¿Cómo funciona la mente de un idealista, que nos quiere convencer de la identidad del ser y del pensar? Rahner, por ejemplo, nos dice que "la esencia del ser es conocer y ser conocido en una unidad originaria". ¿Qué sucedía entonces cuando Rahner iba a cobrar su sueldo o sus regalías? ¿Cobraba dinero pensado o dinero real? ¿Cómo explicar el comportamiento del idealista? El idealista no es un alucinado o un chitrulo o un delirante o un demente que confunde la realidad con su imaginación. El idealista distingue perfectamente los 100 dólares reales de los 100 dólares pensados. ¿Cómo es entonces su teoría de la identidad del pensamiento con el ser? [En la imagen: fragmento de ángel arrodillado sosteniendo un candelero, escultura de Miguel Ángel posterior a 1494, para el Arca de Santo Domingo de Guzmán, conservada en la iglesia de Santo Domingo en Bologna, Italia].
Una cuestión que pone en juego la diferencia entre el hombre y Dios
----------Todos sabemos distinguir entre 100 dólares reales y 100 dólares pensados (hablo de dólares y no de pesos argentinos, donde realidad y ficción parecen entremezclarse). Pues bien, cada uno de nosotros preferiría ciertamente poseer 100 dólares reales antes que 100 dólares pensados. Sin embargo, desde Parménides, hasta llegar a Hegel y Rahner, una infinidad de filósofos nos aseguran que pensar y ser son la misma cosa. Nos dicen que no hay diferencia entre 100 dólares reales y los 100 dólares pensados.
----------De hecho, dice Rahner: "La esencia del ser es conocer y ser conocido en una unidad originaria, que nosotros queremos llamar conciencia o transparencia ('subjetividad', 'conocimiento') del ser de todo ente" (Oyente de la palabra, Herder, Barcelona 1976, pp.69ss.).
----------Apliquemos este principio a los 100 dólares. Resulta que la esencia de los 100 dólares reales se identifica con el hecho de conocerlos y de ser conocidos por nosotros en una unidad originaria que es transparencia de su ser o bien nuestra conciencia o subjetividad.
----------Sin embargo, podemos estar ciertos de que Rahner, cuando tenía ocasión de hacer compras en la tienda, pagaba ciertamente con dinero real y no con dinero por él pensado, ya que, si le hubiera dicho al comerciante que era un idealista para el cual el dinero real coincide con el dinero pensado y le hubiera dicho por tanto que le pagaba con el dinero pensado, seguramente el comerciante se habría sentido tomado por estúpido.
----------Lo cierto es que todos espontáneamente conocemos la diferencia entre el ser y el pensamiento: el ser es lo que existe actualmente en torno a nosotros, por encima de nosotros o por debajo de nosotros. Nosotros mismos pertenecemos al mundo del ser.
----------El ser puede ser material o espiritual, trascendental o categorial, sustancial o accidental, sensible o inteligible, contingente o necesario, corruptible o incorruptible, eterno o en devenir, uno o múltiple, finito o infinito. El ser es el mundo de las cosas, de la realidad, de los entes.
----------En cambio, el pensamiento, si bien pertenece también al mundo del ser, ya que también el pensamiento es algo, no es una nada, sin embargo el pensamiento pone en juego la mente, el intelecto, la razón, el espíritu y la conciencia. En efecto, mientras el ser es creado por Dios, el pensamiento es un producto del intelecto, sea humano como angélico, o divino.
----------Mientras el ser se refiere a la actualidad, el pensamiento se sitúa en el plano de lo posible, de lo que puede ser. El ser vale por sí mismo. El ser es absoluto. El pensamiento es relativo al ser y está fundado en el ser. El pensamiento es funcional al ser; es una intención de ser; es el ser intencional. Es la intención de la mente interna a la mente, tanto creada como increada. El espíritu es el autor del pensamiento.
----------El ser es la realización de lo posible por obra de la voluntad del pensante o de la causalidad del ser. El pensamiento toca esencialmente el plano del ser posible o ideal. Si el sujeto pensante lo quiere, su proyecto se actúa y surge un ente real; de lo contrario permanece en el mundo del espíritu o del pensamiento del pensante.
----------El pensamiento puede ser un proyecto de la mente: la idea. Y esto pertenece ante todo a la mente divina creadora. O bien puede ser un sustituto del ser, una representación del ser formada por nuestra mente. Los ángeles, participando de las ideas divinas, reciben de Dios las ideas de las cosas correspondientes a las cosas, pero no sacadas de las cosas como lo hacemos nosotros partiendo de la experiencia sensible.
----------¿Cómo explicar entonces el comportamiento del idealista? El idealista no es un alucinado o un delirante o un demente que confunde la realidad con su imaginación. El idealista distingue perfectamente los 100 dólares reales de los 100 dólares pensados. ¿Cómo es entonces su teoría de la identidad del pensamiento con el ser?
----------El idealista sabe muy bien que posee el pensamiento como facultad humana, por la cual se da el concepto de la cosa en lo interno del pensamiento y la cosa en sí fuera del pensamiento. Y él usa esta facultad como cualquier hombre normal y sano de mente, distinguiendo sus pensamientos de la realidad externa.
----------¿Cómo concilia el idealista el normal realismo de la inteligencia común que ve las cosas fuera de nosotros con su teoría de la identidad del pensar con el ser? La cosa objeto del conocer ¿está solo dentro de mi pensamiento o también está fuera? ¿Mi pensamiento de la cosa es o no es lo mismo que el ser de la cosa? ¿La cosa que tengo en mente corresponde a una cosa fuera de mí o es el único y exclusivo objeto de mi saber? Si tengo en mente una determinada cosa, para estar cierto de no equivocarme, ¿debo comprobar y verificar midiéndome con la realidad externa o basta que yo esté seguro de tener esa idea y que ésta sea clara y distinta para estar cierto de que corresponde a la realidad?
----------El idealista se presenta como aquel que, superando el punto de vista humano, realista, que pone al ser fuera del pensamiento, se jacta de situarse desde el punto de vista de Dios y de enseñar cómo nos podemos elevar a este punto de vista supremo y divino, que todo lo ve en una sola mirada. El idealista cree ser un mistagogo mejor que Jesucristo, quien al fin de cuentas nos revela, sí, el pensamiento de Dios, pero siempre en las mezquinas modalidades del realismo gnoseológico eclesiástico de Aristóteles y de santo Tomás.
----------El idealista viene a llamar "anagogía" a este su altísimo oficio educativo o iniciático. El maestro debe sustancialmente guiar al discípulo a una toma de conciencia o experiencia originaria, tal como para revelarle su yo profundo, que se revela el "Pensamiento", es decir, el mismo pensar y ser divino.
----------Para el idealista, el realista vive en el reino de las sombras y de las apariencias, por tanto de las ilusiones. El realista habla de Dios, pero no tiene la idea correcta, considerándolo simplemente como el máximo o el mejor de los entes de este mundo de apariencias. No es que el enfoque realista no sea útil, todo lo contrario, el mismo maestro hace uso de él: en efecto, es necesario para la satisfacción de nuestras necesidades físicas, para el desarrollo de los asuntos terrenos y el cuidado de los intereses económicos y materiales.
----------Pero al fin del conocimiento o experiencia del Absoluto o de Dios, el idealista se considera la única guía indispensable, segura, fiable y necesaria, porque -así él le asegura al discípulo- él conduce al discípulo a asumir el "punto de vista de Dios". ¿Qué es lo que entiende el idealista con "punto de vista de Dios"? ¿Que, según él, sería el de la filosofía, el de la metafísica y el de la teología? Quiere decir "ver las cosas y a sí mismo como Dios mismo los ve". Y está bien. La idea es bella y atrayente; pero en concreto, ¿qué es lo que propone el idealista?
----------Aquí es donde los problemas comienzan. El idealista comienza por hacer referencia a un altísimo concepto del pensamiento, como uno, único, dado por sí, separado, solitario, omnicomprensivo, infinito, totalidad absoluta, "Entero", idéntico al ser, intrascendible. Y con razón dice que este Pensamiento es Dios.
----------Está bien. Pero si este Pensamiento es Dios, ¿cómo hace el discípulo, limitada creatura, para asumir este Pensamiento subsistente y absoluto, que es propio exclusivamente de Dios y del todo trascendente, insondable, incomprensible e inaccesible a cualquier más alta criatura? ¿El discípulo deviene Dios? ¿Toma conciencia de ser Dios, como sucede al término del recorrido iniciático del yoga, cuando el maestro comunica solemnemente al discípulo ya iluminado por la luz de Brahman: "tú eres Aquel" (Tat tvam asi)?
----------Existe sí un ponerse desde el punto de vista de Dios en un sentido razonable, que es el indicado por santo Tomás (Summa Theologiae, I, q.15, a.3) y que nada tiene que ver con este enfoque panteísta, y es la simple consideración metafísica de que Dios ve en Su esencia divina, absolutamente una y simple, idénticas con Ella, todas las esencias posibles y creables, mientras que Él mismo es la Idea creadora a la luz de la cual ha creado todas las cosas existentes de hecho y, fuera de Él pasadas, presentes y futuras, sin que tengamos la necesidad de asumir la imposible empresa de convertir en nuestro o de apoderarnos prometeicamente del Pensamiento de Dios, sino permaneciendo modestamente en nuestro puesto, dentro de los límites de nuestra razón natural y por lo tanto de la gnoseología realista, como ha hecho santo Tomás.
----------En este punto podríamos recordar también la prescripción kantiana de mantener la religión dentro de los límites de la sana razón. Obviamente no nos referimos aquí a aquellos límites que pueden ser superados por la fe, sino a aquellos límites de guarda, aquellos guard-rail de la razón y de la lógica, que son los límites que no deben ser sobrepasados si no queremos pasar del razonar al des-razonar.
----------Existe, en efecto, también un punto de vista divino muy superior al de nuestra razón, un punto de vista que refleja lo que san Pablo Apóstol llama el "pensamiento de Cristo". Aquí, indudablemente, la gracia y la luz de la fe conceden una visión de Dios y del mundo, que es propia y exclusiva de Dios no solo respecto al modo divino y no humano, sino también respecto a los contenidos, que no tocan la esencia del Dios uno, como en la modalidad precedente, sino la esencia del Dios trinitario, y por lo tanto los misterios de la fe. Aquí vemos verdaderamente, por participación, en el conocimiento sobrenatural de fe, mediante la dogmática católica, lo que Dios ve no solo como Dios uno, sino como Misterio Trinitario.
Pensamiento y ser coinciden solo en Dios
----------Dios es ciertamente acto de pensamiento subsistente, nóesis noéseos, Pensamiento del Pensamiento, como dice Aristóteles; es ciertamente autoconciencia absoluta, Yo absoluto. Pero ante todo y sobre todo es puro acto de ser, Aquel que es (Ex 3,14), Aquel que es ser por excelencia y por esencia.
----------En Dios la especie inteligible, es decir, la idea mediante la cual Él conoce, es su misma esencia. Vale para Dios lo que Descartes afirma de la mente humana. Solo Dios, Pensamiento subsistente, es una verdadera res cogitans, es decir una sustancia en acto de pensar, una sustancia cuya esencia sea el mismo acto de pensar (por supuesto, Descartes se equivoca al afirmar que ésto mismo es el hombre).
----------Por eso Tomás de Aquino afirma que: "como el ser es consecuente a la forma, así el acto del inteligir es consecuente a la especie inteligible. Ahora bien, en Dios no hay otra forma más que su ser. Por eso, dado que su esencia es también la especie inteligible, se sigue de necesidad que su propio inteligir es su esencia y su ser. Y así está claro que en Dios el intelecto, lo que es entendido, la especie inteligible y el mismo inteligir son una y la misma cosa" (Summa Theologiae, I, q.15, a,4).
----------Es necesario decir que vale también para Dios el primado de la razón de ser sobre la razón del pensar, primado ciertamente nocional y no real, porque en Él no hay como en nosotros distinción real entre ser y pensar, dada la unidad de su divina simplicísima Esencia.
----------En cambio, desde el punto de vista metafísico, el pensar no coincide en absoluto con el ser. En efecto, el pensar es acto del espíritu. Por otra parte, el ser puede tratarse tanto de ser espiritual como de ser material, puede ser lo uno o lo otro. El idealista, desde el momento en el cual reduce la materia a espíritu, y el ser a pensamiento, va de la mano con el materialista, que reduce el espíritu a materia.
----------Dios es purísimo espíritu y el espíritu está ciertamente en el vértice del ser por encima de la materia. Sin embargo, también en Dios, como en todo ente, el acto de ser prevalece sobre el acto del pensar, porque nocionalmente el pensar está ordenado al ser, el pensar es vicario del ser, el pensar es representativo del ser, el pensar es intención de ser, el pensar es funcional al ser, el pensar está fundado en el ser, es actuado por el ser, está regulado por el ser, es perfeccionado por el ser.
----------Por eso, pensar y ser continúan siendo nocionalmente distintos incluso en Dios, aunque sean realmente idénticos en la divina Esencia. Y sin embargo, hay que decir que Dios existe, posee atributos ontológicos (por ejemplo infinidad, inmutabilidad, eternidad), cognitivos (sabiduría, intelecto, razón, conciencia) y operativos (providencia, creatividad, justicia, misericordia).
Como ha dicho el Papa en Singapur, hay diferentes lenguajes para llegar a Dios, no hay nada que temer...
ResponderEliminarEstimado Anónimo,
Eliminarel papa Francisco no pone en discusión el primado del cristianismo sobre las otras religiones (ni puede hipotetizarse tal cosa por parte de alguien con fe católica). Simplemente desaprueba un cierto bullismo o acoso católico, que tiende a humillar a los no católicos con una imprudente actitud de superioridad, que termina siendo contraproducente y provoca una reacción contraria.
La comparación que el Papa ha hecho con los diferentes lenguajes no se refiere a los contenidos doctrinales, los cuales o son verdaderos o falsos, sino que se refiere a las diversas espiritualidades y a las manifestaciones exteriores del culto, es decir, al modo de orar, de rendir culto a Dios, de construir templos y de producir arte sagrado.