lunes, 16 de marzo de 2020

Sin ironías: "Coronavirus benedic Dominum: lauda et superexulta eum in saecula" (2/4)

Esta serie de reflexiones acerca del Covid-19 (Coronavirus), las pestes y otras catástrofes naturales entendidas como un castigo divino, y su aplicación al Cántico de los Tres Jóvenes del capítulo III del profeta Daniel, han surgido del comentario de un anónimo lector a una nota de días atrás, donde sugería la aplicación de un nuevo versillo más actual: "Coronavirus benedic Dominum: lauda et superexulta eum in saecula" (Coronavirus, bendice al Señor, le alabe y le exalte eternamente).

----------El anónimo comentarista decía: "... tal vez me perdí algo en medio de la ironía, pero no veo porqué no podría rezarse 'Coronavirus benedic Dominum: lauda et superexulta eum in saecula', lo cierto es que es perfectamente ortodoxo. De hecho el Benedícite ya afirma en sus primeras palabras 'omnia opera Domini', lo cual incluye todo ser creado, y todos los seres que existen son creados, excepto Dios por supuesto. Por lo tanto, me parece más bien una excelente idea lo del 'Coronavirus benedic Dominum: lauda et superexulta eum in saecula', dicho sin ironía...
----------Me quedo con un par de preguntas nomás: ¿De dónde viene el Coronavirus? ¿De dónde viene este mal de la naturaleza en última instancia?... Respuesta: en la naturaleza no hay ningún mal. El mal solamente está en la voluntad. En mi comentario anterior resumí en una línea la conclusión de la polémica de San Agustín contra los maniqueos. Polémica a la cual el gran Doctor dedicó muchos escritos específicos. Algunas pocas de las sentencias de San Agustín son: 'Nuestra fe es ésta: Dios ni ha engendrado mal alguno ni ha hecho naturaleza mala alguna... Los males proceden del pecado voluntariamente cometido por el alma, a la que Dios dotó de libre albedrío'. '... venid a la Iglesia católica y aprended que todas las naturalezas, hechas y creadas por Dios, ordenadas según los grados del ser desde las supremas hasta las ínfimas, son buenas todas...'. 'Y si no se halla en las cosas otro mal que la corrupción y la corrupción no es una naturaleza, ninguna naturaleza es verdaderamente un mal'.
----------Entonces, todo 'mal' infligido al hombre por otra creatura (peste de coronavirus, naufragio en el mar, calor o frío extremos, etc., etc.) es solo consecuencia del pecado original y/o subsecuente personal. De hecho en el Paraíso el hombre convivía pacíficamente con las fieras salvajes... Benedicite omnia opera domini, domino..."
----------En aquella ocasión prometí a mi anónimo interlocutor tratar el tema, y comencé con una notita días atrás, que ahora continúo en esta segunda, que seguramente continuará en otras... ¿Podré decir yo algo nuevo y distinto a todo lo bueno que se ha venido diciendo desde el mes de enero, en que la Fiebre China se cobró la primera víctima en Europa, y fue sólo entonces cuando los occidentales comenzamos a interesarnos por el Coronavirus, precisamente porque ahora nos afectaba a nosotros?... Seguramente que en estas notas no voy a poder decir nada nuevo y distinto, pero tampoco es el caso; y sólo se trata de cumplir el servicio de que una mayor cantidad de fieles católicos nos enteremos de lo que creo en conciencia debemos enterarnos.
----------Y el aspecto en el que hoy reparo es en la relación indudable entre Coronavirus y China. ¿Se dieron cuenta, mis estimados lectores, que en las mismas semanas en las que el tema eclesial más candente era el ataque del Vaticano al Cardenal Joseph Zen ze-kiun SDB, heroico defensor de los aún más heroicos católicos de la martirial Iglesia en China, explotó la pandemia del Coronavirus con su primera víctima en Italia? ¿Se dieron cuenta que, además de China, el primer país que fue relacionado al Coronavirus ha sido Italia, cuyo Primado es precisamente el Obispo de Roma, Sucesor de Pedro?... Por consiguiente: ¿no habrá alguna relación entre la Fiebre China, hoy extendida a todo el planeta, con este aparente cinismo manifestado por algunos líderes de la Iglesia hacia los fieles católicos chinos? Poder responder a esta última pregunta podría ser un primer paso para comprender, aunque más no sea algún atisbo, de lo que la Providencia Divina nos quiere decir con lo que está sucediendo. Por consiguiente, la primera cuestión que, a mi humilde entender, se presenta ante mi reflexión es: China. ¿Qué es China, hoy, en el mundo? ¿Qué es China, hoy, para la Iglesia y para el Vaticano?

China comunista: régimen de la mentira, régimen de la ausencia de la Verdad

----------Hay que recordar que China es un régimen comunista. ¿Y qué quiere decir esto? Quiere decir que se trata de una sociedad que se ha emancipado de Dios y de la Ley Divina y Natural, y que, por lo tanto es una sociedad que oficialmente se estructura, se desarrolla y vive según parámetros distintos a los que el Occidente cristiano ha conocido desde el origen de Europa. La descripción de las características de la vida en la China Comunista sería larga de hacer, pero basten sólo algunas pocas notas, a modo de ejemplo, para pintarnos el panorama de la China actual.
----------La emancipación de Dios y de la Ley Divina y Natural en China ha llevado, por ejemplo, a desarrollar la política del asesinato preventivo de las hijas mujeres, a fin de aumentar la vida productiva del pueblo chino. No hay que olvidar que se trata de un régimen político que en la actualidad aspira a sustituir a los Estados Unidos de Norteamérica en el liderazgo de la economía mundial. Hasta mediados del año pasado, 2019, cuando se supone que comenzaron a manifestarse las primeras señales de la actual pandemia, el gobierno chino estaba abocado a los preparativos de una gran celebración para dentro de dos años, y aspiraba a mostrar al mundo entero los frutos del régimen: una sociedad del bienestar completo para el año 2021, en ocasión del centésimo aniversario del Partido Comunista Chino.
----------Sin embargo, este régimen político que a sí mismo se cree omnipotente, hoy se halla de rodillas. Occidente se enteró recién hacia enero de este año, pero es posible que el drama de la sociedad china comenzase hacia mediados del 2019, y fuese ocultado por el gobierno comunista. A mediados de enero pasado, tras haber intentado ocultar la verdad sobre la efectiva gravedad de la situación, el presidente de China Xi Jinping, tras la reunión del Comité permanente del Partido Comunista (compuesto por los siete hombres que gobiernan totalitariamente el país) dijo que "la situación se agrava, pero venceremos en esta batalla". Para que Xi Jinping hiciera semejante revelación, la gravedad ya debía haber alcanzado grados extremos.
----------Sin embargo, las batallas no se vencen jamás si se recurre sistemáticamente a la mentira como sistema social y de gobierno; la mentira a la que incluso se recurrió desde un primer momento para enfrentar la nueva epidemia: la manipulación de la información, el silencio mantenido por demasiado tiempo antes de lanzar la alarma, son también las causas de la tragedia que vive China. El lector debe entender las reales dimensiones de la palabra mentira cuando se aplica al gobierno y a la sociedad de China. Hablo de la mentira que esencialmente es la ideología comunista.
----------Tras el período de la República China, instaurada hacia finales de 1920, y cuando la guerra civil llegó a su término en 1949, el Partido Comunista tomó el control, y el 1° de octubre de ese año Mao Tsé Tung proclamó la instauración de la República Popular China, uno de los pocos estados socialistas que todavía quedan en el mundo. A partir de 1949 la ideología comunista, atea, prescindente absolutamente de Dios y de la Ley Divina y Natural, se ha difundido e invadido China, incluso hasta hoy, treinta años después de la caída del Muro de Berlín. Pues bien, la mentira, la mentira de la ideología comunista, no es en manera alguna extraña al drama del Covid-19 (Coronavirus). No fue por casualidad que el pasado 29 de enero, el World Street Journal tituló un artículo: "A Communist Coronavirus" (Un coronavirus comunista).
----------De modo que el mencionado milagro chino aspirando a una sociedad del bienestar para el 2021, en ocasión del centésimo aniversario del Partido Comunista Chino, hoy se desvanece en razón de un simple virus. Un microscópico organismo o factor vital, o como quiera llamarlo la ciencia, ha puesto de rodillas al coloso oriental; y el gigante creado por el hombre prometeico, megalómano y soberbio, amenaza arrastrar en su desplome a Occidente, también sometido al error y a la mentira, y alejado de la Verdad, de Dios y de su Ley.
----------El caso es que la epidemia del Coronavirus, hoy convertida en pandemia, ha revelado entre otras cosas, que China es un régimen totalitario tan arrogante como vulnerable, y el Coronavirus ha puesto en evidencia todas las carencias sanitarias y sociales de esa nación. Por lo demás, frente al mal, frente a esta objetiva y grave dificultad sanitaria, el régimen chino ha reaccionado mostrando de manera cada vez más evidente su rostro totalitario. Desde comienzos de este año, decenas de millones de chinos están prácticamente bajo arresto, sin poder salir de sus casas, mientras la prensa está enteramente controlada y los periodistas extranjeros que difunden las noticias que no son agradables al régimen son expulsados. Para decenas de millones de personas está prohibido salir de sus casas, el uso de autos privados también está vedado por tiempo indeterminado. Hasta donde se ha sabido, sólo una persona por cada familia puede salir, uno de cada tres días, para hacerse de alimentos, mientras cada edificio es vigilado por la policía para garantizar que son residentes los que entran o salen. Los drones no sólo fumigan desinfectantes, sino que son también usados como altoparlantes para amenazar a quienes no se uniforman a las rígidas reglas impuestas por el gobierno.
----------Ahora bien, hay que tener en cuenta que todo esto no se improvisa de la noche a la mañana. El uso de estos medios tan sofisticados, de tecnología digital, para alcanzar los propios objetivos -en este caso la emergencia sanitaria- nace sin embargo de una prolongada experiencia de represión de las libertades individuales, política llevada a cabo desde hace décadas. Hay que comprenderlo bien: en China rige un totalitarismo tecnológico que no cuenta con precedentes en la historia, un totalitarismo que combina lo peor del Comunismo con lo peor del Capitalismo.

¿Traición del Vaticano a los fieles católicos de China?

----------Sin que de ninguna manera neguemos heréticamente la infalibilidad pontificia en la enseñanza de la Fe y de la Moral católicas, tenemos derecho a cuestionar las decisiones pastorales de un Papa, porque en cuestiones pastorales y de gobierno, un Papa puede equivocarse. Por supuesto, es asistido también en su misión pastoral por una gracia de estado particular, pero, a diferencia de cuando cumple su misión magisterial, el Papa puede libremente rechazar esa gracia de estado, puede equivocarse, puede pecar. De modo que, sin poder predecir ulteriores frutos como consecuencia de las palabras y de las acciones del Pontífice reinante, lo que ya se puede asegurar es que una de las notas por las que el gobierno del papa Francisco pasará a la historia será la de aparente traición a la Iglesia en China, es decir, la traición a los fidelísimos y martiriales católicos chinos de la Iglesia catacumbal, a favor de la denominada Iglesia Patriótica China, o sea, a favor del Gobierno Chino Comunista y Ateo.
----------Hace exactamente dos años hubo una frase, una mentira, que expresada por boca de uno funcionario del Vaticano, estrechísimo colaborador del papa Francisco, y argentino como él, es una frase que hoy adquiere particular relevancia y significado. En los primeros días de febrero de 2019, mons. Marcelo Sánches Sorondo, canciller de la Pontificia Academia para las Ciencias, tras llegar a Roma desde su primer viaje a China, afirmó que "en este momento, los que mejor realizan la doctrina social de la Iglesia son los chinos".
----------Se puede suponer sin ser temerarios que lo que afirmaba entonces este estrechísimo colaborador del Papa, no eran sólo sus propias ideas, sino las ideas de su mentor, y que no las decía sin aprobación de quien suponemos mandaba decirlas. Sánchez Sorondo multiplicó sus elogios al régimen comunista chino: "Ellos [los chinos] buscan el bien común, subordinan las cosas al bien general... Encontré una China extraordinaria; lo que la gente no sabe es que el principio central chino es trabajo, trabajo, trabajo. No hay de otra, en el fondo es como decía San Pablo: el que no trabaje, que no coma. No tenés villas miserias, no tenés droga, los jóvenes no tienen droga. Hay como una conciencia nacional positiva, ellos quieren demostrar que han cambiado, ya aceptan la propiedad privada... China está defendido la dignidad de la persona... La economía no domina a la política, como ocurre en Estados Unidos... El Papa ama al pueblo chino...". Nadie, salvo quien no esté en su sano juicio o dominado por su mala intención, puede negar que todas estas frases eran y son una absoluta mentira.
----------No quiero dar a esas mentiras de Sánchez Sorondo más importancia de las que realmente tienen. Sólo las recuerdo porque, expresadas exactamente hace dos años, cuando China y el Vaticano todavía eran dos Estados sin ningún tipo de relación formal internacional, pueden explicar las razones de lo que luego sucedió, con el pacto entre la Santa Sede y el gobierno de Beijing, pacto actualmente vigente. Y siento que no es nada casual que las semanas en que se conocieron las primeras noticias de la epidemia del Coronavirus en China, con sus primeras víctimas en Italia, eran las mismas semanas en que el Vaticano aceleraba su política de acercamiento a la China comunista. El acuerdo entre la Santa Sede y China había sido firmado en septiembre de 2019 y los contenidos de este acuerdo son todavía secretos, pero con posterioridad a la firma de ese pacto las autoridades chinas han sometido a los fieles cristianos en China a una persecución creciente, demoliendo templos, removiendo cruces, y continuando con las detenciones del clero clandestino.
----------Pues bien, hace exactamente un mes, el pasado 14 de febrero, se produjo un encuentro histórico entre el ministro del exterior del Vaticano, monseñor Paul R. Gallagher (Secretario para las Relaciones entre los Estados y la Santa Sede) por una parte, y por la otra, Wang Yi, Consejero de Estado y Ministro de Asuntos Exteriores de la República Popular China. Ha sido en la historia el primer encuentro de ministros del exterior de la China comunista y de la Santa Sede. El primer resultado de este encuentro parece ser el próximo anuncio del nombre del nuevo Obispo de Hong Kong. Según cuanto refiere la agencia Catholic News Agency, el obispo pre-elegido sería Peter Choy Wai-man, que es un obispo juzgado grato al gobierno chino, a tal punto de ser definido en la ex colonia británica un “halcón pro Beijing”.
----------Ahora bien, la apertura del papa Francisco a la China comunista recuerda la “Ostpolitik” vaticana del papa san Pablo VI frente a los regímenes comunistas de la Europa del Este. Aquella política se reveló un fracaso, y también la nueva “Chinapolitik” del Vaticano parece destinada al fracaso. Tal política del Vaticano, a priori no puede sino estar destinada al fracaso, fundada como está en las notorias mentiras declaradas por monseñor Sánchez Sorondo, pionero del Papa, cabeza de puente, hace dos años, a China, "el país que mejor aplica la doctrina social de la Iglesia". Hoy el Vaticano gobernado por el papa Francisco, como antes el Vaticano gobernado por el papa san Pablo VI, está convencido de la potencia de su interlocutor, ayer Rusia y hoy China, y en ambos casos se trata de regímenes comunistas que desafían el liderazgo mundial de los Estados Unidos. Y he aquí la paradoja de lo que la Providencia Divina nos ha deparado ver en estos días: el coloso Chino arrodillado y el Vaticano clausurado, con el Sucesor de Pedro abandonando las declamadas periferias y encastillándose tras sus muros, todo gracias al Coronavirus, castigo de Dios por nuestros pecados.
----------Es que en lugar de denunciar el error, la mentira, la malicia del régimen comunista en China, que manipula la información, que encarcela y tortura a los disidentes y persigue a los cristianos, la Santa Sede decide buscar un acuerdo con sus representantes políticos, gobernantes que no reniegan sino que reivindican orgullosamente la herencia de Mao Tse Tung. Vale decir, una vez más, tal como sucedió durante y después del Concilio Vaticano II, la Iglesia pierde una ocasión histórica para desarrollar su misión, que no es política, sino profética, evangélica: anunciar la Verdad de Cristo, y combatir la mentira.
----------Por consiguiente, para no cometer el mismo error pastoral de los Padres Conciliares de los años 60s, que no se atrevieron a denunciar el error de su tiempo, el comunismo, precisamente en razón de un ilegítimo pacto secreto entre la Santa Sede y la Unión Soviética, nunca como hoy tenemos necesidad de contraponer la Ley universal del Evangelio a la filosofía marxista del "global compact", a la cual hoy China y el Vaticano del papa Francisco adhieren.

Imágenes de nuestra época, vagas intuiciones, señales de la Providencia 

----------Digo repetidamente que este blog es tan sólo un cuaderno de apuntes, de ideas sueltas, de reflexiones personales, y que mis opiniones no son afirmadas como pertenecientes al Magisterio de la Iglesia, sino que son sólo mis opiniones, en cuanto creyente católico. Sin embargo, me esfuerzo, espero, y rezo para que las opiniones personales que aquí se expresan sean conformes al Magisterio de la Iglesia y estén respaldadas por él. En cualquier caso, como suele decirse: In necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas. En lo necesario unidad, en lo dudoso libertad, y en todo caridad.
----------Imágenes de nuestra época: la China comunista, régimen totalitario fundado en la mentira de la utopía de una sociedad sin Dios y prescindente de la Ley Divina y Natural; la Santa Sede gobernada por el papa Francisco que vuelve a cometer un error (pastoral, de gobierno) similar al de la Ostpolitik del papa san Pablo VI, renunciando a proclamar la verdad sobre la malicia intrínseca del comunismo, y la traición de la Chinapolitik sume en la peor de las persecuciones a los fieles católicos chinos; repentinamente la epidemia de la Fiebre China, el Coronavirus, que cobra sus primeras víctimas europeas y comienza a hacerse pandemia precisamente en la Italia cuyo Primado es el Obispo de Roma...
----------La pregunta final es: ¿Tienen o no estas imágenes de nuestra época una relación intrínseca?... Tengo mi opinión, y trataré de expresarla con la mayor claridad y orden que me sean posibles, en las próximas reflexiones.

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