¿Puede un obispo insinuar que el Papa y el Dicasterio para la Doctrina de la Fe se equivocan en su enseñanza ordinaria? ¿Qué daño produce al Pueblo de Dios difundir títulos marianos sin la prudencia pastoral que el Magisterio exige? ¿Es legítimo absolutizar el uso histórico de Corredentora y Mediadora de todas las gracias, ignorando la autoridad viva del Papa actual? ¿Cómo distinguir entre la verdad doctrinal que permanece firme y la orientación pastoral que protege la claridad de la fe? ¿No es precisamente el Magisterio ordinario del Papa la garantía de unidad y verdad frente a opiniones falibles? [En la imagen: fragmento de "La Virgen con el Niño, Santa Dorotea y San Jorge", óleo sobre tabla, entre 1515 y 1518, obra de Tiziano Vecellio, conservado y expuesto en el Museo Nacional del Prado, Madrid, España].
“The Church has ever shown the utmost care to contract,
as far as possible, the range of truths
and the sense of propositions,
of which she demands this absolute reception”
(La Iglesia siempre ha mostrado el máximo cuidado en limitar,
en lo posible, el número de verdades y el sentido
de las proposiciones de las que exige una recepción absoluta.)
John Henry Newman,
Letter to the Duke of Norfolk,
Capítulo 5 de The infallibility of the Pope.
La Nota Mater Populi fidelis y la reacción del obispo Schneider
----------El 4 del corriente, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe publicó la Nota doctrinal Mater Populi fidelis. Este documento, breve pero significativo, se inscribe en la continuidad del Magisterio ordinario y busca ofrecer una orientación clara sobre el modo de hablar de la Virgen María en la catequesis y predicación.
----------La Nota reafirma con fuerza la verdad doctrinal: María cooperó de manera singular en la obra de la Redención y ejerce una mediación subordinada en la distribución de las gracias. Sin embargo, el documento advierte que el título Corredentora resulta “siempre inoportuno” en la enseñanza ordinaria, porque puede oscurecer la confesión de Cristo como único Redentor. De modo semejante, pide prudencia con el título Mediadora de todas las gracias, pues, aunque expresa una verdad subordinada, puede inducir a pensar que María es fuente autónoma de la gracia, lo cual sería contrario a la fe.
----------A los pocos días, mons. Athanasius Schneider (nacido en 1961 y obispo auxiliar desde 2006) publicó un texto titulado “They Could Not Have Been Mistaken”. En él defiende ambos títulos —Corredentora y Mediadora de todas las gracias— y acusa implícitamente al DDF de error, al sostener que Papas, santos y doctores que usaron esos términos “no podían haber estado equivocados” (“The Saints, Doctors, and the Ordinary Magisterium of the Church could not have been mistaken”). Con ello, introduce una tensión grave entre el Magisterio anterior y el actual de la Iglesia, sugiriendo que la Nota contradice siglos de enseñanza.
----------El propósito de este mi artículo es simplemente ofrecer a los fieles una exposición fiel de las afirmaciones más importantes del obispo Schneider, traducidas con literalidad, y una crítica puntual que muestre dónde incurre en graves errores doctrinales y en seria falta de prudencia pastoral. Se trata de clarificar que es necesario distinguir entre la verdad doctrinal —que permanece firme e inmutable— y la orientación pastoral —que puede variar según las circunstancias históricas—, y reafirmar la autoridad del Magisterio ordinario del Papa, que es indefectible en materia de fe y costumbres. Por el contrario, mientras que el Papa es indefectible en la exposición de la fe, por debajo de él todos los cristianos, incluso los obispos, son falibles y pueden cometer errores contra la fe si no se mantienen en comunión con el Romano Pontífice.
El título Corredentora
----------Schneider escribe: “Consequently, it cannot be maintained that the Ordinary Magisterium, along with Saints and Doctors of the Church over so many centuries, could have led the faithful astray through a consistently inappropriate use of these Marian titles” (En consecuencia, no puede sostenerse que el Magisterio ordinario, junto con los santos y doctores de la Iglesia durante tantos siglos, haya podido extraviar a los fieles mediante un uso consistentemente inapropiado de estos títulos marianos).
----------Observo que con esta afirmación, Schneider sugiere que la Nota del DDF, al declarar “siempre inoportuno” el uso del título Corredentora, estaría acusando implícitamente a siglos de Magisterio y de santos de haber extraviado a los fieles. La conclusión es grave, porque introduce una oposición entre el Magisterio precedente y el Magisterio actual, como si el Papa y su propio Dicasterio de la Fe (partícipe de su propia indefectibilidad en el ámbito de la fe) pudieran enseñar error en materia de fe.
----------La Nota del DDF, sin embargo, no acusa al Magisterio precedente de error. Reconoce la verdad doctrinal de la cooperación singular de María en la Redención, pero discierne que el título Corredentora no es adecuado para la catequesis actual, porque puede oscurecer la confesión de Cristo como único Redentor. Schneider confunde aquí dos planos distintos: por un lado el plano doctrinal, en el que la cooperación subordinada de María permanece firme e inmutable; y por otro el plano pastoral, en el que la conveniencia del lenguaje puede variar según las circunstancias históricas de tiempo y espacio. Al confundir ambos planos, Schneider indudablemente debilita la confianza en la indefectibilidad del Magisterio ordinario del Papa, que nunca puede enseñar error en materia de fe y costumbres.
----------Schneider añade: “The term ‘Co-Redemptrix’, which by itself denotes a simple cooperation in the Redemption of Jesus Christ, has, for several centuries, in theological language and in the teaching of the Ordinary Magisterium, carried the specific meaning of a secondary and dependent cooperation. Consequently, its use poses no serious difficulty, provided it is accompanied by clarifying expressions that emphasize Mary’s role as secondary and dependent in this cooperation” (El término ‘Corredentora’, que por sí mismo denota una cooperación simple en la Redención de Jesucristo, ha llevado, durante varios siglos, en el lenguaje teológico y en la enseñanza del Magisterio ordinario, el significado específico de una cooperación secundaria y dependiente. En consecuencia, su uso no plantea dificultad seria, siempre que vaya acompañado de expresiones aclaratorias que subrayen el papel de María como secundario y dependiente en esta cooperación).
----------Observo que aquí Schneider insiste en que el término, usado históricamente, no presenta problemas si se acompaña de aclaraciones. Pero precisamente la Nota del DDF explica lo contrario: si un término requiere “muchas, repetidas explicaciones” para no ser malentendido, “no sirve a la fe del Pueblo de Dios”.
----------El riesgo catequético es real: en la enseñanza ordinaria, el título Corredentora puede inducir a pensar en una “segunda redentora”, debilitando la confesión de Cristo como único Salvador. Schneider minimiza este riesgo y contradice la prudencia pastoral que el Magisterio actual ejerce para proteger la fe sencilla de los fieles. En otros términos, Schneider contesta públicamente la decisión prudencial del Papa que ha decidido que, por el momento, el título de Corredentora necesita ser mejor explicitado, e impulsa a los teólogos a esa mayor explicitación; por lo cual, mientras tanto, debe evitarse ser usado.
El título Mediadora de todas las gracias
----------Schneider cita a san Ireneo: “Mary by yielding obedience, became the cause of salvation, both to herself and the whole human race” (María, al ceder obediencia, se convirtió en causa de salvación, tanto para sí misma como para todo el género humano).
----------Ciertamente, la cita patrística es auténtica y muestra la importancia de la obediencia de María en la economía de la salvación. Sin embargo, observo que no prueba que el título moderno Mediadora de todas las gracias deba usarse hoy en la enseñanza ordinaria. La Nota del DDF pide prudencia porque este título, aunque expresa una verdad subordinada, puede oscurecer la mediación única y exclusiva de Cristo, el único Redentor.
----------Luego Schneider afirma: “Therefore, by adhering to the traditional teaching of the Ordinary Magisterium regarding Coredemption and Mediation, and by recognizing the legitimacy of the titles ‘Co-Redemptrix’ and ‘Mediatrix of All Graces,’ the faithful do not depart from the right path of faith nor from a sound and well-informed piety toward Christ and His Mother” (Por tanto, al adherirse a la enseñanza tradicional del Magisterio ordinario respecto de la Corredención y la Mediación, y al reconocer la legitimidad de los títulos ‘Corredentora’ y ‘Mediadora de todas las gracias’, los fieles no se apartan del recto camino de la fe ni de una piedad sana e instruida hacia Cristo y su Madre).
----------Es cierto que los títulos expresan verdades subordinadas: María coopera en la Redención y ejerce una mediación dependiente de Cristo. Sin embargo, observo que Schneider insinúa que el DDF niega esa legitimidad, lo cual es falso. El Magisterio reafirma la mediación subordinada de María; lo que hace la Nota del DDF es orientar sobre el lenguaje, para proteger la fe sencilla y evitar confusiones doctrinales.
----------Más adelante, Schneider concluye: “Bearing in mind the teaching on the meaning and proper use of the titles ‘Co-Redemptrix’ and ‘Mediatrix of All Graces,’ […] there is no serious risk in employing these titles appropriately” (Teniendo en cuenta la enseñanza sobre el significado y el uso apropiado de los títulos ‘Corredentora’ y ‘Mediadora de todas las gracias’ […] no hay riesgo serio en emplear estos títulos de manera apropiada). Ahora bien, ¿qué podemos decir frente a esto?
----------Observo que aquí Schneider niega el riesgo catequético que la Nota identifica con claridad. El DDF afirma que si un término requiere “muchas, repetidas explicaciones” para no ser malentendido, “no sirve a la fe del Pueblo de Dios”. El título Mediadora de todas las gracias puede inducir a pensar que María es fuente autónoma de la gracia, lo cual sería contrario a la fe. Al minimizar este riesgo, Schneider acaba por debilitar la autoridad pastoral del Papa y del Dicasterio, que ejercen su prudencia para custodiar la claridad de la fe.
El Magisterio ordinario del Papa: garantía de unidad y verdad
----------El texto del obispo Schneider es, en última instancia, una opinión teológica personal. Como tal, no es vinculante para la fe ni puede colocarse en el mismo nivel que el Magisterio ordinario del Papa, sobre todo cuando en esa opinión se advierten errores doctrinales e imprudencias pastorales, como hemos mostrado. La Nota Mater Populi fidelis, en cambio, pertenece al Magisterio ordinario y, por tanto, es segura e indefectible en materia de fe y costumbres.
----------La doctrina permanece firme: María cooperó singularmente en la obra de la Redención y ejerce una mediación subordinada en la distribución de las gracias. Lo que se nos indica es que los títulos Corredentora y Mediadora de todas las gracias, en el momento presente, resultan pastoralmente inoportunos en la catequesis y predicación ordinarias, porque pueden oscurecer la confesión de Cristo como único Redentor y Mediador. Esto no quita que en el futuro, con mayores explicitaciones teológicas de ambos títulos —como a ello ha impulsado el Papa— puedan incluso superar su actual condición de verdades de fe en grado teológico inferior y llegar a alcanzar valor dogmático estricto.
----------Difundir opiniones como las de Schneider puede causar un daño real al Pueblo de Dios. Al insinuar que el Papa y el Dicasterio para la Doctrina de la Fe contradicen la tradición doctrinal de la Iglesia, se debilita la confianza de los fieles en la enseñanza del Magisterio y se introduce una sospecha injusta sobre la indefectibilidad del Papa en la exposición de la fe. Esto es grave, porque la unidad católica se centra en la fe, y el Papa es el custodio de esa fe.
----------No podemos olvidar que desde hace años este prelado, obispo auxiliar desde hace casi dos décadas, ha contestado repetidamente al Magisterio ordinario de los Papas del postconcilio y a las doctrinas nuevas surgidas en el Concilio y posteriormente. El pasadismo filo-lefebvriano de sus expresiones reaccionarias es evidente y ha sido demostrado en este blog en numerosas ocasiones. A decir verdad, si Schneider viviera hoy bajo la disciplina eclesial previa al Concilio, probablemente los Papas no tendrían con él la benevolencia y paciencia que hoy demuestran, y difícilmente habría mantenido un cargo episcopal durante mucho tiempo.
----------En definitiva, la Iglesia no niega la verdad doctrinal contenida en los títulos marianos, pero ejerce prudencia pastoral para proteger la claridad de la fe. Ignorar esta prudencia y difundir títulos que requieren constantes aclaraciones es poner en riesgo la catequesis, la predicación y la vida espiritual de los fieles más sencillos. Por eso, en la actual situación de esclarecimiento teológico de los títulos de María Corredentora y Mediadora de todas las gracias, el Papa ha dado las directrices pastorales que acabamos de considerar.
----------Por ello, la orientación que debemos seguir es clara: Adherirnos con confianza al Magisterio ordinario del Papa, que nunca puede enseñar error en materia de fe y costumbres. Evitar el uso catequético de títulos que oscurezcan la centralidad de Cristo, aunque reconozcamos la verdad doctrinal que expresan. Rechazar las opiniones que debilitan la comunión eclesial, recordando que los obispos, como cualquier teólogo, son falibles si no se mantienen en plena comunión con el Sucesor de Pedro.
Fr Filemón de la Trinidad
Mendoza, 11 de noviembre de 2025

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