Rahner pretendería seguir a santo Tomás de Aquino, pero en realidad se deja desviar por groseras fantasías, alucinantes para un pensador que en otros aspectos muestra sensibilidad e inteligencia frente a los valores del espíritu. El alma, para Rahner, parecería ser una especie de gas que se condensa o de vapor acuoso que se transforma en hielo: la condensación o el hielo que de ello resulta sería el "cuerpo", cuando el hielo se disuelve, tenemos el alma. [En la imagen: fragmento de una ilustración del siglo XV, donde el muerto (en la imagen no aparece) está ante la presencia de Dios, mientras un diablo y un ángel luchan por su alma; imagen extractada de una edición del libro Herfsttij der middeleeuwen, El Otoño de la Edad Media, de Johan Huizinga].
Rahner y la confusión entre espíritu y cuerpo
----------Otro ejemplo de cómo Rahner malinterpreta la gnoseología tomista es el concepto del intelecto agente, que para santo Tomás de Aquino, como bien es sabido, es la función del intelecto deputada para abstraer la forma universal del dato sensible particular. En cambio, Rahner hace del intelecto agente un saber apriórico precategorial de la "unidad", de la "totalidad", y del "horizonte de todos los objetos posibles" (véase: Espíritu en el mundo, op. cit., pp. 151-154): es decir, aquella que sería la famosa "experiencia trascendental", como condición de posibilidad de la experiencia de los objetos empíricos o categoriales.
----------Por el contrario, es necesario decir que el acto del conocer no es el acto del intelecto agente, sino del intelecto pasivo o receptivo: es éste el que es informado por la forma del objeto y forma en sí mismo el concepto del objeto. El intelecto agente prepara e inicia solamente el acto cognoscitivo abstrayendo, como se ha dicho, lo inteligible de la imagen ("fantasma") sensible recibida del contacto con la cosa.
----------El intelecto humano actúa para recibir, dado que no crea el objeto, sino que de él recibe la forma universal desde la realidad externa. Por tanto el acto verdadero y propio del conocer está en el momento en el cual recibe. En ese momento el intelecto pasivo pasa al acto, o sea, actúa en plenitud formando el concepto del objeto. En este sentido, el intelecto pasivo es también activo y más activo que el intelecto agente.
----------Rahner habla luego de la "positividad espiritual de la realidad material", como "momento del espíritu" (am Geist) "y de su misma plenitud de ser" (Nuevos ensayos, op.cit., vol. I, p.282). Y afirma: "Eso que nosotros experimentamos como alma, es primer lugar totalidad unitaria interna; aquello que denominamos como nuestro cuerpo es la misma totalidad y unidad vista desde lo externo" (Nuevos ensayos, op. cit., vol. III, p.337).
----------Y sigue: "Cuando decimos que el cuerpo es lo que yo puedo ver con los ojos [...] y eso que es interior pertenecería al alma, entonces deberíamos decir de manera aún más exacta: no, esto [es decir, el "alma"] no es otro fragmento de mi realidad, sino que es también corpóreo-espiritual exactamente como esto que puedo contemplar desde lo externo" (Ibid.).
----------Por el contrario, frente a las anteriores declaraciones de Rahner, es necesario decir que alma y cuerpo no son dos modos diferentes (desde lo interno y desde lo externo) de ver el mismo todo (la persona), sino dos partes distintas del mismo todo, aún cuando ciertamente para ver una parte es necesario un método diferente de aquel otro método que sirve para ver la otra: filosófico, en el primer caso, experimental, en el segundo. Este hablar que hace Rahner de "espiritualidad" del cuerpo y de "materialidad" del alma, así como de la distinción entre los dos como diversos modos de considerar la misma realidad (como ya pensaba Spinoza), nos hace comprender nítidamente la incapacidad de Rahner de distinguir claramente, según una sana razón filosófica y según las enseñanzas de la fe que hemos visto, el alma del cuerpo.
----------Es verdad que Pablo habla de un "cuerpo espiritual" (1 Cor 15,44) y de una "mente carnal" (Col 2,18): pero estas expresiones, en Pablo, que aquí usa un lenguaje homilético, como resulta del contexto, tienen un significado especial, refiriéndose la primera a la condición escatológica del cuerpo glorioso, mientras que la segunda tiene un significado moral, refiriéndose al vicio de la soberbia. Pablo aquí no entiende dar una definición de la naturaleza humana, sino que habla de dos diversas condiciones histórico-existenciales y morales del hombre. Cuando Pablo quiere hablar desde un punto de vista especulativo de los componentes del ser humano en sí mismo, habla de espíritu (pneuma), alma (psyché) y cuerpo (soma): cf. 1 Ts 5,23.
----------La confusión entre espíritu y cuerpo conduce, en cambio, a Rahner, como sucede en el personalismo idealista, a considerar el cuerpo como "manifestación" o "extrinsecación" del espíritu, negando por tanto manifestaciones del espíritu distintas de las del cuerpo. Dice en efecto: "El cuerpo es ya espíritu, tomado en ese momento de la auto-actuación en la cual la espiritualidad personal se pierde a sí misma con el propósito de poder encontrar de manera directa y tangible lo diferente de sí. La corporeidad por eso no es algo que ontológicamente se agregue a la espiritualidad, sino que más bien es el existir concreto del espíritu mismo en el espacio y en el tiempo. La espiritualidad corpórea o humano-corpórea no es algo que existiría ya, más bien es la autoexpresión del espíritu dentro del espacio y el tiempo" (Teología de la experiencia del espíritu, op. cit., p.515).
----------O sea -así al menos parece querer decir Rahner- la corporeidad no existe antes del manifestarse del espíritu, sino que es autoexpresión del espíritu. El cuerpo humano, por tanto, para Rahner, tendría origen del mismo espíritu humano (como en Fichte, según el cual el "Yo", negándose a sí mismo como sujeto espiritual "pone el no-yo", o sea el cuerpo.), que "se pierde a sí mismo" con el propósito de poder "encontrar lo diferente de sí", o sea el cuerpo mismo. Se trata de una explicación que utiliza la dialéctica hegeliana procedente de Fichte: el objeto (materia, cuerpo) viene puesto por el sujeto (espíritu, persona, yo), en cuanto el sujeto se niega a sí mismo en el otro distinto de sí (es decir, precisamente el cuerpo).
----------El espíritu humano, por consiguiente, para Rahner, no viene a agregarse, en el proceso generativo, a una materia preexistente apta para ser por él informada (el cigoto), como resulta filosóficamente de la ontogénesis del individuo y como lo enseña la doctrina católica, sino que es el espíritu mismo, en cuanto en el origen del ser, el que pone el cuerpo actuándose a sí mismo y expresándose a sí mismo en el espacio y en el tiempo.
----------He mencionado la doctrina católica. Al respecto, tal doctrina enseña desde los primeros siglos que el alma humana viene creada inmediatamente por Dios en el momento de la concepción. La existencia del cigoto es un descubrimiento científico reciente y por tanto no entra explícitamente en la doctrina dogmática, pero está presente de modo implícito, en cuanto que el concepto mismo de concepción no puede no hacerle referencia.
----------Notemos aquí que es verdad que nuestro espíritu se actúa a sí mismo y se expresa a sí mismo en el tiempo y en el espacio mediante el cuerpo; pero esto no quiere decir en absoluto que el cuerpo sea una pura y simple auto-actuación y auto-expresión del espíritu después de la negación de sí mismo. Al contrario, el espíritu tiene un modo suyo propio de actuarse y de expresarse sin necesidad de negarse a sí mismo (el pensamiento y la voluntad), que es espiritual por sí mismo, aún cuando utiliza el cuerpo y se manifiesta en el cuerpo. Es sólo el espíritu absoluto divino el que pone la corporeidad creándola: una vez más una intrusión de panteísmo.
----------Por otra parte, son precisamente las manifestaciones propias, espirituales, del espíritu, empíricamente relevables en su manifestarse en el cuerpo, las que nos permiten demostrar, como desde el efecto demostramos la causa, la existencia y las prerrogativas propias del espíritu, muy distintas de las del cuerpo, y respecto a éstas ontológicamente y axiológicamente superiores.
----------La confusión entre espíritu y cuerpo, en Rahner, se verifica no sólo en el determinar la relación del espíritu con el cuerpo, por la cual éste viene falsamente espiritualizado, a la manera de la filosofía idealista e india, sino que lleva a este teólogo alemán a equivocarse también en el sentido del materialismo positivista y freudiano, considerando al espíritu nada más que una manifestación y una auto-sublimación de la materia. Dice Rahner: "El hombre es el ente en el cual hace su irrupción definitiva la tendencia fundamental al propio hallazgo de la materia en el espíritu mediante la auto-trascendencia, de modo que desde ahí la esencia del hombre mismo pueda ser considerada, a la luz de estos datos, como incluida en una concepción fundamental y total del mundo" (Ensayos de Cristología, op. cit., pp. 129-130; Curso fundamental, op. cit., p. 219).
----------De tal modo, este entender Rahner al hombre como auto-sublimación de la materia, parece venir a identificar la antropología con la cosmología, así como, desde el lado opuesto, el concebir al hombre como "ilimitada auto-trascendencia espiritual", viene a identificar la antropología con la metafísica y con la teología, e incluso, como veremos, con la cristología.
----------Hay que señalar, además, que esta "auto-trascendencia" de la materia hasta llegar a devenir espíritu es una absurdidad que va contra el principio de causalidad eficiente, ya que los efectos del espíritu son inmateriales, y por tanto superiores a las posibilidades de la materia: y, como amaba decir el padre Garrigou-Lagrange, "lo más no viene de lo menos". La causa suficiente de los efectos del espíritu postula una fuerza inmaterial superior a la de la materia: poner como causa a la materia no explica nada, ya que en la causa debe existir algo más que en el efecto, de otra manera no recibimos ningún aumento de conocimiento.
----------Indudablemente, desde un punto de vista empírico, nosotros constatamos que del semen humano, que no tiene alma espiritual, surge luego el hombre dotado de espíritu: pero, como decían ya los escolásticos, no se debe confundir un "post hoc" con un "propter hoc": el hecho de que el hombre evolutivamente sea posterior al semen, no significa que el semen sea ontológicamente la causa suficiente del hombre, dado que, como ya habíamos visto, el alma humana no viene del semen, sino que es infundida por Dios en el momento oportuno en la materia preparada por el semen. Si nos atenemos sólo a lo que nos dicen los sentidos y no razonamos sobre el dato, ni nos preguntamos la razón de su existencia, no nos elevamos al nivel de la razón ni de la ciencia, sino que permanecemos en el nivel del conocimiento animal.
----------El crecimiento de un sujeto viviente conlleva ciertamente un pasaje cuantitativo de lo menos a lo más, pero este aumento no tiene su razón suficiente sino en el aporte de materia que proviene del proceso alimentario causado por la energía activa del alma del viviente. Lo menos, por consiguiente, no deviene más sino bajo la acción y la intervención de estos factores, pero no deviene de por sí. La materia, por su parte, tiene manifestaciones propias que no llegan nunca al nivel del espíritu y, si un viviente material como el hombre muestra tener capacidades o posibilidades que superan las de la materia, esto es precisamente el motivo que ha inducido a la razón filosófica a admitir la existencia de un poder superior a la materia, que es el del espíritu, que evidentemente no tiene su razón suficiente en la materia.
----------Y para concluir sobre este tema con dos tesis rahnerianas muy significativas, coligadas entre sí, leamos entonces cómo ve Rahner, en el conjunto, la relación materia-espíritu. Primera tesis: dice él que "el cuerpo es, de algún modo, lo que del alma, para usar una imagen plástica, se condensa por sí mismo en el tiempo y en el espacio preexistentes como su estado de agregación" (Nuevos ensayos, Vol. II, op. cit., p. 338). Segunda tesis: "Aquella que nosotros llamamos realidad material siempre ha sido vista, por lo menos en una filosofía tomista [es ésta una evidente falsificación de la antropología tomista], como espíritu encapsulado, casi congelado, como ente limitado, el cual ser en cuanto tal [...] es precisamente ese ser que, por fuera de una tal limitación, significa ser-ante-sí, conocimiento, libertad, y trascendencia hacia Dios" (Nuevos ensayos, Vol. I, op. cit., p. 281).
----------Aquí, en los pasajes indicados, Rahner pretendería seguir a santo Tomás de Aquino, pero en realidad se deja desviar por groseras fantasías, alucinantes para un pensador que en otros aspectos muestra sensibilidad e inteligencia frente a los valores del espíritu. El alma, por tanto, para Rahner, parecería ser una especie de gas que se condensa o de vapor acuoso que se transforma en hielo: la condensación o el hielo que de ello resulta sería el "cuerpo", cuando el hielo se disuelve, tenemos el alma.
----------Aquí podemos, por tanto, ver en Rahner una total y casi increíble incomprensión de aquella que es la diferencia ontológica existente entre la realidad material y la espiritual, las cuales, como enseña la filosofía escolástica, no concuerdan ni siquiera desde el punto de vista categorial, sino desde el punto de vista trascendental; vale decir, que materia y espíritu son sustancias, sí, pero tan diferentes entre sí, que se usa para ellas el término "sustancia" sólo en sentido analógico y no unívoco; se trata de dos géneros diversos de sustancias, que convienen sólo en el hecho de pertenecer entrambas al orden de la realidad y de la existencia. En efecto, ¿qué es lo que tienen en común la sustancia química y la Sustancia divina? Y sin embargo, entrambas, de modo infinitamente diferente entre sí, son entes en sí subsistentes: definición, ésta, que conviene a la substancia y a toda substancia, tanto material como espiritual.
----------Y si nosotros, hombres, podemos hacernos esta idea del mundo del espíritu, tal idea, en la vida presente, es simplemente una idea indirecta y analógica, salvo aquella idea que podemos obtener de la auto-conciencia y de la experiencia interior, que sin embargo, más que ser una "idea", es una experiencia, ciertamente veraz, pero simplemente subjetiva e incomunicable (véase al respecto, de santo Tomás de Aquino, la cuestión disputada De Veritate, c. 10, 8). Esto quiere decir que, mientras del mundo material podemos conocer la esencia mediante el proceso mental que abstrae la esencia universal de lo particular, por cuanto respecta a la esencia de la sustancia espiritual o de la forma espiritual, no podemos recabar de ella de tal modo la esencia por los sentidos, sino que podemos tener de ella, en la vida presente, solo un conocimiento indirecto y analógico mediante sus efectos en el mundo sensible, estudiando elevar de este modo, por cuanto nos es posible, nuestro espíritu, a la comprensión de la dignidad misteriosa de esa realidad.
----------Rahner oscila entre una concepción materialista del hombre -el hombre como mixto inescindible de materia y espíritu, y como resultado de la evolución de la materia (tesis que emerge de El problema de la hominización, libro ya citado)- y una concepción ultra-espiritualista -el hombre como auto-conciencia y auto-trascendencia-, y por eso oscila entre una visión monista y un irresoluble dualismo, en una contradictoria antropología materialista-idealista, con la convicción infundada, aunque compartida por muchos, de apoyar tal antropología sobre la Sagrada Escritura; pero el error de muchos no basta para constituir la verdad.
----------Este fenómeno preocupante, de origen protestante liberal, testimonia en cambio cuánta es la distancia que separa a muchos exegetas y teólogos de la verdadera concepción bíblica del hombre y de la misma concepción que es posible formar sobre la base de una sana filosofía, que respete verdaderamente las exigencias de la razón y de la experiencia.
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