sábado, 14 de junio de 2025

La Eucaristía y la Misa

Cercanos ya a la celebración litúrgica del Corpus Christi, entiendo que puede ser útil una meditación teológica acerca de la necesaria distinción entre el concepto de la Eucaristía y el concepto de la Misa, a fin de orientar rectamente nuestra vida espiritual. Para entender la Misa primero hay que contemplar la Eucaristía en cuanto perfección de toda la vida espiritual del cristiano, pues Eucaristía y Misa son dos cosas distintas, aunque a veces, imprecisamente, se las equipara. La Eucaristía es más que la Misa. Santo Tomás de Aquino trata este tema en once cuestiones de la III parte de la Summa Theologiae, cuestiones 73 a 83, que resumiré en algunos aspectos que considero los más útiles aquí y ahora para mis lectores. [En la imagen: fragmento de "Misa de Domingo de Ramos, obra del pintor impresionista polaco Zdzisław Piotr Jasiński creada en 1891].

Eucaristía, comunión sacramental, y comunión espiritual
   
----------Es una evidencia que el tema de la Eucaristía es fundamental y central en el pensamiento de santo Tomás de Aquino, quien es llamado Doctor de la Eucaristía. Es quien compuso la liturgia de la celebración del Corpus Christi. También es llamado con razón Doctor Angélico, no sólo porque tiene una inteligencia superior, sino porque tiene la misma contemplación de los ángeles, que dice él que es la contemplación de la cual deriva la Eucaristía. Vale decir, la Eucaristía es, finalmente, una participación de la contemplación de Cristo que tienen los beatos en el cielo, más exactamente como dice él, "en la patria celestial", la cual es el lugar de la beatitud, el encuentro perfecto con la Santísima Trinidad.
----------La Santa Misa, la celebración eucarística, es, como dice el mismo Aquinate en la III Parte de la Summa Theologiae, cuestiones 73 a 83, "el rito del Sacramento", vale decir, es la celebración externa de lo que sucede interiormente. Lo que sucede interiormente es principalmente lo que llama Tomás "la comunión espiritual". A propósito de esto, tengamos en cuenta lo que dice santo Tomás: "la recepción de este sacramento puede suplirse con la comunión espiritual" (Sum.Theol. III, q.78, a.1, 4m), citando para ello a san Agustín en su libro De Remedio Poenitentiae: "¿Para qué preparas los dientes y el estómago? Cree y ya habrás comido. Porque creer en él es comer este pan vivo" (cit. en Sum.Theol. III, q.80, a.3, 1m).
----------Ahora bien, aquí debemos ser precisos cuando nos referimos a lo que el Aquinate entiende por "comunión espiritual", esa comunión espiritual, que nosotros estamos habituados tal vez a identificar con algunos actos de devoción, porque en realidad, en su sentido preciso, que es el de santo Tomás, es mucho más que eso, es la unión perfecta con nuestro Señor Jesucristo. Más aún, la comunión espiritual es el fin mismo de la comunión sacramental (o sea la recepción de la Eucaristía también en su aspecto material, ya que es un signo sensible, un sacramento, justamente porque puede ser percibido también por los sentidos). Pero lo principal de la Eucaristía es espiritual, es la contemplación de Cristo y a través de Cristo de toda la Trinidad.
----------Por eso, y esto Tomás lo explica muy bien, no puede haber comunión espiritual con el pecado mortal. Hoy todavía hay algunos que polemizan acerca de la comunión a los divorciados, y cuando no se daba la comunión a los divorciados se decía, más bien superficialmente, que los divorciados podían hacer la comunión espiritual cuando estaban unidos nuevamente con otra pareja, lo cual es inexacto, porque la comunión espiritual es lo principal de la Eucaristía. Por consiguiente, es absolutamente incompatible con el pecado mortal. Solo puede haber comunión espiritual cuando hay perfecta unión con Cristo.
----------Cuando santo Tomás de Aquino se plantea la cuestión de "si sólo el hombre justo puede recibir a Cristo sacramentalmente", contra ello la primera objeción que se le opone es el citado texto de san Agustín: "Dice san Agustín en su libro De Remedio Poenitentiae: ¿Para qué preparas los dientes y el estómago? Cree y ya habrás comido. Porque creer en él es comer este pan vivo. Pero el pecador no cree en él, ya que no tiene una fe formada que consiste en creer en Dios [...]. Luego el pecador no puede alimentarse con este sacramento, que es pan vivo". A lo cual responde: "Estas palabras y otras semejantes han de entenderse como dichas de la comunión espiritual, que no reciben los pecadores. Y, por eso, el error anteriormente indicado [en el cuerpo de la respuesta] parece que procedía de una mala inteligencia de estas palabras, al no saber distinguir entre la comunión corporal y la espiritual" (Sum.Theol. III, q.80, a.3, 1m).
----------Eventualmente puede haber comunión sacramental sin comunión espiritual (esto lo explica santo Tomás en el corpus de la respuesta en el art.3 de la q.80, cuando termina diciendo: "el pecador puede recibir sacramentalmente el cuerpo de Cristo, y no solamente los justos") justamente cuando se la recibe en pecado mortal, pero esto es un nuevo pecado, es un sacrilegio, es una ofensa al mismo Cristo. Porque lo principal, repito, es la unión perfecta con él. La Eucaristía es participación entonces de la beatitud, de lo que sucede en el cielo, de lo que alcanzaremos en el fin de nuestra vida en la patria celestial. Por eso la Eucaristía tiene una amplitud enorme. No es solamente la Misa entendida como celebración sino que es el fin de la Misa; o sea, se celebra lo que llamamos Eucaristía como Misa, o sea, como celebración justamente, para encontrar esa unión perfecta con Cristo, para encontrar la beatitud, para encontrar la vida trinitaria.
----------Por eso la Eucaristía es el centro de toda la vida espiritual. Lo dice santo Tomás de Aquino justamente cuando comienza su Tratado de la Eucaristía, que es un tratado muy importante, en la III parte de la Suma Teológica, dedicando a él nada menos que 11 cuestiones. Allí dice Tomás que la Eucaristía es vida espiritual en su perfección. Ciertamente, todos los Sacramentos proporcionan la vida espiritual, el Bautismo es su inicio, la Confirmación es fortificación de la vida espiritual, etc., pero la Eucaristía es la perfección de la vida espiritual. Por eso dice Tomás en el lugar citado: "Los sacramentos de la Iglesia están destinados a socorrer al hombre en su vida espiritual. [...] Y, por eso, como para la vida espiritual fue necesario el bautismo, que es una generación espiritual, y la confirmación, que es crecimiento espiritual, así también fue necesario el sacramento de la eucaristía, que es alimento espiritual" (Sum.Theol. III, q.73, a.1). "A esta perfección corresponde la eucaristía, que es un alimento espiritual" (ibid,, 1m). Vale decir, en la Eucaristía se recibe el alimento principal para el crecimiento espiritual que se recibió ya en la Confirmación.
   
La Eucaristía es necesaria para la salvación
   
----------La Eucaristía es de esta manera absolutamente necesaria para la salvación (Sum.Theol., III, q.73, a.3). La aserción de que "no hay salvación fuera de la Iglesia", quiere decir para Tomás, no hay salvación fuera de la Eucaristía: "En este sacramento hay que considerar dos cosas: el signo sacramental y la cosa significada por él. Ahora bien, ya hemos dicho que la cosa significada es la unidad del cuerpo místico sin la que no puede haber salvación, ya que fuera de la Iglesia no hay salvación, como tampoco la había en tiempo del diluvio fuera del arca de Noé, que, como se dice en 1 Pe 3,20-21, significaba la Iglesia. Pero [...] la cosa significada por un sacramento se puede obtener antes de recibir este sacramento con sólo desearle. Luego antes de recibir este sacramento puede el hombre obtener la salvación por el deseo de recibirle, como también la puede conseguir antes del bautismo por el deseo del bautismo, como se dijo antes (Sum.Theol., III, q.73, a.3)
----------Fuera de la Eucaristía no hay salvación porque fuera de la Iglesia no hay salvación. Es decir, la Eucaristía contiene toda la Iglesia, conteniendo a Cristo que es cabeza de la Iglesia, contiene toda la Iglesia, y fuera de la Iglesia no hay salvación. Por eso nadie se puede salvar sin la Eucaristía, vale decir, por lo menos sin el deseo de la Eucaristía, así como nadie se puede salvar fuera del Bautismo, vale decir, por lo menos fuera del deseo del Bautismo. Por eso dice Tomás: "Pero no es indispensable recibirla [la Eucaristía] de hecho. Es suficiente tenerla con el deseo, como con el deseo o la intención se tiene el fin" (ibid.).
----------Ahora bien, el deseo del Bautismo y el deseo de la Eucaristía son algo muy concreto para santo Tomás, pues significa que es imposible desear el Bautismo y la Eucaristía sin querer recibirlos dadas las condiciones, es decir, conociendo estos sacramentos y teniendo la oportunidad de recibirlos efectivamente. Vale decir, no se trata de un deseo cualquiera, no es un deseo general del bien, no es una veleidad ineficaz, es un deseo efectivo de recibir la Eucaristía lo que abre la puerta de la salvación.
   
Eucaristía: memorial de la pasión del Señor y anticipo de la vida futura
   
----------La Eucaristía es así memorial de la pasión del Señor, pero también es anticipo de la vida futura, como dice la misma oración de santo Tomás en la liturgia del Corpus Christi. Es decir, la Eucaristía está en el medio del tiempo entre la pasión de Cristo que sucedió en el pasado, y la vida futura que todavía no tenemos. Conecta el pasado con el futuro en el presente, como todos los Sacramentos por otra parte, pero este lo hace de una manera más fundamental, más esencial.
----------Tomás dice también que: "este sacramento tiene un triple significado. Uno, con respecto al pasado, en cuanto que es conmemoración de la pasión del Señor, que fue un verdadero sacrificio [...]. En este sentido se le llama sacrificio. El segundo, con respecto al presente, y es la unidad eclesial, en la que los hombres quedan congregados por este sacramento. Y, en este sentido, se le denomina communio o synaxis. Y así, dice San Juan Damasceno en el IV libro [del de Fide Orthodoxa] que se la llama comunión porque por ella comulgamos con Cristo, por ella participamos de su carne y de su divinidad, y por ella comulgamos y nos unimos mutuamente" (Sum.Theol., III, q.73, a.4 c.). Entonces, la Eucaristía en cuanto al pasado representa, es decir, hace presente, la pasión de Cristo como el sacrificio por el cual obtenemos la redención de los pecados.
----------Ahora bien, la acción de Cristo no se concentra solamente en su pasión, el fin de la pasión es la resurrección, porque por la resurrección adquirimos la vida divina. Santo Tomás en esta tercera parte, un poco antes (q.56), dice: "por la pasión principalmente recibimos la redención de los pecados, por la resurrección recibimos la vida divina", la gracia que tiene por mediación la pasión, y la resurrección tiene estos dos aspectos, por un lado sana la naturaleza de la corrupción del pecado, por otra parte la eleva, la perfecciona, le hace participar de la misma vida divina, de la vida de la Santísima Trinidad. Entonces, la Eucaristía por un lado se refiere al pasado, hace presente la pasión de Cristo, es memorial de la pasión de Cristo, como dice el Canon Romano de la Misa, pero también es memoria o memorial de la resurrección de Cristo, e incluso de la ascensión, "de la gloriosa ascensión" como dice el Canon Romano. Vale decir, de la pasión, de la resurrección y de la ascensión del Señor, porque justamente anticipa la vida futura.
----------Por eso sigue diciendo santo Tomás de Aquino en el lugar que estamos examinando: "El tercero es con respecto al futuro, en cuanto que este sacramento es prefigurativo de la fruición divina que tendremos en la patria y, en este sentido, se le llama viático, porque nos pone en camino para llegar hasta allí. Y, por esta misma razón, se le llama también eucaristía, o sea, buena gracia, porque la gracia de Dios, como se dice en Rom 6,23, es la vida eterna, o porque contiene realmente a Cristo, que es el lleno de gracia (Jn l,14). También se le denomina en griego metalepsis, que quiere decir asunción, porque como dice San Juan Damasceno, por él asumimos la divinidad del Hijo" (Sum.Theol., III, q.73, a.4 c.).
   
La Eucaristía es más que la Misa
   
----------Por consiguiente, en base a todo lo que venimos diciendo, para entender la Misa, primero hay que contemplar la Eucaristía, por eso santo Tomás, en la III parte de la Suma Teológica, primero trata acerca de la Eucaristía y después trata acerca de la Eucaristía como celebración, es decir, lo que nosotros llamamos la Misa. O sea, dedica diez largas cuestiones a tratar de la Eucaristía, y apenas sólo la última a tratar de la Misa (justamente al revés de lo que suelen hacer los liturgos o ritualistas que sobredimensionan lo que es el "rito del sacramento", como lo llama Tomás). Vale decir, la Misa se entiende desde la Eucaristía; es la celebración de la Eucaristía, pero la Eucaristía -podríamos decir- es más que la Misa, pues es el fin de la Misa, es la realidad a la cual la Misa se dirige, que es la unión perfecta con Cristo y a través de Cristo con la Santísima Trinidad, esa unión perfecta que es inseparable de la Iglesia.
----------Por eso, dice este artículo cuarto de la cuestión 73, en el presente la Eucaristía significa la realidad eclesial, es decir, la unión mutua, la comunión, que es comunión con Cristo y comunión entre nosotros, las dos cosas son inseparables: "es la unidad eclesial, en la que los hombres quedan congregados por este sacramento. Y, en este sentido, se le denomina communio o synaxis". Por eso mismo este sacramento es el sacramento de la caridad, sacramentum caritatis, que es el vínculo de la perfección, es decir, lo que constituye la Iglesia. La Iglesia entendida, por supuesto, como santa, es decir, por la santidad de sus miembros.
----------Lo que es pecado no pertenece a la Iglesia, pertenece a la Iglesia solamente lo que es santidad en cada uno, lo que es pecado en cada uno está fuera de la Iglesia. Si el sujeto es pecador como persona, es decir, está en un pecado mortal, que quiere decir el que quita la vida espiritual, está fuera de la Iglesia en el sentido principal del término, o sea que aunque esté bautizado y jurídicamente pertenezca a la Iglesia, está excomulgado, es decir, está excomulgado en el sentido espiritual, está fuera de la Eucaristía, está fuera de la comunión, está fuera de la unión perfecta con Cristo y con la Santísima Trinidad, que es lo que la Eucaristía significa y lo que la Eucaristía produce. Por eso es absolutamente inconcebible la Eucaristía fuera de la Iglesia y por eso mismo no hay salvación fuera de la Eucaristía, es decir, nadie se puede salvar si no quiere recibir la Eucaristía.
----------Luego santo Tomás dice que la Eucaristía fue instituida como Sacramento, como signo sensible y eficaz, antes de la Pasión, y esto porque no solamente incluye la Pasión, sino que, como dijimos, incluye la resurrección e incluye la ascensión. "Fue oportuna la institución de este sacramento en la cena en que Cristo se reunió por última vez con sus discípulos. Primero, por el contenido de este sacramento. Porque en la eucaristía está contenido sacramentalmente el mismo Cristo. Por eso, cuando Cristo estaba para ausentarse de sus discípulos con su presencia natural, se quedó con ellos con una presencia sacramental, de la misma manera que, en ausencia del emperador, se da a venerar su imagen. [...]
----------Segundo, porque sin la fe en la pasión de Cristo no pudo haber nunca salvación, como se dice en Rom 3,25: A quien Dios puso como propiciador por la fe en su sangre". Propiciador quiere decir (siendo una palabra de la Sagrada Escritura que está directamente en muchos textos del Nuevo Testamento) que Cristo es aquel que atrae la misericordia divina, es decir, es aquel por el cual en unión con Él recibimos la misma mirada que tiene el Padre sobre Él, vale decir, una mirada propicia, favorable; una mirada que cambia lo que en el Antiguo Testamento, y en san Pablo Apóstol también (pues Pablo recoge la tradición del Antiguo Testamento), es la ira de Dios, es decir, la enemistad respecto a Dios. San Pablo dice en la traducción latina de la Vulgata que "Dios nos amó cuando éramos todavía enemigos".
----------En otras traducciones se dice "cuando éramos pecadores". Pero la palabra latina de la Vulgata indica bien lo que significa el amor de Dios en Cristo a través de la encarnación del Verbo, de la Pasión de Cristo y de la Resurrección. Es decir, un cambio espiritual, pues de enemigos nos convertimos en amigos; eso lo produce la Pasión de Cristo. Y la Eucaristía, como dirá más adelante santo Tomás, es imagen representativa de la Pasión de Cristo. Representativa en el sentido fuerte de la palabra, es decir, que hace presente nuevamente la Pasión de Cristo. Pero no solamente la Pasión de Cristo, porque la Eucaristía hace presente la Iglesia y la Eucaristía hace presente la patria celestial, es decir, la beatitud, hace presente a los ángeles del cielo y hace presente a los santos del cielo junto con la Santísima Trinidad, que es aquello que esperamos como fin de la Eucaristía. Por eso, repito, es memorial de la Pasión, de la Resurrección y de la Ascensión a los cielos, como dice el Canon Romano, muy solemnemente, después de la consagración.
----------"De ahí que en todo tiempo haya habido entre los hombres alguna cosa que representase esta pasión del Señor. En el Antiguo Testamento el principal signo de ella era el cordero pascual. Por lo que dice el Apóstol en 1 Cor 5,7: Nuestra Pascua es Cristo inmolado. Ahora bien, este signo ha sido reemplazado en el Nuevo Testamento por el sacramento de la eucaristía, que es conmemorativo de la pasión pasada, como aquél fue prefigurativo de la pasión futura. Por lo cual, fue oportuno que al acercarse la pasión y recién celebrado el antiguo, fuera instituido el nuevo sacramento, como dice el papa San León.
----------Tercero, porque las últimas palabras, muy especialmente al despedirse los amigos, se graban más en la memoria, ya que entonces se inflama más el afecto hacia el amigo, pues las cosas que más nos conmueven se graban más profundamente en nuestro ánimo. Así pues, porque, como dice el papa Alejandro, entre todos los sacrificios ninguno puede haber más importante que el del cuerpo y la sangre de Cristo, ni ninguna oblación mejor que ésta, por eso y para que le tengamos en mayor veneración, el Señor instituyó este sacramento en el momento de separarse de sus discípulos. Y esto mismo es lo que dice San Agustín en su libro Responsionum ad Januarium: El Salvador, para hacer comprender más profundamente la grandeza de este misterio, quiso imprimirlo al final en el corazón y en la mente de los discípulos, de los cuales iba a separarse para encaminarse a la pasión" (Sum.Theol, III, q.73, a5 c).
----------Es decir, la Eucaristía se instituyó antes de la Pasión, porque la Eucaristía contiene todo lo que viene después, es decir, contiene la presencia de Cristo y la acción de Cristo en la Pasión, en la Resurrección, y sobre todo contiene la presencia de Cristo en la vida eterna, es decir, en la beatitud. Por eso la Eucaristía tiene una amplitud omnicomprensiva, es decir, se contiene todo el misterio de la Fe. Justamente después de la Consagración se proclama: "¡Este es el misterio de la Fe!", el Misterium Fidei, el misterio de la Fe, toda la Fe se contiene en la Eucaristía. Se contienen todos los Sacramentos porque todos surgen de la Eucaristía y se ordenan a la Eucaristía. Tiene la fuerza de cada uno de los sacramentos y mucho más que la de cada uno de los sacramentos. Tiene la fuerza del Bautismo, de la Confesión, de la Confirmación, del Matrimonio, del Orden, todo lo que está contenido en los Sacramentos está en la Eucaristía de una manera superior porque los sacramentos son tales porque participan, reciben de la Eucaristía y porque se ordenan a la Eucaristía. Para entender entonces la Misa hay que considerar primero la Eucaristía y por eso santo Tomás comienza por la Eucaristía.
   
La celebración de la Eucaristía o rito de este sacramento
   
----------La última cuestión que se refiere a la Eucaristía es la de la celebración o el rito de este sacramento, la cuestión 83, con once cuestiones, un largo tratado. Aquí se trata específicamente la celebración de la Eucaristía que no es lo mismo que toda la Eucaristía. La Eucaristía es el fin de esta celebración, o sea, de lo que denominamos Misa. En esta celebración "se inmola Cristo": "Ahora bien, la celebración de este sacramento [...] es una imagen representativa de la pasión de Cristo, que es verdadera inmolación" (Sum.Theol., III, q.83, a.1 c). La celebración de la Misa es especialmente representativa de la pasión de Cristo. ¿Por qué? Porque es una celebración que se hace en esta vida, antes de la resurrección y antes de la vida eterna. Por eso la Eucaristía como celebración especialmente hace presente la pasión pero al mismo tiempo significa y produce la unidad de la Iglesia, significa y produce la vida eterna para nosotros y la resurrección.
----------"La celebración de este sacramento es considerada como inmolación de Cristo de dos maneras. Primera, porque, como dice San Agustín en Ad Simplicianum: Las imágenes de las cosas suelen llamarse con el mismo nombre que las cosas mismas, como, por ej., al ver un cuadro o un fresco decimos: ése es Cicerón, y aquél, Salustio. Ahora bien, la celebración de este sacramento, como se ha dicho antes (79,1), es una imagen representativa de la pasión de Cristo, que es verdadera inmolación. Por eso dice San Ambrosio comentando la carta Ad Hebr.: En Cristo se ofreció una sola vez el sacrificio eficaz para la vida eterna. ¿Qué hacemos entonces nosotros? ¿Acaso no le ofrecemos todos los días como conmemoración de su muerte?
----------Segundo, este sacramento es considerado como inmolación por el vínculo que tiene con los efectos de la pasión, ya que por este sacramento nos hacemos partícipes de los frutos de la pasión del Señor. Por lo que en una oración secreta dominical se dice: Siempre que se celebra la memoria de esta víctima, se consigue el fruto de nuestra redención.
----------Por eso, en lo que se refiere al primer modo, puede decirse que Cristo se inmolaba también en las figuras del Antiguo Testamento. Y, en este sentido, se lee en el Ap 13,8: Cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero, muerto ya desde el origen del mundo. Pero en lo que se refiere al segundo modo, es propio de este sacramento el que se inmole Cristo en su celebración" (ibid.).
----------Es decir, por un lado la Misa es una imagen o cuadro o representación de la pasión; pero por otro lado se realiza en ella la inmolación de Cristo, el sacrificio de Cristo en la pasión. Se realiza de otra manera, vale decir, de una manera incruenta, porque la pasión de Cristo era: las heridas de Cristo, la injusticia cometida con Cristo, la flagelación de Cristo, etc. Esa pasión de Cristo, tal como se dio históricamente, externamente, sensiblemente, no existe más; existió, pero no existe. No existe porque Cristo está resucitado, está vivo, y ya no sufre. Sin embargo, lo que hizo esencialmente en la pasión lo hace en la Eucaristía.
----------Ahora bien, ¿qué es lo que hizo Cristo en la pasión? Santo Tomás lo explica muy bien antes, en las cuestiones anteriores de la Cristología: hizo un acto de caridad. La Pasión de Cristo esencialmente es un acto de caridad. Y la Misa esencialmente es un acto de caridad. Es decir, un acto de amor, opuesto al acto de pecado, que es de odio de Dios, de oposición a Dios. Cristo realiza un acto de caridad suficiente para conectar nuevamente a los hombres con Dios, para transformar el corazón opuesto de los hombres, por el pecado, el corazón cerrado, en un corazón amigo. Por eso Tomás, antes (en Sum.Theol, III, q.73, a5 c) insistía en que la última cena es el acto de un amigo que se despide de sus amigos.
----------Entonces, en este sentido, la Misa es un acto de amistad, de amistad divina, es decir, es un acto de caridad, el mismo acto de caridad que realizó Cristo en su pasión. Por ende, la pasión de Cristo no vale simplemente porque fue sufrimiento externo o por lo que le hicieron a Cristo o por la injusticia a Cristo que cometieron los que lo crucificaban, etc. La pasión de Cristo vale porque es un acto de caridad. Por eso en el Canon Romano de la Misa se dice que es "memorial de la pasión".
----------En algunas traducciones dan "memorial de la muerte", por ejemplo, en la Misa en castellano, en la Argentina ponen "de la muerte". Pero en realidad en latín está muy claro: es la pasión. Y es diferente la pasión de la muerte, porque Cristo nos salva o nos redime cuando está vivo, no cuando está muerto. Santo Tomás antes explica que lo que nos salva de los pecados es la Pasión de Cristo como acto de uno que está vivo, o sea, Cristo que sufre por caridad. Por eso exactamente en el Canon Romano de la Misa se dice que es "memorial de la pasión". Ahora bien, santo Tomás también dice que a veces la muerte se toma como si fuera la pasión, vale decir, se utiliza la palabra muerte para indicar la pasión.
   
La teología de santo Tomás de Aquino asumida por el Magisterio
   
----------Para finalizar esta ya algo prolongada reflexión, podemos indicar, al menos brevemente, con sólo dos citaciones, el modo como el Magisterio asume la teología de santo Tomás de Aquino sobre la Eucaristía y la Misa. Citemos al Concilio de Trento y al Concilio Vaticano II.
----------El Concilio de Trento asimila la doctrina de Tomás especialmente en contraposición a los protestantes. Y esto debe ser tenido muy en cuenta, porque no debemos considerar lo que el Concilio de Trento enseña sobre la Misa como un desarrollo completo. No, el Tridentino no quiere desarrollar todo lo que dijo santo Tomás, el cual es el punto de referencia fundamental, aunque Trento sea magisterio. Trento quiere, principalmente, refutar lo que pensaba Lutero y los protestantes. Veamos entonces cómo se expresa Trento, por ejemplo, en la doctrina sobre el sacrificio de la Misa (Sesión XXII, del 17 de setiembre de 1562):
----------"Por cuanto bajo el Antiguo Testamento, como testifica el Apóstol san Pablo, no había perfecta santidad, a causa de la debilidad del sacerdocio de Leví; fue conveniente, disponiéndolo así Dios, Padre de misericordias, que naciese otro sacerdote según el orden de Melquisedec, es a saber, nuestro Señor Jesucristo, que pudiese completar, y llevar a la perfección cuantas personas habían de ser santificadas. El mismo Dios, pues, y Señor nuestro, aunque se había de ofrecer a sí mismo a Dios Padre, una vez, por medio de la muerte en el ara de la cruz, para obrar desde ella la redención eterna; esto no obstante, como su sacerdocio no había de acabarse con su muerte; para dejar en la última cena de la noche misma en que era entregado, a su amada esposa la Iglesia un sacrificio visible, según requiere la condición de los hombres, en el que se representase el sacrificio cruento que por una sola vez se había de hacer en la cruz, y permaneciese su memoria hasta el fin del mundo, y se aplicase su saludable virtud a la remisión de los pecados que cotidianamente cometemos; al mismo tiempo que se declaró sacerdote según el orden de Melchisedec, constituido para toda la eternidad, ofreció a Dios Padre su cuerpo y su sangre bajo las especies de pan y vino, y lo dio a sus Apóstoles, a quienes entonces constituía sacerdotes del nuevo Testamento, para que lo recibiesen bajo los signos de aquellas mismas sustancias, mandándoles, e igualmente a sus sucesores en el sacerdocio, que lo ofreciesen, por virtud de estas palabras: Haced esto en memoria mía; como siempre lo ha entendido y enseñado la Iglesia católica. [...]".
----------Y después se refiere a la Misa como sacrificio propiciatorio, no solo por los vivos sino por los difuntos: "Y por cuanto en este divino sacrificio que se consuma en la Misa, se contiene y sacrifica incruentamente aquel mismo Cristo que se ofreció por una sola vez cruentamente en el ara de la cruz; enseña el santo Concilio, que este sacrificio es con toda verdad propiciatorio, y que se logra por él, que si nos acercamos al Señor contritos y penitentes, si con sincero corazón, y recta fe, si con temor y reverencia; conseguiremos misericordia, y hallaremos su gracia por medio de sus oportunos auxilios". Es decir, que fundamentalmente la misa atrae la misericordia de Dios.
----------Es la misma doctrina de santo Tomás especialmente desarrollada por lo que se refiere al efecto de representación de la pasión en contraposición a la doctrina de los protestantes que negaban no sólo la eficacia de la Eucaristía sino también el verdadero sacerdocio. Es decir, que el sacerdote representa a Cristo o hace presente a Cristo o realiza ministerialmente lo que hacía Cristo cuando celebraba la última Cena. Santo Tomás a esto también le da importancia, o sea, la Eucaristía es imagen de Cristo pero también el sacerdote o el presbítero (que es la palabra que usa el Nuevo Testamento) es imagen de Cristo cuando celebra la Eucaristía. Esto está al principio de la cuestión 73 de la III parte, que ya hemos visto.
----------Y eso también lo retoma el Concilio Vaticano II cuando se refiere a la Eucaristía en la constitución Sacrosanctum Concilium: "Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el sacrificio de la Misa, sea en la persona del ministro, ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz, sea sobre todo bajo las especies eucarísticas. Está presente con su fuerza en los Sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Está presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es El quien habla. Está presente, por último, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, el mismo que prometió: 'Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos' (Mt., 18,20)." (n.7).
----------"En la Liturgia terrena preguntamos y tomamos parte en aquella Liturgia celestial, que se celebra en la santa ciudad de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, y donde Cristo está sentado a la diestra de Dios como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, cantamos al Señor el himno de gloria con todo el ejército celestial; venerando la memoria de los santos esperamos tener parte con ellos y gozar de su compañía; aguardamos al Salvador, Nuestro Señor Jesucristo, hasta que se manifieste El, nuestra vida, y nosotros nos manifestamos también gloriosos con El" (n.8). 
----------La liturgia, entonces, no es simplemente lo que se celebra en este mundo, cuya culminación es la Misa o "rito del sacramento" de la Eucaristía, como dice santo Tomás de Aquino, sino que la liturgia es la participación de aquello que sucede en la beatitud, en la vida eterna del cielo, en la vida de los bienaventurados, la cual nos es comunicada por el mismo Dios, por la Santísima Trinidad, que es la fuente de toda la vida espiritual que llega hasta nosotros por medio de los sacramentos y especialmente por medio de la de la Eucaristía.

40 comentarios:

  1. Padre, si no entendí mal cuando usted habla de a Pasión de Cristo con relación a lo que sucede en la Misa, ¿como que la pasión de Cristo nos garantizó todas las gracias, que después se aplican? ¿No es así?

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    1. Estimada Rosa,
      la redención de los pecados nos es conseguida por la pasión de Cristo.
      Pero en este artículo yo me remito sólo a las cuestiones 73 a 83 de la III parte de la Suma Teológica; mientras que el tema específico de la pasión de Cristo es explicado por santo Tomás en cuestiones anteriores de la misma III parte, en la Cristología.
      Tomás allí explica que la pasión nos comunica la Gracia como también la Resurrección, como todos los actos de la vida de Cristo nos comunican la Gracia, su nacimiento, la transfiguración, etc. Porque todos los actos de Cristo corresponden a la mediación o al sacerdocio de Cristo.
      Ahora bien, la pasión nos trae la Gracia en su forma de remisión de los pecados. Esto es lo específico de la pasión.

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    2. Sergio Villaflores14 de junio de 2025, 11:15

      Estimado Padre, entiendo, pero no me queda claro de lo que dice sobre la muerte de Jesus. Porque entiendo que, cuando Cristo se ofrece, o sea cuando está vivo, cuando se ofrece voluntariamente a morir como consumación de toda su vida, y dice consumatum est, o sea de todo sufrimiento, todo sufrimiento se consuma con su muerte, ¿ahí no es un momento supremo, justamente, también de redención? Cuando está vivo él ofrece su vida. ¿No hay muerte también? O sea, eso también tiene su sentido. Pero digo en el sentido de que en la muerte él, cuando está vivo, ofrece su vida, cuando está vivo. También, no solamente sus sufrimientos y toda su Pasión, sino que también ofrece su vida, se entrega a la muerte. Entonces también la muerte redime en ese sentido. Eso es lo que me parece

      Sergio Villaflores (Valencia, España)

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    3. Estimado Sergio,
      ciertamente, nuestro Señor Jesucristo ofrece su vida y ese es su mayor acto de caridad, en cuanto hombre. Nadie tiene amor más grande que dar la vida por los amigos. Pero Él nos salva cuando está vivo, no muerto.
      Al respecto, si es de su interés este tema, usted podría leer lo que dice santo Tomás sobre la muerte de Cristo, para lograr más claridad en este tema. Lo halla en la III parte de la Suma Teológica, donde se trata de la Muerte de Cristo. Cuestión 50. ¿Contribuyó algo la Muerte de Cristo para nuestra salvación?
      Allí Tomás nos dice que "sobre la muerte de Cristo podemos hablar de dos modos. Uno cuando está en proceso de ejecución. Otro en cuanto realizada. Se dice que la muerte está en proceso de ejecución cuando uno se encamina a la muerte por algún sufrimiento natural o violento. Y en este sentido es lo mismo hablar de la Muerte de Cristo que hablar de la Pasión. Y así la Muerte de Cristo considerada en este modo es causa de nuestra salvación, conforme a lo que se dijo antes sobre su Pasión. Pero la muerte realizada se entiende en cuanto que ya se ha producido la separación entre el alma y el cuerpo. Y en este sentido hablamos aquí de la Muerte de Cristo. Y de este modo la Muerte de Cristo no puede ser causa de nuestra salvación por vía de mérito, sino solo por vía de eficiencia. Es a saber por cuanto por la muerte la Divinidad no se separó del Cuerpo de Cristo. Y por este motivo cuanto acontece con el Cuerpo de Cristo, incluso separada el alma, fue saludable para nosotros por virtud de la Divinidad que estaba unida a él". Es decir, la Pasión de Cristo merece porque es un acto humano de Cristo, o sea, es un acto de caridad.

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    4. Estimado Sergio,
      ateniéndonos a lo ante dicho, la Muerte de Cristo cuando ya está muerto no merece porque no es hombre. Entonces uno que no es hombre no puede merecer como un hombre. Sin embargo, sí puede actuar a modo de eficiencia. Quiere decir que el Verbo Divino está unido al alma y puede actuar a través del alma. Como cuando desciende a los infiernos. El Verbo Divino está unido al Cuerpo y puede actuar a través del Cuerpo. Como por ejemplo, cuando alguien va al Santo Sepulcro y recibe indirectamente el influjo de Cristo, aunque sea por el recuerdo del lugar donde estaba el Cuerpo de Cristo muerto.
      Pero así entendida, esa muerte no produce la salvación. Por eso la Misa no significa esa muerte. Por ende, hay que evitar entender la Misa como el sacramento de la muerte. Porque entonces estaríamos invirtiendo la significación de la Misa, vale decir, convirtiéndola en lo que eran los sacrificios paganos. O sea, no hay que hacer de la misa el sacramento de la muerte, pues se corre el peligro de convertir la misa en una especie de continuación de los sacrificios paganos, como los de los aztecas y de todos los que hacían sacrificios humanos, que mataban, por ende, buscaban el fruto de la muerte.
      Puede haber una sutil tentación de convertir una cosa en la otra, es decir, de retrotraer al Antiguo Testamento, y no solo al Antiguo Testamento, sino a las religiones paganas.
      Por eso el Nuevo Testamento es muy cuidadoso en el lenguaje, incluso sobre el sacerdocio. Nunca habla de los sacerdotes del Nuevo Testamento. El único sacerdocio del cual se habla es el sacerdocio del Cristo en la Carta de los Hebreos. Pero es un sacerdocio que no se ejecuta en la Pasión, sino que es un sacerdocio en la Carta de los Hebreos que se ejecuta en el Cielo. Vale decir, Cristo desde el Cielo nos pone en comunicación con Dios.
      ¿Por qué el Nuevo Testamento es muy cuidadoso? Porque era muy claro que no se trataba de continuar el sacerdocio del Antiguo Testamento, que no era eficaz. No producía la remisión de los pecados. Sino que significaba desde lejos esa remisión con la muerte de los animales. Que se sacrificaban en el sentido de que se mataban. El sacrificio en el Nuevo Testamento es algo espiritual.

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    5. Estimado Sergio,
      se trata, sí, de un sacrificio, pero es un acto, como dice el Canon de la Misa, "razonable". El sacrificio racional. ¿Por qué dice racional?
      Ahora, para nosotros, hombres de nuestro tiempo, no lo entendemos tan fácil. Racional quiere decir algo que se razona, que no es sensible. En el contexto en que se redactó el Canon Romano de la Misa, quería decir algo muy concreto: es un sacrificio que no tiene nada que ver con los sacrificios de los paganos, ni con los sacrificios del Antiguo Testamento, que consistían en algo sensible, pues era matar animales, o hacer actos inmorales en el caso de los paganos.
      En el Nuevo Testamento se trata de un "sacrificio racional", es decir, es un sacrificio espiritual. Porque en el Nuevo Testamento el sacrificio no es simplemente matar algo, un acto cruento. En el Nuevo Testamento el sacrificio es un acto espiritual, es una ofrenda hecha a Dios. Por eso Dios acepta nuestros sacrificios, y nuestros sacrificios pueden unirse con el sacrificio de la Misa. O sea, son nuestros actos espirituales que se unen con ese verdadero sacrificio de Cristo.
      Ahora bien, el sacrificio de Cristo en el Calvario, durante la pasión, evidentemente fue cruel. Pero la eficacia del sacrificio de Cristo, la pasión, no viene del hecho de que fuera cruel, no. No viene de que a Cristo lo mataron, sino del amor con el cual él aceptó eso. Es un acto de caridad, Santo Tomás dice, un acto inspirado por el Espíritu Santo.

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  2. ¿Y el descenso a los infiernos, que también sucede teóricamente entre la muerte y la resurrección, no es cierto?

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    1. Estimado Anónimo,
      tenga usted en cuenta que el descenso a los infiernos NS Jesucristo lo hace con su alma. Y este acto del alma de Cristo es distinto a todos los actos de Cristo que constituyen su Pasión, porque en la Pasión actúa Cristo como hombre. Mientras que después de la muerte Cristo no es hombre, porque el alma está separada del cuerpo. Entonces actúa con su alma, y en tal condición desciende a las diversas partes del infierno con su eficacia, con distinta finalidad. Pero lo hace sólo con su alma.

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  3. Estimado Padre,
    o sea que el sacrificio de Cristo fue uno... mentras que las misas son muchas. ¿Se puede decir eso?

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    1. Estimada Rosa,
      sí, se puede decir eso, pero también se puede decir que son muchos sacrificios. Me explicaré: la Pasión de Cristo es una sola, por supuesto. Esa Pasión de Cristo se hace presente en la Misa en su esencia, que es ese acto de caridad. Pero de otra manera, porque en la Eucaristía el Cristo no sufre de vuelta. Entonces, en tal sentido es uno. Pero también es verdad que Cristo actúa en cada Eucaristía, en cada celebración. O sea, hay algo nuevo en cada Misa. Y hay algo nuevo justamente porque se aplica la eficacia a la Pasión de Cristo.
      Más aún, en cierta manera, se puede decir que el fin de la Pasión y de la Misa es la Eucaristía. O sea, la Pasión de Cristo, que sucedió en un momento histórico, fue no solamente para redimir a toda la humanidad, sino para que pudiese haber Misas con las cuales se aplicase esa aplicación a la humanidad. Porque Cristo sigue presente.
      Ahora bien, la Misa representa especialmente la Pasión, pero tiene una significación y una eficacia que supera a la Pasión. Porque lo que produce la Misa instrumentalmente es la Eucaristía, la cual es el fin de la Misa. La Eucaristia, es decir, la presencia de Cristo que supera a la Pasión. O sea, la presencia de Cristo resucitado y la presencia de Cristo beato en la Patria celestial, que es el fin de la Misa.
      Si la Misa se celebra en este mundo (pues después no se celebrará más) se celebra para algo, que es la beatitud, o sea, la participación de la vida divina. Y por eso en la Misa se significan todos los misterios de NS Jesucristo, no solamente la Pasión. Por eso hay misa de Navidad, hay misa de la Resurrección, o sea, la Pascua, hay misa de la Ascensión, etc. Los misterios de la Vida de Cristo se celebran en la Misa porque la Misa no se reduce a la Pasión.
      Es imagen especialmente de la Pasión porque se celebra en este mundo y todavía no está en nosotros la Resurrección, y porque aplica y produce la remisión de los pecados. Pero la Misa contiene algo más que la Pasión. O sea, contiene el anticipo de la Vida futura, como dice la Oración de la Liturgia de la Eucaristía de la celebración del Corpus Christi.

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    2. Gracias, padre Filemón, por su generosa respuesta... Pero entonces déjeme hacerle otra pregunta... Entonces, ¿el sentido de cada Misa es algo nuevo?

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    3. Estimada Rosa,
      claro que sí, hay siempre algo nuevo en el corazón de Cristo, y por eso tenemos la devoción al Corazón de Cristo. En otras palabras: NS Jesucristo está en la beatitud Dios y hombre, y en la humanidad de Cristo hay mutación, porque es humana. Por eso en cada Misa hay algo nuevo, hay progreso. Progreso no en el sentido de que en la Misa haya mayor perfección que la que ya tiene, porque ya está llena de gracia. Pero hay actos humanos, claro. Son actos humanos, pues Cristo es hombre, tiene actos humanos, y existen sus pasiones. Son actos que los tenía aquí y los tiene allí. Por eso la Eucaristía nos une con Cristo como Dios y como hombre. Y por eso la Eucaristía es eficaz de distintas maneras a lo largo del tiempo. Y a lo largo de la vida de una sola persona también. Por eso el centro de toda la vida espiritual, en este sentido, está siempre en la Eucaristía. No solo en la Misa, en la Eucaristía entera. En lo que santo Tomás llama la "comunión espiritual", que es el fin de la comunión sacramental.

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  4. Padre, y en la Misa, en la celebración de la Misa, ¿ese sentimiento de amor de Cristo, es el mismo o es un sentimiento equivalente? Es decir, ¿Cristo tiene los mismos sentimientos que tuvo en la pasión? ¿O es un acto de caridad que es equivalente a la pasión, pero de distintas caracteristicas?

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    1. Estimado Dino,
      pues no, dado que Cristo tiene muchos sentimientos. Porque, especialmente, santo Tomás dice que en la última cena en que celebraba la Eucaristía, Cristo gozaba especialmente por la unión con sus discípulos. Es decir, no solamente con los apóstoles, sino con todos los que lo iban a seguir después. Entonces, ese efecto de la Eucaristía producía gozo en Cristo. De la misma manera lo produce ahora. Cuando aquellos que participan de la Eucaristía, o sea cuando participan bien, se unen con Él. Porque los sentimientos humanos de Cristo son verdaderos, por ende cambian, no son inmutables, porque de lo contrario no serían sentimientos, son verdaderas pasiones, pasiones humanas.

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  5. Sergio Villaflores15 de junio de 2025, 5:44

    Estimado Padre, recuerdo que en algún otro momento, en alguna otra publicación suya, usted había planteado cómo, en el corazón de la modernidad, especialmente en Hegel y Freud, está el rechazo profundo de la Eucaristía. En el caso de Hegel, porque en definitiva el signo sensible implica una atadura para el espíritu. Y en el caso de Freud, que es de quien me parece interesante preguntarle, porque si no me equivoco se relaciona con lo que usted dice sobre la muerte, sobre la muerte del hijo. Respuesta: Para Freud, la Eucaristía que la misa, porque Freud era un católico, era bien austríaco.
    Sergio Villaflores (Valencia, España)

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    1. Estimado Sergio,
      no es clara la última parte de su intervención. No se entiende si usted me quiere sugerir como respuesta que Freud era católico...? Pues no, no lo era, ni siquiera era religiosamente judío. En realidad era ateo y vivía como ateo.
      Dejando de lado las ultimas expresiones de su comentario, que no se entienden, vengo a responder a su pregunta:
      Para Freud la Misa es la continuación de los sacrificios que se ofrecían cruentamente en el mundo antiguo, es decir, en las religiones paganas que vienen de la horda primitiva que él imagina existente al principio de la humanidad y que siguen los sacrificios humanos de los aztecas, y de los demás pueblos paganos. Para Freud la Misa es esencialmente eso mismo. O sea, fundamentalmente para Freud, la Misa es la celebración del pecado, porque en esos sacrificios finalmente el hombre quería matar a Dios. O sea, la inversión de lo que realmente significa la Misa. Por eso en la mentalidad siempre el centro del cristianismo está representado por el sacrificio como algo cruento. Es la deformación más profunda del misterio de la caridad que se revela en Jesucristo y especialmente en la Eucaristía. Por eso hay que tener mucho cuidado cuando se habla de Eucaristía y de la Misa, para no contaminarla con esa mentalidad que es profundamente pagana, anticristiana y diabólica también.

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  6. Entiendo que la Misa significa o tiene, cuatro fines: latréutico, eucarístico, propiciatorio e impetratorio; o sea: la adoración perfecta a Dios, la perfecta acción de gracias, la remisión de los pecados, y la petición de gracias espirituales y materiales. Mi pregunta es: ¿De qué forma el hombre participa en esos cuatro fines? ¿Cómo es que yo doy, por ejemplo, esa acción de gracias perfecta? O cómo hago yo ese sacrificio perfecto ante Dios. Si es Cristo tanto el ministro como la víctima. ¿Cómo es que el hombre realiza esas cuatro cosas, si en realidad es Cristo quien las realiza?

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    1. Sergio Villaflores15 de junio de 2025, 10:56

      Alejandro: creo que, visto que uno lleva una vida acorde o más o menos coherente con lo que el sacrificio de Cristo significa, y se reactualiza particularmente en la celebración litúrgica, uno como hombre se incorpora al sacrificio de Cristo en la Misa, mediante la atención, la devoción, el deseo y la voluntad de hacerse partícipe y de ofrecer los propios sacrificios.

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    2. Estimado Alejandro,
      la Misa tiene esas cuatro finalidades y muchas otras más. Es decir, todo, todo lo que se contiene en la vida espiritual que nos trae Cristo, se contiene en la Misa. Porque en la Misa se contiene toda, toda la eficacia de la vida de Cristo, desde el principio hasta el final, y no solo de la vida de Cristo cuando estaba aquí, sino sobre todo de la vida de Cristo cuando está en el cielo. Por eso insiste la Carta a los Hebreos en que Cristo es sacerdote eterno, o sea, ahora es sacerdote. Entonces Él actúa ahora, y en la Misa está Él actuando ahora. Entonces nos trae todas las gracias.
      Ahora bien, ¿cómo se realiza eso para el cristiano, el seguidor fiel de Cristo? Se realiza con toda la vida. O sea, no solamente cuando uno está en la Misa (que es precisamente lo que sucede en el vicio del hiper-liturgismo, tan usual en el actual pasadismo), porque si uno no tiene una vida acorde con lo que celebra, la presencia en el rito no le es eficaz.

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    3. Estimado Sergio,
      en cierto modo es como usted dice; sin embargo, tenga en cuenta que la eficacia de la Misa no depende de actos psicológicos, o sea, de ningún esfuerzo de concentración, o de devoción, y menos de actos externos tales y cuales (estar de pie o de rodillas, o comulgar de un modo o de otro, o vestir de tal o cual manera, o estar con la cabeza cubierta o no, etc., etc.), sino que depende de una contemplación fundamentalmente, es decir, de una unión espiritual con lo que se está realizando. Lo cual se da principalmente cuando no hay una contraposición entre lo que hace uno fuera de la Misa y lo que hace dentro de la Misa.

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  7. Pero ¿cómo se entiende, entonces, el ex opere operato?, o sea que la Misa da la gracia más allá del hecho de estar ahí participando.

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    1. Estimado Alan,
      el ex opere operato es una expresión que indica la naturaleza misma del sacramento, es decir, que el sacramento produce lo que significa. Pero no hay sacramento si no está la intención del sujeto de recibirlo, ni la intención del ministro de celebrarlo. Entonces ex opere operato no indica una automaticidad, no quiere decir que es algo automático, que porque uno está presente ahí, se produce. Se produce porque uno quiere participar de lo que el sacramento significa.
      Por lo tanto, suponiendo que uno quiere decir que tiene la disposición interior adecuada para eso, entonces el signo sensible produce lo que significa. Porque lo que uno quiere no se puede producir en nosotros de una manera puramente espiritual, dado que no somos ángeles, somos hombres. Por consiguiente, necesitamos los signos sensibles. Pero esto no quiere decir que los signos sensibles sean más importantes que lo que nosotros queremos y que lo que la gracia divina hace. Los signos sensibles son instrumentos para eso, justamente porque los signos sensibles hacen que nosotros queramos. ¿Y qué es lo que queremos en la Misa? Ya lo he dicho: el fin de la Misa, o sea, la Eucaristía.
      La Misa no es eficaz simplemente porque está ahí como signo sensible, sino porque hace que nosotros deseemos lo que ella significa. Es la Eucaristía misma, la que produce ese deseo espiritual. Y para eso ayuda no solamente la presencia de Cristo del Cuerpo y la sangre de Cristo bajo las especies accidentales, sino que ayuda toda la celebración, toda la liturgia. Y toda la continuación de la liturgia que se da en los otros sacramentos, en los sacramentales, en las horas litúrgicas también, etcétera y en definitiva en toda la vida cristiana.

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  8. Padre Filemón, ¿cuáles son, entonces, los efectos de la Eucaristía?

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    1. Estimada Rita,
      los efectos de la Eucaristía son todos los de la vida de Cristo. El principal efecto es el aumento de la gracia santificante. Y ello es muy claro, porque todo lo que vino a hacer Cristo desde su encarnación hasta su ascensión a los cielos, es producir la gracia en nosotros, que es el centro de la vida humana renovada.
      Ahora bien, la gracia produce operaciones nuevas en el cristiano, porque es un nuevo ser que hace operar de modo nuevo. Entonces, cuando recibimos la gracia, recibimos múltiples capacidades operativas. Las más importantes se refieren a la unión con la Santísima Trinidad. Es lo que llamamos contemplación fundamentalmente. Pero después hay otras gracias de tipo carismático, por ejemplo, que derivan de la vida de Cristo también a través de la Eucaristía.
      Es decir, hay muchas capacidades. El mismo orden sagrado, que es un ministerio, un servicio, deriva de la Eucaristía, el servicio para la Eucaristía (no solamente para la Misa). Entonces, toda la gracia especial que tiene el sacerdote para ser sacerdote, no solo para celebrar Misa, sino cuando predica la palabra, le explica, guía a los fieles, los consuela, los acompaña, etc. Todo eso tiene sentido y viene de la Eucaristía.
      Y en la vida del matrimonio sucede lo mismo. Por eso el matrimonio y la Eucaristía, son inseparables. Por eso el que no respeta su matrimonio no puede recibir la comunión sacramental, porque es una contradicción. Porque el matrimonio significa la Eucaristía, es decir, la unión de Cristo con la Iglesia. Y la significa realizándola. Entonces, el que está casado recibe la fuerza para vivir el matrimonio, la Eucaristía. Y así sucede con los otros sacramentos.
      También la vida religiosa recibe su fuerza de la Eucaristía. Por eso la profesión religiosa se realiza en la celebración eucarística. Así sucede con toda la vida cristiana. La Eucaristía es el centro de la vida cristiana porque contiene la presencia de Cristo operativa. No solo en su pasión, que está significada directamente por el rito del sacramento, sino en toda su eficacia, desde la encarnación hasta la vida de Cristo como resucitado.

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    2. Sergio Villaflores16 de junio de 2025, 5:18

      ¿Qué quiere decir Padre, el que cambia la operación, o sea, que se recibe una gracia y cambia las operaciones?

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    3. Estimado Sergio,
      quiere decir que, en quien está unido a Cristo y a la Iglesia por la gracia, todas las operaciones humanas están vivificadas por la gracia, porque la gracia es un nuevo ser que perfecciona el alma y el cuerpo, y de este ser surgen operaciones.
      Ahora bien, sin embargo, que las cambie no significa que siempre sean distintas o contrarias. Es contraria cuando hay una conversión, pero cuando son operaciones buenas hay un perfeccionamiento, porque no todo lo que hace el pecador es malo.
      Por otra parte, la Eucaristía es un sacramento de vivos, así que lo reciben los que ya están en gracia, porque significa la perfección de esta gracia. No se puede recibir la Eucaristía en pecado mortal.

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  9. Herminia Battaglio16 de junio de 2025, 5:32

    Estimado Padre, parece que hay que concluir que en la Misa, sobre todo en la consagración, está la todo el cielo y la Iglesia presente, pero ¿la Iglesia purgante también está?

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    1. Querida Herminia,
      podemos decir que en cada Misa, además de hacerse presente la Iglesia celestial y estar presente la Iglesia peregrina, también está la Iglesia purgante en cuanto recibiendo el influjo de la Eucaristía.
      Ciertamente la Iglesia purgante no está participando de la Eucaristía en acto, porque las almas del purgatorio no pueden realizar actos humanos por un lado, y por otro lado, tampoco conocen lo que sucede en este mundo. Aunque sí reciben el influjo de la Eucaristía. Los bienaventurados del cielo sí, porque ven, ven a Dios, ven a Cristo, que es Quien celebra la Eucaristía fundamentalmente.

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  10. Entonces, de alguna manera los bienaventurados del cielo están incorporados a Cristo, y entonces ¿celebran de alguna manera con Él en cada Misa?

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    1. Estimado Dino,
      podría decirse como usted dice.
      Ahora bien, en ese sentido todo el pueblo cristiano es sacerdotal, no solo los que están en cielo, sino los que están en la tierra, especialmente los que están presentes. Está presente el pueblo sacerdotal, porque es una persona con Cristo, un Cuerpo Místico. Una "persona mística", dicen san Agustín y santo Tomás, o sea, una persona misteriosa, superior al conocimiento racional que tenemos de lo que es una persona. Porque Cristo, siendo persona divina, pero a través de su humanidad, incorpora a las personas humanas que están unidas a Él por la gracia.

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  11. Estimado padre Filemón:
    Entiendo que el sacrificio litúrgico, el sacrificio de la Misa, está dentro de la Eucaristía, y la Eucaristía es la unión espiritual con Dios, con la Santísima Trinidad a través de Cristos significada por el sacramento. Ahora bien, mi pregunta es la siguiente: ¿Por qué la adoración eucarística no reemplaza la Misa? ¿Si estoy haciendo un acto de unión con Dios realmente presente en el sacramento y busco la comunión espiritual? ¿Bueno, por qué no reemplaza eso?

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    1. Estimado Jorge,
      como diría Aristóteles (si Aristóteles la conociera) la adoración eucarística se dice de muchas maneras. Es decir, es análoga porque depende de la actitud del sujeto.
      Por ejemplo, como me contaba en cierta ocasión un párroco en Roma. Bueno, están estos cristianos que están divorciados y que se unen con otro u otra, no pueden comulgar, pero el hecho es que hay una señora en esa condición, divorciada y vuelta a casar. Va siempre a la adoración. Esa adoración de esa señora no es lo mismo que la adoración de otra señora que está bien casada con su marido y vive la vida de la gracia. Y tampoco es lo mismo que otra persona que participa de la Eucaristía. Y como fruto de la Eucaristía se queda a la adoración.
      Y tampoco es lo mismo que la adoración, que puede ser más perfecta de un ermitaño que está en el desierto y no tiene la exposición eucarística, pero está más unido con la Eucaristía que el que está delante de la hostia.
      Porque la adoración eucarística no es por sí misma el sacramento. Es, por un lado, el fin del sacramento, porque es la contemplación o también es una preparación al sacramento. Porque hay personas que por su disposición espiritual y psíquica se preparan bien a la celebración de la Eucaristía por la adoración. Y otras que por la Misa, por la celebración eucarística, se preparan para la contemplación que perfectamente encuentran en la adoración o fuera de la adoración. Que es siempre adoración, porque aunque no estén delante de la hostia, la hostia está. Y ellos están unidos con Cristo, que está presente en la hostia.

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  12. Sergio Villaflores18 de junio de 2025, 7:22

    Estimado padre Filemón: Puesto que en esta ocasión usted nos ha querido iluminar acerca de la Eucaristía, me animo a proponerle el debate acerca de algunas expresiones recientes del Cardenal Robert Sarah sobre la actual cuestión litúrgica y la asi llamada "guerra litúrgica".
    La conferencia del card. Sarah ocurrió en la ciudad italiana de Rovereto, el pasado 24 de mayo. Su desarrollo completo se puede encontrar en Youtube, en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=FYGVuZyljfA&t=1s
    Yo sé que usted no está siempre inclinado a tratar estos temas litúrgicos, que no son de su especialidad, más dedicado usted a la teología dogmática, pero confío en que al transcribirle los pasajes que me parecen más importantes, o mejor dicho, pasajes en los que yo personalmente encuentro dudas acerca de lo afirmado por Sarah, confío en someterlos a su juicio, siempre prudente y sensato, para que me brinde su opinión.
    En la conferencia, el cardenal Sarah trata también otros temas, de modo que incluyo también algunos de esos pasajes, que también me producen preocupación, porque no me parece que las expresiones del card. Sarah reflejen siempre la doctrina de la Iglesia, vale decir, la doctrina de la Iglesia en su estado actual.
    Sé que usted entiende el italiano, pero me ha animado a transcribir al español los pasajes que me interesan. A continuación los transcribo.

    Sergio Villaflores (Valencia, España)

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  13. Sergio Villaflores18 de junio de 2025, 7:35

    El primer pasaje de la conferencia del cardenal Sarah que me interesa es el siguiente: “Mi certeza de hombre, de cristiano, de sacerdote, de sucesor de los apóstoles, es consecuencia y expresión de lo que en la vida he experimentado y que la Iglesia en su santidad siempre ha afirmado, y es que Cristo es la única ruta: ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida’. Cristo es el único salvador. La Sagrada Escritura y la Santa Tradición nos recuerdan que nadie más nos salva. No hay otro nombre dado a los hombres bajo el cielo en el que se establezca que podamos ser salvos. No podemos decir que todas las religiones llevan a Dios. No es posible. Contradice a Cristo. Es el único salvador. Es la única ruta que lleva a Dios. […] ‘Dios ha amado de tal manera al mundo como para darle a su único Hijo para que quien crea en Él tenga la vida eterna’. […] Sabemos que nuestra ayuda está en el nombre del Señor. La entera tradición de la Iglesia enseña que Jesús de Nazaret, Señor y Cristo, es el único salvador del hombre y que en nadie más hay salvación. ¿Quién, fuera de los confines visibles del cristianismo, llega a la salvación? Siempre y sólo por el mérito de Cristo en la cruz. Y no sin una mediación de la Iglesia. La Iglesia es necesaria para la salvación. Si decimos que no hay salvación sin la Iglesia, no hay salvación sin Cristo, porque la Iglesia es la continuación de Cristo”.

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  14. Sergio Villaflores18 de junio de 2025, 7:57

    Inmediatamente, el Card. Sarah sigue diciendo: “La encíclica Redemptor Hominis de marzo de 1978 del Papa San Juan Pablo II y la Declaración Dominus Iesus del año jubilar 2000, son dos documentos fundamentales del Magisterio de la Iglesia sobre este tema. El primero es el documento con el que ha abierto San Juan Pablo II su propio pontificado, […] casi el programa de su pontificado, y reasumiendo cuánto la Iglesia misma ha madurado en el curso de los siglos como consciencia de sí misma y del propio objetivo. El otro documento es emanado de su congregación para la doctrina de la fe presidida por el card. Ratzinger con la especial aprobación siempre de San Juan Pablo II. Es un documento que representa el fundamento del diálogo ecuménico en la verdad, porque sin la verdad no puede haber un diálogo. [...] Todas las religiones son un intento humano de alcanzar el misterio, un intento humano de palpitar algo de Dios y con Dios. En cuanto a intento, puede ser bueno. De hecho, la razón humana puede llegar a algunas verdades universales, no sin el ayuda del Espíritu Santo. El hecho de que también en otras tradiciones culturales pueda existir verdad y bien, no puede sino alegrarnos, porque se convierte en ocasión de diálogo y de posible camino común. Pero el cristianismo es otra cosa totalmente distinta. El cristianismo no es un intento humano de llegar a Dios, sino el anuncio cargado de estupor, de gratitud, del hecho histórico de que Dios ha llegado al hombre en Cristo Jesús, Dios hecho hombre. […] El cristianismo es diferente, no es un intento humano, sino Dios que llega al hombre.
    No queremos ser traidores de nuestros hermanos hombres. Queremos, en cambio, compartir con ellos nuestra esperanza. Queremos que accedan a la salvación, por lo que se ha dado a conocer de la revelación, […] Queremos fundar nuestra certeza en la recta doctrina, es decir, en la completa y orgánica enseñanza de lo que Jesús ha transmitido con signos y palabras, y que a su vez sus apóstoles han transmitido como verdad aprendida directamente de Él y como tesoro de la primera Iglesia que nació alrededor de Él. No se nos permite considerar falso o incompleto lo que nos ha sido enseñado. El Espíritu nos ilumina enormemente, sobre todo a través de esas mismas palabras que tantos de nuestros hermanos han escuchado antes de nosotros, durante muchos siglos. Nosotros somos herederos de los apóstoles, de la Iglesia, de los santos. No podemos cambiar nada, no podemos inventar nada. No es necesario que inventemos nada. No hay evolución de la doctrina.
    Así como un niño en el vientre de su madre crece y se desarrolla, nace, vive de niño, y luego llega a la plenitud de la edad adulta, así la doctrina se desarrolla hasta el encuentro con el Señor de la Historia y del Cosmos. No se puede y no se debe renegar nada de lo que ha sido enseñado, sino recoger lo que hemos recibido y llevar a los hombres según la necesidad de los tiempos, la buena novedad, la buena noticia, que nunca cambia. El desarrollo debe ser un desarrollo orgánico, por lo que es siempre necesario que se profundice la verdad revelada con la ayuda del Espíritu Santo.
    El desarrollo, en tal sentido, es siempre el desarrollo de algo que existe, que debe sólo ser manifestado completamente. No puede en absoluto jamás ser una inserción de algo extraño y totalmente nuevo. Como en el simple ejemplo que he hecho, podríamos decir que un hombre se desarrolla creciendo en su cuerpo, pero nunca crece un tercer brazo o una segunda nariz. El desarrollo debe siempre ser orgánico, ordenado, unitario. Por esto podemos, con justo orgullo, reafirmar lo que la Escritura y la Tradición de la Iglesia siempre nos recuerdan: Nadie más que Cristo nos ha salvado. No hay, de hecho, otro nombre dado a los hombres bajo el cielo en el que se haya establecido que podamos ser salvados. […] Creemos con fuerza que hay sólo un camino, el camino del cristianismo. ‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie llega al Padre sino por mí’, dijo Jesucristo.”

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  15. Sergio Villaflores18 de junio de 2025, 8:07

    E inmediatamente, el cardenal Sarah pasó al tema litúrgico:
    “La Eucaristía es el sacramento más vital, es la vida de nuestra vida, el don más precioso que hemos heredado. Una herencia se conserva, no puede ser disipada. En la historia de la liturgia hay crecimiento y progreso, pero ninguna ruptura. Lo que para las generaciones anteriores era sacro, también para nosotros es sacro y grande. No puede ser prohibido, o incluso juzgado dañoso.
    Nos hace bien a todos conservar las riquezas que han crecido en la fe, en la oración, en la Iglesia, y darles un lugar justo. Por eso, también el hecho de proyectar cancelar definitivamente la Misa tradicional tridentina, es decir, un rito que nace de San Gregorio Magno, una liturgia que tiene 1.600 años, una Misa que ha producido tantos santos, y que ha sido celebrada por tantos santos, como el Padre Pío, san Felipe Neri, san Juan Maria Vianney, san Francisco de Sales, san José María Escriva, y retratrae al Papa Gregorio Magno, del 590, y hasta el Papa Damasso, del 366... Este proyecto de cancelar esta Misa, si es realmente un verdadero proyecto, me parece un insulto a la historia de la Iglesia y a la Sagrada Tradición, un proyecto diabólico que quiere romper con la Iglesia de Cristo, la Iglesia de los apóstoles y de los santos.
    El Papa Benedicto XVI nos hace recordar que el Concilio Vaticano I no ha definido al Papa como un monarca absoluto, sino, al contrario, como aquel que garantiza la obediencia a la palabra transmitida. Su autoridad está ligada a la tradición de la fe. Esto también vale en el ámbito de la liturgia. El Papa es también solo un servidor de su justo desarrollo y de su permanente integridad e identidad. La autoridad del Papa no es ilimitada. Está al servicio de la sagrada tradición. Aún menos se puede conciliar una genérica libertad que se transforme en un cambio litúrgico arbitrario. Debemos vivir intensamente cada momento de nuestra vida litúrgica. Intensamente no quiere decir frenéticamente. [...]"

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  16. Sergio Villaflores18 de junio de 2025, 8:23

    Básicamente, Padre Filemón, esos son los pasajes de la conferencia de Sarah, que me han causado no sólo dudas acerca de su enseñanza, sino también preocupación, porque algunas de sus afirmaciones me parecen contrarias a la doctrina de la Iglesia.
    Posteriormente, algunos asistentes le hicieron preguntas. Me interesa su opinión, padre Filemón, sobre algunas respuestas del cardenal.
    Uno de los asistentes le preguntó al cardenal Sarah si no pensaba que el problema de la liturgia es uno de los principales, o el principal, actualmente en la Iglesia. En particular se le preguntó al Card. acerca del aspecto de sacralidad, si es que no se ha olvidado en la liturgia actual. No hace falta decir que quien hacía estas preguntas se manifestó explícitamente como un fiel seguidor de lo que llamó la “liturgia tradicional”, es decir, la Misa vetus ordo.
    Transcribo a continuación algunos pasajes de la extensa respuesta del cardenal Sarah:
    “Cuando falta el estupor, la sacralidad, entonces la liturgia es horizontal, no nos hace subir hacia Dios. Pero la liturgia es llevarnos hacia Dios. Y cuando estamos frente a Dios, se produce el estupor, la sacralidad, el respeto, la belleza. Es decir, la liturgia terrena es como una copia de la liturgia celestial. Debemos hacer lo que sucede en el cielo. No es una cosa banal, no es una reunión social, no es una convivencia, sino un sacrificio. Es memoria de la muerte de Cristo. ‘Haced esto en memoria mía’. Si no entendemos qué es lo que celebramos, entonces es una fiesta, una diversión. [...] Es Cristo que muere por mí, por mis pecados, entonces tengo que celebrar este evento con estupor. Y Cristo muere por mi pecado, pero ya no sabemos qué es el pecado. El pecado ya no existe más. Por lo tanto, no estamos asombrados de que Cristo muera por mí. Pero sí estoy seguro de que soy un pecador, y Dios muere cada día por mí […]. Cuando el sacerdote dice ‘este es mi cuerpo, esta es mi sangre’, muere con Cristo. Y morimos nosotros mismos con Cristo. Pero hemos transformado la fe en una fiesta. Pero es la muerte de Cristo que celebramos. Y esto cambia la vida. Saber que Cristo muere por mí, cambia la vida. […] Efectivamente, la palabra de Dios, la Eucaristía, debe ser celebrada con sacralidad.”

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  17. Sergio Villaflores18 de junio de 2025, 8:28

    Otra persona del público le preguntó: “Me gustaría preguntarle, en el contexto eclesial actual, ¿cómo podrían coincidir, de modo digamos concreto, pragmático, la liturgia así llamada tradicional y la liturgia actual? ¿De qué modo, en su opinión, podrían tener una coexistencia armónica? Quiero decir, en un contexto en el que ahora el 80 o 90 por ciento de los fieles reciben la comunión en sus manos, algo que a mí me parece abominable y sin embargo en la liturgia actual es vivido como algo normal. ¿Pueden coincidir? [...] Y la segunda pregunta: me gustaría pedirle una opinión personal sobre lo que alguien ha llamado el quinto dogma mariano, el dogma de la corredención de María, y de la corredención de toda la Iglesia. Quisiera conocer su opinión sobre esta dimensión mariológica del futuro mariológico de la Iglesia”.
    El cardenal Sarah le respondió:
    “La Santa Misa es hoy un lugar de batalla, de confrontación; pero el papa Benedicto XVI quería que estas dos formas de la Misa coexistieran pacíficamente; y había proyectado un enriquecimiento entre la antigua Misa y la nueva, porque, por ejemplo, la nueva es rica en lecturas, podemos conocer más la Biblia celebrando el novus ordo porque hay muchas más lecturas que en el vetus ordo. También hay nuevos santos, y por eso debemos actualizar el calendario litúrgico para enriquecer la antigua Misa, que no tiene nuevos santos, y no tiene la riqueza de la Palabra de Dios que tiene la nueva. Yo he emprendido este trabajo de enriquecimiento entre el antiguo y el nuevo ordo; pero mi trabajo no se ha publicado. Podemos continuar, con discreción, haciendo este mismo trabajo.
    Pero el papa Benedicto estaba preocupado por la armonía de estas dos formas de la Misa. De todos modos creo que existen otros ritos: existe el rito ambrosiano, existe el rito de Toledo, un rito mozárabe, también en la Iglesia oriental hay muchos ritos. ¿Por qué no podemos tener un rito con dos formas? Pero me parece triste que nos batallemos por esto, que nos opongamos.
    Se trata de un sacramento que debería unirnos, se trata de comunión; y celebramos la Misa sin la fe. Preguntémonos, ¿cómo celebramos la Santa Misa? Debemos celebrarla con la fe de que la necesitamos para ser salvados, para que la Santa Misa nos salve. Ella debe crear la comunión, la unidad. Cuando Nuestro Señor la ha hecho, oró por la unidad: como el Padres y Él son uno nosotros somos uno en Cristo. Esta es la voluntad del Señor, la unidad.”

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  18. Sergio Villaflores18 de junio de 2025, 8:29

    Y le siguió diciendo el cardenal Sarah a la misma persona que había preguntado:
    “De modo que ese era el trabajo que deseaba el papa Benedicto, un enriquecimiento mutuo de ambas formas de la Misa. Podemos tomar los meses del Año litúrgico, enriquecer el calendario, las lecturas, el silencio, porque en el nuevo rito no hay silencio. Es importante recuperar el silencio. El deseo del papa Benedicto era éste: enriquecer estas dos formas, la una y la otra, recíprocamente. Por ejemplo, enriquecer el antiguo rito con nuevas lecturas, enriquecer el antiguo calendario con los nuevos santos, y también con una participación más activa del pueblo de Dios. Esto es lo que debe buscarse. Pero la participación no es hacer algo, sino que se puede estar en silencio y comunicarse con el sacerdote que celebra, pues el sacerdote celebra por nosotros y con nosotros, podemos comunicarnos con él silenciosamente, participando en su sacrificio. Esto es lo que yo pienso.
    Pero debemos encontrar la paz litúrgica, porque no sé cuál es el padre que está feliz cuando ve a sus hijos batallando. Dios no está feliz de esto.
    Respecto a su segunda pregunta, el papa Juan Pablo II ha dicho mucho sobre la corredención de María, pero no ha avanzado, dejando a sus sucesores llegar a este dogma. A la primera a quien Dios ha pedido la cooperación para la salvación del mundo es María; le pide a una mujer que sea la madre de Dios, ¡algo impensable, impensable! Pero Dios ha dicho: ¿Quieres ser la madre de mi hijo? Y ella ha dicho nada: Soy la sierva de Dios, que te haga lo que dices. Luego ha llevado a este hijo en su seno, y lo ha acompañado después en su itinerario por esta tierra. Por eso María puede ser llamada corredentora, pero se debe aclarar lo que eso significa. Corredención quiere decir que María ha dado su contribución, su participación, en la salvación del mundo, y continúa ahora su obra, viniendo a Lourdes, a Fátima, a Medjugorje, y continúa así su obra salvadora [...] Me parece que este tema de la corredención de María exige un estudio que debe continuarse, que debe profundizarse, con lo cual es necesario aclarar lo que significa la corredención de María.”

    Esto es básicamente lo que deseaba transcribirle. Agradecería lo que usted pudiera decirme, padre Filemón, acerca de estas expresiones del cardenal Sarah.

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    1. Estimado Sergio,
      le agradezco por esta información. Me informaré más escuchando la conferencia del cardenal Sarah, y ya le hare algún comentario. No son días de mucho tiempo disponible para mí, pero ya veré de decirle algo.

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