A las tres notas iniciales sobre este tema (que han sido publicadas a mediados del mes de abril pasado), agrego ahora otras tres notas o meditaciones, que dedicaré al análisis teológico del acto de la Consagración Eucarística en la Misa, así como a la presencia real de Cristo en la Sacratísima Eucaristía, unido al examen de algunas cuestiones delicadas que nacen de las reflexiones sobre el Misterio de la Eucaristía. Como ya he dicho, estos pensamientos parecen hoy particularmente oportunos en un clima eclesial marcado desgraciadamente desde diversas partes por una tendencia litúrgica que no reconoce al Misterio Eucarístico, y por tanto a la Santa Misa, su verdadera dignidad, reduciéndola a una simple memoria de la Última Cena y a un estímulo de caridad social (corrientes neo-modernistas), mientras que al mismo tiempo, por desgracia, debemos constatar en ciertos ambientes una atención a lo esencial del Misterio Eucarístico, pero en un contexto espiritual de disenso frente a una plena comunión eclesial (corrientes indietristas filo-lefebvrianas). [En la imagen: fragmento de "Colonia del Sacramento", detalle de la parte superior de la acuarela de Fernando Pena, del año 2011, representando la Basílica del Santísimo Sacramento, en la ciudad de Colonia del Sacramento, Uruguay].
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
jueves, 8 de mayo de 2025
El Misterio Eucarístico (4/)
Tres preguntas para una reflexión
----------Continuaremos hoy nuestro discurso sobre el sacrificio de la Santa Misa y sobre nuestra participación en el mismo. Tarea no fácil, porque sobre todo hoy tendremos que afrontar problemas no de muy fácil solución. Digamos que hoy nos proponemos fundamentalmente tres preguntas.
----------La primera cuestión es la siguiente: ¿cómo está presente nuestro Señor y Salvador en este sacramento? Es decir, ¿cómo puede suceder que la presencia de Cristo esté prácticamente por encima de las leyes del espacio y del tiempo? En efecto, evidentemente Jesús está presente simultáneamente en diversos altares y en diversos tabernáculos y al mismo tiempo bajo ese pequeño trocito de pan y en esas pocas gotas de vino está el Christus totus, por consiguiente, Jesús según todo su cuerpo y toda su sangre, y por tanto según una extensión ciertamente mayor que la de las sagradas especies, es decir, tanto del pan como del vino. Esta es la primera pregunta. ¿Cómo puede suceder esto?
----------La segunda cuestión es la que se refiere al sacrificio de la Santa Misa y a la Iglesia. Esta tesis es muy importante. Es decir que Jesús junto a Sí mismo, a su cuerpo decimos así histórico, a su cuerpo verdadero y propio, es decir físico, ofrece también al Padre su Cuerpo Místico, es decir, la Iglesia entera. Por tanto, la Iglesia junto con Jesús, la Iglesia que es Jesús, es junto con Él oferente, en el sentido de su sacerdocio y también ofrenda y víctima ofrecida para la salvación del mundo.
----------Por último plantearemos la tercera pregunta: el modo particular de participación en el Santo Sacrificio de la Santísima Virgen. Estos son los tres temas que nos proponemos para hoy y los dos días siguientes.
----------Comencemos por el primero: el problema de las leyes del espacio y del tiempo. Todos sabemos que Jesús está presente en la Eucaristía, está presente de tal manera que no se somete a las leyes de la extensión. El espacio, el lugar, es algo que se refiere a la cantidad de los cuerpos, ya que están cuantificados.
Primera cuestión
----------Cada uno de nosotros, en cuanto cada uno somos también un cuerpo, está cuantificado. Es decir, tenemos una determinada dimensión, una determinada medida. Pues bien, los cuerpos en cuanto están cuantificados, están sujetos a las leyes espaciales. La cantidad tiene estos dos efectos. El primer efecto de la cantidad es la extensión del cuerpo, por lo tanto el hecho de que cada cuerpo tiene partes extrínsecas, partes que están las unas fuera de las otras. es decir, fuera las unas con respecto a las otras.
----------Así por ejemplo en el hombre podemos distinguir la cabeza, el cuello, el pecho, las manos, los pies y así sucesivamente. Y todo esto es una parte fuera de la otra. Es decir, no están todas mezcladas y confundidas entre sí. Por consiguiente, la primera tarea de la cantidad es la de extender los cuerpos. He aquí la extensión.
----------La segunda tarea de la cantidad es la de colocar, es decir, colocar en un determinado lugar, entendiendo por lugar, la circunvalación contigua o envoltura del cuerpo que contiene (el aire) el cuerpo (cuerpo colocado). Por ejemplo, estamos en el lugar porque estamos rodeados por el aire, aire que está en torno a nosotros. Esta circunvolución o envoltura, por así decirlo, es decir esta superficie desprovista de cuerpo, circundante al cuerpo contenido (aquí tenemos dos superficies: la superficie del cuerpo y la superficie del aire, la cual está determinada por la superficie del cuerpo), es decir, del aire que hay a nuestro alrededor, se llama lugar. Y cada cuerpo, evidentemente, en cuanto está cuantificado, se encuentra en un lugar.
----------En cambio, el mundo espiritual se sustrae a la ley de la cantidad, porque el espíritu es inextenso. No tiene una cantidad determinada que se pueda medir en metros, decímetros y centímetros. Si alguien me preguntara: "Dime cuánto mide tu alma"; yo solo puedo responderle: "El alma no es mensurable".
----------De manera que, como nos es fácil ver, a diferencia del mundo corpóreo, que está siempre sujeto a las leyes de la cantidad, y por lo tanto a sus dos efectos, que son la extensión y la ubicación, el mundo espiritual está dominado por la pura forma, como es llamada por Aristóteles. A diferencia de la materia, la forma es aquello que determina la entidad de las cosas, le da el ser a la realidad.
----------Por lo tanto, el mundo espiritual es el mundo de las puras formas, el mundo de las puras formas sin materia. Y, por consiguiente, es un mundo que no está sujeto a las leyes de la cantidad. Por lo tanto, el espíritu en cuanto tal, incluyendo nuestra alma que es espiritual, no está ni extendido ni colocado, precisamente porque no es cuantificable, no es cuantitativamente mensurable.
----------En cambio, todos los cuerpos son evidentemente cuantitativamente mensurables y por tanto son también evidentemente cuantificables; con lo cual entonces podemos decir cuánto miden exactamente en longitud y en anchura y en profundidad, según las famosas tres dimensiones. Y por consiguiente todos los cuerpos son evidentemente extensos. Un espíritu no es extenso. Es decir no puedo decir: en el alma la inteligencia se encuentra a la derecha de la voluntad. Decirlo así, sería una cosa ridícula.
----------Existe la inteligencia, la voluntad y el apetito sensitivo, existen las dimensiones cognoscitivas y sensitivas. Todas estas facultades forman parte de la única alma espiritual del hombre, pero no se puede ubicarlas, es decir, no se puede decir, imaginando las cosas como si el alma fuera una realidad espacial, en la que se dice que la voluntad está aquí y en cambio la inteligencia está al otro lado.
----------Por lo tanto, en el alma, en cuanto es espiritual, no existe ni la mensurabilidad cuantitativa, ni tampoco la extensión. Las singulares partes del alma, las facultades, las potencias, las capacidades del alma, no están una fuera de la otra, ni tampoco una al lado de la otra; en definitiva no son extensas, y además esta misma alma no está colocada o situada en sentido propio y verdadero. Es decir yo no puedo decir el alma está precisamente en este lugar. Más bien debo decir que el alma está toda en todo el cuerpo y en todas sus partes.
----------El alma espiritual emana de ella también las potencias sensitivas y vegetativas. Está claro que por cuanto respecta a tales potencias correspondientes a aquellas que están en las plantas el alma vegetativa y en los animales el alma sensitiva, esas potencias no se actúan en todo el cuerpo, sino solo en los órganos relacionados con ellas. Por ejemplo, una emoción de tipo afectivo hace que el corazón lata más velozmente; o la potencia vegetativa anima el cerebro o el aparato circulatorio o el aparato digestivo y así sucesivamente.
----------Esto es, no puedo decir que en mi dedo hay menos alma de lo que hay por ejemplo en mi cabeza. Por lo tanto, el alma no está ligada o atada a esta parte del cuerpo en lugar de a esta otra. La ley del alma, la presencia del alma es ésta, que el alma se encuentra toda en el todo y toda en cada una de las partes del todo. Por el contrario, un cuerpo colocado se encuentra todo en todo, pero cada parte se encuentra bajo cada parte del lugar.
----------Por ejemplo, el reloj está situado en el espacio. Y yo puedo asignar a cada parte del reloj una parte del espacio circundante que le corresponde. Si luego yo muevo el reloj (lo hago girar dejándolo en su lugar en la muñeca), así no cambia el puesto, no cambia el lugar, sino que cambia el situs, es decir su situación en el lugar en el sentido que otras partes del cuerpo corresponden entonces a otras partes del espacio.
----------En este sentido, la presencia corpórea es siempre una presencia cuantitativa de algo extenso, colocado y situado. Evidentemente el lugar del cuerpo, es decir su colocación espacial, es algo que compete individualmente a este cuerpo, es decir, le corresponde estar en este lugar. Por lo tanto, no es posible que el mismo cuerpo verdadero esté contemporáneamente en dos lugares.
----------En efecto, a un solo cuerpo, corresponde un solo lugar, una sola colocación. Alguien podría decirme: "¿Pero, y la bilocación de los santos? ¿Qué quiere decir?". Pues bien, se cuenta de santos que se trasladaron (de alguna manera se han desdoblado), se bilocaron, es decir, estuvieron presentes en dos lugares diferentes. A mí todavía no me ha sucedido haber visto un prodigio semejante, pero sé que sucede raramente, así que no pretendo una verificación empírica. Si de todos modos ha sucedido, solo Dios puede hacer un milagro de tal género. Y ciertamente, no es posible que esté en dos lugares el cuerpo del mismo Santo. Sino que en un lugar está su cuerpo verdadero, y en otro hay una apariencia de su cuerpo, cosa que el buen Dios puede hacer, ya sea objetivamente, haciendo ver precisamente un cuerpo objetivo en otro lugar, o bien produciendo, digamos así, una percepción subjetiva correspondiente a la percepción de un cuerpo, pero que no existe.
----------La bilocación puede explicarse de esos dos modos. Pero no en el sentido de que un cuerpo verdadero, un cuerpo físico, en su identidad individual, numérica, esté contemporánea o simultáneamente en dos lugares.
----------Pues bien, es necesario que tengamos presente que todo esto se verifica en cambio en la Hostia Santa. Vale decir, la Hostia Santa es la presencia de nuestro Señor Jesucristo, que contemporáneamente se hace presente en diferentes lugares, sobre diferentes altares, donde simultáneamente se celebra la Santa Misa en el momento de la consagración, y después de la consagración está presente en diversos tabernáculos, donde Jesús está co-presente en la realidad idéntica, numérica, sustancial de su único cuerpo.
----------Por consiguiente, este cuerpo único, físicamente e individualmente determinado de nuestro Salvador, nuestro Señor Jesucristo, se encuentra en diversos lugares al mismo tiempo. Y aún hay más. Jesús se encuentra situado en un lugar, mejor dicho, en un espacio, que es pequeñísimo: precisamente la Hostia Santa. Y también existen partículas pequeñísimas. ¿Cómo explicar que Jesús está allí, todo, todo su cuerpo?, que, digamos, tiene la medida de un metro setenta u ochenta, quién sabe.
----------Entonces, ¿cómo es que un cuerpo de un metro setenta o un metro ochenta puede encontrarse bajo la especie del pan, que mide apenas unos dos o tres centímetros a lo máximo? Precisamente la pregunta es esta. Evidentemente no es fácil responder. ¿Cómo es posible pensar que la partícula sacra rota hace que el cuerpo del Señor esté presente bajo ambas partes de la Hostia?
----------Lo que no sucede si uno corta un cuerpo físico. En tal caso, las dos partes son tales, que cada una de las parte contiene solo la mitad del cuerpo dividido, mientras que en la Hostia Santa, cuando se la rompe, el cuerpo entero, todo entero de Jesús, está contenido bajo la una y la otra parte de la Hostia.
----------Similarmente, el cuerpo del Señor evidentemente no está sujeto a las leyes del tiempo, las cuales prácticamente miden el movimiento. Hay una sucesión de instantes, que está ligada al devenir. En un mundo espiritual, donde no hay un verdadero y propio devenir material, ni siquiera puede existir el tiempo. Entonces tenemos esta situación. En los entes que son propiamente móviles, es decir, en los entes materiales, el movimiento hace, sí, que este moverse, este devenir del ente móvil sea mensurable según una enumeración de instantes sucesivos, donde cada instante numerado corresponde a un momento particular del moverse del cuerpo. Piénsese por ejemplo en una carrera de atletas, en la cual hay una persona con el cronómetro que mide exactamente el tiempo de la carrera. Se da la enumeración de los segundos y de las fracciones de segundo, que corresponden exactamente al movimiento de la carrera del atleta.
----------Y entonces el tiempo es precisamente esta enumeración de los instantes del movimiento. Donde no existe el movimiento, no existe el tiempo. Donde no existe cambio, no hay tiempo. Entonces, naturalmente, así como Dios es perfectamente inmutable, en Dios no hay cambio; por lo tanto, en Dios se habla de eternidad. ¿Qué es la eternidad? La eternidad es la perfección de la existencia en un único instante, que no tiene ni principio ni fin ni sucesión. Es así cómo se la podría definir.
----------Por lo tanto, perfecta existencia. ¿Qué significa perfecta existencia? Significa plenitud de ser. Donde hay plenitud de ser, no hay posibilidad de cambio, porque un ser pleno, completo, perfecto, si cambia, sólo podría cambiar para peor. Pero entonces quiere decir que antes, en partida, era susceptible de un cambio en peor, por lo tanto era imperfecto. Lo cual contradice la hipótesis.
----------Por lo tanto, si Dios es perfecto, no cambia. Entonces, existiendo en Dios esta plenitud del ser, existe también, digamos, una emergencia, una trascendencia de Dios respecto a las leyes del tiempo. Evidentemente, Dios no es medible por el tiempo. Dios es eterno. Y es eterno en este sentido, que su existencia le compete no según un moverse, no existe según un devenir, que se podría enumerar por instantes sucesivos, sino el ser le compete a Dios desde siempre y para siempre y en un solo instante, que no se desdobla ni se multiplica en otros momentos precedentes o subsecuentes.
----------Esta es, por cuanto nosotros, pobres hombres, podemos imaginarla, la concepción comúnmente dada de la eternidad. Pero existen sin embargo, entre Dios y el hombre, las criaturas puramente espirituales, o sea los ángeles y las almas humanas separadas, después de la muerte, pero antes de la resurrección. Cuando hay resurrección, hay también cuerpo. Por lo tanto, en este estado de pasaje entre la muerte y la resurrección, el alma se encuentra en un estado de separación.
----------Pues bien, en este estado evidentemente el alma es casi similar a los ángeles. Pero existe una diferencia, porque mientras que los ángeles son incorpóreos por su naturaleza, el alma de por sí exigiría y querría tener también su cuerpo, para ser completa (a fin de que la naturaleza humana sea completa).
----------Por lo tanto, los ángeles, en esta que es su existencia espiritual, son entes completos y perfectamente subsistentes. El alma separada también es subsistente, pero no perfectamente subsistente, porque no está completa. El alma separada tiene necesidad, para su plenitud o completez, para ser sustancia en pleno, para ser hombre en pleno, persona humana en pleno, de su cuerpo.
----------Así que el alma será hombre después de la resurrección. En espera de la resurrección, el alma es la parte principal del hombre, pero aún no es todo el hombre entero. Se ve la diferencia entre el alma y el ángel. No es la misma cosa. Pero en cuanto a la sucesión, al devenir, es decir, al movimiento de estas realidades que son el ángel y el alma, hay cierta semejanza.
----------En estas realidades puramente espirituales, es decir subsistentes en su espiritualidad, separada de la materialidad del cuerpo, no es que no haya movimiento, porque las almas y los ángeles no son Dios, plenitud de ser. Por lo tanto, son susceptibles de un cierto cambio, pero no de un verdadero y propio cambio según el lugar, porque estas realidades no existen en el lugar, no están delimitadas por el lugar, como hemos visto. Así que no hay un cambio de tipo material. Por lo tanto, evidentemente el tiempo de las almas separadas y el tiempo de los ángeles no se mide por el tiempo astronómico, o sea el de los astros. No tienen un día de 24 horas, por así decir. Por lo tanto, y sea dicho solo entre paréntesis, es un modo de decir algo muy inapropiado el hablar de los años que las almas separadas tienen que cumplir en el purgatorio, precisamente porque el tiempo de las almas separadas no es un tiempo verdadero y propio, no es el tiempo astronómico.
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