A una semana del desarrollo de la Marcha Anti-fascista, también aquí en Mendoza, es útil reflexionar sobre los motivos del apoyo que a la misma brindó el arzobispo diocesano, mons. Marcelo Colombo, quien, precisamente horas antes de la Marcha, brindó una extensa entrevista donde explicó con claridad, firmeza de principios y llamativa precisión, los alcances del apoyo brindado por la Iglesia local. [En la imagen: Monseñor Marcelo Daniel Colombo, Arzobispo de Mendoza y actual Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina].
"Anunciamos no la sabiduría de este mundo
ni la que ostentan los déspotas este mundo,
condenados a la destrucción" (1 Cor 2,6)
"El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra" (Jn 8,7)
Es fácil de comprender el apoyo a la Marcha Antifascista
----------La Marcha Federal Antifascista y Antirracista se llevó a cabo el pasado sábado 1° de febrero, teniendo por centro la movilización cumplida en la ciudad de Buenos Aires, primordialmente contra el reciente discurso del presidente argentino Javier Milei el 23 de enero, durante el desarrollo del foro económico de Davos, en Suiza. La Iglesia en la arquidiócesis de Mendoza se sumó a la convocatoria, aunque no sólo contra el mencionado discurso del mandatario argentino, sino contra "varios discursos, porque lo hemos escuchado también en la asunción del presidente Donald Trump, con un gran efecto; y también a veces en políticos de distintas partes del país que se refieren con desprecio al tema de los migrantes o al tema de los pobres, a veces con generalizaciones injustas", expresó el arzobispo mendocino y actual presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, mons. Marcelo Colombo, en una reciente entrevista, que mucho recomiendo leer.
----------Es relativamente fácil comprender las razones por las cuales el arzobispo Colombo se sumó a lo decidido por las estructuras laicales de la arquidiócesis y les otorgó su total consentimiento. Es que en la estructura laical de la arquidiócesis cuyana existe la llamada "Pastoral de la Diversidad" que es una organización con objetivos bien definidos, buscando acompañar a aquellas personas "que buscan fortalecer y reflexionar su pertenencia a la Iglesia a partir del tema de su identidad sexual". Es posible, naturalmente, que el término "identidad sexual" pueda ser malcomprendido incluso por aquellos a quienes está dirigida esta pastoral de la diversidad (y que de hecho ese concepto es mal comprendido, dan testimonio las reprobables manifestaciones del colectivo LGTBQ en Mendoza, que intentó copar y totalizar los reclamos que fueron los iniciales impulsores de la Marcha), pero precisamente también por eso es que, como dice mons. Colombo, "la Pastoral de la Diversidad es un espacio que busca, en el acompañar, hacer presente la mirada inclusiva de la Iglesia".
----------Es interesante advertir la gran claridad del Arzobispo mendocino cuando, en plena concordancia con el actual enfoque pastoral de la Iglesia hacia los necesitados, no sólo materialmente sino de modo particular espiritualmente, se refiere a que ya está de sobra comprendido, sobre todo después del Concilio Vaticano II, que debemos superar el enfoque de otros tiempos, pasados, que se reducía a "un concepto de tolerancia" (concepto pastoral de "tolerancia" que es el único que admiten los sectores indietristas y fundamentalistas), y llegar al nuevo enfoque de acogida y contención en "viva interacción de todas las personas que componen la sociedad". De ahí la conclusión fácil de comprender de apoyar este tipo de reclamos de la sociedad: "frente a determinadas manifestaciones de agresividad, de desconocimiento de derechos, de estigmatización no sólo del colectivo LGTBQ, sino de los migrantes, de los pobres, y de otros sectores de la vida social".
----------No es la primera vez que la Iglesia en Mendoza manifiesta este tipo de apoyos a iniciativas de distintos grupos o sectores o colectivos o expresiones de la sociedad civil. Al respecto, mons. Colombo recordó: "Por lo menos en el tiempo que yo estoy, me parece que son dos o tres veces, seguro. Por ejemplo, participamos en el tema universitario; se participó en el tema de la 7722 buscando el mayor diálogo por la cuestión minera; es decir, hubo distintos momentos en que la iglesia se unió a reclamos de la vida social".
----------Si bien el periodista, en el citado reportaje, no brilló ni por su objetividad ni por manifestar una mirada cristiana sobre esta manifestación, y es posible advertir que incluso ha querido orientar el discurso del arzobispo mendocino reduciendo la Marcha al colectivo llamado LGTBQ, induciendo un apoyo irrestricto a sus valores y disvalores, sus virtudes y sus vicios (ambigüedad de este sector que quedó evidenciada luego en la misma Marcha), mons. Colombo supo mantenerse firmemente en la línea de la argumentación guiada por los principios católicos: "Fundamentalmente, esta mirada inclusiva de la Iglesia, que reconoce en todos sus hijos personas con dignidad para aceptarlos y acompañarlos en sus distintas situaciones, no por una cuestión de identidad o de raza o de cultura o de ningún tipo de diferencia. Es decir, todos los bautizados en la Iglesia, están llamados en cuanto bautizados, a ser animados en su vida por la autoridad de la Iglesia".
----------Siguió diciendo Colombo que en la Iglesia hoy existe "un deseo de mucha fidelidad al proyecto de Jesús, y esto significa no hacer distinciones y no dejar a nadie afuera. Siempre invitando a las personas a superarse, a crecer, a mejorar, pero siempre invitando desde la libertad y respetando a las personas en su dinámica y en su proceso". En una tal invitación "a superarse, a crecer, a mejorar", naturalmente está implícito el llamamiento a la conversión, o al menos a la corrección de conductas no dignas al ser humano. A tal punto que esto no pasó desapercibido al entrevistador que preguntó directamente: "¿Y esa diversidad, esas condiciones sexuales que no son heterosexuales, siguen siendo una conducta pecadora dentro de la concepción de la Iglesia?", a lo cual el Obispo respondió sin vacilar: "Si, porque la doctrina de la Iglesia no ha cambiado, lo que ha cambiado es su actitud hacia las personas que vienen a plantear su homosexualidad".
----------Buscar el crecimiento de las personas, es buscar su conversión, que conozcan a Cristo y conozcan su ley, que no va sino en beneficio y crecimiento del hombre: "La Iglesia siempre está poniendo el acento en el amor humano y busca que en esa lógica del amor humano haya responsabilidad, y esto es fundamental. Jesús es siempre el modelo, él se ocupa de la persona, y amando a las personas quiere su bien". Y el arzobispo hizo referencia también a la ley de la gradualidad en el proceso evangelizador: "De manera que, esta mirada de la Iglesia busca que las personas crezcan, y sobre todo, no se centra en un primer momento sobre cómo están estas personas, sino que trata de buscar cómo ayudarlas".
----------Hubo luego otra acotación del entrevistador: "Se busca que sí tienen fe, la puedan mantener, o sea, no romper ese vínculo de la fe", que motivó del arzobispo dos frases que sintetizan una idea importante: "Si, porque la fe siempre anima el crecimiento de las personas. Con la mirada de fe las personas pueden dar pasos enormes". Al reflexionar sobre estas expresiones de Colombo vienen a mi mente las nuevas directivas dadas por el Papa en Fiducia supplicans, acerca de la bendición a parejas en tales situaciones anormales, pero que buscan corregirse: "la fe siempre anima el crecimiento de las personas. Con la mirada de fe las personas pueden dar pasos enormes". No hace falta explicar nada.
----------Recomiendo encarecidamente al lector leer íntegramente esta entrevista, a fin de comprender cuales son los valores y verdades a los cuales la Iglesia en Mendoza ha dado su apoyo a través de su Pastor diocesano. Pues lamentablemente hay sectores que quieren focalizarlo todo en el colectivo genderista, sugiriendo que la Iglesia ha dado su apoyo a los reclamos de este sector sin hacer ningún discernimiento. Nada más falso, y ello surge de una honesta lectura de las palabras del arzobispo Colombo.
----------Sin embargo, para comprender cuál es la enseñanza doctrinal y la actitud pastoral de la Iglesia hacia la homosexualidad y la ideología genderista, digamos algo sobre este tema, aunque sea brevemente y repitiendo ideas de las cuales ya hemos venido reflexionando desde hace años.
De la defensa de la moral sexual a la homofobia sólo hay un paso
----------Si queremos explicar de la manera más simple y fácil de comprender para cualquier persona, la diferencia que existe entre la defensa de la moral sexual y el pecado de homofobia, no he encontrado nivel más claro y elemental que las expresiones del Directorio para la Catequesis, guía catequética que el papa Francisco aprobó el 23 de marzo de 2020, y que constituye el tercer directorio que la Santa Sede elabora desde la celebración del Concilio Vaticano II (el primero en 1971, y el segundo en 1997).
----------Entre los temas que trata este documento elaborado por el Dicasterio para la Evangelización, se halla un tema específico: la llamada "identidad de género", la cual, como no podía ser de otro modo, aparece mencionada en un par de ocasiones, dada la incidencia que el asunto tiene en nuestra sociedad.
----------La primera mención está en el n.371 de la guía, donde se expresa que: "La catequesis está llamada a encontrar maneras apropiadas de tratar las grandes cuestiones sobre el sentido de la vida, la corporeidad, la afectividad, la identidad de género, la justicia y la paz, que se interpretan de manera diferente en la era digital". Sin duda, es una frase que no convencerá a todos, porque enumera a la "identidad de género" entre las "grandes cuestiones" de nuestra sociedad, y sólo dice que "son interpretadas de modo diferente", sin hacer ningún juicio de valor, lo cual parece poco claro para una guía de tanta importancia práctica.
----------Sin embargo, en la segunda mención, en el n.377, el texto es claramente condenatorio: "Una orientación generalizada de lo que se presenta hoy bajo el nombre de género cuestiona el dato revelado: 'varón y mujer los creó' (Gén 1,27). La identidad de género, según esta posición, ya no es un dato original que el hombre debe aceptar y llenar de sentido, sino una construcción social que se decide de manera autónoma, totalmente desligada del sexo biológico. El hombre niega su propia naturaleza y decide que es él mismo quien la crea. En cambio, según el relato bíblico de la creación, el hombre fue creado por Dios como varón y mujer. La Iglesia es muy consciente de la complejidad de las situaciones personales vividas, a veces, de manera conflictiva. Ella no juzga a las personas, sino que invita a acompañarlas siempre y en cualquier situación. Sin embargo, es consciente de que, desde la perspectiva de la fe, la sexualidad no es solamente un hecho físico, sino que es una realidad personal, un valor confiado a la responsabilidad de la persona. De esta manera, la identidad sexual y la experiencia existencial deben ser una respuesta a la llamada original de Dios".
----------La primera mención está en el n.371 de la guía, donde se expresa que: "La catequesis está llamada a encontrar maneras apropiadas de tratar las grandes cuestiones sobre el sentido de la vida, la corporeidad, la afectividad, la identidad de género, la justicia y la paz, que se interpretan de manera diferente en la era digital". Sin duda, es una frase que no convencerá a todos, porque enumera a la "identidad de género" entre las "grandes cuestiones" de nuestra sociedad, y sólo dice que "son interpretadas de modo diferente", sin hacer ningún juicio de valor, lo cual parece poco claro para una guía de tanta importancia práctica.
----------Sin embargo, en la segunda mención, en el n.377, el texto es claramente condenatorio: "Una orientación generalizada de lo que se presenta hoy bajo el nombre de género cuestiona el dato revelado: 'varón y mujer los creó' (Gén 1,27). La identidad de género, según esta posición, ya no es un dato original que el hombre debe aceptar y llenar de sentido, sino una construcción social que se decide de manera autónoma, totalmente desligada del sexo biológico. El hombre niega su propia naturaleza y decide que es él mismo quien la crea. En cambio, según el relato bíblico de la creación, el hombre fue creado por Dios como varón y mujer. La Iglesia es muy consciente de la complejidad de las situaciones personales vividas, a veces, de manera conflictiva. Ella no juzga a las personas, sino que invita a acompañarlas siempre y en cualquier situación. Sin embargo, es consciente de que, desde la perspectiva de la fe, la sexualidad no es solamente un hecho físico, sino que es una realidad personal, un valor confiado a la responsabilidad de la persona. De esta manera, la identidad sexual y la experiencia existencial deben ser una respuesta a la llamada original de Dios".
----------Por consiguiente, está claro que en las nuevas orientaciones para la catequesis se ratifica que lo que hay que enseñar a los fieles, especialmente a los catecúmenos, es que el sexo es biología, realidad, hecho objetivo, mientras el género no es más que una ideología. En suma, que no existe otro género que aquel que se corresponde con nuestra realidad biológica. Pero también queda claro que en el mundo actual, la tan difundida ideología de género crea graves conflictos personales, que imponen a la Iglesia (a los catequistas, clero y laicos) la tarea de acoger con caridad a los que viven esos conflictos.
La identidad de género: una visión falsa e inaceptable
----------No hace falta que en esta nota yo abunde con ejemplos de lo difundida que está en nuestra sociedad la ideología de la "identidad de género". Los lectores podrán enumerar por sus propios medios los casos que viven cotidianamente al respecto (de hecho, horas después de la entrevista a mons. Colombo, se vivieron en Mendoza hechos en la Marcha, que ponen de manifiesto lo profundo que puede llegar a ser el descenso moral del ser humano, a tal punto de no advertir ya que de lo humano se ha pasado a lo bestial).
----------Parecería que lo que se desea es dar a todos igualdad de oportunidades, sin exclusivismos y privilegios y, por lo tanto, sin injusticias. En este sentido, y hablando en general, se podría estar de acuerdo. Sin embargo, en el contexto específico de la vida sexual, es obvio que ese tipo de reclamos se prestan a otra interpretación, que es la base de una antropología sexual y, por consiguiente, de una perspectiva ética incompatible con una sana visión, científica y filosófica del ser humano "varón y mujer", visión natural confirmada por la fe cristiana, una fe que produce una cultura católica de la cual nosotros los católicos creemos que está en las raíces de nuestra civilización y debe ser su cabal e irrenunciable expresión.
----------¿Cuál es la visión inaceptable y falsa que está en la base de la identidad de género? Simple: sostener la determinación sexual o el campo de la sexualidad no como una dimensión natural y esencial de la persona humana (aunque enraizada en la animalidad), sino como algo extrínseco a la persona o convencional o, como dicen, "vinculado a la cultura", objeto de legítima manipulación o, como dice el texto del Directorio de Catequesis: "una construcción social que se decide de manera autónoma, totalmente desligada del sexo biológico", con la que "el hombre niega su propia naturaleza y decide que es él mismo quien la crea".
-----------Vale decir, la sexualidad, para esta ideología, se trata de algo variable o determinable por nuestras libres elecciones o por las operaciones de la técnica, por lo tanto, al fin de cuentas, una especie de optional, donde cada uno estructura la sexualidad de manera subjetiva de acuerdo con sus propias preferencias individuales, como si la sexualidad no fuera un dato universal y objetivo del ser humano como tal (animal racional, según la famosa definición aristotélica) y, por lo tanto como si, en consecuencia, las normas éticas de fondo de su sexualidad no fueran leyes morales naturales objetivas e inmutables, sino que estuvieran sujetas a la arbitrariedad del individuo o a la tendencia de las modas o a las contingentes disposiciones del derecho civil o de las decisiones de los gobernantes o de la política o de los gustos del momento.
----------El concepto de hombre que subyace a esta visión es el de un sujeto independiente del ser varón o mujer, un sujeto sexualmente indeterminado y amorfo, de tipo puramente genérico (esta corriente de pensamiento habla precisamente de "género", gender) el "género humano", para el cual las formas de la sexualidad no tendrían una esencial finalidad unitiva hombre-mujer en vista de la generación y educación de la prole (matrimonio), sino que estarían sujetas a una pluralidad de libres elecciones dictadas por las convenciones, por el placer, por la emotividad, por las pulsiones psíquicas o, en casos particularmente sofisticados, por teorías o simbologías esotéricas o pseudo-espirituales, no ajenos a la magia y a la superstición.
Actitud ante las personas con tendencias homosexuales
----------No hay duda que las funciones ligadas a la masculinidad y a la feminidad tienen un aspecto secundario o accidental y dependiente de convenciones o usos que varían de acuerdo con los tiempos y lugares, pero debería ser cierto para todos que tales elementos adicionales se arraigan en una realidad humana varón-mujer que constituye la base y la esencia misma del ser humano y, por tanto, se origina, como dice la Escritura, en la acción misma creadora de Dios. Solo así está garantizada la salud y la existencia misma del "género" humano. En cambio, en la mencionada visión relativista, que se da en llamar "identidad de género", un fenómeno como la homosexualidad parece ser una elección como cualquier otra, a la par del matrimonio. Y los partidarios de la ideología de género afirman que la ley civil (algunos quisieran que también la ley eclesiástica) debería asegurar igualdad de oportunidades y de derechos tanto para la unión matrimonial como para las unión homosexual. ¿Pero acaso es esto legítimo? ¿Deberían poder ser iguales?
----------Surge así la cuestión de los así llamados "matrimonios gay". ¿Se debe ser favorable o contrario a ellos? Para un católico no puede haber dudas. Pero, comencemos por hacer una distinción. Por un lado, debo decir que en mi ministerio sacerdotal he tenido ocasión de conocer a laicos y, a veces, incluso a sacerdotes homosexuales, vale decir y, hablando con más propiedad, con tendencias homosexuales. Siempre me ha impresionado y me sigue impresionando la delicadeza de su conciencia, su madurez moral, su deseo de conquistar la virtud y de liberarse del vicio y del pecado. Saben muy bien que la acción homosexual es pecado. Y conozco bien la misericordia de Dios que viene al encuentro de estas personas, en las cuales el arrepentimiento, el sincero dolor por el desgraciado curso que ha tomado su vida, y el deseo de corregirse y mejorar se combinan con un estado de condicionamiento objetivo del sujeto, que atenúa la culpa.
----------Pero, por otro lado, lo que no de ningún modo es aceptable es hacer de la homosexualidad una especie de "nueva humanidad", un valor del cual jactarse, una especie de ideal moral. Los homosexuales honestos y conscientes de lo que es la verdadera dignidad humana rechazan desdeñosamente esta actitud hipócrita, adulatoria y falsamente condescendiente, que no los ayuda en absoluto, sino que los deja en sus dificultades, falsamente presentadas como derecho e igualdad de oportunidades.
----------Por consiguiente, la homofobia no es saber y hacer saber a la gente que la homosexualidad es un defecto y un pecado, sino que es el desprecio farisaico por los homosexuales, que también están revestidos de dignidad humana, redimidos por la sangre de Cristo y llamados a la santidad.
----------Conozco también casos de cónyuges donde al menos uno de los dos es homosexual; pero las personas de este tipo, que vienen a mi confesonario, se cuidan bien de faltar el respeto a su esposa o a su propia masculinidad y se esfuerzan laudablemente por superar lo que consideran correctamente, humildemente y sabiamente, su propio defecto. Y por otra parte, ¿quién de nosotros carece de defectos?
----------En cambio, se debe desaprobar el denominado "matrimonio gay" en el cual el mismo ejercicio de la homosexualidad pretende presentarse como programa de vida y expresión de cultura y libertad, como si se tratara de un ideal de la humanidad. Aquí es necesario que no solo la Iglesia sino también el ordenamiento civil adopten una actitud, ciertamente, de comprensión y de contención, pero sin llegar al punto de perder de vista las exigencias de la ley moral natural y del verdadero amor, porque un error de este tipo en el campo de la sexualidad, como fehacientemente lo demuestra la historia, conduce inexorablemente a un pueblo a la decadencia genética y al borde de su desmoronamiento y desaparición física, pues, de hecho, la normalidad sexual afecta la existencia misma de la persona. De ahí el riesgo de que el pueblo se extinga o cuanto menos caiga bajo el dominio de pueblos genéticamente más saludables.
----------Nunca como hoy la Iglesia, sobre la base de la Revelación (Sagrada Escritura y Tradición, explicitadas por el Magisterio), nos ha dejado en claro que la ética sexual es una ética de la vida, fuente y regla del verdadero placer y del verdadero amor. Sin embargo (y ahora me refiero particularmente a lo que ha venido sucediendo en nuestro país), ha sido frecuente en estas últimas décadas que nuestro Obispos y sacerdotes (salvo contadas y dignas excepciones, como la del arzobispo mendocino, en la entrevista citada) han renunciado a su voz profética y docente, particularmente guardando el más absoluto silencio sobre este tipo de temas, una vez que la ley civil de nuestro país, de una u otra manera, se somete a las ideologías vigentes.
----------¿Cuál es la visión inaceptable y falsa que está en la base de la identidad de género? Simple: sostener la determinación sexual o el campo de la sexualidad no como una dimensión natural y esencial de la persona humana (aunque enraizada en la animalidad), sino como algo extrínseco a la persona o convencional o, como dicen, "vinculado a la cultura", objeto de legítima manipulación o, como dice el texto del Directorio de Catequesis: "una construcción social que se decide de manera autónoma, totalmente desligada del sexo biológico", con la que "el hombre niega su propia naturaleza y decide que es él mismo quien la crea".
-----------Vale decir, la sexualidad, para esta ideología, se trata de algo variable o determinable por nuestras libres elecciones o por las operaciones de la técnica, por lo tanto, al fin de cuentas, una especie de optional, donde cada uno estructura la sexualidad de manera subjetiva de acuerdo con sus propias preferencias individuales, como si la sexualidad no fuera un dato universal y objetivo del ser humano como tal (animal racional, según la famosa definición aristotélica) y, por lo tanto como si, en consecuencia, las normas éticas de fondo de su sexualidad no fueran leyes morales naturales objetivas e inmutables, sino que estuvieran sujetas a la arbitrariedad del individuo o a la tendencia de las modas o a las contingentes disposiciones del derecho civil o de las decisiones de los gobernantes o de la política o de los gustos del momento.
----------El concepto de hombre que subyace a esta visión es el de un sujeto independiente del ser varón o mujer, un sujeto sexualmente indeterminado y amorfo, de tipo puramente genérico (esta corriente de pensamiento habla precisamente de "género", gender) el "género humano", para el cual las formas de la sexualidad no tendrían una esencial finalidad unitiva hombre-mujer en vista de la generación y educación de la prole (matrimonio), sino que estarían sujetas a una pluralidad de libres elecciones dictadas por las convenciones, por el placer, por la emotividad, por las pulsiones psíquicas o, en casos particularmente sofisticados, por teorías o simbologías esotéricas o pseudo-espirituales, no ajenos a la magia y a la superstición.
Actitud ante las personas con tendencias homosexuales
----------No hay duda que las funciones ligadas a la masculinidad y a la feminidad tienen un aspecto secundario o accidental y dependiente de convenciones o usos que varían de acuerdo con los tiempos y lugares, pero debería ser cierto para todos que tales elementos adicionales se arraigan en una realidad humana varón-mujer que constituye la base y la esencia misma del ser humano y, por tanto, se origina, como dice la Escritura, en la acción misma creadora de Dios. Solo así está garantizada la salud y la existencia misma del "género" humano. En cambio, en la mencionada visión relativista, que se da en llamar "identidad de género", un fenómeno como la homosexualidad parece ser una elección como cualquier otra, a la par del matrimonio. Y los partidarios de la ideología de género afirman que la ley civil (algunos quisieran que también la ley eclesiástica) debería asegurar igualdad de oportunidades y de derechos tanto para la unión matrimonial como para las unión homosexual. ¿Pero acaso es esto legítimo? ¿Deberían poder ser iguales?
----------Surge así la cuestión de los así llamados "matrimonios gay". ¿Se debe ser favorable o contrario a ellos? Para un católico no puede haber dudas. Pero, comencemos por hacer una distinción. Por un lado, debo decir que en mi ministerio sacerdotal he tenido ocasión de conocer a laicos y, a veces, incluso a sacerdotes homosexuales, vale decir y, hablando con más propiedad, con tendencias homosexuales. Siempre me ha impresionado y me sigue impresionando la delicadeza de su conciencia, su madurez moral, su deseo de conquistar la virtud y de liberarse del vicio y del pecado. Saben muy bien que la acción homosexual es pecado. Y conozco bien la misericordia de Dios que viene al encuentro de estas personas, en las cuales el arrepentimiento, el sincero dolor por el desgraciado curso que ha tomado su vida, y el deseo de corregirse y mejorar se combinan con un estado de condicionamiento objetivo del sujeto, que atenúa la culpa.
----------Pero, por otro lado, lo que no de ningún modo es aceptable es hacer de la homosexualidad una especie de "nueva humanidad", un valor del cual jactarse, una especie de ideal moral. Los homosexuales honestos y conscientes de lo que es la verdadera dignidad humana rechazan desdeñosamente esta actitud hipócrita, adulatoria y falsamente condescendiente, que no los ayuda en absoluto, sino que los deja en sus dificultades, falsamente presentadas como derecho e igualdad de oportunidades.
----------Por consiguiente, la homofobia no es saber y hacer saber a la gente que la homosexualidad es un defecto y un pecado, sino que es el desprecio farisaico por los homosexuales, que también están revestidos de dignidad humana, redimidos por la sangre de Cristo y llamados a la santidad.
----------Conozco también casos de cónyuges donde al menos uno de los dos es homosexual; pero las personas de este tipo, que vienen a mi confesonario, se cuidan bien de faltar el respeto a su esposa o a su propia masculinidad y se esfuerzan laudablemente por superar lo que consideran correctamente, humildemente y sabiamente, su propio defecto. Y por otra parte, ¿quién de nosotros carece de defectos?
----------En cambio, se debe desaprobar el denominado "matrimonio gay" en el cual el mismo ejercicio de la homosexualidad pretende presentarse como programa de vida y expresión de cultura y libertad, como si se tratara de un ideal de la humanidad. Aquí es necesario que no solo la Iglesia sino también el ordenamiento civil adopten una actitud, ciertamente, de comprensión y de contención, pero sin llegar al punto de perder de vista las exigencias de la ley moral natural y del verdadero amor, porque un error de este tipo en el campo de la sexualidad, como fehacientemente lo demuestra la historia, conduce inexorablemente a un pueblo a la decadencia genética y al borde de su desmoronamiento y desaparición física, pues, de hecho, la normalidad sexual afecta la existencia misma de la persona. De ahí el riesgo de que el pueblo se extinga o cuanto menos caiga bajo el dominio de pueblos genéticamente más saludables.
----------Nunca como hoy la Iglesia, sobre la base de la Revelación (Sagrada Escritura y Tradición, explicitadas por el Magisterio), nos ha dejado en claro que la ética sexual es una ética de la vida, fuente y regla del verdadero placer y del verdadero amor. Sin embargo (y ahora me refiero particularmente a lo que ha venido sucediendo en nuestro país), ha sido frecuente en estas últimas décadas que nuestro Obispos y sacerdotes (salvo contadas y dignas excepciones, como la del arzobispo mendocino, en la entrevista citada) han renunciado a su voz profética y docente, particularmente guardando el más absoluto silencio sobre este tipo de temas, una vez que la ley civil de nuestro país, de una u otra manera, se somete a las ideologías vigentes.
----------Eso ha ocurrido muchas veces en nuestra historia reciente: se sancionan leyes de educación laicista, de divorcio vincular, de así llamado "matrimonio igualitario", de adopción extramatrimonial, de legitimación del concubinato, etc., y una vez sancionadas tales leyes decadentes y antinaturales, los Obispos y sacerdotes ya no hablan más de esos temas (si es que con suerte han hablado antes).
----------Dios no permita que el pueblo argentino, aturdido por malos maestros y pastores, se ponga en el camino de la muerte después de haber recibido durante siglos la luz de ese Evangelio que indica al hombre y a la mujer, como lo demuestra la historia cristiana, el camino de su verdadera dignidad y felicidad
----------Dios no permita que el pueblo argentino, aturdido por malos maestros y pastores, se ponga en el camino de la muerte después de haber recibido durante siglos la luz de ese Evangelio que indica al hombre y a la mujer, como lo demuestra la historia cristiana, el camino de su verdadera dignidad y felicidad
Estimado Padre, he leído la entrevista que le han hecho a monseñor Colombo,... él no es mi Obispo, pues pertenezco a otra diócesis,... pero me gustaría tenerlo como Pastor... Valiente y claro, cuando se necesita ser valiente y claro.
ResponderEliminarEstimada Rosa Luisa,
Eliminarconcuerdo con usted en apreciar el modo cómo monseñor Marcelo Colombo dio respuesta a las preguntas no siempre bien intencionadas que partían del periodista.
Sin embargo, tengamos presente ante todo que el tema al que se refería la nota entra en el ámbito de lo estrictamente pastoral, por lo que nada prohíbe disentir con la decision prudencial del obispo de Mendoza de apoyar esta Marcha Antifascista, y considerar que su decisión fue imprudente.
De hecho, no tengo dificultad en pensar que otros Obispos hayan pensado lo mismo. No es mi caso, como el de otros sacerdotes mendocinos con los cuales he dialogado.
Por lo demás, la situación de cualquier sacerdote del presbiterio mendocino implica una particularidad que debemos tener muy en cuenta: es cierto que nada le prohíbe a un sacerdote del clero de esta arquidiócesis disentir, a nivel teórico y en su íntimo, con lo decidido prudencialmente por el Pastor diocesano. Sin embargo, su actitud exterior debe reflejar consenso y unidad con el Pastor, al menos tratando de evitar el tema, haciendo silencio, o en el peor de los casos, explicando a los fieles que ha sido una decisión prudencial del Obispo, que incluso puede ser falible, equivocada.
Afortunadamente en el clero de Mendoza sé perfectamente que se vive con toda libertad la sinodalidad en el clero, y ningún sacerdote del presbiterio mendocino tiene dificultades para acercarse al Obispo y manifestar su parecer en estas cosas que, al fin de cuentas, son opinables. Se trata de una relación paternal-filial.
Había visto un par de comentarios, y retorné para ver cómo seguía la discusión, pero ya no los encontré...
ResponderEliminarEstimado padre Dante,
Eliminarefectivamente, se han borrado. Ha ocurrido que el diálogo derivaba a cuestiones de discusión política, y ha parecido la mejor solución eliminarlo todo. No es fácil mantener un foro de diálogo sereno y honesto entre argentinos: como en futbol, son todos directores técnicos... lo mismo en cualquier tema.
Paolo Fitzimons (administrador del blog)
Comprendido, Paolo.
EliminarPero también en el ámbito político-social necesitamos los católicos una orientación por parte de nuestros Obispos, más allá de las opciones partidarias, que quedarán para cada persona.
De mi parte, espero y supongo que la CEA en pleno no tarde en firmar conjuntamente algún documento refiriéndose al rumbo que en lo político-social ha tomado nuestro pobre país.
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EliminarQueridito Ludovicus... vos no tenés necesidad de que se te explique por qué borramos tu comentario... Todos responden a la burbuja en la que vivís. Seguí comentando en tu blog, en tu columna, en tu foro preferido... pero no en este... Vos y algunos más están perfectamente identificados... Y se borran tus mensajes casi sin leerlos, salvo que el padre Filemón indique a veces lo contrario, para que pueda responderte y así sea útil a los demás lectores, como ha sido el caso hoy en otro artículo...
EliminarAsí que... seguí paseando el perro por otras veredas... llevá bolsita... es ecológico, sabés?, además de ser educado... aunque para vós es pedirte demasiado...
Estimado p.D.B., comparto su observación. Yo también espero alguna orientación, a nivel de la conferencia episcopal argentina en su conjunto, que señale alguna dirección, con palabras claras, acerca del rumbo totalitario que cada vez con más acentuación tenemos en este gobierno. Es cierto que ya con los anteriores estábamos lejos del sistema republicano, con permanente avasallamiento de la Constitución y de la competencia de los poderes legislativo y judicial, por la prepotencia presidencial, pero actualmente las cosas sobrepasan las fronteras... Los nazis vienen marchando, como ha titulado algún artículo suyo el padre Filemón, a quien mucho debemos agradecer sus iluminadoras reflexiones.
EliminarAl respecto, creo que mons. Colombo, aunque yo no lo conozco bien, me da la impresión que en la mencionada entrevista se advierte que tiene esa misma necesidad, de que en la Iglesia en Argentina se diga una palabra clara desde la Iglesia acerca del rumbo que va tomando el país.
Es cierto que los colectivos gay han querido copar la Marcha antifascista, y por lo visto, en Mendoza lo lograron, no sé, pero también es cierto que el apoyo de Colombo fue por otra cosa, claramente contra la vertiente fascista-nazi del actual gobierno.
Ojalá la CEA diga pronto algo, alto y claro.
Recemos por nuestra Patria.
Bueno, borraron mi comentario... y me quedé sin saber los motivos... Pero estoy segura de no haber dicho nada inapropiado... Tal vez el que se pasó de rosca fue ese juanm...
EliminarLo que no sé es qué hubiera pasado si Colombo hubiera advertido la posibilidad de que la Marcha se desmadrara como se desmadró... ¿Habría apoyado la manifestación?... Sea como sea, ha sido una decisión prudencial.
EliminarAnónimo: me parece que aunque lo hubiera previsto, hubiera dicho lo mismo que dijo en la entrevista... No es su responsabilidad el desmadre... Y él cumplió: diciendo que la doctrina católica sobre la homosexualidad no ha cambiado..., que lo que ha cambiado en la Iglesia es su actitud pastoral,... que una cosa es la tolerancia... y otra cosa distinta es la escucha y la acogida, ... y sobre todo (y creo que ésta ha sido su principal intención) ha gritado fuerte que hoy hay fascismo, y no sólo en Argentina...
EliminarEstimado padre D.B,
Eliminarestoy plenamente de acuerdo con sus observaciones. También a mí me complacería mucho que la CEA en su conjunto proponga a los católicos argentinos al menos un elenco de principios rectores desde los cuales juzgar notorios hechos y palabras que en este primer año de desempeño del nuevo gobierno han partido sobre todo desde el Poder Ejecutivo que son cada vez de más en más preocupantes.
La elaboración de tal documento -al cual, repito, considero absolutamente necesario- no creo sin embargo que sea fácil. Sobre todo porque no hay modo de separar las audiencias. ¿A qué me refiero?
Muy simple: un Obispo tiene un modo de hablar con el rebaño a él confiado, los fieles católicos de su diócesis, o en el caso de un documento conjunto de la CEA, la comunidad de todos los fieles católicos en nuestro país. Pero otro modo distinto es el de hablar a los no-católicos, o a los católicos de simple bautismo, pero que han abandonado la práctica sacramental y no se diferencian del resto de ciudadanos argentinos que no viven la fe. No es fácil, digo, elaborar un documento de tal importancia, dirigido a ambas audiencias, porque de hecho, será conocido por ambos tipos de audiencia.
Por lo demás, por más urgente que sea tal guía orientativa, no creo que aparezca en lo inmediato. Me parece que hay que tener en cuenta que mons. Colombo recién ha asumido su mandato como presidente de la CEA, y llevará su tiempo agilizar su comunicación con todos los Obispos, llegar a todos, aunar criterios, limar diferencias, etc., para poder elaborar un documento de tal género.
Estimado padre Serafín,
Eliminarpara usted vale mi respuesta al padre D.B.
Por lo demás, concuerdo con un usted acerca de perfil más marcadamente totalitario que se va notando en estos últimos meses a nivel de conducción política nacional.
Por cuanto respecta a las intenciones de mons. Colombo, también yo advierto lo mismo que usted. Se nota que su propósito es lanzar un mensaje indubitable hacia los responsables del rumbo que social y políticamente va tomando la sociedad argentina. Además, considero a mons. Colombo suficientemente inteligente y despierto como para haber advertido la posibilidad del desmadre de la Marcha, particularmente porque la comunidad LGBTQ fue de las iniciadoras de esta iniciativa, pero aún así, decidió el apoyo diocesano.
Como he dicho, se trata siempre de una decisión a nivel de pastoral, que puede ser discutible, pero es sin lugar a dudas entendible y compartible.
Estimado Anónimo,
Eliminarcomparto sus criterios de juicio. Como ya he dicho, me parece que a mons. Colombo no se le escapó que esta Marcha antifascista pudiera ser "copada" por el colectivo LGBTQ, pero aún así, incluso midiendo los riesgos, los aspectos positivos y los aspectos negativos, consideró, en su prudencia de Pastor, que debía la Iglesia mendocina dar su apoyo a la manifestación.
Cuando está en juego la libertad (no la libertad libertaria de la que hacen alarde hoy algunos), y sabiendo lo que las ideologías nazi-fascistas, totalitarias en suma, traen consigo, creo que las opciones no son tan difíciles de elegir.
Estimada Rosa Luisa,
Eliminarestoy plenamente de acuerdo con su intervención. Veo que sabe discernir de qué se trata.
Oportunísima reflexión, padre Filemón, la comparto absolutamente.
ResponderEliminarCreo que mons. Colombo debe remar y hacer un esfuerzo para que la CEA en su conjunto sea más clara y solidaria hacia estas manifestaciones sociales (más allá del desborde de los extremistas).
Estimado Marcelo,
Eliminargracias por sus buenas palabras, y por su consenso hacia mi artículo.
Comparto también con usted el modo cómo observa la actual responsabilidad de mons. Colombo como responsable principal de la marcha de la CEA. Me parece que conociendo la idiosincrasia de los argentinos, lograr unidad entre los Obispos de la Conferencia, es tarea titánica.
Pero en esto no hay que olvidar que tenemos un modelo a seguir: nuestro Señor Jesucristo, y los Obispos, todos los Obispos argentinos, Sucesores como son de los Apóstoles, lo saben mejor que yo. De modo que allí, en la persona de Jesucristo, está el principio de unidad entre ellos, y del cual deben brotar los criterios de acción más o menos común que debe guiarnos en el país y en las relaciones Iglesia-Estado, aunque hoy tengamos un gobierno que desea hacer desaparecer el Estado, y pretende que todos nos veamos reflejados en el pensamiento de un... ¿Fuhrer? ¡Dios nos libre!
Gracias, padre Filemón.
ResponderEliminarDestaco en su artículo algunas distinciones muy importantes:
Defensa de la fe católica y homofobia
Mera tolerancia (vieja pastoral) - interacción de todos los sectores sociales (nueva pastoral)
Doctrina acerca de la sexualidad humana - Actitud pastoral de la Iglesia hacia las situaciones anormales.
Merecerían un mayor desarrollo.
Estimado Sergio,
Eliminarveo que usted ha podido individuar un puñado de elementos esenciales en mi discurso en el artículo. Seguimos el principio escolástico "distinguir para unir", lo que significa que la realidad siempre es compleja en elementos particulares individuales, por eso el conocimiento comienza por la labor de los sentidos y el primer acto de la inteligencia humana es el abstraer del dato sensible la esencia universal, no para considerarla separadamente, como si ella existiera en sí misma, en vaya a saberse qué mundo de las ideas, como quería Platón, sino que las esencias, como descubrió Aristóteles, existen en la realidad, que está compuesta de entes individuales.
Desgraciadamente, parece que muchos, sobre todo entre los argentinos que se ponen a discutir en temas como el que es tratado en este artículo, la única distinción a la que pueden llegar es a la mera distinción del "estoy de acuerdo" y "no estoy de acuerdo", vale decir, no salen de sus prejuicios y, como Platón, pretenden que su idea sea la realidad, independientemente de la complejidad de lo real.
Por cuanto respecta a la primera distinción que usted advirtió, está claro que una cosa es la defensa de la fe católica acerca de la sexualidad, que, antes de ser doctrina de fe, es biología, y también antropología filosófica. Y otra cosa distinta es la homofobia, la cual, para decirlo en pocas palabras, consiste en substancializar el desorden sexual, el pecado, en el individuo que es estigmatizado. Es el fariseísmo de los tiempos de Jesús que se repite en los actuales indietristas.
Por cuanto respecta a su segunda distinción, ella aparece sumamente clara en el discurso del obispo Colombo, aún cuando no se dirigía a católicos, sino a la sociedad básicamente no creyente: una cosa es la vieja concepción de la mera tolerancia como pastoral frente a los no-católicos, los no-cristianos, y las situaciones irregulares o pecaminosas, y otra es la pastoral actual de la Iglesia, que implica, como usted bien dice, el reconocimiento del derecho social que tienen todos a interactuar vivamente en la sociedad, y también en la sociedad eclesial que es la Iglesia: ¿acaso de qué otro modo podrían ser corregidos sus errores, sus conductas, si no es recibiéndolos en la Iglesia e iniciando con ellos, acompañándolos, conteniéndolos y guiándolos, en un proceso de conversión? De ahí el concepto del Santo Padre de "Iglesia en salida", de ahí su concepto de "Iglesia hospital de campaña"? La vertiente opuesta, preconciliar es la de la mera tolerancia, contentándose con gritar a los cuatro vientos una supuesta verdad, y abandonar al pecador a sí mismo: si el prójimo la recibe bien, y si no la recibe también bien. Es la Iglesia que no sale hacia el equivocado y el pecador... la Iglesia refugiada en su interior, en su doctrina, en su liturgia tridentina que ya ha sido reformada, en sus sotanas de museo, en su aire acondicionado (sólo allí pueden vestir sotanas con 40 grados a la sombra en Mendoza), en sus incienzos, en sus gori-gori latinos, en sus gregorianos y polifonías meramente esteticistas... aquella "Misa cantada en Barcelona" de la que hablaba en don Benjamín Benavidez de Castellani... y que los demás se salven como puedan... Todo eso ha quedado muy atrás, totalmente superado.
Por cuanto respecta a la última distinción que usted menciona: la doctrina católica acerca de la sexualidad humana y la actitud pastoral de la Iglesia hacia las situaciones anormales, es una distinción que el propio Colombo, en la entrevista mencionada, ha dejado absolutamente clara (aún cuando, repito, no se dirigía a fieles católicos).
Disculpeme, querido padre Filemón, pero con los años que tengo, creo que siendo niña fue la última vez que he visto por las calles de Mendoza un cura con sotana... ¿Usted ve a alguno?
EliminarQuerida Herminia,
Eliminarsospecho que no me has entendido; porque precisamente es lo que yo digo.
No tengo nada contra quien usa hábito talar. Sin embargo, me pregunto ¿cómo puede hacer un sacerdote diocesano para desarrollar sus habituales tareas de apostolado activo y encarnado entre su gente, visitando enfermos, familias necesitadas, acompañando a los jóvenes en sus encuentros, visitando las casas de su parroquia que aún quizás no ha visitado... con sotana y 40 grados de calor en Mendoza?... No lo veo posible. Y se comprende que aquel sacerdote que mantenga su manía de vestir talar, no pueda salir de su aire acondicionado o del fresco del templo... pero en tal caso... ¿dónde queda su trabajo como sacerdote entre su pueblo?...
El Concilio Vaticano II ya ha marcado el rumbo, y la Iglesia no volverá atrás, a un régimen de mera "tolerancia", sea en el ámbito de la libertad religiosa o de cualquier vicio que afecte a la vida social. Es la Iglesia en su relación con el mundo. Gaudium et Spes. No se volverá atrás.
ResponderEliminarDe acuerdo contigo, Esteban, pero hay algo que me da qué pensar... ¿por qué no ha habido más obispos que apoyaran la Marcha contra el fascismo del gobierno?
EliminarPor eso mismo. Porque la entendieron como una marcha política, contra el gobierno. Colombo ha visto mucho más lejos. Y me saco el sombrero por él!
EliminarEstimado padre Esteban,
Eliminarconcuerdo plenamente con sus palabras. Todo está ya allí, en la Gaudium et Spes y, como usted dice, no se volverá atrás.
Al respecto, y a los efectos de redondear las ideas, podemos recordar aquí que cuarenta años atrás, en 1985, veinte años después de finalizado el Concilio Vaticano II, el Sínodo de los Obispos profundizó en la eclesiología de la comunión, que brota de la sinfonía de las cuatro Constituciones del Concilio. Precisamente, a través del concepto guía de comunión, el Sínodo extraordinario de 1985, interpretó el programa fundamental del Concilio, expuesto principalmente en esas cuatro grandes Constituciones subrayando su interconexión orgánica y su armónica sinfonía, expresándolo con aquella memorable fórmula: "La Iglesia (constitución Lumen Gentium), bajo la Palabra de Dios (constitución Dei Verbum) celebra los misterios de Cristo (constitución Sacrosanctum Concilium) para la salvación del mundo (constitución Gaudium et Spes)".
Quien no entiende esta columna vertebral no entiende el Concilio, y, por ende, quien no entiende la Gaudium et Spes en armonía con las otras tres constituciones, no logra entender la actual mirada y acción de la Iglesia sobre el mundo. Y de esa eventual falta de entendimiento surgen todos los errores y herejías con las que se malinterpreta el Concilio, tanto indietristas como modernistas. O para decirlo mejor y en el orden correcto, tanto modernistas como indietristas, porque del cáncer del neo-modernismo el actual indietrismo es su metástasis, en cuanto ha surgido de él.
Estimado Anónimo, y p. Esteban,
Eliminarpersonalmente no puedo responder con seguridad, aunque creo que algún otro Obispo dio su complacencia a la Marcha Anti-Fascista y Antirracista. Pero no puedo asegurar nada.
Es posible que, como dice Esteban, hayan pensado que se trataba de una cuestión excesivamente política (y lo es) que podía afectar las relaciones de la Iglesia con el Estado en Argentina. De hecho, e insisto en ello, se trata de un tema que deberá ser dialogado y consensuado a nivel de la CEA, con la eventual emanación de algún documento doctrinal-pastoral conjunto.
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ResponderEliminarAnónimo: efectivamente, se le borra de inmediato el comentario, porque se advierte que usted no leyó el artículo. Fíjese que la sigue llamando marcha LGBT... Y en el artículo se dice claramente que no es así. Por tanto... no insista. Lea, si quiere, la entrevista brindada por mons. Colombo, y ahí comprenderá qué es aquello a lo cual dió apoyo la Iglesia en Mendoza.
EliminarEstimado Anónimo,
Eliminarno he llegado a conocer cuáles habían sido los términos de su intervención, la cual fue eliminada por Paolo, el administrador del blog.
Sea como sea, le hago presente que no tiene relevancia en la protesta del pasado 1° de febrero, el quien haya convocado inicialmente la Marcha Antifascista y Antirracista, porque de hecho terminó configurándose como una marcha de protesta social frente al actual estado de cosas, como lo deja en claro el arzobispo Colombo en la entrevista: "Frente a determinadas manifestaciones de agresividad, de desconocimiento de derechos, de estigmatización no sólo del colectivo LGTBQ, sino de migrantes, de pobres, de otros sectores de la vida social, ellos se manifiestan y hacen sentir su voz."
Por estas palabras del Arzobispo, usted advierte cuál es el propósito de la adhesión que, a través de su Pastor, ha brindado la Iglesia en Mendoza a esta protesta social.
De hecho, lo siguió confirmando en otros pasajes de la entrevista: "esta marcha no queda limitada al tema LGTBQ, sino que se ha buscado reforzar, frente a todas las temáticas abordadas últimamente en discursos muy fuertes, todas las dinámicas que miran en lo diferente como un peligro, como un enemigo."
Si usted lee lo mismo que estoy leyendo yo, entonces advertirá que, más allá de su impostación inicial, para el Arzobispo de Mendoza, y para las demás personas y grupos que participaron en el reclamo, la protesta social iba más allá de los reclamos del colectivo LGBTQ, y de hecho consistió precisamente en tratar de poner una muralla a todas aquellas "dinámicas que miran en lo diferente como un peligro, como un enemigo", con lo cual el Arzobispo está haciendo referencia a uno de los conocidos aspectos del Fascismo y el Racismo.
Padre, ¿podría usted aclararme en qué consiste el "pecado de homofobia"?
ResponderEliminarEstimado Diógenes,
Eliminarel término "homofobia" es una categoría utilizada en la actualidad, y que es conveniente clarificar con precisión.
La homofobia no debe ser entendida como un simple juicio negativo acerca de la tendencia homosexual y como condena del pecado de sodomía. Ver en la homosexualidad una tendencia antinatural o contra natura es correcto y es precisamente el presupuesto para la actitud correcta que se debe tener hacia el homosexual, que es la de ayudarle a liberarse de esta tendencia y del vicio moral que frecuentemente sigue a tal tendencia.
No está por tanto en esto el odio ni el desprecio hacia los homosexuales. Por el contrario, este rechazo de la homosexualidad como tendencia anormal y la condena de la sodomía suponen el verdadero respeto debido al homosexual en cuanto persona humana.
La homofobia, como actitud reprobable y también pasible de sanciones penales, es el odio o el desprecio hacia la persona del homosexual en cuanto persona, con la eventual práctica de la violencia contra esta persona, los insultos, la estigmatización, las denigraciones, las calumnias o las difamaciones.
Ahora bien, habiendo aclarado el alcance del término homofobia, es necesario clarifica otra categoría conexa: la sexofobia. Precisamente porque la homofobia puede ser el signo de una más general sexofobia, es decir, la repugnancia o el desprecio por la sexualidad en general, de la cual no se alcanza a ver la conciliabilidad con la vida espiritual y se enfatizan de modo exagerado los obstáculos que la sexualidad opone a la vida espiritual.
El desprecio por el sexo (sexofobia) se resuelve a ser también la idolatría hedonista del sexo, porque su búsqueda exagerada supone que el sexo, con la pretensión de sustituir los valores del espíritu, no se sujeta a ellos, en lo que el sexo encuentra su verdadera dignificación y incluso consagración, como en el sacramento del matrimonio.
Estimado Padre, Felicitaciones por la síntesis y por la identificación de la engañosa e intencionada mordaza con la que se ha querido copar el reclamo fundamentalmente anti-fascista de la Marcha, convirtiéndola en una Marcha gay, enmascarada por la defensa de los derechos individuales.
ResponderEliminarEstimado Mauro,
Eliminarle agradezco su consenso hacia mi artículo.
Es cierto que ha habido sectores fundamentalmente indietristas (falso tradicionalismo, pasadismo doctrinal y pastoral, filolefebvrismo argentino) que en su interpretación de la Marcha del 1° de febrero y en sus críticas a Mons. Colombo y a la Iglesia en Mendoza han querido propagar que se trata de un exclusivo apoyo a los reclamos del colectivo LGBTQ (grupo que tiene reclamos válidos y otros no válidos).
Pero le hago presente que sí, ciertamente, existe un componente válido de reclamos por el respeto a los derechos individuales, incluso del colectivo LGBTQ. Recuerde que existe el delito civil de homofobia en muchos países del mundo, y ello con total arraigo, al menos en su núcleo de verdad, en el derecho natural, en cuanto respeto a la dignidad de la persona humana, dotada de libre albedrío.
Estimado Padre, soy un argentino en Francia, desde hace muchos años. No sé si me recuerda, pero ya he pasado antes por este blog suyo, e intercambiamos algunos comentarios. Sigo de cerca siempre la realidad argentina, sobre todo el acontecer político. Me da la impresión que no hace mucho tiempo atrás, con los anteriores gobiernos, se propiciaban leyes contra la homofobia, que en realidad pretendían ser una mordaza a la libertad de expresión, por ejemplo la libertad de la Iglesia para exponer y predicar la moral sexual cristiana. Pero se advierte que hoy es al revés, porque la homofobia parte del propio gobierno argentino. Aunque en realidad, no me parece que sea nada seguro todo esto que estoy diciendo, porque con ese loquito que tiene por presidente la Argentina, hoy puede darse una cosa, y mañana mismo otra. Ya me comentará algo, si tiene a bien. Y mis saludos. Junto a mis renovadas felicitaciones por su blog.
ResponderEliminarEstimado Jorge,
Eliminarefectivamente, ha venido sucediendo lo que usted dice. En anteriores gobiernos argentinos se promovían leyes contra la homofobia que, a decir verdad, iban más allá de ello, y buscaban amordazar a quienes disentían con la perversa ideología del genero, el genderismo, como por ejemplo es el caso de la Iglesia, que entre sus misiones está la de predicar y enseñar su moral, incluyendo la moral sexual. Recuerdo que por entonces, uno de los más valientes Obispos argentinos que hablaban en contra de estos proyectos de ley, fue mons. Héctor Aguer.
Pero actualmente las tornas han cambiado, y ocurre que desde diversos sectores políticos, llamativamente oficialistas, encabezados por el Presidente de la Nación, parten discursos que estigmatizan a los diferentes (a ellos, por supuesto): a los pobres, a los necesitados de la limosna jubilatoria que se les concede tras haber trabajado toda su vida y a veces en condiciones obligadamente ilegales por el hecho de que una cadena de gobiernos desatendieron las condiciones laborales y sociales del pueblo humilde.
Estas voces, en perfil fascistoide, estigmatizan al diferente, al pobre, como he dicho, al migrante, a los enfermos necesitados de la cobertura sanitaria del Estado, y también, como no, al que vive cualquier tipo de situación anormal (como es también el caso de la homosexualidad).
Comparto también lo que usted dice acerca de la imprevisibilidad de la clase política argentina.
Gracias Padre por la claridad y los contenidos de reflexión....
ResponderEliminarEstimada Dorotea,
Eliminary yo agradecido con usted por su consenso hacia mi artículo.
El sexto mandamiento no es ni remotamente imaginado en nuestra sociedad
ResponderEliminarEstimado Mario,
Eliminares necesario que, como ciudadanos, nos acostumbremos a convivir con personas que no acogen nuestros principios en el campo de la ética sexual. Para ello es necesario que nos pongamos de acuerdo con estas personas sobre formas legislativas que den cabida a entrambas posiciones, aunque ellas sean contradictorias.
Estimado padre Filemón, si no me equivoco, hay que aceptar las pretensiones de este homosexualismo que está hoy omnipresente. Para decirlo como lo dijo cierto cardenal italiano, NO HUNDIR, ¡PERO CORREGIR! Claro que, si luego se hunde la Nación, ¿le importa a alguien?
EliminarQuerido padre, esto sucede porque falta un movimiento católico auténtico en la política argentina.
EliminarConvivir sí, desgraciadamente existen los pervertidos, pero no deben causar daños a la sociedad natural.
EliminarEstimado Vicente,
Eliminarnosotros, los católicos, presentes en el Poder Legislativo, no reconocemos la licitud de la conducta moral de los homosexuales. Pero esto no quiere decir que, en un País democrático, un grupo de ciudadanos que sostiene una ética sexual equivocada y que quiere ponerla en práctica no tenga la libertad civil para hacerlo.
Pero, al mismo tiempo, la ley (como lo dijera el card. Bassetti, que supongo que es a él quien usted se refiere, cuando lo dijo hace cuatro años en Italia) debe permitirnos también a nosotros, los católicos, regular nuestra conducta sexual, según la ciencia moral y en plena libertad civil.
Querida Herminia,
Eliminares notorio que los católicos somos una minoría. Sí, ciertamente, hay culpas, pero ahora lo más sabio es arremangarnos, ponernos a trabajar, reeducar a nuestros jóvenes, y acentuar con esperanza y decisión nuestro compromiso político de católicos, respetando el pluralismo de las opiniones y de los respectivos comportamientos.
Estimado Roberto,
Eliminarlo que dices me parece obvio. Existe el problema del orgullo gay, que denota cierta prepotencia (lo que se hizo manifiesto en el grupo LGBTQ que procuró copar la marcha antifascista en Mendoza) y una falta de espíritu democrático, pero por suerte en el mundo de los homosexuales no todos piensan así, puesto que hay homosexuales razonables, de los cuales podemos esperar una ayuda para detener a los alborotadores y hacer que las leyes, que se elaboren, permitan una justa libertad para ambas partes, sin amenazas recíprocas de represión.
Estimado Padre Filemón, por lo que conozco, las leyes y los proyectos de leyes que andan dando vuelta, en nuestro país y en otros, prevén la mordaza para aquellos que no se adaptan al omnipresente sexismo, querido por los amos del Nuevo Orden Mundial, o sea, los partidarios del NeoMaltusianismo y la reducción de la población mundial y la destrucción de lo poco que queda del catolicismo romano. Cosas que usted sabe mucho mejor que yo. Y ¿cómo debemos responder? CALLADOS, MUTI Y A LA CUCHA! Una manera mejor de morir, ¿no es así? Así que, para tratar de entender. Perdóneme por ser franco.
EliminarQuerido padre Filemón, estoy de acuerdo con la reeducación para reconstruir, pero tener respeto por las opiniones y comportamientos pervertidos... mmmmm.... me parece un poco demasiado..., más bien podemos contrarrestar el terremoto, que ya nos sobrepasa, confiando en el poder de Dios y de Jesús que venció a la muerte.
EliminarQuerido padre Filemón, quizás usted tenga razón en que nos debemos acostumbrar a ciertas situaciones, y en verdad ya lo hemos hecho, pero no debemos abandonar ni un solo milímetro nuestra manera de ver las cosas según las indicaciones del Evangelio, y no me parece que los Obispos sean tan firmes en defenderlo.
EliminarEstimado Vicente,
Eliminarle comprendo perfectamente. Pero usted debe entender que es precisamente este punto que debe ser corregido, como dijo en su momento el card. Bassetti (quien era el que usted citaba antes) cuando en 2021 se discutía en Italia el proyecto de Ley Zan.
Y yo espero aquí en Argentina y en todos los países en que se discuten estos temas, nos pongamos de acuerdo los católicos con los respectivos Estados. En efecto, el colectivo de los homosexuales deberán comprender que, como ellos tienen derecho a su libertad, también nosotros católicos tenemos derecho a nuestra libertad. Esperamos que nuestros políticos en el Poder Legislativo puedan modificar las leyes, si fuera necesario, en este sentido.
Querida Herminia,
Eliminarno se trata en absoluto de estar de acuerdo con las ideas del gender, de esta calamitosa ideología de género que parece preanunciar la debacle humana y el final de los tiempos. No se trata de aceptar tal ideología, porque esto sería una traición a la ley natural, antes incluso que una traición a nuestra fe.
Se trata, en cambio, de elaborar junto con ellos las leyes que nos den espacio a ambos, a su libertad, si la necesitan, pero también a nuestra libertad de ser católicos y seguir la ley de Cristo. La desgracia sería si ellos quisieran imponernos sus ideas, pero esperemos que no suceda. En cuanto a la oración, está claro que es una cosa buena y debida.
Estimado Antonio,
Eliminarcreo que debemos tener confianza en nuestros Obispos y también en el Papa. En efecto, están en juego valores fundamentales que no solo afectan a nuestra fe de creyentes, sino también a la dignidad humana misma, a la que todos deberían ser sensibles.
Padre, permítame hacerle una pregunta: ¿podemos hacer acuerdos con los Autores y los Difusores del mal? Obviamente los autores del mal no son nuestros políticos argentinos, que son simplemente los títeres finales de los malvados internacionales... ocultos en las sombras de las organizaciones que promueven el globalismo diabólico. Estaría feliz de equivocarme. Muy feliz. Gracias por sus respuestas.
EliminarQueridísimo Padre Filemón: la ley contra las discriminaciones ya existe, está, y consiste solo en un pretexto para subvertir el orden de la creación. Siento contradecirlo, padre pero creo que en este punto no es bueno ni correcto hacer tratos con el diablo. Esta es mi idea, y respeto la suya. Gracias por su tiempo, por su empeño y por su disponibilidad para atender nuestros comentarios.
EliminarEstimado Vicente,
Eliminarusted debe enfocar bien cual es el núcleo del problema, y cuáles son los acuerdos que hay que lograr en las relaciones de la Iglesia (es decir de la comunidad de católicos presentes en la ciudadanía de un determinado país) con el Estado que quisiera imponer o leyes anti-homofóbicas exageradas (como por ejemplo ocurría con los gobiernos en Argentina de los últimos años) o leyes de perfil homofóbico (como parece ser la tendencia actual en los gobiernos conservadores en el mundo).
¿De qué se trata? Se trata de encontrar en las propuestas de ley un elemento positivo. En efecto, no está dicho que los proyectos se ley sean para tirar a la basura, sino que se trata de propuestas a corregir. Ahora bien, nosotros, los católicos, debemos corregir algo que ya contiene algo bueno, pero que está mezclado con algo malo. Se trata de mantener lo bueno y quitar lo malo.
Hablando de modo muy general, en las actuales leyes o proyectos de leyes que tocan a la llamada ideología de género, de bueno está el hecho que los genderistas desean disfrutar de la libertad que les concede la Constitución. La corrección que es exigida es, con toda probabilidad, el hecho de que ellos quisieran imponernos sus ideas (lo cual se nota, por ejemplo, en las leyes y modalidades de la ESI, en Argentina). Esto es ciertamente contra la Constitución, que en este campo deja libertad de opinión.
Querida Herminia,
Eliminarno se trata de descender a pactos con los malvados, sino que, como ellos también pueden ser abordados, podemos y debemos acercarnos a todos, como nos enseña el Evangelio. De hecho, Cristo mismo nos enseña a hacerlo, no para colaborar con sus pecados, sino para recuperar en ellos la imagen divina que ellos mismos han ofuscado.
Ciertamente hay que rezar, para que el Espíritu Santo toque su conciencia y para que nuestros políticos católicos, los católicos que individualmente están presentes en los ámbitos donde se forman las leyes de nuestra sociedad, o al menos los políticos argentinos honestos y respetuosos de la ley natural, tengan el valor y la sabiduría de ponerse de acuerdo con los genderistas sobre lo bueno que puede haber en las leyes existentes o en las leyes que se están proyectando. No se trata de rechazar, sino de corregir.
El problema para el mundo normal, para la humanidad establecida por Dios, es que desgraciadamente los alborotadores, hablando como dictando cátedra, gritando e imponiendo sus criterios como si fuera verdad revelada, casi pretenden ser más correctos que la naturaleza. Detrás de estas Marchas y esas leyes y esos proyectos de leyes no están los gays razonables sino los alborotadores. Son estos últimos que parecen querer dictarle a la sociedad argentina cómo se debería tratar la homosexualidad.
EliminarEstimado padre, le aseguro que no tengo intención de ofender a nadie, y mucho menos a los obispos o al Papa, pero no sé si es por miopía, o por miedo, o peor por mala fe que pregunto: ¿no nos hemos dado cuenta que los que son discriminados son "los normales", y que este término parezca hoy impropio, no nos hemos dado cuenta de que los que están sin derechos no son los homosexuales, sino tal vez los cristianos? ¿No queremos ver la oerversidad de la ideología de género? Su pretensión de entrar en la educación de los niños y dirigir sus criterios y normas es peligrosísima; ¿qué acuerdos se pueden hacer con ellos? ¿Qué cambios se pueden hacer a esa basura de leyes Deben ser barridas de un solo golpe, sin piedad y sin demora. Para destruir al género humano ya lo han intentado con la manía de sustituir a los niños por las mascotas (como ha dicho en estos días mons. Héctor Aguer), ahora lo intentan con estas otras porquerías. Lo siento pero no creo que haya ya tiempo de tolerancia. Basta de callar, basta de sufrir.
EliminarDiscúlpeme, querido padre Filemón, pero creo que ha tergiversado mis palabras. Yo dije que no se puede llegar a un acuerdo con el diablo, que es el pecado absoluto y siempre debe ser condenado. No he dicho con los pecadores que son víctimas del pecado. Ya le dije que la ley contra las discriminaciones sexuales ya existe para lo cual no hay nada que corregir. Esta ley abre el camino a la destrucción total de la familia natural. No se puede servir a dos señores. Nuestro hablar debe ser si si no no. La confusión viene del maligno.
EliminarEstimado Roberto,
Eliminaresperamos que en el conjunto de los que padecen las tendencias homosexuales en nuestra sociedad, prevalezcan las personas razonables, y rezamos por esta intención.
Estimado Antonio,
Eliminarpor desgracia estamos en una sociedad que ya no es cristiana. Para nosotros, los cristianos, es urgente realizar una nueva evangelización.
Querida Herminia,
Eliminarcomprendo su preocupación, pero prefiero seguir la opinión que, sobre este mismo tema, expresó en carta pública en 2021 en Italia, el Cardenal Bassetti, que supongo que en esta materia es más que competente.
Lo que dice me asusta, y me parece que estoy contento de ser ya bastante viejo. Creo que mi amigo y padre espiritual murió hace un año, creo que le ofreció a Dios su sufrimiento primero y su muerte después, para no ver hacia qué desastre estamos yendo...
EliminarCon todo respeto, Padre, pero el cardenal Bassetti, o mejor, todos los Obispos, deberían tener otra actitud. La solución del diálogo, si así es entendida tal solución, se convierte solo en compromiso. Padre, ¿me podría dar un solo ejemplo de compromiso presente en el Evangelio?
EliminarEstimado Antonio,
Eliminarno nos limitemos a considerar esta apostasía generalizada, sino que intentemos hacer nuestra parte, aunque sea pequeña, pero conscientes de ser instrumentos de la Providencia, sin ambiciones, pero con docilidad a las aspiraciones del Espíritu Santo.
Estimado Álvaro,
EliminarJesús ha sido llamado muchas veces a tomar posiciones políticas, como por ejemplo con respecto al tributo a César, pero siempre ha precisado cuál era su misión salvífica y espiritual. Así también hoy, los Obispos y los cristianos en general deben saber afrontar situaciones similares.
Padre Filemón: Jesús en la circunstancia que usted ha citado (corríjame si me equivoco) no ha buscado sin embargo un compromiso. Lo que me deja perplejo es que el diálogo como método de búsqueda de un compromiso puede funcionar bien en política pero sobre las cuestiones éticamente sensibles no. En este punto la Iglesia debería, de acuerdo con el ejemplo que usted menciona, mantener una posición de distancia del tipo: tú, Autoridad política, decides lo que consideras justo pero, Yo Institución Eclesiástica, sostendré siempre mis posiciones de contrariedad respecto a lo que es contrario a mis valores. Compromisos con lo que es contrario a la Ley de Dios no se hacen nunca.
EliminarEstimado Álvaro,
Eliminarningún buen católico, en ninguna circunstancia política o no política, está dispuesto a traicionar sus convicciones morales. Sobre esto no se discute.
El problema en la política es otro. Ya que católicos y no católicos están llamados a vivir juntos en la sociedad política y a formar juntos las leyes del Estado, entonces, por cuanto sea posible nosotros los católicos estamos obligados por una parte a tolerar ideas contrarias a la ley moral, pero por otra parte estamos obligados a construir con los no católicos un modus vivendi que nos dé libertad de pensamiento y la libertad de conducta tanto a nosotros como a ellos.
Ahora bien, si nosotros los católicos logramos abolir democráticamente una ley inmoral, tanto mejor. Pero si esta ley pasa en el Poder legislativo, y se sanciona, como ha sucedido con otras leyes, está claro que nosotros católicos no estamos vinculados por esta ley.
Estimado Padre, usted tiene razón. No discuto sobre lo que ha dicho. Sin embargo sigo sin compartir las posiciones de la Iglesia (de los obispos ante todo). Me refiero a la tibieza de las posiciones. .. demasiado "conciliadoras"...espero estar equivocado. Tal vez como usted dice es la mejor conducta.
EliminarEstimado Álvaro,
Eliminartambién yo tengo la impresión de una cierta debilidad en los obispos. Sin embargo, en cuestiones pastorales tan importantes es difícil tener certezas prácticas, salvo por supuesto los principios, sobre los cuales no se discute.
Con respecto a las leyes contra la homofobia que se instauraron o pretendieron instaurarse en anteriores gobiernos, considerando que las leyes actuales ya castigan a los que cometen delitos contra los gays, no hay razón jurídica para añadir otras leyes "homofóbicas". DESPUÉS el legislador DEBE legislar en consonancia con la LEY DE DIOS y por lo tanto los 10 mandamientos, sea o no legislador cristiano, como dijo Pío XII siempre se debe tender a la tesis (la observancia por parte del estado de las leyes de Dios) Aunque tenga que aceptar vivir en la hipótesis (estado laicista y ateo o tal vez demócrata). La ley de Dios está inscrita en el corazón de cada hombre, y se refiere a la razón no a la fe que concierne a Jesús y los Evangelios. Por lo tanto, no es posible aceptar la hipótesis , la situación actual, como tesis. No entiendo cómo se puede decir, sino como el sufrir una situación impía, que quien no es católico puede hacerse las leyes que quiera, no es así, véase por ejemplo la MIT BRENNE DER SORGE y la QUAS PRIMAS de Pío XI.
ResponderEliminarQuerido Dino,
Eliminares cierto que la ética sexual está basada en la razón, que todos deberían seguir, incluso si no son creyentes. Sin embargo, es un hecho que, dada la falibilidad de la razón humana, los defensores de la ley natural somos prácticamente solo nosotros, los católicos, y además estamos en minoría.
Siendo así las cosas, el único recurso que nos queda, es hacer que las leyes que tienen incidencia en la vida sexual de los ciudadanos causen el menor daño posible en la esperanza de una recuperación moral de la Nación respetando nuestra Constitución.
Recuerdo que hace unos cuatro o cinco años atrás, en Italia, y en ocasión del denominado proyecto de ley Zan, intervino el cardenal Bassetti, con una carta pública, sugiriendo precisamente la solución que acabo de indicar.
Que se intente tener el menor daño, está bien, pero hoy me parece que muchos, no usted por lo tanto, abandonan esa tesis (si es que la conocen) para aceptar positivamente la hipótesis pagana por más que sea impía. Si los primeros apóstoles hubieran aceptado como tesis la vida en un mundo pagano no se habrían dejado matar.
EliminarEstimado Padre. Con todo el respeto... pero ninguno en la iglesia de arriba se pregunta ¿cómo ha sido posible este oscurecimiento de la inteligencia?
EliminarEstimado Dino,
Eliminarnuestro coraje tiene un límite más allá del cual no podemos ir, a menos que nos venga una ayuda de lo alto. Si no viene esa ayuda, quedémonos tranquilos y renunciemos a hacer de héroes. Puede ser que los Obispos razonen así.
Estimado Dino,
Eliminarcreo que ese descenso de la inteligencia al cual usted hace referencia, se debe a la fascinación por los errores de la modernidad.
El pecado declarado y deliberado debe ser denunciado sin medias tintas ni medias medidas.
ResponderEliminarEstimado Mario,
Eliminarsi las cosas están así como están, ciertamente es necesario ser severos. Sin embargo, hay que ver caso por caso, porque muy a menudo se puede notar o fragilidad o ignorancia, en cuyo caso se necesita comprensión y paciencia.
Estimado Padre, tal como lo dice usted en una de sus respuestas... un Pastor (un Obispo, un sacerdote) habla de distinta manera si habla a un fiel católico o a la sociedad en general... En tal sentido, creo que hay que tener muy en cuenta que en la entrevista mencionada, mons. Colombo no le estaba hablando necesariamente a fieles católicos, sino más bien a la sociedad incrédula... y de hecho a la sociedad que mayoritariamente no va a Misa los domingos... no son católicos de práctica...
ResponderEliminarEstimada Rosa Luisa,
Eliminarconcuerdo completamente con sus observaciones.
Una cosa es cuando el Arzobispo Colombo habla a los católicos, y otra cosa es cuando habla a la sociedad mendocina en general.
Los católicos podemos conocer sus palabras en sus cartas pastorales, como ocurre con frecuencia, en sus homilías (semanalmente hasta las podemos conocer en las Misas que se transmiten por los canales de internet arquidiocesanos), o en ocasiones especiales, en las convocatorias masivas diocesanas, en las Fiestas diocesanas, o seguramente mañana, en este gran día para la fe cristiana en Mendoza que es la Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, en el Santuario del Challao.
Pero otra cosa muy distinta es cuando mons. Colombo le habla a la sociedad mendocina en general, por ejemplo en la entrevista concedida al periodista antes de la Marcha del pasado 1° de febrero.
El problema con el que chocamos frecuentemente es que en Mendoza "hay mucho integrista" (como dice el propio obispo), mucho filo-lefebvriano, indietrista, fundamentalista, que aún siendo minoría, hacen ruido. Tales indietristas, en la mayoría de los casos, nunca han escuchado al Obispo hablando a católicos, y sólo se guían por lo que conocen por los medios masivos, o por declaraciones o por entrevistas, cuando el Obispo no habla para católicos. Entonces estos integristas, comienzan a criticarlo por que o no menciona a Cristo, o no enseña ni la doctrina de fe ni la moral católica, sino que habla de vaguedades, o tonterias, etc., etc. Frente a tal necedad y ceguera, más vale dejar pasar, dejar que griten su ignorancia, y rezar por ellos y por su conversión.
Estimado Padre; no existen esas llamadas “identidades sexuales” de las que habla mons. Colombo. En realidad, para decir las cosas correctamente, existen sólo dos identidades sexuales: varón y mujer (como lo dice Gn 1,27 y como lo asegura también la biología). La misma palabra “homosexual”, que intenta identificar esa “identidad sexual”, es un invento de los ideólogos de la identidad de género. Los católicos debemos hablar correctamente, no como lo hace monseñor Colombo, haciendo esas concesiones al colectibvo LGBTQ...
ResponderEliminarCamilo: el problema es que con esta clase de discursos los Obispos se alinean con el mundo y con sus criterios. Me pregunto: ¿la doctrina de la Iglesia sigue siendo la de siempre?
EliminarEstimado Camilo,
Eliminarlo que dices es muy cierto y no puedo menos que compartirlo en su substancia. De hecho, en mi artículo he citado el Nuevo Directorio para la Catequesis, donde la Iglesia habla de "identidades sexuales", explicando su sentido correcto, y también criticando el sentido equivocado que le otorga la ideología de género.
Ahora bien, es necesario que tengas presente, que el Arzobispo Colombo, en la mencionada entrevista, no está hablando a católicos, sino al conjunto de la sociedad mendocina, que en su mayoría no es católica.
¿Y cómo hace la Iglesia para hacerse entender de esta sociedad si no habla con las mismas palabras que usa la sociedad?, claro que dándole progresiva y gradualmente el sentido correcto.
No importa cuál sea el origen de la expresión "identidad sexual". Lo importante es encontrarse con nuestro interlocutor, con la sociedad, con el mundo que tenemos enfrente o contra nuestro, y que se nos entienda, para gradualmente encontrar la vía y el modo de abrirnos caminos de transmitirles la Verdad cristiana.
Tienes que entender que no hacemos cuestión de palabras, sino de conceptos.
Estimado Anónimo,
Eliminarno estoy de acuerdo en absoluto con lo que usted dice. Ciertamente concedo que puedan existir en la Iglesia Pastores (Obispos y sacerdotes) que puedan hacer demasiadas concesiones a la visión mundana o a una visión secularista, relativista de la vida humana. De hecho hoy hay mucho buenismo y misericordismo en la Iglesia, mucha "moral de situación". Pero hay que examinar caso por caso, y es injusto su modo de generalizar.
Sobre todo porque aquí estamos hablando concretamente de las declaraciones del Arzobispo Colombo en la ocasión mencionada, en la que usted tiene que tener en cuenta, como he dicho: 1. que no le está hablando a católicos, sino a la sociedad mendocina en su conjunto; y 2. que cuando el periodista le preguntó específicamente si la Iglesia había modificado su doctrina acerca de la homosexualidad como pecado, el Arzobispo contestó rotundamente que la doctrina en la Iglesia seguía siendo la de siempre, y lo que ha cambiado es la actitud pastoral hacia los homosexuales.
Una vez más queda confirmado que usted, padre Filemón, es un modernista incorregible.
ResponderEliminarEstimado Anonimo,
Eliminarme gustaría que usted me explicara por qué motivo me considera un modernista.
Si usted hubiera seguido mis escritos, se habría dado cuenta de que yo combato el modernismo desde hace cuarenta años.
Me temo que usted no tiene un concepto correcto de modernismo y lo confunde con el progresismo. Yo soy un progresista, como por ejemplo lo ha sido Maritain y lo es el mismo Sumo Pontífice. Pero en esto no hay nada de malo, más bien se trata de un deber, porque la Iglesia camina en la historia, progresa en la sabiduría y en la santidad y en particular hoy tiene la tarea de poner en práctica ese progreso que el Concilio Vaticano II ha estimulado en la Iglesia.
El modernismo no es la pura y simple atención a los valores modernos, sino que es la idolatría de todo lo que es moderno, tanto de lo bueno como de lo malo. El modernismo no es el saber captar críticamente a la luz del Evangelio lo bueno que hay en la modernidad, sino que es la pretensión impía de juzgar el Evangelio en base a la sumisión a los errores modernos.
Progresista, modernista, es lo mismo. La Iglesia debe cumplir su misión de transmitir intacto el depósito de la Revelación, sin concesiones al mundo. Repito lo que he dicho: usted es un modernista.
EliminarEstimado Anónimo,
Eliminarprogresismo y modernismo no es lo mismo. Y evidentemente usted no sabe lo que es el modernismo. Me doy cuenta de ello por el hecho de que si usted me acusa a mí de modernismo, es posible que también acuse de modernismo al Papa. Pues de hecho, buena parte de este blog está dedicada a explicitar las enseñanzas del Santo Padre.
Le hago presnte que l modernismo es una herejía que consiste en idolatrar el pensamiento moderno. Los modernistas, por ejemplo, son los rahnerianos. En cambio, en lo que a mí respecta, al igual que lo hace el Papa, en la línea del Concilio, a la luz de la Palabra de Dios, distinguimos en la modernidad lo positivo de lo negativo.
Asumo lo positivo de la modernidad y rechazo lo negativo de la modernidad. Debemos ser modernos, porque la vida cristiana es un continuo progreso, pero no debemos ser modernistas, porque esta es una forma anti-evangélica de ser modernos.
se ve que usted no ha leído bien mi artículo. Yo tomo una clara distancia de los modernistas, a menos que usted entienda como modernista la enseñanza del Concilio Vaticano II. Mi propuesta es la de un encuentro entre lo bueno que hay en los filolefebvrianos con cuanto de bueno hay en los rahnerianos sobre la base de la plena comunión eclesial y con el Santo Padre, hoy el papa Francisco. Quien, en cambio, necesita poner en práctica un verdadero antimodernismo es precisamente usted, que confunde el modernismo de Rahner con el progresismo, y debo suponer que con las enseñanzas del Concilio, porque el Vaticano II es progresista.
Ahora bien, es necesario que nos entendamos sobre lo que es el modernismo. Usted sabrá bien que el modernismo es un conjunto de herejías, que nacen de la idolatría del pensamiento moderno y que fue justamente condenado por san Pío X. En base a esta definición del modernismo, es injusto considerar modernistas las nuevas doctrinas del Concilio Vaticano II y el Magisterio pontificio que le ha seguido, que se inspira en ellas. Por lo tanto, el hecho de que yo acepte este Magisterio no está en absoluto en contraste a la aceptación de las verdades eternas enseñadas por la fe católica, porque el actual Magisterio de la Iglesia no las pone en absoluto en discusión, como hacen los modernistas, sino todo lo contrario, nos las hace conocer y aplicar mejor que lo que ocurría antes del Concilio. Por tanto, como dijo justamente Benedicto XVI, entre el antes y el después del Concilio no existe una ruptura, sino una continuidad en el progreso. Ver una ruptura es exactamente el defecto de los filo-lefebvrianos y de los modernistas: los primeros para lamentarse y los segundos para alegrarse.
Padre Filemón, los dos curas de la llamada "orden" San Elías..., hablaron pestes de lo sucedido... "Ya que estamos en "tiempos sinodales", sería bueno saber qué opina el verdadero "Pueblo de Dios" sobre este comunicado que apoya esta "nueva colonización ideológica que trata de destruir la familia"..., dijo Olivera Ravasi el pasado 31 de enero ante el comunicado de la Iglesia mendocina, con evidente animadversión.... Lo mismo Highton, con expresiones aún más homófobas en una petulante Carta Abierta a mons. Colombo... Hay que rezar mucho por estos dos desubicados... (incluso geográficamente). No pongo los enlaces, pero es fácil de encontrar esta información...
ResponderEliminarEl artículo: correctísima mirada hacia lo sucedido. Ya se lo dije, pero lo confirmo tras releerlo y leer algunos comentarios...
Estimada Rosa Luisa,
Eliminardesconocía tal información, se la agradezco. Pero no me sorprende en absoluto de estos dos sacerdotes.
Sin embargo, lamentablemente no son los únicos en sostener hoy una posición de rechazo a la doctrina y a la pastoral de la Iglesia, tal como se ha ido desarrollando desde el Concilio Vaticano II hasta la actualidad.
Rosa: ¿de qué "orden" está hablando? ¿La de esos dos? Me parece que a usted también le han contado el cuento, y usted también se lo ha creído. Esa "orden" no existe.
EliminarSí, es así, no se dejen engañar.... lo de esa "orden"... todo está ad experimentum. Ni siquiera se trata de una sociedad de vida apostólica... todo está en el ámbito de los -esperemos- buenos deseos.
EliminarEstimado Padre Filemón de la Trinidad: he leído y vuelto a leer su artículo. Sí tiene razón, comparto lo que usted dice. También he leído el reportaje que le hicieron al Padre Obispo (es mi Padre Obispo, yo soy mendocina, de Las Heras). En realidad ya hago bastante esfuerzo por seguirlo y respetarlo, pero, para serle franca, para mi gusto es un poco liberal..., pero seguramente seré yo la equivocada... En realidad, me chocó mucho su apoyo a la Marcha. Pero ahora me doy cuenta que no ha sido una Marcha pro-LGBTQ, sino que fue copada por los LGBTQ... Pero me parece que esto no lo han entendido muchos fieles mendocinos que se sintieron molestos por lo decidido por la Pastoral y por el apoyo del Obispo. No sé, me parece que puede haber otros fieles que se sintieron escandalizados... Yo he entendido, gracias a usted, de qué se ha tratado, pero... ¿qué hay de los demás fieles? ¿Lo han entendido igual?... Por eso creo que el mons. Colombo debería hablarle a los católicos, escribir una carta, no sé, donde explique las razones y motivos de su apoyo a la Marcha, para que todos lo tenga en claro... Quizás una carta escrita, breve, pero clara, que se lea en las parroquias el próximo domingo...
ResponderEliminarEstimada Marisa,
Eliminarcreo que comprendo muy bien su estado de ánimo y sus dificultades para darle sentido a lo sucedido. Me complace que usted me diga que mi artículo y mis explicaciones le han podido ayudar a comprender los motivos que ha tenido mons. Colombo para haber decidido prudencialmente el apoyo a la Marcha Anti-Fascista, que es así como debe ser entendida, y no como los intérpretes malintencionados nos quieren hacer creer, que la quieren reducir a una Marcha LGBTQ por sus reclamos.
Me parece una excelente idea la que usted propone. Que el Obispo, más allá de sus palabras en la entrevista, dirigidas a toda la sociedad mendocina, escriba ahora una breve carta para que se lea algún próximo domingo en la Misa de precepto, explicando los motivos por los cuales se apoyó la protesta.
Si el Papa puede reclamarles a los Obispos estadounidenses "a no ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados", contra las iniciativas impulsadas por el presidente Trump, ¿por qué razón el Obispo Colombo no podría decirle a su rebaño diocesano que no ceda ante las iniciativas de odio, discriminación, estigmatización y explotación del pueblo impulsadas en Argentina por el presidente Milei?
ResponderEliminarEstimada Blanca,
Eliminarcomparto substancialmente su comentario. Y ambas intervenciones, la del Papa con su carta a los Obispos estadounidenses, y la eventual de mons. Colombo a los fieles de su diócesis, serían parangonables en cuanto que ambas se ubican en el plano de lo pastoral y no de lo doctrinal.
Respecto a la intervención del obispo de Mendoza, digo "eventual", porque su apoyo a uno de los órganos de su estructura laical diocesana, no ha implicado ningún documento, o carta, o comunicado del Obispo hacia sus fieles (como a veces lo hace).
Al respecto, y dado que sobre el tema se ha generado alguna polémica, entiendo que sería posible una comunicación oficial por parte del Arzobispo mendocino hacia sus fieles explicando los motivos por los que la Pastoral de la Diversidad en Mendoza ha dado su apoyo a la Marcha Antifascista y Antirracista del pasado 1 de febrero.
Sin embargo, tal comunicado es improbable que pueda efectivizarse, pues de hecho supongo que la mayoría de los fieles mendocinos han permanecido ajenos al problema. Y entonces, ¿qué necesidad tendría el Pastor diocesano para presentarles un problema que ellos no se han planteado? Tal necesidad es discutible.
Tanto la Carta del Papa a los Obispos norteamericanos, como esta eventual comunicación oficial del Obispo a sus feligreses diocesanos, se ubican en el ámbito de lo pastoral, por lo cual es posible el disenso teórico hacia el superior: los obispos norteamericanos hacia el Papa, o los fieles mendocinos hacia su Obispo. Aunque obviamente, nada excluye que ambas intervenciones, la pontificia y la episcopal, aún siendo de orden pastoral, pudieran contener elementos de enseñanza doctrinal que sean vinculantes.
Estimado Padre, quiero hacerle llegar mi sincero y afectuoso agradecimiento, porque la lectura de su reflexión, explicándonos las motivaciones que ha tenido nuestro Arzobispo para dar apoyo a la Marcha Antifascista y Antirracista, no sólo me ha ayudado a mí, que algunas dudas albergaba acerca de lo prudente o imprudente que había estado nuestro Pastor, sino que, luego de haberlo comprendido todo, he podido ayudar a varios de mis familiares y amigos, para que entendieran lo ocurrido. Mi renovado agradecimiento, y mis votos para que usted continúe sin desmayo en esta hermosa tarea que ha tomado a su cargo.
ResponderEliminarBendiciones.
Concuerdo con Ud., Raúl. Esta publicación del padre Filemón me ha servido también a mí, para conversar con otras personas, y clarificar ideas....
EliminarEstimado Raúl,
Eliminarsus buenas palabras me dan mucha alegría, y me fortalecen para la consecución de mi labor, tal como la llevo a cabo en este blog. Intercambio sus buenos deseos de bendiciones, por mis oraciones en la Santa Misa.
Estimada Rosa Luisa,
Eliminarme alegra que a usted también le haya servido mi artículo para su obra evangelizadora, en la que sé que usted está comprometida. Gracias también por acompañarme cotidianamente, con la atenta lectura de mis reflexiones y con sus comentarios.
Estimado Padre, no sé si corresponde que un católico español opine sobre lo sucedido en Argentina, y a lo cual este artículo hace referencia. En cualquier caso lo hago con todo mi respeto y con la conciencia cierta de que no cuento con todos los elementos de juicio, por no pertenecer a la diócesis de Mendoza, y ni siquiera vivir en Argentina.
ResponderEliminarAnte todo, quiero decir que estoy completamente de acuerdo con los criterios expuestos por el padre Filemón de la Trinidad.
Sin embargo, me da la impresión de que habiéndose tratado de un tema tan controvertido, como el apoyo brindado por una Iglesia local a una marcha cívica (incluso con participación prevista del colectivo LGBTIQ), considero que merecía que el Obispo se expresara directamente a sus fieles, con antelación, a fin de aclararle su decisión y los motivos de su decisión.
Aquí se ha dicho que correspondería que sea ahora, después de la Marcha, que el Arzobispo aclare el tema. No es lo mismo, y no es lo mejor. Las aclaraciones a posteriori, más que aclarar, suelen confundir. Y por eso, incluso para no hacer más olas, creo que el Obispo no hará nada, y que le conviene no hacer nada, para no enturbiar más las aguas. Ya está. Lo que debía ser hecho antes, no se ha hecho, y ahora es tarde.
De todos modos, coincido en todos los términos con lo expresado por monseñor Colombo en la entrevista que aquí se menciona.
Sergio Villaflores (Valencia, España)
Estimado Sergio,
Eliminarsus comentarios corresponden y siempre son bienvenidos; particularmente porque los hace con prudencia, modestia, sabiendo reconocer los propios límites, y preguntándome humildemente y sabiendo escucharme a fin de que juntos, yo también gracias a nuestro diálogo, crezcamos en la comprensión de la Palabra de Cristo y de su aplicación ética en nuestra vida.
Le agradezco su consenso hacia mi artículo.
Por cuanto respecta a sus observaciones, concuerdo substancialmente con su parecer. Creo yo también que, además de las excelentes respuestas que dió monseñor Colombo en la entrevista que cito en mi artículo, debía haberse dado de su parte una comunicación específica para los católicos, adelantándose a las polémicas que su decisión trajo aparejadas, y que era relativamente previsibles.
También concuerdo con usted que no es fácil saber si una aclaración a posteriori pueda tener más aspectos positivos que negativos. Pero esto es de plena competencia del Obispo, y él está mejor capacitado que nosotros para juzgar acerca de la oportunidad o inoportunidad de tal comunicación.
Estimado Padre, ¿usted podría explicarme las razones teológico-morales para que se pueda hablar de "pecado de homofobia"?... no soy ni filosofo ni teologo... pero conozco mi catecismo... y me resulta dificil comprender ese "pecado"....
ResponderEliminarEstimado Anónimo,
Eliminarno se trata aquí de una discusión sobre palabras, sino sobre realidades, en este caso sobre pecados, llámeselos como se los quiera llamar. El pecado es una transgresión a la Ley de Dios, ley natural o ley revelada.
Hoy se escucha hablar en la Iglesia de "pecado ecológico", o de "pecado de homofobia", por ejemplo, y se trata nada más que de términos, categorías, surgidos del diálogo de la Iglesia con el mundo, en un esfuerzo de la Iglesia por discernir los valores y los disvalores del mundo que nos ha tocado vivir, pero términos que hacen referencia a verdaderas transgresiones a la Ley de Dios, es decir, verdaderos pecados.
En concreto, se ha comenzado a llamar "pecado de homofobia" precisamente para discernir lo positivo de las "leyes contra la homofobia" que los Estados, también en Argentina, han comenzado a sancionar, y en un esfuerzo de la Iglesia por moderar la pretensión de tales leyes, que incluso (también en Argentina tenemos experiencia de ello) pretendían poner una mordaza a la predicación de la Iglesia de su moral sexual. Años atrás, por ejemplo, mons. Héctor Aguer se distinguió claramente y meritoriamente de sus pares, pues hablaba de "policía del pensamiento" para hacer referencia a las exageraciones indebidas de tales leyes contra la homofobia.
Ahora bien, considero que aquí es necesario hacer una distinción entre:
1) la hostilidad ("fobia"), que puede implicar odio y daño a las personas homosexuales, y:
2) la condena moral del acto homosexual tradicionalmente calificado como "sodomía" por la moral católica, pero no solo por ella, sino también por la ética natural, compartida también por el pensamiento laico sobre una base racional y también por otras religiones.
Con esta distinción que propongo, debería quedar claro que en cualquier ley contra la homofobia (es decir, en cualquier ley contra la aversión hacia la homosexualidad o contra hombres y mujeres homosexuales), debería considerarse verdadero delito lo primero, pero de ninguna manera lo segundo.
Con otras palabras, y más detalladamente:
Eliminar1) Una cosa es, por lo tanto, la conducta práctica social hacia las personas homosexuales, que puede implicar desprecio, ofensa, insulto, injuria, calumnia, difamación, odio, hurto, violencia, daño físico y económico.
Aquí estamos efectivamente frente a un delito que puede ser perseguido por norma de ley. De hecho, estas delictuosas conductas homofóbicas que es justo que sean sancionadas, se ven hoy, en Argentina, en no pocos sitios webs y blogs, escritos por así llamados laicos católicos comprometidos, e incluso en blogs dirigidos por sacerdotes que parecen haber ganado popularidad entre no pocos fieles. Este es el "pecado de homofobia".
2) Y otra cosa es la libre expresión del pensamiento, que se configura como juicio moral sobre los actos homosexuales dado por la ciencia moral y por la fe religiosa, como expresión de la libertad de pensamiento sancionada por la Constitución Argentina, y -hasta donde sé- también por la Constitución de la República Italiana, y de otros Estados, aunque no puedo precisar cuáles, y cuál es el alcance de sus leyes.