domingo, 6 de octubre de 2024

Los monjes de monte Athos, el monaquismo y el Papa (1/2)

Para nosotros, los católicos, el monaquismo bizantino y atonita perdió el prestigio del cual hasta la ruptura con Roma podía sin duda jactarse también entre nosotros los Latinos. Sin embargo, ese monaquismo ha conservado ciertamente los valores esenciales del cristianismo y del mismo monaquismo, como le reconoce el Decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II. Pero está claro que ese monaquismo ya no puede ser ejemplo para nosotros, los católicos, de fidelidad al Sucesor de Pedro y Pastor universal de la Iglesia. [En la imagen: una fotografía del Monasterio de Simonos Petra en el Monte Athos, en Grecia, visto desde el sur].

Dios escribe derecho en las líneas torcidas
   
----------San Pedro ha recibido el encargo por parte de nuestro Señor Jesucristo de apacentar a su rebaño. Ahora bien, sabemos cómo en la Iglesia los fieles viven su vida de fe en formas diversas: o bien mediante la santificación de la vida presente o mostrando desde ahora una prefiguración de la vida futura; practicando el amor de Dios en el retiro del mundo o mediante la santificación del mundo. Los primeros son los pastores y los laicos. Los segundos son los religiosos y sobre todo los monjes.
----------La vida monástica tiene un origen oriental antiquísimo. Arribó a Europa en los primerísimos siglos del cristianismo y ha sido asumida en la práctica de la vida cristiana en la forma de la práctica de los consejos evangélicos recomendada por Cristo para aquellos que se sienten y son capaces de realizarla.
----------El cristianismo, sin embargo, ha corregido el espiritualismo oriental, el cual no conoce la posibilidad cristiana de comenzar a realizar desde esta vida un humanismo que, libre del mal, prospecta la unión con Dios sobre la base de una abstinencia de los bienes terrenos dictada por la incapacidad de ordenarlos a Dios. Ciertamente, también Cristo dice "si tu ojo te escandaliza, quítalo". Pero, en el fondo, Dios ha creado el ojo para ver, y si puede ser usado sin peligro para la propia alma, puede y debe ser usado.
----------La vida monástica en el Monte Athos comenzó alrededor del siglo IV y desde entonces no ha hecho más que acrecentarse y fortalecerse. Nació bajo el signo de un monaquismo no totalmente purificado del rigorismo y dualismo orientales, presente en Europa en la espiritualidad platónica.
----------El desgraciado cisma de 1054, que perdura hasta la actualidad, y que separó a las Iglesias orientales de la comunión con el Romano Pontífice, como era de esperarse, no corrigió esta espiritualidad que había asumido una forma emblemática en los monasterios del Monte Athos. De este modo el monaquismo oriental cismático, que se calificó a sí mismo como "ortodoxo" en polémica con el Papa, considerado herético, disminuyó la comunión con la Iglesia universal, de la cual el Papa es Pastor.
----------Precisamente, el cisma de 1054 fue el trágico desenlace final de una actitud antagonista del Patriarcado de Constantinopla frente a la Iglesia Romana, motivada por el hecho de que ese Patriarcado, teniendo sede en la Corte de Bizancio, consideraba por este hecho político, haber adquirido una primacía sobre la Iglesia Romana, que tenía su sede donde el Imperio Romano de Occidente se había derrumbado en el siglo V. Pero esta idea de Constantinopla era totalmente extraña a las verdaderas intenciones de Cristo al fundar el Papado. Cristo nunca ha dicho que la Sede de Pedro debía estar en una ciudad imperial.
----------Este malentendimiento de la voluntad de Cristo está pues en el origen de la rebelión contra Roma de Constantinopla, y todavía el Patriarcado de Moscú, en línea con esta tradición cesaropapista, demuestra estar subordinado al actual gobierno político de Rusia (véase por ejemplo el libro de Giovanni Codevilla, De Lenin a Putin. De Perseguida a connivente. Política y religión, Ediciones JacaBook, Milán 2024).
----------Sin embargo, no ha sucedido con las Iglesias que han seguido el cisma constantiniopolitano cuanto desgraciadamente ha ocurrido con las comunidades protestantes, las cuales han interrumpido la sucesión apostólica en el nombramiento de los Pastores. Como es sabido, las Iglesias orientales han mantenido el episcopado, por lo cual ella, en este aspecto, han permanecido en comunión con el Papa.
----------Pero lo que en las Iglesias "ortodoxas" orientales ha venido faltando después de mil años de fidelidad, y que aún falta después de otros mil años, es la obediencia a las directrices pastorales y canónicas del Sumo Pontífice, que no es solo el "Papa de Roma", sino el Papa y el Pastor de la Iglesia universal y por tanto también de Constantinopla e Iglesias a Constantinopla vinculadas.
----------Loable es el propósito de las Iglesias orientales de conservar la ortodoxia. Pero estas Iglesias han olvidado que la ortodoxia es imposible sin el Papa o contra el Papa (es el mismo vicio que, entre nosotros, los católicos, se da en los lefebvrianos). No hay ortodoxia sin universalidad y no hay Iglesia universal sin el Papa. Y la Iglesia, para ser plenamente Iglesia como la ha querido Cristo, debe ser universal.
----------¿Y cómo hace para ser universal si no todos los cristianos obedecen a aquel que Cristo ha establecido como su Vicario en la tierra? Y aquellos que no obedecen a este Pastor, ¿cómo hacen para considerarse miembros de la Iglesia universal? ¿O tal vez es que la Iglesia es simplemente, como ellos creen, un conjunto de Iglesias? De acuerdo respecto al conjunto de las Iglesias; pero por orden de Cristo, ¿quién tiene la tarea aquí en la tierra de mantenerlas unidas sino Pedro? ¿A quién ha dicho Cristo: "Apacienta a mis corderos"?
----------El hecho de que hoy por hoy en Kiev haya tres Patriarcas ortodoxos, dos de los cuales están en  favor del Patriarca Bartolomé contra el Patriarca Cirilo y uno a favor del Patriarca Cirilo contra el Patriarca Bartolomé, ¿no les dice nada a ellos? No les viene a ellos la vaga sospecha de que no son capaces de realizar sin el Papa esa colegialidad, esa sobornost que es su jactancia frente a nosotros católicos, "esclavos" del Papa, como dicen? ¿Por qué sus Obispos son tan fáciles de excomulgarse recíprocamente? ¿Es esto acaso un verdadero signo de colegialidad? ¿Cuándo ocurre eso entre los Obispos católicos?
----------Esta lamentable falta de comunión en nuestros hermanos orientales los lleva por consecuencia a un modo de vivir el episcopado, que por mucho que pueda querer subrayar la colegialidad como la subrayan, la escucha del Espíritu Santo y la sumisión a Cristo Cabeza de la Iglesia, esta colegialidad, privada como está de su principio de unidad visible querido por Cristo, que es el Papa, es en realidad una pura utopía, a diferencia de la verdadera, que ha sido siempre realizada en todos los Concilios Ecuménicos de la Iglesia católica, veintiuno en total, desde el Concilio de Jerusalén hasta el Concilio Vaticano II.
----------¿Por qué nuestros hermanos cristianos "ortodoxos" orientales no reconocen francamente que su llamada "autocefalía" se resuelve a menudo en ser nada más que un cómodo pretexto para dar espacio al individualismo y rechazar la fatiga y la humildad de la disciplina eclesial?
----------Con el advenimiento del Concilio Vaticano II se ha iniciado, además, como es sabido, gracias a Dios, el tan anhelado diálogo ecuménico entre católicos y ortodoxos, que ha dado muchos frutos. En 1972, san Paulo VI y el Patriarca de Constantinopla Atenágoras levantaron las excomuniones que habían irrogado recíprocamente con ocasión del cisma. Ya se sabía que si la excomunión del Papa de entonces era válida, la irrogada por el patriarca de Constantinopla no tenía ningún fundamento canónico.
----------Fue ciertamente un consolador acontecimiento histórico, el cual, sin embargo, no por ello ha producido hasta hoy la efectiva comunión plena de las Iglesias ortodoxas con el Papa. En efecto, permanece también hasta hoy el rechazo del Filioque, que fue el origen del cisma.
----------Volviendo ahora en nuestra reflexión a los monasterios del monte Athos, lo que es admirable en ellos es la fidelidad al ideal monástico de san Basilio. Sin embargo, aunque en su nobleza, sufren, como sufre todo el pensamiento de los Padres Griegos, del dualismo platónico y no tienen el equilibrio y la moderación humanística de san Benito, más conforme a la antropología bíblica, un ideal que supo asumir e integrar en la sujeción al Papa la sabiduría jurídica y la laboriosidad de la civilización romana.
----------De manera que el monaquismo cristiano alcanza su regla perfecta con el advenimiento de la regla de san Benito de Nursia, gracias al cual el monasterio y sus monjes, aunque retirados del mundo, no están aislados o separados de él: están, ciertamente, defendidos de sus insidias y protegidos de sus seducciones, tentaciones y peligros, pero no ignoran los fines, los valores, las necesidades, los problemas, las ilusiones, las aspiraciones, las chances, las ansias y los sufrimientos de este mundo.
----------Esta claro que la caducidad del mundo, su corruptibilidad, su mutabilidad, su precariedad, su vanidad, son ciertamente rechazadas, desenmascaradas y refutadas, tanto por el monje benedictino como por el atonita, pero el primero, a diferencia del segundo, reconoce, más allá de todas estas cosas, la presencia de Dios en su creatura viviente en este mundo, que Dios quiere salvar y tener consigo.
----------De aquí precisamente emerge esa mirada atenta del monje benedictino hacia fuera del recinto del monasterio, hacia el mundo exterior, mirada de la cual carece el monje atonita, temeroso de que la mirada hacia el mundo lo distraiga de Dios. Pero así ha sucedido que mientras los monasterios benedictinos, esparcidos por la Europa católica desde el Medioevo hasta nuestros días, han sido factores de cristianización y civilización sobre el territorio, en cambio, los monasterios del Athos, aislados del mundo, son y siguen siendo hasta la actualidad poderosas atracciones para las almas deseosas de estar solas con Dios, pero es necesario señalar con franqueza que el concepto atonita de soledad monástica no es del todo correcto.
   
¿Qué es la soledad monástica?
   
----------Santo Tomás de Aquino dedica un espléndido y densísimo artículo de la Suma Teológica (II-II, q.188, a.8) al ideal de la vida eremítica y él, dominico, religioso de vida activa, considera el monaquismo eremítico y hesicasta la forma de vida cristiana más sublime y más evangélica.
----------Tomás cita como autoridades a Aristóteles, Casiano, san Jerónimo y san Agustín de Hipona, por lo tanto autores occidentales. Sin embargo, la elevación de su pensamiento está en perfecta concordancia con la mística de los Padres Orientales. Son muchos los temas que el Aquinate trata en el breve espacio de un artículo, que merecerían un largo comentario. Me limito aquí a decir lo esencial.
----------Digamos, en primer lugar, que el Aquinate da la impresion de contradecirse dos artículos antes (q.188, a.6), donde, preguntándose si la vida contemplativa es superior a la activa, otorga el primado a esta última, estableciendo el siguiente motivo: "como vale más iluminar que solo resplandecer, así vale más transmitir a los demás lo que se ha contemplado (contemplata aliis tradere) que solo contemplar".
----------Pero es necesario notar que aquí Tomás pone en comparación los simples actos y no los verdaderos y propios estados de vida. ¿Quién es, en efecto, el que solamente conoce y no comunica a los demás lo que ha aprendido? Está claro que incluso el ermitaño más austero tendrá que hablar con alguien de vez en cuando.
----------La soledad monástica (una intuición que -tengámoslo en cuenta- ya está presente en el monaquismo tibetano) no significa aislamiento e incomunicabilidad, porque esto o es signo de asocialidad o es esa perturbación o trastorno psíquico, que se llama autismo, sino que, por el contrario, la soledad monástica es capacidad de arreglárselas solo, de no tener necesidad de tantas cosas, es signo de discreta autosuficiencia y, por lo tanto, de sobriedad y simplicidad de vida, además de comunión con el Todo.
----------El monje en su celda está en comunión con los demás y con la Iglesia de un modo más profundo, en cuanto espiritual, que no el comerciante, el abogado o el político o el Obispo, los cuales están siempre en medio de la gente, pero que eventualmente podrían hacerlo para obtener fama y éxito.
----------Por consiguiente, la soledad sana y verdaderamente querida por Dios es aquella que consiste en el ponerse con la propia conciencia delante de Él después de una intensa jornada de trabajo al servicio del prójimo, una pausa entendida como pregustación de la visión beatifica, una recarga espiritual como estímulo y razón de un renovado y mejor contacto con el mundo.
----------Un contacto con Dios que excluya o subestime el contacto con los hermanos (varones o mujeres), por una excesiva repugnancia por el mundo o por un excesivo temor a ser engañados o seducidos, es signo de incapacidad de ver en la creatura la presencia del Creador, con el riesgo de perder el contacto con el mismo Creador y de encerrarnos en nuestras bellas ideas confundidas por realidad.
----------Ahora bien, es necesario que nos entendamos bien cuando hablamos del alto valor de la soledad. Indudablemente que la soledad tiene un alto valor moral, pero está claro que lo tiene no en cuanto se trata de una individual persona que simplemente se queda sola, sin contactos con el prójimo.
----------La soledad no es de ninguna manera el solipsismo de Descartes o el de Fichte, que afirma que existo solo yo; que todo está puesto por mi yo; que me basto a mí mismo; y que los otros más bien están a mi servicio. Esta no es santidad; esta, como ya hubo de intuir Aristóteles citado por santo Tomás (Sum.Theol., II-II,q.188, a.8), no es santidad sino bestialidad. Es un mezquino infantilismo mental.
----------La soledad ascética, meritoria, santa y fecunda del monje es soledad con Dios en comunión espiritual con la Iglesia. Así nos enseña la Biblia que Dios no ha querido en sus creaturas la soledad. Solo Dios puede estar feliz solo, precisamente porque es Dios y no tiene necesidad de nadie. Ha creado el mundo por pura libertad, pero habría podido perfectamente vivir solo sin crear el mundo.
----------Dios no ha querido crear una sola y única creatura personal, dedicada solo a Él, aunque lo hubiera podido hacer, si hubiera querido. En cambio, ha creado al hombre varón y mujer, con la formación de la familia, que es notoriamente el paradigma de la sociabilidad. Pero esta relación está destinada a permanecer en la futura resurrección, aún cuando allí no existirá ya la reproducción de la especie.
----------El motivo radical por el cual Dios ha creado la pareja humana, como ha explicado san Juan Pablo II, es la voluntad de que varón y mujer se completen mutuamente en la existencia; es decir, el uno da sentido a la existencia de la otra, y viceversa. He aquí el por qué el Cantar de los Cantares dice que el amor es fuerte como la muerte: porque así como la muerte quita la vida, así el amor da la vida y quita la muerte. Como en torno al amor sublime se realizan los actos más heroicos, así por un amor pasional se perpetran los delitos más atroces.
----------Los monjes atonitas hacen ciertamente bien en no querer pertenecer al mundo, pero desgraciadamente se olvidan que nuestro Señor Jesucristo no ha pedido al Padre que nos quitara del mundo, sino que nos defendiera del maligno. Los habitantes de los monasterios del Athos luchan ciertamente contra el demonio, pero en lugar de liberar al mundo del demonio huyen del mundo junto con el demonio.
----------La desgracia del cisma de 1054 ha hecho, ciertamente, que los monjes del monte Athos y en general el monaquismo oriental, desde el cual también había llegado la vida y espiritualidad monásticas a Occidente, se negaran a aprobar y seguir la reforma monástica promovida por san Bernardo de Claraval en los siglos XI-XII, en comunión con el Romano Pontífice, reforma que dio una impronta más contemplativa al monaquismo benedictino y que habría de llegar a mostrar aún mejor que antes el indisoluble ligamen entre verdadero e integral monaquismo cristiano y sujeción a la Sede Romana.
----------De este modo, para nosotros, los católicos, el monaquismo bizantino y atonita perdió el prestigio del cual hasta la ruptura con Roma podía sin duda jactarse también entre nosotros los Latinos. Sin embargo, ese monaquismo ha conservado ciertamente los valores esenciales del cristianismo y del mismo monaquismo, como le reconoce el Decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II. Pero está claro que ese monaquismo ya no puede ser ejemplo para nosotros, los católicos, de fidelidad al Sucesor de Pedro y Pastor universal de la Iglesia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios sin debido respeto hacia la Iglesia y las personas, serán eliminados. Se admiten hasta 200 comentarios por artículo.