Iglesia como a su esposa, convirtiéndose en ejemplo del marido, que ama a su esposa como a su propio cuerpo").
----------Ef 5,25-27: "Maridos, amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella, para santificarla. El la purificó con el bautismo del agua y la palabra, porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada". Aquí san Pablo Apóstol enseña que Iglesia es la Esposa de Cristo, y que ella es sin mancha o arruga o cualquier cosa de esa clase, sino santa e inmaculada ("indefectiblemente santa", dice el Concilio Vaticano II: "Indefectibiliter sancta", Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, c. V, n. 39. Cf. c. I, n. 6).
----------1 Tim 3,14-15: "Aunque espero ir a verte pronto, te escribo estas cosas por si me atraso. Así sabrás cómo comportarte en la casa de Dios, es decir, en la Iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad" (en el griego original: Stulos kai edraiôma. La palabra edraiôma significa "lo que hace inquebrantablemente firme". Este es el por qué la Vulgata de san Jerónimo lo traduce como firmamento). Se enseña la inerrancia de la Iglesia. Ella es la columna y el baluarte de la verdad.
----------1 Pe 2,9-10: "Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz: ustedes, que antes no eran un pueblo, ahora son el Pueblo de Dios". Se enseña que la Iglesia es el Pueblo de Dios, un nombre que ha sido puesto plenamente en luz por el Concilio Vaticano II.
----------Véase: Constitución Dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, Cap. II, n.9, donde se cita este texto de san Pedro. De esto hablaremos también más adelante, en próximas publicaciones.
----------Resumiendo este capítulo de la Constitución Dogmática sobre la Iglesia, el cardenal Journet señala que el Concilio retomó allí, "a propósito de los laicos, lo que se había afirmado en general respecto de todo el pueblo cristiano. 'Los laicos', se dice allí, 'son miembros del pueblo de Dios en el que no hay desigualdad de raza ni de nación, de condición social ni de sexo; son hermanos de Cristo que vino para servir, no para ser servido. Participan en la misión salvífica de la Iglesia, en su misión profética, en su servicio real'. La innovación aquí -evidente tanto en la Constitución De Ecclesia como en la orientación general del Concilio- reside en la ya no secreta y dolorosa, sino imperiosa 'concienciación', no ciertamente de una inadecuación para el mundo de su catolicidad esencial y estructural, sino de la inmensidad del esfuerzo por realizar, dos mil años después de la venida de Cristo, para reincorporarse a la masa cada vez mayor de la humanidad... La Iglesia se dirige a sus hijos laicos con la preocupación menos de preservarlos del mal que de enviarlos a través de los peligros con Dios en su corazón, para dar testimonio del Evangelio" (Charles Journet, Le Mystère de l'Eglise selon le IIe Concile du Vatican, Revue Thomiste, 1965, pp. 34-35).
----------En suma, este elenco de textos nos muestra de la manera más clara que la Iglesia de Cristo, santa e inmaculada, es ella misma uno de los misterios que Dios ha revelado a los hombres y a los ángeles. Ella es un misterio de fe, y un misterio sobrenatural en el sentido integral de la palabra (quoad substantiam) ya que ella es el Cuerpo místico de Cristo y la Esposa de Cristo y la Plenitud de Cristo, y ya que vive por Él y por su gracia ("por la verdad en amor", como dice san Pablo Apóstol).
----------Puestos estas últimas semanas delante de tantos análisis acerca de los acontecimientos de la vida de la Iglesia, análisis que desgraciadamente no logran elevarse por encima de las debilidades humanas, y comparándolos con lo que acabo de decir (que no es opinión mía, sino que lo he tomado de la divina Revelación) debo suponer que le queda bien claro que quien pierde de vista que la Iglesia es ella misma un Misterio de Fe no tiene en su pensamiento la idea de la Iglesia. Ciertamente, ese tal puede hablar de ella, y hablar de ella abundantemente en diarios, revistas y blogs; pero no sabe de lo que está hablando.
----------"Hay tres que son santos e inmaculados -dice Maritain en el texto citado antes-, aunque cada uno de una manera diferente, y por título diferente: Cristo porque es Dios; la Santísima Virgen porque nació sin mancha; la Iglesia porque, 'purificada en el baño de agua por el poder de la palabra', ella brilla, sine macula, sine ruga, con la pureza en la que ella ha nacido del agua y del Espíritu" (op.cit., p.11).

30 comentarios:

  1. Gracias, padre Filemón, por su hermoso artículo... lo leí de un tirón... Y estoy plenamente de acuerdo con sus observaciones sobre lo que viene ocurriendo estas semanas y con las cosas que algunos dicen de León XIV... ¡qué falta de fe!...

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    1. Estimada Rosa Luisa,
      gracias por su consenso hacia mi artículo. Pero quisiera sugerirle que no siempre es conveniente generalizar tanto, y pido disculpas si yo he dado esa impresión en mi artículo. De hecho he citado dos ejemplos de expresiones publicadas en días recientes (aunque no he citado el nombre de sus autores), de modo que mi juicio acerca de la falta de fe en la Iglesia que manifiestan algunos opinantes, publicistas, está basada en los dos ejemplos que he dado. ¿Qué es lo que pretendo decirle?
      Pues bien, que me gustaría que cuando usted juzga como lo hace, citara algún fundamento de su juicio (como lo he hecho yo en mi artículo), aunque no necesariamente citando los autores, si usted así lo decide.
      Espero haberme explicado.

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    2. Estimado padre Filemón,... disculpe si hablé con excesiva generalidad... pensé que todos estaban al tanto... A mí me da la impresión de que los pasadistas han empezado a aprender de la astucia y la hipocresía que los modernistas vienen usando desde hace décadas... Ahí lo tenemos a mi vecino Valli, coqueteando con el papa León, pero sabemos que en cualquier momento le va a hacer caer sus zapas... o a su vecino Peretó Rivas, queriendo escurrir el bulto diciendo que él es tradicionalista... pero no recalcitrante... cuando todos sabemos de sus herejías que viene repitiendo desde hace décadas, rechazando el Concilio Vaticano II, la autoridad doctrinal del Papa, y en general el magisterio de los Papas del postconcilio... o ahí lo tenemos al pobre de Sosa Laprida..., que ya empezó a hacer un listado de las "herejías" de León XIV... o ahí lo tenemos al organista de Rorate Coeli, comuflando su lefebvrismo con alabanzas al nuevo Papa... ¿No le parece que esto es astucia e hipocresía, queriendo manipular al nuevo Papa?... Bueno... no lo de Sosa..., él es sedevacantista..., así que le da lo mismo lo que diga o haga cualquier Papa...

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    3. Estimada Rosa Luisa,
      le agradezco por estas pistas informativas, que yo desconocía. Sí, las he cotejado, y es cierto lo que usted me dice, además de lamentable.
      Puedo estar de acuerdo con usted en que sí, efectivamente, ante el inicio del pontificado del papa León, estos pasadistas que usted ha mencionado, parecen estar mostrando también cautela y astucia, quizás porque no saben todavía a qué atenerse, dado que al fin de cuentas, todos nosotros estamos recién reconociendo los modos de hablar y de actuar del Papa actual.
      Pero la diferencia entre los católicos auténticos y estos pasadistas, es muy sencilla de individuar: el católico tiene fe en el Sucesor de Pedro, en su inerrancia doctrinal, y en la necesidad de obedecerle en lo pastoral-gubernativo-disciplinar porque el fiel católico autentico cree además que el Papa es su guía hacia el Reino de Dios.
      En cambio, desgraciadamente, los pasadistas no parecen en general tener esta fe, por eso son en general sospechosos de herejía y cripto-cismáticos, cuando no es el caso que sean realmente herejes y cismáticos. Fíjese que uno de dos de los que usted menciona, según he podido comprobar gracias a su información, ya, por decirlo así, abriendo el paraguas acerca de lo que puede venir del Papa actual, están ahora propalando que, al fin de cuentas, ni hay que ser papólatras, vale decir, no hay divinizar al Papa, ni hay que demonizar al Papa, sino tener una actitud, dicen ellos, "deshiperpapalizante". Me pregunto, esta declarada y explícita referencia a la posibilidad de que el católico pueda vivir su vida cristiana independientemente de lo que enseña infaliblemente el Papa y de sus orientaciones para que sigamos caminando hacia el Reino de Dios, ¿qué diferencia tiene con la actitud de un luterano, un ortodoxo oriental o un lefebvriano, quienes pretenden vivir su cristianismo independientemente del Papa?

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  2. Sergio Villaflores4 de junio de 2025, 8:47

    Estimado padre Filemón, a decir verdad, personalmente no me parece que sea tan minúscula la corriente de los modernistas, sus ideas y herejías las veo hoy muy extendidas a todo nivel del Pueblo de Dios.

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    1. Estimado Sergio,
      en primer lugar, reafirmo lo que he dicho: tanto los neo-modernistas (los llamó así para diferenciarlos de los modernistas de hace un siglo, los del tiempo de san Pío X), como los pasadistas, son dos minorías muy minúsculas en la Iglesia. Claro que la diferencia cuantitativa entre ambas minorías es notoria: mientras los modernistas ocupan puestos de real influencia en el conjunto del Pueblo de Dios, los pasadistas están reducidos a grupos o sectas, ruidosos sí, pero a nivel telemático, es decir, disponen sólo de una realidad virtual (como estos días la ha llamado el obispo cismático Viganó).
      Pero si lo que usted me quiere decir es que los neo-modernistas influyen de una manera muy extendida en el Pueblo de Dios, en eso estoy de acuerdo. Pero es necesario hacer la distinción entre los neo-modernistas propiamente tales, conscientes de sus ideas modernistas, y aquellos fieles que no son conscientes de las ideas que han asumido, quizás por ingenuidad, o por dejarse llevar por las modas, sin reflexionar de modo culto sobre su fe.
      Por último, y para aclarar estas ideas, quiero recordar que, más allá de estas dos minúsculas minorías, el gran cauce del río de la Iglesia (es una metáfora usada por el papa Francisco) lo conforman los fieles normales, que constituyen prácticamente la unanimidad del pueblo fiel.

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  3. Este Papa se ha presentado como el Papa para la unidad de la Iglesia y de algún modo así se ha señalado un programa de gobierno. Pondrá paz en la Iglesia, pondrá paz en la guerra litúrgica, pondrá paz entre los fieles y acogerá a todos, co sus diversas sensibilidades, sea a los que usted llama modernistas como a los que usted llama pasadistas. Todos, todos, todos, como decía el Bergoglio, pero el Papa León XIV lo cumplirá de verdad.

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    1. Estimado Anónimo,
      me uno sinceramente a sus votos de que el papa León pueda traer más unidad a la Iglesia. Recemos por ello y para ello secundemos sus iniciativas y acojamos sus enseñanzas.
      Ahora bien, teniendo en cuenta su intervención en sus términos literales, me temo que no estamos de acuerdo en algunos puntos.
      Por un lado, debe tener usted presente que la unidad de la Iglesia es una unidad en la fe y en la caridad. La fe implica la adhesión a la Palabra de Cristo tal y como la enseña el Magisterio de la Iglesia, sobre todo, para nosotros, hombres de nuestro tiempo, el Magisterio del Concilio Vaticano II y de los Papas del postconcilio hasta el actual, Magisterio que por supuesto está en perfecta continuidad (aunque actualizada) respecto al Magisterio precedente.
      En segundo lugar, la caridad, la otra virtud con la que se actúa la unidad de la Iglesia, se pone de manifiesto en la obediencia a las directrices gubernativo-pastorales-disciplinares del Papa y del propio Obispo de cada uno en comunión con el Papa.
      Por lo tanto, no puede construirse la unidad respetándose -tal como usted quiere- a los modernistas y a los pasadistas en sus herejías (errores contra la fe) y en sus actitudes cismáticas (pecados contra la caridad). Y eso lo conoce el Papa mejor que nadie.

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    2. Recuerde lo que le digo, este Papa pondrá fin a la guerra litúrgico, no sólo eliminando el m.p. TC, no sólo volviendo a aplicar lo que establecía SP, sino dando un paso más adelante, dando plena libertad a todos para celebrar y participar en ambos, NO y VO, claro que como paso transitorio, porque llegará otro Papa que terminará por abolir la nueva Misa y volver a la Misa de siempre... Acuérdese que se lo dije.

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    3. Estimado Anónimo,
      lamento decirle que usted me da señales que me hacen entender que no posee un recto concepto de la Liturgia católica, ni de la competencia del Papa o un Concilio reunido bajo la autoridad del Papa, en el ámbito de la liturgia. Dejando de lado sus "pronósticos", elijo entre las cosas que usted dice, su mención a lo que usted llama "guerra litúrgica".
      Pues bien, tal expresión es habitualmente usada por los pasadistas o indietristas o filolebvrianas, y la usan con tal astucia, o tal evidente astucia, que su hipocresía es manifiesta, por lo cual ya no se puede calificar de astuta su actitud. Evidentemente al hablar de "guerra litúrgica", 1. por una parte quieren parangonar su oposición al Novus Ordo con su apego a un vetus ordo, como si se tratara de dos "optional" con el mismo derecho del fiel católica a elegir uno u otro. Por otra parte, 2. al usar tal expresión "guerra litúrgica", evidentemente quieren ocultar su responsabilidad en esta supuesta guerra que ellos han iniciado.
      Respecto a lo primero, no existe tal parangón entre el Vetus Ordo Missae que ha comenzado a regir en 1970, y cualquier vetus ordo que se quiera celebrar hoy. El primero es la única lex orandi vigente en la Iglesia actual. Los segundos, si acaso, pueden ser lícitos celebrarlos si el Papa o el Obispo, de acuerdo a las leyes vigentes hoy, lo autorizan a modo de indulto.
      Respecto a lo segundo, está claro que la denominada "guerra litúrgica" la hacen únicamente los pasadistas, que pretenden que su apego a un pasado superado sea respetado por el Papa.

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  4. Padre: yo me considero tradicionalista, pero no me hago ilusiones de ninguna restauración católica, ... la Iglesia está demasiado imbuida de modernismo. Lo único a lo que aspiro, a pesar de todo, son dos cosas: que este Papa pueda aportar claridad en lo doctrinal y que respecto a la Misa Tradicional se retorne a una situación similar a la que regía con el papa Benedicto XVI después del año 2007 en que se aprobó Summorum Pontificum.

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    1. Mauro, totalmente de acuerdo. Pero te animo a la esperanza: la restauración litúrgica se dará algún día, aunque seguramente no seremos nosotros los que la vivamos.

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    2. A ver, lo diré de manera cruda, pero si ustedes dos hacen un pequeño esfuerzo por entenderme, seguro que comprenderán que lo que voy a decirles lo digo con todo respeto y caridad.
      Una cosa es el idiota, y otra cosa es su idiotez, que puede ser un pensamiento idiota, una frase idiota o un gesto idiota.
      Supongo firmemente que ustedes dos no son idiotas, son personas inteligentes. Jamás se me ocurriría tratarlos de idiotas, porque no los conozco.
      Sin embargo, lo que conozco es lo que han escrito, y lo que escribieron son idioteces.
      ¿Cómo es posible que hace más de seis décadas de reformada la liturgia por el Concilio Vaticano II, todavía ustedes dos sigan debatiendo estas cosas como se debatían en el aula conciliar? ¿No se dan cuenta que han sido 2500 obispos, los de todo el mundo de entonces, los que quisieron cambiar la Misa anterior, debido a sus errores y falencias?... ¡Jamás la Iglesia volverá a determinar que se rece la Misa como la rezan hoy los cismáticos lefebvrianos!
      Créanme, lo que han dicho es una idiotez.

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    3. Estimado Mauro,
      me uno sinceramente a sus deseos de que el papa León pueda aportar al Pueblo de Dios claridad doctrinal.
      Al respecto, debemos hacer una distinción entre la doctrina católica en sí misma y la forma pastoral de enseñarla. Por tanto, cuando aquí hablamos de claridad doctrinal, estamos haciendo referencia a lo segundo, es decir, al modo pastoral de presentar la doctrina. Todos los Papas, todos y cada uno de ellos, gozan de inerrancia en la doctrina que enseñan. Sin embargo, pastoralmente, pueden faltar, pueden cometer pecado en el modo de presentar la doctrina; vale decir, pueden ser más claros o más ambiguos, pueden enseñar la doctrina de modo integral, o pueden silenciar algunos temas o aspectos. Vale decir, pueden faltar a la justicia y a la prudencia en su oficio pastoral, incluyendo el oficio de presentar la doctrina. Pero nunca podemos hablar de un Papa que vaya contra la doctrina católica, o que sea hereje. Tal cosa es imposible, como nos enseña el dogma católico.
      Por cuanto respecta a la cuestión litúrgica, noto equívocos en su modo de expresarse. La Misa es siempre Tradicional, también la nueva modalidad del rito romano que rige en la Iglesia como única lex orandi desde 1970, vale decir, la llamada usualmente "Misa de san Paulo VI". Usted se refiere, creo entender, a la Misa anterior a 1970, el vetus ordo, cualquiera sea. Pues bien, a seis décadas del Concilio, usted debería saber que ha sido la asamblea conciliar unánimemente, 2500 obispos, todos los del Pueblo de Dios, los que hace sesenta años han decidido, no sin inspiración del Espíritu Santo, que debía realizarse una reforma general e integral del rito romano, y de esa reforma ha surgido el Novus Ordo Missae y el nuevo Ritual de los Sacramentos. Esta es la única lex orandi hoy vigente en la Iglesia. Si deber de caridad hacia la Iglesia, implica su deber de obediencia a lo que la Iglesia ha resuelto.

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    4. Estimado Anónimo,
      podría reiterarle a usted lo mismo que le he respondido a Mauro en la segunda parte de mi respuesta. Léala si es tan amable.
      Por lo demás, si bien la reforma litúrgica es una medida disciplinar, como tal contingente y reformable, el sentido común nos dice que no es lógico ni deseable eso que usted llama "restauración". Tenga en cuenta que la Misa vetus ordo ha querido ser integramente reformada por el conjunto de los Padres Conciliares, precisamente a causa de sus falencias y de su inadecuación a los hombres de nuestro tiempo. ¿Quisiera usted restaurar esas falencias e inadecuaciones?

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    5. Estimado Dino,
      concuerdo sustancialmente con su comentario.

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    6. Padre Filemon: ¿podría señalarme cuáles falencias encuentra usted en la Misa tridentina?

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    7. Le agradezco su respuesta, Padre, pero algunas cosas no me quedan claras todavía. Me dice usted que una cosa es la infalibilidad del Papa en su doctrina, pero que puede ser falible "en el modo pastoral de presentarla". Entonces, ¿usted me quiere convencer que el papa Bergoglio, al no presentar claramente la doctrina de fe, no ha faltado a la infalibilidad que de él cabía esperar?
      Y por lo que tiene que ver con la nueva Misa, francamente, me da lo mismo que haya sido aprobada por todos los Padres del Concilio Vaticano II, pues tratándose de una medida pastoral o disciplinar, el Papa u otro Concilio, podría anular la anterior decisión y volver al rito anterior o crear uno nuevo.

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    8. Estimado Anónimo,
      su pregunta sería fácil de responder teniendo en cuenta las actas de los debates de los Padres Conciliares en los primeros años '60 del siglo pasado, quienes fueron individuando los defectos de la modalidad anterior de la Misa, que los llevaron a indicar (tal como lo quería san Juan XXIII y también san Paulo VI) una reforma general del Rito Romano.
      Pero de modo más simple, usted mismo puede individuar los principales defectos de un vetus ordo, teniendo en cuenta aquellos que son los beneficios y valores que ha aportado a la vida litúrgica de la Iglesia la nueva modalidad del Rito Romano. Le enumero algunos de estos valores que considero muy importantes: el hecho de tener la Misa actual un carácter ecuménico, el valorizar los carismas femeninos, el favorecer la participación del Pueblo de Dios, el hecho de que es una liturgia más rica en datos bíblicos, ofrece diferentes formas de aplicación en relación con diferentes categorías de personas o con diferentes culturas, es más comprensible para la gente común por el uso del idioma vernáculo, etc.
      Usted mismo, entonces, a contraluz de los valores del Novus Ordo que le he elencado, puede individuar los disvalores de un vetus ordo.

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    9. Estimado Mauro,
      efectivamente, el Sucesor de Pedro, al igual que Pedro, goza de la inerrancia en el enseñar la Fe. Ahora bien, eso no quita que en su manera de preciarla o proponerla, pueda omitir algunos aspectos de la integridad del depósito, por razones de prudencia pastoral, teniendo en cuenta la diversa característica de sus oyentes, lo cual puede ofrecer la impresión de que un Papa en su modo de presentar la doctrina sea ambiguo, vale decir, que una afirmación suya puede entender en sentido ortodoxo o heterodoxo. Claro que, como el católico, el verdadero católico, sabe por fe que el Papa no se equivoca, siempre lo debe interpretar en el sentido ortodoxo.
      Por cuanto respecta a lo segundo, efectivamente, el Papa no es infalible en el ámbito de lo pastoral-gubernativo-disciplinar, y la liturgia de la Misa, entra precisamente en este ámbito. De hecho, un Papa puede aprobar una modalidad del Rito romano y sustituirla por otra, como ha ocurrido en toda la historia de la liturgia. Esto no quita que al católica no debe serle indiferente esta dato. Si no obedece en este ámbito al Papa, obviamente el católico deja de serlo, o sea, deviene cismático.

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  5. Gracias, querido padre Filemón.
    Si lográramos mantener siempre esa mirada de fe hacia el Misterio de la Iglesia, de la que usted habla, todas estas discusiones nos parecerían cosas baladí...

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    1. Querida Herminia: absolutamente... Tienes toda la razón...

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    2. Querida Herminia,
      gracias por tus buenas palabras. Y tienes razón, en la vida de la Iglesia hay cosas importantes y cosas de relativa importancia. A veces no es fácil distinguir las unas de las otras, pero generalmente eso ocurre, como tú dices, cuando no se tiene recta fe en el Misterio de la Iglesia.

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  6. Hablan de la Iglesia como si fuera la sociedad de fomento del barrio o el centro de jubilados, donde todos los vecinos y los socios tienen derecho a voto en las decisiones.

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    1. Estimado Anónimo,
      ciertamente, una cosa son las sociedad humanas (una empresa, un club, una sociedad de fomento, etc.) y otra cosa es la sociedad que es la Iglesia. En tal sentido, estoy de acuerdo con su comentario. Ahora bien, no me queda claro a quien se dirige usted con su denuncia.

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    2. Claro que no me refiero a usted, a quien le agradezco por su artículo, luminoso y rico en enseñanzas.
      Me refiero a todos los que desde la muerte de Francisco empezaron a hacer especulaciones humanas, muy humanas acerca del futuro de la Iglesia... Particularmente me asquean los delirios restauracionistas de los lefebvrianos y de todos los que los siguen... creyendo que porque se muera un Papa y aparezca otro la Iglesia podría cambiar su doctrina o las decisiones que se han tomado en el conjunto de todos. Deliran.

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    3. Estimado Anónimo,
      sus apreciaciones son correctas, y las comparto.

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  7. Padre Filemón, usted habla de la astucia de los modernistas... de su hipocresía..., pero yo no sé si son más hipócritas que ellos los pasadistas... a juzgar por lo que andan diciendo estos días sobre el papa León XIV...

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    1. Estimada Rosa,
      creo que debo repetirle el comentario (en cierto modo una crítica) que le hice línea arriba. Sus afirmaciones generales puedo compartirlas, sin embargo, usted no hace referencia a datos concretos, no aporta noticias, no me da información concreta acerca de lo que usted entiende que es criticable del modo como se habla del papa León. Si usted fuera más clara, podríamos seguir dialogando.

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    2. Padre: ya le respondí en mi comentario anterior, el primero de la lista.

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